Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inefable por Menma Lightwood-Uzumaki

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Wenas... 

Hoy solamente quiero pedir misericordia xD
 
Pajarita, acuerdate que soy tu hermana y que si me matas desde el infierno no podré seguir viendo la serie del Lancha y el enmascarado OwO
 
Edmary: Chama, me sigo riendo con la digievolucion del Deidara jajaja ojalá y te guste.
 


                       X

  I'm in war with the world 'cause I

    Ain't never gonna sell my soul

     I already made up my mind

             No matter what,

      I can't be bought or sold


La explosión fue inmensa.

En el mismo segundo que Deidara había visualizado la base de Akatsuki sucedió la última posibilidad que se le pudo ocurrir, y eso fue que los emboscasen de forma sorpresiva. Una pared de piedra se elevó tan alto que su ave no pudo esquivarla a tiempo, por lo que se vio obligado a bajar para evaluar la situación en lo que además controlaba a un Tobi que andaba demasiado distraído ese día. Le comprendía en cierto modo porque luego del incidente con el fuego le fue imposible no quedarse algo pensativo, pero nada eso resultaba importante cuando su cabeza estaba en juego. Akatsuki era fuerte pero tenía una lista de condiciones muy clara, y la primera de ellas era la capacidad de salvar su propio cuello, nunca dejándole olvidar que eran sobradas las personas que deseaban cobrar la recompensa que valía su vida; Estos ninjas en particular no eran demasiado fuertes ni tampoco se veían interesados en buscar la ubicación de base, con eso mente Deidara supo con seguridad que ninguno de sus compañeros saldría a colaborar para que terminase más rápido.

"Vaya recibimiento" Irritandose aún más al ver que volar no era recomendable si tenía enemigos más rápidos que él. Que le derribasen antes de poder elevarse era muy probable, de modo que recurrir a sus explosivos terrestres se convirtió en su prioridad. Un fuerte jalón a su compañero fue lo segundo que hizo después de hacer las explosiones, gritándole que regresara al mundo real y sirviera de algo.

La disputa fue mínima, logrando deshacerse efectivamente de las amenazas principales una vez que los dos estuvieron en la misma página. Las habilidades de Tobi no es que fuesen legendarias, pero era uno de los poco que podía instalar sus creaciones sin miedo a morir gracias a su teletransportación, entre eso y que normalmente le subestimaban gracias a su carácter infantil resultaban un buen equipo cuando le ponían empeño. Deidara se encargaba de verse como la amenaza más peligrosa en lo que el de la máscara se deslizaba tranquilamente entre sus minas terrestres, ubicandolas en puntos estratégicos que solían desprender extremidades con una facilidad sorprende; Aquellos que compartían su estilo de pelea fueron sus primeros objetivos, logrando así poder remontar vuelo y eliminar desde las alturas al resto de imprudentes que creyeron que era buena idea molestarlo cuando ya andaba de mal humor.

A Deidara no le satisfacían las luchas inesperadas, como artista siempre le gustaba estar preparado y el recientemente haber vuelto de misión le dejo con las reservas bajas, impidiéndole atacar como le hubiera gustado. La ira se ligo con la acidez de sus malo presentimientos, y lanzó aquella última bomba con tanta ira que el colapso terminó siendo brutal, impresionandole al ver que casi se caía de su propia ave por la onda expansiva.

Cuando se enojaba podía almacenar bastante chakra en la arcilla, pero jamás al nivel de lo que acababa de hacer. No lo había planificado, ni siquiera lo había previsto y aún así terminó de esa manera. Eso no le alegraba, porque significaba que no tenía tanto control sobre su habilidad como lo había creído.

Al ver que la pelea estaba llegando a su final, Pain seguido de Zetsu salieron a inspeccionar los daños y de paso ver si carecían de algún otro miembro, cosa que afortunadamente no fue el caso. El Rinnegan le echo un vistazo a la magnificencia de aquella última explosión, quizás no era un artista como su subordinado lo era pero ciertamente era un guerrero formidable, y su mente acostumbrada a las guerras tuvo que reconocer que una sucesión de bombas similares a esa podrían haber acabado con algunos miembros del equipo si eran colocadas de la forma adecuada. La posibilidad le generó muchas ideas, y aunque era sabido que Deidara no poseía la lealtad inquebrantable que debería tener por Akatsuki, quedó igualmente impresionado y satisfecho por los progresos que estaba realizando.

Ya no renegaba como antes y cumplía con su deber casi a la perfección, eso le parecía bastante bien considerando que estuvo peligrosamente cerca de eliminarlo cuando era más joven, deteniéndose solamente porque Sasori parecia tenerle un cierto tipo de fe que ahora podía comprender.

En base a ello y una vez disipado el humo, Pain apareció frente a él y le ofreció un seco cabeceo de apreciación.

– Bien hecho, Deidara.

– Tremenda bomba has lanzado ahí – Comentó el Zetsu blanco ojeando el inmenso cráter – Eso en una escala un poco mayor podría destruir toda una aldea.

– Y parte de otra – Agregó su lado oscuro.

– Lo consideraremos – Acotó el lider, últimamente había reasignado a Kakuzu a misiones más peligrosas gracias a un entrenamiento especial que hubo realizado con sus corazones fuera de su cuerpo, quizás podía hacer lo mismo con Deidara o al menos ponerlo a prueba a ver si estaba a la altura del desafío.

Zetsu vió el interés de su superior y salió por completo a la superficie.

– Sería una ventaja excelente contar con armamento como ese, podría servir como distractor durante la captura de un Jinchuriki.

– O para huidas de emergencia – Konan se deslizó suavemente a un costado de Pain, levitando en una sucesión de ondeantes papeles – Ya hemos enfrentado situaciones parecidas antes, una explosión así no vendría mal para una retirada segura.

– Pensar en las malas posibilidades solo nos hará fracasar – Se quejó abiertamente el Zetsu negro.

– No, Konan tiene razón, confiarnos cuando ya hemos perdido a uno de los nuestros y habiendo fallado en la misión para capturar a Uzumaki Naruto no es razonable, lo que Akatsuki necesita es seguir analizando las probabilidades para prevenir más fallos. Perder miembros es inevitable pero no apenas comenzando la primera etapa del plan – Se fijó seriamente en subordinado – Quedarnos sin gente sin apenas haber avanzado es lo que realmente nos hará fracasar – Zetsu no agregó nada más ante aquella indiscutibilidad que solía surgir en su tono cada vez que se le cuestionaban sus motivos o los de su compañera.

Konan le miró con sus fríos ojos ambarinos.

– ¿Que es lo que sugieres?

Pain describió muy brevemente lo que podría ser el inicio de una estrategia, utilizando las habilidades que ya conocían de sus subordinados más los avances que habían hecho individualmente. Se nombraron a pocos del equipo puesto que no habían muchos que se hubieran destacado, pero aún si Deidara encontró ciertamente halagador escuchar su nombre en la lista, parte de esa alegría no podía terminar de manifestarse gracias al pensamiento de que sus nuevos dotes no eran tan maravillosos si no podía manejarlos.

Había entrenado incansablemente cada día para ser poderoso, para demostrarle a todo el mundo que era más que el criminal que su aldea decidió que era. Él había sido el único que había podido controlar ese Kinjutsu siendo tan joven, juntando su nombre junto a leyendas como el segundo y cuarto Hokage quienes, aunque leyendas, no eran preadolescentes cuando manejaron a la perfección sus propios Kinjutsus. Por supuesto, no es como esa clase de detalles importasen para el resto del mundo ninja, colocándole la estampa de criminal como si eso desacreditase todas las cosas que había logrado, como si la única manera de hacer valer sus logros fuese manteniendo contento al pueblo y sus expectativas; Deidara repudiaba las aldeas por lo mismo, todas eran igual de hipócritas.

