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Patitas en la oscuridad por lady_chibineko

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Título: Patitas en la oscuridad

Autor: Lady chibineko
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)

Disclaimer: Los diversos personajes del MCU (Marvel Cinematic Universe) pertenecen a Marvel, Disney y sus respectivos creadores, productores, directores y demás involucrados en este amplio universo.

Advertencia: Este es un fic slash, lo que quiere decir relación chico-chico; si no es de su agrado este tipo de lectura por favor no sigan.

Nota: Este fic participa en el evento 'SamBucky Halloween 2021 Bingo' auspiciado por THE SAMBUCKY LIBRARY en tumblr, con el prompt: Something lurking in the Woods (Algo acechando en el bosque) (Tarjeta 2, espacio medio izquierdo).

~.~.~.~.~.~

Una de las cosas que Bucky amaba más de Delacroix era la tranquilidad que se respiraba allí.

La gente del pueblo era amable con él, e incluso lo habían incorporado de una u otra manera en la medida de lo posible a la comunidad, lo cual no solo era un milagro por el hecho de ser reconocido aun en gran parte del planeta como quien fuese el Soldado de Invierno, sino porque el motivo por el cual se había mudado a Louisiana y a éste pueblo en particular era porque James 'Bucky' Barnes era la pareja sentimental de Sam Wilson, el actual Capitán América. Y el pueblo entero le había abierto la puerta sin siquiera pestañear.

Teniendo en cuenta como habían sido las cosas para parejas del mismo sexo de la época de la que él era originario, y ni que decir el aumentar a eso ser una pareja interracial; la verdad era que la actitud de la comunidad de Delacroix era suficiente para hacer que su cerebro prácticamente estallase dentro de su cabeza.

Pero volviendo a la idea original, incluso con lo cordiales y efusivos que eran todos a la hora de hacer que Bucky se sintiese bienvenido, por sobre todas las cosas lo que más resaltaba era que le daban el espacio suficiente para funcionar, lo que debido a sus múltiples traumas era casi la definición de paraíso, y lo que le había permitido ir desarrollando poco a poco las rutinas diarias que le ayudaban a vivir la vida en lugar de solo sobrevivirla.

Una de esas rutinas, por lo menos cuando estaba en el pueblo, era volver a casa por la tardes caminando. Bucky amaba la libertad que tenía de ir a su propio ritmo, respirando el aire de la ciudad y los muelles en un inicio para luego cambiar de escenario, aromas y sonidos al cruzar los pequeños parches de bosque que rodeaban las distintas propiedades, lo que incluía la casa que Sam y él mismo habían comprado tras decidir que Delacroix era tan buen lugar como cualquier otro para vivir y que si Fury o alguien más necesitaba la presencia del Capitán América y/o el Lobo Blanco para solucionar algún problema, pues lo mínimo que podían hacer era ir a buscarlos allí y luego retornarlos.

Delacroix era donde estaba la familia y tras años como prófugos, y luego de eso sin mucho más que departamentos solitarios y vecinos llenos de prejuicios tanto en Washington como en New York; estar en otro lugar no tenía ningún sentido.

Así que allí estaba Bucky, a menos de 10 minutos a pie de la casa, pensando en que al llegar lo estaría esperando una comida caliente recién hecha (le tocaba cocinar a Sam y éste se había retirado del muelle con la camioneta casi una hora antes de que Bucky diese por terminado su día); cuando un ruido alertó al caminante.

Ahora, recapitulando, nadie en el pueblo era tan idiota como para tratar de emboscar a Bucky Barnes... pero en contadas ocasiones algún matón de turno había tratado (y fallado), y el bosque era uno de los lugares favoritos para tratar de hacerlo aparentemente.

Y a quien fuese que habían enviado esta vez, debía de ser realmente bueno porque el ruido de la pisada que había alertado a Bucky había sido casi inexistente.

Pero Bucky seguía siendo mejor.

El soldado agudizó los sentidos, listo para defenderse, cuando sintió a su atacante venir por la espalda.

Volteó listo a todo, menos para lo que vino por él.

