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ATADURAS - ASPROS X MANIGOLDO por DANI DARKRAI

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Notas del capitulo:

Para ver las actualizaciones mas rápidas, pasa a mi cuenta en whattpad VARANTINE PEREZ

SANTUARIO DE ATHENA


La vida en el santuario era cómoda y plácida ante los ojos de otros dioses, quienes envidiaban la virtud que poseían. No solo eran protegidos por su diosa guerrera, sino que también el padre Zeus había tomado la decisión de bendecir a sus caballeros con su protección, ellos a cambio ofrecían sus servicios en todas las guerras que llegaran a existir sobre la tierra.


La JERARQUÍA se encontraba perfectamente equilibrada entre los santos dorados. No obstante, su instinto en ocasiones se alteraba, provocando conflictos con otros de sus compañeros. Por este motivo se necesitaba un control en los guerreros, así que el patriarca Sage dictó la siguiente orden: "Todos los caballeros dorados con la casta omega, tendrán la oportunidad de tomar a cualquier alfa que deseen".


Ante su mandato, muchos de los guerreros de plata y bronce se mostraron entusiasmados por ser elegidos por los omegas más fuertes del santuario, pero su decepción fue grande al escuchar las decisiones anunciadas.


Shion debido a un accidente en su adolescencia era calificado como un omega "defectuoso". Perdiendo por esto la oportunidad de lograr enlazarse con algún alfa; así que debido a su situación solo pidió a su compañero Dohko ser su pareja de compañía. No lo amaba al punto de desear estar a su lado el resto de su vida, pero lograba darle la tranquilidad que necesitaba.


El segundo omega reconocido, era el más joven de los santos dorados, Regulus de Leo. Ante las órdenes del patriarca, el pequeño leonino había tomado la decisión de tener a Aspros de géminis como su pareja y alfa protector, ya que desde su llegada al santuario había quedado prendado de su masculinidad y poder.


Asmita de virgo era un omega diferente ante sus demás compañeros, no solo por haber nacido con limitaciones en su vista, sino también por ser un omega "defectuoso" que nunca pasaría por el periodo del celo. Para su situación no era necesario escoger un alfa que lograra protegerlo, pero se vio conquistado por el segundo portador de géminis. Quien a pesar de conocer sus limitantes como omega, no dudó por un segundo en formar parte de su vida, jurando protegerlo para siempre.


El cuarto omega en la lista era el caballero de Piscis, un guerrero que detestaba haber nacido omega, puesto que ante sus deseos y necesidades le impedían ser alguien libre ante los ojos de sus superiores. Estaba condenado a elegir un alfa, el cual necesitaría protegerlo para todas las batallas que pudiesen surgir en el futuro y eso no le agradaba mucho.


No tenía muchas opciones ya que el único alfa que podría ayudarlo en tener libertad era Sísifo de sagitario, pero sabía de antemano que él se encontraba enamorado de un beta y estaba seguro que no lo abandonaría aunque fueran órdenes de Athena. Así tomó la decisión de permanecer solitario en su casa zodiacal.


Pero el destino cambió para él al llegar el nuevo guerrero de cáncer. Alumno del patriarca Sage. Era un alfa de carácter altanero y bullicioso. Que no callaba sus opiniones y pensamientos. En un comienzo se dedicó a ignorar su cortejo respondiendo a no estar interesado en emparejarse con un alfa tan débil y poco caballeroso, esperando que se aburriese de él y lograra olvidarlo.


 


- Si quieres que te acepte, deberías tomar como ejemplo a Sísifo o Aspros. Ambos son amables con sus parejas y de gran categoría – sonrió levemente esperando herir el orgullo del canceriano mientras caminaba de vuelta a su casa zodiacal – solo así tal vez me fijaría en alguien como tú.


 


A pesar de sus palabras hirientes, Albafica no pensaba realmente así sobre su compañero. Ante sus propios ojos, Manigoldo era alguien mucho mejor que sus colegas y merecía estar con alguien mejor. Porque no tenía deseos de involucrar en su dolor al único ser que parecía amarlo por algo más que su belleza.