Prefería mil veces vivir en exilio que tener que vivir el resto de su vida intentando satisfacer a una población que jamás se conformaba con nada.

Lo único que si podía concederle era lo peligroso que realmente era su técnica, le tomó más meses de lo que había esperado, sintiéndose feliz cuando finalmente pudo hacerlo, que esto le estuviera pasando ahora era como recibir un golpe en el estómago, devolviéndolo por muy poco a los conceptos básicos; Esa última explosión se parecía enormemente a una que anteriormente solo hubiera podido conseguir explotandose a si mismo, y ni siquiera tuvo que masticar personalmente la arcilla para eso.

Un extraño sentimiento de vacío le recorrió el cuerpo, y el artista se miró las bocas en las palmas de sus manos con una leve precaución.

"¿Que es esto?" No solo creaban bombas imposibles sino que también se encendían en llamas. Un montón de preguntas le atosigaban, y el que no tuviera respuesta para ninguna estaba a comenzando a frustrarle; "Necesito entrenar" Empezaría por allí primero, luego vería como volvía a sincronizarse con su cambiante y enloquecido flujo de chakra.

Tobi finalmente hizo acto de presencia, regresando muy seguramente del sitio seguro que había escogido para no morir quemado. Deidara lo paso por alto, pero su presencia fue un recordatorio para el portador del Rinnegan quien tenía programada una reunión con los que estaban presentes, por lo que aún si poder recuperarse de lo inusual de los eventos el artista se vio arrastrado por Akatsuki de nuevo.

Mucha información, muchos registros y mucha estrategia en general fue el enfoque de la reunión. El único que se veía inspirado era el mismo Pain, porque a Deidara no le hacía falta la telepatía para saber que todos ahí estaban tan aburridos como él.

Despertó de su letargo solamente cuando notó que le estaba mirando fijamente a él.

– No tengo más que añadir sobre las misiones recientes, fue un trabajo limpio – No había símbolo de empatía real allí, no realmente, pero tratándose de Pain eso era lo máximo que iban a conseguir.

Quizás debió mostrarse más complacido, pero la sucesión de desvariantes pensamientos le tenía apático, de modo que se limitó a asentir en silencio. Tobi, por su parte, fue menos profesional al dar un brinco entusiasta.

– ¡Lo hicimos con mucho gusto!

– Habla por ti mismo – Deidara le ojeo con un fastidio más que justificado teniendo en cuenta que él había hecho casi todo el trabajo, más una divertida risita captó su atención. Giró la cabeza así como todos los demás, fijándose en un sonriente Kisame.

– Vamos rubio, no seas tan rudo con el chico, que al menos le agrega un toque de diversión al lugar.

– Si tanto te gusta con gusto te lo regalo.

– Sempai, no me regale – Se lamentó el de la máscara en un tono de tristeza que todos pasaron por alto, incluso el mismo Kisame quien muy resuelto soltó:

– Pues a mi no me molestaría tenerlo de compañero.

– ¿Seguro? Porque que no se aceptan devoluciones – Advirtió levantando ambas cejas con una cara de circunstancias.

– ¡Sempai! – La queja de Tobi fue apenas escuchada por la respuesta despreocupada del hombre más alto y robusto.

– Por mi no hay problema.

– ¡Vendido entonces! – Exclamó un más que sonriente Deidara – Se lo puede llevar cuando quiera, come tres veces al día y no tiene pulgas.

Kisame dejó salir una carcajada cómica que probablemente hubiera imitado Hidan de haber estado presente, quizás incluso Kakuzu. Lo podía suponer porque aún con su personalidad neutral pudo ver a Konan reteniendo una discreta sonrisa.

– ¿Cambio de compañeros? No suena mala idea – Comentó incorporándose la parte blanca de Zetsu, mirando al hombre tiburón con su acostumbrada curiosidad – ¿Crees que podrías hacer equipo con Tobi?

– Yo podría hacer equipo con cualquiera – Comenzó a reírse por lo bajo ante la llegada de un gracioso pensamiento – La verdadera pregunta aquí es si ese rubio soportaría ser compañero del Uchiha.

– ¿Que acaso tú tienes problemas con Itachi?

– Para nada – Se desentendió muy tranquilo el de piel azul, apuntando con su espada al de coleta alta – Pero él si que los tiene.

– Muy cierto – Concordó el lado oscuro de la extraña planta, rememorando el para nada reservado odio que supuestamente Deidara decía tenerle a todo lo relacionado al clan Uchiha – ¿Tu qué opinas, Itachi?

Los mayoría de ojos en la habitación se dirigieron al único que junto al líder no parecía interesado en el tema. El azabache se encontraba tranquilamente sentado cerca de su compañero, pero no se le vieron ganas algunas de responder. Y no lo hizo, de hecho. Al menos no para los demás, porque cuando unos ojos azules cayeron en él, la mirada de respuesta que obtuvo era una que le estaba definiendo de forma muy gráfica cómo sería la cosa con ellos dos de compañeros; Deidara respiró muy hondo en lo que se imaginaba largas misiones lejos de Akatsuki, muchos sitios altos que mirar, muchas cuevas, posadas y hasta campos donde pasar la noche. Y cuando a su cerebro llegó  una breve imagen de él mismo enterrando los dedos en una pálida espalda, todo su ser imaginó cada posibilidad existente, agregando por supuesto esa prófuga calentura que solía filtrarse cada vez que le daba por usar esos ojos rojos para tentarlo.

Ladeó un poco la cabeza con intriga, y en respuesta recibió una apenas visible pero juguetona sonrisa de anticipación.

Que coño, ya podría dormir mañana.

– No estamos aquí para hablar sobre cambios – Pain finalmente puso fin a una charla que ya se había extendido demasiado – Aquí cada uno tiene su compañero, y a menos que alguno se muera no tendran otro diferente.

"Cuando no este hombre arruinandome las ilusiones..." El rubio tuvo que fruncir un poco los labios con desánimo por tan enorme injusticia, pero dejo de hacerlo cuando notó que su reacción le estaba resultando graciosa al Uchiha. Lo sabía por la forma en la que pequeñas arrugas adornaban las esquinas sus ojos por su risa contenida.

Deidara movió un poco los labios para pronunciar silenciosamente un cállate, a lo que una voz grave se deslizó en su mente como una suave y seductora caricia.

"¿Debo suponer que aún me quieres ver muerto o esto es prueba de lo contrario?"

"No te adelantes demasiado, Uchiha" Hizo un pequeño movimiento muy típico de cuando se ponía altanero "Tendría más posibilidades para destrozarte si fuera tu compañero"

Tras contenerse de negar con la cabeza, cuestionó: "¿Únicamente?"

"¿Acaso tu pensabas en algo diferente?"

"Si"

Definitivamente que no dormiría hoy tampoco.

– Por ahora pueden irse – Su líder acaparó su atención al hacerles una seña con la mano – No hay mucho que hacer por ahora hasta que vuelvan Hidan y Kakuzu con el Jinchuriki del Nibi, mientras tanto continúen con sus asignaciones habituales e informen a Konan de cualquier problema que no haya sido registrado en los reportes – Siendo que habían sido la última misión vigente y que Tobi era algo ignorante, el Rinnegan se fijó en Deidara – ¿Cuento con que no haya ocurrido ningúna eventualidad?

