Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sucio e inmoral (Traducción finalizada) por yuniwalker

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Jungo sacó un pañuelo de su bolsillo y limpió el semen esparcido en su cara.

"¿Te sientes bien?" 

La mano de Jungo era gentil y su expresión parecía mucho más tranquila que de costumbre. 

"No importa cuánto lo prepares, seguramente será imposible para él aceptarnos a los dos al mismo tiempo".

"No le he enseñado tanto". Jungo frunció el ceño y dijo esto como si estuviera decepcionado de si mismo por ser un mal profesor. "Y no es como si mi padre tuviera ese derecho..."

"¿Cuál derecho?" Keisuke interrumpió a Jungo mientras sonreía de una manera misteriosa. "Si hiciste que Yoichi-kun compensara físicamente la muerte de Rika, yo tengo el mismo derecho. ¿No es así?"

"Es diferente."

¿Keisuke y Jungo estaban tratando de compartirlo? Yoichi finalmente pareció entender la situación debido a la conversación que se estaba suscitando entre los dos. Y la verdad era que las palabras de Keisuke eran bastante difíciles de creer. Es decir, era imposible. No había forma de que eso pudiera pasar en algún lugar además de su cabeza. Lo pensó con cuidado, pero el núcleo de su cuerpo estaba horrorizado por algo que rondaba entre las palabras "imposible" y "esperado."

"Debería haber hablado de mis sentimientos honestamente, sin mencionar ninguna expiación. En primer lugar, no debí haber pensado en casar a Rika y a Yoichi solo para no perderlo".

Adorablemente, Jungo lo tomó de la cara y lo miró. Dijo:

"Desde que cuidé de ti, cuando te enfermaste en el círculo universitario, tuve unas ganas terribles de hacerte mío. Tú, con las mejillas calientes y los ojos llenos de agua, solo dependías de mí. Tenías un resfriado, lo entiendo, pero eras increíblemente hermoso. Me gustaste tanto que por eso traté de mantenerte atado a mi. Discúlpame..."

"Jungo-san..."

Pero mientras Yoichi lo miraba, Jungo continuó con una voz cargada de autodesprecio:

"No me importaba el tema del castigo, pero estaba enojado con el hecho de que dijeras que podrías morir solo para expiar unos pecados que no existen. No puedo perdonarte por morir por alguien más, ni siquiera por mi hermana."

Por la mirada que le estaba mandando, la obsesión de Jungo por él comenzó a transmitirse muy claramente. Pero aunque la ansiedad que había estado anidando en el pecho de Yoichi se derritió, el sentimiento de culpa por la muerte de Rika seguía estando presente:

"Pero… Todavía soy el responsable de la muerte de Rika."

Se preguntaba si estaba calificado para amar a Jungo incluso después de cometer un error así de terrible. Sin embargo, en lugar de él, fue Keisuke quien abrió la boca cuando lo escuchó:

"Rika no fue una prometida sincera para Yoichi. Yo sabía que era una hija caprichosa y de espíritu libre y de todos modos, la impulsamos para que se casara contigo. Fue todo planeado para atraparte. Era como nuestra manera para que te quedaras en nuestra familia. Además, primero que nada, Rika murió por ella misma. Era responsabilidad de Rika conducir el auto. No tienes nada que ver en absoluto."

Fue un tono firme y sin dudas. La expresión de Keisuke no mostraba ningún resentimiento o enojo y no pareció dar un consuelo superficial. 

"Y si realmente quieres hacer las paces con nosotros, entonces permite que los dos sigamos amándote justo como ahora. Ese es castigo suficiente."

Castigo. Las palabras de Keisuke fueron una dulce tentación. Después de todo, no solo Jungo, sino también Keisuke, quien perdió a su hija, debía ser compensado por igual. 

"Papá". Antes de que Yoichi respondiera, Jungo volvió sus ojos hacia Keisuke con una crítica bastante tácita. "No vamos a compartir a Yoichi-kun entre nosotros. Solo aceptamos que ambos lo amamos."

"Es lo mismo." Keisuke sonrió profundamente a Jungo, quien ya estaba protestando. "Ríndete ya. Este niño es codicioso así que seguramente opina que es mejor ser amado por dos personas que sentirse abandonado ¿No es verdad, cariño?"

