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Inesperado por Momoka Yuuki 92

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Notas del fanfic:

Este fic fue un escrito que salió de repente y que tenía en un inicio compartir solo para mí jeje


Pero luego pensé y dije: "Si a mi me gusta como esta quedando esta historia a lo mejor alguien más puede compartir esta misma opinión, además de que casi no hay historias ItaNaru que me atrapen" y por ello fue que la empecé a compartir en mi cuenta de Wattpad (Momoka Yuuki)


Por lo mismo que salió de la nada, no maneja una trama compleja, pero hay veces en siento se necesita poco drama y algo ligero para amenizar la lectura.


Espero que les guste como a mí, y muchas gracias desde ya el haber dado una oportunidad a esta historia en esta plataforma.


Notas del capitulo:

Vuelvo a reiterar, esta historia esta en la plataforma de Wattpad con el mismo nombre, por lo que no es plagio ni nada, solo la estoy compartiendo de la misma manera aquí en "AY".


Jaja es que estoy medio paranoica con eso de los palgios y denuncias, no me ha pasado aún, pero se ha de sentir feo :C


No tengo mucho que decir de este capítulo, a lo mejor no tiene título, pero es que estaba planeado para ser un oneshot pero salió muchísimo más largo de lo esperado, así que estimo, por lo que ya llevo escrito que va a constar de 5 capítulos.


Creo que es todo, espero no haber olvidado añadir algo más :s


Advertencias:


* Los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto, solo esta historia es de mi autoría.


* Posibles faltas de ortografía y redacción.

INESPERADO

Parte I.

Las relaciones personales nunca habían sido de su total agrado, entre menos contacto tuviera con la gente lo consideraba afortunado, pero no por ello se consideraba una personal asocial o antisocial, al contrario, contaba con su grupo de amigos, mismos que poseían cualidades, igual o más extravagantes que las propias, pero al parecer eso era lo que los mantenía en una extraña “armonía”.

Su día a día, más que nada la carrera profesional de Uchiha Itachi se reducía en trabajo, reuniones, más trabajo y salidas ocasionales con sus amigos, además de la visita a sus familiares, más específicamente sus padres y su adorado hermano menor.

Uchiha era la mano derecha de su padre, que a su vez era el presidente de la compañía de telecomunicaciones más reconocida de su país, por ello mismo se tenía que ver envuelto en diversos escándalos del medio y que además tenía que convivir “amenamente” con los socios y amigos de su padre.

— El día de mañana van a venir los Namikaze — dijo serio el líder de la compañía — más que una relación de negocios, va a ser una reunión entre amigos, espero que los recuerdes.

Itachi podía asentir solamente para dar por terminado el tema, pero sabiendo que tenía que actuar con mayor familiaridad con aquella familia que para ser honestos no recordaba de nada, al menos no de que tuvieran una relación cercana con ellos.

— La verdad no los recuerdo, padre — soltó sincero pero parco — se quiénes son, pero no, no recuerdo una relación tan cercana con ellos.

— Era de esperarse — Fugaku Uchiha se recargó más cómodamente en la silla de su oficina, esbozando a penas una sonrisa — los conociste cuando apenas eras todo un niño, de eso ya pasaron casi veinte años.

Las facciones del menor de los Uchiha se endurecieron, viendo como su padre se mostraba relajado y porque no decirlo de cierta manera feliz, extrañándole más que nada eso.

— El tiempo transcurre rápido hijo — comentó con un extraño aire melancólico Fugaku — cuando menos me lo espere tú ya vas a tomar el control de la empresa y yo estaré en el mejor de los casos descansando en paz — le miró directamente, sin deshacer aquella inusual felicidad de su rostro.

— Creo que eso es natural, a fin de cuentas, es parte del ciclo de la vida — sabía que había sonado un poco cruel, pero no estaba para nada acostumbrado a aquella faceta de su progenitor, mismo que procuraba siempre mostrarse severo ante todos, sin importar que fueran sus propios hijos.

— No es necesario que seas tan directo — soltó apenas una ronca risa, al parecer divertido — pero antes de que eso pase me gustaría que formaras una espléndida familia y que me llenaras de adorables nietos — ahora aquella inusitada felicidad era más notoria, más sincera — y creo que he encontrado a la persona correcta para ti.

Bien, Itachi sabía de las ambiciones de su padre y como el poder y prestigio al apellido de la familia eran de suma importancia, pero jamás creyó que lo fuera a comprometer como si estuviesen aun en el siglo XVII. A pesar de su siempre estoica expresión, ahora no pudo evitar que el desacuerdo se reflejara al contraer ambas cejas.

— He seguido al pie de la letra cada paso que has querido para ser un digno sucesor de la empresa que fundó mi bisabuelo, he aceptado cada tipo de enseñanza de ti para estar a la altura que esperas y además para que también no involucres a mi hermano en este emporio, pero de algo si no estoy de acuerdo y es el que elijas a la persona con la cual me voy a casar — su voz sonó fría, viendo ahora como las expresiones de su padre se contraían y adquirían la dureza con la que estaba acostumbrado a manejar.

— Sabes que eres el orgullo de la familia, eres todo un prodigio y un genio y no se diga en los negocios, desde que estás como vicepresidente las acciones han incrementado y la demanda ha aumentado y esto no se trata de lo que yo te he inculcado, si no de ti mismo — dijo serio, acomodándose correctamente en la silla — por tu madre que jamás los obligaría a hacer tal barbarie de comprometerlos, aun si así aumentamos el prestigio de la empresa, pero creo que esta vez es especial.

