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Sucio e inmoral (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Vamos."

Antes de que pudiera responder algo, agarró su brazo, lo levantó del sofá y lo llevó de inmediato a la cama. Debido al beso que acababa de recibir, los huesos de todo su cuerpo parecieron derretirse y no pudo evitar quedarse sin aire. Si Jungo no lo hubiera tomado del brazo, podría haberse hundido en el suelo.

"..."

Lo arrojaron a la cama como si estuviera tirando su equipaje e inmediatamente después, Jungo se estiró y lo apretó hasta que se volvió completamente imposible el separarse. Jungo era nivel superior en aikido, pero Yoichi ni siquiera podía correr una cuadra sin cansarse así que no pensaba que hubiera punto de comparación entre los dos. No podía mover su brazo en absoluto porque su muñeca estaba presionada contra la cama así que sabía que estaba en una situación de la que no podía escapar. Además, Jungo era mucho más pesado de lo que aparentaba ser.

Sintió el peso de su cuerpo, que estaba compuesto por un esqueleto sólido y músculos, sobre su ropa de dormir... Y le tenía mucho miedo a lo que pensaba que podía pasar a continuación.

"Jungo..."

"Debería decir la palabra "cuñado"."

Jungo agarró su barbilla y lo miró a los ojos para mostrarle lo frustrado que estaba de que no lo obedeciera justo como lo quería. Sin embargo, para Yoichi, Jungo era un estudiante de último año en la misma oficina, incluso después de conseguir un trabajo y después de que se comprometiera con Rika, estaba avergonzado de llamarle cuñado tan abiertamente.

"Dime..."

La fuerza comenzó a correr alrededor de los dedos que agarraban su barbilla. Le estaba haciendo daño. Y cautivado por la sensación de ser arrastrado hacia su pecho, movió los labios como se le ordenó y dijo: "Cuñado". No obstante, fue un poco extraño que en el momento en que lo hizo, la parte de atrás de su pecho se humedeciera en un montón de emociones extrañas. De hecho, podía ser posible que siempre hubiese querido llamar a Jungo "cuñado."
Desde la primera vez que lo conoció, en secreto imaginó lo feliz que sería si se volviera un tipo de "hermano" que pudiera estar eternamente con él.

"Eres un buen chico".

Jungo lo besó, con una sonrisa encantadora que le hizo temblar hasta las piernas. Y después de hacer algunos ruidos húmedos y morderle los labios, naturalmente insertó su lengua y comenzó a crear entre los dos... Una extraña situación caliente. Su lengua estaba entrelazada con vehemencia a la suya, la parte de abajo le hacía cosquillas y el placer dado por sus manos estaba intoxicando su pecho. No sabía que los órganos que servían para hablar y masticar alimentos, podían ser tan sensibles.

"Ah, espera..."

Le quitó la ropa de dormir de sobre el pecho y dejó que el aire acondicionado acariciara su piel hasta volverla de gallina. Alejándose del beso, Yoichi miró al hombre que estaba sobre él y preguntó:

"¿De verdad vamos a...?"

Su lengua no se movió bien debido a la tensión y la pregunta estaba corta de palabras. Sin embargo, Jungo pudo entender.

"¿Quieres hacer las paces conmigo o no?"

Quería hacer las paces pero, ¿Era esto realmente una compensación? No, ¿Jungo hablaba en serio en primer lugar?

"Yo..."

Su pecho fue golpeado por su enorme palma así que ​​las palabras fueron cortadas de nuevo. Los dedos de Jungo, cuya temperatura corporal era más alta que la suya, hacían que todo su cuerpo se sintiera tan caliente como increíblemente aterrorizado.

"Hmm..."

Su pezón fue pellizcado hasta que saltó. Era la primera vez que alguien tocaba esta parte de su cuerpo así que, quizá por eso, sus sentidos eran extrañamente agudos y estaba confundido por la reacción que debía tener.

"¡Jungo!"

Gritó. Jungo ni siquiera se había dado cuenta de que no lo había llamado cuñado.

Tomó su otro pezón entre sus labios y lo mordió.

"... Ah".

