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ATADURAS - ASPROS X MANIGOLDO por DANI DARKRAI

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Notas del capitulo:

Para ver las actualizaciones mas rápidas, pasa a mi cuenta en whattpad VARANTINE PEREZ

El tiempo de su viaje se extendió alrededor de 3 días para llegar a la ciudad central de Italia. Todo parecía estar diferente a lo que había relatado la diosa de la guerra, ya que todos se encontraban en completa armonía celebrando la fiesta anual en honor de su deidad protectora.


La mayoría los ciudadanos se encontraban usando máscaras que ocultaban por completo su apariencia, dando un toque exclusivo para la celebración. Por lo tanto, ambos decidieron apartarse del sendero para indagar.


A lo lejos, el Canceriano pudo percibir un extraño cosmos que parecía aumentar a cada segundo, cerca de los canales de agua. No era un digno rival para ellos, pero era lo suficiente peligroso para lastimar a personas inocentes, por lo que tomó la decisión ir a explorar esa situación dejando que Albafica custodiara los alrededores en caso de que tratara de escapar.


 


Inspeccionando con cuidado, pudo observar como un hombre de avanzada edad se encontraba registrando un grupo de niños quienes entregaban cosas de valor en su presencia, como joyas valiosas o monedas de oro.


"Probablemente son ladrones" suspiró en decepción al pensar que se trataba de alguien más interesante "que pérdida de tiempo"


Dio media vuelta para regresar al lado de su omega pensando en otra forma de conseguir información. No obstante, detuvo sus pasos al escuchar un grito desgarrador que suplicaba ayuda. Se acercó hacia donde provenían los gritos y pudo ver a un hombre golpeando a un niño.


 


–¡Pequeña rata! - sin piedad golpeó nuevamente el rostro del niño provocando que cayese al suelo, mientras tomaba un hacha filosa entre sus manos - ¡este botín no es suficiente para cubrir tu cuota semanal!, tendrás que pagar con tu vida como pago a la protección que recibiste por nuestros superiores.


 


–¡Aguarde por favor! - rápidamente un chico de aproximadamente 13 años se interpuso frente a su amigo tratando de detener las acciones de su líder - no es un buen negocio matar a otro elemento que roba tan bien...lo conozco de muchos años... solo que esta semana se encontraba muy cansado para trabajar, yo pagaré su parte.



– ¡No interfieras Gioca!, ¡si no te quitas ahora te matare al igual que a él!


 


Levantó sus manos, dispuesto a cortar a ambos niños a la mitad por su insolencia, pero sus acciones se vieron interrumpidas al ser bloqueado por un grupo de espíritus que se encargaron de debilitar su cuerpo por completo, obligándolo a soltar el arma.


 


–Veo que eres popular con los espíritus - sonrió divertido al presenciar su sufrimiento - debes haber sido un maldito para que te consuman tan rápido


 


Asustados por la presencia de varios fantasmas, muchos niños tomaron la decisión de huir cuanto antes de la presencia del canceriano. Sin embargo, el pequeño Gioca se quedó inmóvil y sin palabras al ver el sufrimiento de su antiguo captor.


 


–desaparece de mi vista - en un simple chasquido, incineró con rapidez el cuerpo del sujeto gracias a la ayuda de sus acompañantes dejando solo un rastro de cenizas - oye mocoso - su voz sonó con seriedad, desviando su mirada hacia el niño que seguía firme en su lugar - ¿no pretendes moverte o gritar al menos?


 


–T-Tu lo asesinaste... - sus palabras apenas fueron escuchadas debido a su asombro -


 


–Claro que lo hice, de lo contrario tu serias el que estaría muerto junto con tu tonto amiguito - se acercó al pequeño para tomar su brazo con firmeza - te preguntaré algo y quiero que contestes con la verdad, de lo contrario podrías ser el siguiente en acompañarlo


 


Antes de hacer sus preguntas, Manigoldo fue golpeado con fuerza por Albafica obligando a callar sus amenazas en contra del chico.


 


–lo lamento, a veces es un poco inestable - sonrió levemente mientras lo revisaba en búsqueda de alguna herida impartida por su alfa - si no fuese mi esposo lo habría golpeado con una de mis rosas demoniacas ¿estás bien?


 


–Estoy bien... - no pudo evitar sonrojarse por la belleza del sujeto que tenía frente a sus ojos, era muy amable a diferencia del primer sujeto. "es muy hermoso" - muchas gracias


 


Al ver la calma del niño, el santo de piscis se acercó a su pareja por una explicación sobre las sospechas del individuo que acababa de eliminar, desprendía un cosmos maligno similar a los santos negros, pero no lo suficientemente poderoso para ser un guerrero. Una vez pasaron los minutos ambos decidieron abandonar el lugar para continuar con su búsqueda.


Antes de retirarse, Gioca aferro sus manos a la muñeca del canceriano pidiendo de seguirlos a su misión para buscar alguna noticia sobre sus hermanos desaparecidos, confeso haber visto a un sujeto con vestiduras negras llevarse a varios niños en contra de su voluntad para servirlo en trabajos más peligrosos, solo deseaba volver con ellos debido a ser la única familia que tenía.


Pero como era de esperarse, su petición fue rechazada por el alfa refiriéndose a él como un estorbo y alguien débil para poder seguirles el paso. Sin embargo, al verlo derramar unas cuantas lagrimas se sintió culpable por lo cruel de sus palabras.