He Itachi vio de nuevo aquel brillo de felicidad en su padre. Fugaku no era malo, al contrario, siempre trató de apoyarlo en lo más que pudo, pero cuando estaba a punto de entrar a la universidad y le dijo que quería dedicarse a las ciencias de la salud su padre nunca se negó, pero le dijo que Sasuke iba a estar obligado a tomar la presidencia cuando él se retirara, así que sin querer envolver a su adorado hermano en lo estrictamente y a veces cruel proceso de formación él tomo su lugar como digno heredero.

— Sabes que tengo una relación con Izumi — dijo, sin querer dar su brazo a torcer, ya que eran pocas las veces en que Fugaku desistía en sus ideas — ella es también Uchiha y el linaje sería perfecto en caso de que nos casemos.

— Es una linda chica y tiene clase, no lo niego — se levantó levemente de hombros, volviendo a recargarse cómodamente en su silla — ella posee la mayoría de los estándares para ser tu esposa, además de que se ve que te quiere mucho.

Si su padre entendía aquello, ¿por qué no daba el tema por terminado?

— No pienses que los Namikaze quieren comprometer a su único hijo contigo a fuerza, simplemente quieren conocerte, ya que al ser amigos desde hace tanto tiempo tu madre y Kushina habían acordado en casarlos ya que siempre quisieron que nuestras familias fueran una sola — dijo en un suspiro, esbozando un gesto de felicidad.

— ¿Cuántos años tiene el chico? — aun así, le daba curiosidad, sabía que los Namikaze tenían un hijo doncel, pero del cual no se sabía demasiado al ser los padres quien lo cuidaban de los medios.

— Está por cumplir los diecinueve años, es de la edad de Sasuke, pero no espero que Sasuke acepte esto, no cuando está acostumbrado a tener más libertad, además se le ve bastante enamorado de su novia — y aquella mirada analítica que le dirigió su padre fue suficiente para entender todo.

— No quiero saber cómo te enteraste de lo mío, pero me daré una oportunidad de conocer mañana a los Namikaze y en especial a su hijo, solo que no esperes demasiado de mí — dijo grave, mirando fijamente a su progenitor que asentía complacido por su repuesta — si en verdad no funciona no quiero que insistas en ello.

— Tienes mi palabra —se levantó de su silla, estirando su mano como si de un trato de negocios se tratará — lo que quiero es que seas realmente feliz hijo — dijo bajo, dedicándole ahora una paternal mirada — y no solo yo lo quiero, tu madre también así lo desea.

Itachi solo asintió, saliendo de la oficina de su padre y sintiéndose abrumado por aquella muestra de afecto de su progenitor, eran muy contadas las veces en lo que lo veía así, actuando como cualquier padre con sus amados hijos.

La felicidad es efímera, por ello no vale la pena buscarla o conservarla, solo tratar de vivir” pensó, caminando hacia su oficina y restándole importancia para concentrase en sus labores del día, mismas que ya tenía atrasadas.

*o*o*o*o*

Con veinticinco años la mayoría de la gente a su alrededor esperaban que tuviera una vida más fácil y sobre todo por el prestigio que llevaba encima desde la cuna. Pero Itachi a penas y pensaba en salir a bailar y divertirse, en buscar compañía de una noche o similares, al contrario, para él su distracción era el trabajo.

Llegó a su apartamento, siendo recibido por el habitual silencio que tanto le gustaba y que nunca echaría de menos. Cuando cumplió los veinte fue que se salió de la casa de sus padres y con lo ganado se compró el apartamento en el que vivía cómodamente, solo podía decir que extraña a su hermano, pero su querido Sasuke ya era alguien mayor que también buscaba su independencia y su propio camino.

Al ser considerado un genio, toda la familia Uchiha esperó demasiado de él que ahora se encuentra un tanto agotado de haber tratado de cumplir con aquellas expectativas que le pusieron, además de todos los cursos a los que fue obligado a tomar y clases a las cuales dar o asistir. Sentía como su vida era controlada, a pesar de que nunca le hayan dicho directamente que hacer, a lo mejor si hubiera seguido su sueño de ser médico aquel sentimiento de incertidumbre no existiera y le quitara el sueño.

Era una persona exitosa, había alcanzado logros que a otros les tomaba años, las mujeres y donceles caían literalmente a sus pies y sus padres a pesar de lo estrictos que fueron estaban más que orgullosos de él. ¿Entonces por qué se sentía tan vacío?

Había salido con varias personas de las cuales terminaban fastidiándolo a las pocas semanas de salir, siendo Izumi la excepción, lástima que no sintiera más que un cariño fraterno hacia ella. Amigos solo aquellos que había tenido en la universidad, mismos que se habían autodenominado “Akatsuki”, siendo en los únicos que podía confiar.

Odiaba cuando su mente empezaba a saturase de sus propios sentimientos, es por eso que prefería emplear el trabajo como modo de distracción y sino simplemente ser indiferente a todo, eso era mejor. Solo que en esta ocasión la curiosidad por el hijo de los Namikaze fue mayor, buscando en la red todo lo relacionado con ellos, no encontrando nada que no supiera ya. Soltando un suspiro y terminando su rutina nocturna fue que se dirigió a dormir.

