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La sorpresa de San Valentín por mfernandasadiklover

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Notas del fanfic:

¡Hola! Por este día no tan especial, intente sacar mis frustraciones sentimentales, lamento mucho el desastre que escribí.

Es una mezcla de todo un poco, tiene escenas sexuales leves por si les incomoda, además de eso es bastante normal y sin tantas advertencias, es más bien algo que escribí para mantener mi mente ocupada y no pensar en las parejas cariñosas, es que soy una Hinata en la vida.

Lo tengo todo y la vez nada.

Notas del capitulo:

¡Si notas algún error no dudes en decirme!

Hinata era una muchacha muy tímida, desde su infancia tuvo muchos problemas por lo mismo, añoraba ser diferente, igual que ese niño rubio revoltoso que miraba desde la distancia.

En la actualidad, se siente realizada como persona, ya no es la niñita tímida que era, no es la más conversadora y tampoco demuestra mucha personalidad frente a otros.

Pero ella sabe que ha cambiado y eso le basta. Aunque nadie lo note.

Es porque lo tiene a él a su lado, su marido es su puente hacia la felicidad, es por su ayuda que ella es actualmente la mejor versión de sí misma.

Por eso, para devolver el amor que él le ha tenido durante todos esos años. Planea una enorme sorpresa.

Una donde Naruto vea todo lo que ella siente por él.

Hinata sabe que su matrimonio no es el mismo de antes, es aún mejor. Ya no son unos niños y ahora su marido es un hombre maduro que con su presencia calma todas sus inseguridades.

Es cierto que él pasa la mayor parte de su tiempo en el trabajo, y que también cuando llega a casa, los momentos a solas son reducidos.

También es verdad que ya no la toca, ni le dice palabras bonitas, pero ella no las necesita, con el apasionante te amo que le dijo cuando eran jóvenes era más que suficiente.

Un momento… es casi como si además de eso, no le hubiese dicho nada significativo. ¡Y eso es imposible! Llevan catorce años casados, es muy estúpido no recordar todas las cosas hermosas que Naruto hizo por y para ella.

Él hizo muchas cosas por ella, por ejemplo… ¿Mm? Como...

Se llevó la mano a la boca extrañada. Naruto dijo que ella era... era...

       —¿Mamá sucede algo? —Hinata parpadeó saliendo de sus pensamientos. Observó a su hijo, tan similar a Naruto, tan idéntico.

Era lo mejor de su vida, agradece que se parezca a él, era un pequeño sol.

       —Boruto… ¿Sabes que le gustaría a tu padre para San Valentín? —preguntó pensativamente. Espera que el niño pueda darle alguna idea.

Su hijo la observó unos instantes, mirando como si no pudiera creer lo que escuchaba.

       —Mamá… —murmuró suavemente. Hinata vio como su cuerpo se tensaba al apretar sus puños—. Papá no pasa tiempo con nosotros para que yo sepa esas cosas. Reclamó cargando cada palabra de malestar, desvió la vista hacia el computador, más interesado en el juego que en ella.

Esa respuesta le sorprendió.

Arrugó el entrecejo. No, Naruto tenía mucho trabajo porque velaba por la seguridad de todos, era el héroe, y como tal debía sacrificar cosas en la vida, debían entenderlo.

       —Lo sé, pero cuando tiene algo de tiempo, él viene a casa y comparte con nosotros. Deberías agradecer y ser comprensivo... conoces la situación de la pequeña Sarada, tú tienes a tu padre todos los días —explicó suavemente con una sonrisa amorosa.

Su comentario hizo que el chico rubio girara la cabeza rápidamente para mirarla.

       —¡Mamá abre los ojos! ¿Por compartir te refieres a dormir y comer? ¡Ni siquiera duerme en la misma cama contigo! —ella apretó los labios por el giro de la situación. Boruto respiró hondo intentando calmarse—. Y puede que Sarada no vea a su padre. Pero el tío Sasuke, es muchísimo más increíble que mi papá.

Hinata dejó caer el cesto de ropa sucia, ¿de qué hablaba este niño? Se llevó la mano a la boca para intentar cubrir la mueca que hizo.

       —¿Cómo puedes decir algo tan horrible? —murmuró incrédula—. Tú tienes a tu padre al lado. —Añadió sorprendida, no entendía cómo podía hablar de esa forma.