 


–Oye no te pongas a llorar por algo así – sentir la molestia de su omega, lo obligo a disculparse con el infante quien parecía ignorar su presencia – entiendo lo que se siente estar solo, al igual que tu yo también tuve que hacer cosas imperdonables desde niño para lograr sobrevivir en un lugar peligroso.



–¿Cómo alguien como tu pudo estar solo? – trato de limpiar sus propias lagrimas queriendo evitar verse como alguien débil - naciste con el privilegio de ser un alfa perfecto para la sociedad, no fuiste abandonado por tus padres adoptivos al saber que eras un omega, estoy seguro que pudiste tomar lo que querías sin el temor de morir


 


–Te equivocas mocoso, mi vida se fue a la basura cuando mi aldea fue exterminada por espectros del inframundo, logré sobrevivir al esconderme en una cueva durante varios días esperando que se alejaran de la zona para salir nuevamente, vagué en solitario por demasiados días huyendo con hambre y frio, asesiné a personas inocentes sin importarme su familia o bienestar con el solo deseo de sobrevivir – trató de suavizar su voz, mientras lo ayudaba a limpiar su rostro – hice cosas terribles y claramente no me enorgullezco de ellos, pero alguien logró salvarme de esa vida y le debo mi devoción


 


–¿Una deidad del olimpo?


 


–Claro que no – su rostro mostró molestia por pensar en los dioses que no hicieron nada por ayudar a su pueblo - mi padre adoptivo es a quien le debo mi lealtad, al igual que tú, es un omega muy poderoso.


 


Una vez logró calmarlo, Manigoldo tomó su mano para ayudarlo a levantarse del suelo permitiéndole que caminara a su lado para seguir su misión, pese a que Gioca se encontraba más tranquilo, se negaba rotundamente en soltar a su nuevo salvador por lo que continúo sujetando sus manos el resto del camino.


El canceriano no tenía paciencia con los pequeños que conocía por ser molestos o empalagosos, pero haría una excepción con su nuevo acompañante por recordarle mucho su infancia.


Regresando nuevamente a las calles principales, Albafica llamó su atención para rentar una habitación en el hotel más cercano permitiéndose descansar un poco. Si deseaban encontrar el escondite de los caballeros negros, necesitaban esperar a que anocheciera.


 


Al ingresar a la habitación, el santo de piscis ayudó a su invitado en sanar las heridas, junto con un plato de comida. Una vez alimentado, Gioca les contó todo lo que sabía de los santos negros. Eran seres malvados responsables de causar sufrimiento en toda Venecia. No solo eran los gobernantes de la ciudad, también compraron los orfanatos. Obligando a los niños a saquear los negocios y robar a los ciudadanos para entregar las riquezas si es que deseaban sobrevivir.


Incluso asesinaban a personas inocentes por diversión, en su deseo por conseguir espíritus a manipular. Además, secuestraban a algunos omegas para ser llevados al Líder del escuadrón, para después ser encontrados sin vida con la marca de su mordida.


Cuando finalizó su relato, ambos guerreros se mostraron molestos por descubrir las atrocidades que ejercían los santos negros comprendiendo los deseos de Athena por desearlos muertos.


 


– Claramente son un peligro, debemos detener sus planes antes de que continúen tomando más vidas inocentes.


 


"Ese maldito... no le bastó con lastimar a Shion", pensó Manigoldo, tratando de disimular su furia.


 


– Estoy de acuerdo, dentro de poco anochecerá y estoy seguro de que volverán atacar – respiró profundamente calmando sus pensamientos, para poco después mirar a su pareja – Albafica... aún no te encuentras totalmente recuperado para pelear, creo que sería mejor si esperas aquí con el mocoso.



– Me conoces lo suficiente para saber que no te dejaré ir solo, no sabemos cuántos enemigos están al servicio de Ávido. Podrían emboscarte – saber que su alfa estaba dispuesto a morir por protegerlo lo hacía sentirse ansioso – estaremos bien – lo abrazó con rapidez tratando de transmitirle calma en los pensamientos de su cabeza -


 


Al caer la noche, ambos guerreros se vistieron con sus armaduras doradas para salir nuevamente a los caminos de Venecia. Percibiendo un ambiente totalmente diferente en sus inicios. Todos los ciudadanos corrían a refugiarse en sus casas al presentir la llegada de la oscuridad.


Gracias a las instrucciones del pequeño Gioca, lograron encontrar el escondite principal de los santos negros. Se encontraba en una catedral semidestruida a las orillas del río.


 


– Este lugar apesta a la misma muerte - con solo ver la estructura del mobiliario, podía deducir que muchas personas inocentes perdieron la vida en su interior - oye mocoso, tal vez deberías regresar con tus pequeños amigos, esto será peligroso.


 


– No puedo, mis hermanos fueron traídos a este mismo lugar...tal vez ellos siguen aquí.


 


– Si están aquí no te gustaría saber en qué estado se...- su costado fue rápidamente golpeado haciendo que guardara silencio.


 


– No te preocupes Gioca - se hincó en el suelo sosteniendo sus hombros con fuerza para tratar de calmar su inquietud – nosotros nos haremos cargo ahora, pero no podremos enfrentarlos y protegerte al mismo tiempo.


 


Sin esperarlo, un santo negro hizo presencia destruyendo el suelo bajo sus pies en un intento por terminar con la vida del niño. No obstante, fue rápidamente protegido por el santo de piscis, que lo tomó en brazos saltando a un lugar más seguro para ambos.