*o*o*o*o*

— Cariño, me alegra tanto verte — emocionada y con evidente felicidad, Mikoto abrazaba a su hijo efusivamente mientras le daba besos en todo el rostro — siento que tengo meses sin haberte visto.

— Solo ha pasado una semana desde la última vez que nos vimos mamá — dijo un tanto abochornado, tratando de responder el efusivo abrazo para no ofender a su progenitora.

— Aun así, eso no quita que no te extrañe todos los días — se separó, mostrando un puchero de inconformidad, sacando apenas una risa de su marido.

— Déjalo Mikoto, ya al rato lo reprendes o lo abrazas de igual forma, nuestros invitados ya están por llegar — tranquilizó Fugaku, tomando asiento en la cabeza de la mesa de juntas.

— ¿Sasuke no vendrá? — le extrañaba que su hermano no llegará aun, viendo como su madre asentía y su padre soltaba un bufido.

— No tarda en llegar cariño, aunque no lo creas tu hermano también tiene tantas ganas de verte— dijo con una sonrisa — además estoy emocionada, hace años que no veía a mi mejor amiga, desde que se fueron a américa solo hemos mantenido contacto por medio del teléfono…

Mientras su madre empezaba a contar anécdotas de su juventud con la señora de Namikaze, Itachi tomó asiento a un lado de su padre, viendo su celular mientras esperaba que estuvieran todos presentes. Había tenido que cancelar un par de reuniones y pendientes, estando seguro que para el día siguiente su agenda estaría aún más saturada.

— ¡Mikoto!

— ¡Kushina!

Aquellas alegres exclamaciones sacaron de su burbuja a los varones Uchiha, mismos que vieron como ambas mujeres se envolvían en un exagerado abrazo para separarse, analizarse con la mirada, soltar un grito y volver a pegarse en un fundidor abrazo.

— Lamento el escandalo — con una sonrisa apenada e ingresando también a la sala de juntas, entraba el líder de refacciones automovilísticas de américa, Minato Namikaze — ha pasado tiempo, Fugaku.

— Es un gusto volver a verte Minato — se levantó para saludar también a su amigo con un firme apretón de mano — ha pasado bastante tiempo.

Entonces los mayores se envolvieron en una conversación informal muy rara de ver en ellos y que Itachi casi nunca había visto, sorprendiéndole un poco el cómo sus padres se mostraban en demasía amables y completamente felices de que sus amigos estuvieran con ellos, encerrados en su propia burbuja y sintiéndose un poco fuera de lugar, estaba a nada de marcharse cuando vio a dos jóvenes entrar, uno de ellos lo conocía a la perfección.

—¡Ves, te dije que ganaría teme! — casi gritó eufórico el chico rubio hacia su hermanito, que fruncía levemente las cejas, pero ciertamente divertido — ahora me debes un helado.

— Solo te deje ganar dobe — sonrió prepotente Sasuke, divertido al ver como el chico rubio se ponía rojo, pero de enojo.

— Eso es mentira, sabes que a pesar de todo Naruto Namikaze es mejor en todo — le miró retador — yo no necesito que me dejen ganar.

— ¡Naruto! — al parecer los casi gritos del recién nombrado atrajeron la atención de su propia progenitora — ¡acaso no tienes modales! No deberías estar riñendo delante de los padres del joven Sasuke.

Y ver la escena en donde el doncel empezaba a disculparse con sus padres y forzosamente con su hermano le sacaron una risa a Itachi, que sin querer atrajo la atención de los presentes que al parecer habían olvidado su presencia al no haber dicho nada hasta el momento.

— ¡Itachi! — y después de escuchar como exclamaban su nombre con alegría se vio nuevamente envuelto por un asfixiante abrazo, pero ahora por la mujer de cabellos rojos — mira cuanto has crecido, te has vuelto todo un galán — una vez se separó de él, Kushina le giñó el ojo, coqueta — si no estuviera casada y completamente enamorada de mi esposo juró que iría tras de ti.

— ¡Mamá! — dijo Naruto con vergüenza, mientras que Minato solo reía divertido ante los disparates de su mujer.

La mente de Itachi se había quedado en blanco, la mujer lo trataba con una inusitada familiaridad que era extraño y ver como todos se centraban en él, presentándose ante ellos, siendo secundados por los Namikaze que empezaron a presentarse al saber que en teoría no los conocía del todo.

— Es normal que no te acuerdes de nosotros, tan solo tenías cinco años cuando nos viste por última vez — dijo feliz la pelirroja — ahora después de tanto tiempo, mi marido y yo queremos que conozcas a nuestro hijo — dijo más que sonriente.

Itachi no podía negar que el hijo de los Namikaze era hermoso, no era para nada la versión estereotipada de los donceles, al contrario, era alto, podía calcular que medía el metro con setenta centímetros, su cabello corto y rebelde, sus ropas no eran las que se esperaba que llevara alguien de su estatus, al contrario, eran cómodas y casuales, pero sin dejar de ser formales, y cuando su mirada se desvió para verlo al momento de presentarse ante él la notó determinada y alegre, siendo eso lo que más llamo su atención además del intenso color de sus ojos.

