Cuando llegó el invierno y se acercó la primavera, las auroras boreales del cielo finlandés brillaron de la manera más hermosa del mundo, bailando con los colores del arco iris entre las nubes. Aki llegó a pensar que el cielo estaba mostrando la danza de la luz para informar a la gente que seguía en la tierra, el mensaje de que la primavera estaba por llegar después de la noche más fría y tensa del año.
Al día siguiente de que Caín se durmiera, notó que las flores primaverales habían brotado bajo la nieve así que decidió pensar que todo eso era un mensaje. En este caso, pensaba que Caín podría despertar como una flor de primavera. Igual que en un milagro. Y cada vez que veía la aurora brillando en el cielo nocturno, Aki trataba de decirse eso para elevarse el ánimo.
Sin embargo, habían pasado ya tres años desde la noche de esa aurora y Caín nunca se despertó. Caín había estado durmiendo todo el tiempo y Aki se quedó en el castillo, estudiando si Caín podría ser revivido de alguna manera. Pensaba que el motivo de su vida era estudiar solo para su propia conveniencia pero Aki, que quería ayudar a Caín debido a su inmenso amor por él, finalmente pareció querer hacer algo diferente. Por eso también es que había elegido quedarse en el castillo y pasar tiempo con él. Mientras los humanoides fueran ilegales, no iba a ser posible transmitir su existencia al exterior por lo que no podía volver a Helsinki. Ni siquiera aunque lo explicara. Aki entonces decidió dejar el laboratorio y vivir solo en ese castillo llamado "Castillo funerario", esperando todo el tiempo a que Caín se despertara para que volviera junto a él.
Era autosuficiente. Ocasionalmente recogía hierbas del jardín e iba al pueblo a comprar lo que necesitaba para su comida. Ahora, pensaba que podía entender más claramente la razón por la que el señor que anteriormente vivía allí hizo y arregló esas muñecas mecánicas. Seguramente estaba solo. No pudo evitar pensar que tenía muchas personas queridas en Tuonela y ya que el alma no podía recuperarse, hizo muñecos y recordó los tiempos en que todos estaban a su lado
(Pero Caín es diferente. Estoy solo, pero no completamente. Él no ha fallecido todavía, no está en Tuonela.)
Sí, así que no tenía que conocer gente o fabricarla. Todo lo que necesitaba, era a Caín a su lado.
"Porque creo que Caín definitivamente se despertará. Y entonces viviremos aquí todo el tiempo."
Se sentó a su lado mientras dormía y le dijo que se apresurara. No estaba solo... Pero sin embargo, no pudo evitar que su pecho doliera y tampoco que llorara como un desquiciado.
Y así, llegó otro año.
Durante ese tiempo, Aki siempre hablaba con Caín, que estaba dormido, colocando todo su corazón y su esperanza en sus oraciones. Pensaba en sus palabras y en la vez en que le prometió despertarse cuando escuchara su voz. Después de todo, pedir por un milagro era lo único que podía hacer para no sentirse tan abandonado.
"La aurora brilla muy fuerte hoy, pero no dejes que te lleve. No dejes que te envuelva en la luz, como las alas de un cisne. No te vayas a Tuonela."
Y un día, sucedió:
Era el día en que el invierno del tercer año se acercaba a su fin cuando la aurora brilló con una fuerza superior a la de todo el invierno.
"Caín, la aurora está muy hermosa hoy. Me gustaría verla contigo."
Cuando habló con Caín, que seguía durmiendo, y besó suavemente sus labios, de repente se dio cuenta de que su boca estaba más cálida de lo habitual. Era débil, pero se notaba.
"¿Caín?"
Aki comprobó apresuradamente los signos vitales que aparecían en la pantalla de la computadora.
"La temperatura corporal está aumentando..."
Nunca había superado los 35 grados desde que se durmió y sin embargo, ahora se había elevado a casi 36. La presión arterial y los latidos de su corazón estaban mucho más fuertes que ayer así que dijo:
"Finalmente..."
La temperatura corporal le subió exactamente igual que en la primera vez.
"Caín, despierta. Despierta. ¡Caín!"
Gritó muchas veces. Y como para estimularle el corazón, Aki sacudió su pecho con las palmas de las manos en lugar de utilizar las máquinas del laboratorio.
Caín abrió un poco los ojos y subió la cabeza:
"Hmm..."
Vio unas hermosas pupilas azul turquesa.
"Caín..."