 


– Es increíble que ese niño continúe con vida – sonrió divertido al presenciar el miedo en los ojos de Gioca – pensamos que eliminamos a toda la descendencia de la Reina Muerte. Me presento guerreros de Athena, soy Allegre portador de la armadura oscura de la ballena y será un placer para mi acabar con 2 santos dorados.


 


Al intentar atacar en dirección de Piscis, su golpe fue rápidamente bloqueado por Manigoldo provocando que retrocediera con precaución.


 


– Escucha bien inútil, nadie tiene permitido atacar a mi Omega en mi presencia – sin piedad, acertó un golpe en el pecho de su rival provocando que una fisura sobre el suelo se abriera – él no merece ensuciarse las manos con un rival tan débil como tú.


 


La batalla iniciada entre ambos guerreros fue formidable para Gioca, jamás hubiese pensado que los santos de Athena fueran tan poderosos para hacerles frente a los villanos de su ciudad.


El enfrentamiento fue agotador para el canceriano. Su contrincante poseía un físico corpulento y una resistencia extraordinaria. sin mencionar el hecho de ser inmune a las ondas infernales no tenía más opción que usar los ataques físicos.


A pesar de esto y del tiempo en batalla, el resultando fue desalentador para el caballero negro. Por la gran diferencia de poder que había entre los dos, la batalla estaba perdida para él. Sin embargo, antes de perecer, Allegre logró lastimar el cuerpo del canceriano dando un golpe crítico sobre su rostro antes de ser cortado por la mitad.


Una vez se cercioró que su enemigo dejó de respirar, Manigoldo limpió con rapidez el rastro de sangre que caía por su frente intentando no preocupar a Piscis quien observaba a lo lejos con su protegido. Pocos segundos pasaron antes de que unas llamas oscuras comenzaran a incinerar el cuerpo de su rival.


 


- El anciano Hakurei tenía razón, este enemigo también posee las habilidades de las ondas infernales – en un solo movimiento, extinguió las llamas oscuras que intentaban acercarse a su alrededor - al parecer no somos los únicos que quiere eliminar, creo que el niño estaría mejor si lograra escapar de aquí.


 


- No podemos permitir que se aleje, podrían rastrearlo sin problemas - Albafica contempló cómo las puertas de la siguiente habitación se abrían de par en par, invitándolos a ingresar - el vendrá con nosotros.


 


 


SANTUARIO DE ATHENA


 


 


En la tercera casa zodiacal se encontraban reunidos los hermanos de géminis junto a Sísifos y Cid. Discutían sobre la segunda misión que iniciarían en una semana en el reino de Asgard. A los ojos de Athena, la tarea era sencilla solo debían encargarse de la protección de la última descendiente de Odín "Hilda de Polaris".


No obstante, existía un problema a la hora de escoger a quienes partirían a los reinos de hielo. Hakurei deseaba que fuesen los gemelos para asegurar una victoria rotunda en contra de su enemigo. Pero el deseo de Sasha era que fuesen Aldebaran de Tauro y Regulus de Leo, debido a sus habilidades y gran poder.


 


– ¿Puedes tratar de aparentar conformismo? – preguntó con suavidad Deuteros al ver con preocupación el estado emocional de su hermano – fueron órdenes directas de la diosa Athena



–No puedo permitir que Regulus viaje solo a las tierras de Asgard – su preocupación era evidente para todos sus compañeros, la sola idea de separarse de su prometido lo hacía sentirse ansioso por un mal presentimiento – aún es demasiado joven para misiones tan peligrosas, ¿en serio estás de acuerdo con esto? – preguntó dirigiéndose a Sísifo.


 


– Claro que no... le prometí a su padre cuidarlo de misiones tan arriesgadas, pero no podemos desobedecer las órdenes de nuestra diosa - sujetó con fuerza sus propias manos tratando de calmarse – confío en que Aldebarán cuidará bien de él, después de todo fue él quien nos instruyó en nuestros inicios como santos dorados.


 


– Si todo marcha bien en la misión de Venecia, tal vez puedas solicitar el cambio de Regulus por Manigoldo – replicó Cid, colocando sus manos en los hombros de Sísifo tratando de calmar sus inquietudes - estoy seguro de que no existirá objeción por parte de Athena o el maestro Hakurei


 


Deuteros comprendía la inquietud de su hermano mayor y sus compañeros, era demasiado arriesgado que Athena mandara a Regulus sin haber tenido un entrenamiento previo sobre esas situaciones. Su poder era de admirarse a pesar de su corta edad, pero pese a ello aún era un niño. Un omega en contra de una deidad siempre sería muy peligroso.


 


– Athena está tomando decisiones equívocas, si esto continua correremos el riesgo de perder la vida de nuestros compañeros – con frustración llevó sus manos a su rostro, inquieto por el bienestar de sus camaradas – el patriarca Sage debería intervenir en esta toma de decisiones.


 


Cansado de escuchar, Aspros salió de su templo para despejar su cabeza. Hace unos días había jurado a su prometido pasar más tiempo a su lado. Pero ahora las decisiones de Athena lo alejarían de su protección, corriendo el riesgo de un enfrentamiento con Poseidón.


 


 


VENECIA – CIUDAD DE ITALIA


 


 


Una vez ingresaron por las puertas, quedaron sorprendidos por los lujos que poseía esa iglesia. Todos los estantes estaban cubiertos por finas sedas de plata y candelabros bañados en oro, incluso las mismas imágenes religiosas estaban adornadas por joyas costosas.


