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El clan Uchiha por BlackHime13

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Notas del fanfic:

Pues, este oneshot fue inspirado por el resultado a varias encuestas que hice hace poco en twitter.

Los personajes no me pertenecen a mi sino a Kishimoto-sensei (=^w^=)

Notas del capitulo:

No tengo gran cosa que decir, solo que espero que os guste nwn


PD: es un AU medieval-Fantasia y el mpreg se menciona, no es explícito (=^w^=)

El clan Uchiha es conocido, entre otras muchas cosas, por sus tatuajes. Símbolos marcados sobre su piel los cuales señalaban su estatus, poder, etc.


Después de una guerra contra otro clan, los caballeros trajeron consigo a un gran grupo de familias, junto a una considerable cantidad de doncellas y donceles. Varones de distintas familias del clan observaron con detenimiento a todos y cada uno de ellos, decidiendo dónde serían enviados. La mayoría de familias servirían como mano de obra en los hogares de estas casas. Para reconocer a qué familia pertenecerían, cada uno fue marcado en su hombro izquierdo con el símbolo correspondiente.


Una vez seleccionados, las doncellas y donceles restantes, aquellos quienes no mantenían ningún tipo de relación romántica, fueron llevados a la "casa de subastas", cuyo nombre era algo engañoso a decir verdad.


La casa de subastas fue creada generaciones atrás con el propósito de educar a mujeres y hombres por igual sobre todo lo que necesitaban saber a cerca del cuidado del hogar y sobre cómo satisfacer a sus futuros esposos. Todo doncel y doncella debía trasladarse a la posada una vez cumplían los doce años, siendo entonces educados hasta llegar a la edad de 15 años, llegados a ese punto serían presentados en sociedad y entonces varones de todo el clan les conocerían con la finalidad de encontrar con quién desposarse.


En un principio, las negociaciones se llevaban a cabo entre el varón y la anfitriona de la casa. Sin embargo, con el pasar de los años comenzaron a permitir que tanto donceles como doncellas opinaran y rechazaran o aceptaran las proposiciones que les llegaran de los varones. De esa forma, dejando el dinero a un lado, las relaciones creadas posteriormente eran mucho más fructíferas.


La única razón por la cual los varones debían presentar una oferta monetaria era para demostrar sus recursos con tal de asegurar que los habitantes de la casa no acabarían en un hogar donde vivirían una vida difícil. Cierto que esto podría dar a entender que solo la clase alta serían capaces de encontrar pareja, sin embargo muchos donceles y doncellas, aquellos quienes sentían pasión por algún oficio como la repostería o la confección de ropa, decidían desposarse con un varón que compartiera sus aficiones, a quienes pudieran ayudar con sus negocios de ser posible.


El dinero que obtenían de los varones no era considerado como una venta, sino más bien una donación. Era gracias a ellos que en la posada podían vivir tantas personas sin tener problemas para cuidar de todos y cada uno de ellos.


El nombre causaba confusión a aquellos quienes no conocían lo que realmente sucedía, el propósito del lugar, y el clan era el objetivo de varios ataques por parte de otros clanes y reinos.


Era cierto que podrían explicar la situación, no obstante a lo largo de los años comprendieron que aquello no serviría de nada. Sus tradiciones y costumbres eran diferentes y por ende mal vistas por los demás. Después de varios intentos, dejaron de intentar que les comprendieran y se centraron en mejorar su milicia con el objetivo de protegerse de los ataques externos.


El hecho de que ganaran varias batallas y guerras les creó una reputación de seres violentos y sin escrúpulos, de esclavistas, personas que destruían clanes y reinos para su beneficio. Algo completamente alejado de la realidad. Todas las personas que sobrevivieron a las peleas solo necesitaron un tiempo observando a su "conquistadores" para comprender lo diferente que era la realidad de todas aquellas historias que habían escuchado sin cesar desde su más tierna infancia.


Es por ello que todas aquellas personas no tardaron en adaptarse y aceptar las costumbres y tradiciones del clan Uchiha.


Con el pasar de los años, el clan esparció su territorio considerablemente y para cuando lo notaron, gran parte del continente, sobre un tercio del total, les pertenecía. Por su gran influencia y poder militar, los clanes restantes ya no les atacaban con tanta frecuencia, reconociendo las pocas probabilidades que tenían de ganar, no obstante todavía existían algunos reinos los cuales continuaban con sus creencias erróneas sobre ellos y permanecían odiando y atacando a los Uchiha, solo para seguir perdiendo, lo cual alimentaba su desprecio todavía más.