Todo su cuerpo se sintió aliviado, envuelto en una sensación cálida y viscosa que le hizo sudar. Cuando comenzó a devorar su areola pálida y trazó la forma de su pezón con la punta de su lengua, sintió una sensación emocionante y peligrosa que le hizo gritar de nuevo.

"¡Jungo!"

"Parece que te gusta mucho este lugar ¿No es verdad? Cuando lo lamo, te vuelves más travieso".

Ambos pezones fueron manipulados con sus dedos y los labios hasta ocasionar que los nervios de todo su cuerpo se concentraran únicamente en él. Se retorció como si quisiera escapar de sus caricias e incluso cerró los ojos, pero eso solo aumentó el poder que Jungo tenía para retenerlo.

"No, detente ..."

"¿Quieres que me detenga? Si es así, ¿Por qué estás reaccionando tan maravillosamente para mí, cariño?"

Se quedó asombrado cuando su mano estirada, repentinamente bajo para tocarle las extremidades inferiores. Quizás fue por el beso o por el pecho que ya tenía muy desordenado, pero estaba cambiando de forma entre unas piernas que nunca habían tocado.

"Huh... Por favor, por favor déjame ir."

Estiró la mano hacia el pecho del hombre y trató de salir arrastrándose por debajo de su cuerpo, pero lo volvió a echar hacia atrás y le bajó la ropa de dormir junto con sus calzoncillos. Fue vergonzoso y miserable exponer su pene bajo los ojos de Jungo.

"Eres hermoso."

Jungo tomó su verga entre la palma de la mano mientras expresaba su impresión sobre su cuerpo. Dijo la palabra "hermoso" así que definitivamente no podía creer que Jungo pensara eso de él.

"Rika se estaba quejando de que nunca habían tenido sexo. Cuando te invitó, le dije que no lo hiciera hasta que estuvieran casados... Supongo que fue porque estaba un poco preocupado por ti. Estoy agradecido de que me hiciera caso."

"Jungo..."

"¿Has estado en abstinencia durante mucho tiempo? Hasta donde yo sé, Rika debería ser la única persona con la que has salido desde la universidad"

"Ah..."

Jungo casi podía entender la forma de ser de Yoichi. Por supuesto, también entendía que era completamente heterosexual. Ahora estaba entrelazado con sus dedos y se movía hacia arriba y hacia abajo, mordiéndose los labios y mojando el pantalón con un semen que estaba saliendo sin que se diera cuenta. Jungo no era una persona que se sintiera atraída por el mismo sexo. Claro que Yoichi no sabía mucho sobre sus historias de romance y no le había preguntado directamente, pero entendía que tenía la sombras de muchas mujeres a sus espaldas. En otras palabras, este acto realmente parecía un castigo para Yoichi y solo una venganza. ¿Era la ira de Jungo tan profunda que no había evitado humillar a Yoichi por matar a su hermana? Naturalmente, dada la gravedad de las consecuencias que había causado, incluso estaba sintiendo como si quisiera enterrarlo en el fondo de la tierra.

Pero en lugar de marchitarse, su pene, que era acariciado por las perfectas manos de Jungo, pareció ponerse cada vez más y más erecto. Y era imposible no hacerlo si caía en cuenta de que todavía frotaba sus aureolas mientras tocaba sus genitales y también lo besaba.

"Um...".

"Tu sensibilidad es buena. Puedes alcanzar el orgasmo con solo tocar tu pecho."

Mientras estaba perturbado por el placer, Yoichi miró al hombre que acababa de escupir una línea inquietante, y notó que tenía unos ojos que parecían listos para arrancarle la carne. No importaba lo incómodo que se sintiera o lo culpable que pudiera estar ante él, sus genitales no hacían caso. Además, Jungo tenía una crueldad que podía poner en riesgo sus pensamientos actuales sobre ser parte de la familia. Es más, temía que Jungo, que debería ser gentil, se hubiera convertido en un extraño.

"No tienes que tener miedo. Estás tan húmedo que seguramente todo irá por su cuenta ahora".

"Sí ... oh, oh ..."