"Lo siento. Es imposible que te encuentres a solas con Yoichi."

"Ajá."

Lo sujetó por detrás y lo atrajo a su pecho con la firme intención de besarlo. Fue un gesto suave y lindo que se sintió más como una caricia.

"Seguirás siendo mi querido hijo. Ser amado como familia es una compensación extra".

"Suegro..."

No podía creerlo. Lo había estado pidiendo todo el tiempo y estaba tratando de obtenerlo con tantas ganas que ahora ni siquiera pareció ser real. Keisuke dijo que era expiación, pero para Yoichi era mucho más que eso.

"Yo quiero hacer lo que quiera Yoichi."

"Por supuesto que acepto eso." Keisuke asintió a la oración de Jungo y le preguntó a Yoichi esta vez. "¿Qué quieres hacer, Yoichi-kun?"

"Yo..." 

Los quiero a los dos. Quiero ser una familia con Keisuke y Jungo. No tenía que profundizar en su corazón y en sus sentimientos en este momento cuando estaban bastante claros. De todos modos, si tomaba la mano de Jungo, perdería a Keisuke y si tomaba la mano de Keisuke, perdería a Jungo. Elegir uno significaba perder el otro. Y no le gustaba eso. Quería a Keisuke y a Jungo por igual. Tenían que ser dos personas, ellos y nadie más. Era un deseo sin fondo que se arremolinaba en su pecho. Nunca miró hacia arriba, pero los dos estaban esperando su respuesta. 

"Mi suegro y mi cuñado... Quiero que me castiguen".

Quiero que me amen. 

Ser castigado y ser amado eran sinónimos. 

Y al parecer, los deseos de Yoichi les fueron transmitidos a ambos a la perfección.

"Lo dijiste bien."

Keisuke sonrió con satisfacción. Y susurrando que era un buen chico, abrazó a Yoichi y lo besó una vez más:

"Si tú lo dices, no se puede evitar".

Jungo veía a Keisuke como un rival, tal vez porque sabía que esto sucedería en algún momento. Aún así, al parecer estaba bien con el acuerdo al que habían llegado esta vez porque, siempre que Yoichi eligiera algo que pudiera darle, pareció ser capaz de respetar su voluntad. 

Abrazado por sus personas queridas, Yoichi sonrió encantado.

***

Los labios de los dos estaban presionados uno contra el otro. Las chispas parecieron comenzar a esparcirse bajo su piel hasta que instantáneamente se convirtió en una llama de placer y envolvió todo a su paso.

"Ah..."

Acostado en la cama, Keisuke pareció entretenerse en acariciar la parte superior del cuerpo de Yoichi mientras que ​​Jungo lo hacía con la parte inferior. El tamaño "kingsize", de la cama en el dormitorio de Keisuke, era lo suficientemente grande como para que tres personas se amaran a la perfección.

Los tres ya estaban desordenados.

Era la primera vez que veía el cuerpo de Keisuke, pero tenía que decir que era tan tenso como el de Jungo: Con músculos donde debería tenerlos y unas venas increíblemente marcadas. Y estando frente a sus cuerpos, Yoichi no podía soportar la lujuria que estaba dentro de él.

"Tienes unas lindas tetas".

Keisuke, quien había dejado caer un beso en la cara de Yoichi, susurró una línea obscena antes de alcanzar su pecho con ambas manos. Y cuando sus dos dedos, que estaban rígidos y fríos, sujetaron uno de sus pezones para pellizcarlo, una sensación agradable, como una corriente eléctrica, fluyó por todo el largo de su columna vertebral.

"Acabo de jugar con eso, pero ya está duro otra vez. Me pregunto si a Yoichi le gusta que jueguen con sus pezones."

Y enterró la cara en su pecho. 

Su pequeño pezoncito afilado se lamió y se chupó con un ruido obsceno y el otro se frotó junto con su areola. 

"Ah..."

Cuando se dió la vuelta y jadeó, descubrió que en realidad Jungo ya tenía bastante tiempo succionando sus muslos y mordiendo la piel de sus ingles con fuerza. Como si se hubiera olvidado de toda la situación y solamente quedara él en su pequeño mundo.

