<<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>>
"Oler"
-Vamos, Darwin. Tiene que ser más abajo.
-Si voy más abajo, llegaré a una parte que no quiero. - Me dijo molesto.
- ¿Qué tiene de malo? Es suave y…
- ¡Y huele demasiado mal! - Me interrumpió. - ¿Qué acaso no lo lavas?
- ¡Por supuesto que sí! - Afirmé, aunque después reflexioné mejor. - Bueno, eso creo.
- ¿Eso crees? - Giró los ojos. - Viejo, sabes que me gusta ayudarte en lo que quieras para que te sientas mejor. Pero llegar hasta allí sería ir demasiado lejos.
- ¡Oh, vamos Darwin! No exageres. - Lo tomé de la mano y lo llevé directo a esa parte. - Será solo un momento. Creo que puedes soportarlo por mí. - Le dirigí mi mirada más tierna.
- Está bien, pero lo haré muy rápido. - Suspiró.
Un par de minutos después.
- Listo, Gumball; terminé. - Su rostro estaba un poco sudoroso. Se había esforzado demasiado.
- Cielos, viejo. - Miré lo que me había hecho. - ¡Eres genial! - Le di un abrazo cariñoso.
- Te lo dije. Esa tabla le dará un soporte adicional a tu cama. - Comenzó a reunir las herramientas de mamá. Después me dirigió una severa mirada- ¡Ah! y por favor trata de lavarlo más seguido. ¡De verdad apesta!
¿Mi edredón favorito en la lavadora? Ni pensarlo.
<<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>>
"Beber”
Te deseo más que a nada en este mundo. Quisiera que estuvieras a mi lado nuevamente. Extraño tu sabor, extraño sentirte entre mis labios. Extraño tantas cosas que compartíamos juntos. Extraño tanto cuando sentía como tu liquido se deslizaba por mi garganta, llenándolo de tranquilidad y placer. Tibio y amargo, pero no me importaba. Para mí, eres el elixir más delicioso que puede existir. Extraño tanto beberte...
- ¡Gumball! - su grito me sacó de mi ensoñación. - ¿por qué estás con el rostro pegado en la alacena?
- ¡Extraño tanto a mi café! - Le grité con dolor. El doctor me lo había prohibido desde hace más de un mes debido a mi hiperactividad. - ¡Lo quiero de vuelta!
- Gumball, en serio eres un gran bobo. – Darwin salió de la cocina. Seguramente llamaría a mamá.
<<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>>
"Soplar”
-Tienes que juntar los labios más, Darwin.
- No sé, me da miedo, Gumball. - Me dijo nervioso.
- ¡Vamos! ¿Acaso tienes diez años?
- Tengo quince y lo sabes bien. - Me respondió molesto. - La edad no tiene nada que ver. Solo me da miedo.
- Bueno, queremos ser adultos, ¿cierto? Esto es lo que hacen los adultos en las fiestas. - Le respondí serio. - Es una buena razón.
- Solamente por eso me atreveré a hacerlo. - Suspiró. Acercó sus labios y entonces... comenzó a soplar.
- ¡Bien hecho, Darwin! - Le aplaudí entusiasmado. - ¡Te dije que podrías hacerlo!
- Oye, inflar globos no es tan difícil como parece. - Me dijo orgulloso. - Espera a que Anais vea la decoración por su cumpleaños. - Asentí mientras le pasaba otro globo.