~.~.~.~.~.~

- ¡Sam!- llegó prácticamente gritando Bucky a su hogar.

- ¡Ey, Buck! Justo acabo de terminar de preparar la cena. Dame un minuto para poner la mesa y podremos comer.

- ¡No, no! ¡Sam, tienes que escuchar lo que me pasó!- exigió el súper soldado, lo cual hizo que el Capitán posara por fin sus ojos en su pareja, y frunciese el entrecejo ante la condición de la polera de manga larga que Bucky estaba usando ese día.

- ¡Hombre! ¿Qué le pasó a tu ropa? Estás hecho un desastre.

- ¡Es lo que estoy tratando de contarte! ¡Fui atacado!

- ¡Atacado!- preguntó Sam de pronto preocupado.

- ¡Sí! ¡Por él!- señaló Bucky sacando de pronto algo del bolsillo delantero de la polera.

- Buck... ¿Fuiste atacado por un gato que apenas cabe en la palma de tu mano? ¿Qué hizo, amenazarte con dientes que aún huelen a la leche de su madre?

Y es que 'el atacante' efectivamente era un gatito tan pequeño que Sam no le daba más de 3 semanas, tal vez un mes de edad.

Sam suspiró. Bucky de pronto tenía el ceño fruncido mientras miraba fijamente al gato.

- ¿Crees que su madre lo esté buscando?

- ¡Oh, Bucky! No revisaste a ver si ella estaba alrededor ¿Cierto?

Bucky negó viéndose de pronto bastante culpable.

Sam observó mejor al gatito. Estaba bastante sucio y además tan flaco que se le veían las pequeñas costillas. Tal vez no hubiese una madre cerca después de todo si el pequeño estaba en esa condición.

- ¡Voy a revisar a ver si encuentro a su madre!- anunció Bucky ya dando media vuelta, listo para volver a salir.

- ¿Ahora?- preguntó Sam mientras señalaba las ollas con la comida caliente.

- Son solo 10 minutos caminando hasta allí, menos si voy corriendo ¡No puedo separar a una madre de su hijo, Sam!- 'No otro más, no otra vez' fue lo que escuchó Sam aunque Bucky no lo dijese- Regresaré antes de que la comida de enfríe.

Sam volvió a suspirar antes de gruñir.

- Será más rápido si voy contigo.- declaró antes de tomar su abrigo y seguir a Bucky, esperando estar en máximo 30 minutos de vuelta, calentar un poco la cena y poder finalmente comer juntos.

Por supuesto, no volvieron hasta casi la media noche, poco más de 5 largas horas después, pues lo que encontraron en el bosquecillo cercano a la casa no fue a la madre del gatito, sino una bolsa con otro gatito adentro, el cual estaba en una condición deplorable.

La única opción fue recoger al animalito lo más delicadamente posible, volver a la casa, subir a la camioneta e ir al consultorio veterinario que estaba cerca a los muelles.

¡Sam no podía creer que alguien tuviese el corazón tan muerto como para hacer algo como eso! Pero lo que más le había dolido había sido la expresión de su chico, entre molesto y aterrado, todo envuelto en 10 capas de ansiedad y preocupación.

Afortunadamente el primer gatito estaba en mucho mejor condición excepto por lo desnutrido y que al parecer era más pequeño de lo que debía ser para su edad. Según el veterinario, ambos gatos tenían por lo menos 6 semanas de vida.

El primer gato resultó ser un macho, el segundo una hembra. Al primero le dieron un baño de emergencia con un shampoo antipulgas muy suave, le aplicaron una inyección de vitaminas, lo desparasitaron y le dieron una cartilla para que tanto Sam como Bucky estuviesen atentos a las fechas en las que debían de comenzar con sus vacunas a partir de los 3 meses de edad. Sam alargó el que le pusieran microchips al macho y guardó la cartilla para cuando le encontraran dueños responsables al gatito, y así poder dar la información completa a dichas personas. Él mismo pagaría por todo de ser necesario para estar seguro de que el futuro dueño empezase de manera correcta con la tenencia del animalito.