"Ah..."

El dolor y el placer se convirtieron en un destello de luz, atravesaron su cerebro e hicieron que su verga comenzara a temblar y a agitarse. Estaba preocupado de que Jungo estuviera mirando la situación porque, por supuesto, su vello púbico seguía siendo muy feo. Se avergonzaba de torcer sus caderas y levantar el pubis, pero la boca de su cuñado contenía tanto calor que fue imposible no entregarse a él.

"¡Ah…!"

Se sintió como si todo su cuerpo fuera tragado por la cálida y húmeda membrana mucosa de sus labios. Y por consiguiente, todo su ser pareció quedar aterrorizado ante un placer que no pareció llegar a detenerse. Las caderas que le saltaban para arriba fueron presionadas hacia el colchón con sus dedos, y la lengua que debió haberse quedado quieta, comenzó a estimular el inicio de su ombligo y los músculos de su espalda.

Y como su pecho y sus miembros inferiores se estimularon al mismo tiempo, los pedazos de razón que apenas quedaban en su cabeza comenzaron a derretirse igual a si fuera miel. 

"Después de todo, responde mejor cuando presionamos al mismo tiempo."

Keisuke dijo que definitivamente era una actitud interesante, y puso sus dientes una vez más en su pezón erguido. Jungo levantó la cara y sonrió para mostrar una lengua que no dejaba de gotear. Bajó, besó y luego sorbió el semen que ya había comenzado a brotar lo suficiente como para mojar las sábanas. Durante ese tiempo, por supuesto, Keisuke acarició sus pechos hasta que no pudo encontrar nada para distraerse o escapar del potente placer.

Keisuke movió sus pezones con las yemas de los dedos, y Jungo apretó el borde de su miembro con la membrana mucosa de sus mejillas hasta que el límite se alcanzó en un abrir y cerrar de ojos. Gritó:

"¡Ah!"

Trató de dejarse llevar por la urgencia de poder terminar, pero su cuñado mantuvo la raíz bien apretada utilizando toda la mano. Y después de estar jugando con su boca por un buen rato, Jungo levantó la cara de sus piernas y jadeó:

"Todavía no, cariño. Por favor, ten paciencia".

Jungo mantuvo presionada la raíz. Hacía un calor espantoso al tacto así que, cuando le dijo que se apretara por él, Yoichi rápidamente extendió unos dedos temblorosos y bastante resbaladizos y tomó su lugar. No era perfecto, pero lo hacía para obedecer las órdenes. 

"Pobre. ¿Quieres correrte, amor?"

"Ah... Suegro..."

Los dedos de Keisuke trazaron suavemente la forma de un pene que pareció comenzar a golpear su estómago. Además, tenía que decir que incluso que hiciera eso había provocado que fuera atacado por un impulso de eyaculación insoportable que hizo que Yoichi solo pusiera más fuerza en sus manos. 

"Mi hijo es un hombre terrible."

"No quiero que mi papá hable sobre hombres terribles."

Jungo sonrió y se volvió en su dirección. Pareció haber comprensión y simpatía entre Keisuke y Jungo, como unos rivales que se conocían bastante bien. Luego, agarró sus muslos y los dobló por la mitad para hacer que las rodillas izquierda y derecha quedaran sobre las sábanas.

Yoichi se asombró al ver a su cuñado boca abajo entre sus piernas abiertas y listo para lamer un lugar tan vergonzoso. Sin embargo, como en otras veces, el sentido del tacto seguido con el de la vista le enseñó que esto era una realidad

"No, ah... Espera."

Luego, Keisuke abrazó a Yoichi, quien se retorció con un grito, y dijo:

"Jungo hará que te acostumbres. Nos aceptarás a los dos hoy mismo".

"Eso... Ah, ah, ah."

Trazó cuidadosamente cada pliegue y, cada vez que la lengua de Jungo se retorcía, subía y comenzaba a bajar, escuchaba el sonido de un chapoteo aterrador. Como el de un gato lamiendo leche. Era vergonzoso, pero muy erotico. Cuando pensó que Jungo, que tenía una belleza aterradora y el aura de un caballero, estaba lamiendo su lugar más terrible, comenzó a perder un poco más la cabeza.

