Miro su reloj y se dio prisa. Quería sorprender a su novio con una rica cena, tal vez podría ver una película después. Hacía días que el hombre andaba raro y no sabía porque. Ya llevaban seis meses viviendo juntos. El departamento no era la gran cosa, pero la magia la hacia ese hombre. Él era… su luz. Su todo.
Aun recordaba como hacía un año había despertado en una sala de hospital de Chicago sin un brazo. Le habían dicho se lo habían tenido que amputar al llegar allí hacía dos años tras un accidente en un bus que iba de Nueva York a Nueva Jersey. No tenía identificación y nadie lo había buscado. El estado se había hecho cargo de todo, pero que era un caso extraño ya que nunca se había logrado establecer la razón de su coma. No recordaba nada de su pasado, excepto que le decían Bucky. Había sido una etapa muy difícil. Afortunadamente allí había conocido a Sam, él daba terapias de apoyo
Abrió la puerta del departamento pensando en que tenía que darse prisa
- Lo se cariño – dijo Sam al teléfono parado en el balcón – es que no… por favor no digas que no te quiero – y escucho un momento en silencio – lo sé y lo entiendo – vuelve a escuchar en silencio – tu madre, tu hermano y tú son mi mayor tesoro en la vida, pero las cosas… pásame con mamá – y espera un momento – Perdón, sé que… no quiero que piensen que tú y los niños no me importan – vuelve a escuchar – ustedes son mi familia… – escucha un ruido detrás suyo y ve esa mirada, esa que ningún mortal merecía, la del desprecio de ser que se ama – Bucky…
- No te quiero volver a ver en mi vida – dijo antes de salir corriendo del departamento
- Amor, espera… Bucky
Cuando Sam Wilson logro reaccionar corrió fuera del departamento, pero solo alcanzó a ver como Bucky subía a un taxi y se alejaba lo más deprisa que podía. Se pasó las manos por la cabeza. Fue cuando vio algo en su muñeca izquierda. ¡No podía ser! Después de tanto tiempo.
- ¡Bucky! – susurro pasándose las manos por la cara
La vida no podía ser tan injusta con él. Hacía tres años que la marca de su alma gemela había desaparecido después de unos meses de tenerla. Según se decía, la marca solo aparecía cuando ambos estaban listos emocionalmente para aceptarse mutuamente y estaban cerca uno del otro. Se mantenía quieta, pero a medida que la pareja se acercaba físicamente esta picaba hasta que se hacia el contacto Sin embargo un día la suya había desaparecido completamente. Era como si nunca hubiese existido y si uno no encontraba su otra mitad antes de los treinta y cinco años, sus expectativas de vida no eran muy alentadoras. Él los cumpliría el próximo mes
Los días pasaron y Bucky no daba señales de vida. No contestaba sus llamadas ni sus correos. Los mensajes de WhatsApp no le llegaban y nunca quiso hacerse ninguna red social. Hablo con Stand, el conserje del edificio, y le dijo que saldría unos días del estado. Que al regresar le cancelaria la renta.
Llegar a Grand Island, en Luciana, fue una tortura. Llevaba mucho sin ver a su familia, y obviamente los extrañaba, pero tenía que hablar con Bucky y resolver lo de su marca. No quería perder a ese eterno gruñón, pero…
- Sam – dijo la mujer detrás suyo – dijiste que ibas a reparar la red, no a hacer más grande el agujero
- Perdón – dijo este
- Si no quieres estará aquí solo dilo – dijo ella
- No es eso – contesto Sam sin mirarla
- Cariño – dijo la morena tomándole el rostro – si no me dices lo que pasa no poder ayudarte
- Es complicado – dijo Sam y ni yo mismo lo entiendo
- Solo dilo – dijo ella acariciándole el rostro
- Mamá – dijo la vocecita de su hijo – hay un señor que busca a…
- Buenas tarde – dijo Bucky con voz casi mecánica dejando al moreno estupefacto – disculpe. Sam necesito tu firma. No puedo seguir en el departamento
- Bucky – susurro este – mi amor, te he buscado… – dijo acercándose para abrazarlo pero un puñetazo en el rostro lo detuvo
- ¡Sam! – dijo la mujer mientras el niño corría a abrazarse a ella
- ¡solo firma y sal de mi vida! – exigió Bucky – ¡Deja de hacerme daño!
- ¿Hacerte daño? – dijo Sam sorprendido poniéndose de pie –… Sarah lleva a los niños adentro
- Vamos niños – dijo la mujer – el tío Sam debe hablar con el señor
- ¿Tío Sam? – dijo Bucky sorprendido
- Obedezcan niños – dijo este con voz fría sin apartar la vista del visitante y la mujer se llevó a los pequeño
- Sam… – susurro Bucky con lágrimas en los ojos
- Son mi hermana y mis sobrinos – dijo este con una mirada gélida – Sarah tenía problemas con el barco, por eso vine. Y como el señor no me contestaba…
- Yo te escuche al… – dijo Bucky
- Claro que escuchaste – dijo Sam molesto – pero no te dio la gana de que te explicase y saliste corriendo a esconderte.
- Perdón – dijo Bucky bajando el rostro – Sam… yo…
- ¿Quieres que te firme los papeles para que te vayas de una vez? Perfecto, dámelos – dijo Sam – ¿o ahora me vas a escuchar? – siseo el moreno
- Quiero… escuchar – dijo Bucky
- Hace un par de semanas – dijo Sam – apareció mi marca
- ¿Qué? – dijo Bucky asustado
- Si tú me dices que me quieres – dijo Sam después de un momento – todo seguirá igual. Nada cambiara entre nosotros
- ¿pero y tú…? – dijo Bucky
- Así me rechaces no voy buscar a mi alma gemela. El hombre que amo eres tú – dijo Sam sonriendo mientras lo abrazaba –moriría con gusto por vivir un solo día a tu lado
- Y yo al tuyo – dijo Bucky aferrándose al moreno – yo tampoco lo buscare
- ¿La tuya también…? Quiero verla – dijo Sam
- No importa – dijo Bucky
- Dije que quiero verla – dijo Sam y Bucky le mostro su marca oscura con forma de halcón que se movía sin cesar alrededor de su muñeca derecha.
- Recordé que antes del accidente la tenía en la izquierda – dijo Bucky – me gustaría que no hubiera aparecido de nuevo
- ¿Bucky, no lo sientes? – pregunto Sam y este lo miro – ¿Hace… hace cuanto fue tú accidente? – dijo Sam
- Tres años – dijo Bucky – casi cuatro
- Por aquel tiempo también la mía apareció por primera vez – dijo Sam mostrándole su brazo izquierdo – desapareció unos meses después
- Sam… – dijo mostrándole la mancha blanca en forma de lobo que tenía. El lobo y el halcón removieron hasta dar la impresión de tocarse
- Te encontré mi hermoso lobo blanco – dijo Sam
- Y yo te alcance mi halcón – dijo Bucky mientras Sam lo abrazaba por la cintura para besarlo
Iba a ser complicado explicarle todo a su familia pero sabía que lo entenderían. Bucky era su otra mitad, y por nada del mundo renunciaría a él