Su subordinado se quedó en silencio ante la posibilidad que tenía en frente, ya que antes de volver se había planteado el hablar con alguien sobre el extraño acontecimiento del fuego y las tumbas que había encontrado en la misión, pensando en Pain debido al conocimiento que tenia sobre Konoha y sus antecedentes para la captura del Kyubi, eso incluía a los clanes y por supuesto el apellido Uchiha. A pesar de ello terminó encontrandolo una mala idea, cabía la posibilidad de que sus dudas no fuesen tomadas relevantes y agregarle tanto público no lo hacía mejor.

Algo indiferente, Pain inclinó un poco la cabeza en su dirección.

– ¿Ocurrió algo inusual en la misión?

– Lo de siempre – Terminó diciendo, no ignorando el hecho de que el único que notó sospechoso su breve silencio fue el Uchiha, la parte buena es que confiaba en que no indagaria. Itachi tenía una excesiva discreción con casi todo, y él no estaba excelso de ello.

– Muy bien – Pain no se molestó en fijarse demasiado en detalles, demasiado confiado en el hecho de que si algo que pudiera comprometer el plan estuviera pasando, él sería el primero en darse cuenta – Pueden irse.

Deidara fue el primero en desaparecer del lugar, había tenido ganas de perseguir a cierta sombra negra para liberar un poco tensión, pero su humor andaba bastante variante también, por lo que descartó la idea a la final. Las misiones solían agotarlo mucho, y aunandole un compañero increíblemente fastidioso no podía sino quedarse bastante harto de toda la situación en general.

Hoy era uno de esos días donde el solo nombre de Akatsuki se sentía pesado.

Salió de base queriendo ponerse manos a la obra con su nuevo régimen de entrenamiento, distrayendose solo cuando otra sombra diferente se materializó a su lado.

– ¿A dónde vas, Sempai?

– Afuera – Le frunció el ceño en advertencia – Y tú no vienes.

La pose infantil pasó a ser decaidamente dramática, y Deidara no pudo evitar pensar que por comportamientos como esos es que tendía a ver a Tobi como esa mascota que se autoinvita descaradamente a todos lados.

– ¿Por qué no?

– Porque acabo de regresar trás una semana entera de misión contigo, lo que menos quiero ahora es seguir viéndote la cara.

– ¿Ibas al bosque? – Aparte de su técnica de aparición y la obvia estupidez, la tercera habilidad que Tobi manejaba con maestría era la de ignorar sus argumentos con su insistencia caprichosa.

– ¿Que te importa?

– Sempai – Se quejó con dramatismo, moviéndose un poco con indecisión – Solamente quería ir también.

– ¿Para que?

– Tengo que hacer algo allá y no quiero ir solo, cualquier cosa podría pasarme.

"Ojalá" Sinceramente Deidara no entendía como es que alguien se podría atrever a decirle que no tenía paciencia, si literalmente cada respiración que daba su compañero era prueba fehaciente de lo jodida que era su voluntad.

– Ese no es mi problema.

– Oh vamos, prometo no molestarte – Lo único que le faltaba era tirarse de rodillas, porque la parte de suplicar ya estaba más que cubierta – Ni siquiera estaré mucho tiempo allá, lo prometo.

Era bastante probable que estuviera mintiendo de todas formas, pero era una opción menos fastidiosa que ignorarlo hoy y soportar sus quejas mañana; Los ojos de Deidara vagaron hacia todas las direcciones posibles antes de verlo sin ganas.

– Más te vale que no me estorbes.

– ¡Genial! – Y tras soltar un ruido raro de alegría le puso una mano en el hombro – ¿Que le parece si nos llevo allá? Llegaríamos enseguida.

Deidara no lo pensó mucho antes de asentir brevemente, aceptando en silencio que tener este método de transporte era más práctico que ir por los árboles.

Aparecer en la zona de entrenamiento fue rápido como de costumbre, al inicio la experiencia no había sido del todo satisfactoria, haciéndole experimentar mareos y algunas náuseas cada vez que su cuerpo se transportaba a otro lugar. Lo negativo de la técnica le mantuvo alejada de ella un rato, luego compendio que ahorraba más energía para una batalla si se movilizaba junto a su compañero, de modo que puso su mayor empeño en poder superar la transición. Apenas le tomó una cuántas semanas, ahora podía acompañar a Tobi con facilidad.

El de la máscara le dejó solo en su área de entrenamiento no menos de un minuto después, permitiéndole hacer lo suyo tranquilamente.

No le costó en lo absoluto hacer ejercicios físicos aunque se seguía sintiendo mentalmente agotado. Eso podría deberse a que últimamente aparte de sus inesperados progresos también poda hacer un montón de actividad física sin desmoronarse, su mente se cansaba como siempre pero su cuerpo parecia no encontrar su propio límite, y eso también le tenía algo frustrado, porque tener tanta fuerza le hacía querer hacer muchas cosas que su mente no consentía por necesitar un descanso.

Para no agobiarse se distrajo mejorando la técnica para maniobrar las esculturas a larga distancia. Los escarabajos en particular tendían a desviarse a veces por lo pequeño que eran y lo fácil que el viento podía jalarlos. Ese era un error que debía corregir mientras pudiera.

Moldeando su arcilla fue que se quedó algo quieto, experimentando en su ser una sensación singular que le hizo mirar a la derecha, en ese mismo punto en el que no menos de tres segundos después apareció Tobi cargando algo en las manos.

– ¡He vuelto!

– ¿Por qué? – Escuchándose menos molesto de lo que debería ante tan extraña coincidencia.

Obviando la confusión de su maestro, Tobi se vió algo culpable.

– Lo que pasa es que recordé que necesito ayuda con algo.

– ¿Y que te hizo pensar que me interesa ayudarte?

– No seas cruel, Sempai, hoy no te he hecho enojar... – Deidara alzó rápidamente ambas cejas y Tobi sudó un poco – Mucho.

– No es suficiente – Se giró de vuelta a su tarea, no continuando solamente por los quejidos de su compañero de equipo.

– ¡Vamos! Hago lo mejor que puedo, es más, prometo no volverte a molestar lo que queda del día... – Deidara hizo como si le escuchase pero no se volteó – ¿La semana? – Aquí se giró un poco pero no demasiado. Tobi bajó los hombros con desánimo – El mes.

– ¿En qué necesitas mi ayuda? – Sin molestarse en borrar su sonrisa de triunfo, el artista se levantó para hacerle frente a su compañero quien le extendió aquello que cargaba y ahora identificaba como un grueso pergamino – ¿Esto que es?

– Un encargo que tengo que hacer.

– ¿Quién te lo ha mandado? ¿Pain? – Ante su duda, el enmascarado solo negó con la cabeza – ¿Entonces quien?

– Es un secreto – Resolvió en su tono de perfecto fastidioso, a lo que Deidara decidió que era mejor dejar de preguntar. Mientras más rápido resolviera eso, mejor.

– ¿Que se supone que debo hacer?

– No es mucho, solo necesito que me ayudes a resolver el acertijo que tiene adentro, está muy difícil – Se quejó, a lo que su compañero soltó un suspiro.

– Tobi, sabes que no soy el mejor con estas cosas – Comentó sinceramente en lo que desenvolvía el pergamino.

El de oscuro cabello asintió con cierto aire decaído, rascándose la nuca con incomodidad.

– Si lo sé, pero no tengo a quién más preguntarle.

– Podrías haberle dicho a Itachi.

– No, no podría – Se estremeció un poco, a lo que su compañero no se burló puesto que entendía el porqué de su reacción.

