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Para el dobe del que me enamoré... por VikoKoko

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Notas del fanfic:

Pues no tengo musho que decir, sólo que esta idea se me ocurrió hace como medio año (está y muchas más) y no sé decidí darle una oportunidad, pues al fin tengo cuenta ^^ (esperé mucho para este momento :| ) no espero mucho.

Basado en "a todos los chicos de los que me enamoré" y un dojunshi que leí hace tiempo y desconozco su nombre 

I: si vas a dar créditos, dalos bien -_-#

Ay, tenías que aparecer... pero pos no puedo darlos bien porque leí el dojunshi y nunca más lo volví a ver, así que desconozco el nombre. Triste ú.ù

 

Había algo más pero se me borró... >:p

 

Disclaimer: Naruto le pertenece a Sasuke y viceversa. Ah, y un tal Kishimoto es dueño de ambos y todos los demás mencionados aquí (Minato es mío!!  >:| ) 

Notas del capitulo:

Este capítulo se me ocurrió pensando en una forma de avergonzar a Sasuke XD (ya después le dí coherencia inspirándome en algo similar) 

Pasó carta tras carta, notando que todas tenían escrita una fecha. Tomó la que tenía la fecha más cercana, de hace tres días.
 
Examinó el sobre. Tenía la fecha, tenía como destinatario su dirección, pero como remitente tenía una dirección que se le hacía conocida pero no podía recordar del todo. No era bueno recordando direcciones, sólo se sabía la suya.
 
Ansioso por saber que decía e intentar descubrir de quien era al fin la abrió, desdoblo la hoja y empezó a leer.
 
La letra era muy bonita, debía admitir.
 
"Bueno, al parecer es la carta número quince. Tal vez esta vez ahora si la envíe... si, sé que no lo voy a hacer.
 
Pero igual no esperes que en esta carta vaya a escribir cosas buenas, porque esta vez escribo para desahogar el enojo que tengo contigo.
 
Estoy enojado por lo estúpido que eres.
 
Mi razón del enojo es por algo que tal vez nisiquiera sabes, pero sé que recuerdas el momento, el día de ayer por el partido de basketball.
 
Ese día fue el último partido de la temporada y como siempre te esforzaste por dar lo mejor, siempre das demasiado.
 
Si te soy sincero otra vez no vi el partido, pues me entretenía más viéndote a ti. Siempre es así. Me gusta ver tu cabello rubio, tan mojado por el sudor que es incapaz de mantenerse alborotado como siempre, simplemente cae en mechones resaltando tu tostado rostro.
 
También me gusta verte en el uniforme del equipo, porque es tan ligero que puedo ver todos tus brazos y piernas llenas de sicatrices palpadas en tu piel, fiel recordatorio de todas las estupideces que haces. Pero la mayoría de esas estupideces las hicimos juntos, sólo que tú eres demasiado bruto por lo que tienes muchas más recuerdos marcados en la piel.
 
Pero más me gusta ver tus ojos cuando juegas. En ellos siento tu alegría, frustración, enojo, todo, por eso sé cuando tu equipo anota, cuando es el contrario o cuando algo no salió como lo planeabas. Por eso sé que en el partido de ayer ganaron, porque vi tu inmensa alegría justo antes de sonara el pitido final.
 
Me alegra verte feliz, por eso me gustó ver como celebrabas con los demás integrantes hasta el punto de caer abrazados. Hubiera deseado estar yo entre tus brazos.
¿Sabes? Se supone que esta carta era para desquitar mi enojo, pero tal parece que cuando escribo para ti no puedo escribir nada negativo.
 
Pero esto se debe a que no estoy enojado contigo, no.
 
Estoy enojado con ella.
 
Al final del partido pude sentir que me mirabas, luego corriste a mi dirección. Me emocioné, venías con los brazos abiertos y pensé que me abrazarías, obviamente te gritaría, porque yo soy así, pero igual no te hubiera alegado porque me siento cómodo cuando te atreves a hacerlo. Pero tristemente no fue así, pasaste por mi lado y la abrazaste a ella.
 
Ella que es la que te gusta ¿no? Triste, desearía ser yo.
 
La primera vez que la vi me fue indiferente, una chica más, nada especial. Pero luego vi como te miraba, en sus ojos vi algo que conozco bien. Te mira igual que yo, ella te ama.
 
Pero tu no sabes distinguir esa mirada, por eso no sabes lo que siento por ti. Tú sabes que ella te quiere porque se pone nerviosa y se sonroja cerca de ti, no por su mirada. Porque si supieras leer la mirada ya sabrías que yo te amo más de lo que ella lo hace.
 
Tal vez si yo me pusiera nervioso o me sonrojara  como ella ya lo sabrías, pero no, yo en cambio soy brusco y algo frío contigo, nunca podría ser como ella ni aunque quisiera. Y no quisiera se como ella, es demasiado tímida y tartamudea mucho. Pero aún así te gusta más ella.
 
