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Ni antes, ni después por lady_chibineko

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Título: Ni antes, ni después

Autor: Lady chibineko

Disclaimer: Todos los personajes de este fanfic pertenecientes a la serie de novelas de Harry Potter son propiedad exclusiva de su autora J.K.Rowling.

Advertencias: Este es un fanfic del tipo slash, lo que quiere decir relaciones chico-chico; si no es de agrado este tipo de lectura, por favor no sigan.

Dedicatoria: Este fic está hecho para el reto del cumpleaños de Harry, celebrado por 'La Mazmorra del Snarry', con el tema 'Imprevisto de Cumpleaños'

Prompt: Es cumpleaños de Harry, pero una noticia o acontecimiento inesperado provocará un giro de 180 grados a su vida.

~.~.~.~.~.~

Harry miró el contenido de la cesta y suspiró satisfecho.

Había sido suficiente para cumplir con todos los pedidos pendientes de la semana, y además había tenido el tiempo de darle algo de mantenimiento al huerto que cuidaba desde hacía ya poco más de dos décadas.

Se levantó del suelo, se sacudió la ropa de trabajo y se limpió las manos lo mejor que pudo, para por fin emprender el camino de vuelta a su hogar.

A sus 39 años, el otrora conocido como salvador del mundo mágico, vivía sus días con una paz y felicidad que la verdad durante toda su niñez y adolescencia dudó algún día poder obtener. Era bueno saber que se había equivocado en ese aspecto de su vida.

Claro, no fue algo que viniese a él de inmediato, esto de vivir en paz y feliz. A decir verdad, el mundo y la vida en general le pusieron varias trabas por todo el camino, y eso que estamos hablando del tiempo posterior a la batalla final contra Voldemort y sus aliados.

Con Dumbledore muerto, Hogwarts en plena reconstrucción y un mundo mágico que había aprendido de la peor forma que dar por sentadas las declaraciones del Ministerio sobre como 'todo estaba bien' había sido, por decirlo de manera suave, el más grande de sus errores; de pronto todos los ojos voltearon hacia Harry, llenos de una esperanza que lo único que lograba era ahogar al muchacho.

¿Por qué lo miraban a él? ¡Él ya no quería ser responsable de nada! Apenas y había salido vivo de la batalla final, y estaba aún en recuperación ¡Por Merlín! ¡¿Es que nadie podía entender eso?! Él estaba agotado.

Pero al parecer, la respuesta a esa pregunta era no. Nadie lo notaba, y no a falta de Harry gritándolo a los cuatro vientos.

Bueno, afirmar eso no era del todo justo. McGonagall por su parte si escuchaba, e instaba a Harry más bien a terminar su educación mágica, lo cual tenía sentido para Harry. Tenía sus T.I.M.O.S, pero aún no había rendido un solo E.X.T.A.S.I.S, y teniendo en cuenta que no tenía la más puñetera idea de lo que iba a hacer con el resto de su vida, preocuparse de momento por conseguir alguno, no parecía tan mala idea.

Pero mientras la directora del emblemático colegio de Magia y Hechicería trataba de hacer que las cosas volviesen lo antes posible a un cierto grado aceptable de normalidad para sus estudiantes, incluido Harry; el resto del mundo mágico le pedía al muchacho que asumiese, de nuevo, las responsabilidades de un adulto.

La academia de Aurores había enviado un representante a hablar con él, al mismo tiempo que lo había hecho el Ministerio de Magia. Y ni que decir de los diarios mágicos que querían exclusivas, o de las docenas de fanáticos que buscaban tan siquiera tocarlo como si fuese un mesías.

Ante tal situación, Harry solo optó por una cosa. Refugiarse en lo que pasaba durante aquellos días como enfermería improvisada, mientras los ánimos se calmaban.

Fue así como descubrió que cierto mago de ropajes oscuros no estaba tan muerto.

De alguna manera Snape había sido encontrado apenas vivo, y gracias a varios hechizos y pociones, se mantenía así. Aunque en un profundo coma, del cual tardaría semanas en salir.

Durante todo ese tiempo, Harry lo tuvo como compañero de recuperación, y fue por eso que terminó siendo el primer rostro en recibir al maestro de pociones, cuando éste decidió retornar al mundo de los vivos y conscientes.

Y como Harry se mantenía feliz en aquél lugar, alejado de políticos, periodistas, fanáticos y demás; y también porque Snape descubrió que estaba más débil que un cervatillo recién nacido... pues ambos terminaron compartiendo mucho, pero mucho tiempo en la compañía del otro, para molestia del mago mayor. Mientras que al salvador del mundo mágico, aquello no parecía importarle gran cosa.