A pesar de todo lo que habían pasado juntos Deidara seguía reconociendo que Itachi Uchiha era esa clase de persona que te puede hacer vacilar con solo mirarte. Él personalmente jamás lo había experimentado de modo negativo, quizás por su alta terquedad y orgullo, aunque ciertamente si le había hecho experimentar algo similar en otros sentidos; Reconocer mutuamente las capacidades del otro era la parte que más le gustaba de su relación, Itachi aceptaba sin problemas la mortalidad artística de sus ataques y Deidara no negaba la magnificencia de su poder, un trato básico pero justo y funcional.

El buen humor que ese recuerdo le pudo haber traído se desapareció al ver lo que tenía en frente.

– ¿Que es esto? – Exclamó entonces con irritación.

– Ya se lo dije, Sempai.

– Se lo que me dijiste, idiota, por eso te lo estoy preguntando – Gruñó cada segundo más enojado – Esto no es ningún acertijo.

– ¿Ah no? – Aunque se le notaba confuso, también se vio ligeramente sorprendido de una manera rara, inclinándose un poco con seriedad – ¿Estás seguro?

– ¿Que clase de pregunta estúpida es esa? Por supuesto que estoy seguro, no soy ciego.

No se equivocaba, dentro del pergamino no había ningún mensaje, es más, ni siquiera habían letras. Lo único que había escrito era una sucesión de números aleatorios que seguían reescribiendose una y otra vez hasta llegar al final del papel.

El rubio bufó, eso le pasaba por no lanzarle una explosión apenas le vió volver.

– Mira, no se a estas jugando pero no tengo tiempo para eso ahora, mucho menos para andar buscándole sentido a un desorden de números más inmenso del que de seguro tienes en la cabeza – Guardó el pergamino con fuerza, planeando tirarselo en la cara y solo deteniéndose al ver que su compañero estaba increíblemente quieto, con su único ojo visible tan concentrado que podría jurar ver un destello carmesí en él – ¿Ahora que te pasa?

A diferencia de la vez anterior no hubo ningún cambio significativo en su comportamiento, tampoco un brinco exagerado a su lado más infantil, sencillamente se limitó a aceptar el pergamino devuelta antes de enrollarlo.

– Nada importante – Pronunció despacio, y a su compañero se le abrieron un poco los ojos.

"Así que esa es tu voz..." No era grave, solo lo suficiente para asemejar un tono que se acercaba al suyo, con la diferencia de que se escuchaba más neutral e indiferente, casi vacío.

– Gracias por ayudarme, continua con tu entrenamiento – Le instó tranquilamente ante su silencio, dándole la espalda para activar su técnica y comenzar a desaparecer – Yo volveré después.

– ...Como quieras.

No comentó nada más porque la verdad no tenía mucha idea de cómo tomarse ese giro de los acontecimientos, de modo que solo se quedó mirándolo con fijeza unos segundos antes de darse la vuelta y volver a su propio entrenamiento. Sin embargo, no había ni comenzado a meter las manos en uno de sus sacos de arcilla cuando un susurro algo tétrico viajó hasta llegar a sus oídos.

– Nos veremos pronto, Deidara.

Para cuando Deidara terminó de fruncir el ceño y darse la vuelta, ya no hubo nadie a quien mirar.




              OoOoOoOoOoOoO




Si bien era cierto que Deidara como persona era conocido por ser confiado con casi literalmente todo, no hubo terquedad alguna que le disuadiera de ir a buscar a alguno de sus dos líderes para preguntarles sobre el origen de su compañero. No era alguien caracterizado por buscar segundas opiniones, pero al mismo tiempo le gustaba saber con lo que estaba trabajando y tanto cambio de personalidad le estaba dificultando la tarea. Solamente necesitaba que alguno de los le certificase lo que ya suponía, que Tobi era un ninja torpe e infantil con facetas de hombre perturbador. Si eso resultaba ser cierto la verdad es que no tenía ningún problema, a fin de cuentas su antiguo compañero había sido un hombre adulto con apariencia de preadolescente que le gustaba crear venenos y guardar cadáveres para hacer marionetas con ellos, encima de que él era una en si. Con eso como referencia, Tobi era apenas algo de lo que preocuparse.

No obstante, su búsqueda de respuestas terminó topandose contra una pared cuando Zetsu le informó una cosa de lo más curiosa, que tanto Pain como Konan estaban haciendo un misión que aparentemente ningún otro podía hacer y por el momento cada quien estaba por su cuenta.

"Demasiado conveniente" Se encontró pensando, encontrando demasiado sospechoso que justamente ese día hicieran algo que jamás habían hecho en tres años; Dándose momentáneamente por vencido Deidara terminó sentándose al pie de las anchas escaleras sin dejar de refunfuñar entre dientes.

– ¿Que estás haciendo?

A Deidara no le hizo falta mirarlo de frente para certificarlo, conocía ese voz y el efecto que solía tener en él. Hoy, sin embargo, seguía molesto.

– Estoy planteandome seriamente el hacerme ese té de mierda que te sueles tomar y ver si me da una sobredosis.

A sus oídos llegó una risa corta y suave que le generó un cosquilleo agradable. En realidad siempre lo era, nunca dejaba de ser agradable el ver que sus palabras tenían un efecto en él, le resultaba curiosamente reconfortante en más de un sentido.

– ¿Que te trae tan molesto hoy? – Deidara no permitió que el sutil afincado en esa última palabra le molestase. Era un ser de alma dramática y ambos lo sabían.

Suspiró.

– Odio cuando no me puedo quejar.

– Lo estas haciendo ahora – Le hizo notar, haciéndole echar los ojos a un lado.

– Ya sé.

– Pero no es suficiente – Agregó en ese gesto que denotaba conocerlo bien, y eso le hizo sonreír a medias.

– No, no lo es.

– ¿Con quién te quieres quejar? – Un hombro rozó el suyo cuando finalmente se sentó a su lado, abarcando ese pequeño espacio que quedaba vacante – ¿Y bien?

– Con el cadáver andante que tenemos de líder – Dejando caer el mentón en la palma de su mano, con su rostro frustrado mirando en su dirección – Pero resulta que no está.

– Eso he oído – Comentó, añadiendo un empático –: Solo serán unos cinco días.

– Hombre, tú no conoces mi paciencia – Viéndose comicamente sarcástico en lo que el Uchiha hacia un gesto parecido a su manera.

– A tu paciencia la conozco bien, tiendes a subestimarla muy seguido – Haciendo un sutil énfasis a que, aunque la mayor parte del tiempo prefería adelantarse a los hechos, habían ocasiones en las que Deidara podía poseer una paciencia ejemplar. Evidentemente la mayoría de esas veces venían con algún beneficio personal que pudiera conseguir, quizás es por ello que Itachi lo sabía mejor que nadie. A Deidara le gustaba mandar cuando estaban solos, pero también era capaz de bajar tranquilamente los humos si con eso conseguía algo que pudiera gustarle.

Y siendo como era el Uchiha de perfeccionista, era obvio que así sería.

Pasando de los detalles íntimos, Deidara puso una mueca inconforme.

– Quizás, pero no creo que me ayude ahora.

– ¿Tan importante es tu queja?

En sus opciones había estado el responder algo básico, pero recordando que la persona con la que hablaba también estaba entre los integrantes más antiguos de Akatsuki valía la pena preguntar, más si existían altas probabilidades de que le dijera la verdad.

– ¿Que sabes sobre mi compañero?

Itachi no encontró esa pregunta tan inusual como él lo había creído, apenas cerrando los ojos unos segundos antes de responder.

– No demasiado, es mayor de lo que aparenta y tiene una relación con Pain que se remonta al inicio de Akatsuki.

