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Special Daily Gift: Valentine's Day Campaign (A3! ItaBan) por BombayLove

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Notas del fanfic:

¡Feliz día de San Valentín/los enamorados! Lo que sea que se festeje en su país jajajajaa otro año festejándolo con mis hermosas OTPs
Mientras pensaba sobre cuál de todas escribir, y aunque hace poquito escribí Banita/Itaban, me dieron ganas de algo más sobre ellos, así que, acá están.

 


Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: AO3, Blogger & Livejournal :)
En caso de empezar a publicar en alguna otra, se avisará acá. Pero, en caso de que encuentren este fanfic en otra plataforma y no haya sido informado, por favor avísenme en los comentarios o en las redes sociales que pueden encontrar en las notas finales ya que fueron publicados sin mi consentimiento.

 


 

Disclaimer: Los personajes aquí presentes son de la autoría de Liber Entertainment.
Todo esto para decir que sencillamente estos personajes y el universo donde se desarrollan sus vivencias no me pertenecen.
En cambio, la historia, sí.
« ADVERTENCIA: LAS ACCIONES Y ACTITUDES DE LOS PERSONAJES PRESENTADOS A CONTINUACIÓN PROBABLEMENTE NO SE CORRESPONDAN CON SUS CONTRAPARTES DEL JUEGO »
*No se admiten adaptaciones y mucho menos, PLAGIOS.
*Que tengas una feliz lectura.

Izumi había organizado todo con un mes de anticipación para que el intercambio de regalos del catorce de febrero saliera perfecto. Los nombres de todos los integrantes de MANKAI Company fueron escritos y depositados en un frasco del cual fueron sacados uno por uno. Ese día recibirían un obsequio elegido especialmente por aquella compañero que el azar les asignó.

 


 

Banri dejó pasar las oportunidades de comprar algo para Itaru ya que sabía exactamente qué regalarle. Una noche habían hablado de un juego que ambos habían tenido en distintas etapas de su vida. Había una personaje que Itaru adoraba -un hada regordeta de cabello rosa, enormes ojos celestes y un rostro angelical-, y había recordado que una revista había sacado unos pocos números con una figura de edición limitada que nunca logró conseguir. Banri estaba seguro de que su hermana le había comprado mencionada revista para uno de sus cumpleaños, pero no sabía dónde había ido a parar esa figura y había preferido hacer las averiguaciones necesarias antes de ilusionar a Itaru. Además, no podía decirle nada, y necesitaba un plan B en caso de que hubiera terminado en el bote de la basura.

 


 

Sin embargo, los días pasaron y, debido a presentaciones de la compañía más las obligaciones que tenía como estudiante se terminó olvidando por completo del dichoso regalo. De todas las personas que habitaban el dormitorio, Juza fue el que le refrescó la memoria. Era el atardecer del trece de febrero, y Banri regresó corriendo a su casa en busca de la figura en cuestión. Su madre le dijo que no tenía idea de qué hablaba, pero que era posible que todavía estuviera en su habitación. Banri la revisó de arriba a abajo, y llamó a su hermana mientras lo hacía. Le dijo que ella lo tenía y que era su amuleto, pero Banri le suplicó que se la devolviera.
—¿Para qué la quieres? Me estás arrebatando la suerte, ¿sabes?
La mujer se frotó las manos luego de entregarle  la bolsa con lo que su hermano le había pedido.
—No la rompiste, ¿verdad?
La luz de la calle no ayudaba a que viera el estado en el que estaba la figura, así que se acercó a la vidriera de una tienda para aprovechar su luz.
—¡Por supuesto que no! Idiota… ¿Para qué lo quieres después de tanto tiempo? 
—Haremos un intercambio de regalos para mañana y recordé que Itaru-san me habló de esta figura.
—¿Itaru? —Banri asintió con la cabeza—. ¿Ese Itaru del que siempre me hablas?
—Es el único Itaru que conozco.
—¿No quieres regalarle algo más?
El muchacho arqueó una ceja mientras observaba el rostro pensativo de su hermana. 
—¿Algo como qué?