Aquella fue la 5ª guerra que mantenían con el mismo clan, la cual fue la última dado que el número de guerreros y soldados que les quedaban fueron menguando considerablemente con cada batalla hasta que todos perecieron en combate.


La mayoría de los civiles del clan tomaron la decisión de terminar con sus propias vidas antes que ser tratados como esclavos por los Uchiha. Los que quedaron, no más de 150 personas, fueron llevados a la capital donde recibieron información que se les hizo increíblemente difícil de creer. Observando el actuar de las personas en todos los pueblos y ciudades donde se iban deteniendo, comprendieron lo equivocados que habían crecido respecto a lo que sus líderes trataban como a sus enemigos.


Creyendo durante tanto tiempo las mentiras de sus dirigentes, odiando sin motivo real a un clan que vivía lo más pacíficamente que podían, se sintieron avergonzados de sí mismos y rabiosos con sus antiguos líderes los cuales les hicieron sufrir constantes batallas por un odio infundado y sin sentido. No pudieron evitar sentirse agradecidos para con los Uchiha cuando, a pesar de todo lo ocurrido, estos les aceptaron en su clan.


Familias enteras consiguieron trabajo y un lugar para vivir mientras que los más jóvenes fueron dirigidos a otro lugar: varones a una casa de oficios donde encontrarían un trabajo al cual dedicarse; donceles junto a las doncellas fueron a la casa de subastas, nombre que les inquietó hasta que oyeron la historia del lugar.


Llevaban una semana viviendo en aquella enorme posada tradicional, tiempo que habían dedicado a aclimatarse al lugar.


Aquel era el 1r día donde sus lecciones comenzarían finalmente y ella se sentía nerviosa a más no poder. Con un suspiro profundo se adentró a la sala indicada y allí vio a sus dos mejores amigas: Ino y Hinata.


La primera era una joven rubia de cabello largo atado en una cola alta cuyos ojos azules y piel pálida llamaban la atención de todos aquellos quienes posaban sus ojos sobre su persona.


La otra joven poseía unos únicos orbes blancos que combinaban a la perfección con su oscuro y largo cabello. Su personalidad era la de una doncella tímida y dulce lo que contrastaba con la joven rubia la cual era decidida y muy atrevida.


-¡Sakura! –la llamó Ino de forma entusiasmada y ella se acercó con una sonrisa en los labios. Su largo cabello rosado ondulaba con la ligera brisa que corría por la habitación y sus orbes jade brillaban gracias a la luz del sol que se colaba por la ventana. La joven se sentó junto a sus amigas las cuales le devolvieron la sonrisa.


-¿Nerviosas? –Inquirió ella recibiendo asentimientos de cabeza como respuesta.


Ella suspiró y asintió para indicarles que se sentía de la misma forma que ambas, pero antes de que pudiera volver a hablar, la misma puerta por la cual ella había entrado minutos antes volvió a abrirse y por ella entró un joven rubio de ojos zafiro y piel tostada. Su atractivo era innegable, no obstante ella no pudo evitar fruncir el ceño en ligero disgusto cuando sus ojos se posaron sobre las cicatrices que adornaban las mejillas del muchacho. Este se paró al frente de la sala y les sonrió a todos ampliamente.


-¡Buenos días! –exclamó con entusiasmo. –Me llamo Naruto y seré el encargado de enseñaros sobre las costumbres y tradiciones del clan. –se presentó sin borrar su sonrisa.


El rubio esperó unos segundos hasta que todos asintieron y uno por uno se presentaron.


-Bien. Sé que os contaron la historia de esta posada cuando llegasteis, pero me gustaría que cualquier duda que tengáis me la hagáis saber ahora. –indicó y durante los siguientes minutos se dedicó a responder preguntas de las diferentes jóvenes del grupo.


Sakura no prestó atención puesto que ella ya sabía todo aquello. Sus ojos se cruzaron con los de Ino y ambas no pudieron evitar soltar una risita burlona. Hinata por su parte, apartó la mirada del doncel, y las miró sin comprender su actuar.


