Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SNS Week 2021 por shiki1221

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Día 2: Abrazos

A Naruto le encantaba abrazar a su novio. Cada mañana cuando abría los ojos lo primero que hacía era quedarse ensimismado en el rostro de su pareja. Las largas pestañas oscuras de Sasuke contrastando con esa hermosa piel blanca tan suya. Aunque no lo dijera en voz alta amaba ver esas mejillas sonrosadas por el calorcito compartido entre sus cuerpos. Muchas veces estaba tan absorbido por aquella imagen, a su parecer, angelical que no se daba cuenta cuando el otro despertaba. Siempre intentaba pedirle que se quedaran un poco más en la cama. Sin embargo, Sasuke se negaba a arruinar su rutina de levantarse a entrenar un poco antes de bañarse y desayunar. Aquellos hábitos daban sus frutos, su cuerpo estaba marcado en los sitios correctos. Tenía fuerza y agilidad.

―Anda, Teme quedémonos un ratito más ―pidió con su mejor carita de cachorro.

Esa expresión lograba derretir a cualquiera. La usaba con Tsunade, con los adultos y hasta con sus amigos. Muchos de ellos cedían luego de unos cuantos minutos de hacerles pucheros. Nadie podía resistirse a esa técnica infalible.

―No.

Nadie excepto aquel bastardo que tanto amaba. Viendo que sus peticiones quedaban en el olvido, era mejor pasar al plan B. Invocando el chakra del Kyubi hizo aparecer las colas para sujetar a su Teme.

―Sólo serán unos abrazos ttebayo ―aseguró con una voz lujuriosa.

Contrario a sus palabras la expresión en el rostro del rubio parecía de todo menos amistosa. Su sonrisa medio desquiciada y boca con algo de saliva le daba desconfianza. Mas, había una razón para estar así. Al sujetarlo con las colas del zorro pudo ver los primeros botones de la parte superior del pijama de Sasuke abiertos mostrando su pecho. Y al tenerlo sujetado por las muñecas y tobillos el otro se revolvía en la cama de una manera que lo hacía sentir un cazador. Tenía a su novio acorralado, con el rostro sonrojado por el esfuerzo y dos colas se movían “inconscientemente” entre sus ropas. Se relamió los labios al dejar descubierto el plano vientre. Se inclinó con intenciones de besarlo, pero un fuerte golpe lo mandó a volar.

―No me metas tus colas, pervertido ―se quejó Uchiha cubierto por la armadura del Susanno.

―¡No las metí! ―protestó viéndolo desde el suelo―. No me diste tiempo ttebayo ―agregó con voz muy baja.

―No me asaltes así, ¿qué obsesión tienes con abrazarme? ―preguntó el moreno mientras le daba un suave golpe con la almohada en la cabeza.

Esa era una buena pregunta. ¿Por qué le gustaba tanto abrazar al Teme? ¿Acaso era por su aroma fresco como la menta y suave como la vainilla? Comparándolo con comida le entraban ganas de intentar comérselo de nuevo, pero viendo ese gesto enfurruñado era mejor no tentar su suerte o dormiría en el sofá. Naruto se subió lentamente en la cama y apoyó la cabeza en las piernas del otro, mostrando una sonrisa divertida mientras con la punta de los dedos acariciaba las blancas mejillas. No tenía una respuesta inmediata para su pregunta, por lo cual soltó lo primero que se le había venido a la mente.

―Porque hueles a sol ―habló calmadamente mientras cerraba los ojos aspirando el aroma del cuerpo ajeno.

―¿A qué? ―interrogó sin entender de que estaba hablando.

