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Siempre seré tu estrella por elenaa

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Notas del fanfic:

Un pequeño Oneshot sasunaru por el sasunaru day hispano, inspirado en siempre seré tu estrella de celtian. La canción no habla sobre una pareja, pero cuando la escucho pienso en sasunaru y me salió esta historia u_u

https://www.youtube.com/watch?v=4Vh_uFzJRqw

Caminaba tranquilamente con muchas golosinas en sus manos y bolsillos, en dirección a la oficina de su abuela, la directora de un gran hospital; cuando el sollozo de un niño en uno de los pasillos llamo su atención, curioso se acercó a este y el chico al sentirse observado rápidamente levanto su mirada.

Sus brillantes ojos azules se encontraron con unos profundos negros, instintivamente le sonrió al pequeño azabache que lloraba y se sentó a su lado ofreciéndole dulces.

—Quieres tengo muchos—dijo sonriente, a la par que ponía sobre las manos del otro chico todos los dulces que traía en sus manos.

El niño de cabello negro hizo una extraña expresión, parecía avergonzado y al mismo tiempo enfadado por la forma tan casual en la que se le había acercado.

—No me gustan los dulces—soltó y le devolvió los dulces, para después secarse rápidamente sus lágrimas con la mano izquierda.

—¿A quién no le gustan los dulces?

—A mí.

—Mmmmm, ¿por qué llorabas? te duele algo. Mi abuela trabaja aquí, quieres que te lleve con ella.

—No me siento mal.

—¿Entonces que tienes?

—Qué te importa… no seas metiche.

—Perdón, yo solo creí que podías necesitar ayuda.

—Ya vez que no—dijo el chico mientras se levantaba y abandonaba el lugar.

 

Abrió los ojos gracias al nítido sonido del monitor, resonando ligero en la blanca y gris habitación, al mismo tiempo que el olor antiséptico invadía sus fosas nasales.

Día tras día era lo mismo; y él se encontraba tan cansado de la rutina, que ya casi no encontraba las fuerzas para vivir.

Aquella alegría y mirada sincera, de sus primeros años de infancia, se había esfumado dejando solamente una gran melancolía.

Toda su familia le decía que tuviera fe, que pronto estaría nuevamente sano, no obstante, él creía todo lo contrario, su débil cuerpo estaba rechazando su trasplante de corazón y estaba seguro de que el nuevo no sería la excepción.

Soltó un suspiro gracias al sueño que tuvo, no solía recordar su niñez, sin embargo, el recuerdo de haber tenido un amigo llamado Uchiha Sasuke y el tiempo que compartió con él mientras la madre de este estuvo internada, antes de fallecer, era de los recuerdos más preciados que tenía y aún permanecía muy fresco en su memoria, como su primer y último mejor amigo, aquel al que le regalo su preciado reloj musical de bolsillo, que le había traído de Italia su abuelo.

Estaba perdido en sus propias cavilaciones, cuando en su habitación entro su abuela, seguida de su tía Shizune y sus dos residentes favoritas Sakura e Ino.

Checaron sus signos vitales, le administraron los medicamentos que le correspondían y salieron, dejándolo solo con su abuela.

—¿Cómo te sientes hoy?

—Acaso importa…de todas formas me estoy muriendo.

—Naruto, no digas eso, tienes que ser fuerte. Pronto tendremos un nuevo corazón para ti—le dijo su abuela acariciándole cariñosamente la mejilla.

—Y si mi cuerpo lo rechaza, al igual que este.

—Esta vez será diferente, no seas negativo.

Soltó un suspiro y asintió, aunque no creía las palabras de su abuela.

 

Por la tarde fueron a visitarlo sus papas y cuando estos se fueron, Sakura e Ino le dieron una rápida visita, las chicas eran seis años más grandes que él, pero aun así le era sencillo hablar con ellas.

—¡Anímate Naru! —soltó efusivamente la doctora rubia, mientras se sentaba en la esquina de la camilla.

—No lo molestes Ino, déjalo descansar, cualquiera diría que después de estar atendiendo a todos esos pacientes en urgencias, no te quedarían energías.

—Sakura, energía es lo que me sobra, ya deberías saberlo, además como no estarlo si mi termómetro de chicos lindos de hoy no se limitó a solo ver a Naru.

—¿Lo dices por ese paciente?

—Sí, era muy guapo, lástima que Sai no me dejo atenderlo, me parece que aún sigue en cirugía.

—Tranquila, mañana en las rondas lo veras.

—Parece que han tenido un buen día.