-Lo siento Hina… solo pensaba lo triste que es. –murmuró ella tapando con su mano la sonrisa que adornaba su rostro.


-¿Triste? –susurró ella sin entender.


-Bueno… Naruto parece ser muy amable, pero con esas marcas en sus mejillas es imposible que ningún varón se haya fijado en él. –continuó Ino.


-Eso no lo sabéis. –amonestó ella con el ceño fruncido.


-Es bastante obvio. Nos dijeron que a los 15 empiezan a recibir ofertas de varones, sin embargo él sigue aquí a pesar de ser varios años mayor que nosotras. –dijo la de ojos jade.


-¿Y qué? Quizás no ha aceptado ninguna oferta todavía o a lo mejor lo ha hecho, pero le gusta trabajar aquí. –mencionó Hinata quien se cruzó de brazos al tiempo en que las miraba con molestia.


-Lo siento Hina, pero pudiendo hacer cualquier otra cosa no creo que alguien se quede aquí. –comentó la rubia. La morena bufó enojada y dirigió su vista al frente de nuevo.


Justo en ese momento oyeron a otra joven preguntarle al ojiazul su edad y otra risita burlona escapó de sus labios cuando este respondió. "¿20 años y sigue aquí? Pobrecito…" pensaron ambas a la vez. Hinata chasqueó la lengua, claramente irritada con las dos por su actuar tan irrespetuoso. El par de doncellas se sobresaltaron cuando una mano chasqueó los dedos en frente de sus caras. Miraron al frente con rapidez y se encontraron con un par de orbes zafiro mirándolas con una ceja alzada.


-Me parecer estupendo que os lo paséis bien, pero prestad atención. –ordenó a la vez en que dejaba una hoja de papel sobre la mesa en frente de cada una de ellas. Las otras jóvenes se rieron al ver el rubor cubrir las mejillas de ambas al ser expuestas de esa forma. Ellas gruñeron algunos insultos entre dientes mientras miraban al mayor con disgusto.


-Lo tenéis merecido. –oyeron como la morena susurraba y ellas apretaron los puños con enfado.


-Como decía: ahí tenéis apuntadas todas las lecciones que impartimos. Tenéis cinco minutos para apuntar vuestro nombre y marcar las que queráis cursar. El mínimo son 4 y me da igual que solo os interese 1 o 2. Tienen que ser cuatro las que marquéis. Adicionalmente, todas asistiréis a clases de defensa personal donde aprenderéis lo básico sobre ataque y defensa por si algo llegara a ocurrir. –explicó y señaló para que empezaran.


La pelirrosa miró la hoja y se sorprendió al ver la cantidad de opciones disponibles: desde etiqueta y modales, pasando por cocina y repostería, seguido de confección y costura, además de baile, jardinería, herboristería y medicina… ¡incluso cuidado de infantes!


Con algo de duda marcó las que más le interesaban: medicina, etiqueta y modales, historia y baile. Su intención era llamar la atención de algún noble del clan y ella consideraba que aquellas eran las clases que más le servirían para cumplir con su propósito.


Miró lo que Ino había marcado y sonrió al ver las opciones: jardinería y economía doméstica. Comprendió la primera dado que a la joven le encantaban las plantas, pero no entendió la segunda opción. Ino notó su confusión y sonriendo señaló el reverso de la hoja.


-Aquí dice que economía del hogar incluye clases de cocina, lavandería, cuidado de niños, etc. Todo lo que necesita saber un ama de casa, pero algo más básico que lo que nos enseñarían si tomáramos las clases individuales. –le contó a la de ojos jade y esta asintió comprendiendo.


Miró hacia Hinata, pero no tuvo tiempo de preguntarle nada porque el doncel se acercó a recoger sus hojas. Después de revisarlas todas, volvió a sonreír ampliamente.


-Muy bien. En un par de días os daré la hoja con el horario que seguiréis durante los próximos meses. –anunció animadamente. Al mover su brazo izquierdo su kimono se desacomodó y la manga cayó, dejando la piel al descubierto.


-¿Crees que ha adelgazado hace poco? –le cuestionó a Ino en voz baja señalando lo holgada que le quedaba la prenda al ojiazul. Esta miró detenidamente al mayor y asintió puesto que todavía se podía notar la ligera redondez en las mejillas de este.