Un placer que nunca antes había conocido, lo atravesó hasta hacerle sentir que ya no podía soportarlo más. Y entonces, un delgado jadeo comenzó a derramarse de su boca:

"¡Ah! Ah, ah, ah. Oh por..."

"Es fácil para ti mojarte ¿No es cierto? Eres como una mujer. Mira como te estás derramando..."

Era una línea humillante, pero si Jungo quería tratarlo como una mujer, no podía decir que tuviera más opciones a la mano más que hacerle caso. Además, tal vez era su karma. Cada vez que escuchaba un rumor sobre Jungo saliendo con alguna empleada, se sentía solo y no podía evitar imaginar cómo era que la abrazaría durante las noches. Pensaba que tal vez estaba celoso porque no quería compartir una existencia fraterna, que era así de maravillosa, con nadie que no fuera familia.

Evidentemente fue un estúpido.

"Ah, ah, ah, ah".

Incluso si había tratado de cerrar ambas piernas, el cuerpo de Jungo estaba interrumpiendo justo en el medio. El tallo de su pene, que se había levantado por completo, estaba tan teñido de rojo que cuando lo apretó, el semen comenzó a gotear como si hubiese encendido una especie de interruptor que ni siquiera sabía que tenía. Por supuesto, eso no solo alimentó su vergüenza, sino también la excitación.

"¡Oh, por Dios!"

Cuando alcanzó el clímax, estaba impaciente y sin aliento. Quería eyacular, ¡Quería eyacular porque se sentía como si se estuviera muriendo! Además, definitivamente no sabía que podía sentir eso simplemente al sujetar su glande.

"Ah, ¡Ahhh!"

Finalmente, Jungo miró a Yoichi con una sonrisa burlona, ​​hinchando su pecho y sonriendo con esa mirada hambrienta que acababa de descubrir.

"Debido a que es un castigo, no puedo dejar que te vengas fácilmente".

Y reprimiendo a un Yoichi que estaba en agonía pura, Jungo acarició su punta y frotó las partes que se veían en peor condición. Dijo:

"Pero aún así, parece que tienes una fuga".

"Ah, ah, ah".

Su pene, empapado y pegajoso, se balanceaba al compás de los dolorosos movimientos que realizaba Jungo. Estaba llorando con fuerza y realmente no sabía por qué. El placer excesivo ya había superado al dolor y ya ni siquiera podía sentir nada de eso como una tortura. En realidad, su conciencia había comenzado a alejarse y su voz, pidiéndole que lo perdonara, pareció a escucharse cada vez más lejana.

"¿Quieres que te perdone?"

Le tomó de la barbilla y lo miró atentamente a la cara. Tenía una sonrisa despiadada y un aroma que estaba provocando que cada una de las células de su cuerpo comenzaran a explotar.

"Si es así, entonces conviertete en el esclavo sexual de tu cuñado".

Yoichi dudó de sus oídos ante las duras palabras que no coincidían con la belleza natural de Jungo.

"Eso es..."

"Si te digo, "abre las piernas" entonces lo haces sin importar el momento o el lugar. ¿No es mucho mejor hacer eso que dejarte morir?"

Convertirse en el juguete sexual de Jungo ¿Eso era lo que quería? Sin embargo, la parte de su cabeza que le gritaba que se detuviera, finalmente se había quemado por completo ante la llama de un nuevo y más intenso placer. No podía soportar esto por mucho tiempo. ¡No podía soportar un segundo más!

"Cuñado..."

Con solo llamar a Jungo "su cuñado", un hormigueo terriblemente dulce atravesó sus miembros inferiores.

Esto estaba mal.

Esto era una locura.

Rika no le había venido a la mente ni una sola vez.

"De acuerdo... Seré un esclavo sexual."

Mientras jadeaba, dijo las palabras según se lo había ordenado. Pero cuando pensó que estaba aceptando servir a los deseos de Jungo, surgió una emoción asfixiante y más atroz que la que había tenido al comenzar.

"Buen chico. Bien hecho."

Jungo sonrió con satisfacción y acarició su cabeza. Parecía un cachorrito que había aprendido a dar la pata.

"Vamos a llegar hasta el final".

"¡Ah!"