Por la pequeña gata hicieron todo lo que pudieron (le corrieron un diagnóstico completo, la desparasitaron, le pusieron fluidos y antibióticos, limpiaron delicadamente de su pelaje una gruesa capa de suciedad) y la mandaron a casa cuando Bucky se negó a dejar a ninguno de los gatitos en la consulta, asegurando que él cuidaría de ambos, especialmente de la gatita, día y noche. Bucky no tenía mucho apego a la idea de los hospitales, y al parecer estaba proyectando aquello en los pobres gatos.

Por desgracia, Sam estaba seguro de que Bucky dijo aquello de cuidar de la gata día y noche de manera literal, así que luego de comprar un arenero y arena, algo de alimento para cachorros, una cama y un juguete en forma de ratón, ambos regresaron a casa junto a sus nuevos inquilinos temporales.

Sam miró la olla con la cena ahora fría. Era pasta a lo Alfredo, así que no era como si se hubiese echado a perder en unas pocas horas; aunque si así fuese Bucky igual no le perdonaría que tirase toda una olla de comida al traste de la basura. Mentalidad de la época de la Gran Depresión y todo eso.

Volteando, miró a Bucky, quien tras haber puesto en la mesa la caja que contenía a la gata que luchaba por su vida (aún unida a la pequeña bolsa de suero a través de una aguja en la pata delantera) se había quedado mirándola con el corazón prácticamente en esos dos ojos azules que Sam tanto amaba.

¡Urgh! Le iba a caer pesado el comer tan tarde, pero de nuevo, no era como si Bucky fuese a descansar o a preocuparse por alimentarse o alguna otra cosa que no fuese el ver a la gata. Y no quería que su hombre se saltase ni una comida, no con lo que le había costado acostumbrarlo a comer de manera regular.

Prendiendo la hornilla, decidió calentar un poco la pasta al igual que la salsa a lo Alfredo y luego sirvió la comida en dos platos, como se suponía debía de haber hecho horas atrás.

- Buck.

- ¿Eh?- Bucky por fin le prestó atención a Sam, y se sorprendió al ver el plato de pasta humeante justo frente a sus ojos.

Sam puso el plato en la mesa, señalando a Bucky que moviese su silla y comiese. Ya cada plato tenía un tenedor, así que Bucky empezó de inmediato.

Fue por un par de vasos de jugo y pronto él también estaba comiendo, aunque menos de lo normal. No importaba la condición física, 40 años seguían siendo 40 años de edad.

Una vez que terminaron, Sam mandó a Bucky a darse una ducha y cambiarse de ropa, prometiendo ver a la gata mientras tanto. En menos de 10 minutos Bucky estaba de vuelta, mirando a la pequeña.

Con un último suspiro y un beso, Sam se fue a dormir sabiendo que encontraría a Bucky exactamente en la misma posición cuando despertase en unas 5 horas, listo para comenzar un nuevo día.

~.~.~.~.~.~

Para lo único que Bucky salió de la casa al día siguiente (y los dos que le siguieron a ese) fue para ir a la veterinaria (para preocupación de la gente del muelle, quienes se habían acostumbrado a tener al veterano de la Segunda Guerra Mundial cuando ese no se encontraba salvando al mundo).

Por supuesto Sam puso al corriente a todos ese primer día, y de paso aprovechó para indagar quien había podido ser el autor de tan despreciable hecho como lo es dejar a dos gatitos a merced de una muerte segura, y se enteró de que más de una persona había notado la presencia de una camioneta desconocida rondando casi a media mañana por la plaza y los alrededores. Consiguió armar una descripción decente sobre el vehículo y sus 2 ocupantes, y lo comunicó tanto a la policía local como a Bucky. El último prácticamente gritaba venganza por cada poro, por lo menos cuando su atención no estaba en revisar si la gatita seguía respirando.

El machito por su lado se recuperaba con rapidez ahora que al parecer por fin recibía los cuidados necesarios, dejando a su paso un camino de pelitos color blanco humo y el desorden propio de un cachorro de su edad. Sam admitía que era un animalito simpático, con un pelaje esponjado como si fuese una nube, y una actitud juguetona y simplona.