-Seguro que el estrés de seguir solo le ha pasado factura. –comentó ella de forma socarrona y la de orbes jade no pudo evitar soltar una risita.


Hinata las fulminó con la mirada, sin embargo no dijo nada, volviendo su atención hacia el único doncel de la sala y notó algo curioso. Con timidez alzó una mano y el rubio le sonrió al verla.


-¿Sí, Hinata? –se dirigió a ella quien se mordió el labio inferior con nerviosismo.


-Emm… ¿qué tiene en el brazo, Naruto-san? –inquirió ella con voz suave y floja. La sonrisa de él se amplió aún más si es que eso era posible.


-¿Esto? –indicó al tiempo en que se descubría el hombro por completo y ahí pudieron ver claramente el tatuaje de un pai-pai.


-¿Tiene algún significado? –preguntó otra mujer con curiosidad palpable en el tono de voz.


-Así es. Esta es una de las costumbres del clan. –comenzó a explicar. –Este es el símbolo que toda persona del clan debe llevar tatuado. –dijo Naruto.


-¿Eso significa que también lo llevaremos? –habló ahora una castaña de cabello corto.


-Sí. A lo largo de esta semana os llamarán para hacéroslo. –respondió y alzó una mano antes de que todas hablaran al mismo tiempo para quejarse, preguntar, etc. –Dejadme explicar. –pidió y todas asintieron. –El tatuaje es una forma de identificar a los miembros del clan y da igual en qué parte del territorio decidáis vivir. Con esto podréis encontrar un lugar donde vivir y un trabajo. Este es el básico que toda persona se hace a los 12 años o, en su defecto, durante el primer mes después de llegar al territorio si eres de fuera y decides residir y formar parte del clan. –finalizó con su explicación.


-¿Si ese es el básico, eso significa que hay más tipos? –cuestionó una pelirroja con gafas.


-Hay dos tipos más: el 1º es para las personas que trabajen para una familia noble donde debajo del tatuaje base se añade el kanji correspondiente a la familia a la cual pertenezcan. Servir a una familia es un trabajo para toda la vida, tenedlo en cuenta para vuestro futuro. –avisó seriamente y todas asintieron. –El 2º es parecido. Cuando aceptéis contraer matrimonio con un varón os tatuaréis su nombre como símbolo de compromiso y muestra de fidelidad. En la mayoría de casos solo se añade debajo del tatuaje base. –habló y ambas jóvenes miraron a la de cabellera oscura con sonrisas triunfantes puesto que el de ojos zafiro no tenía ese segundo tatuaje, probando lo que ellas ya sabían desde que le vieron entrar a la sala.


La resta de día la pasaron discutiendo sobre sus clases, lo nuevo que habían aprendido y sobretodo del pobre doncel rubio, aunque Hinata seguía defendiéndole con fervor.


Así pasaron varios días. Ya se habían acostumbrado a su nueva rutina cuando el de orbes como el mar se acercó a ellas durante la hora del desayuno en el salón principal de la posada.


Él las saludó con una sonrisa, cosa que ellas respondieron con un ligero asentimiento de cabeza. El verle tan temprano en la casa, solidificó lo que ambas creían del mayor: que este seguía viviendo allí y, por ende, no tenía ni pareja ni familia.


-¿Ocurre algo? –preguntó tímidamente la morena.


-No es nada malo. Solo quería avisaros que es vuestro turno para haceros el tatuaje. Cuando acabéis de desayunar os acompañaré a la sala correspondiente. –anunció y las tres asintieron con rapidez, entusiasmadas porque al fin les tocara.


En menos de cinco minutos, cosa que divirtió al doncel, ellas ya habían terminado y una vez recogieron sus platos y se los entregaron a quienes tenían el turno de limpieza, salieron de la estancia. Recorrieron varios pasillos, todavía maravilladas por la belleza de aquella posada, siguiendo al de ojos zafiro el cual no borró su sonrisa en ningún momento.


Pronto se detuvo frente a una puerta corredera y sin decir nada la abrió. La habitación era sencilla con su elegante tatami, acogedoras paredes, bonitos cuadros de tela… sin embargo su atención no se encontraba en ninguna de esas cosas, esta se enfocó sobre los utensilios colocados cuidadosamente sobre la mesita de té y los dos taburetes junto a esta. La persona que les tatuaría no se encontraba allí, no obstante Naruto no parecía preocupado. Este simplemente les indicó que se acomodaran para a continuación marcharse de allí.