"Oh, eres muy lindo. Parece que estás feliz de ser lamido por mi hijo."

Luego, escuchó una narración detallada del estado más íntimo de su pene, incluyendo su forma y también su color. No quería que lo dijera, pero era sensual escuchar el barítono de su suegro mientras lo besaba.

"Um..."

Pero cuando sintió la lengua de Jungo en su interior, su columna comenzó a ponerse muy alerta. Alcanzó un pequeño clímax y el semen se desbordó de un pene que se había vuelto completamente duro. Deseaba disipar el calor que se arremolinaba en su cuerpo ahora mismo. Quería manejarlo por su cuenta pero, en su lugar, puso mucho esfuerzo en los dedos que todavía estaban sosteniendo la base y superó la terrible tentación al pensar en algo más.

"Es asombroso como te pones".

Un montón de gotas desagradables se desbordaron de su cuerpo. Al parecer, cuando Yoichi era molestado por dentro, no podía evitar enloquecer.

"Mira nada más, está tan feliz que incluso babea".

"Porque mi preparación fue buena".

Jungo levantó los ojos para jactarse de lo maravilloso que aparentemente era. Incluso la más mínima vibración y sus formas de hablar en su oreja se estaban convirtiendo en un estímulo que molestaba demasiado a Yoichi. Además, Keisuke acariciaba constantemente sus puntiagudos pezones rojos mientras besaba sus sienes, a veces sus ojos y en otras ocasiones, sus mejillas. ¡Era un estímulo que estaba en todos lados!

"Ah, ah, ah."

Yoichi estaba confundido por la sensación de que la saliva fluía hacia abajo, como si hubiese estado lamiendo los suaves pliegues de su ano por una eternidad. Alzó una voz hosca, dobló las caderas y persiguió constantemente las caricias que lo habían estado llevando hasta el extremo. Sus pezones estaban empapados y sus nalgas perdieron la vergüenza cuando los dedos de Jungo se alinearon y se hundieron justo allí. Luego, los suaves pliegues que revelaban su codicioso deseo sexual se ondularon indecentemente y se tensaron hasta el punto en que pensó que se iba a correr de nuevo. 

"Si aprietas tanto, no te acostumbrarás. Relájate, amor."

"Ah, ah, ah..." 

Los dedos que apretaron la base de su pene ya no tenían fuerza, simplemente estaban unidos por puro reflejo. 

"Te ves bastante bien. ¿Qué dices? ¿Quieres el pene de Jungo, cariño?"

"Ah... Sí, suegro, quiero..."

Keisuke amasó el hormigueo que estaba creciendo en su pecho y besó sus labios antes de que sacara un grito más. No estaba satisfecho con los besos tan rápidos y cuando inclinó su rostro y pidió por más, su lengua lo penetró de la misma manera en que el dedo de Jungo intentaba acostumbrar las paredes dentro de su trasero.

Y mientras Keisuke estaba entrelazado con su lengua, sintió que el dedo de su cuñado comenzaba a salir por detrás, lo apretaba por reflejo y frotaba cada uno de los pliegues que eran visibles para él.

"Lo pondré ahora."

"Está bien".

Le dijo Jungo a Keisuke. Levantó las piernas de Yoichi y lo acomodó de tal forma que los dedos que sostenían la base de su pene se desprendieron completamente.
Estaba sintiendo el pene de Jungo por primera vez en dos semanas, así que su garganta soltó un grito de anticipación y sus ojos se pusieron completamente en blanco.

Fue perforado en ángulo mientras su suegro lo levantaba directamente desde arriba, como para guiarlo. Era caliente. Era grande y muy difícil también. Yoichi estaba jadeando ante esa textura pesada que era incomparable a los dedos. ¡Y Dios! ¡Que fuerte comenzó a sentirse también! Le alegraba mucho que Jungo fuera lujurioso con él y también, tan feroz y despreocupado. 

"Te ves fascinante ¿Jungo es delicioso?"

"...Sí, ah..."

"Ya veo."