La verdad era que Harry tenía otras cosas que hacer con su tiempo, como ponerse al día con todos los libros de texto que McGonagall le proporcionaba día sí y día también al joven Gryffindor, además de las muy esporádicas visitas de sus amigos y los miembros supervivientes de la familia Weasley, de cuando en cuando.

Con todo, en algún momento comenzó a darse una suerte de comunicación entre Potter y su antiguo profesor de pociones, y esa suerte de comunicación fue pasando de a poco a charlas completas, a conocerse mejor el uno al otro, a hablar del futuro y tratar de hacerse a la idea de lo que podrían hacer a partir de aquél momento, ambos hombres, con sus vidas.

E increíblemente, tenían mucho más en común en esa área de lo que querían admitir.

La verdad era que ninguno de los dos tenía idea de que hacer en ese momento en adelante, pero sí sabían lo que NO querían hacer.

Harry no quería estar a cargo de nadie más que de sí mismo.

Severus ya no quería volver a enseñar.

Y bueno, tal vez si tenían idea de lo que querían... o una base de lo que querían en todo caso: Una vida sencilla, menos conflictiva. Paz. Ir a un lugar donde poder comenzar de nuevo, si es que aquello era posible.

Las conversaciones casuales fueron cambiando de tono con el pasar de las semanas. Las miradas pasaron de indiferentes a cordiales, y luego de interesadas a llenas de emoción. Y sí, Snape era 20 años mayor que su antiguo alumno, pero a esas alturas, a sus casi 18 años de edad (esos que estaba por cumplir en pocos días) Harry tenía un espíritu viejo, así que la verdad no le fue tan difícil aceptar el interés que Snape comenzaba a despertar en él.

No que el resto del mundo mágico, especialmente sus amigos, aceptasen su interés por el otrora profesor de pociones como algo realmente normal.

Pero la verdad a Harry solo le interesaba la opinión de una sola persona al respecto, y decidió darse el tiempo necesario para que dicha persona pudiese discernir lo que realmente sentía.

Tal vez por eso, luego de rendir los E.X.T.A.S.I.S que le correspondían, Harry no hizo mucho barullo antes de abandonar la enfermería.

Tan solo... que comenzó a volver de manera regular durante las horas de terapia física a las que Snape se veía sometido, con el fin de volver a tener control sobre su cuerpo tras el ataque de Nagini.

Y fue en una de esas sesiones, ya cerca del final del tratamiento del pocionista, que Harry (ya con 18 años cumplidos) decidió dar el 'siguiente paso'.

Una declaración, un beso... un suspiro resignado de parte de Snape y una risilla de parte de Potter; y el destino de ambos estaba de pronto sellado.

Así que el día que Severus Snape fue dado de alta, Harry llegó con una sonrisa genuina y un traslador, y sin que a ninguno le importase demasiado la opinión del resto del mundo, ambos desaparecieron tras pasar los límites de protección del castillo, los que habían sido recientemente restaurados a toda su gloria.

Harry había dicho que tenía una sorpresa, cierto; pero Snape no soñó siquiera con aquello.

Una pequeña casa recién comprada en el pequeño pueblo mágico que se encontraba en la isla de Samphrey, isla que contaba con 66 hectáreas de extensión en el archipiélago de Shetland en Escocia.

Era un lugar pacífico, con apenas un puñado de brujas y magos viviendo allí, y que los muggles creían firmemente que estaba deshabitada.

- Yo no quiero ser responsable de más vidas que de la mía, y tú no quieres volver a pisar un aula de clases. Creo que lo ideal sería reinventarnos, y éste lugar es tan bueno como cualquier otro para hacer eso.

La mirada que le dirigió Severus fue una mezcla de incredulidad, alivio, admiración y afecto que Harry en verdad, nunca antes, había recibido de otra persona. Y la sensación que le produjo en la boca del estómago fue tan espectacular que en ese momento, no pudo hacer otra cosa que implorar que no fuese la última vez.

Y así ambos se instalaron en la pequeña casa, que pasó a ser poco tiempo después el pequeño hogar de los dos hombres.

Y si al final Harry pasó a cuidar de alguien más además de sí mismo, y Severus tuvo un último alumno al cual enseñarle no solo cuales era los principales ingredientes de pócimas que podían cultivarse en casa, sino también su correcto cuidado, colecta y procesamiento... pues bien, ese era asunto de ellos dos y de nadie más.

