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Carta a… ¿Papá Noel? por Yakaylex2

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Notas del fanfic:

El increíble mundo de Gumball… y todos los personajes y nombres utilizados, son propiedad de sus respectivos autores (el talentoso Ben Bocquelet y anexos). Fanfic sin ánimo de lucro. Hecho por una fan, para fans.

Notas del capitulo:

Serie: El increíble mundo de Gumball

Fanfic relacionado: Con amor, tu hermano Darwin.

Pareja: Gumball x Darwin

Casa Watterson, cinco días antes de Navidad.


- ¿Gumball?


- ¿Mm? - Miro a mi pequeña hermana de cinco años. En su cara había una gran emoción. - ¿Qué pasa, Anaís?


- Mamá me dijo que Darwin, tú y yo iríamos a entregar nuestras cartas a Papá Noel.


- ¿Hasta el Polo Norte? - No sé por qué me imaginaba muriendo de frio en medio de una ventisca, todo con tal de llegar a la casa de un individuo que rara vez me traía lo que pedía.


- No seas tonto, Gumball. - Siento el pellizco de Anaís. - En el servicio postal las están recibiendo. ¿Ya tienes la tuya?


- Nah, creo que este año paso. - Estaba seguro que no me traería nada de lo que siempre había deseado.


-Oye, viejo... - ambos volteamos en cuanto escuchamos su voz. Por alguna extraña razón, mi corazón siempre se emocionaba cuando lo escuchaba. - ¿Hiciste la carta para el intercambio? - Darwin me miró interrogante.


- ¿Intercambio?, ¿Carta?, ¿De qué me hablas? - No recordaba nada de eso.


- No necesitas respuesta, Darwin. - Anais sonrió y le tomó la mano cariñosamente. Darwin le correspondió de la misma manera. Odiaba verlos juntos. Tal vez piensen que soy celoso y si, tendrían razón. Está bien que seamos hermanos, pero, ¿tienen que estar pegados todo el día?


Ah, para quien no sepa, mi nombre es Gumball Watterson, tengo catorce años y estoy enamorado de mi hermano adoptivo Darwin. Aclaro, es mi hermano adoptivo por aquellos que me tachen de pervertido. No me une a él un lazo de sangre, solo el hecho de compartir el mismo apellido. Tenemos gustos en común y somos los mejores amigos. ¿Cómo diantres piensan que no me voy a enamorar de alguien así? Cuando comencé a sentir esas "cosas extrañas" por él, creí que estaba confundido. Pero no puedo evitar pensar en él. Me gusta la forma en la que camina, en la que ríe, en la que come. Incluso me gusta la forma tan cariñosa y amable que es. Sería fantástico que el me hiciera caso algún día. ¿No lo creen?


- ¡Gumball! - Regreso de mis pensamientos gracias a que mis hermanos tiran de mi como si fuera un muñeco.


- ¿Qué? - Les pregunto molesto.


- ¡La carta de Papá Noel! - Grita Anaís.


- ¡La carta para el intercambio de la escuela! - Me grita Darwin.


- ¡Esta bien, está bien! - Les digo yo. - Denme veinte minutos y estaré listo. - Me dirijo a mi habitación, pero recuerdo algo importante y me doy la vuelta. - ¿A quién le voy a dar la carta? - Lo dos me miran con cara de decepción.


- A mí, Gumball. - Me dice Darwin.


- ¡Apúrate! - Me apresura Anaís.


Haber, haber. Piensa Gumball. ¿Qué diantres le piensas escribir a tu hermano? Obviamente no le puedo escribir sobre mis sentimientos. Seguramente la señorita Simian querrá que leamos frente a todos nuestra carta, así que la inspiración llega como por arte de magia.


"Hola, viejo.


Quiero que sepas que eres un gran chico y me agrada que seamos hermanos.


Atte. Gumball. "


¡Listo! Carta terminada. Tomo un sobre del escritorio y la guardo.


Ahora, ¿qué le voy a escribir a Papá Noel? Es complicado. Todos los años le he pedido – mentalmente, claro, - las dos cosas que más deseo: la super pistola de agua "Water blast 5000" - para atacar a mi némesis Rob, - y el corazón de Darwin. Ok, ok. Tal vez pido demasiado. Hay muchos niños en el mundo como para que Papá Noel pueda traerme mi super pistola, pero, ¿el corazón de Darwin?, ¿Acaso pido demasiado? El es la persona más especial que conozco y desearía tanto que me correspondiera. Tan solo imagínense, él y yo, juntos. No sé, sería genial.


- ¡Gumball! - Escucho los gritos de mis hermanos. Se hace tarde. Termino mi carta para Papá Noel y la introduzco en un sobre nuevo. Tomo ambos sobres y los meto en el bolsillo de mi pantalón. - ¡Gumball!


- ¡Ya voy! - Les grito molesto y salgo de prisa para reunirme con ellos.


Tomamos el autobús y llegamos a la oficina postal en minutos. Anaís lleva su carta de color rosa, ondeándola como una bandera. Darwin, en un sobre naranja, lleva la suya también en la mano. Y yo...