Solo que al parecer su hermano y el rubio se conocían de antes, ya que en todo el tiempo desde que llegaron ambos solo estaban en un duelo de miradas, ignorando la presencia de casi todos, hasta que Kushina con un zape sacó a su hijo de su distracción.

— Deja de jugar con Sasuke, recuerda cual era la razón principal de esta reunión — reprochó Kushina a su retoño, sin importarle que toda la familia Uchiha les viera.

— No te enfades con el chico amiga, es normal que quieran jugar después del tiempo que no se ven — desestimó Mikoto, al ver como el rubio menor se sobaba la cabeza.

— Sé que todos queremos ponernos al día — esta vez Minato fue quien habló, atrayendo la atención de todos — así que pasemos rápido a lo que venimos.

— Itachi ya sabe sobre ello, él dijo estar de acuerdo siempre y cuando las cosas entre ellos fluyeran de forma natural y la atracción fuera mutua — expresó Fugaku parte del acuerdo con su amigo.

— Mi Naruto también dijo algo similar, mi hijo sabe que somos incapaces de comprometerlo a la fuerza, debe ser de corazón — ahora Minato dijo tranquilo.

— Así que les daremos el resto del año para que convivan y empiecen a conocerse, si en ese tiempo deciden ser solo amigos no va a haber problema alguno — esta vez fue Kushina la que habló.

— Todo quedará como una bonita experiencia y nuestra amistad quedará fortalecida para la siguiente generación y cada uno regresara a sus respectivas labores — fue Mikoto la que concluyó el tema.

— Tengo libre el martes de la próxima semana, ese día puedo empezar una cita con el joven Namikaze — dijo serio Itachi, viendo la agenda en su teléfono celular, sin percatarse de las expresiones de los presentes.

Fue solo el repentino silencio que hizo a Itachi levantar la mirada y ver la cara enfurruñada de sus padres, el puchero y evidente molestia en el doncel rubio, el brillo divertido en la mirada de su hermano y la rigidez en los señores Namikaze, no entendiendo el porqué de sus reacciones.

— Esto no es un negocio cariño — trató de decir tranquila Mikoto, atrayendo la atención de su primogénito que alzó una ceja — es de que realmente quieras conocer a Naruto.

— Además cancelaste todos los pendientes del día de hoy — dijo como si nada Fugaku — es una buena oportunidad para enmendar el cómo ofendiste a Minato y a Kushina, pero sobre todo a Naruto.

Al tener todas las miradas sobre él, solo le quedo asentir, mientras le dedicaba una pequeña sonrisa de disculpa al rubio más joven y como este evadía su mirada con gesto molesto.

*o*o*o*o*

Después de una hora más de platica entre las familias, Itachi soltaba un suspiro al por fin haber salido de la sala de juntas ya que en teoría solo estaba viendo la interacción de todos y contestando lo necesario cuando se dirigían a él.

Ahora solo esperaba que su posiblemente y seguro “amigo” terminara de reñir con su hermanito para partir a la reunión que ya había programado una vez terminara con sus familiares.

— Disculpa la espera — se acercó con una pequeña sonrisa Naruto, pero mirándolo fijamente, al parecer tratando de leer alguna expresión.

— No te preocupes, no tengo una hora establecida — se levantó de hombros, buscando rápidamente con la mirada a sus progenitores y a los del rubio, para decirles con una seña que se retiraban — vamos a ver a mis amigos.

— Pareces ser una persona ocupada dattebayo — comentó mientras caminaban al ascensor — mis padres y yo opinamos que eso no es bueno.

— Puede ser, mis padres me han dicho lo mismo, pero la verdad me gusta mi vida así —contestó, no queriendo ahondar en el tema.

Naruto por su parte ya no quiso comentar nada más. Itachi se le hacía apuesto, pero lo que no llamo su atención inmediatamente fue su extraordinario físico, si no esa aura solitaria que le envolvía, extrañándole por qué una persona como él emanaba ese tipo de tristeza. Él tampoco esperaba que Uchiha fuera su pareja, pero su naturaleza empática casi le obligaba a saber qué pasaba y si estaba en sus manos poder ayudarlos.

Así que, fijándose esa meta en mente, Naruto se propuso a ayudar a Itachi a superar sea lo que sea que le haya obligado a ser tan cortante y serio y a lo mejor en entablar una linda amistad, parecida a la que tenía con Sasuke.

— Vamos a ir a las afueras de la ciudad, todos procuramos reuniros ahí cada que podemos — soltó un suspiro, subiendo al auto y esperando que Namikaze también lo hiciera y se ajustara el cinturón de seguridad — esperó y no te intimiden, suelen ser un poco pesados — sonrió divertido, sin percatarse del asombro que provocó en el más joven.

— No te preocupes, aún no ha habido alguien que me tome por sorpresa y pueda conmigo ‘ttebayo — dijo divertido y confiando el rubio, aquel gesto nada forzado del pelinegro le decía que no iba a ser difícil ganarse también su confianza — solo espero que al lugar al que vamos tengan algo para comer.

— Eso es lo más seguro, en sí es un restaurant – bar — dijo de lo más jovial, aunque no llevaban más que un par de horas de conocerse, Itachi se dio cuenta que con Naruto era casi imposible actuar como siempre.

— Sí su comida es de los más exquisita y es de mi total agrado, puedo dominarlo para obtener una estrella Michelin — dijo divertido Naruto, sorprendiéndose más al ver la cara de su acompañante.