¿Lo recordaría? ¿Cuál era su condición? Y entonces, lo escuchó murmurar:
"Aki..."
"Dios, Caín... ¿Entiendes? ¿Me entiendes? ¿Me escuchas?"
Pero era completamente diferente a cuando se despertó hace tres años. Notó que el color de los ojos de Caín eran distintos a los de antes porque hace un tiempo, no sentía nada viniendo de él y pensó que parecía una muñeca. Ahora no era así. Había un brillo que le hacía sentir la alegría de despertar y la alegría de poder estar a su lado.
"... Caín, Caín. Estoy aquí."
Cuando Aki pasó sus manos sobre sus hombros, sintió como si sus brazos empezaran a sostenerlo.
"Aki, Aki... Eres Aki".
Su voz tocó sus oídos hasta volverlo irresistible y nostálgico. El sonido de su voz, la sensación de sus brazos. Ah, cuando se dio cuenta de que realmente se había despertado, fue como si no pudiera parar de sollozar.
"Caín..."
Fue algo muy largo. Ya habían pasado tres años desde entonces así que seguramente no podía entender lo mucho que había estado esperando este momento. Deseaba decir que había vivido aquí todo el tiempo, que había estado a su lado sujetando su mano y que esperó este día pacientemente... Pero no salió nada. No solo eso, no podía moverse. Estaba haciendo todo lo posible para asegurarse de que la calidez de sus brazos, su fuerza y la vibración de su respiración no fuera un sueño. Sintió que si hacía algo equivocado, se volvería a dormir y tenía miedo de que ahora si fuera para siempre. De que se fuera a Tuonela. Temía que no pudiera evitar irse con los cisnes negros así que Aki derramó un montón de lágrimas y comenzó a temblar entre sus manos.
"Aki... Esas son lagrimas buenas ¿Verdad? ¿Son lágrimas de felicidad?"
Aki asintió a las palabras de Caín, que de repente se derritieron en sus oídos.
"Sí, sí lo son. Y finalmente puedo derramarlas".
"Podía... Escuchar la voz de Aki todo el tiempo. Aki... Aki se comió un pastel ayer. Y anteayer, Aki creó unos nuevos datos de investigación. Hace dos días, lloraste. Me dijiste que estabas solo y que me necesitabas."
Aki quería gritar ante esa última oración.
"Caín... ¿Tú me escuchabas?"
"Sí. Y cada vez que oía la voz de Aki, recordaba nuestra promesa. Deseaba despertar, quería verte y a la aurora y tener... Un viaje contigo. Estaba muy ansioso por abrazar a Aki y al parecer, mis oraciones llegaron a ti."
Aki le sonrió a Caín.
"Sí, todo el tiempo"
"Me alegro."
"Hablé contigo todos los días. Te conté todo y te sostuve hasta que mi amor pareció incontrolable." Quería decir eso también, pero Aki no pudo hablar porque sus sollozos no se detuvieron.
"En mis ojos, también hay lágrimas buenas".
Los ojos de Caín ciertamente estaban llenos de lágrimas.
"Es agua de felicidad"
"Sí, es agua de felicidad", pensó. Pero la verdad era que no logró formular una oración decente ni siquiera después de haberlo intentado tanto. Se alegraba de haber cumplido su promesa, se alegraba de estar hablando con él y estaba infinitamente feliz de escuchar su voz, pero las lágrimas de felicidad eran un problema cuando lo bloqueaban tanto. En su lugar, Caín dijo, con una voz entrecortada y dulce:
"Ya no estarás solo."
Las lágrimas se precipitaron.
"Viviré aquí contigo todo el tiempo. Y un día, juntos, vamos a morir y a entrar a Tuonela".
Al escuchar las palabras de Caín, el llanto corrió completamente por las mejillas de Aki a la vez en que pareció poner una fuerza tremenda en el brazo que lo estaba sosteniendo. Aki trató de decir que si lo abrazaba con tantas ganas, sus huesos definitivamente se iban a romper hasta explotar pero Aki no dijo nada. Fue porque sintió que incluso eso era un recordatorio de que podían vivir juntos de ahora en adelante. Y al darse cuenta de eso, Aki también giró los brazos alrededor de él para sostenerlo.
Pronto iba a llegar la primavera al bosque nórdico. La temporada de auroras terminaría con la primavera y un nuevo tiempo para los dos comenzaría bajo la luz del sol. Aki se sintió más feliz que nunca antes al pensar en eso.
FIN