Aunque por supuesto, no pasó mucho tiempo antes de que el resto del mundo mágico (representado inicialmente bajo la forma de Hermione Granger y Ronald Weasley, y seguidos luego del resto de los Weasley, los ex compañeros de colegio de Potter y el profesorado de Hogwarts, así como autoridades del mundo mágico en general) terminasen metiendo sus narices en donde nadie los llamaba.

Comenzó con Ron moviendo los brazos de manera frenética mientras trataba de hacerle entender a Harry el 'error' que estaba cometiendo. A lo cual el aludido solo rodó los ojos.

Hermione trató de arreglarlo con un argumento más 'sólido'.

- Es 20 años mayor que tú, Harry. Eso sin contar que estudió junto a tus padres.

Harry sonrió, recordándole gentilmente a Hermione (y por lo tanto a Ron) que ellos eran magos, que 20 años de diferencia en realidad no significaba tanto en su caso particular, y ¿Qué acaso Ron, tú no me contaste que tu tía Gertrud era como 38 años mayor que tu tío Dolvac, y que sin embargo ya llevagan como 50 o 60 años de feliz matrimonio y esperaban cumplir aún algunas décadas más de aniversarios?

Hermione suspiró, aceptando su derrota. Ron renegó el que estuviesen usando las historias de su propia familia en su contra.

Al resto, la verdad ni Harry ni Severus les prestaron mucha atención, siendo que en la lejanía de la isla, las protestas y recolecciones de firmas y tristes espectáculos mediáticos, poco importaban; sobre todo teniendo en cuenta que entre el dinero combinado de Harry y Severus (y no Severus, el que mi bóveda tenga más que la tuya no es algo relevante a estas alturas) ambos podían vivir dos o tres vidas completas con total comodidad sin volver a levantar un dedo para lograrlo.

Lo cual fue conveniente mientras las aguas se calmaban y Severus ganaba de nuevo no solo la fluidez en sus movimientos en el día a día, sino también su motricidad fina a la hora de ejercer la profesión en la que se había destacado: la elaboración de pociones. Pociones delicadas, difíciles, simples, laboriosas, sencillas... eso no importaba, Severus Snape era el mejor.

Luego de eso, se añadió un ala al frente de la pequeña casa que se transformó en el área de trabajo del pocionista, con vitrinas llenas de pociones para el día a día, y un recibidor, además de un área para la preparación de las pociones. El jardín de la parte de atrás fue transformado en una no tan pequeña huerta, y al lado se construyó un invernadero y también un vivero, ambos de proporciones razonables.

Y antes de lo esperado, se corrió la voz de que Severus Snape estaba de nuevo en el negocio, y alguien solicitó un par de pociones de difícil elaboración. Y ahora más de 2 décadas después, Harry vivía un verdadero sueño.

Tenía a su lado al hombre que amaba, aun veía de vez en cuando a sus amigos, su vida era cómoda y pacífica...

¿Qué más podía pedir?

~.~.~.~.~.~

- ¿Están listos esos dientes de león?- preguntó Severus sin quitar la mirada del caldero que revolvía de manera rítmica y lenta, en dirección de las agujas del reloj.

- Ya casi... ya casi... y... ¡Listos!- fue la respuesta de Harry, mientras llevaba la bandeja con los tallos trozados en cortes perfectos de medio centímetro, y la ponía a la derecha de Severus en la mesa de trabajo.

Tres vueltas del cucharón después, Severus añadía los tallos trozados, revolvía 5 veces más, tapaba el caldero y bajaba el fuego al mínimo. La pócima necesitaba estar al fuego 5 horas más, ya sin revolver; antes de reposar por otras 15 horas, para luego ser embotellada.

Sin más que hacer, el hombre mayor posó la mirada en la sonrisa coqueta de aquél con quien llevaba compartiendo su vida por los últimos casi 22 años, y el apellido desde hacía una década.

La sonrisa de Harry se acrecentó.

- ¿Listo para cerrar?- preguntó con la emoción pintada en el rostro.

Severus rodó los ojos, solo por el gusto de hacerlo.

- Cerrando cuando apenas es medio día. Lo que hago por ti, mocoso.

- Ni tan mocoso.- respondió el aludido con un ligero tonito de petulancia, mientras alzaba la nariz.

Severus volvió a rodar los ojos.

- El que esté cumpliendo hoy 40 años, está completamente fuera de la discusión si igualmente va a seguir comportándose como un chiquillo de 20, Potter.

La sonrisa traviesa volvió a los labios de Harry.

- Como estoy seguro de que esa afirmación incluye lo que hicimos esta mañana, lo tomaré como un cumplido. Y hasta donde yo recuerdo, mi apellido es Snape.- fue la réplica altanera, traviesa y provocadora.