—No lo dices en serio — dijo bajo, sin poder creer lo que decía el doncel, aunque la mirada y sonrisa traviesa no desaparecían de su rostro.

— Créeme, a mi lo que menos me gusta es decir mentiras, conozco y tengo una estrecha relación con ese tipo de personas — levantó los hombros, sin intención de añadir más, mejor empezando a sincronizar su móvil con el estéreo del auto.

Una vez en marcha Itachi escuchaba la lista de reproducción del joven Namikaze, quedando complacido por sus gustos musicales y la variedad en ellos, además de que era fácil conversar con él, empezando con los detalles más importantes y básicos para empezar su amistad.

 — Nunca pensé que mi mejor amigo iba a ser el nuevo estudiante de intercambio dattebayo, además Sasuke siempre estaba con su porte de sabelotodo, me caía tan mal — se cruzó de brazos e inflo sus mejillas en un puchero que el varón no pudo evitar pensar “adorable” — pero ya después por un absurdo incidente fue que nos tratamos más y tenemos esta amistad tipo rivalidad — rio divertido, al parecer recordando todo lo vivido con el azabache.

— La verdad fue toda una sorpresa, al menos para mí que mi hermano y tú fueran amigos — dijo sin dejar de mirar el camino frente a él — es un poco huraño.

— Pero creo que eres tú más distante que Sasuke — se atrevió a decir Naruto, notando como el varón que estaba relajado respingaba ante el comentario — es decir, eres muy centrado en tu trabajo, pero también un poco cortante, más bien directo y claro. Hasta pensé que no tenías amigos — rio un poco nervioso al confesar aquello — lo siento.

— No te preocupes, es normal y eso espero que piense la gente.

Con un silencio entre ambos, salvo el de la música llegaron a un pequeño pueblo en donde había pequeñas casas esparcidas y con una construcción en demasía rustica que atrajo la atención del doncel y más al ver el establecimiento en donde aparcaba Uchiha.

El nombre del negocio “Akatsuki” estaba tallado en madera, colocado en la parte superior de una amplia cabaña, misma que estaba en acorde con la naturaleza de alrededor.

— El lugar se ve maravilloso, es hermoso — dijo sincero el joven rubio, mirando fascinado las sillas y mesas también talladas en madera que estaban fuera del establecimiento, además de la decoración que sin exagerar era de colores claros.

— Me siento alagado de escuchar, la mayor parte de la idea de poner nuestro negocio independiente en este lugar fue mía — dijo un tanto orgulloso Uchiha, caminando a la entrada del restaurante.

Naruto estaba a nada de preguntar a qué se refería si se supone que la familia Uchiha no está relacionada con el negocio de los alimentos ni parecido, pero el grito emocionado por parte de las personas que estaban dentro una vez que cruzaron la puerta le impidió formular palabra alguna.

— ¡Ya te extrañábamos comadreja! — fue uno de los saludos que más claramente escucho el doncel, al ser un hombre robusto y alto el que se acercaba a Itachi para darle una palmada en la espalda — hasta pensé que ya te habías olvidado de nosotros.

— Haz de oír como nuestros clientes regulares preguntan por ti — esta vez una mujer de cabello corto y de tono azul se acercó al pelinegro con una sonrisa.

Y así el varón empezó a verse rodeado de todas las personas que trabajaban ahí, ignorando por completo al rubio que los miraba entre confundido y divertido, por ello mismo Naruto se alejó de ellos mientras tomaba asiento en una de las mesas libres y veía la interacción de Itachi con todas esas personas.

— Bienvenido a Akatsuki — un joven de apariencia sumamente delgada y con el cabello verdoso se acercó, mostrando una sonrisa — mi nombre es Zetsu, en cuanto esté listo, tomaré su orden — y haciendo una reverencia se alejó lo suficiente dándole el tiempo para escoger del menú que dejo sobre la mesa.

Naruto miró un poco extrañado al hombre, haciéndosele un poco conocido, pero sin recordar de donde exactamente, optando por darle una hojeada al menú mientras Uchiha se desocupaba del todo el barullo que seguían haciendo en la entrada.

Los platillos ahí mostrados eran en su mayoría de temporada y sin una especialidad en concreto, más bien había alimentos japoneses, como chinos, coreanos, europeos y algunos americanos, quedando un poco extrañado por tan inusual variedad en el menú.

Zetsu al ver la cara de confusión en el doncel se acercó — si gusta puedo hacer una recomendación, solo necesito saber de qué tiene antojo su paladar — y se sentó en el otro extremo de la silla, mostrando una amistosa sonrisa.

Bien, esto ya se estaba tornando extraño, Itachi por las pocas horas que lo había tratado, se había dado cuenta que procuraba mantenerse al margen de todo, parecía que le gustaba su soledad y que a pesar de ello era una persona muy empática, al menos lo sintió con él en cuanto iban en el auto, pero al ver como se estaba riendo ligeramente con todas esas personas y el extraño mesero que lo trataba con una inusual confianza le dejaba en claro que aquel restaurante no era un lugar como cualquier otro.

— Gracias, pero vengo acompañado de Uchiha Itachi, estoy esperando a que termine su cálida bienvenida — trató de sonar serio e indiferente, más al tener fija la mirada del hombre.