 


–Estos malditos no escatimaron en gastos -


 


Antes de llegar a la mitad del camino, una risa burlona comenzó a escucharse en lo alto de los ventanales provocando que levantaran la vista al mismo tiempo que cubrían a Gioca.


 


– Es grato para mi tener invitados después de tantos años – rio lanzando unas dagas en forma de plumas que lograron herir la mejilla de Albafica haciéndolo sangrar– acabo de arruinar el rostro del caballero más hermoso de Athena – se burló – y eso me enorgullece.


 


Con rapidez Albafica apartó a Gioca de su cuerpo al temer que podría hacerle daño con su sangre envenenada. El anillo de Manigoldo podía permitirle tocar a otras personas sin llegar a lastimarlos, pero no estaba seguro si su sangre cumplía con la misma regla.


Molesto por su acción, atacó con sus rosas pirañas logrando que el guerrero saltara hacia el suelo cayendo con facilidad sin llegar a herirse.


 


– Realmente es alguien muy rápido – algo adolorido, Manigoldo ayudó a Gioca a ponerse de pie colocándolo a sus espaldas para protegerlo de los ataques del enemigo – ¿a cuantos de ustedes debemos derrotar para encontrar a tu maldito líder?


 


- – Mi maestro no merece ser molestado por guerreros tan insignificantes. Me presento, soy Ruse de Cuervo Negro, fiel seguidor del señor Ávido y un gran devoto de su trabajo – dijo arrogante, observando con cierto interés al guerrero de cáncer, "realmente es un alfa de élite" – ¿sabes?, si no estuvieras atado a piscis estoy seguro de que te habría escogido como mi compañero.


 


Furioso por sus palabras, Albafica lanzó una de sus rosas demoníacas directamente al rostro de su rival. El cual no tuvo problemas en tomarla con sus manos demostrando que no le afectaba el veneno de sus rosas reales.


 


– Alguien tan débil como tú, no merece tener un alfa tan poderoso.


 


En un movimiento destruyó la rosa rojiza. Se impulsó con fuerza con ayuda de sus alas, para golpear el cuerpo del peli celeste, haciéndolo chocar contra la pared. Siempre tuvo el sueño en ser el omega más hermoso de toda la tierra para llamar la atención de los mismos dioses. Y la belleza de Albafica arruinaba sus planes. Estaba celoso. Arruinaría su rostro con sus propias manos.


Rápidamente el escenario comenzó a cambiar eliminando la visión de la iglesia, para mostrar la entrada del inframundo en la cima del monte Yomotsu. Todo a su alrededor mostraba tristeza y desesperanza junto con una extraña barrera que hacía debilitar a aquellos que no estaban acostumbrados al inframundo.


"Este poder le pertenece Ávido" pensó con molestia. Tomando en brazos al niño impidiendo que llegase a caer en el abismo.


Ruse se acercó confiado al omega para iniciar nuevamente su combate. Sin la sangre envenenada que lo protegiese, no tendría problemas en hacerlo desangrarse hasta la muerte. Así que no se contuvo en rasgar su piel con sus plumas de acero junto con golpes en su rostro que arruinarían su belleza.


 


– ¿Qué harás ahora piscis?, en este reino tu sangre envenenada no tiene poder – confiado preparó las dagas en sus plumas dispuesto en acabar con su vida – una vez que mueras, seré el omega con mayor belleza dentro del mundo.



En un descuido de Ruse, su rostro fue golpeado con fuerza, provocando que escupiera una gran cantidad de sangre que manchó el camino de las almas.


 


– Eres un idiota si crees que solo poseo mi sangre envenenada para derrotarte – con molestia, Albafica pateó el abdomen bajo de su rival, haciendo que retrocediera con miedo – gracias a ti, no tengo que preocuparme por lastimar a Gioca o a mi alfa.


 


Pronunció con detalle sus últimas palabras presumiendo el hecho de ser la pareja oficial del canceriano.


 


– El señor Albafica asusta un poco – aferró sus manos a la espalda del santo de cáncer divisando con asombro la fuerza de piscis.


 


– Adoro cuando muestra su violencia – sonrió enternecido presentando la faceta agresiva de su preciado omega – es algo digno de admirarse.


 


El guerrero oscuro se mostró asombrado por los golpes del caballero de piscis, jamás habría imaginado que poseería tal fuerza.


Antes de contraatacar, el cuerpo del cuervo oscuro comenzó a incinerarse con rapidez por la presencia de fuegos fatuos a su alrededor. Mostró una mirada de tristeza al saber que su muerte se debía al fallarle a su maestro "lo lamento..." susurro en voz baja para poco después ser calcinado por el poder de las llamas oscuras. Albafica no pudo evitar sentir pena por su rival al saber que su líder no perdonaba a los subordinados que le fallaban.


Nuevamente su alrededor comenzó a cambiar provocando una ráfaga de viento con flamas negras que nublaron su vista el tiempo suficiente para separarlos y transportarlos nuevamente al interior de la catedral.


Gioca fue arrojado en una habitación solitaria rodeada por velas y un pequeño altar de sacrificios. Adolorido, se puso de pie en busca de una salida para reunirse rápidamente con sus protectores. Pero fue sujetado con fuerza de sus espaldas por un santo negro llamado Yudo, quien estaba dispuesto en asesinarlo como un sacrificio al altar negro. Comprendiendo la situación, forcejeó con su captor en un intento por ser liberado de sus manos, pero le fue inútil por la diferencia de fuerza y estatura.