Y la mirada evaluativa que lo recorrió de pies a cabeza, fue toda la respuesta necesaria para saber que podía declararse el ganador de ese round.

Dándose la media vuelta, se dispuso a ir a cerrar la puerta de entrada de la tienda de pociones que hacía de frente de la casa, cuando se vio obligado a detenerse un momento debido al ligero mareo que lo atacó.

Llevaba sufriéndolos desde hacía unos días, tal vez una semana... o tal vez dos; pero no había querido molestar a Severus con ello, por lo menos no hasta después de su tradicional día de celebración de cumpleaños. Sí, era un motivo tonto e irresponsable para dejar su salud de lado, pero para Harry aquello era lo de menos.

Era SU cumpleaños, y no cualquier cumpleaños. Era su cumpleaños número 40, el inicio de otra década, lo que quería decir un extra en todo el itinerario habitual: sexo mañanero, desayuno en la cama, trabajar solo hasta la una de la tarde (en este caso solo hasta medio día), un almuerzo especial preparado ni más ni menos que por su esposo, un paseo por la isla y finalmente acabar el día acurrucados en el sofá, abriendo los regalos y las tarjetas enviados por amigos cercanos y algunos no tan cercanos, junto a un par de humeantes tazas de té.

Apenas iba a la mitad de la lista, y no iba a dejar que algunos estúpidos mareos... y quizás un par de ataques de nauseas, arruinasen su día. Ya mañana podía ir con la sanadora Whitefeather, si es que la mujer no se encontraba demasiado ocupada.

A todo esto, le dio una mirada a Severus. El hombre estaba demasiado embebido en chequear que la textura y color de la poción en preparación fuesen los adecuados, así que no se había enterado de nada.

Bien.

Tomó aire y fue a cerrar la puerta, y estaba por voltear el cartel de abierto a cerrado, cuando un joven mago apareció de improviso y casi lo mata de un susto.

- ¡Espere por favor! ¡No cierre!- clamó desesperado.

El barullo definitivamente llamó la atención de Severus, quien se acercó rápidamente a la puerta.

- ¿Puedo ayudarlo en algo?- preguntó con el mismo tono de voz con el que había hecho llorar a docenas de alumnos de primer año en sus días como profesor.

El otro mago pareció empequeñecerse ante el tono usado, pero pronto comenzó a hablar.

- M-mi nombre es Dave Danvers. El ginecomago Cadwell me recomendó venir con usted ¡Es realmente urgente!- señaló presentando entonces un pedazo de pergamino que sacó de algún bolsillo entre sus túnicas.

Severus leyó el pergamino y sus ojos se abrieron con sorpresa.

- ¿Un embarazo mágico masculino? No había sabido de uno en años.- señaló el pocionista, antes de cabecear un asentimiento- No he hecho las pociones recientemente, pero no creo tener problema para tener todo listo de aquí a 10 días. Sin embargo, dependiendo del precio de los ingredientes se fijará el precio final de la batería de pociones necesarias para su caso ¿Está usted de acuerdo?

El joven mago asintió con alivio, asegurando que el precio era lo de menos, que la salud de su novio era todo lo que le importaba. Y tras unos pocos últimos detalles, el hombre se retiró, prometiendo volver en 10 días, antes de desaparecer mediante traslador.

Tras ello, Severus aprovechó para cerrar la puerta tras poner el cartel de cerrado, aunque antes de siquiera pensar en dar por concluido el día, el pocionista sacó el cuaderno donde apuntaba los ingredientes necesario para su próxima compra (la cual coincidentemente caía al día siguiente) y anotó un gran número de ingredientes nuevos a la lista.

Harry tragó.

- Sev...- llamó con voz algo insegura.

- ¿Hmmm?- fue la distraída respuesta.

- ¿Desde cuándo los magos se embarazan?

El hombre de ojos negros alzó la mirada llena de confusión.

- ¿A qué te refieres con 'Desde cuándo'? Desde que existe la magia, por supuesto ¿Qué acaso no te lo?... Oh, cierto. No tuviste un séptimo año muy normal que digamos.

- ¿Qué significa eso?- preguntó Harry.

Severus dejó la pluma en el tintero a un lado, y pareció sopesar lo que estaba a punto de decir.