—Que va, urgencias estuvo infernal, hubo un accidente de trafico masivo—dijo la rubia usando sus manos para exagerar sus palabras.

—Ha sido una mañana agotadora—concordó Sakura soltando un suspiro.

—¿Y cómo has estado Naru?

—Igual, que ayer supongo.

—Naru—dijeron al unísono las chicas tristes.

Estuvieron un tiempo hablando de cosas triviales, hasta que ambas doctoras fueron requeridas y nuevamente se quedó solo.

 

Por la noche, se despertó y vio como Sakura le administraba algo, la chica le sonrió y se volvió a dormir.

Cuando amaneció, a su visita de rutina, se unieron sus papas, quienes se veían un poco extraños y no tuvo que ser adivino para saber, que ya habían encontrado un nuevo donador.

Lo prepararon para la cirugía y al medio día ya estaba listo para ingresar al quirófano.

 

Abrió los ojos esperando encontrase en su habitación de hospital, no obstante, en donde se encontraba era en una góndola, abrió aún más sus ojos, notando como sus manos eran un poco pequeñas miro apresuradamente a su alrededor y observo detenidamente al hombre que lo guiaba por los canales de la cuidad y recordó vagamente, ya haberlo visto tiempo atrás, cuando estuvo de vacaciones en Venecia con su familia a la edad de quince años, antes de que empezaran sus problemas cardiacos.

El barquero lo dejo en su destino, camino solo unos cuantos pasos, antes de hacer una pausa e intentar recordar que hizo aquel día; ese día recordaba, haber turisteado un poco en solitario antes de regresar al hotel.

Así que, en esta ocasión, aunque no entendía del todo lo que estaba pasando, con ese extraño sueño o lo que sea que fuera, decidió tomar los caminos a la dirección contraria a los de aquella vez.

Iba nuevamente sin rumbo fijo, cuando noto como algo brillaba cerca de una tienda, el singular brillo le llamo tanto la atención, que sin pensarlo mucho se acercó y agacho a recoger aquel objeto que brillaba.

Inmediatamente que lo tomo, no pudo evitar sorprenderse al descubrir que este era el mismo reloj que tiempo atrás había regalado, lo abrió y al mismo tiempo en que la conocida canción sonaba leyó la descripción que estaba grabada en este: Sarò sempre la tua stella leyó sin notar, que un joven de su misma edad corría en su dirección.

—Disculpa ese reloj es mío.

Le pareció oír que alguien le estaba diciendo algo, pero solo cuando levanto el rostro y sus ojos se encontraron con unos profundos y conocidos ojos negros reacciono, por instinto cerro el reloj y solo pudo decir—Sasuke.

El otro joven estaba igual de perplejo que él, sin embargo, este reacciono más rápido y en un instante ya se encontraba entre los brazos de este.

Soltó un suspiro y mientras Sasuke se aferraba a su espalda, no pudo evitar dejarse inundar por el aroma de su amigo.

Cuando el azabache rompió el abrazo dijo—así es como cuidas el precioso reloj que te regale.

—Es la primera vez que se me pierde, lo juro—soltó Sasuke avergonzado.

—Tranquilo, solo bromeaba… ¿has estado bien?

—Sí, estoy de vacaciones con mi padre y hermano… ¿tu cómo has estado?

—Bien supongo y también estoy de vacaciones.

—No puedo creer que nos encontráramos aquí, creía que ya no te acordabas de mí.

—Acaso olvidaste nuestra promesa, no importa que no estemos en contacto, siempre seremos amigos.

—Si…amigos—respondió Sasuke con una sonrisa un poco amarga, a la par que recibía de regreso el reloj de bolsillo.

Guardo silencio un momento procesando el extraño sueño, cuando Sasuke comento—Ya que los dos estamos de vacaciones ¿por qué no damos una vuelta juntos?  O ¿tienes otros planes?

Asintió solamente y el pelinegro sonrió levemente.

Caminaron tranquilamente por las calles de Venecia, apreciando la estructura de las casas, viendo curiosos lo estrecho de algunas calles, coincidiendo ambos en que el olor no era el mejor, pero podían pasarlo por alto, por lo bella que era la ciudad.

Su primera parada fue en un bonito café, Sasuke pidio un expreso y el un capuchino, algunos trasuntes, los miraron con ojos que decían claramente turista, pero no le importo y le dio un sorbo a su bebida, mientras Sasuke no sabía si beber primero el vaso de agua o el expreso.

Antes de acabarse su capuchino pidió un tiramisú y aunque a Sasuke no le gustaban las cosas dulces, le robo unas cuantas cucharadas.