Keisuke acarició sus mejillas, mirando lo extasiado que estaba de estar aceptando a Jungo hasta la raíz. Su cuerpo, que pareció a punto de romperse de placer, reaccionó con sensibilidad incluso a un estímulo tan fugaz como ese. Se apretó en la parte que lo estaba golpeando, se puso más caliente y cuando el hombre lo ayudó a bajar otro poco, gimió con muchísima fuerza. No lo hizo con voluntad.

"Realmente estás apretando."

Y luego Yoichi fue acomodado de mejor manera en el regazo de Jungo, que tenía las piernas cruzadas hacia el frente.

Debido al cambio de postura, se aplicó el peso necesario para hacer que su pene lo perforara como una estaca desde abajo. E increíblemente expuesto a las profundidades, no pudo aguantar ni un segundo más e hizo que su pene arrojara una cantidad casi exagerada de semen. 

"Ah, ah..."

Keisuke abrazó a Yoichi por detrás, quien estaba gritando y rebelándose en voz alta mientras abría la boca como si así pudiera respirar mejor. Su pecho fuerte y ancho, cubierto por completo de músculos, le tocó la espalda. Luego dijo:

"Está entrando bien. Tu pequeño ano está completamente abierto. Te estás comiendo a Jungo como si fuera un manjar"

"Ah, ah, espera... Espera un poco..."

Los dedos de Keisuke se colaron a través de los huecos en su entrada. Era tanta presión que se asustó al sentir como si su carne comenzara a chirriar. Sacudió la cabeza, se quejó, y se aferró a Jungo, que estaba sentado frente a él.

"Está bien, cariño. Déjalo todo en manos de mi padre."

"Ah, no puedo..."

Jungo lo abrazó y lo besó, pero igual no pudo escapar de la sensación de ser empujado para abrirlo. Los dedos de Keisuke se arrastraron dentro de un lugar lleno del pene de Jungo así que fue doloroso. Era tan doloroso, incluso aunque lo hiciera despacio, que pensó que era imposible aceptar a dos personas al mismo tiempo. Realmente no había forma de que pudiera hacerlo. 

"Ah, espera, no entres..."

"Te acostumbrarás lentamente, está bien. Agreguemos otro".

"¡Ah!"

Estaba entrando muy hondo. Cuando gritó y dobló la espalda, Jungo se pegó a la protuberancia del pecho de Yoichi y comenzó a chupar como si quisiera sacarle leche. Lo lamió y lo chupó con entusiasmo y mientras tanto, en la parte de atrás, los dedos de Keisuke se empujaron y se separaron repetidamente para hacer tijeras. El dolor y el placer se mezclaron e hicieron una combinación complicada que creó una nueva forma de sensualidad.
Aunque doloroso, el cuerpo de Yoichi estaba mojado por la alegría de ser abusado así. Y cuando el tallo de su pene, que debería haber explotado antes, se sacudió, entonces el dedo de Keisuke fue sacado tan violentamente que le hizo olvidar por un segundo que seguía sentado en Jungo.

"Lo pondré también. Respira lento..."

"Ah... No, no... Es imposible. Espera."

Pero sintió el pene de Keisuke pasando junto al de su hijo. Entrando y entrando y ENTRANDO hasta un punto en que Yoichi pareció a punto de caer en pánico. Era absolutamente imposible. ¡Se rompería! Pensaba que tenía que expiar ante Keisuke y Jungo, pero su miedo instintivo fue mucho más fuerte. 

"No, no. No, Jungo..."

"¿No? Pero si nos elegiste a nosotros dos."

Esperaba que Jungo ayudara, pero no fue así. Por el contrario, agarró el trasero de Yoichi, lo extendió y se lo presentó a Keisuke, que estaba detrás de él. 

"Así es, bebé."

Keisuke tomó el control que le había pertenecido a Jungo hasta hace un momento, agarró la esbelta cintura de Yoichi y comenzó a bajarla lenta y suavemente... 

"Esta es la manera adecuada de hacer que los tres seamos una familia para siempre. Nuestro ritual".

"¡Ah!"

"Tienes que aceptarnos."

Ordenó con un tono firme antes de que comenzara a invadir los pliegues de su ano.