 


– Por favor...mis amigos y yo no hemos hecho nada para merecer esto - respondió cansado, tratando de comprender las acciones de los santos negros -


 


– Claro que sí, tú eres responsable de esta situación. Eres el último descendiente de la isla en donde fuimos aprisionados - sin importarle el sufrimiento del niño, tomó una navaja para desgarrar la parte superior de sus ropas logrando herir su piel - recuerdo que tus padres nos obligaron a permanecer enjaulados por órdenes de la maldita diosa de la guerra. Ahora pagarás por ellos.


 


Antes de incrustar el filo del arma sobre su corazón, un hilo de sangre comenzó a descender de sus labios. El ardor en su cuerpo recorrió todo su sistema circulatorio provocando que perdiese el equilibrio y cayese al suelo sin deseos de soltar su arma.


 


– Maldito lunático - a pesar de sentirse agotado por la batalla contra el cuervo negro. Albafica aún tenía el poder suficiente para proteger al niño, logrando incrustar su propia sangre en la rosa que atravesó la espalda del guerrero oscuro - solo un cobarde asesinaría a niños


 


Rápidamente su rival falleció debido al tormento insoportable del veneno, liberando al pequeño Gioca, quien rápidamente corrió junto Albafica, pero la señal en sus manos lo obligó en mantener su distancia.


 


– Espera un momento, necesito limpiar la sangre de mis heridas o de lo contrario podrías acabar envenenado - le sonrió amablemente tratando de que comprendiera el peligro de su sangre - cuando esté mejor iremos a buscar a Manigoldo.


 


 


HABITACIÓN PRINCIPAL / CATEDRAL


 


 


En un asiento lujoso rodeado por monedas de oro y grandes riquezas, se encontraba Ávido de altar, el antiguo discípulo del maestro Hakurei quien observaba con gracia las batallas ejercidas dentro de su escondite. Podría haber terminado fácilmente con los intrusos gracias a su habilidad en abrir el inframundo tantas veces como quisiera. Pero le resultaba más entretenido verlos debilitarse por las peleas en contra de sus subordinados.



Sin embargo, en un solo segundo percibió el cosmos de cáncer, para luego verlo aparecer delante de sus ojos. Manigoldo había salido de un portal de Yomotsu para atacarlo directamente. Con rapidez, Ávido se movió de su asiento esquivando el golpe de Manigoldo quien destruyó su escritorio junto con algunas monedas de oro.


 


– Cuanto tiempo sin verte – saludó sonriente mostrando sus colmillos por el deseo de liquidar al ser que lastimo a tantos inocentes – el tiempo ha tomado gran parte de ti.


 


– ¿Sabes? es gracioso que el tonto de Hakurei enviara a un guerrero tan joven para derrotarme – retiró el rastro de polvo que cayó sobre su gabardina, contemplando con diversión la furia de su contrincante – ¿cómo está el pequeño Shion?


 


– Mejor que nunca – rodeó con lentitud los escombros de su antiguo tesoro – ha encontrado alguien mejor que puede satisfacerlo correctamente –


 


– Es una lástima, pensaba buscarlo para jugar un poco más con él – sin inmutarse, Ávido encendió uno de sus habanos para comenzar a fumarlo sin importarle el peligro en el que se encontraba – pero verte de nuevo, es un placer más grande que ver a mi antiguo omega – sonrió recordando su vida en los dominios de Jamir en su época de adolescente.


 


 


RECUERDO DE ÁVIDO


 


 


Ávido desde sus inicios, como discípulo del maestro Hakurei, aspiraba junto a otros compañeros convertirse en sucesor de su maestro el caballero de Altar o en el siguiente santo dorado de Aries.


Era altanero y descortés. Nunca tuvo problemas en demostrar su poder en contra de todos los discípulos. Los lastimaba sin razón y se burlaba de ellos por su casta inferior; disfrutaba torturarlos en sus batallas. Adoraba escuchar sus súplicas y gritos de dolor.


A los ojos de su maestro era una persona horrible. Si bien era un alfa de gran poder, no sabía respetar a los de más. Lo cual no sería apto para ser un santo dorado. Su crueldad era demasiado evidente.


Además de ser rechazado dentro de la orden dorada, Hakurei le impuso un castigo que duró tres días. Por dañar a sus compañeros. Esto le serviría para dar el ejemplo, a todos aquellos que creían estar por encima de sus superiores, "Aquel que sea impertinente con sus maestros, ¡terminara de la misma forma!"


 


Por la humillación recibida, Ávido tomó un fuerte rencor en contra de su maestro. Lo hizo ver como alguien inferior y se vengaría. Comenzó a buscar sus puntos débiles, pero era tan discreto que se le hacía difícil. No demostraba inseguridades ni flaquezas. Ni tampoco parecía importarle otro ser humano que no se relacionara con su familia.


Sin embargo, antes de darse por vencido, pudo notar que existía alguien que realmente podría afectar la imagen de su maestro al punto de alterarlo y hacerlo ver como alguien incompetente. Ese era su estudiante favorito, "el pequeño omega Shion"


Era reconocido por todos sus discípulos como el aspirante más apto para convertirse en santo dorado. Su habilidad para leer la historia de toda armadura que tocase y la pureza en su esencia espiritual lo hacían el candidato idóneo. Su seriedad impedía que cualquiera llegase a tener una conversación más allá de la simple camaradería, por lo que era usual verlo solo.