Naruto amaba a sus hijos, sobre todas las cosas, ¿Por qué no podía verlo del mismo modo que ella?

       —¿De qué sirve tenerlo a mi lado, si para él valgo menos que la aldea? Es aún peor que esté cerca y seguir sintiendo que no está para ti. ¿Por qué no lo entiendes? Mírate.

 

Movió la cabeza y cerró los ojos para disipar las lágrimas. Salió de esa habitación sin agregar nada más. ¿Cómo es que Boruto podía decir cosas tan crueles? ¿Por qué su hijo pensaba de esa manera?

Ella lo había criado para que se pareciera a su padre, un niño amable, honesto y fuerte, pero últimamente estaba, tan… fuera de control.

No quería suponer mal, pero le comenzaba a preocupar que Uchiha Sasuke fuera tan significativo en la vida de Boruto. Era como si estuviera robándose la admiración que el niño debía sentir por su padre.

Intento hablar con Himawari, quizás como ambas eran mujeres, ella pondría mejor atención a las cosas, no era una pregunta tan difícil.

       —No lo sé… ¿Ramen tal vez? —dijo la pequeña, Hinata dio una risita al escuchar la respuesta.

Cierto, Naruto amaba esa comida, pero no era lo que ella quería esta vez, deseaba algo espectacular. Una cosa que los hiciera… ¿Arder de deseo?

¡Claro! Era San Valentín, no un cumpleaños.

Pero entonces surgieron aún más dudas. ¿Qué se pondría? ¿Qué haría? ¿Qué le gustaba a Naruto con exactitud?

Fue un poco extraño preguntarse por eso, es decir, llevaban el tiempo suficiente para saberlo, pero por alguna razón, no lograba recordar mucho, tal vez porque nunca tuvieron esas clases de intereses.

Ella no era muy pasional y quizás Naruto no estaba tan atraído a esas actividades, jamás le había pedido o dicho algo inusual. Cuando él la tocaba todo era… Que extraño, era difuso, sabía que hubo un tiempo de días especiales, pero…

¿Cuándo fue la última vez? El calor de sus manos, su olor, los sonidos. ¿Por qué siente que fue hace tanto tiempo?

Que tonta, no necesitan tener una vida sexual activa para ser un matrimonio sólido, sucede que ninguno es muy activo para el sexo, es demasiado tímida y Naruto no tiene tiempo para pensar en cosas banales.


Observó a su hija que tomó su mano, no era tiempo de perderse en sus pensamientos, lo que tenía que hacer era crear una buena noche. Una velada estupenda.

       —¿Por qué no le preguntas al amigo de papá? —Hinata tensó la sonrisa.

Estaba por negarse, explicar que no podía estorbar el trabajo de otros cuando la voz de su hijo mayor sonó detrás de ella.

       —¡Eso suena bien! ¡Yo también voy! —giró la cabeza para observar a Boruto, el niño rubio le miraba expectante.

Viendo que sus hijos estaban emocionados, también se sintió de mejor humor. Ella cerró los ojos y asintió. Bueno, visitar a Naruto en el trabajo sería divertido.

Podrían quizás almorzar juntos. Le llevaría algo de comer.



       —¿Qué demonios? Yo creí que hablabas del tío Sasuke. —Reclamó Boruto. Ella le dio una mirada de disculpa a Shikamaru, pero a este no pareció importarle. Después de todo sabía que los rubios gritones tenían predilección por los pelinegros callados.

       —Está en la oficina —dijo el ayudante de su marido y el chico rubio casi se tropieza para ir con el Uchiha.

Parecía un cachorro, era tan adorable, y fue muy curiosa su actitud, porque le recordó a un Naruto de niño, a ese que corría desesperado por encontrar a Sasuke, por luchar contra él, o solo para pasar un tiempo juntos.

       —¿Por qué regresó? —preguntó curiosa al darse cuenta. Tal vez había algún problema en la aldea. Shikamaru negó adivinando sus pensamientos. Ella dejó escapar un suspiro aliviado. Nada podría arruinar la sorpresa.

Dio una reverencia y caminó de la mano con Himawari hasta la oficina de Naruto.