La gata en cambio era de un color blanco níveo, ahora que estaba limpia; pero Sam la miraba con reserva. Realmente estaba en mal estado y le preocupaba el estado emocional de Bucky en caso la pobre no lo lograse.

El segundo y tercer día el panorama no cambió demasiado, pero para el cuarto de pronto saludos emocionados lo hicieron levantar la mirada de donde reparaba redes de pesca, solo para encontrarse a Bucky llegando con un transportador de tela en una mano, desde donde se podía ver al macho dando saltos; y otro transportador, pero para bebés, adherido al pecho de su pareja. Sam estaba seguro de que era el que usaban para Cass de bebé y miró a Sarah, quien estaba a su lado, con una ceja alzada.

- ¿Buck?- saludó con una pregunta a su sonriente novio.

- ¡Abrió los ojos por fin! El veterinario dice que está mucho mejor y dijo que no habría problema en traerla siempre que la mantenga en un lugar fresco donde no le caiga el sol, y que vea que se alimente a sus horas.

Y para dar énfasis a sus palabras dejó ver a Sam que la gata estaba dentro del carrier para bebés, con la patita ya libre de la aguja por la que recibía el suero.

Sam tan solo parpadeó y asintió ¿Qué más podía hacer?

Tal vez de esa manera los gatos consiguiesen dueños sin tanto esfuerzo. El machito sin duda estaba haciendo un buen trabajo mientras atraía miradas al jugar con el hilo suelto de una de las redes de pesca, ahora que estaba fuera del carrier para mascotas en el que había llegado.

Sam estaba esperanzado.

~.~.~.~.~.~

10 días después, Sam aún se negaba a aceptar lo que era obvio para todo el resto del pueblo.

Así que por supuesto Sarah decidió decirlo en voz alta.

- ¿Sabes que esos dos ahora son de James y también tuyos, verdad?

Sam gruñó.

- ¿En serio? ¿En verdad tenías que decirlo en voz alta? ¡Acabas de arruinar cualquier posibilidad de que el destino me traiga a otras personas que quieran ser sus dueños!

Sarah rodó los ojos.

- Tu novio lleva llamando Alpine a la gata desde hace por lo menos dos días. La única manera en que la arrancarás de los brazos de 'hombre loco de los gatos', será si lo matas primero, o por lo menos lo dejas inconsciente. Pero en ese caso, luego de despertar y dejarte a ti inconsciente, igual irá por su gata.

Sam bufó.

Él ya sabía eso... solo que había elegido estratégicamente ignorar ese hecho con la esperanza de que Bucky dejase de hacerlo.

Sarah seguía mirándolo.

- ¿Qué se supone que vamos a hacer cuando nos llamen a una misión? ¿Negarnos? ¿Llevarlos con nosotros? Nunca sabemos si durarán un día o un mes.

Sarah volvió a rodar los ojos.

- Motivo por el cual con gusto cuidaré de ellos cuando ambos estén fuera.

Sam echó la cabeza para atrás mientras se cruzaba de brazos.

- ¿Qué pasó con eso de 'no animales en casa' que le repites una y otra vez a los niños cada que te piden un perro o un gato?

- Bueno, no es como si fuesen a quedarse para siempre; y de paso los chicos verán cumplido su deseo y dejarán de molestar. Además, no seré la excusa para que le digas a James que no se puede quedar a los gatos; si de verdad planeas mantener esa posición, tendrás que encontrar otro motivo para sustentarla.

Sam volvió a bufar.

Esa noche decidió que el nombre del macho sería Figaro, por el simple hecho de que si Bucky ya había elegido un nombre, lo justo es que él eligiese el otro.

Bucky le demostró con gran predisposición y energía, que tan de acuerdo estaba con la manera en la que Sam pensaba.

~.~.~.~.~.~

Cuando los gatitos cumplieron 3 meses, llegó la siguiente misión, siendo que estaban programados para irse justo tras la aplicación de la primera vacuna de los dos mininos.