Y aprovechándose de su soledad, planificó enamorar a Shion para que lo aceptara como su alfa. Obligando a su maestro a aceptarlo como un nuevo integrante de su familia.


 


Su plan marchó bien, pues gracias a sus mentiras, no tardó mucho en obtener la atención del pequeño carnero. Logró que creyera su arrepentimiento por todas sus acciones pasadas y su deseo de un nuevo amigo para él.


A medida que fue avanzando el tiempo, Ávido logró enamorar al joven para poco después confesarle su deseo en ser el alfa que lo protegería el resto de su vida. Inocentemente Shion aceptó su propuesta, creyendo fielmente en sus palabras permitiéndole sellar su compromiso en la primera temporada de celo.


Todos sus compañeros se mostraron sorprendidos por la nueva relación que tenían ambos guerreros. En un principio Hakurei se mostró muy molesto por la acción cometida de su pupilo. Lo consideraba como un hijo legítimo al cual proteger de todo peligro y presenciar el error que había cometido lo hacía sentirse triste. Trató de disuadirlo de sus mentiras, recordándole lo agresivo que era en sus inicios, pero fue duramente ignorado.


Ávido se sentía victorioso por haber robado el cariño de su hijo y por tener nuevamente la posibilidad de ser seleccionado como el siguiente santo dorado de Aries. No obstante, él deseaba que sufriera mucho más y la única forma de conseguirlo sería lastimando a su hijo sin que pudiese hacer algo por ayudarlo.


 


Comenzó a impedir todo contacto con sus amigos, forzándolo en permanecer escondido solo para servirle y darle el desahogo en cada periodo de calor. Lo obligó en abandonar su entrenamiento para convertirlo en alguien débil, quería que perdiera su deseo de lograr superarse y que no tuviese la valentía de escapar de su lado. Todo parecía ir bien, pero nunca esperó la llegada del nuevo estudiante del patriarca.


Manigoldo de cáncer, un alfa que compartía misma fuerza y superioridad a pesar de ser alguien menor a él.


El maldito se empeñó en levantar el ánimo de Shion, invitándolo a entrenar. Le brindó protección para mantenerlo alejado en los momentos que su omega deseaba la tranquilidad. Poco a poco presenció el cambio en Shion, se veía radiante en compañía del intruso.


 


No solo era rechazado al momento de desear intimidad con él, también tuvo el valor de defenderse por primera vez de sus golpes impidiendo que volviese a tocarlo.


"El ya no te necesita" escuchó con recelo la voz Manigoldo, quien se encontraba a sus espaldas dispuesto a enfrentarse a él para proteger al pequeño omega "así que, deja a mi hermano tranquilo"


Cansado de la situación y guiado por sus propios celos. Secuestró al pequeño carnero en una noche oscura y tormentosa para llevarlo a lo más alto de las colinas en Jamir. Su intención era abusar de su cuerpo al punto de marcarlo como alguien inútil e inservible para todo aquel que deseara volver a tocarlo, el crimen más ruin que podría ejercer cualquier alfa.


Una vez tomo su cuerpo hasta saciarse. Sin piedad, rasgó su propia marca sobre el cuello de su pareja. Importándole poco sus gritos, dejando una horrible marca que lo reconocería como un omega defectuoso para jamás volver a emparejarse con otro alfa.


 


– Si no eres mío... no lo serás de nadie – observaba con tranquilidad su llanto, sentía un poco de tristeza debido al lazo que antes compartían, pero estaba seguro que pronto se desvanecería esa sensación -


 


Después de haber cometido su crimen, Ávido abandonó el cuerpo de su antiguo omega en pésimas condiciones para escapar rápidamente de los dominios en Jamir. Su venganza se había completado con éxito, dejando a un Hakurei doliente por el sufrimiento de su hijo.


Los siguientes años pasaron con rapidez. Y durante ese trascurso no perdió tiempo, comenzó a formar su pequeño ejército con algunos caballeros que también fueron desterrados para lograr usurpar el santuario y asesinar a la misma Athena. Pensó que tal vez Shion trataría de buscarlo para obtener su perdón, como lo había hecho en repetidas ocasiones. Sin embargo, jamás pasó. Odiaba admitirlo, pero en el tiempo que pasó como su Alfa protector, habían nacido sentimientos auténticos por él.


Sentía odio y envidia por el maldito de cáncer. Si no hubiese sido por su intervención, probablemente Shion habría regresado a él arrastrándose para buscar su aprobación. Él le había quitado a su preciado omega, entonces le regresaría el favor.


 


 


FIN DEL RECUERDO


 


 


– Te has convertido en alguien poderoso, escuché que eras uno de los finalistas para convertirte en el nuevo patriarca del santuario, sería una lástima que no llegaras a presentarte – Con lentitud Ávido dejó caer una pequeña cantidad de ceniza de su habano, haciendo que explotara el suelo.


 


Sin poder evitarlo, fue golpeado por la gran explosión haciendo que chocara en contra de las paredes. El fuego había lastimado parte de su costado izquierdo dejando una clara marca de quemadura. Si no hubiese sido por su armadura dorada, probablemente habría sufrido un daño crítico.