El tono que ocupó era diferente al anterior. Ahora había susurrado suavemente en su oído e incluso pareció darse el lujo de cambiar el movimiento de su mano. Acarició desde la raíz hasta la punta para favorecer su eyaculación así que Yoichi, que había sido llevado al límite, no pudo soportarlo más y lanzó un grito que fue acompañado por una cantidad casi exagerada de semen.

"¡Ah!"

Fue un clímax que nunca antes había experimentado y se sintió como si su cuerpo quisiera partirse a la mitad.

"No, no puedo parar... No puedo."

"Solo tienes que sacarlo. Todo lo que quieras".

Pero en medio de la eyaculación, perdió el conocimiento por unos cuantos segundos.

Cuando se dio cuenta, ya le había quitado toda la ropa de dormir y tenía las extremidades inferiores mojadas con las salpicaduras de su propio semen. Además, estaba terriblemente agotado por el grado de eyaculación que había alcanzado y los espasmos que habían atacado sus extremidades hasta hacerle pensar que estaba teniendo una convulsión. Después de todo, esta era la primera vez.
Sin embargo, antes de que pudiera respirar y arrastrándose como una bestia, Yoichi se subió sobre su cuerpo para admirar la postura indecente que había tomado solamente para él.

"¿Ya estás listo para disciplinar tus caderas?"

"No quiero..."

Trató de sentarse porque no le gustaba la mirada que le estaba dirigiendo, pero la mano de Jungo volvió a presionarlo sobre el colchón.

"Cállate. Tienes que seguir lo que dice tu cuñado."

"No, espera. Si somos demasiado ruidosos, tu papá se despertará. Podría sospechar y venir a ver qué está pasando. ¿Quieres mostrarle esto a tu padre?"

La expresión benevolente de Keisuke, que lo trataba de manera amable, le vino a la mente casi de inmediato. Si viera una apariencia tan vergonzosa en él... Sería su ruina. Esta vez de verdad.

"Realmente te gusta mi padre."

Jungo resopló de una manera agresiva, agarró a Yoichi con brusquedad de ambas piernas y lo volteó hasta terminar abriendo sus muslos de par en par. De pronto podía ver que para Jungo, Keisuke era su muy querido padre, un hombre de respeto, y un muy fuerte rival.

"Espera..."

Jungo estaba viendo un lugar que ni siquiera él conocía. ¡Se sentía como un insulto terrible! Más aún, cuando comenzó a untar allí algo viscoso...

"Es una crema en lugar de un lubricante. Es especial ya que es la primera vez."

Jungo estaba sosteniendo un tubo blanco entre las manos. Incluso estaba pensando que lo había preparado cuando Yoichi estaba inconsciente.

"¿O alguna vez has tenido a un hombre?"

Después de un tiempo, finalmente entendió el significado de su pregunta. Pero aún así, estaba sintiendo que la tensión se lo tragaba lo suficiente como para poder hacer cualquier tipo de voz. Se sacudió.

"Es exactamente lo que esperaba. Déjamelo a mí y guarda silencio. No te voy a hacer daño solo porque es un castigo".

Y aplicó la crema.

No deseaba ver más, así que Yoichi solo enterró su rostro en las sábanas. Había un leve aroma residual de la fragancia que Jungo siempre utilizaba y un sentimiento cálido en los dedos que dibujaban círculos en los pliegues de su ano.

"¡Ah...!"

Los dedos cubiertos de crema se apretaron dentro de él hasta hacer que todo su cuerpo se agitara bruscamente por la indescriptible sensación de que una sustancia extraña empujara el interior de su cuerpo para abrirlo. E incluso si quisiera detener la invasión, no podría poner ninguna fuerza en sus miembros inferiores cuando estaba en una posición tan increíblemente peligrosa como esa.

"Está caliente dentro de ti".

"Du... Duele..."