Bucky estaba completamente reticente a la idea de dejar a sus niños... er, mascotas; especialmente a Alpine, cuando había posibilidad de que la vacuna les chocase y les causase fiebre o algún otro tipo de malestar.

Sarah juró y rejuró que lo primero que haría sería llamarlo en caso sucediese algo parecido.

Aun así, esa noche el teléfono móvil de Sarah comenzó a sonar, mientras en la pantalla aparecía el pedido para una video llamada con un nombre bastante familiar.

- James...- comenzó Sarah tras aceptar la videollamada, solo para ser recibida por la imagen del rostro amoratado del hombre de 107 años- ¡Oh, por Dios!

- ¡Ey, Sarah!

- ¡¿Estás bien?!

- ¿Esto? No te preocupes, para mañana estaré bien ¿Cómo están Alpine y Fig?

Sarah parpadeó incrédula, por lo que tardó un poco en contestar.

- Están... están bien.

Bucky frunció el entrecejo.

- ¿Estás segura? ¿Puedes ponerlos en pantalla?

- James...- comenzó a amonestar Sarah.

Sam apareció junto a Bucky, luciendo un par de puntos sobre la ceja izquierda.

- Solo pon a los gatos en pantalla, hermana ¡Por favor! O no me dejará dormir esta noche mientras enumera todo lo que puede estar mal con ellos, y mañana aún tenemos trabajo por hacer aquí.

Sarah suspiró y finalmente fue hasta la sala donde estaba la cama de los gatos, con ellos acurrucados dentro y los enfocó.

- ¡Allí están! ¡Hola Alpine, hola Figaro!- saludó Bucky emocionado, haciendo que su voz medio despertase a los dos gatitos durmientes.

- ¿Alguien dijo gatos?- preguntó una voz y de pronto Sarah vio a Ant-Man, si no se equivocaba, acercar su rostro a la pantalla (para molestia de Sam)- ¡Aaaawww! ¡Son unos gatitos adorables!

- ¿Verdad?- preguntó Bucky con el pecho hinchado como un pavo real.

- ¡A ver!- reclamó otra voz, y esta vez el rostro enmascarado de Spiderman entró en la pantalla- ¡Gatitos!- exclamó entonces una voz demasiado joven para el gusto de Sarah.

- ¡Si, sí, gatitos!- dijo Sam exasperado- Y estaban durmiendo hasta hace un momento, y es justo lo mismo que yo deseo hacer, así que digan adiós- gruñó el hombre- Buenas noches, Sarah.

- Buenas noches.- se despidió la mujer a tiempo, justo antes de que se cortase la video llamada, tras lo cual negó con la cabeza.

Y bueno, era parte de la vida con esto de ser la hermana del Capitán América y la cuñada del Lobo Blanco, o por lo menos eso suponía.

~.~.~.~.~.~

A los seis meses del encuentro entre Bucky y Figaro, la camioneta que era presuntamente culpable de haber dejado abandonados en aquella bolsa a los gatitos volvió, y con ella sus dos ocupantes.

Fue una suerte que tanto Sam como la policía llegasen menos de 10 minutos después que Bucky, porque de haber llegado minutos después no hubiese habido nada por lo cual llegar.

En la parte de atrás iba una bolsa de rafia parecida a la usada para abandonar a los gatitos, y dentro de ésta estaba un cachorrito de lo que parecía ser un Husky, pero su estado era tan deplorable que la verdad, no estuvieron seguros hasta que el veterinario lo corroboró.

Sucedía que esos dos eran parte de un grupo de cría ilegal de perros y gatos que operaba en New Orleans y alrededores, donde robaban mascotas de raza, pero en lugar de buscar compradores para estas, las usaban para obtener crías y luego vender los cachorros. Aquellos que no llegaban a los estándares necesarios para ser bien vendidos, eran abandonados para evitar gastos extras o bien dados a criadores ilegales de perros de pelea. El grupo tenía poco menos de 10 meses operando, pero eso no era realmente motivo de alivio teniendo en cuenta la cantidad de fotos de cachorros y mascotas robadas que estaban obteniendo de los teléfonos móviles de los sujetos.