– Pero conociendo tus tontas ambiciones, probablemente no te interesa ser el nuevo líder de todo el ejército de Athena – en un movimiento de su mano, logró hacer que la cubierta del techo explotara con la misma intensidad, dañando nuevamente al canceriano– que desperdicio de potencial.


 


– Ya veo, todo el lugar está cimentado de almas – sin importarle su dolor se levantó nuevamente, observando como su contrincante hacía uso de la armadura oscura de altar, una clara señal de ser un guerrero desertor y maestro de las ondas infernales – debí suponer que no pelearías limpio – escupió un pequeño rastro de sangre a los pies de su antiguo compañero – era de esperarse de un alfa con tan poca clase.


 


Molesto por sus palabras, no dudó en atacar directamente a Manigoldo con una esfera oscura, cimentada de almas, golpeando su cuerpo con fuerza. El campo de batalla estaba claramente a su favor, podía destruir a voluntad todos los espíritus que necesitara, impidiendo al guerrero de cáncer lograr escapar de sus ataques.


 


–¡Señor Manigoldo! – gritó con fuerza el pequeño niño, llamando la atención de ambos guerreros


 


–Todos mis lacayos son unos inútiles, no pudieron vencer a un solo caballero y mucho menos a un niño huérfano – levantó sus manos, dispuesto en hacer explotar parte de la estructura que se encontraba bajo sus cabezas -


 


No obstante, antes de ejecutar su técnica, fue empujado por un golpe rotundo sobre su rostro el cual lo desorientó el tiempo suficiente para que ambos cambiaran de lugar antes de que la explosión fulminara con la vida del niño.


 


– Idiota no te atrevas a tocar a mi omega – molesto invoco gran parte de sus espíritus logrando que mordieran sus propios brazos - tu no mereces seguir existiendo en este mundo -


 


En un chasquido de sus dedos, hizo que varias esferas de fuego fatuo comenzarán a acercarse alrededor de ambos para generar pequeñas explosiones que lastimaron tanto su cuerpo como su propia alma.


Molesto, Ávido liberó su cuerpo de los pocos espíritus que aún se encontraban a su alrededor. Nunca había presenciado que las almas atacaran de forma física a los seres vivos.


 


– ¿Dónde aprendiste esa habilidad? – sujetó su propio brazo tratando de detener la sangre donde había sido mordido – ningún mortal puede lograr algo así


 


–Eso no es de tu incumbencia – chistó con molestia, recordando brevemente el rostro del sujeto que le brindo esa habilidad cuando era un niño–


 


La batalla entre ambos volvió a reanudarse sin interrupciones. A pesar de la fuerza y ventaja que poseía el caballero de altar en el campo de batalla, sus ataques no parecían tener la misma fuerza como en un comienzo.


Sentía como su cuerpo se debilitaba con mayor rapidez como si algo le estuviese robado su poder. Sin contar que las heridas hechas por los espíritus de Manigoldo continuaban extendiéndose por sobre su cuerpo haciendo que cayera de rodillas.


 


– Ríndete maldito, tal vez tenga piedad de ti y te de una muerte más rápida -


 


– Es gracioso que digas eso... – a pesar de encontrarse herido de gravedad, no tuvo problemas para volver a levantarse y mirar con superioridad a su contrincante – no me iré de aquí con las manos vacías... ¡OMEGA, DE RODILLAS!


 


Con su voz de mando, Ávido doblegó el cuerpo de Albafica. Logrando bajar su guardia el tiempo suficiente para manipular la estructura de la mansión y atravesar su cuerpo con astilla de metal.


Sin poder pronunciar palabra alguna, el santo de piscis observó con miedo el rostro de su alfa al mismo tiempo que llevaba sus manos en la herida sobre su pecho. No podía pronunciar palabra alguna debido a su sorpresa por el golpe recibido, pero su sentido de supervivencia lo trajo a la realidad al toser una gran cantidad de sangre.


Su instinto de omega se encontraba vulnerable a cualquier intervención o mandato dictada por otro alfa. Por esa razón, la pareja necesita unos días en aislamiento para que su unión se vea completada.


Sin perder tiempo, el santo de cáncer ignoró la presencia de su enemigo para correr en dirección de su pareja, sosteniéndolo en sus brazos para impedir que cayera al suelo.


Mirando con atención su herida, pudo observar que no habría forma de detener su hemorragia. Había dañado sus órganos vitales. Deseaba gritar con furia e impedir que más sangre continuase derramándose, pero al pensarlo con detalle solo provocaría más miedo y desesperación en su omega.


 


– Albafica... – susurró en voz baja tomando con fuerza una de sus manos en busca de entregar consuelo – todo estará bien...


 


Rápidamente Manigoldo comenzó a experimentar un dolor adicional sobre su cuerpo. Sentía pinchazos sobre su piel y su respiración se dificultaba. Debido a su exposición directa con la sangre, no tardaría en fallecer por los efectos del veneno.


 


–M-Manigoldo...duele demasiado - trató de bajar su mirada, en un intento por ver la extensión del daño en su cuerpo, pero fue impedido por su pareja al ser tomado con mucha delicadeza-


 


–Solo enfoca tu atención en mí - sonrió levemente, acariciando con ternura su rostro, al mismo tiempo que un hilo de sangre descendía de sus labios - pronto dejará de dolerte -


 


El lazo creado por ambos compañeros se estaba desvaneciendo con lentitud junto con la vida del omega, dando la señal absoluta de su separación. A espaldas de ellos, Ávido sólo podía apreciar la muerte lenta de ambos santos dorados con simpleza por la negación en separar sus cuerpos.