— ¡Chicos! ¡Miren esta belleza, es la compañía de Uchiha! — exclamó Zetsu casi gritando, sorprendiendo a Namikaze que ahora veía como si fuera en cámara lenta como el grupo de personas se acercaba con evidente entusiasmo a la mesa.

Naruto se sentía como atracción de circo, podía sentir la fija mirada de los individuos y como empezaban a alardear de su persona al parecer olvidando que estaba él presente, picando y fastidiando a Itachi.

— Oigan, no me ignoren y no hablen como si no estuviera aquí — dijo molesto el rubio, levantándose de su silla y mirándolos retadoramente para posar su mirada ahora en Uchiha — y tú, porque solamente te quedas callado — reclamó.

Soltando un suspiro y viendo ahora fríamente a sus compañeros fue que estos les dieron espacio tanto él como a Namikaze — una disculpa Naruto, ellos son así, además hace tiempo que no los venía a visitar.

— Nada de visitar, has estado saltándote tus labores, es hora de trabajar — dijo un chico rubio de larga cabellera, al parecer también un doncel.

— Sabes que es imposible Deidara, vengo en compañía de Namikaze, por eso les avise de último momento — se sentó en la silla que dejo desocupada Zetsu — mejor dejen se los presentó, que es descortés hablar de las personas sin aun presentarse.

Y así fue como Naruto conoció a los amigos de Itachi, mismos que se presentaron uno por uno y quedando más que sorprendido en que todos ellos eran los herederos de una parte de las familias más influyentes en el mundo, quedando aún más anonado en descubrir que aquel restaurante era más que nada una salida en la rutina de los jóvenes que buscaban sentir lo que era tener una vida como las personas “normales” trabajadoras, siendo ellos mismos quien lo atendían.

— Es por eso que el menú es tan variado, no queríamos centrarnos en algo genérico, además ese es nuestro atractivo, porque cada inicio de temporada lo cambiamos y la gente es feliz por probar algo diferente — dijo más que sonriente Obito, primo de Itachi.

Por su parte Itachi se encontraba más que satisfecho que Naruto haya simpatizado con su grupo de amistades y que ellos también con su pequeño nuevo amigo. Sabía que el motivo de la salida con Namikaze era para conocerse mejor, pero el sentido de responsabilidad que tenía con sus amigos le ganaba en esa tarea, dejando solo al doncel con su primo y con el novio de este para dirigirse a la cocina.

— ¿En qué les ayudo, Konan? — preguntó serio, quitándose el saco y remangándose la camisa para por consiguiente ponerse un mandil.

— Sabes que no necesitas hacer esto, el joven Naruto está esperándote — dijo seria la mujer, sin dejar de hacer sus labores en la cocina — no vayas a generar malos entendidos.

— Se ve entretenido con mi primo y con Deidara — dijo, acercándose a la mujer.

— Es cierto, pero fuiste tú quien lo trajo, así que no lo dejes esperando tanto tiempo, salvo que quieras prepararle algo — lo último lo dijo con un tono coqueto, mismo que desconcertó al varón.

Konan se podría decir que era su mejor amiga y junto a Kisame uno de sus mayores confidentes y la chica se hacía una idea del porque venía acompañado del rubio doncel, más que nada por la actitud que tenía su azabache amigo con el heredero de los Namikaze.

— Nunca pensé que después de que te rompieran el corazón, volverías a relacionarte con un doncel y sobre todo rubio — continúo la mujer, con un aire pensativo, pero con toda la intención de que su amigo le contara todo.

— Naruto y yo no estamos saliendo en ese sentido, si no, no lo dejaría solo — soltó un suspiro, rindiéndose ante la casi nula provocación de su amiga — mis padres y los de él son amigos y buscan que nos conozcamos para “enamorarnos” y unir a nuestras familias.

— Pero no te ves muy desanimado con la idea, ¿será acaso que Naruto si te gusta, aunque sea un poco? — dijo pícara, obteniendo una indiferente mirada que le sacó un puchero — que aburrido eres — le enseño la lengua.

— Es cálido, demasiado sincero y trasparente — confesó Itachi, sorprendiéndose al llegar a esa conclusión al tan solo haberlo tratado a penas nada — creo que mejor preparo algo y voy con él.

Sin querer que Konan empezara con sus suposiciones y teorías sobre cómo se podría desarrollar una relación entre él y el doncel, se alejó al otro extremo de la cocina para hacer un pequeño pastel de chocolate, estando casi seguro que a Naruto le iba a gustar.

*o*o*o*o*

El reloj ya marcaba casi las veintiuna horas del día y Naruto se encontraba en la puerta de entrada de la mansión perteneciente a su familia, misma que le sorprendió al verla por primera vez.

— Me sorprende que supieras en donde vivo ‘ttebayo — dijo entre emocionado y avergonzado el rubio — si me hubieras preguntado ya estaríamos más que perdidos — rio nervioso y rascándose la nuca.

— No tienes por qué avergonzarte, es normal ya que no has vivido lo suficiente en Japón, además tu padre me mando la dirección — trató de restarle importancia, además de que a pesar de todo se había divertido con Naruto el resto del día.

— Espero que nos podamos ver de nueva cuenta — dijo un tanto nervioso Naruto, tratando de mantener su mirada fija en el varón frente a él — claro, si tu trabajo te lo permite.