"Ella" me siento tonto, es la décima quinta carta y hasta ahora vengo a pensar, la prefieres a ella por eso verdad, porque es un ella. ¿Si yo fuera mujer te fijarias en mí? ¿Te sería indiferente, nisiquiera me notarías? ¿La seguirias prefiriendo a ella? Siento que si. Ni aunque fuera mujer tendría una oportunidad como la tiene ella.
 
Ya nisiquiera sé que emoción está escrita aquí.
 
Se me acaba el espacio por lo que creo que ya terminé.
 
Me doy cuenta que escribo esto con esperanza de tener la valentía de enviartelas, de ser capaz de ponerla auque sea una en el buzón para que llegue a ti, todas ya tienen tu dirección.
 
Pero soy cobarde para los sentimientos, esta va a ser la última que escribo. Y tal vez si me decida a mandar una, no esta. Lo pienso y bien es demasiado vergonzoso verlo lo que acabo de escribir."
 
Se quedó sorprendido al terminar de leerla. ¿Quién sería el escritor de tales palabras? No se le acurria nadie.
 
Bueno si tenía una sospecha, pero no podía ser él. ¿Su amigo el chico frío que dice detestar cada cosa de él escribiendo una carta de amor ¡PARA ÉL?!
 
Imposible.
 
Decidido a descubrir quién era el escritor de esa carta decidió abrir otra. Pasó nuevamente las fechas, notando qué exactamente como decía si eran quince cartas, y abrió la más antigua, de hace un año y medio.
"Nunca he escrito una carta de amor. ¿Para empezar por que estoy haciendo esto? Ni yo lo sé. Pero si sé para que.
 
Antes que nada, no quiero decirte quién soy, es humillante, demasiado. Y antes de que te hagas ilusiones si te aviso que no soy romántico.
 
Realmente sólo quiero que sepas que...
 
Usualmente debería de decir un "Te amo" ,pero es algo difícil para mí decirlo. Somos cercanos y no quiero que me odies por esto.
 
Tal vez ni debería de estarlo haciendo, pero si te dijera lo que siento por ti qué pensarías. ¿asco, tal vez? Tal vez.
 
O tal vez... No simplemente no enviaré esto, me estoy arrepintiendo. La guardaré, quizá y un día me atreva a enviarla o intentar escribir otra.
 
Me acabo de dar cuenta que escribí tu nombre con las iniciales, no creas que fue a propósito, ya te dije que no soy un romántico.
 
Esto tal vez deba de tener más escrito si algún día puede que llegue a ser enviada. Pero no soy un hombre de muchas palabras.
 
Generalmente me sueles comprender con las pocas palabras que digo por como las digo y algún gesto que a veces se me escapa, pero no es como si pudieras hacer eso a través de una carta.
 
Una de las cosas que me gusta de nuestra relación.
 
Si, tal vez no estaría mal decir el por qué de lo que siento por ti. Pero mejor no, no me gustaría hacerlo en esta carta.
 
Tal vez si me atrevo a mandar y esta y no notó algún desagrado de tu parte lo vuelva intentar.
 
Aunque siento que ya sabes quién soy. Aunque tal vez no, eres demasiado distraído (idiota).
 
Sólo voy a dejar esto hasta aquí, me he arrepentido de pensar en mandarla, es obvio que me darás tu respuesta sin saberlo, siempre me cuentas todo, pero no tengo la seguridad de esta en este escrito, tal vez haga un intento en otra oportunidad."
 
¿De verdad sería él?
 
¿Pero por que si dijo que mandaría una recibió los quince intentos juntos? No lo sabía.
 
Tal vez sería bueno leer todas, sólo para asegurar algo...
 
       ^-^&-;^-^&-;^-^'^-^&-;^-^ 
 
 
Hoy no fue un día tan malo.
 
Como si pudiera decir eso.
 
Desde el día del partido final todos en la escuela estaban locos con el dobe. Las chicas se la pasaban acosandolo, y él no ignoraba a ni una como solía hacerlo él, y varias chicos solían retarlo, y otra vez no ignoraba a ni uno.
 
Lo que le enojaba de eso era que al él lo ignoraba para cumplir los retos y le molestaba ver como no rechazaba a ninguna chica.
 
Ese asunto lo tentaba a decirle al rubio que le preste atención pero su orgullo podía más que su deseo. 
 
Las únicas veces que podía dejar fluir sus sentimientos, de manera que ni él sabía como era capaz, era cuando escribía las cartas que ya hasta había perdido la esperanza de llegar a enviarlas.
 
Las solía guardar en unas pequeña caja bajo su cama. Nadie escucalba sus cosas, que poco valor le tendría a su vida quien llegara a siquiera pensarlo.
 
Pensó en quemarlas. Si, quemarlas.
 
Las empezó a escribir hace cerca de un año y medio y ahora se sentía incómodo (estúpido) al recordar los sentimientos plasmados en el papel.
 
La última que escribió fue por frustración, pues cuando se enojaba por el dobe eso le ayuda a pensar un poco, y a la vez desconectarse del mundo, sólo para escribir.
 