       —¡Es realmente increíble! —se detuvo al escuchar la estridente voz de Boruto, negó incómoda de que el chico mostrara tan abiertamente lo que opinaba de Uchiha Sasuke.

       —¡Lo sé! —abrió los ojos al escuchar la voz igual de animada por parte de Naruto. No supo si sentirse aliviada o acongojada.

El único momento en que ambos se llevaban bien era cuando hablan de ese hombre.

       —Suficiente ustedes dos. —La fría voz le sorprende un poco. ¿Cómo es posible que tanto padre e hijo disfrutan del Uchiha cuando este se muestra tan claramente aburrido?

       —Déjalo, es un aburrido. —Sonríe un poco, su Naruto había opinado lo mismo—. Es un chico bonito que no soporta los cumplidos, porque se le ponen las orejas rojas ¡solo mira lo adorables que son!

Borra la sonrisa de inmediato, arrugando el entrecejo piensa en lo que acaba de escuchar. ¿Bonito? ¿Orejas adorables? ¿Están hablando del mismo hombre que ella conoce? ¿De ese viejo Uchiha gruñón?

¿Qué es esa ternura en la voz de ambos? ¿Ese jugueteo que hay en el ambiente?

       —Tío Sasuke, no ocupes tu cabello para cubrirlas.

¿Por qué su hijo suena tan feliz? ¿Y con ella solamente hay miradas de reojo?

       —¡Atrápalo! ¡Qué el bastardo no escape!

¿Por qué su esposo disfruta como un niño cuando está junto a él y con ella siempre duerme?

       —¡Es verdad! ¡Son pequeñas y están coloradas!

Hay tanta dulzura en la voz de ambos, demasiada felicidad rodeándolos cuando ella está lejos. Escuchó risas y gritos, es un poco triste que Boruto no sea así de alegre en casa… junto a su madre y hermana.

Tampoco Naruto, en realidad, parece que no ha escuchado su risa hace tanto tiempo.

       —¿Mamá? —pregunta Himawari mirándola. Ella le sonríe y le duele la mejilla por forzar el gesto.

Abre la puerta, y se topa con la imagen de Naruto y Boruto intentando mantener atrapado al Uchiha.

Se queda mirándolos. Boruto sobre la espalda del pelinegro no le mira, está más entretenido en amarrar el cabello a su maestro, y por la conversación que escuchó debe ser para poder mirar las orejas.

Naruto, en cambio, le miró sorprendido. Mantenía al Uchiha atrapado entre sus brazos, usando todo su cuerpo para mantener al otro apresado.

Un contacto tan íntimo.

A Hinata eso no le gusto en lo más mínimo. No cuando a ella no le había dado ninguno en un largo tiempo.

El Uchiha los aparta a los dos en un movimiento demasiado rápido y caen al suelo.

       —Usuratonkachi —murmuró y se marchó sin siquiera mirarla.

Como siempre, él la ignora y Naruto nunca dice nada sobre su actitud.

No es capaz de decirle al Uchiha que ella es la esposa del Hokage y que merece ser tratada como tal.

Naruto nunca lo pondrá en su lugar, decirle que es solo un amigo y nada más, que debe seguir órdenes y mostrar respeto por otros.

Incluso cuando ya no es un niño sigue mostrándose tan indiferente y arrogante.

¿Por qué Naruto lo tolera? ¿Por qué siempre actúa como si el Uchiha fuera la personificación de la grandeza?

¿Es que piensa que tendrá a Naruto ayudando todo el tiempo? Pero lo entiende, su marido siempre es amable, salvando a todos lo que lo rodean, el Uchiha no es especial por mucho que lo crea.

Ella también lo es, le dio dos hijos y vivirán juntos el resto de la vida.

Hinata se queda de pie ahí, mirando a su esposo e hijo, y no sabe muy bien qué es lo que la impulsa a acomodarse el cabello mostrando su oreja. 

Entiende que está combatiendo por la atención. Luchando infantilmente por algo que debería ser suyo.

Ellos siguen el movimiento, pero no se ven emocionados, no con eso, ni con su presencia. Casi siente que arruinó un momento divertido y no debería sentirse así.