Después caminaron un poco más hablando de todo y de nada, tenían tantos años sin verse, sin embargo, en ellos no parecía existir brecha alguna, se sentía tan a gusto al lado de Sasuke, que se volvió a sentir como cuando era pequeño, se olvidó de su melancolía, que su cuerpo se encontraba en un frio quirófano y de que muy seguramente todo se trataba solo de un sueño.

Cuando la noche estaba por alcanzarlos, se intentó despedir del azabache y aunque el hotel de este estaba de ese lado de la ciudad y el suyo estaba en el lado opuesto; Sasuke insistió en acompañarlo.

Iban sentados uno al lado del otro y cuando se dio cuenta Sasuke tomo su mano e intento devolverle el reloj.

—¿Qué haces?

—Te regreso tu reloj.

—No… es tuyo. Yo te lo regale, es el símbolo de nuestra amistad.

—Es por eso que te lo quiero regresar, Naruto.

—No te estoy entendiendo.

Sasuke soltó un suspiro y confeso—Naruto, tú no eres mi mejor amigo, eres mi primer amor. En ese entonces pude superar la muerte de mi mamá gracias a ti.

—Sasuke… yo.

—Tranquilo, no te estoy pidiendo que me ames ni que seas mi novio, solo quería que conocieras mis sentimientos. Porque si después de tantos años nos hemos vuelto a encontrar lo mino que puedo hacer es ser sincero.

Se quedó solamente en silencio, viendo los profundos ojos de Sasuke, olvidando por completo que creía que estaba en un sueño y dijo—conserva el reloj y en cuatro años, ven a buscarme al hospital de siempre.

—Ahora yo soy el que no está entendiendo.

—Ven a buscarme dentro de cuatro años, solo dentro de cuatro años, podre corresponderte bien.

—¿Lo dices en serio?

—Si.

Fue lo único que pudo decir, antes de que Sasuke uniera sus labios con un rápido beso.

Una vez que sus bocas se separaron, solo se dedicaron a ver la luna y las estrellas que empezaban a aparecer en el firmamento, tomados de la mano.

 

Abrió los ojos y en esta ocasión si se encontraba en su habitación en el hospital, soltó un suspiro y cerró los ojos tocando con sus dedos sus labios, recordando lo real que se había sentido el beso con Sasuke en su sueño; se sintió momentáneamente tonto, por todo lo que había dicho y hecho en su sueño y solo cuando entro su abuela con sus padres pudo olvidarse por un momento de este.

Todos estaban felices, dado que el trasplante había sido todo un éxito, no obstante, algo en la actitud de sus padres no estaba bien del todo.

Y justo cuando sus padres salieron de la habitación, en esta entro un hombre que reconoció como el hermano mayor de Sasuke, sonrió instintivamente, recordando su sueño y lo que le había dicho al azabache menor, sin embargo, al ver el rostro de Itachi, su sonrisa se congelo.

El mayor, solo se acercó en silencio hacia él, dejo en una esquina de la cama el reloj de bolsillo sobre una carta y dijo—Sasuke quería que te entregara esto.

Antes de salir velozmente de la habitación.

Desconcertado se acercó hacia las cosas que Itachi había dejado, tomo cuidadosamente el reloj y lo abrió, comprobando que todavía la música sonaba, lo cerro igual de cuidadoso y tomo la carta para leerla.

¿Naruto crees en la magia? Yo no creía. Hasta que nos encontramos en Venecia, porque después de reencontrarme contigo, empecé a creer, que todo era posible.

No obstante, la magia también tiene sus propios principios y aunque me duele admitir, no siempre nos da lo que queremos.

En este momento, somos uno mismo… ¿Cómo lo sé? Porque lo vi en un sueño.

Un sueño recurrente vino a mí, durante estos cuatro años, un sueño en el que la única forma en que vivas es si tienes mi corazón, me aflige casi todos los días. Lo curioso es, que ese te lo di hace muchos años atrás.

Así que no estés triste, que yo siempre estaré contigo con cada latido, así como tú siempre estuviste conmigo cuando te necesite.

Me hubiera gustado haberte besado más, pero estoy seguro de que, en otra vida, nos podremos besar sin cesar.

Silenciosamente te veré crecer, aguardando el momento en que nos volvamos a encontrar.

Y si alguna vez te sientes solo, si alguna vez quieres llorar, mira al cielo y allí me encontraras, soy la luna, la estrella que brilla más.

Siempre seré tu estrella, mi amor.

 

Fin

Notas finales:

Espero que les gustara u_u


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