Su interior estaba siendo apretado por unos dedos largos y fríos así que no pareció tener más opción que morderse la boca. Se sentía como si la crema se aplicara no solo en el redondel, sino también en su pared interior mientras los dedos de Jungo se movían más y más hacia adelante y hacia atrás nuevamente. Por supuesto, aunque la sensación de un cuerpo extraño no era incómodo, la ansiedad era tan considerable que tuvo que aguantar desesperadamente las ganas de querer gritar y moverse. Sin embargo, en la esquina de su cabeza, solo había pensamientos sobre el hecho de que Keisuke estaba durmiendo abajo. Y no, definitivamente no quería que lo viera gatear a cuatro patas como un animal mientras su hijo jugaba con su culo.

Tan pronto como el dedo de Jungo estimuló cierto punto, un grito húmedo salió de entre sus labios. "Ah." Y cuando luchó contra él, sus piernas temblaron y sus caderas rebotaron obscenamente para arriba sin que se diera cuenta de eso. Inmediatamente después, hubo una sensación de tensión a pesar de que no había tocado todavía su pene.

"Allí..."

"Te gusta, ¿No? Este es tu punto".

Intentó rodar. Yoichi estaba a merced de su intenso placer, siendo culpado por sus debilidades y sin saber qué sucedería después.

"Agreguemos otro."

"No, no puedo..."

Tembló ante sus horribles palabras. Luego se inclinó hacia adelante e intentó escapar por tercera vez, pero fue bloqueado por una mano que ahora sostenía sus caderas.

"Mi verga no es de ese tamaño."

"Ah, ah..."

Jungo se rió, insertando un segundo dedo. La sensación de opresión aumentó y Yoichi agarró las sábanas una vez más y jadeó con todas sus fuerzas. Al parecer, la crema también se aplicó en el segundo dedo y se coló por un ano que no puso mucha resistencia.

Después de dejar los dos inmóviles por un tiempo y de hacer que entraran y se salieran, cada uno comenzó a separarse hasta hacer unas pequeñas tijeras.

"Ah... Espera".

Un rugido descarado se derramó de sus labios mientras que sus suaves y temblorosos pliegues apretaban sus dedos. Además, no importaba en donde lo estimulara o cómo lo hiciera, la verdad era que no sentía que nada de eso fuera doloroso.

"Es tu primera vez, pero estás sosteniendo mi dedo de maravilla".

"Por... Por favor, espera."

El lugar fue golpeado de nuevo, y un placer impresionante lo atravesó hasta hacer que su espalda se curvara por completo. Su cintura, que se comió el dedo del hombre, se elevó indecentemente y las gotas de su semen, que desbordaron de la furiosa hinchazón de su pene, se derramaron sobre las sábanas hasta ocasionar un desastre. Aunque era su cuerpo, no podía conseguir que lo obedeciera y mucho menos darse el lujo de parar cuando era evidente que ya habían llegado lo suficientemente lejos. Parecía que las manos de Jungo estaban remodelando este cuerpo hasta volverlo en algo que le gustara.

"Parece que ya es hora."

Mientras susurraba para si mismo, Jungo sacó su dedo. Los suaves pliegues de su ano se retorcieron como tratando de contenerlo dentro de él y después, sosteniendo una cintura que estaba a punto de romperse, el hombre se apretó contra el lugar y comenzó a frotarse descaradamente de arriba para abajo.

Yoichi estaba aterrorizado por la sensación y por lo que se venía...

"No... Yo no..."

Estaba tratando de tener sexo con el hermano de su hermana recién fallecida. Era algo imperdonable.

"¿No querías una expiación?"

"Yo quería expiar mis pecados, pero esto es..."

No pensó que Jungo iba a hacer algo como esto. Se preguntaba si quería burlarse de él, avergonzarle y aprovechar ese momento para aliviar la tristeza y la depresión de la pérdida de su hermana. Sin embargo, Jungo dijo:

"¿No querías un castigo?"

Eso era verdad. Quería que Jungo lo castigara. Ser aplastado y destrozado por su ira... Asesinado. Le había confesado su pecado porque quería sufrir.
Desde la muerte de Rika, los sentimientos que habían estado en su pecho no lo dejaban respirar así que, una vez que se dio cuenta de que no podría seguir con su vida normal después de esto, se sintió como si esta fuera la única manera. Agarró las sábanas y asintió un poco.

"Estoy feliz de tener un buen cuñado que me ayude".

