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Peligroso DongHae por DenisseZepol

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HyukJae tuvo que morderse los labios para no gemir cuando DongHae se relajó en sus brazos, mientras, empujaba sus caderas hacia delante. Dios, el hombre era demasiado sexi para expresarlo con palabras. Cuanto más tiempo pasaba con él, más quería al pequeño hombre, con torpeza y todo. 


 


Saber que DongHae lo deseaba, era una ventaja, y el hombre no podía ocultar cuanto lo hacía. Su polla se endurecía cada, maldita vez, que HyukJae le hablaba. Era jodidamente perfecto. 


 


Si, tan sólo, aprendiera a quedarse quieto. 


 


—Quiero que te quites los pantalones. 


 


Su cara se volvió un poco roja, pero rápidamente se quitó los pantalones y los echó a un lado. La forma en la que la polla de DongHae, rebotaba por los alrededores, mientras se quitaba sus pantalones, era un espectáculo, tan bueno, que HyukJae tuvo un momento difícil para no correrse en sus pantalones, lo cual le dio una idea. 


 


HyukJae abrazó al hombre contra su pecho, acunándolo entre sus muslos. Empezó a rozar, suavemente, con sus manos el pecho desnudo de DongHae, encantado de que el hombre no se hubiera puesto la camiseta, incluso si no estaba muy contento de que el repartidor lo hubiera visto de tal manera. 


 


—Ahora, concéntrate —murmuró HyukJae contra su oreja— . Quiero ver cuánto tiempo puedes mantener tu orgasmo en la bahía. 


 


Los ojos del pequeño hombre se abrieron de golpe. —Usted quiere que yo haga, ¿qué? 


 


HyukJae hizo una mueca. —Quiero que aprendas a controlarte. Una forma de hacerlo es negarte a ti mismo. 


 


—Está loco. 


 


—Sólo cierra los ojos y concéntrate, DongHae. Si puedes resistir durante diez minutos, te voy a dar una de esas ventajas de las que hablamos. 


 


DongHae se apaciguó. —¿Ventaja? ¿Qué tipo de ventaja? 


 


La comisura de la boca de HyukJae se curvó hacia arriba. No era el momento de decirle que tenía previsto follarlo contra el suelo. El hombre necesita aprender a tener paciencia en todo. Sólo esperaba que, él mismo, tuviera la paciencia suficiente como para durar los diez minutos enteros. 


 


Iba a estar cerca. 


 


—Si realmente quieres saberlo, tendrás que evitar correrte durante diez minutos. 


 


—Pero- 


 


—Tu elección. Todo esto puede terminar en este momento y puedes volver a tu habitación para masturbarte, o puedes evitar correrte durante diez minutos y ser recompensado. ¿Qué decides? —Por la forma en la que DongHae se mordía el labio inferior, parecía dudar sobre que hacer. 


 


—¿Tan sólo diez minutos? 


 


—Diez minutos, ni un segundo más. 


 


—¿Y todo lo que tengo que hacer es no correrme? 


 


—Eso es todo. 


 


DongHae arrugó la frente por un momento y luego asintió. —Está bien, voy a intentarlo, pero no prometo nada. 


 


—Intentarlo es lo suficientemente bueno. 


 


—¿Qué quiere que haga? 


 


—Simplemente échate en mis brazos y permanece lo más quieto posible, sin importar lo que yo haga. 


 


—¿Tengo que estar en silencio? 


 


—No, puedes hacer tanto ruido como quieras. —Sí, HyukJae podría sobrevivir a eso—. Ahora, cierra los ojos, y recuéstate entre mis brazos. 


 


Apretó los labios para no gemir cuando DongHae se echó hacia atrás en sus brazos como si el hombre hubiera sido hecho para estar allí. Tenían un ajuste perfecto. La cabeza del pequeño hombre se acurrucaba debajo de su barbilla, y la punta de la larga trenza rozaba su mano. 


 


Dioses, esto iba a ser duro. 


