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Angeles y Demonios por LuchoDigimon20

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Notas del fanfic:

Este fic contará con la participación de los multiples personajes que tiene para ofrecer la franquicia. En particular todos aquellos pertenecientes a las primeras cuatro temporadas, tal vez la quinta. Incluso, habrá algunos Digimon que aun no tienes su oportunidad en el ánime.

Y una que otra referencia a Tri.

Espero que la trama los enganche,

Notas del capitulo:

El Proyecto Ark fue una operación en la cual Yggdrasil eliminó el 98% de la vida en el Mundo Digital para tratar el problema de la sobrepoblación, que iba a incurrir en un Peligro Digital. por medio del X-Program (un virus, como el COVID pero peor).

En este fic, voy a cambiar aunque solo sea un poquito la motivación de dicha acción.

El paisaje había sido totalmente arrasado. Lo que una vez había sido un hermoso palacio para la deidad del Este, se vio envuelta en escombros cuando él atacó. Gennai se lamentó tal destino, intentando ponerse de pie cuando la presencia, que se paró detrás suyo, hizo que se congelara en el lugar.

“Sabes. Yo intenté ser como ellos, de verdad que lo intenté…”, el atacante, un humano.

O lo que había sido un humano, ¿qué era realmente él?

“Todas esas veces que tuve que salvarlos de su total destrucción en el pasado y como me agradecen. Ustedes me han mentido y manipulado, y cuando no les fui de más utilidad, me asesinaron, ¿no es así?”

Gennai bajó la mirada, con culpa, siendo incapaz de mirar el rostro de su atacante.

“No fue nuestra decisión, tienes que …”

“Lo sé. Esa cosa a la que ustedes llaman Dios”, él se burló. “Yggdrasil, ENIAC, no importa el nombre que tome. Esa cosa pensó que me había asesinado, pero se equivocó. Su intento no sirvió de nada”

“Si tenias tanto resentimiento”, Gennai comentó. “¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué?”

“¿Porqué dices?”, el chico subió una ceja. “Te lo dije. Intenté ser como ustedes, intenté ser como sus queridos Elegidos. Incluso me uní a un grupo similar, fui un Tamer. Defendí ambos mundos, tal como lo había hecho en el pasado, venciendo al D-Reaper cuando se levantó para borrar la existencia, algo que tú ni tus recursos nunca hubiesen podido conseguir”

Gennai sentía la ira en aumento del joven, amenazando con aplastarlo con fuerza abrumadora.

“Tu supervivencia fue gracias a mí. Tu y las Bestias Sagradas me deben la vida. Pero tu lo sabes, ¿cierto? No soy humano, solo una triste sombra de lo que solía ser, sin embargo, también soy el siguiente paso en la Evolución de este mundo”

“¿Entonces esa es tu intención?”, Gennai frunció el ceño. “Ryo… dime que no es cierto. ¡No puedes hacer eso! ¿Matar y reemplazar a Yggdrasil? Es una locura”

Ryo Akiyama, o quien alguna vez fue Ryo Akiyama, sonrió. “La guerra ya ha comenzado. Me imagino que Yggdrasil ya te habrá contado sus planes, el Proyecto Ark”

Gennai palideció. “Eso era secreto. Solo los grandes poderes del Mundo Digital conocen ese plan”

En ese instante, de los escombros del palacio, emergió una gran figura serpentina. Un dragón de poder milenario, rodeado por cadenas y diez digi-core. Qinglongmon, la deidad del Este, subió hacia las nubes y observó desde el firmamento a Ryo con una mirada de furia.

“Sobreviviste”, Ryo comentó despreocupado, ignorando a Gennai y elevándose casi a la misma altura del dragón sagrado.

“Que bajo has caído, Ryo Akiyama”, Qinglongmon dijo con profunda decepción. “Pensar que alguna vez de ti mi bendición. Ahora, no queda más remedio que destruirte para salvaguardar el equilibrio de todos los Mundos. Te ruego que me disculpes…”

El cuerpo serpentino de Qinlongmon giró, formando un gran círculo con él y por el cual pasaba la luz más brillante y espectacular.