 


 

Apenas cruzó la puerta que lo separaba de los dormitorios, Banri bostezó. Ya estaba en casa. Ya había pasado la medianoche, y no iba a poder aguantar la emoción de entregarle a Itaru lo que había conseguido para él. En medio de su cansancio tenía la necesidad de ver su rostro iluminándose poco a poco cuando viera la figura que había buscado por tanto tiempo. Le había enviado un mensaje antes de llegar, así que sabía que seguía despierto. Llegó a su habitación a paso rápido y golpeó su puerta un par de veces. No llegaron a pasar ni cinco segundos que Itaru lo estaba recibiendo con una sonrisa. 
—Bienvenido. 
—Regresé. Gracias. Eh, Itaru-san… —El aludido se recargó sobre el umbral de la puerta y recibió la bolsa de papel madera que Banri tenía en una de sus manos—. No voy a poder soportarlo hasta más tarde. Feliz día de San Valentín. 
Itaru metió la mano en la bolsa para sacar una pequeña caja de chocolates. 
—Oh. Algo para comer durante el evento. Gracias, Banri. 
—Hay otra cosa que me gustaría darle. 
—¿Mh? ¿Qué es? 
Banri para sacar la pequeña hada de uno de los bolsillos de su abrigo y se la extendió a Itaru. Ahí estaba la expresión que había estado esperando y que lo hizo sonreír un poco a él también. 
—¿Le gustó? 
—¿Que si me gustó? ¡Esto es demasiado! ¿Cuánto te costó? 
—¿Va a creerme si le digo que la tuve todo el tiempo? 
—Estás bromeando, ¿no? 
—Para nada. Mi hermana me compró la revista que la traía. 
—Banri… Wow… No sé qué decirte… 
—No es necesario que diga nada. 
Sin prevenir antes a Banri, Itaru se acercó a él para pasar sus brazos por sobre sus hombros y abrazarlo. Banri pudo percibir una pizca del perfume que todavía emanaba de su cuerpo. Creyó estar soñando, y sintió que perdía la fuerza de las piernas. 
—Ah, lo siento. Creo que me emocioné un poco. Gracias, Banri. En serio. 
—Sí… 
—Mañana tienes clases a primera hora, ¿no? Ve a dormir. 
—Sí… 
—Que duermas bien. 
—Usted también, Itaru-san. 
El aludido se despidió con una sonrisa antes de cerrar la puerta de su habitación. Banri se agarró de la columna más cercana a esperar que sus piernas reaccionaran para dirigirse a la habitación contigua. Encontró a Juza comiendo chocolates sentado frente a su computadora. 
—Bienvenido. —Su compañero de tropa se lo quedó mirando al darse cuenta que no le respondió. En cambio, Banri se deslizó sobre la puerta cerrada y escondió su rostro entre sus manos—. No es que me importe, pero, ¿estás bien? 
—Sí. 
—¿Conseguiste lo que querías para Itaru-san? 
—Sí. 
—¿Se lo diste? 
—Vengo de ahí. 
—¿Y le dijiste lo otro? 
Banri se descubrió para mirar a Juza de reojo. Esperó a que estuviera comiendo para lanzar su contraataque. 
—¿Y tú se lo dijiste a Tenma? —El líder de la tropa de otoño sonrió satisfecho al oír el melodioso sonido de Juza tosiendo de forma desesperada—. Tengo entendido que él te dio eso, ¿no?
—Eres un desgraciado… —Juza siguió tosiendo un poco más hasta que bebió un sorbo de una bebida de frutilla que tenía a su alcance—. Sí, él me dio estos chocolates, pero yo no vivo en su habitación casi todas las noches. A propósito, ¿qué era eso que querías darle? 
—No es de tu incumbencia. 
—Si fue algo que te llevó encontrar todo el día, no quiero imaginarme qué te dará el mes que viene. —Banri, que estaba desparramando sus cosas en su sector de la habitación, detuvo sus movimientos y miró a Juza—. ¿Qué? 
—Maldito. Ahora voy a contar los días hasta que llegue marzo. 
Juza aguantó las ganas de reír, pero, de pronto su expresión cambió por completo. 
—Oye, Settsu. —El aludido lo miró—. Creo que tengo una idea que puede beneficiarnos a ambos. 
Banri suspiró y se sentó en su silla. 
—Te escucho.

Notas finales:

¡Gracias por leer! :)


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