— Siempre puedo hacer un espacio en mi agenda cada vez que quieras que nos veamos — dijo sincero Itachi, esbozando de manera inconsciente una sonrisa — solo nos queda pasarnos nuestra información de contacto y programar una próxima ci… salida — corrigió antes de caer en cuenta del peso de esa simple palabra.

Un pequeño respingo invadió a Naruto al escuchar eso, pero se compuso rápidamente para intercambiar número de contacto — ¿aun tienes libre el próximo martes? — preguntó divertido, obteniendo el mismo gesto.

— Veo que aun te acuerdas, pero sí, es mi día libre ¿tienes algo en mente? — se recargó en el costado de su auto, esperando la respuesta de su pensativo compañero.

— Después te aviso, pero me gustaría recorrer la ciudad para conocerla, Sasuke me dijo que no era la gran cosa, pero eso no quita que quiera verla — dijo sonriente, ampliando más su sonrisa al ver una afirmación con la cabeza por parte del varón — ¡Nos vemos después Itachi! — con efusión le regalo un abrazo rápido al moreno para después cruzar la gran reja y entrar corriendo por todo el sendero marcado para llegar a la puerta de su casa.

A pesar de que el tramo no era lo suficientemente largo, Itachi esperó a que Naruto entrara a su casa para después subir a su auto y dirigirse a su apartamento.

Una discreta, pero pequeña sonrisa estaba decorando su rostro y a pesar de que siempre que iba a “Akatsuki” se sentía tranquilo, ese grado de relajación y hasta cierta paz jamás lo había sentido y todo gracias al doncel Namikaze.

Después de que se hubo ocultado en la cocina para preparar el pastel, Itachi no pudo evitar pensar en el como un hermoso doncel rubio aparecía para tratar de conquistar su corazón, aunque la intención de Naruto no sea exactamente esa. Sin evitar de nueva cuenta se acordó del efímero romance que mantuvo con Deidara cuando estaba en la universidad, quedando perdidamente enamorado de la explosiva personalidad del doncel, mismo que le rompió el corazón cuando le dijo que no lo podía ver más que como solo amigos y que esperaba que encontrara a la persona que le pudiera corresponder con la misma intensidad.

Deidara había sido el único doncel con el que había salido y la persona de la que se había enamorado, pero no lo hubiera tomado tan mal cuando pasado un tiempo el rubio anuncio su nuevo romance con su primo Obito, dejándole plagado de sentimientos rotos e inseguridades, mismos que trataba de resguardar en una fachada de indiferencia y con el trabajo, al menos actualmente.

Ya con el tiempo había aprendido aceptar la relación de su familiar con el rubio, cosa que hasta la fecha ya no le afectaba, pero en cuestiones sentimentales no era capaz de abrirse como era debido, por más que la persona le mostrara sentimientos “sinceros” hacia su persona, por eso no quería ilusionar a Namikaze con ello, al contrario, buscaba una amistad sincera y al parecer el doncel pensaba de la misma manera, quedando más que satisfecho por ello.

Pero para lo que si no estaba preparado era para ver una expresión de total alegría y emoción al entregarle su pastel al más joven y mucho menos estaba preparado para los halagos que le dio Naruto a su creación, mismas acciones que lo dejaron sorprendido y un tanto abochornado y confundido por las reacciones de su cuerpo al tensarse y sentir su corazón palpitar más rápido. Sintiendo como la dicha empezaba a apoderarse de él y más cuando empezaron a tener conversaciones de todo un poco, quedando sorprendido y porque no decirlo de modo exagerado “maravillado” de la espontaneidad y la gran inteligencia y facilidad del joven doncel rubio para seguir y aportar en la conversación.

En verdad fue un día agradable, divertido e inolvidable e Itachi sabía que si se volvían a reunir podrían al menos convertirse en mejores amigos, porque Naruto valía cada instante de su tiempo y ahora se regañaba por haber actuado con indiferencia al inicio del día.

Por primera vez luego de mucho tiempo Uchiha pudo conciliar el sueño de manera pacífica y sin interrupciones hasta el día siguiente.

*o*o*o*o*

Se encontraba perdido en sus pensamientos, sabía que tenía que estar concentrado en la reunión en la que su padre estaba explicando las nuevas estrategias de distribución en el país Nipón, pero Naruto, a pesar de estar más que relacionado en la logística no le apetecía poner demasiada atención a las palabras de su progenitor ni de las demás personas reunidas.

Habían transcurrido apenas unos cuantos días, para ser más exactos cinco, pero Naruto no podía evitar dejar de pensar en la salida que tuvo con el heredero de los Uchiha. Confiaba plenamente en su intuición y cuando se dijo que Itachi iba a ser una persona más fácil de tratar a como lo había juzgado en un principio no se equivocó, hasta podía asegurar que fue muchísimo más sencillo que cuando empezó a tratar con Sasuke.

Un suspiro salió de sus labios, sabiendo que estaba recorriendo pensamientos peligrosos al haber pensado que no iba a ser difícil enamorarse de Uchiha Itachi, más que nada por cómo se dieron las cosas después de que el varón regresara con lo que parecía ser un pastel a la mesa en donde lo había dejado con Obito y Deidara.

La plática con ambas personas era amena y divertida, ambos por lo que pudo observar se complementaban de maravilla y a pesar de que la pareja se interrumpía de tanto en tanto, era fácil conversar con ellos. Solamente que aquel sentimiento de enojo y ligero abandono por su acompañante no podían ser menguados por la agradable compañía.