 


- Te amo... - "lamento haberme tardado tanto tiempo en decírtelo", le sonrió levemente aferrando más sus manos; sintiendo un frío descomunal recorrer sus venas.


 


A medida que pasaba el tiempo, la vista de Albafica perdía todos los colores y la noción de su alrededor, lo único que podía sentir era la calidez de su pareja quien se negaba a separarse de su lado sin importar los gritos de Gioca, quien observaba con miedo como Manigoldo parecía perecer poco a poco por su sangre envenenada.


Antes de que dejase de respirar. El escenario a su alrededor volvió a cambiar por las ondas infernales que ejerció el caballero de altar negro, aplicando su poder en ambos para ser llevados a la cima del monte Yomotsu. Ávido caminó con lentitud hacia su rival encontrandolo de rodillas con lágrimas de dolor y amargura al saber que su pareja había fallecido.


–¿Qué se siente perder a tu omega en solo un segundo? – a pesar de haberse burlado de él desde el comienzo, sus palabras sonaron con seriedad dando un toque de respeto por su perdida – aunque no lo creas yo experimenté un dolor similar. Sé que hice un daño imperdonable sobre el cuerpo de Shion debido a mis celos e inseguridades, seré señalado como el miserable que le arruinó su cuerpo por el resto de su vida; pero gracias a eso tengo la certeza de que jamás se olvidara de mí.


– Cállate... - la voz del canceriano era débil. No le importaba su presencia o lo absurdo de sus palabras, solo deseaba que su sufrimiento parase. Deseaba que el veneno lograra asesinarlo.


 


- Tú me robaste el cariño de Shion al hacerle creer que existiría alguien mejor para él, lo alejaste de mi – al ver que el guerrero volvía a ponerse de pie, decidió darle la espalda para caminar a las orillas del Yomotsu – pero ahora estamos iguales, el dolor que sentiremos jamás se irá – sin remordimientos, dejó caer su cuerpo de espaldas permitiendo que el inframundo tomara su vida, "hasta que la muerte nos reclame"


 


El tiempo pasó con demasiada lentitud para Manigoldo, presenciar el acto de suicidio por parte de Ávido le parecía insignificante, pero comprendía sus acciones.


Tal vez en un inicio, Shion solo fue un juego con el que se divertía y pasaba el rato sin preocupaciones. Pero a su extraña forma de pensar, tal vez sí estaba interesado en desear su compañía y añoraba volver a verlo.


En este caso, el santo de cáncer sentía lo mismo que su enemigo. Deseaba dejar de existir por la terrible agonía de permanecer en solitario el resto de su vida. No existía nada por el que desease seguir con vida.


Caminó lentamente a las orillas del Yomutso, observando el vacío que se encontraba debajo de sus pies. Todas las almas que se arrojaban al abismo se detuvieron un segundo para observar por última vez el guardián que alguna vez custodió esa entrada.


Sin remordimientos, dio un paso al frente dejando que el peso de su cuerpo lo obligará a caer al interior del inframundo. No obstante, su acción se vio interrumpida por unos brazos que lo obligaron a retroceder con rapidez.


 


–Por favor no hagas esto – habló Sage con suavidad, abrazando con fuerza la espalda de su hijo – ¿crees que Albafica estaría feliz con tu decisión?


 


- El ya no está aquí...pero estoy seguro que deseaba permanecer a mi lado - trató de alejar las manos de su maestro para continuar con sus planes, pero solo conseguía que se aferrara a él con más fuerza – quiero estar con el -


 


- ¿Me dejarás atrás? – las lágrimas de Sage comenzaron a mojar los ropajes de su estudiante por el dolor de perderlo – eres mi hijo... no quiero verte partir -


 


Gracias a su conexión, el mismo patriarca pudo ingresar al inframundo para impedir el suicidio de su estudiante por la depresión de perder a su pareja. Debido a sus conocimientos, sabía la reacción que todos los alfas adquieren cuando su omega fallece. Caen en una profunda tristeza, deseando la muerte para calmar su aflicción y rara vez puede existir una cura.


La única forma de poder salvarlo, sería enamorándose de otro omega que pudiera devolverle la felicidad. Sin embargo, eso tomaría demasiado tiempo y no podría asegurar la supervivencia de su estudiante.


 


–¿Acaso mi amor por ti no es lo suficiente para mantenerte vivo? - su voz se cortó ante sus mismas palabras, provocando un dolor en su garganta - ¿no importó que te cuidara de pequeño?, ¿qué te alimentara y quisiera como mi propio hijo?


 


Las súplicas y el llanto de su maestro lo hicieron despertar de su trance. Tenía que pensar a futuro las consecuencias que tomaría su decisión. Haría que Shion volviese a caer en el miedo, su maestro podría tener el mismo pensamiento destructivo que padecía en esos momentos. Incluso Athena podría ver su muerte como un acto de deserción aplicando medidas más fuertes sobre su ejército.


 


– Lo lamento...no quiero verlo así - sin poder contenerse, cayó de rodillas tomando con fuerza las manos de Sage mientras lloraba con fuerza la muerte de su pareja – ayúdeme por favor.


 


–Lo haré – con suavidad recargo su mirada detrás del cuello permitiendo que desahogara todo su dolor entre gritos y llantos – todo estará bien hijo mío.

Notas finales:

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