Pasó un rato, que les pareció una eternidad, aunque realmente no llegó ni a los diez minutos, hasta que la puerta fue abierta de nuevo. En esta ocasión, por ella entró el varón más atractivo que jamás hubieran visto, o al menos aquello pensaron la rubia y la de cabellos melocotón.


Hinata admitía para sí misma el atractivo de aquel hombre con su cabello negro azulado, penetrantes ojos como la noche, piel de porcelana y cuerpo bien trabajado, sin embargo sus pensamientos no eran más que una opinión objetiva no como el de las otras dos mujeres las cuales habían perdido la compostura rápidamente y se encontraban prácticamente salivando por el mayor.


-¿Con quién empiezo? –inquirió el varón con voz profunda y aterciopelada, pero en un tono bañado con claro desinterés.


Sin decir nada, la morena se sentó en el taburete adyacente al cual el más alto había reclamado para sí. Notó las miradas de odio de ambas, solo que ella simplemente bufó y rodó los ojos en respuesta. Por el rabillo del ojo le vio sonreír de lado con cierto toque de diversión y ella comprendió que la situación no se le había pasado al de ojos brunos.


Este le acomodó mejor la ropa para dejar el hombro de ella al descubierto, pero nada más, y procedió a hacer su trabajo en lo cual no tardó tanto como Hinata había imaginado. Claramente el mayor tenía experiencia y llevó a cabo la tarea sin dudar ni cometer el más mísero error.


Pronto se vio con un nuevo tatuaje finalizado, el cual adornaba su pálida y fina piel, siendo vendado con cuidado por el varón. Con voz suave le agradeció, a lo cual él asintió levemente, y se levantó. Casi no tuvo tiempo de apartarse cuando las otras dos jóvenes prácticamente se lanzaron sobre el asiento que acababa de desocupar.


Ino se hizo con el lugar por poco, cosa que enojó a la pelirrosa enormemente, no obstante se consoló sabiendo que ella también tendría su oportunidad para estar cerca de tan impresionante hombre. Hinata se sintió avergonzada por el actuar de ambas. El verlas tan desesperadas por conseguir la atención del varón era algo sumamente patético. Sus acciones incluso estaban impidiendo que este realizara su trabajo rápida y eficientemente, dado que ambas se movían cada dos por tres, lo que ocasionaba que él tuviera que parar con tal de no cometer un error irreversible.


Ella pudo notar la irritación crecer en el moreno, algo palpable cuando una de sus cejas se movió ligeramente en un tic nervioso y su ceño se iba frunciendo cada vez más. Las otras dos parecían no notar nada de aquello, demasiado absortas en su ristra de preguntas hacia él y su relato sobre ellas, sus gustos y habilidades.


Por fin, la morena sintió que todo había acabado, que podría marcharse de allí después de lo que a ella le pareció una eternidad, cuando le vio vendar el tatuaje de Sakura y empezar a recoger sus utensilios. Lamentablemente este se detuvo ante algo que la de ojos jade comentó. Esta, al notar que el varón estaba por marcharse y sus intentos y los de Ino solo lograron sacarle algo de información básica (como: su nombre, Uchiha Sasuke; su edad, 22 años; profesión, coronel del ejército y entrenador del mismo; posición, 2º hijo de los líderes del clan…) entró en pánico y dijo lo primero que se le vino a la mente con la esperanza de lograr llamar la atención de aquel magnífico espécimen de ser humano.


-¿Naruto? –pronunció el de ojos como la noche. Ella se envalentonó al notar como este se había detenido y ahora la miraba con una ceja alzada.


-Sí, el rubio ojiazul que trabaja aquí. –mencionó ella sonriendo complacida al tener su atención.


-¿Qué pasa con él? –inquirió el varón frunciendo el ceño.


-Bueno, ya sabes… es triste que a su edad siga solo. Aunque no me extraña… con esas horrendas cicatrices en sus mejillas no hay forma que algún varón decente se haya fijado en él. –comentó ella con tono de voz burlón.


Ino también se rió y cuando notó la mirada del mayor sobre ella añadió su propia opinión sobre el doncel, como lo mal que le quedaban los kimonos o el hecho de que era evidente su problema de peso.