 


HyukJae enredó la trenza de DongHae alrededor de una mano y tiró de su cabeza hacia atrás. Se inclinó y lamió una pequeña línea a través de la comisura de los labios de DongHae. Este comenzó a abrir la boca, pero de repente dejo de hacerlo, dejándola suavemente cerrada. 


 


—Buen chico.


 


DongHae estaba aprendiendo. 


 


HyukJae le dio un nuevo tirón a la trenza del hombre, inclinando su cabeza aún más hacia atrás. Le acarició con sus dedos el rostro, a partir de las cejas, moviéndose lentamente por la nariz y los labios. Cuando llegó a la barbilla, tiró de ella hacia abajo hasta que la boca de DongHae se abrió. 


 


Y luego, entró a matar. Inclinó su boca sobre la de DongHae, tomándola en un apasionado beso con un solo golpe de su lengua. DongHae gimió, y HyukJae sintió como el cuerpo del hombre se tensaba y luego se relajaba. 


 


Barrió la boca de DongHae con su lengua, todo el hambre que había estado sintiendo desde que conoció al hombre salió a relucir. Besarlo fue demasiado sencillo. HyukJae necesitaba conquistar a DongHae, mostrarle quién era el Dom, y quién no. 


 


Pero besarlo no era suficiente. HyukJae necesitaba tocarlo. Mantuvo una mano en el pelo de DongHae y usó la otra para atormentarlo. Empezó con los pezones del hombre. Su piel era tan pálida que sus pezones, eran rosados, en lugar de oscuros como los de HyukJae. 


 


Imaginaba que el contraste, entre la pálida piel de DongHae y su bronceada piel, se vería increíble, y de repente, tenía que verlo. Empujó al hombre, sentándolo, sin darse cuenta de que DongHae ni siquiera había tratado de abrir los ojos. 


 


—Mantén los ojos cerrados, DongHae —dijo, mientras se ponía de pie y empezó a quitarse la ropa. Sabía que se daría cuenta que él estaba desnudo en el momento en el que sus pieles entraran en contacto, pero quería que fuera una sorpresa hasta entonces. 


 


Rápidamente recogió la ropa, la dobló y la puso en el sofá. Antes de volver junto a DongHae, sacó un condón y una botella de lubricante del cajón de la mesita de noche, agradecido de tener las cosas a mano, incluso, si el lubricante estaba cerrado. 


 


No se perdió el ligero temblor que sacudió a través de DongHae, cuando abrió el lubricante. —No te muevas —le recordó. Inmediatamente se quedó quieto, lo cual fue una sorpresa para HyukJae. No pensó que DongHae pudiera aguantar tanto tiempo quieto, y sólo habían pasado tres minutos de los diez. 


 


HyukJae se puso de rodillas detrás de él. —¡De rodillas, DongHae! 


 


Una vez que DongHae estaba de rodillas, HyukJae utilizó sus manos para separar sus muslos. —Esta posición se llama de reposo. Es la posición que quiero que adoptes cada vez que te diga que medites o que asumas la posición de reposo. Por lo general, las manos deben de estar sobre los muslos, pero por ahora, quiero tus brazos colgando a los lados. 


 


DongHae asintió. 


 


Se movió hacia adelante hasta que su frente estaba pegada a la espalda de DongHae. No se perdió la repentina inhalación de este. Sabía que se había dado cuenta que, HyukJae, estaba desnudo. Pero no se movió. Decidió recompensarlo otra vez. Se inclinó y rozó con sus dedos los huevos del hombre. Su profundo gemido, estimuló a HyukJae, que desplazó sus dedos, acariciando la piel de DongHae, hasta alcanzar su apretado agujero. 


 


Esta vez, fue HyukJae el que tembló. Pudo sentir lo apretado que estaba DongHae con un solo golpe de su dedo. El hombre podría estrangular su polla con ese culo tan apretado. 


 


¡Oh, gracias a los dioses! 