Al pasar el tiempo creyó que esas palabras serían lo suficientemente hirientes para mantenerlo alejado de su vida, pero resultó ser todo lo contrario. El guerrero de cáncer tomó la decisión de convertirse en un alfa lo suficientemente fuerte para estar al estatus de su deseado omega.


Con esmero y trabajo duro, Manigoldo no solo logró superar a sus compañeros dorados ganando ser uno de los finalistas para el manto de patriarca. También había igualado el poder de los dos mejores guerreros de Athena, convirtiéndose en alguien de admirar por todos los jóvenes del santuario.


Una vez demostró ante los ojos de Albafica que era un alfa poderoso digno de permanecer a su lado. Decidió cambiar sus hábitos, para ser una persona caballerosa y amable en su presencia. En cada oportunidad, se dedicaba a elogiar su asombrosa habilidad con el veneno y la increíble fuerza física que poseía al entrenar en solitario. Jamás pronunció algo romántico al guerrero de piscis, sabía que odiaba el romance. De igual forma se abstuvo de mencionar algún elogio por su belleza, ya que entendía su desprecio por quienes lo llamasen hermoso.


Conforme avanzaba el tiempo, Manigoldo comprendió que su querido omega necesitaba más tiempo para lograr aceptarlo. Así que lo dejó tranquilo, tratando de solo conversar cuando fuese necesario. Sin embargo, no podía negar que aun sentía la necesidad de permanecer a su lado.


 


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Por órdenes de la diosa Athena, Sage convocó una reunión importante en los alrededores del Coliseo para dar un informe. Debido a la edad de la pequeña Sasha y que se acercaba la guerra santa. Necesitaba cerciorarse de que existiría alguien que lo sustituiría y estuviese a cargo del santuario. Sabía que existirían riesgos al momento de enfrentarse en combate contra el ejército de espectros y que probablemente perderían la vida más de la mitad de sus soldados dejando desprotegida toda la tierra. Ante su temor tomó la decisión de organizar una batalla ceremonial entre los alfas más poderosos del santuario en busca de la persona que seguiría con su legado.


El método de organizar la batalla se daría por pequeños enfrentamientos entre parejas, aquellos que salieran victoriosos del combate se enfrentarían en contra del vencedor, siguiendo una jerarquía ascendente a fin de que solo quedarán dos finalistas.


Como era de esperarse uno de los finalistas a convertirse en patriarca fue Aspros de géminis, quien no se tentaba el corazón al momento de enfrentarse a sus camaradas. Entendía que existía una amistad de por medio al ser compañeros de guerra, pero cuando se trataba de tener la posibilidad de cambiar las antiguas reglas de Athena, no tendría compasión.


Aspros, en lo alto de las gradas, se encontraba junto a su pequeño león, a quien abrazaba con cariño y sobreprotección. Estaban aguardando saber cuál sería su siguiente rival en la batalla ceremonial.


El último enfrentamiento para escoger al segundo finalista se trataba de Sísifo en contra de Manigoldo. Ambos tenían un poder formidable y era claro que ninguno de los dos se daría por vencido, lo cual le hizo recordar la primera vez que presenció la llegada de Cáncer.


 


 


DÍAS PASADOS


 


 


Aspros no tenía problemas en convivir con más personas de su misma casta y lograba tener un control formidable ante el aroma dulce de los omegas. Sin embargo, La llegada del nuevo alumno del patriarca llamó demasiado la atención de géminis. No solo por tratarse de un nuevo alfa rondando sus dominios, sino por el extraño poder que poseía a su alrededor.


Sísifo fue el primero en darle la bienvenida afirmando su amistad en un saludo de compañerismo. Brindándole un recorrido por las casas zodiacales en compañía de Aspros.