Boruto junto a Himawari van por unas bebidas y lo agradece quiere conversar a solas con su marido. Este se volvió a sumergir en el papeleo y ella siente ganas de gritar, se controla, porque a diferencia del Uchiha, Hinata, ha madurado.

       —Naruto, ¿no crees que es tiempo de que él muestre respeto por ti? —su esposo alza la mirada mostrándose claramente confundido.

       —¿De qué hablas? Boruto ha estado portándose bien, desde que entrena con Sasuke, estos días se ha vuelto increíblemente animado. —Ella intenta controlar el entrecejo para que no se note lo mucho que le molesta que confíe tanto en él.

       —Hablo de Sasuke, te llamo con ese apodo tonto, no saluda cuando me ve, ni me muestra respeto alguno, se pasea por tu oficina como si fuera el dueño. —Hubiese continuado de no ser por la mirada cada vez más enfada en el rostro de Naruto.

       —Sasuke nos salvó a todos, a ti, a mí, a la aldea, y si él quiere venir a mi oficina y salir por una maldita ventana, entonces que lo haga. —Intentó controlar el llanto, se mordió el labio inferior infeliz con la respuesta.

       —No me importa eso… es su actitud —dijo titubeante. Siempre que se trataba del Uchiha, su marido normalmente amoroso cambiaba.

La trataba como sí, fuera inferior a él.

       —¿De qué hablas? Sasuke es perfecto, entre más pasan los años, se pone aún tan amable y tranquilo.

¿Tranquilo? ¿¡Amable!? ¿Estaban hablando de la misma persona?

       —¡No yo…! —la frialdad en la voz que la interrumpe la sobresalta.

       —No tengo tiempo para esto. —Por supuesto pensó Hinata.

¿Juegas con el Uchiha en la oficina, pero para mí no hay tiempo? Ni siquiera me hablas, nunca me has tratado como lo tratas a él.

Es injusto, ¿por qué debe sentir que compite por la atención de su marido e hijo?

Las palabras mueren en su boca, no quiere iniciar una discusión. Además, ¿qué le diría? ¿Estoy un poco disgustada por tu actitud? ¿Acaso no es lo mismo que siente Boruto?

No, ella debe mostrarse comprensiva, amable y amorosa.

Entonces comprende algo importante. ¡Eso es! Quiere dejar su presencia en esta oficina, tendrá su noche especial justo aquí.

Será la mayor sorpresa de la vida.

Naruto no podrá estar aquí sin acordarse de ella, de cómo dejaron atrás la vergüenza y se sumergieron en el asfixiante placer del sexo en el trabajo.

No podrá olvidar que ella existe incluso cuando venga el Uchiha.

Los niños y ella almuerzan en la torre del Hokage y es ese momento en que todas sus inseguridades se alivian.

¿Lo ven? Son una familia. 

¿Qué importa que Naruto se haya puesto a hablar de lo grandioso que es Sasuke Uchiha?

 

Regresa a casa y tararea feliz porque al fin tiene una idea.

Naruto y ella serán felices el resto de la vida, porque esta será la mejor sorpresa de su matrimonio. Da una risita al imaginar la expresión que pondrá cuando lo visite.

Siente que una punzada de deseo le recorre el cuerpo al imaginar el rostro deseoso de su marido, del hombre que ama y que la ama.

Es pasada la medianoche, cuando también entiende que no sabe que debe intentar exactamente. Está casada, pero no tiene experiencia en esas cosas.

Sabe que es bonita, pero Naruto no es un hombre que se fije en ese aspecto, en realidad, ahora que lo piensa ¿por qué se enamoró de ella?

Mueve la cabeza, es claro que él se enamoró de su sinceridad, de su timidez, de su esfuerzo por ser reconocida, porque vio en ella a una mujer luchadora y…

Eso suena como admiración y no amor.

Pero no es posible, llevan tanto tiempo juntos, él la ama.

 

Al día siguiente mientras cocina, se pregunta sobre la ropa que debe usar. Tiene que ser algo sensual, atrevido, que muestre sus mejores atributos sin dejar de ser elegante.

Tal vez… Recordaba las revistas que le había visto a Boruto.

Se sintió culpable por fisgonear en la habitación del niño, todavía peor cuando a ella le desagrada tanto que él observe mujeres en poca ropa siendo tan pequeño.