Levantando la cara, Deidara dejó caer la manos entre sus piernas para verlo a los ojos, su sonrisa era perezosa pero divertida.

– Le conoces.

No es que supiera exactamente cuando Itachi ocultaba algo crucial, sin embargo conocía bastante lo variante que podía ser su carácter, ya que tenía gestos bastante distintivos para cada cosa que hacía o sentía. Cuando andaba de buen humor, por ejemplo, tendía a buscarlo mucho con la mirada aún así ya acabase de verlo. Sabía cuándo algo le tenía incómodo en el momento que tensaba demasiado los hombros, y cuando miraba fijamente algo con los ojos levemente entrecerrados, sabía que ese algo le estaba molestando de alguna u otra manera.

En esta ocasión, y aunque aún no lo tuviera verificado al cien por ciento, presentía que la mayoría de veces que tendía a cerrar los ojos antes de responder era porque estaba pensando en como camuflar algo.

Itachi se vió igual de serio que siempre, con apenas una de sus comisuras elevándose al ser objeto de su astuta curiosidad.

– Algo parecido.

– Por supuesto que si... – Negó él con cierto cansancio, ahorrándose la parte de hacer preguntas que sabía de antemano no recibirían respuesta.

– Deberías dormir – Le recomendó al notar aquella oscuridad bajo la piel de sus ojos – No hay misiones previstas por ahora, aprovecha en descansar mientras puedas hacerlo.

El rubio echó la cabeza a un lado y los huesos de su cuello crujieron incomodamente; Exhaló entonces, y tras llevarse una mano a la nuca torció la boca.

– No suena a un mal plan.

– No lo es – Muy superficialmente sus dedos le rozaron la piel de la muñeca y bajó un poco la voz  – Ve a dormir.

A pesar de lo suave de aquella caricia, sacudió la cabeza. Seguía preocupado por su falta de control sobre aquella fuerza que le impedía sentirse físicamente tan cansado como su cabeza lo estaba, obstruyendole las posibilidades de un sueño tranquilo.

Pero eso no se lo diría. Podía compartir muchos aspectos de su vida con Itachi, pero nada que llegase al punto de querer discutir sus problemas personales, mucho menos los relacionados al nivel de poder que podía manejar.

O que no podía manejar, como en este caso.

– Podría, pero aún tengo muchas cosas que hacer.

– No podrás hacer ninguna de ellas si estás destrozado antes de que termine el día.

– No voy a colapsar – Rodó los ojos, luego alzó el mentón – Aún tengo energía de sobra, hasta más de la usual.

– Lo he notado.

El reconocimiento de eso le sorprendió un poco, ya que mientras todo Akatsuki se la pasaba hablando de sus nuevas capacidades y lo irónico que resultaba aquello para ser el chico al que todo el mundo apostó que moriría primero, Itachi no había hecho ningún comentario al respecto.

Deidara le observó con gracia.

– Dilo.

– ¿El que?

– El sermón que seguramente tienes preparado para desacreditarme a tu inteligente y satánica manera.

– No estaba pensando en eso – A pesar de que la referencia a sus lazos inexistentes con demonios le hizo querer sonreír, terminó suspirando con ese inusual aire de confidencialidad que pocas veces dejaba salir – Estás progresando y eso es bueno.

– Mierda, ¿Esto es un genjutsu, verdad? – Abrió a propósito sus ojos para agregarle más drama – Porque no hay forma alguna de que tu hayas dicho eso y sea real.

Más allá de ceder a las ganas de negar con la cabeza y sonreír por su ocurrencia, le tomó de la mandíbula. No como ese desastroso momento con la arcilla, no con rudeza, no con la inquietud de que intentase matarse, sino con una parsimonia que bien podía tratarse de cariño. Luego le acercó a él,  y le dió un suave beso en los labios.

– Anda a dormir, gruñón – Le susurró sobre su boca, por lo que Deidara sonrió contra la suya.

– Insufrible – Musitó, aunque terminó accediendo de todas maneras. Exigirse entrenando no solucionaría nada si no se obligaba a descansar de vez en cuando.

Se levantó estirándose un poco, solo deteniéndose de irse a su habitación por la llegada de una buena idea que le hizo girarse a último segundo; Itachi le miró con curiosidad, y él exhaló con una simpática resignación.

– Apreciaría una colaboración a la causa.

Ahí el Uchiha sí tuvo que sonreír. El chico que había escogido para desear era de todo menos conocido por pedir ayuda, mucho menos en voz alta, y cuando lo hacía siempre era a regañadientes, delatandole esa cara de graciosa inconformidad que a él le resultaba cómica y extrañamente adorable, por lo que no se negó. La prueba de ello fue cuando, tras un breve pestañeo acompañado de un  reflejo rojo brillante, a Deidara una agradable sensación adormecedora le entumecio los sentidos.

Una perezosa sonrisa se abrió en su rostro en lo que ahogaba un bostezo.

– Gracias.

– Ve – Dijo él.

– ... A propósito – Murmuró ya estando a unos cuantos escalones del segundo piso. Itachi, que se había levantado para irse en dirección contraria, reparó en él con un sonido casi inaudible de interés – Sin meterme en tus asuntos, respóndeme una pregunta.

El Uchiha no lo pensó demasiado, pasando a mirarlo de frente antes de asentir.

– ¿Es peligroso?

Comprendiendo sin problemas a quien se refería, Itachi pareció considerar la respuesta seriamente por un segundo, absteniéndose de responder gracias a la presencia de dos personas que ingresaron al lugar trayendo un mensaje de lo más interesante. Uno de ellos era Zetsu, deteniéndose en frente del artista para informarle que aparentemente Pain requería de la asistencia de un equipo para su misión en progreso, siendo Deidara y Tobi los desafortunados ganadores.

– Nosotros acabamos de llegar – Se indignó rascándose un ojo, ese Sharingan vaya que era buenísimo, tenía unas ganas horribles de dormirse como por tres días seguidos – ¿Por qué no van ellos? – Cabeceando a un Kisame quien posicionado  junto a su compañero se encogió de hombros.

– Yo no tendría problema en asistir, pero mañana debemos partir para capturar al contenedor del demonio de las cuatro colas y no podemos hacer ambas misiones.

– ¿Cuatro colas? – Repitió mirando disimuladamente a un Itachi que al parecer encontraba esa noticia tan extraña como él – Aún no han decidido si quiera quién buscará al de tres colas ¿Como van a traer el de cuatro?

– Quizás solo se abrió una posibilidad fácil – Fue el comentario de Zetsu – Si existe la oportunidad de cazarlos estando lejos de su zona protegida hay que aprovechar, de todas formas podemos mantenerlo cautivo.

– Es precipitado – Opinó Itachi de pronto, a lo que su compañero se mostró de acuerdo con un movimiento de cabeza.

– Es verdad, no hay ninguna garantía de que siga allí cuando lleguemos.

Zetsu reparó en ellos antes de hacer un gesto de despreocupación.

– Pain ha estimado que llegarán con tiempo de sobra si marchan a buen ritmo y no hacen paradas innecesarias.

Los demás presentes reaccionaron a su manera ante aquello, ya que por mucho que la misión fuese primordial las asignaciones se mandaban con el tiempo de antelación suficiente para hacer los descansos requeridos, que de pronto ya no fuera así solo le agregaba más confusión al asunto; Deidara sacudió la cabeza para fijarse de nuevo en Zetsu.

– Hidan y Kakuzu aún no confirman la captura del jinchuriki de dos colas, mandar más miembros fuera de la base ahora es...

– Estúpido – Completo el hombre tiburón con el gesto contraído – Pensé lo mismo.