A medida que pasaba por cada una, Manigoldo mostraba ser alguien agradable y bromista cuando divisaba la seriedad en alguno de sus compañeros. Lo cual ocurrió con el caballero de acuario. Quien, a pesar de ser una persona fría, no pudo evitar sonrojarse ante el suave beso que depositó sobre sus manos el caballero de cáncer. Elogió su belleza con suaves palabras, mencionando que era el mejor beta que hubiese conocido, deseando con sinceridad poder ser amigos en el futuro. Sin embargo, su atrevimiento fue interrumpido por el caballero de escorpio, que rápidamente alejó a Degel de su presencia. Kardia no dejaría que se dejase llevar por los encantos del alfa.


El encuentro con el joven carnero fue un momento algo extraño para Sísifo y Aspros. Al principio sospechaban que era la pareja enlazada del canceriano debido al abrazo que ambos compartieron. Pero todo fue desmentido ante las lágrimas de Shion, al referirse a él como un hermano mayor. Aries explicó brevemente cómo fue que ambos se conocieron en su niñez por la relación de sus maestros y el cómo Manigoldo logró salvarlo de su antigua pareja quien lo marcó como alguien defectuoso.


Su recorrido los llevó a la casa de virgo donde se hallaban tres santos dorados. El pequeño portador de leo se encontraba charlando a gusto con su maestro Aldebarán, mientras eran acompañados por Asmita de virgo.


 


- Es agradable conocer finalmente al portador de cáncer, estoy seguro que muchos caballeros de plata sentirán envidia de ti - sonrió en alegría acercándose más para tomarlo por sobre los hombros - me llamo Aldebarán y soy el portador de la armadura dorada de tauro


 


- Claro... es un gusto - retiró con cuidado el brazo de tauro para liberarse de su agarre - ¿por qué causaría envidia?


 


- Muchos santos de plata trataron de pasar la prueba de la armadura dorada, al parecer la constelación de cáncer. No solo no les permitió hacer vestidura de su poder, también los lastimo de forma psicológica llegando a temer a la misma muerte - sus pensamientos le hicieron recordar cómo sufrieron muchos candidatos poderosos e incluso mucho mayores a él - todos ellos se resignaron a que nadie era merecedor de ese poder, hasta que finalmente llegaste tu.


 


Asmita se mantuvo en serenidad ante las palabras de su compañero. Con solo percibir el cosmos del nuevo guerrero, podía deducir que era una persona singular. Alguien que ya había experimentado el borde de la muerte en varias ocasiones.


 


- Es un placer conocerte, soy Asmita de Virgo guardián de la sexta casa del zodiaco - sonrió sereno dando la bienvenida.


 


Manigoldo, a pesar de no conocerlo, podía notar la pureza emanar de él. Su alma era libre de todos los deseos mundanos que rodeaban a la mayoría de los seres humanos; realmente merecía encontrar el alfa indicado.


 


- Tal vez te parezca tonto, pero es sorprendente para mí el poder espiritual que posees, puedo sentirlo de tu ser sin demasiadas barreras.


 


- Me doy cuenta de que eres alguien muy poderoso - caminó con firmeza hasta su lugar para colocar una de sus manos sobre su pecho. Percibía el gran cosmos dormido en su interior tiempo y el gran manto de espíritus que lo cuidaban - nos entenderemos bien.


 


Sisifo observó con entusiasmo como Manigoldo lograba congeniar con tanta rapidez ante sus amigos, era alguien con actitud sociable, pero al mismo tiempo un poco distante. Aprovechando la presencia de su sobrino, sagitario se acercó a un costado del pequeño para empujarlo un poco en presencia de los demás.


 


- Manigoldo me gustaría presentarte a mi pequeño sobrino Regulus de Leo - pudo sentir la incomodidad del más joven ante la presencia del canceriano - a pesar de ser alguien tan joven, logró ganarse el título de santo dorado por su increíble poder y gran destreza.


 


- ¿Acaso es un pequeño prodigio? - sonrió divertido ante las palabras de su colega, era extraño que alguien tan joven fuese tan poderoso - ¿cuántos años tienes?


 


- No soy un niño - mostró un leve puchero - tengo 15 años lo cual me convierte un adolescente y también, en el santo dorado más fuerte


 


Sísifo se mostró encantado por la escena de su pequeño familiar, referirse como alguien muy poderoso era encantador para sus ojos.