Hinata por su parte bufó enfadada, no creyendo que siguieran insultando al rubio a pesar de que este no había sido nada más que amable con ellas desde el primer momento.


Sasuke estaba por interrumpirlas y decir algo cuando la puerta se abrió de golpe, sobresaltando a los ocupantes de la estancia.


-¡Teme! –exclamó el doncel de quien habían estado hablando en ese momento.


Tanto rubia como pelirrosa mostraron una expresión de enojo ante lo que acababan de oír. ¿Cómo se atrevía ese ser a insultar al varón? Para su sorpresa y confusión, este solo bufó con diversión y sonrió de lado al tiempo en que volvía a guardar el resto de sus cosas en una bolsa.


-Dobe. –respondió este, lo que ocasionó que las dos mujeres sonrieran, excepto la morena la cual miró a ambos hombres con una ceja alzada, entre confundida y curiosa por el hecho de que ninguno se ofendió al ser insultado por el contrario.


-¡No me dijiste que ibas a venir hoy! –se quejó el doncel el cual infló los mofletes, haciendo un berrinche. Sakura e Ino rieron, pensando que el rubio se veía patético al intentar llamar la atención del de ojos brunos actuando como un crío. Hinata bufó, dado que sabía lo que ambas pensaban y ella estaba convencida de que las verdaderas desesperadas eran ellas dos no el ojiazul, además que a ella se le hizo un gesto adorable opinión que al parecer el varón compartía dado que gracias a la posición en que ella se encontraba sentada respecto al más alto, pudo ver como los orbes negros brillaban con lo que reconoció como ternura.


-Se suponía que mi copia barata iba a venir. –contestó a la vez en que cerraba la bolsa, habiendo terminado de guardar todo en su interior.


-¿Sai? ¿Y por qué no vino? –inquirió Naruto ladeando la cabeza levemente a un lado, gesto absolutamente lindo, aunque solo dos personas en aquella estancia lo veían de esa forma.


El varón soltó otro bufido divertido y se levantó para a continuación acercarse hacia el doncel. Solo Hinata vio el brillo malicioso en los ojos carbón y entendió lo que sucedía poco después, cuando el más alto rodeó la cintura del de ojos como el mar y con cuidado se acercó hasta besar sus labios color fresa de forma dulce y casta.


-Dobe, el mapache se puso de parto anoche. –dijo en un tono de voz suave. El más bajo abrió los ojos de sobremanera para luego hacer otro puchero.


-Nadie me dijo nada. –susurró Naruto algo inquieto. El moreno le besó la frente castamente para llamar su atención.


-Sabes mejor que nadie que solo la familia recibe la noticia y aún así, la única persona que puede estar ahí junto al médico es el esposo. ¿O no lo recuerdas de cuando nacieron nuestros bebés? –comentó el más alto con voz tranquila, no obstante la morena notó la mirada socarrona y maliciosa que este dirigió en dirección a las otras dos mujeres las cuales miraban la escena estupefactas. Hinata rió ante la estupidez de ambas. Ellas se habían enfocado tanto en buscar y criticar cada pequeña cosa del rubio que no notaron ninguno de los detalles importantes.


Ahora que sabía en qué fijarse, la morena comprendió que el cambio de peso se debía a que el doncel había dado a luz no hacía mucho y el que el kimono le quedara holgado seguramente se debía a que este le pertenecía al varón presente, dado que la similitud entre ambas prendas era innegable.


Sin poder evitarlo, miró a sus amigas con una sonrisa socarrona en su fino rostro, disfrutando de las caras horrorizadas de las dos. Sintiéndose algo vengativa decidió humillarlas un poco más, sobretodo porque durante toda la semana ella tuvo que oírlas decir cosas terribles del maravilloso ojiazul y quería hacerlas pagar un poco por ello.


El rubio en cuestión parecía metido en su conversación con el más alto por lo que no notó el cambio en las mujeres presentes, aunque el de ojos carbón sí lo hizo y su sonrisa maliciosa se amplió al percatarse del brillo en aquellos peculiares orbes como la nieve misma.


Él se percató como previamente la mujer había sido la única en no compartir la opinión de las otras dos respecto a Naruto e incluso la vio poner cara de disgusto y apretar los puños y los labios, claramente aguantando las ganas de hacerlas callar. Por ello asintió sutilmente como señalándole que podía proceder con lo que maquinaba. Ella sonrió más ampliamente y asintió en respuesta.