“¡Sourai!”

Del interior de aquel circulo, emergió una cantidad abrumadora de energía capaz de devastar a un continente entero en un instante. Ryo era el objetivo de esa cosa, pero no se vio preocupado por ello. El autoproclamado Tamer Legendario tenía una fuerza mayor que lo respaldaba.

Ryo solo tuvo que levantar su mano derecha para detener el ataque y disiparlo, incluso antes de hacer contacto con él siquiera.

“¡Imposible!”, Qinglongmon dijo con incredulidad. “Ese poder…”

Ryo solo sonreía, mientras detrás suyo se materializaba un aura negra y espesa, enorme por decir poco. Tenia forma de una quimera, con cuatro brazos largos y monstruosos, dos bocas, una encima de la otra, y dos cañones en la espalda.

“Diría que fue un placer conocerte”, Ryo dijo. “Pero, en mi nuevo mundo, no puedo aceptar viejas reliquias. Todo el antiguo orden de Yggdrasil debe desaparecer. ¡Cañón Infinito!

Un nuevo haz de energía, diez veces más fuerte que el anterior, golpeó con fuerza tremenda a Qinglongmon, arrancándolo del cielo y proyectándolo a la Tierra como si de un pesado meteorito se tratase.

Gennai, quien observó los acontecimientos, quedó sin palabras. Esa forma, aunque no fue más de una sombra, era reconocible. ¿Esto era a lo que Qinglongmon se refería cuando dijo que había ocurrido un Peligro Digital que preocupaba a Yggdrasil?

Supuso que era lógico, la única persona que hasta ahora había podido contener a tal bestia había perdido la razón. El proyecto Ark, por infame que fuese, tenía un sentido. Ahora, si pudiera contactar con los Elegidos…

“Ni siquiera lo pienses”, Ryo lo interrumpió. “Ellos no podrán hacer nada”

El cuerpo de Gennai se levantó en contra de su voluntad. “Tu no les dirás nada”

El silencio vino luego de un sonido de una torcedura de cuello. Gennai había muerto, al igual que la deidad guardiana del Este. Sin ellos, los Elegidos no podrían interferir, no hasta que Ryo lo permitiera.

No es que disfrutara de asesinar a sus conocidos, pero ellos dos, en particular, no podían involucrarse. Ni siquiera eran merecedores de confianza, después de todo, seguían siendo sirvientes de Yggdrasil.

Suutsemon y las otras dos Bestias estaban a salvo, por ahora. Si elegían seguir sirviendo a Yggdrasil después de esto, bueno, su destino para entonces estaría sellado.

xxXxx

Era una de muchas noches, una llena de sueños donde él era capaz de caminar entre los mundos sin importar las limitaciones. En sus sueños, cualquier cosa que él deseara era posible.

Esa vez, como muchas otras veces, visitaba el plano más superficial del Mundo Digital. Había empezado justo después de que los separaran de su lado. Era el único modo en el cual podía mantener su promesa, después de todo, Hypnos no tenía idea alguna de como derribar las barreras que separaban los mundos sin ocasionar una catástrofe.

No tardó mucho en encontrarlos. Desde qué los conocía, ellos siempre se mantenían unidos y siempre frecuentaban los mismos lugares. Siempre buscando el punto más cercano a su mundo, viviendo con la esperanza de encontrar una puerta que los devolviera a sus seres amados.

Takato los observó descansar. Guilmon, Terriermon, MarineAngemon y Guardromon parecían estar lo suficientemente juntos. En cambio, Impmon y Renamon mantener su espacio personal.

Trató de alcanzar a su compañero, mientras deseaba tener la manera de traer todos de regreso.

“¿Y si te dijera que hay una manera de hacerlo?”

Takato, sorprendido, volteó para ver un rostro conocido. “¿Ryo?”

“El mismo, ¿A quién más esperabas?”