 


- Veo que si pequeño niño, tienes mucho futuro como guerrero - con verlo a detalle, podía descubrir que al igual que Asmita, el joven león también era un omega - eres adorable.


 


Al extender su mano para acariciar sus cabellos, fue rápidamente detenido por el agarre de Aspros, el cual lo miraba amenazante al atreverse de robar algo que por derecho le pertenecía.


 


- No te atrevas a ponerle un dedo encima - gruñó en advertencia mostrando parte de sus filosos dientes.


 


- Eres un perro demasiado territorial - a pesar de sus amenazas, Manigoldo no bajó su mirada, al contrario, mostró la misma agresividad por el inesperado ataque del geminiano - sólo quería saludarlo, maldito pedófilo...



- No toques lo que me pertenece - en un movimiento rápido, Aspros atacó directamente el cuello de Manigoldo en un intento por degollar su carne. Empero, fue esquivado con rapidez sintiendo un golpe rotundo sobre su rostro.


 


- ¿Quién crees que eres para impedirle libertad a tu pareja? - golpearlo fue la satisfacción más grande para el canceriano, adoraba doblegar a personas impacientes que deseaban tener el control por medio de su agresividad - aprende a respetarlo.


 


En un descuido de su parte, géminis logró golpear sus piernas logrando que perdiera el equilibrio para someterlo y golpear su rostro contra el suelo. "Necesitas aprender a respetarme como el alfa más poderoso del santuario" pensó para sí mismo tomando el cuello de su rival en un intento por asfixiarlo pero el golpe en su abdomen lo obligó a soltarlo.


Asustado por sus acciones, el joven Regulus trató de tomar los hombros de su pareja para obligarlo a soltar a su camarada, pero las feromonas de agresividad lo hacían sentirse demasiado débil para ayudarle; de igual forma el santo de virgo mostraba síntomas de dolor ante el ambiente nauseabundo.


Al percibir el dolor de sus compañeros omegas, el canceriano cesó por completo su fuerza tratando de calmar sus emociones para impedir que más feromonas salieran de su cuerpo. Pero su calma fue aprovechada por géminis para golpear con fuerza su rostro, provocando una hemorragia en su nariz.


Sin perder tiempo, Sísifo y Aldebarán tuvieron que intervenir para tomar con fuerza sus cuellos obligándolos a separarse. Era demasiado peligroso para el santuario tener dos alfas dominantes en el mismo sitio; "al parecer jamas podrían congeniar como camaradas", pensó con decepción Aldebaran.


 


- Debemos salir ahora... Regulus trata de calmar un poco el estado de tu alfa – dijo Sísifo con preocupación. Hizo una señal al caballero de tauro para que reforzara el agarre de Aspros, mientras obligaba a Manigoldo a salir del templo - ocultaremos esto por el bienestar de ambos, pero si vuelven atacarse lo reportamos con el gran patriarca... Asmita vámonos.


 


Una vez salieron del templo, Sísifo llevó a ambos a la casa de géminis para tratar de calmar el malestar de su compañero. Necesita el consuelo y mimos de su pareja por lo que no pensó sobre las posibles consecuencias de presentarle al hermano gemelo del ser quien lo atacó por impulso.


Al adentrarse al templo, pudo ver como Deuteros se encontraba charlando en compañía de Cid en una de las terrazas que poseía vista a los campos de entrenamiento.


 


- Hola, es un gusto tenerlos en mis dominios aunque no esperaba visitas tan...- Su actitud alegre cambió rápidamente al ver el malestar de su preciado omega, quien a duras penas podía soportar los malestares en haber aspirado las feromonas de ambos alfas - ¡¿Asmita que te pasó?, ¡¿te duele mucho?!


 


- Un poco adolorido... pero estaré bien - trató de mostrar compostura ante Deuteros y calmar sus pensamientos –


 


Con mucho cuidado, Deuteros tomó en brazos a su pareja para llevarlo al mismo balcón a respirar un poco el aire puro. Lo abrazó tratando de transmitirle un poco de tranquilidad. No había duda para él, su omega estuvo en medio de una pelea territorial.