Naruto sabía que Itachi había sido casi obligado por los adultos para que saliera con él ese día, pero eso no quitaba que le ignorara y se fuera a no sé dónde, aquella imagen que estaba teniendo en un inicio de él empezaba a decaer y sus ansias de cancelar aquel acuerdo con sus padres se estaba haciendo más grandes porque, para empezar, nunca estuvo completamente de acuerdo.

— Disculpa la tardanza, quise prepararte esto — interrumpió Itachi sus pensamientos, además de la conversación que tenía la pareja.

— ¡Wow! Nunca habías querido preparar postres para “Akatsuki”, pero esto parece serio primo — dijo pícaro el otro Uchiha, sonriendo burlón — creo que mi Dei y yo los dejamos solos.

Naruto solo pudo ver como un pequeño pastel de chocolate con un decorado sencillo y con una fresa en el centro era colocado frente a él, mirándolo fijamente y haciendo que su boca se hiciera agua, oyendo levemente lo que las personas a su alrededor decían, sintiendo como su corazón palpitaba al escuchar que Itachi lo había hecho exclusivamente para él, levantando su mirada para darle las gracias al varón.

Justamente cuando iba a abrir la boca para decir gracias, la apariencia de Itachi en ese momento lo dejo sin palabras, logrando que sus mejillas se tiñeran de rojo y volviera fijar su atención en el postre. Ver al varón sin su saco de trabajo, con las mangas remangadas y con los dos primeros botones abiertos de su camisa fueron más que suficientes para que se diera cuenta del verdadero semental que iba a hacer su mejor amigo, además de ese perfil relajado que mostraba al tomar asiento frente a él.

— Espero y te guste, hace tiempo que no horneo nada — escuchó como le dijo, con esa voz ronca y grave que haría que cualquier chica o doncel mojaran sus bragas, afortunadamente, él no era cualquiera.

Con un quedo “gracias” fue que probo el pastel, quedando más que fascinado y encantado con el sabor, alagándolo en cada probada que daba y autoproclamando el pastel como su favorito de ahora en adelante, sintiendo como a pesar de todo, los latidos de su corazón no menguaban a pesar de tratar de mostrase como siempre y el palpitar de su corazón fue en aumento en cuanto ambos empezaron una agradable platica mientras comían lo ofrecido por el restaurant.

Naruto no quería rendirse tan rápido a los encantos de Itachi, porque no sería justo para él y para su corazón enamorase y que este no sea correspondido, repitiéndose y fijándose en mente que Uchiha y él solo debían ser amigos, aunque no quitaba que estuviese emocionado al volver a reunirse con él.

— Has estado muy distraído estos días, hijo — comentó Minato una vez que todos los directivos de la junta se hubieron retirado — ¿pasa algo malo?

Naruto negó suavemente, viendo como su padre tomaba asiento a un lado de él y lo veía con infinito cariño — no es nada malo papá, solo que no pensé que me sentiría tan ansioso por la próxima reunión con Itachi — confesó un tanto avergonzado, viendo la sorpresa en su progenitor — nada más no le vayas a decir nada a mamá, no aún.

— Ja ja, no le diré nada a Kushina, no quiero que se emocione antes de tiempo y no resulte — rio divertido, mirando con cariño a su único hijo — solo me sorprende, no es que seas fácil de conquistar — le guiñó un ojo, viendo ahora como la cara del menor se ponía toda roja.

— ¡Papá! — gritó abochornado, escuchando ahora más claras las risas de Minato — es solo que ningún chico había llamado mi atención, me trataban como si no me valiera por mí mismo — se cruzó de brazos, haciendo un puchero con los labios.

— Y me alegra que ninguno de ellos se acercara a mi tesoro — declaró firme el mayor, imitado el gesto de su retoño — si no hubieran conocido la furia de Minato Namikaze.

— No es necesario papá, sabes que soy capaz de defenderme solo — dijo firme y determinado, flexionando su brazo derecho, declarando su fuerza — además Itachi no parece querer nada serio aun, y yo tampoco, solo que si me sorprendieron bastantes cosas de él, lo que dice la prensa me confirma aún más que son puras patrañas.

— A lo mejor no logres enamorar a Itachi, pero al menos como amigos queremos que desaparezca esa aura a su alrededor, tanto Fugaku como yo pensamos que es debido a la presión que carga sobre sus hombros como próximo heredero y como siente que esperan bastante de él al ser considerado un genio — soltó un largo suspiro, mirando cálidamente a su retoño — y sé que eres una grandiosa persona y vas a ayudarnos.

— ¡Oye! No es necesario que me lo digan, mientras Naruto respire en este mundo va a ayudar a toda persona que lo necesite, sin importar nada — dictaminó firme — y ya que todos saben eso, creo que mejor me voy a hacer mis deberes si quiero el martes libre — y tomando todas las carpetas entre sus manos salió de la sala de juntas, sin ver la divertida expresión de su progenitor.

 

 

Notas finales:

¡Muchas, pero muchas gracias por leer!


Espero que les haya gustado este inicio de historia, a ver si en estos días subo la segunda parte, misma que ya tengo más que lista, es que el deber me esta llamando en este momento :c


Agradezco su tiempo para leer y nos vemos en el próximo capítulo :D


¡Saludos!



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