 


HyukJae no estaba seguro de poder durar el resto de los diez minutos. Estaba mostrando mucho menos control que DongHae. Y no tenía ninguna intención de detener el ardiente fuego que quemaba a través de su cuerpo. 


 


Cogió el lubricante y se echó un poco sobre ambas manos. Con una de ellas envolvió la polla del otro hombre y comenzó a sacudirla, poco a poco, mientras se agachaba entre los muslos de DongHae, y con la otra mano, extendió el lubricante alrededor de su dulce entrada, hasta que todo estuvo cubierto. 


 


Y luego comenzó a presionar con sólo la punta de un dedo. 


 


DongHae comenzó a maullar, pero no se movió. 


 


—Lo estás haciendo muy bien —murmuró HyukJae contra la oreja del pequeño hombre—. Estoy muy orgulloso de ti. 


 


DongHae se estremeció, pero mantuvo los labios apretados. 


 


Mantuvo una estrecha vigilancia sobre la cara de DongHae, mientras deslizaba un dedo en su apretado agujero. Quería asegurarse que no le dolía mucho, pero también quería comprobar que el hombre se estuviera divirtiendo. 


 


La cara de DongHae se puso rojo escarlata, pero aun así, no se movió ni dijo una palabra. Dioses, era jodidamente perfecto. HyukJae sintió una loca necesidad de follarse al hombre, en ese mismo momento, de perder todo su control, y hacer precisamente eso. Pero, sabía que si lo hacía antes de que los diez minutos pasaran, DongHae nunca aprendería a controlarse. 


 


A HyukJae le sorprendió como, el cuerpo de DongHae, parecía succionar su dedo. Era casi codicioso, y caliente como el infierno. El segundo dedo, que deslizó en su culo, fue absorbido, rápidamente, junto con el primero. 


 


Desde su posición, detrás de DongHae, no podía ver, exactamente, lo que este estaba haciendo, pero seguro que lo sentía. DongHae apretaba el anillo de músculos alrededor de sus dedos, masajeándolo suavemente. HyukJae no podía esperar para remplazar sus dedos por su polla. 


 


Estos iban a ser los diez minutos más largos de la historia. 


 


—¿Quieres otro dedo, DongHae? — DongHae comenzó a jadear. Esa fue la única señal que dio, de que, tan siquiera escuchara las palabras de HyukJae. 


 


—Vas a necesitar por lo menos cuatro antes de que pueda follarte. Tengo veinticinco centímetros, y estás muy apretado. 


 


—Veinticinco centímetros de- — DongHae apretó los labios y tragó con tanta fuerza que HyukJae lo pudo sentir. 


 


Sonrió y deslizó otro dedo en el culo, DongHae. —Folla mis dedos, DongHae. 


 


Por un momento, no se movió y HyukJae tuvo miedo que el hombre no quisiera que lo follara, pero luego sus caderas se levantaron y golpearon, de nuevo, contra las manos de HyukJae. Cada vez que se inclinaba, la polla de DongHae se frotaba a través del estrecho círculo de los dedos de HyukJae. 


 


Los movimientos cada vez eran más rápidos, arriba y abajo, dentro y fuera. Cuando sus movimientos comenzaron a ser erráticos, HyukJae supo que DongHae estaba perdiendo el control. Y para ser honesto, estaba sorprendido de que hubiera aguantado tanto tiempo como lo había hecho. 


 


HyukJae sintió como los músculos internos de DongHae reprimían a sus dedos cuando trató de sacarlos. Rápidamente añadió un cuarto dedo en el culo del hombre y los movió a su alrededor antes de curvarlos hacia arriba, hasta que encontró el punto dulce. 


 


DongHae gemía y se puso tenso. 


 


Miró el reloj. —Sólo cincuenta segundos más, DongHae. Sólo tienes que esperar cincuenta segundos. 