Ante el incómodo silencio, Cid se acercó al guerrero de cáncer para tocar sin cuidado las heridas en su rostro provocando un quejido de dolor.


 


- Por lo agresivo de tus golpes, puedo deducir que recibiste una paliza por parte de Aspros - le ofreció un paño húmedo para limpiar los rastros de sangre -


 


- No quiero recordar al maldito, si no me hubiesen detenido estoy seguro de que lo habría derrotado - tomó la tela en sus manos para limpiar los cortes en su rostro - pero realmente me disculpo por el daño que ocasione con Asmita, no quería que nadie inocente saliera lastimado.


 


- Está bien...no toda es tu culpa - respondió en voz baja el santo de virgo, aferrando sus manos al cuerpo de su alfa - fue Aspros quien inició el enfrentamiento. Debimos advertirte lo dominante que es.


 


Al ver mejoría en su estado, Deuteros decidió dejarlo recostado sobre uno de los pilares permitiendo que descansara un poco más. Le susurró unas palabras sobre su oído, dejando un suave beso sobre su frente para caminar en dirección de su nuevo compañero.


No dudó por un segundo golpearlo en su rostro ya herido, en venganza por lo que le ocasionó a su pareja. Creyó que le respondería con el mismo toque de agresividad, ya que parecía tener los mismos rasgos de su hermano mayor. Pero se sorprendió al ver que no se defendió de su ataque y al mismo tiempo mostraba arrepentimiento por sus acciones.


 


- ¿No dirás nada para justificarte? - sus palabras eran tan serias que sorprendió a su mejor amigo Sísifo


 


- No tengo porque hacerlo, soy responsable por dañar el estado emocional de tu pareja, lo mejor que puedo hacer es aceptar el castigo por mis acciones.


 


Manigoldo cerró sus ojos esperando sentir un nuevo golpe por parte del gemelo de su rival, pero se tensó con rapidez al sentir como era abrazado y escuchar cómo le agradeció el haber pensado en el bienestar de su pareja.


 


- Lo lamento, pero te merecías un poco más de dolor - lo liberó de su abrazo para tomarlo de la mano en señal de saludo - mi nombre es Deuteros y soy hermano menor de Aspros, ambos tenemos el cuidado de la armadura de géminis y la tercera casa zodiacal, es un gusto conocerte.


 


- Claro... a mí también me agrada conocerte - no sabía qué actitud tomar con su compañero, era la misma imagen de su rival, pero a la vez muy diferentes - Soy Manigoldo


 


- Lamento las acciones de Aspros, es alguien demasiado agresivo con todos los alfas que se acercan a él o al pequeño Regulus así que no lo tomes personal.


 


Invitó a sus compañeros a tomar asiento sobre unas sillas de mármol para estar más cómodos mientras ayudaba a desinfectar las heridas en su rostro.


 


- Recuerdo que lastimó a un joven candidato por atreverse a cortejar a su pareja, cuando ya estaban comprometidos. Lo dejó tan mal herido que debió asumir un castigo por parte del patriarca y quedar en confinamiento en los calabozos por una semana completa.


 


- Ahora veo que realmente es alguien salvaje - sonrió para sí mismo quejándose un poco ante el toque de su herida - ¿cómo es que logran convivir con los demás alfas sin desear matarlos?


 


- Creo que llevó años el lograr que se acostumbrara a nuestra presencia - respondió con tranquilidad el joven de sagitario tomando con discreción la mano del Cid por debajo de la mesa - estoy seguro que pasará lo mismo contigo, solo necesita aceptarte. Tal vez en un futuro puedan convertirse en buenos amigos.


 


- no necesito doblegarme ante su presencia para convivir, solo procuraré no verlo nuevamente... ¿por cierto quién eres tú? – preguntó Manigoldo, observando con curiosidad al guerrero de capricornio, ya que poseía una presencia demasiado fuerte para ser un simple beta -


 


- Soy Cid de capricornio, custodio de la novena casa - sus palabras fueron pronunciadas con simpleza, dando un toque de seriedad en su presentación - también soy la pareja de Sísifo.