Jungo se mordió los labios y después, incluso también comenzó a jadear con fuerza. No solo era doloroso, sino que había una tremenda sensación de opresión y plenitud. La cintura, que fue presionada por dos personas, crujía y se movía y la conciencia que pareció desvanecerse en más dolor del que había imaginado, estaba desesperadamente atada a la emoción de escucharlo decir que esto era un ritual. Era un ritual que debía pasarse para formar una familia con Keisuke y Jungo. 

"Ah, ah, ah."

Mirando al techo, respirando y tratando de soltarlo de alguna manera, sintió la forma en que Jungo comenzó a esparcir besos por todo su rostro con dulzura hasta incluso lamer sus lágrimas. Keisuke, se acercó por detrás y lo acarició de nuevo. Para tranquilizarlo.

"Eres un buen chico, lo estás aguantando bien. Solo un poco más, solo un poco más..."

La voz alentadora de Keisuke se podía escuchar sobre su espalda. Era doloroso y mucho más caliente de lo habitual. Y si miraba más de cerca, podía notar que frente a él, Jungo estaba sudando terriblemente mientras apretaba sus cejas para poder soportarlo.

"¿Cómo está, Jungo?"

"Esto es bastante diferente..."

Para este ritual, los tres estaban sujetos a paciencia y sufrimiento. La expresión facial de Jungo era un poema y Yoichi estaba tratando de aceptar a los dos mientras era perturbado por la respiración de Keisuke, que estaba cayendo en su nuca. 

"Ah, ah, ah, ah..."

Keisuke sacudió sus caderas y se hundió hasta la raíz. Los tres cuerpos estaban en estrecho contacto entre si hasta un punto en que la parte inferior del abdomen se le estaba volviendo más pesado. Keisuke y Jungo dejaron de moverse en un segundo, probablemente porque iban a esperar a que Yoichi se acostumbrara. Y por supuesto, gracias a eso incluso pudo sentir claramente los lugares que latían en las partes más profundas de su cuerpo junto con las palpitaciones de su corazón, que llevaban diferentes ritmos pero que se sincronizaban gradualmente.

Luego pareció volverse evidente que su cambio se transmitió perfectamente a las dos personas que estaban conectando sus cuerpos con el suyo.

"Parece que está bien moverse."

"No te pongas como un loco, papá."

Keisuke le obedeció y se contuvo, Jungo puso sus manos sobre las rodillas de Yoichi para intentar conseguir una mejor posición y luego, incluso comenzó a moverse un poco. ¡De ninguna manera! Yoichi, quien lo miró como para negarse, fue empujado por Jungo al momento siguiente y gritó. 

"Ah ¡Ah!"

Antes de que el impacto disminuyese, Keisuke golpeó sus caderas con fuerza.

Jungo estaba sosteniendo ambas piernas, Keisuke sus caderas y ambos lo empujaban hacia arriba alternativamente. Pareció que dos bestias estaban arrasando con su cuerpo hasta el punto de hacerlo enloquecer, babear y temblar. Y aceptar a dos personas al mismo tiempo no solo duplicaba la masa sino también el placer.

Jungo era reacio a aferrarse a los pliegues de su ano, pero Keisuke era de los que intentaban ir más profundamente. Los dos respiraron juntos y lanzaron a Yoichi con movimientos irregulares hasta hacerlo pensar que se rompería. Fue aterrador y doloroso, pero no insoportable. No, para ser exactos, hubo dolor físico, pero la alegría de ser amado por los dos lo superó.

"Huh, ah, ah, ah, ah".

Un vívido sonido de cópula, como el aplastamiento de carne madura contra otra, estaba resonando con fuerza en el dormitorio.

"Parece que está gritando. Se ve bastante bien".

Jungo lo besó mientras era perturbado por el placer. Keisuke agarró su barbilla por detrás y comenzó a recorrer su mandíbula con la lengua.

"Muéstrame también, mi amor."

Giró su cuello y se volvió hacia atrás, exponiendo su encantadora apariencia ahora a Keisuke. La expresión del hombre, mirando a Yoichi, ya no era la de su amable suegro de costumbre. Era un macho que intentaba conquistar a su presa

"Te ves bien. Eres muy lindo".