– Sea estúpido o no Pain ha sido muy claro con sus órdenes – Se dejó escuchar la voz distorsionada del lado oscuro del Akatsuki – Desobedecer no es una opción.

– No tiene sentido – Dijo honestamente el artista, expresando lo que todos silenciosamente pensaban.

La parte oscura volvió a hablar con su tenebrosa elocuencia.

– Puede que no lo tenga, pero tampoco es tan inusual si consideramos que Orochimaru y Sasori se encargaron de traer al de cinco colas mucho antes de que tú fueras a la arena.

– ¿Que? – Deidara echó la cabeza hacia atrás por la impresión que le dió ese dato – Sasori nunca mencionó nada de eso.

– Bueno, sucedió antes de que llegases a Akatsuki así que esa parte tiene sentido – Le respondió un Kisame quien aún recordaba ese tormentoso compañerismo que llevaban el pelirrojo y el sannin hace un par de años – Lo demás sigue siendo extraño.

– Pain sabrá lo que hace – Se reincorporó la parte blanca sin mucho apuro – Yo cuento con pasarles la información de las asignaciones, y a tu equipo los quiere en camino lo más pronto posible – Añadió observando a un rubio para nada convencido que terminó asintiendo un poco, de todas maneras tampoco es como si pudiera negarse – Avísale a tu compañero.

– No hace falta – Mirando hacia donde un remolino trajo consigo a un Tobi bastante enérgico. Su actitud era la que normalmente solía tener, completamente idiota y lleno de preguntas innecesarias.

– Me enteré que tenemos misión – Le comentó un momento después a un Deidara que le vió con los ojos entrecerrados.

– ¿Estás normal ahora?

– Tobi siempre está normal, Sempai – Asintiendo un par de veces y sin inmutarse por su indirecta.

La seguridad con la que le soltó aquello le hizo desconfiar más que otra cosa, reservándose el comentario cuando comenzó a instarle para salir de la base. Recogió un saco de arcilla que le hacía falta y se dirigió a la salida, frenando un poco el paso ante la súbita desaparición de sus ganas de dormir. Su atención se desvió a un par de ojos rojos que aunque no lo miraban eran los responsables de eso, pero cuando se dispuso a hacer un gesto de agradecimiento por la intervención, la cara del Uchiha le hizo mirarlo con cuidado. Se veía serio, demasiado. El Sharingan emanaba cautela, y aunque su visión apenas estuviera puesta en él ya que Kisame le estaba haciendo conversación, le vio de reojo por unos escasos segundos antes de asentir de forma casi imperceptible.

– ¿Nos vamos, Sempai? – Tobi esta vez tiró un poco de su capa, pero él ya no podía verlo de la misma forma.

Había sido advertido y no pensaba ignorarlo.



              OoOoOoOoOoOoO



– Realmente lo lamento mucho... – Insistió de nuevo un Tobi con una voz de preocupación que no se creyó.

Deidara le sacudió una mano antes de ponersela de nuevo en las costillas aplicando algo de presión.

– Ya olvídalo.

– Podría intentar curarte si quieres.

– Ni hablar – Apretó los dientes en lo que sobrellevaba un mareo – Contigo terminaría de morirme más rápido, esperaré hasta que lleguemos.

Volar siempre había sido el método de transporte idóneo de Deidara aún cuando no creaba animales de arcilla, Kurotsuhi tendía a llevarlo de un lado a otro y jamás se había quejado gracias a su amor por las alturas, disfrutando de la vista al mismo tiempo que evaluaba estratégicamente las ventajas y desventajas de hacerlo, comprendiendo que aunque sobrevolar los árboles evitaba las amenazas terrestres, también le dejaba expuesto a otras. Habían infinidades de ninjas con ataques aéreos que podían llegarle sin problemas, y su deber para mantenerse con vida era saber cómo defenderse, pero no era así de simple. Luchar siempre tenía sus consecuencias y para el día de hoy la suya había venido en forma de una larga abertura que le atrevesaba un costado, subiendo desde el hueso de su cadera hasta casi el inicio de las costillas. La espada había estado bien afilada, eso era un hecho, le sacó bastante sangre en su momento y aunque ahora estuviera vendado, no se sentía bien.

Habían muchas cosas que no se sentían bien además de eso. Primero la herida estaba sanando demasiado rápido, y aunque bueno, eso no era normal. En segundo lugar por mucho que su cuerpo se estuviera curando con rapidez, le estaban fallando los sentidos, apenas teniendo energía para gritarle a Tobi por haber dejado tan descubierto su flanco izquierdo al punto de que pudieron atacarle; Estaba familiarizado con eso de caminar moribundo un largo trecho, pero aquella vez había sido con justificación de sobra ya que perdió ambos brazos, hoy apenas tenía una herida considerable y sentía como si estuviera batallando una guerra para dar cada paso.

"Esa mierda debió tener algún tipo de veneno..." Contuvo una mueca al sentir como tropezaba un poco, tal vez no eran las sustancias de Sasori, pero un veneno estándar podía ser altamente peligroso para cualquiera.

Tobi seguía escuchandose alegre.

– Cuando lleguemos le daré algo para que se sienta mejor.

– Si es comida puedes contar con que no probaré nada que tú cocines.

– ¿Y si la compro? – Preguntó curiosamente en lo que un pálido Deidara le miraba con fastidio.

– Así no cuenta.

– ¡Claro que sí! Si lo compraré con mi propio dinero.

– Tobi, tú no tienes ni una zanja en donde enterrar tu cadáver, mucho menos dinero.

Su compañero comenzó a soltar un par de lamentos mezclados con quejas, pasando a oídos sordos de un rubio que caminaba cada vez más lento. Parte de ello era el posible veneno, pero también tenía un mal presentimiento sobre esa misión repentina, y ese sentimiento no hizo más que acrecentarse cuando un fuerte cosquilleo le atraveso la columna vertebral, haciéndole detener antes de adentrarse más al bosque.

Esto ya sobrepasaba los niveles de un simple presentimiento, hasta podía apostar que era como una especie de señal.

– Esto... Sempai... – Dudoso, Tobi pasó la mirada por su obvia inmovilidad, después el camino a seguir y luego volvió a él – Tenemos que seguir.

– Yo no iré.

– ¿Eh?

Hacía demasiado tiempo que no se negaba a cumplir con las órdenes de su líder, pero en esta ocasión estaba seguro de que era la opción correcta.

– ¿Pero y la misión?

– Ve y encárgate tú de ella, luego ajusto cuentas con Pain.

– Pero Zetsu dijo que...

– Ya oí lo que dijo esa planta metiche la primera vez – Una gota de sudor le bajó por la nuca y el cuerpo se le estremeció por un frío desagradable. En vista de que no cumpliría con el encargo aprovecharia para ir a algunos de los laboratorios escondidos de Sasori y buscar algo con lo que desintoxicarse – No me importa, tu sigue con lo planeado y si te preocupa lo que diga Pain puedes echarme la culpa.

Tobi esperó un poco a ver si bromeaba, y al ver que no era así se regresó sobre sus pasos.

– ¿De verdad no vendrás?

– No.

– Se que se siente mal ahora, pero si atravesamos el bosque llegaríamos a una parada en dos horas o menos – A pesar de que las palabras se escuchaban razonables, existía algo en ellas que no le gustaba. Como una exigencia, un sentido de urgencia que rebosaba en aquellos que estaban perdiendo la paciencia – Konan podría darle algo para que se te pase el efecto y puedas hacer la misión.