Uzumaki aguardó en silencio a que su mente coordinara sus frases para hacer entendible su explicación. Quería decirle a Sasuke con lujo de detalles la causa de sus palabras, pero no era muy bueno explicándose. Lo suyo era más actuar que otra cosa. Pensó en la primera vez que abrazó a Sasuke. Fue cuando creyó que Haku lo había asesinado. Aun le daba escalofríos recordar lo fría que se sintió su piel en sus manos al tacto. En ese momento sólo pudo abrazarlo contra su pecho con fuerza mientras las tibias lágrimas se derramaban sobre su rostro y en su pecho bullía un calor nunca antes sentido: ira. Una imparable sensación de necesitar destruirlo todo a su paso con tal de calmar el dolor de la pérdida. Su compañero había muerto por su culpa y nada lo regresaría. Con eso en mente, se dejó dominar por aquel extraño poder que hasta el momento desconocía.

La segunda vez que lo abrazó fue más que nada “obligada”. El moreno no era capaz de moverse por cuenta propia durante su pelea contra Gaara y él tuvo que abrazarlo para ponerlo a salvo. Lo tenía sujeto de la cintura mientras veía como Sakura quedaba apresada por la arena. Recordaba los gestos de dolor en Uchiha en esos momentos. Se había exigido demás y el muy estúpido siguió haciéndolo mientras intentaba protegerlo. ¡Incluso había usado su propio cuerpo para evitar que se golpeara contra el tronco de un árbol! No sabía si eso contaba como un abrazo, pero le alegraba tenerlo cerca de su cuerpo. Le daba una sensación de paz indescriptible. Como si estuviera a salvo y al mismo tiempo pudiese enfrentarse a quien sea.

La tercera vez que lo abrazó también fue porque era necesario. Itachi lo había dejado inconsciente y estuvo a punto de caer contra el suelo. Había notado de inmediato que además de las heridas físicas no hablaba y tenía la mirada ausente. Sin saber qué le habían hecho exactamente lo primero que se le ocurrió fue preguntar si estaría bien. Ante la respuesta de su maestro sobre el daño psicológico, su primer impulso fue ir a buscar a los Akatsuki. ¡Si querían al zorro de las nueve colas pues lo tendrían! No obstante, fue detenido. Debía encontrar a la vieja Tsunade para sanar a Sasuke. Sus prioridades entonces fueron encontrarla y hacer que lo curara. Luego ajustaría cuentas con Itachi por hacerle eso al azabache.

No recordaba exactamente cuando iniciaron los posteriores abrazos tras su regreso a Konoha. Tenía claro que en el hospital algunas noches sentía un peso extra y un calorcito agradable. Al inicio creía que era algún tipo de manta o similares. Sí, sí, viéndolo en retrospectiva se sentía estúpido por pensarlo. Mas, ¿quién iba a pensar que Sasuke se escabullía todas las noches para dormir con él? Siempre sentía su delgado brazo rodeando su cabeza y su aliento tibio cerca de su rostro. Cuando se dio cuenta de la identidad de su abrazador nocturno, pensó en dejarlo seguir para descubrir si era sonámbulo o algo similar. Grande fue su sorpresa cuando se dio cuenta que el otro era como un criminal meticuloso. Dormía de manera precisa las horas exactas para darle tiempo a volver a su habitación sin que nadie se diera cuenta de su ausencia. ¿Por qué lo hacía? Nunca se lo dijo, pero él tampoco pregunto para no estropear su ronda de abrazos.

―Es que hueles como las almohadas ―soltó Naruto.

―¿A ramen, baba y restos de líquidos que prefiero no mencionar? ―cuestionó con una ceja enarcada con molestia.

―No, no quise decir eso ―se apresuró a tranquilizar―. Es que eres como una almohada dejada al sol ttebayo.

―¿Sin forma, blando y deformable?

―¡Pero serás estúpido! ―insultó al darse cuenta que su novio no captaba sus palabras.

―¿Cómo me dijiste? ―preguntó Uchiha con el susanno envolviendo su cuerpo.

 

Quizás algún día Naruto podría poner en palabras aquella sensación de calidez y de paz que le daba abrazar a Sasuke, pero por el momento pagaría por su mala elección de palabras.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).