 


Metió los cuatro dedos, dentro y fuera del apretado culo un par de veces más y luego los sacó. Cuando DongHae comenzó a inclinarse, HyukJae lo agarró y lo mantuvo en sus manos y las rodillas. 


 


—Quieto. 


 


Cuando se echó hacia atrás, la vista ante sus ojos le robó el aire de sus pulmones. El fruncido y rosado agujero brillaba por el lubricante. Podía verlo contraerse, pulsante, casi como si lo invitaba a entrar. 


 


Las manos de HyukJae temblaban mientras desgarraba el envoltorio del condón y, luego, rodó la goma sobre su dolorida polla. Estaba tan duro que se preguntó si cuatro dedos serían suficientes. Su polla se sentía, como un tubo de acero, en sus manos. 


 


—Treinta segundos, DongHae —dijo HyukJae mientras alineaba su polla en la entrada del hombre y lentamente se abría paso al interior. Su cabeza cayó hacia atrás, sobre sus hombros y un largo gemido de necesidad, salió de sus labios cuando el cuerpo de DongHae lo absorbió. 


 


Dudaba que, incluso, tuviera que moverse. El cuerpo de DongHae parecía saber exactamente qué hacer, ya que latía alrededor de su polla, masajeándola, apretándola. HyukJae había estado con una gran cantidad de hombres en su vida, pero nunca había sentido este nivel de placer antes. Nunca antes había encajado también con alguien. 


 


—Solo diez segundos más. 


 


Miró hacía donde, su cuerpo y el de DongHae, se unían, viendo como comenzaba a moverse, sacando su polla hasta que, apenas, la cabeza permanecía en el interior del apretado anillo de músculos. Parecía como si, en cada embestida, todo su cuerpo fuera a ser engullido. Un estremecimiento sacudió su cuerpo, comenzando en la punta de su cabeza y extendiéndose hasta los dedos de sus pies. 


 


No podía dejar de empujar nuevamente, y luego otra vez, moviéndose cada vez más rápido, embistiendo tan fuerte en el interior de DongHae, que el hombre apenas podía apoyar sus rodillas. 


 


Repentinamente, supo que esta iba a ser la follada más corta de su historial. Sus huevos se habían establecido cerca de su cuerpo, y su polla se sentía como si fuera a explotar en cualquier momento. 


 


Agarró nuevamente la trenza del hombre y la envolvió alrededor de su mano hasta que la tensión hizo que DongHae inclinara la cabeza hacia atrás. Se inclinó juntando aún más sus cuerpos, mientras mantenía el rápido ritmo de las embestidas. 


 


—Diez minutos, DongHae. Eres un buen chico. Ahora, puedes tener tu recompensa. —Agarró la polla de DongHae, tirando de ella tan rápido como pudo—. Córrete. 


 


DongHae gritó. 


 


Su espalda se arqueó. 


 


Su culo se apretó alrededor de la polla de HyukJae hasta el punto de dolerle. Y entonces se corrió, su semen salió disparado de la cabeza de su polla y cubrió la mano de HyukJae. Un largo e interminable gemido fue arrancado de los labios de este, cuando el orgasmo de DongHae precipitó el suyo. 


 


Se corrió duro, llenando tanto el condón en torno a su polla que temía que la maldita cosa pudiera estallar. Ni siquiera sabía, que podía tener tanto semen en su cuerpo. 


 


Mientras él, se separaba del cuerpo de DongHae, se quitaba el condón, lo ataba y lo arrojaba en el cercano cubo de basura, DongHae se había tendido en el suelo, y roncaba suavemente. 


 


HyukJae sonrió y lo alzó en sus brazos. Lo llevó a su dormitorio y luego se dirigió al cuarto de baño a por una toalla, para limpiarlos a ambos, antes de meter al pequeño hombre en la cama y subirse a su lado. No solía dormir con sus amantes, pero con DongHae, podría hacer una excepción. 


 


El pequeño hombre lo había hecho mucho mejor de lo que esperaba. No podía esperar para su próxima lección. 


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