-Naruto-san. –llamó al rubio quien no tardó en dirigir su mirada hacia la joven.


-¿Si, Hinata? –dijo él, ruborizándose al notar que por estar ensimismado con el moreno había olvidado por completo la presencia de las tres quinceañeras.


-No sabía que estuvieras casado. –comentó ella con una dulce sonrisa.


-¡AH! Como nadie preguntó debí olvidar mencionarlo. –habló para luego soltar una leve risita divertida por lo despistado que podía llegar a ser en ocasiones.


-¿Podrías contarnos un poco? –pidió amablemente la morena y el doncel sonrió lleno de felicidad. Amaba cuando le pedían contar su historia con el varón. Se encontraba tan contento que no notó las caras frustradas de las otras dos jóvenes presentes.


-Veamos… Sasuke y yo nos conocimos cuando éramos pequeños. Si no recuerdo mal teníamos… a ver… -frunció el ceño y se mordió la lengua ligeramente, intentando recordar aquello. El de ojos carbón sonrió y acercó su cuerpo con un brazo sobre la cintura ajena, teniéndolo pegado a su lado derecho.


-Tú tenías 5 años y yo 7, Dobe. –respondió Sasuke por él.


-¡Cierto! ¡Gracias, Teme! –exclamó el doncel, quien besó la mejilla ajena como agradecimiento por su ayuda. –Al principio no nos llevábamos muy bien que digamos, pero con el tiempo nos hicimos muy cercanos. Aunque yo creía que él solo me veía como a su molesto e hiperactivo mejor amigo, por eso me sorprendió muchísimo cuando el día que cumplí los 15 años él se presentó un minuto después de medianoche con una oferta para mí. –rió al recordar aquel día. Todo el mundo se despertó y observó la escena con estupefacción, sobre todo cuando la situación se convirtió en un caos absoluto poco después.


-Y me rechazaste. –mencionó Sasuke con una sonrisa ladeada.


-¡Teme! ¡Fue tu culpa por salir de la nada con semejante proposición! –se quejó el ojiazul.


-Dobe, toda la ciudad sabía de mi interés romántico hacia ti menos tú. –señaló el más alto quien pellizcó la mejilla del doncel de forma juguetona.


-Entonces… ¿cómo acabasteis casándoos? –cuestionó ella, divertida por el relato, aunque sus dos amigas no compartían sus sentimientos en lo más mínimo, ya que podía notar la envidia exudar por cada uno de los poros de sus cuerpos.


-Estuvimos como dos horas gritándonos, ambos frustrados con la situación: yo por no comprender lo que sucedía y él por mi falta de comprensión. –siguió explicando el rubio, el cual soltó una risita al recordar como los espectadores solo les miraban con sonrisas en sus rostros, acostumbrados a la forma tan peculiar en que ambos interactuaban. –Entonces Sasuke se cansó y me agarró del cuello. Yo creía que me iba a golpear o algo… cosa que no sería la primera vez en ocurrir. –vio a Hinata fruncir el ceño ante sus palabras y no pudo evitar reír con diversión. –Tranquila. Nos peleábamos constantemente, pero nunca con la intención de hacernos daño de verdad. Sasuke siempre hizo lo posible por ayudarme durante mi entrenamiento y lo mejor, es que jamás me trató como si fuese de cristal. Su forma de entrenar era, y sigue siendo, brutal, pero da resultados. No por nada nuestra milicia es de lo mejor. –aclaró sonriendo zorrunamente.


El varón sonrió orgulloso por las palabras de su esposo. La verdad es que le encantaba recibir halagos del rubio. Ella soltó una risita mientras que las otras dos apretaron sus puños con más fuerza, si es que era posible.


-El caso es que cerré los ojos, esperando un golpe que no llegó, o al menos no el que yo imaginaba. –rió al saber lo que sucedió luego. –Lo que hizo fue besarme hasta que ambos nos quedamos sin aliento y al separarnos me miró a los ojos y gritó:


-¡Maldita sea! ¡Quiero que te cases conmigo, Naruto! –le interrumpió el varón y los zafiros brillaron con emoción para a continuación soltar una adorable risita.