- Bueno, si hubieses tenido un último año normal en Hogwarts, entonces Poppy te hubiese llevado junto al resto de leones de séptimo a la enfermería, y hubiese dado la misma vergonzosa charla sobre embarazos masculinos que impartía año a año. No que sea algo necesario... Excepto por el hecho de que no tuviste contacto con el mundo mágico hasta que cumpliste los once, así que tal vez hubiese sido buena idea que te la diesen ¡En especial teniendo en cuenta lo poderosa que es tu magia! Y el hecho de que al parecer, no eres indiferente a especímenes de tu propio sexo. A las pruebas me remito.

Esas palabras, aunadas a la seriedad con que estaban siendo dichas, hicieron que Harry soltase una carcajada que pareció romper la tensión que sentía por dentro.

- ¿Qué quieres decir exactamente con eso?- preguntó Harry, ahora con una sonrisa adornando su rostro.

- Bueno, la premisa básica es que para que un mago termine embarazado, la magia es el único medio para lograrlo... además de la colaboración de otro mago, claro; pero eso se sobreentiende. A mayor capacidad mágica, mayor es la probabilidad de que esto ocurra.

- Oh...

- Sin embargo, como es obvio, no siempre sucede. Llevamos 22 años cogiendo como conejos, mocoso; y eres el 'Salvador del mundo mágico' y todo eso.- señaló Severus haciendo comillas con los dedos- Así que...

- Ajá.- fue la respuesta escueta y distraída de Harry, quien de pronto se veía muy pensativo, mientras fruncía el entrecejo, clara señal de que estaba sopesando algo.

- ¿Harry?

Asustados ojos verdes, llenos de esperanza, se posaron en los ojos oscuros del pocionista.

- Llevo una... o dos... tal vez 3 semanas con estos mareos. Y... y... ¡Realmente no soporto el olor del perfume de Aruna de un tiempo a ahora!... y...yo...

Severus sintió el aire escapar de sus pulmones, antes de voltear hasta donde estaban algunas pociones base para lograr otras con apenas unas gotas añadidas de una cosa por aquí y otra por allá.

Harry observó el vial con líquido carmesí ser puesto frente a él.

- ¿Qué... es eso?- preguntó confundido.

- Prueba de embarazo simple para magos. Ahora se un buen chico y orina en ella.

- ¿Ahora?

- No, la próxima semana ¡Por supuesto que ahora! ¡Al baño!

Y Harry se dejó empujar al baño, vial en mano.

- ¿De qué color se pone si es negativo?- fue la pregunta hecha 10 minutos después al otro lado de la puerta cerrada.

Severus, a quien los nervios casi se lo estaban comiendo, parpadeó perplejo.

- De ningún color, Potter. Negativo no cambia el color de la poción ¿Por qué? ¿Cambió?

La falta de respuesta fue respuesta suficiente. Severus entró al baño sin apenas esperar un segundo más.

El líquido contenido en el vial se mostraba de un brillante color turquesa, y Harry lo miraba anonadado desde el punto en el que estaba sentado en el piso.

Severus se sentó a su lado, y con delicadeza tomó la mano derecha de Harry en su izquierda.

- ¿Por qué ahora, Sev? Llevamos 22 años juntos ¿Por qué ahora?

Severus pareció pensarlo por un rato.

- Han habido casos antes. No muchos, 2 ó 3, de hombres que tardaron años en quedar embarazados a pesar de tener vidas sexuales activas. Eran magos realmente poderosos, y los estudiosos dicen que cuanto más poderoso el mago, es más factible que su magia escoja el momento adecuado para formar una familia. Ni antes, ni después... sino el momento justo. Supongo que es el momento justo- y allí estaba, esa mirada llena de incredulidad, alivio, admiración y afecto- ¿Lo es, Harry?

El salvador del mundo mágico no tuvo que pensarlo mucho.

Era feliz, vivía en paz y no le faltaba nada. Tanto él como Severus estaban en la cúspide de su adultez como magos, y con muchos años aún por delante.

Ni antes, ni después.

- Si... lo es.- la mano de Harry apretó con fuerza la de su esposo.

- Feliz cumpleaños, Harry.- susurró Severus contra su coronilla, mientras le regalaba un beso.

Definitivamente, era el momento perfecto.


The End


Notas de la autora:

¡Oh, wow! Literalmente, han pasado unos cuantos años desde que escribí mi último Snarry, así que gracias a las organizadoras de la Mazmorra del Snarry por este reto, porque hizo despertar ese lado dormido de mi muso ¡Y acabamos dentro del plazo! Últimamente ya no logramos eso con facilidad.

En fin, espero que haya gustado este pequeño oneshot, y feliz cumpleaños a nuestro querido Harry.

Mucho love.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)

~.~.~.~.~.~

Campaña de NO AL PLAGIO

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