Quién hubiera imaginado que tendría que utilizar una de sus revistas. La hizo sentir como una hipócrita.

Las encontró al fondo de una caja, esto demostraba que seguía siendo un niño. Las descubrió demasiado fácil. Dejó escapar suspiró cuando abrió una de ellas.

La imagen de una mujer pelinegra fue lo primero que vio.

Le pareció curioso, esperaba alguna mujer de exagerados atributos, pero lo que veía le dejó una fea sensación.

Tenía el cabello y los ojos negros, no poseía pechos enormes ni era una imagen vulgar de sensualidad. Usaba un atuendo sencillo, elegante y todo en conjunto le hizo suponer bobamente que se parecía a Uchiha Sasuke.

Pero eso era ridículo.

Siguió pasando las hojas, y cada imagen era peor que la anterior, claramente, había menos ropa cubriendo los cuerpos, pero eso no era lo preocupante, lo que la estaba enfermando, era que todas las mujeres que veía eran aún más parecidas al Uchiha.

Los ojos rasgados, la mandíbula delgada, una boca pequeña.

Boruto… su niño… ¿Por qué tenía estas cosas? ¿Le atraía… ese hombre? Negó con rapidez, no, debía haber una explicación,

Tenía que conversar con Naruto. ¿Pero qué debía decirle exactamente?

¿Tu hijo fantasea con un hombre? ¿Con uno mayor que él? ¿Quién está casado y tiene una hija? ¿Quién es tu mejor amigo?

No, decir cosas apresuradamente no es correcto. Son revistas que venden en cualquier parte, no es nada seguro.

Respira hondo, y ve la caja de donde las saco. Movida por la curiosidad, saca las demás cosas que tiene, no le parecieron tan interesantes, papeles en su mayoría de la escuela.

A excepción, claro, de esa carta con el nombre del Uchiha que no tiene escrita ni una sola palabra.

¿Qué es esto?

Guarda todo rápidamente.

Lo único bueno de las revistas asquerosas, es que vio ropa realmente increíble. Ciertamente, sabía que, si las usaba, Naruto no despegaba sus ojos de ella.

Terminó de preparar la cena cuando recordó que no sabe dónde se encuentran ese tipo de tiendas. Se sentó a comer junto a los niños y por más que espero la llegada de Naruto este no apareció.

Sus dos hijos comieron y se marcharon dejándola sola, ella se quedó en la mesa esperando, tal vez hoy tenía suerte y Naruto volvía antes de que el sueño le impidiera saberlo.

Se quedó largamente mirando el puesto vacío de su esposo.

       —Mamá. Papá no llegará. —Eleva la vista para observar a Boruto que le miraba entristecido.

       —¿Por qué dices eso? —preguntó y el chico desvió la vista.

       —El tío Sasuke está en la aldea. Seguramente papá debe estar con él. —Ella parpadeó confundida. Eso que había oído en la voz del chico, fueron ¿celos?

       —¿En el trabajo quieres decir? —su hijo se rascó la nuca mirándola incomodado por la pregunta.

       —En realidad, salieron a beber —comenta y ella parpadeó confundida.

       —Entonces… me iré a dormir —murmura sin saber qué más decir. No quiere que su hijo piense que es una muchacha inmadura que se enoja porque su esposo que jamás está en casa se va de fiesta sin comentar nada.

       —No te enojes, el tío Sasuke casi nunca viene Konoha y papá no quiere que se sienta solo. —Hinata sabe que Boruto adora a ese hombre.

De que quiere ser como él y que Uchiha Sasuke es un buen guerrero y un excelente maestro.

Pero ella es su madre.

       —¿Por qué estás de su lado? —murmura. Tanto Naruto como él, siempre olvidan que ella también puede sentirse sola.

       —¿Mamá? —preguntó confundido. Ella niega, agradecida de no ser escuchada, le sonríe y el chico se marcha a la habitación.

Esto no es nuevo, tal vez ese hombre nunca está presente en la aldea, pero cuando viene, todo el mundo se destruye y reconstruye para él, es casi como si girara a su alrededor.

¡No es la maldita luna del universo!

Deja escapar un suspiro, debe ser paciente, porque no importa que tan valioso sea Uchiha Sasuke en la vida de Naruto, ella siempre será su esposa y eso trae más ventajas que ser un amigo.