-Dijo eso exactamente. –habló cuando logró controlar su risa.


-No me quedó de otra. Con lo despistado que eres, si no hubiera sido tan directo, a día de hoy seguiríamos discutiendo y no nos habríamos casado. –comentó burlonamente el pelinegro a lo que se ganó que el rubio le sacara la lengua de forma infantil. Ella oyó a Ino y Sakura chasquear la lengua con obvia molestia, seguramente odiando el hecho de que ese no fuese el caso, pero decidió ignorarlas y centrarse en la pareja.


–Como iba a decir antes de ser interrumpido tan descortésmente. –dijo infantilmente cosa que hizo al varón rodar los ojos con diversión. –Unos meses más tarde nos casamos. Tuvimos a nuestro primer hijo, Sarumi, un año más tarde y hace tres meses nacieron los gemelos: Sana es nuestra hija y Ruka nuestro hijo menor. –finalizó el relato el más bajo de los dos con una sonrisa tan deslumbrante que rivalizaría con el mismísimo sol, además de que sus orbes zafiro brillaban con tanto amor que ella suspiró enamorada por lo que veía.


-¿Y el tatuaje? –curioseó Hinata, recordando lo que el doncel les explicó el día en que le conocieron sobre las costumbres del clan.


-¡AH! Sasuke quiso que no fuese como el de los demás por lo que sugerí algo un poco diferente. –ante esas palabras, el moreno apartó su kimono, dejando su pecho al aire y supo sin mirar como ambas doncellas casi babeaban con descaro por la imagen, mientras que ella las ignoró y se centró en observar la marca que reposaba justo donde el corazón residía: Naruto Uchiha en cursiva y haciendo la forma de un corazón.


Hinata comprendió que no lo vieron ese día porque el pecho del rubio se encontraba vendado y aquello seguramente se debía a que seguía lactando y la zona se encontraba sensible, por lo que le resultaría molesto si no lo llevaba cubierto apropiadamente.


-Debe ser difícil venir a trabajar con tres niños pequeños. –mencionó algo preocupada, no obstante también debía aclarar ese tema dado que era una de las razones que sus amigas utilizaban en sus argumentos: el hecho de que el doncel siguiera en la posada.


-En realidad solo estoy de voluntario. Vinieron mucho jóvenes y faltaba personal, por eso vine a ayudar durante los primeros días. –respondió Naruto sonriendo ligeramente.


-¿Cuál es tu trabajo entonces? –quiso saber ella y el rubio se ruborizó levemente.


-Soy profesor en el orfanato de la ciudad por lo que puedo llevarme a los niños conmigo o ir a verlos de ser necesario. Es conveniente el que nosotros vivamos como a cinco minutos tanto del orfanato como del centro de entrenamiento donde Sasuke trabaja. –fueron sus palabras y Hinata sintió completa admiración hacia el mayor.


-Dobe. Hoy viniste temprano así que podemos irnos ya. –habló el varón. Naruto asintió y después de despedirse de las chicas se marchó de allí junto a su marido, ambos con las manos cogidas y los dedos entrelazados, al tiempo en que rubio hablaba y moreno le escuchaba atentamente.


Hinata se levantó de su asiento y con tranquilidad estiró su cuerpo. Miró con una sonrisa satisfecha a Sakura e Ino, sabiendo que la historia que habían escuchado había estropeado todos sus planes y sueños para con el moreno mayor.


-Lo tenéis bien merecido por juzgar a alguien sin conocerle y sacar conclusiones precipitadas. –fue lo que dijo antes de encaminarse hacia la puerta y salir de allí, dejando a ambas con los ojos vidriosos y los puños apretados, sintiéndose completamente humilladas.


FIN

Notas finales:

Pues esto es todo nwn


Sé que a lo mejor debería haber avisado sobre la actitud de Sakura e Ino, pero... hubiera perdido la gracia de la historia si lo hacía, o al menos eso creí, además que desde el minuto uno que estaba deseando llegar al zasca que se llevarían ambas al saber la verdad X'D


Espero que os haya gustado y si tenéis algo de tiempo pasaros por mi pefil y a lo mejor hay algo ahí que os pueda llamar la atención (=^w^=)


PD: si os interesa participar en futuras encuestas, mi nombre en twitter es el mismo que aquí ;D


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