Keisuke sonrió con satisfacción y le besó. Sin embargo, poco después de emborracharse con besos, Jungo lo empujó hacia arriba para separarlos.

"Umm..."

Keisuke también sintió la pérdida. Se balanceaban y empujaban hacia arriba, igual a si estuvieran compitiendo por ver quien podía follar mejor. Sus miradas estaban fijas para retarse mutuamente y, por lo tanto, la sensación que se asemejaba a un clímax continuó durante el tiempo suficiente como para sentir que el alma se le salía de la parte superior de su cabeza. 

"Ah, tengo miedo. Tengo... Uh, me estoy muriendo ..."

¡Era demasiado bueno para morir justo ahora! Su cuerpo estaba a punto de desmoronarse.

Mientras lloraba, también se quejaba de que estaba asustado. Las células de todo su cuerpo se infiltraron con un placer caliente y se hirvieron hasta comenzar a burbujear. 

"No hay nada de que tener miedo, amor. Yoichi-kun se ha convertido en nuestro".

Susurró Keisuke con una voz increíblemente caliente. Los suspiros que chocaban contra el lóbulo de su oreja también se sintieron hervir y luego, Jungo abrazó su cuerpo con más fuerza y le hizo mirarlo.

"Mi papá y yo vertiremos nuestro semen en ti. Como dice, es una prueba de que eres de nuestra propiedad".

Aunque tenía miedo, la parte interior se retorció como para pedirlo de inmediato. Y entonces las dos personas, que estaban dentro de él, comenzaron a sentirse fuertemente apretados.

"Yoichi-kun se está apretando como si quisiera que lo embaracemos."

"Seguro está deseando tener un hijo mío o al hijo de mi padre."

Mientras era sacudido por los dos hombres, gradualmente se volvió poco claro si lo que sentía era el pene de Keisuke o el de Jungo. Aquellos cuerpos estaban tan profundamente fusionados que no podían ver los límites entre ellos y tampoco podía sentir una diferencia entre su amor. Yoichi era tan feliz que las lágrimas se comenzaron a derramar de sus ojos. 

"Ah, ah, ah, ya casi voy..."

En el cuerpo que llegó al límite, hubo una sensación de que el placer que se convirtió en llamas estaba a punto de explotar. Y mientras sacudía todas sus extremidades, en medio de una conciencia que pareció estar alegremente quemada, sintió que las dos personas en la parte de atrás palpitaban y se volvían extremadamente grandes. 

"Ah, ah, ah, ah."

Los deseos de las dos personas hicieron que Yoichi alcanzara el orgasmo en un segundo. Fue tan intenso que hizo un ruido fuerte y tan inesperado que sintió como si hubiese salpicado todo.

"Ah, ah."

Jungo abrazó el cuerpo que estaba a punto de relajarse y Keisuke giró su brazo desde atrás y lo envolvió suavemente. Su respiración agitada golpeó sus oídos, su boca chocó contra la suya y no pudo hacer una voz por un tiempo.

Yoichi se derritió... 

Keisuke y Jungo conquistaron el interior de su cuerpo hasta que se le grabó el letrero de que le pertenecía a los dos. El semen entró muy dentro de él y dos pares de manos acariciaron suavemente la parte inferior de un abdomen que se había comenzado a abultar. 

"Estás tan lleno."

"¿Ya te embarazaste?"

Se burló Jungo. Con solo mirarlo a él a los ojos y sentir a Keisuke detrás, la parte conectada se retorció hasta que los suaves pliegues que apretaban los dos penes se volvió un tanto impaciente. Esto todavía no era suficiente. Quería más.

Muchísimo más.

Mientras se teñía las mejillas de rojo, Yoichi pronunció las palabras más indecentes que se le ocurrieron:

"Por favor, quiero comer más del semen de mi suegro y de mi cuñado."

"Está bien. Lo serviremos hasta que te quedes preñado."

A pesar de haber eyaculado una vez, el deseo era ardiente

Pensaba que mientras fuera aceptado por ellos, el placer podía brotar como una fuente durante mucho tiempo más.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).