 


Manigoldo no pudo ocultar su sorpresa al saber que Sísifo había tomado como pareja a un betta común y corriente, que no podría darle una familia. Sabía la existencia de algunos alfas que habían tomado a betas como parejas por compartir rasgos suaves con algunos omegas. Pero Cid era todo lo contrario a ser alguien hermoso y delicado.


 


- Se comprometieron hace unos días, llamando la atención del maestro Hakurei - respondió Deuteros al mismo tiempo que permitía a su pareja recostar su cabeza sobre sus hombros - al parecer él no aprueba su unión debido a su diferencia de casta.


 


- Debo admitir que me sorprende un poco... tu poder hace difícil pensar que aceptarías ser el protegido de Sísifo.


 


- Yo no soy el protegido - sin pudor alguno, Cid tomó la nuca de Sísifo obligándolo acercarse para unir sus labios en un beso demandante provocando un rubor sobre sus mejillas, dejando en claro quién era el pasivo en su relación - yo estoy a cargo de protegerlo.


 


Deuteros agradecía que su pareja no pudiese presenciar esa escena, ya que la consideraba un poco vergonzosa para expresarla delante de sus amigos, por su parte el joven sagitario trataba de controlar sus emociones debido al gesto apasionado de su pareja. Sin embargo, el pensar del canceriano fue diferente a lo esperado, "que desperdicio"


 


- Ya veo que sí, espero que logres ser feliz a su lado – habló afable para ponerse de pie y salir en camino a su casa zodiacal - necesito limpiar los rastros del maldito de Aspros así que los veré después.


 


 


DEVUELTA A LA ACTUALIDAD


 


 


Sin esperarlo, todos se mostraron sorprendidos ante la derrota del guerrero más fiel a la diosa Athena. Sísifo había perdido la batalla en contra de Manigoldo, posicionándose como el finalista que lucharía por el título de patriarca. Todos sus compañeros miraban extrañados como un guerrero más joven e inexperto logró derrotar a uno de los alfas más poderosos del santuario.


A pesar de las críticas y su cansancio, Manigoldo ayudó a su compañero a ponerse de pie para llevarlo con los sanadores y tratar sus heridas cuanto antes.


Una vez cayó la noche en el santuario, Aspros decidió salir de su casa. Procurando no molestar a su pareja, quien se encontraba descansando a un costado de su cama. Al salir, caminó por los alrededores del Coliseo tratando de calmar sus pensamientos por la derrota de Sagitario.


No aceptaría como oponente a quien se atrevió a desafiar su poder, "ni siquiera Sísifo fue suficiente para derrotarlo". A pesar de haber prometido a Regulus, no volver atacar al estudiante del patriarca, no dudaría en destruirlo en presencia de todos los santos de Athena.


Desde que lo miro por primera vez, experimentó un sentimiento de adrenalina y furia. No podía tolerar estar cerca de él, necesitaba someterlo a su mandato y que lo aceptara como el líder de los 12 santos dorados, así como lo habían hecho los demás.


Pero su necedad solo lo hacían enfurecer más; si deseaba cambiar las leyes del santuario para el bienestar de sus colegas, necesitaba la lealtad de todos los guerreros para ejercer el golpe de estado y derrocar a la diosa junto con sus consejeros. Sabía que si uno de ellos se interponía en sus planes todo podría colapsar.


Frustrado golpeó con fuerza uno de los pilares en su camino, logrando destruirlo por completo importando poco si era sancionado por el patriarca. No obstante, pudo escuchar a lo lejos unas risas de burla del caballero de cáncer, quien se encontraba recorriendo los alrededores en busca de actividad sospechosa.


 


- ¿Quién diría que el guerrero de géminis estaría tan iracundo? - divertido saltó frente a géminis cuidando la distancia de ambos - no es hora de entrenamientos, así que ¿por qué destruyes propiedad del santuario?