Tan solo por la promesa de la policía de no dejar que el Soldado de Invierno los matase, dos dos detenidos cantaron como canarios; y es que Bucky se veía positivamente más homicida a cada palabra que esos dos soltaban.

El mismo Bucky se ofreció para ir a desmantelar la operación a New Orleans, aunque decir que se ofreció era bastante generoso. Fue más bien que se impuso y no dejó que nadie le dijese que no podía, so amenaza de ir por su cuenta y no dejar piedra sobre piedra.

Los periódicos locales hicieron de la noticia algo más espectacular de lo que en realidad fue, y comenzaron a llamar a Bucky el 'Héroe de las patitas en la oscuridad' en el titular, en alusión al hecho de haber encontrado a los animales robados en condiciones penosas dentro de jaulas pequeñas en habitaciones oscuras.

El pequeño grupo de fans del Lobo Blanco/Sargento Barnes/... ¿Soldado del Invierno? (los de relaciones públicas estaban trabajando y dando su mejor esfuerzo para deslindar a Bucky del último nombre) se encargó de esparcir la noticia al resto de los Estados Unidos, y de paso al mundo en general gracias a la magia de internet.

Con todo, esa fue una muy buena semana.

~.~.~.~.~.~

Bucky se movió en medio de la oscuridad con dirección a la cocina, cuando una pequeña sombra se movió al lado del sofá. Bucky rodó los ojos.

Figaro era terrible acechando, podía verlo llegar desde el otro lado de la habitación, a diferencia de Alpine que era una cazadora nata.

Pronto, tal y como sabía que sucedería, tenía un enorme y esponjoso gato atacando el borde de su pantalón de pijama.

Bucky se agachó para recoger a Figaro y plantó un beso en la peluda cabeza.

- No importa Fig, igual te queremos aunque lo único que seas capaz de cazar sean las hojas caídas de los árboles.

El gato maulló de contento ante la voz suave y las caricias detrás de la oreja. Pronto otra figura caía sobre el soldado, ésta vez saltando desde el borde superior del sofá y aterrizando grácilmente sobre el hombro izquierdo del humano.

Por supuesto Alpine no iba a querer ser dejada fuera de la repartición de mimos por parte de Bucky, así que éste se las arregló para darle un poco de cariño también.

El súper soldado terminó de dirigirse a la cocina y sacó una lata de comida gourmet, repartiéndola en dos platitos y colocándolos en el suelo frente a los ansiosos gatos.

- Feliz primer aniversario desde su llegada, y espero que sean muchos más. No le digan a Sam que les di esa lata extra tan tarde ¿De acuerdo?

- No necesitan decirme nada. Ya sabía que ibas a dársela ni bien te levantaste de la cama ¿En serio no podías esperar hasta mañana, bebé?- preguntó Sam mientras rodeaba la cintura de Bucky con los brazos y besaba su cuello, pegándose a la espalda de su pareja.

Bucky se encogió de hombros.

- El aniversario de su llegada es hoy, no mañana.

Sam rió bajito.

- Supongo. Y solo por eso lo dejaré pasar... pero tú eres el encargado de limpiar los platos antes de que los restos que vayan a dejar se echen a perder.

Bucky rodó los ojos.

- Con Figaro, nunca hay restos. Pero está bien.- respondió el súper soldado, observando feliz a sus pequeños acechadores nocturnos.


The End


Notas de la autora:

El quinto... no me puedo quejar del muso, se está esforzando.

Y bueno, introduciendo a la familia Wilson-Barnes a los hermanos Alpine y Figaro, y haciendo que el público quiera un poquito más a Bucky alrededor del mundo, creo que no estuvo nada mal para un día de escritura.

Nos leemos pronto, ya tengo en borrador el siguiente fic... solo tengo que pasarlo a limpio. Solo advierto que el que viene está lleno de angst... So much angst!

Un kiss gatuno para todos.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)

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