Este era el sueño más loco que había tenido. “A nadie, en realidad”

“¿Crees que este es solo un sueño?”, Ryo volvió a preguntar.

“Bueno, sí”, Takato respondió con su habitual torpeza. “¿Qué haces en mi sueño?”

“En realidad, no soy el verdadero Ryo”, este contestó. “Solo soy una imitación creada por tu poder. Solo una forma con la cual tu poder se puede comunicar contigo”

“¿Mi poder?”

“Eres el gran Soñador, amigo”, ‘Ryo’ exclamó. “Ese no es un título que se le da a cualquiera. Todo lo que desees, se te concede, ¿no es así?”

“¿A qué te refieres?”

“Ahora mismo, estas en otro plano de la existencia, otro plano que vive y convive con otros mundos. Lo que ves no es una representación del Mundo Digital creada por tu subconsciente, lo que ves es el verdadero Mundo Digital. Del mismo modo, tu ves al verdadero Guilmon y a nuestros amigos”

El corazón de Takato comenzaba a acelerarse por la revelación.

“Puedes ver cosas que otros no pueden ver. Así fue como conociste a Rika, ¿verdad?”

El Tamer de Guilmon retrocedió. “¿Cómo sabes eso?”

“Estuve ahí. Recuerda, como tu poder, siempre me mantengo a tu lado, ya sea para obrar milagros o para crear pesadillas”, su sonrisa era bromista, pero Takato sintió escalofríos. “Pero dejando detalles insignificantes de lado, te volveré a hacer la misma pregunta. ¿Traerías a tus amigos de vuelta si tuvieses la posibilidad?”

“¿Yo podría hacer eso?”, Takato preguntó con sorpresa.

Ryo asintió. “Esta realidad, este mundo de sueños, es moldeable por las manos de su maestro. Pero cualquier efecto en el mundo de los sueños tiene efecto en la realidad que refleja”

Takato lo pensó y la inspiración vino a él, como un nirvana de iluminación. “¿Quieres decir que si yo crease una puerta…”

“Esa misma puerta se crearía en la realidad. La puerta entre el mundo de los Humanos y el mundo de los Digimon podría volver a abrirse. Guilmon y los demás volverían, ¿no sería maravilloso?”

“¡Por supuesto!”, Takato exclamó con júbilo. “Pero cómo…”

 “Déjame explicarte”, Ryo desapareció unos instantes para volver a aparecer a sus espaldas, tomando sus manos y colocando su barbilla sobre su hombro. Takato se sonrojó cuando sintió la respiración de Ryo sobre su cuello. “Primero, cierra los ojos y enfócate en lo que más deseas…”

Takato esperó y miró primero a Guilmon, quien hasta ahora era inconsciente de los sucesos de su alrededor, para luego seguir esas indicaciones. Su deseo era más claro que cualquier cosa.

Con los ojos cerrados, levanto sus brazos al frente y movió sus manos, como si estuviera agarrando la cola de una cuerda enredada.

“Eso es, mi ángel”, Ryo lo elogió. “Continua así, hala con fuerza”

Takato desenredó y desenredó, a paso lento y seguro, una neblina se materializó en el lugar. La niebla atraparía a Guilmon y compañía, incluso a Calumon, quien hasta el momento se encontraba revoloteando en una zona distinta buscando un juego nocturno.

La niebla se los tragó y, cuando se disipó, los Digimon ya no estaban.

“Eso es, lo lograste”, Ryo exclamó. “Ahora, despierta. Ve y búscalos. Regocíjate, tu, quien eres digno de abrir el primer sello del pergamino. Lee lo que hay dentro y guíanos a la batalla final…”

Takato, entonces despertó en su alcoba antes de que pudiese preguntar que significaba esas últimas palabras, con su cuerpo sudoroso por la experiencia sobrenatural.

¿Había sido real?

Solo había una manera de averiguarlo.

xxXxx

Aquel mundo de sueños no era la única forma de conectar las dimensiones, pues existía otro lugar, uno lleno de oscuridad y horrores. Los Digimon lo llamaban el Área Oscura, pero también era conocido como el Mar de las Tinieblas. Se trataba de una dimensión que conectaba a otras, funcionando como un deposito de todo aquello que no era deseado.