 


- No es de tu incumbencia - suspiró con pesadez, tratando de calmar sus emociones al tenerlo nuevamente cerca - solo quería distraerme un poco, pero teniéndote aquí me será imposible relajarme - ignoró la presencia del canceriano, dándole la espalda para regresar con su pareja - prometí no volver a enfrentarme a ti.


 


- Volveremos a pelear tarde o temprano


 


Ante su rechazo, encendió con gusto uno de sus cigarrillos, aspirando con molestia. No perdonaría las acciones cometidas en su primer encuentro, ya que perjudicó el bienestar de sus compañeros; pero si deseaba ganarse el afecto de Albafica, necesitaba demostrarle que no era alguien conflictivo y tratar de congeniar con su enemigo.


 


- Oye... lamento lo que dije en nuestro enfrentamiento - sus palabras fueron dichas con un toque amargo debido a que sabía que era Aspros quien debía disculparse primero - no es de mi incumbencia saber los detalles de tu relación


 


- ¿Acaso estoy escuchando una disculpa? - detuvo sus pasó ante sus palabras - es extraño de tu parte.


 


- Quiero tratar de entender tus razones, no puedes ser tan inseguro para proteger tanto al pequeño Regulus.


 


Aspros dio vuelta en dirección de su compañero para tomar el cigarrillo de sus manos y aspirarlo por sí mismo. Jamás había confesado el hecho que traumó a su prometido debido a ser un omega tan joven con una responsabilidad tan grande, pero la mirada del canceriano parecía sincera al intentar comprenderlo.


 


- Pasó meses atrás, antes de que el patriarca permitiera que los omegas escogieran a sus alfas. Regulus era nuevo en el santuario y solo congeniaba con Sísifo debido al lazo familiar que los une, era demasiado tímido y le costaba relacionarse con los demás - exhalo el humo de sus pulmones, sintiendo una ligera molestia por su relato - un día, un aspirante se acercó a él para iniciar una amistad y presentarlo con sus amigos, al principio todo parecía ir con normalidad, él estaba feliz y todos lo aceptaron... hasta que una noche, el mismo sujeto lo engañó al obligarlo a beber un afrodisíaco que aceleró el calor de Regulus en un intento por marcarlo como su omega.



 


Manigoldo se mantuvo en silencio por el relato de su compañero. jamás esperó que alguien fuese tan tonto como para poder cometer un acto condenado por los mismo dioses.


 


- Yo me encontraba recorriendo los alrededores en busca de Sísifo para reunirnos en una misión de reconocimiento. Fue entonces cuando escuche los gritos de ayuda de Regulus y al llegar presencie la horrible escena... verlo tan lastimado me hizo perder los estribos y no tuve piedad del maldito así que lo golpeé al punto de casi matarlo - presiono con fuerza su mano destruyendo el cigarrillo con el poder de su cosmos - claramente fui enjuiciado por el patriarca y la diosa Athena, llegando al veredicto de ser culpable junto con una sentencia de una semana en los calabozos... sin comida ni agua.


 


- Pero salvaste a Regulus de ser violado por un alfa, tendría que haber existido una amnistía en tu defensa - respondió con un toque de molestia ante la injusticia.


 


- Al parecer Athena no consideró eso como una violación. Ella protegió a su agresor, mencionando que fue culpa de Regulus por tratar de seducirlo - usando sus puños encendidos en cosmos, golpeó el suelo, provocando una fisura. No podía tolerar que la misma diosa de la guerra culpara a un inocente por su desprecio a los omegas - alguien como ella no merece mi lealtad... sus tontas leyes provocan dolor y sufrimiento a nuestros camaradas, por esa razón necesito tomar el manto de patriarca.


 


A su alrededor comenzaba a experimentar un aumento de temperatura debido al cosmos agresivo de Geminis. Sus puños parecían estar en llamas. Si continuaba, correría el riesgo de llamar la atención de algunos guardianes.