Cuando las escribía sentía como si estuviera hablando directamente con el rubio, como si de verdad él las vaya a leer y le fuera a responder.
 
Pero lo decidió, ya dejaría de hacerlo. Y quemaría esas hojas, algo le decía que debía hacerlo cuanto antes.
 
Ojalá hubiera hecho caso a esos pensamientos del día pasado.
 
Estaba agachado buscando la caja bajo su cama. No encontró nada.
 
-¡Mamá!- bajó corriendo a la cocina con la nombrada -¿Limpiste mi habitación está mañana?- sólo rogaba recibir un si.
 
-No.- puta vida -Aprecio mi vida, hijo, por lo que sólo saque la ropa sucia como siempre.
 
Itachi, que estaba en la sala, levantó su vista de su libro y vio atento la preocupación del rostro de su hermanito.
 
-¿Buscaste bajo la cama?
 
-No, tú pones siempre en el canasto, así que no había necesidad.
 
No sabía si sentirse feliz o preocupado. Su madre no la había visto, era bueno porque seguro la hubiera abierto, pero si no estaba donde debería quién la tendría, ¿alguien habría leído eso? Si era así, esa persona dejaría de respirar apenas descubra su nombre.
 
-Auque...- prestó atención de nuevo a su madre -Si vi a alguien sacando una cajita de tu habitación.
 
-¿Quién?- preguntó apurado de tener una cabeza que cortar.
 
Itachi salió corriendo a su habitación.
 
-¡Itachi!- y con eso supo quien. Sin que su madre dijera nada más, salió corriendo tras el mayor. Pateó y golpeó su puerta al notarla con seguro. -¡Itachi, qué demonios hiciste con mi caja?!
 
-No sé de que hablas, hermanito.- se escuchó del otro lado de la puerta.
 
-¡Bien sabes de que habló! ¡¿La abriste?!- por supuesto que lo hizo ¿cómo para que la necesidad de preguntar? -¡¿Qué hiciste con ellas?!
 
-¿Con qué? ¿Las fotos de Naruto-kun sin ropa?
 
Enrojeció. No supo si de enojo o vergüenza por las palabras.
 
-¡Yo no guardo tus fotos! ¡Ya dime donde están!
 
-No te preocupes, hermanito, las puse en un lugar seguro.
 
-¡¿Dónde?!
 
-En un buzón de correo.
 
Palideció. No podía hablar en serio ¿verdad?
 
-¿Hermanito, sigues ahí?
 
No recibió respuesta.
 
-Sasuke, responde.
 
Silencio. 
 
Podía ser una trampa. No debía salir si era una trampa. No seguiría vivo si fuera una trampa. Lo más seguro es que fuera una trampa. Sasuke muchas veces hacía ese tipo de trampa. Era obvio que era una trampa. No caería en esa trampa. Porque era una trampa ¿verdad?
 
Suspiró y abrió la puerta lentamente.
 
Asomó un poco el ojo, no vio nada y la abrió un poco más y no volvió a ver nada, pero esta vez porque recibió un golpe que lo dejó inconsciente.
 
 
 
Cuando volvió en sí, vio a su hermano mirándolo fijamente con odio.
 
-Dime de verdad dónde están las cartas. ¿Las leíste?
 
Cerró los ojos y contestó -Ya te dije, en el buzón, seguramente ahora en la dirección del destinatario pues las envíe ayer en la noche. Y no, no las leí, sólo escuché cuando escribías la carta de hace tres días.- se dio la vuelta e intentó volver a dormir.
-¿Cómo que escuchaste? Si es un escrito.- le preguntó brusco, tomándolo del hombro para darle la vuelta y obligarlo a dar la cara.
 
-Pues, hermanito...- habló con parsimonia aún con los ojos cerrados -Cuando escribes, hablas en voz alta- le expresó, ya abriendo los ojos para ver la reacción de su hermano. 
 
Y la reacción de Sasuke fue...
 
Palidecer y enrojecer en menos de tres segundos.
 
-¡E... es mentira!- gritó histérico. Él no hablaba mientras escribía, por supuesto que no, si fuera así el mismo lo sabría. 
 
Itachi levantó una ceja, posó su mano en la frente de forma dramática y luego con voz empalagosa y algo femenina dijo... -ay, Naruto, amo verte en uniforme porque puedo ver tus grandes y hermoso músculos de hombre que me ponen como- ¡agh! ¡Qué brusco, hermanito!- le recriminó sobando un gran chichón en su cabeza. 
 
-¡Cállate! 
 
Sasuke salió corriendo, dejando sólo el recuerdo de un tomate súper rojo corriendo a gran velocidad...
 
 
Itachi suspiró pesadamente. -Ay, hermanito, si tan sólo supieras que mande esas cartas porque el amor que profesas en ellas es tan puro que duele verlo escondido... y porque es divertido verte cabrear, jeje.
 
 
 
 
 
 
 
 

Notas finales:

Nadie va leer esto u.u es malo lo sé...


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