Un Ángel caído reinaba en su prisión eterna, o no. Los tiempos, sin duda, se volvían interesantes.

Yggdrasil tenía un nuevo contrincante del cual preocuparse y, en su desesperación, había empezado el Proyect Ark. Eso dejaba el camino despejado con total seguridad.

Los mundos habían crecido y desarrollado. El Mundo Digital no era igual al cual había gobernado hace eones, intentando salvarlo de su decadencia. Ahora, la oscuridad era más fuerte que nunca. El mundo estaba listo para su regreso.

“Ryo Akiyama. Aprecio tu gesto, pero supongo que deberé recordarte que hay un solo ser capaz de crear un mundo perfecto”, dijo a la nada. “Yo”.

El ángel no se encontraba sólo. Una sombra pronto hizo acto de presencia y se materializó en la forma de un niño que hace mucho había conocido. El ángel, por supuesto, se dio cuenta de ello.

“Hermano, ha pasado un tiempo”, el Ángel Caído dijo sin voltearse a verlo.

El niño de las sombras, por su lado, observó de manera desdeñosa a su acompañante. No era cualquier Digimon. Entre los condenados, no había mayor monstruo que él, tal vez con la excepción de aquella mítica Bestia Demoniaca.

El Área Oscura era gobernada por criaturas antiquísimas originalmente, pero la llegada de los Digimon pronto los desterró del poder. Entre los Digimon, hubo Siete que se destacaron, y el Ángel, no solo era uno de esos Siete. El Ángel fue el más grande de los Siete.

Era la personificación del Orgullo y la arrogancia, de la creencia de que todos los demás eran inferiores y estúpidos.

“Lucemon”

“¿Vienes a sermonearme?”, Lucemon preguntó.

“No aprendiste la última lección”, el niño de las sombras mencionó.

Lucemon solo bufó. “No temo a sus poderes, menos al tuyo, Hermano. Dime una cosa”

El niño parpadeó. “¿Qué cosa?”

“¿Cómo estuvieron las cosas desde que fui derrotado? ¿Acaso el Mundo Digital encontró la paz y la armonía luego de mi destierro?”

El niño oscuro frunció el ceño, pero eso fue más que respuesta suficiente. “Por supuesto, no solo no hubo paz. Otros males pronto se aproximaron. Apocalymon, el D-Reaper, MaloMyotismon, ¿debo mencionar más?”

“¿A qué quieres llegar?”, el chico gruñó al Digimon.

“Los Digimon están programados para la guerra, es la habilidad que les permite evolucionar a formas más destructivas. Se devoran unos a otros solo para conseguir más fuerza que emplearan con el mismo propósito. A su paso, los Digimon dejan solo un rastro de muerte y desolación. ¿Y sabes por qué es eso?”

“Los humanos”, el niño murmuró.

“Bingo”, Lucemon se volteó a mirarlo por primera vez. “Los humanos que tanto aprecias son la causa de las desgracias del Mundo Digital. Esta en su naturaleza la disposición para el mal”

“¿Qué tramas?”, el niño encaró al Ángel de cabello rubio y su fría mirada.

“Solo digo que la humanidad se debe permitir ser el monstruo que realmente es y puede ser. Es tiempo de que el hermano asesine al hermano y tonterías como la amistad y la comprensión se quiebren bajo el peso de la irrealidad. El actuar de Yggdrasil solo facilitará mi trabajo. Y, entonces, cuando no quede nada, finalmente podré hacer el mundo a mi imagen y semejanza”

“No has cambiado nada”, el niño le ofreció una mirada horrorizada, captando los matices de las intenciones de Lucemon.

“¿Vas a detenerme?”

El niño no contestó, pero se volvió a convertir en esa sombra y desapareció de la vista. “Así sea, Guerrero de la Oscuridad”, Lucemon sonrió. “Veamos quien gana”


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