 


- Entiendo tus razones - con calma, Manigoldo se acercó para tomar sus puños con firmeza y liberar parte de su cosmos, logrando que su ira se calmara - Athena injusta, merece ser derrocada por los crímenes en contra de su ejército. Pero ser patriarca no resolverá estos conflictos, tal vez la forma de arreglarlo es que ella perezca en la guerra santa en contra de Hades, sin su mandato todos podrían salvarse.


 


Las palabras del canceriano dejaron sorprendido por completo Aspros, no solo parecía comprender su razonamiento, también le estaba dando una posible solución a su conflicto.


 


- Pero eso sería tonto... estoy seguro de que mi maestro encontrará la forma de lograr un balance adecuado, después de todo solo vine al santuario para seguir sus pasos - al notar que su cosmos se había calmado liberó su agarre para tomar asiento sobre las rocas de mármol, observando la vista nocturna - ahora entiendo que no eres tan loco como pensaba.


 


- Tal vez no tanto - de igual forma tomó asiento a un costado de él, sintiendo una ligera decepción por sus palabras - no somos tan diferentes después de todo.


 


- Hay algo que aún me causa dudas, cómo logras controlar tus instintos en atacar a Regulus. La mayoría de los alfas pierden el control cuando un omega se encuentra en celo.


 


- Supongo que fue gracias a mi defecto de nacimiento, no tengo problemas en percibir el aroma de todos los omegas o alfas a mi alrededor. Aunque por alguna extraña razón no reacciono ante ningún aroma, yo no poseo la desesperación por marcar a un omega o beta como mi pareja destinada - suspiro levemente ante un toque de celos por Deuteros - supongo que esa fue la razón de mi autocontrol.


 


"No tiene sentido que tome un omega si no desea marcarlo" pensó para sí mismo tratando de comprender lo extraño de sus acciones, si no sentía el deseo de tener una pareja a la cual proteger ¿Por qué se empeñaba tanto en poseer al más joven de los santos dorados?


 


- ¿Tú amas a Regulus?


 


- Lo quiero lo suficiente para hacerlo feliz – habló con la verdad sin temor a lo que pensara de él - Regulus me escogió como su pareja protectora y mi deber es cumplir su deseo


 


- Que desalmado - sonrió levemente por su respuesta fría y sin emociones, no esperaba que fuese una persona cariñosa a comparación de su hermano Deuteros, pero saber que solo marcaría a Regulus por obediencia le resultaba algo triste - solo procura hacerlo feliz, no quiero verte desilusionado por tu decisión como Sísifo


 


Ante sus palabras, Aspros recordó como todo el santuario se mostró sorprendido al escuchar el comunicado del mismo caballero de sagitario. Confesar que él había escogido como pareja a un beta fue una sorpresa para todos. No solo por el hecho de que jamás podría marcarlo como suyo, sino por permitir que Cid fuese su pareja dominante, lo cual era visto como una debilidad ante los ojos de Hakurei y Sasha.


Muchos de sus amigos felicitaron la unión de ambos guerreros, pero Aspros creía que era un desperdicio de su casta al aceptar ser el pasivo de un beta.


 


- ¿Puedo preguntarte algo? ¿Porque escogiste a Piscis?, entiendo que es alguien muy bello a los ojos de los demás, pero debes entender que jamás podrá tener una relación normal con algún ser humano, alguien tan peligroso como él solo desea la soledad.


 


- Sé que es letal con solo tocar, siempre se muestra seguro de sí mismo al rechazar a todos los demás...pero he visto la tristeza en su mirada y sé que realmente sufre por su extraña condición - de su bolsillo tomó una esmeralda azul que irradiaba poder espiritual, la cual entregaría en manos del santo de piscis - Yo amo mucho a Albafica y haré todo lo posible para ser alguien digno de él...esa es la diferencia cuando estás enamorado de tu pareja.


 


Al pasar unos minutos en silencio, Manigoldo dio por terminada su conversación para poco después continuar su camino en dirección a su templo. Debía admitir que Sisifo tenía razón en tratar de congeniar con su enemigo.


 


- Espero que ganes la batalla ceremonial – sentenció antes de irse. 

Notas finales:

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