La parte responsable que le instaba a cumplir con sus deberes flaqueó en el segundo que se volteó a ver a su compañero con los ojos entrecerrados.

– ¿Y cómo sabes tú lo del veneno?

– No entiendo – Dijo confundido, aunque apretó de pronto los puños.

– Jamás te dije que esa espada tuviera veneno, es más, para empezar tampoco te dije que me sintiera mal.

– Simplemente lo supuse... como te ví herido...

– Herido – Aceptó él muy serio – No envenenado.

Se extendió un segundo de silencio que apenas podía considerarse incómodo, era más como el preámbulo a una batalla contra un Tobi el cual su aura de estupidez ya no le parecía tan convincente.

– ¿No estará sospechando de mi, verdad? – Deidara alzó ambas cejas en un respuesta obvia, a lo que Tobi se acercó un poco en una actitud decaída que parecía más frustrada que otra cosa – Eso es injusto, ¿Por qué no confías en mí, Sempai?

– Tal vez porque no es estúpido.

Deidara lo sintió antes de verlo, una presencia imponente e increíblemente poderosa que ahora los acompañaba. No era alguien fácilmente impresionable, pero necesitó de un segundo para analizar lo intenso de su fuerza, y luego otro más para ver detalladamente a quien le pertenecía.

Oculto parcialmente entre las sombras estaba un hombre, era alto, apenas un poco más que el mismo Itachi, pero no compartia su rigidez ni tampoco su indiferencia, esta persona lucia un estado de relajación que solo se permite aquel que conoce su propia fuerza y sabe que no está en peligro alguno, de esos que posee la gente que le gusta destacar y llamar la atención. Tenía un aire de líder autoritario que era indiscutible y una sonrisa en su rostro que, aunque no se veía maligna, tampoco se sentía agradable.

Su compañero enmascarado dejó salir un bufido nada feliz.

– ¿Que haces aquí? Creo haberte dicho que yo iría hasta allá.

Deidara frunció el ceño al notar que estaba utilizando su verdadera voz con un desconocido que no encontraba ese hecho tan raro como él.

– Si, lo recuerdo – Su voz profunda también podía pasar por cortés, pero en ella bailaba un filo casi mortífero – Pero me rondaba el presentimiento de que era mejor venir por mí cuenta, y no estuve equivocado. Ese chico de ahí no iba a dar un solo paso más.

– Deberías dejar de subestimarme – Comentó muy seriamente – Habria conseguido que continuase.

Una gruesa y corta risa surgió entre las sombras.

– Por supuesto que no, tu absurdo teatro ya no es capaz de engañarlo, no es tan estúpidamente impulsivo como pensaste.

"¿Que mierda es lo que está pasando aquí?" Sus ojos azules se entrecerraron ante la extraña escena que, aunque no pareciera su asunto, parecía involucrarlo de alguna forma.

– Muy bien – Resignado, Tobi dió unos cuantos pasos atrás, ojeando unos segundos a su compañero – Es tu asunto entonces.

Contando con la pronta distancia del enmascarado, la mirada del hombre entre las sombras finalmente recayó en él, y sonrió tranquilamente ante su confusión.

– ¿Deidara, no? Tenía mucho interés en conocerte en persona.

– No veo porqué – Contestó él, manteniendo su mismo porte arisco aún si por dentro ya estaba en suficiente desventaja. Se sentía los labios secos, pero los torció igualmente al hacer una mueca – ¿Quién eres tú?

– Mi nombre es Uchiha Madara, y vengo a hacerte una propuesta.

Deidara arrugó las cejas al no saber si inpresionarse por lo directo de aquello o la mención de un nombre que era leyenda para cualquiera que fuese un ninja; Había un detalle en ello, sin embargo, y eso era que solo quedaban dos Uchiha con vida.

– Interesante, pero Uchiha Madara está muerto.

– Si estuve muerto algún tiempo – Cedió sin preocupaciones, esbozando una sonrisa algo irónica – De hecho, tú podrías pensar que aún lo estoy.

Camino hacia la luz entonces, revelando una vestimenta reforzada que solo usa aquel que está listo para enfrentar cualquier guerra. Tenía una larga, alborotada y abundante melena negra que le llegaba a las caderas, cubriendo uno de sus ojos y exhibiendo en el otro ese tono ennegrecido que simboliza aquel que es traído de entre los muertos.

Decidiendo pasar por alto el hecho de que estaba parado frente a otro cadáver viviente, se cruzó de brazos.

– No estoy en posición de aceptar ningún trato que quieras ofrecerme.

– No me digas, ¿Akatsuki? – Su boca curveandose con diversión – Tus líderes son apenas una pequeña parte de todos los recursos que me corresponden, lo que tengan que opinar sobre esto es irrelevante.

– ¿Y lo que yo opine si?

– Por supuesto, pero no creo que rechaces lo que voy a ofrecerte.

– Bien, entonces dilo de una vez – Le causaba interés lo que pudiera conseguir, pero también seguía herido y debía preocuparse de seguir vivo.

Madara se situó un poco más cerca de él, con su compañero justo a su lado, observándole fijamente con completa seguridad.

– Te ofrezco la oportunidad de que abandones Akatsuki – Al rubio se le salió un bufido de burla que fue más involuntario que nada, pero el otro Uchiha no se alteró – Te he dicho que toda la organización me pertenece, puedo relevarte de tu puesto y evitar que hagas más misiones.

– Si, no lo creo – Rodando los ojos – De nada me sirve dejar de servirle a Pain para seguirte a tí, es exactamente la misma porquería. Al menos en Akatsuki ya sé cómo sobrevivir.

– Cambio la oferta entonces – Inclinándose un poco más, con un brillante Sharingan apareciendo en sus oscurecidos ojos – Te ofrezco tu libertad.

Deidara tenía muy en cuenta lo excesivamente bueno que sonaba eso para ser cierto, pero debía aceptar que la sola mención de aquello que tanto quería le hizo titubear un poco.

Necesitaba preguntar.

– ¿A qué precio?

– Que vengas conmigo por un tiempo.

– Esto se pone cada vez más interesante... – Sosteniendose el puente de la nariz en lo que inhalaba profundo – Sigue siendo más de lo mismo

– No lo es, porque a diferencia de Akatsuki no estarías obligado a quedarte luego de que cumplas con tu parte.

– ¿Y eso es?

– Justo lo que oíste – Dió otro calculado paso al frente – Ven conmigo y acepta quedarte el tiempo que te diga. No sería demasiado, probablemente menos de un año. Podrás creer que es mucho pero sigue siendo mejor que toda una vida de servicio obligatorio en Akatsuki.

– ¿Y se podría saber que ganarías si yo te acompañase?

– Todo. Tu presencia es la base de un plan que me va a beneficiar bastante a largo plazo, pero para explicarte mejor los detalles debes aceptar continuar con nuestro camino.

Deidara se las arregló para mostrar entre su porte debilitado el rostro de alguien que ha captado un punto de lo más importante.

– Por como lo dices y teniendo en cuenta que Akatsuki te pertenece, me supongo que no fue Pain el que mandó a llamarme ¿No?

– Chico listo – Fue su única contestación, aunque no parecía decirlo de verdad, quizás porque había sido demasiado evidente desde un principio.

Pain no era la clase de ninja que pedía refuerzos a último minuto, todo lo que hacía siempre era calculado para prevenir fallos. Todos y cada uno de los que quedaron en la base pudieron notarlo, pero entre todas las posibilidades jamás se le ocurrió que el origen de tanto secretismo fuese sacarlo a él del grupo.