Jungo sonrió, besó su nuca y volvió a sujetar la cintura de Yoichi con ambas manos. Luego, una masa que era incomparable a la de un dedo trató de penetrarlo y todo el cuerpo se hizo más pequeño sobre las colchas. Si no se hubiera mordido los labios de inmediato, podría haber estado gritando con fuerza.

"Relájate. Si aprietas así, solo lo pasarás mal".

Ordenó Jungo en un tono bastante convincente. Abrió su estrecha membrana mucosa con los dedos y se metió lentamente mientras acariciaba un pene que estaba a punto de marchitarse de puro dolor. Sin embargo, gracias a eso, su conciencia comenzó a desviarse hacia allí.

"Ah, ah, no... No entra."

La emocionante sensación de un pene entrando por su trasero no solo era dolorosa, sino que también contenía una sensualidad desconocida.

"Así es... Está apretado dentro de ti, pero es muy suave. Pasará pronto".

La indescriptible sensación de inmoralidad, provocó un escalofriante y misterioso levantamiento de todo su cuerpo. Su pene palpitó y la parte interior se contrajo y apretó a Jungo de nuevo.

"Ah, ah, ah, ya no... ¡Ah!"

Pero contrariamente a la voluntad de Yoichi, la codiciosa membrana mucosa de su ano se retorcía como si no pudiera esperar a que se moviera y lo hiciera pedazos.

"Vas bien, vas muy bien. Te lo estás tragando de maravilla."

"Ah, ah ..."

Y cuando un impacto atravesó la parte superior de su abdomen, lo empujó hacia el frente y lo hizo gritar.

"Entré..."

Jungo respiró profundo.

La ropa de dormir de Jungo le tocó el trasero desnudo y sintió que la parte inferior de su abdomen, donde estaba incrustado su pene, se volvía pesado mientras más se frotaba contra la cama.

"Eres fabuloso."

Una pulsación diferente a la de su propio corazón resonaba en la parte fuertemente adherida a su cuñado, probablemente para informarle del hecho de que estaba conectando a Jungo de todas las maneras existentes.

"Ah ..."

Pensaba que había hecho algo malo al sentirse bien. También estaba convencido de que había enloquecido.

"Ah... Ah, espera... Ah, ah."

Jungo comenzó a moverse como para saborear el interior de Yoichi. Frotó los suaves pliegues que se aferraban a su verga y provocó que su voz inicial, la que estaba tratando de tranquilizarlo, se convirtiera en una voz muy húmeda. El calor generado por los masajes de Jungo se transformó en un loco placer.

"Um, um..."

Los suspiros que caían sobre las sábanas eran tan calientes como el fuego. Su cuerpo estaba hirviendo y cada vez que Jungo repetía el ritmo de una constante penetración, un placer escandaloso parecía recorrer su médula espinal, hinchándose dulcemente hasta hacer que los dedos de sus pies se pusieran en garra.

Yoichi no tenía experiencia en el sexo así que era verdad decir que esta era la primera vez. Pero seguramente, eso no justificaba que se estuviera ahogando en los placeres que le daba su cuñado.

Tenía miedo de no ser ya el mismo.

"Parece que lo has sentido de maravilla".

"No...."

Era vergonzoso señalar lo bien que se sentía, así que lo negó. Pero aunque su boca había mentido, Yoichi todavía se estaba moviendo para buscar el calor de Jungo.

"Si dices mentiras, serás castigado".

El cuñado empujó su pene de nuevo, provocando que un tremendo placer, que ya estaba volviendo loco su cerebro, lo atravesara de tal forma que hasta sintió como si un montón de chispas se esparcieran frente a sus ojos.

"¿Es aquí? Tu lugar favorito ¿Es este?"

"Ah, ah, ah..."

El lugar donde antes lo había tocado con su dedo, fue estimulado ahora por la punta de su pene y estimulado desde el interior también. La lujuria se estaba derramando de su cuerpo como si fuera orina.

"¡Ah! Allí... Me gusta..."

Era una voz coqueta.

Cuando Jungo lo escuchó, balanceó las caderas mientras jadeaba de manera frustrante.

"Ah, dime que tanto te gusta."

"Mucho..."


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