- ¡Oh, rayos! - Digo muy molesto y en voz alta. Estamos a escasos segundos de que nos toque entregar nuestra carta y en mi mano hay dos sobres blancos, sin algún sello o nombre que las distinga. ¿Qué voy a hacer?


- ¿Qué pasa, viejo? - Darwin me mira con esos enormes ojos. Su preocupación hace que mi corazón lata con fuerza... Y que pierda la noción de todo.


- Nada, Darwin. - Le digo con una enorme sonrisa en mi rostro. Tomo un de los sobres y lo meto en el buzón navideño. Después de todo, si me equivoqué no creo que pase nada. Papa Noel no me traerá mi super pistola de agua - algo normal, - y llegando a casa podré ver si tengo la carta equivocada. Entonces volveré a escribir el mensaje a Darwin y asunto arreglado...


 


Secundaria de Elmore, dos días antes de Navidad


Está allí, sentado detrás de mí. Protegiéndome como siempre lo hace. Miro de reojo y lo veo muy ocupado.... ¿charlando con Tobías? ¡Qué le pasa! ¿Qué puede verle a ese tipo que no tenga yo? Miro a mi alrededor y veo que todos están conviviendo y riendo. ¿Qué pasa? ¿Acaso la maestra no está o qué rayos?


- ¡Gumball! - La voz de la señorita Simian hace que despierte de mis ensoñaciones.  - Deja de soñar despierto y dale su carta a Darwin.


La carta... La carta... ¡La carta! Olvidé revisarla. ¡Hace tres días que debí hacerlo! ¿Y si le doy la equivocada? Escucho los gritos de mis compañeros y de mi maestra. Darwin está parado en frente de mí, con las manos extendidas y su sonrisa bobalicona. Es demasiado inocente para tener doce años. De verdad me gustaría morder su mejilla. Siento que un rubor aparece en mi rostro y muevo mi cabeza de un lado a otro, mientras rebusco en mi mochila el sobre arrugado. Ni siquiera sé cómo es que llegó allí. Se lo extiendo.


- Podías haberte esmerado un poco más, Gumball.


- Lo siento señorita Simian. - Veo que Darwin me agradece con una sonrisa y se dirige a su lugar. Comienza a leerla y veo que su rostro se sonroja un poco. ¿Será que...?


- ¿Qué te escribió Gumball? - Pregunta Banana Joe.


- Si Darwin, dinos. - Le sigue el juego Tobías. Darwin está callado y con la cabeza agachada. ¡Oh, no!


- Darwin yo... - Estoy a punto de decirle que me disculpe, pero se levanta y veo sus ojos llorosos.


- Dice que es feliz de que seamos hermanos. - Suspiro de alivio. Todos aplauden emocionados. Me muestra su hermosa sonrisa y yo me pongo feliz.


 


Casa Watterson, mañana de Navidad.


¡Ya es Navidad! Ayer pasamos una noche fantástica. Todos comiendo, charlando y riendo. Me encontraba bastante relajado ahora que sabía que Darwin no había leído la otra carta. Me encamino hacía el piso de abajo, junto con los chicos, esperando encontrar los típicos calcetines - creo que era la única ropa que estrenábamos en todo el año, - y entonces...


- ¡Guau! - Mi grito lo dice todo. -


- ¿Qué te trajeron, Gumball? - Siento la mano de Darwin en mi hombro y me doy vuelta de inmediato. Lo abrazo efusivamente. Su rostro se sonroja, quizá le haya sorprendido mi abrazo. No soy muy expresivo que digamos. 


- ¡Es la "Water blast 5000"! - Digo emocionado. - ¡Con esto podremos ganarle a Rob! - Me mira sonriente.


- ¿Ya lo vez, Gumball? - Me dice Anais que se entretiene con un set de accesorios para Daisy. - Y tú que no querías escribirle a Papá Noel.


- Tenías razón, hermana. - Le digo mientras la abrazo. No tan fuerte como a Darwin, pero algo extraño de todas formas. Miro a Darwin. - ¿Y a ti que te trajo, Darwin?


- ¡Unos calcetines nuevos! - Me dice orgulloso.


- ¿Qué?, ¿Es enserio? - Asiente con una sonrisa. - ¿Acaso eso pediste? - Vuelve a asentir.


- Ya lo vez. Si le escribes con verdadera intención, seguro que los deseos que le pidas a Papá Noel se harán realidad. - Toma mi mano y la aprieta suavemente.


 - Tienes razón, Darwin. - Le digo correspondiéndole al gesto.


Quizá Papá Noel me cumpla mi deseo de obtener el corazón de Darwin después de todo. Y todo gracias a la carta que le escribí.

Notas finales:

Bueno, hasta aquí esta historia. Espero que les haya gustado. Conforme iba escribiendo, me di cuenta de que este one shot necesita un capítulo extra. Creo que hubo algunos cabos sueltos que no quedan muy claros – cómo el hecho de que Gumball haya recibido su pistola y Darwin solo unos calcetines… -. Así que quizá escriba un segundo capítulo de esta “precuela”.

¡Ah y por cierto! Si les gustó la historia, los invitó a leer el fanfic relacionado. Digamos que son los mismos personajes y el mismo universo, pero en el futuro. ¡Arriba Gumball x Darwin!

¡Nos vemos, amigos!


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