No podía mentir, la idea le parecía intrigante en más de un sentido, excepto que habían muchas cosas que no terminaban de cuadrarle. Podía haber mejorado pero Itachi o Kisame eran mejores opciones para acompañar a Uchiha Madara en sus objetivos, que le estuviera eligiendo a él solo volvía el asunto más extraño de lo que ya era.

– ¿Entonces? – Habló de nuevo el fantasma de los Uchiha con interés.

Le costó elegir esa respuesta, pero por mucho que fuese impulsivo, confiaba en poder encontrar una salida por su propia cuenta.

– No.

– ¿Estás seguro de eso? Perderias una oportunidad única.

– Es probable – Aceptó con renuencia – La respuesta es no.

El Uchiha frente a él pareció suspirar con cierto cansancio, mirando al de la máscara quien en respuesta le hizo un gesto como queriendo decir "Yo te lo advertí", y eso solo le hizo suspirar más fuerte.

– Es una lastima, entonces.

Algo más comentó después de eso, solo que Deidara no pudo captarlo tan bien como quisiera, una de sus rodillas perdió algo de fuerza y tuvo que poner más esmero para mantenerse derecho; Se sostuvo de nuevo el costado, ahí ya no había casi nada de piel lastimada, pero su carne ardía como si la tuviera despedazada y expuesta al sol.

Madara le echó un ojo antes de hacer lo mismo con el de la máscara.

– De todos los lugares que pudiste elegir para atacarlo, ¿Ese te pareció prudente?

Tobi chasqueó la lengua.

– La idea era darle en la pierna, pero su defensa es buena y se movió demasiado rápido.

– Irónico para alguien con Sharingan, ¿No crees? – Parecía querer burlarse de él, y eso no pudo importarle menos a un Deidara que convenientemente pudo captar ese último retazo de conversación.

"Ese hijo de perra..."  Jamás creyó que de todas las personas que pudieran traicionarle Tobi sería el primero en hacerlo; Enfadarse por ello habría sido más fácil si las olas de sopor no le hubieran estado desequilibrando tanto.

Debió suponer desde un principio que negarse a Uchiha Madara no podía ser tan sencillo.

No le resultó sorprendente que su compañero se acercase a él, posiblemente esperando el momento de su inevitable colapso para atraparlo. Deidara no se alejó, al contrario, le permitió acercarse todo lo que pudo para que la explosión que surgió súbitamente de la tierra le quemase todo lo que pudiera tocar, dándole de paso la distracción suficiente para alejarse lo más que pudiera. No podía ganarles a ambos, no tenía oportunidad alguna, lo máximo que ahora tenía de su parte era el humo y el radio de la explosión, una vez acabado eso, solo le quedaba alejarse y esperar que su muerte no fuese tan lenta como ya la veía venir.

El de la máscara reapareció en el lugar dándose golpes en el brazo pues la capa se le había estado quemando.

– Estúpido – Gruñó.

– No, estúpido es que siendo su compañero no intuyeras que explotaria algo – El otro Uchiha se situó más cerca de él sin un apice de inconformidad.

Tobi se cruzó de brazos, su molestia subiendo junto al ardor en su piel.

– Luces demasiado relajado teniendo en cuenta que se está escapando.

– ¿Escapando? – Sonrió otro poco – No lo creo, así cómo anda es imposible que llegue demasiado lejos.

– Bien, entonces iré a...

– No – Le interrumpió – Déjalo que continúe con su camino hasta donde pueda soportarlo – Cambió su peso de un pie a otro y el de cabello corto formó una cara escéptica debajo de la máscara.

– ¿Para que?

– Dijiste que era un chico testarudo, ¿No? Simplemente deseo ver que tanto.

– ¿Y tu mejor idea para hacerlo es dejarlo ir? Eso va a tardar demasiado y tiempo es lo que menos tenemos.

El resucitado Uchiha se sacudió el polvo de las manos y miró hacia el horizonte, estaba calmado de una forma preocupante.

– Cuando vives la vida como yo la he vivido comprendes rápidamente que esperar por algunas cosas tiene sus beneficios – Al notar la evidente falta de fe en su acompañante, Madara elevó sus ojos al cielo – Es un mocoso buscapleitos que no mide el peligro, si lo acorralas en esa posición lo único que vas a conseguir es que se mate. Dejarlo ir al menos lo va a distraer lo suficiente para que se le olvide que está a nada de desmayarse.

El aludido no se sintió para nada conforme con esa respuesta, aunque debía conceder que luego de meses trabajando junto a Deidara habia entendido sin problemas que era esa clase de persona que es más fácil de llevar inconsiente que encadenada, pues aparte de los gritos y las quejas siempre sabía cómo darse a la fuga.

– Le seguiré de cerca de todas formas – Anunció – Es bastante escurridizo cuando se lo propone.

– Como quieras – Hizo un gesto de desinterés – Se nota que esconderse no es su estilo, así que no te quejes si te hace correr.

Tobi se ahorró su respuesta para ir en dirección a dónde su compañero se había ido, deseando internamente que aquello con lo que había impregnando el arma fuera lo suficientemente rápido como para economizarse el correr por todo el país, porque ciertamente a Deidara no le hacía falta un ave para desaparecer como si fuera un espíritu; Madara, por su parte, le siguió unos cuantos minutos después en un trote más suave, confiaba en su intuición y no dudaba que todo saldría exactamente como lo tenía planeado.

Ganar la guerra ahora sería mucho más sencillo.

Confiado en ello continuó tranquilamente con su camino, había esperado años para llegar al punto crucial en el que estaba ahora, ¿Que eran par de horas más?

Tal vez Deidara había pensado en un principio que la sombra negra que le hundiria en la oscuridad tenía en nombre de Itachi Uchiha en ella, pero no. Sus ojos rojos y las manos manchadas de sangre las podía ver parecidas, pero esta sombra no le tenía la misma simpatía, menos compasión.

Uchiha Madara era un ninja legendario por tres razones importantes: Su inteligencia, su poder y sus convicciones.

Y para su mala suerte, las tres ahora se encontraban enfocadas en él.








Continuará...

Notas finales:

Aclaraciones: Los Kinjutsus que manejaron los Hokages se vieron en el anime, siendo el de Tobirama el mas famoso, es decir: El Edo Tensei o reencarnación del mundo impuro. Mientras que aquel que utilizó Minato fue el Shiki Fujin o sello consumidor del demonio de la muerte para así poder encerrar la mitad del poder del Kyubi en el cuerpo de Naruto y la otra en si mismo. Ambas son técnicas prohibidas y aunque la de Minato no es descrita como tal, si entra en la categoría de Kinjutsu. Y aunque es remarcable que dominaron dichas técnicas a muy temprana edad (Posiblemente después de los 18 años, esto considerando factores como el poco tiempo que le dejaba Tobirama participar en tantas guerras y el tiempo que le llevaría a Minato encontrar datos del clan Uzumaki luego de estar casi extinto; No es una edad segura, pero si la más probable) Deidara seguía siendo aún más joven cuando robó y utilizó por primera vez el de Iwa, de allí la referencia.


Listo, ahora sí.                                                                                             


Hace una bonita noche, no? XD


Que bueno que no prometí aclaraciones de inmediato, porque no lo hubiera cumplido UwU


Si actualmente se sienten más perdidos que bala en tiroteo no se preocupen, esa era la idea xD Así que vamos por el camino correcto. Muy pronto ya sabrán que carajos está sucediendo así que relax, tengan paciencia y no se aceleren que de todas formas esto va rápido... Más o menos :3


Drey: ¡Apareció Madaraaaaa! Y si, lo pronuncié igual de mal que tú está vez xD Me provocó


Un beso.


Menma.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).