Muy pronto reafirmará su existencia como esposa del Hokage y nunca más volverá a sentirse desplazada.

 

Está iniciando el día y ya quedó sola en casa, sus hijos en la academia, su marido en el trabajo, así que es el momento perfecto.

Decide usar el Byakugan, sale al balcón y observa con su técnica las calles, es curioso, porque esperaba encontrar ropa hermosa, no a su hijo corriendo al bosque.

Adelantó la mirada y notó horrorizada que se dirigía donde Uchiha Sasuke.

¡No puede ser! Dejó todo lo que estaba haciendo, tenía que asegurarse, observar y salir de dudas.

Caminó con rapidez y lastimosamente, tropezó, la ayudaron a levantarse, agradeció avergonzada y nuevamente utilizó el Byakugan para saber el paradero de su hijo.

Al inicio se desesperó porque no lograba verlo.

Luego se llenó de terror cuando los vio juntos caminando dentro del denso bosque.

Corrió lo más rápido que pudo, y maldijo porque noto que había perdido un poco de su velocidad y fuerza.

Retuvo el aire cuando los encontró.

       —De verdad, no soporto estar todo el día encerrado sin poder verte. —Abrió los ojos al escuchar a Boruto.

       —No deberías escaparte —dijo el Uchiha y ella sintió un feo dolor en el pecho cuando él alargó su brazo y le acarició el cabello al niño.

Los vio caminar un poco más lejos de ella, Boruto se estaba quitando la chaqueta y la extendió sobre el tronco de un árbol caído. El Uchiha se sentó y le dio una sonrisa ladeada.

¿Qué era esa atmósfera de coquetería? ¿Qué complicidad tenían? ¿Desde cuándo? 

Boruto que galán pensó tan sorprendida como horrorizada.

       —¿Por qué? ¿Temes que nos vean? —dijo entre risas. A Hinata se le paralizó el corazón.

       —Ni decir ese tipo de cosas. —Reclamó el Uchiha tirando de la mejilla del niño.

       —De acuerdo. Pero sigo insistiendo en que es hora de que todos lo sepan —murmuró Boruto hastiado.

¿Qué sepan qué cosa? ¿De qué hablan?

El Uchiha bufó enojado y luego se quedó en silencio, Boruto solo lo observaba, y su mirada era tan tranquila, amorosa.

Tan cargada con algo que era difícil de describir porque no recuerda que alguien la haya mirado de esa manera.

       —¿Qué harás para San Valentín? —preguntó el Uchiha finalmente y ella lo observó extrañada ¿Por qué él pregunta eso? Ciertamente, eso le desconcertó, le dejó pensando que tal vez no era unilateral.

Su hijo se encogió de hombros sin interés.

       —Ella está planeando una sorpresa, sigue sin entenderlo. No sé qué más intentar para que finalmente abra los ojos —reclamó Boruto.

El aire se atascó en su pecho, su corazón dolía tanto. Se recostó contra un árbol incapaz de seguir sin apoyarse en algo.

       —¿No te da pena que Hinata planeé cosas que no sirven? —preguntó el Uchiha.

Te tragó las lágrimas, su hijo no creía que sus padres eran un buen matrimonio. Ni siquiera está feliz de que planee una sorpresa para hacer feliz a todo el mundo.

¿Pero comentarlo de forma tan despectiva con un extraño? Era casi insultante. Sentía que estaban burlándose de ella.

       —Dejemos eso de lado, ¿cuándo podremos…? ya sabes. —Abrió los ojos ante el tono sugerente saliendo de la boca de su hijo.

Sabe que debe tener el rostro contraído en una mezcla de horror y pánico porque acaba de ver cómo él se agacha a su lado y tal vez no ve perfectamente, pero es claro que lo está besando.

Ocultó el rostro para no mirarlos. Cerró los ojos, era incapaz de seguir.

Su hijo, su niño, su pequeño… ¿Cómo habían llegado a esto?

Se mordió los labios intentando retener el sonido del llanto. Clavo las uñas en las manos e inhaló profundamente para calmarse, sorbió la nariz y el ruido que hizo la espanto de inmediato.

Escuchó un golpe que cubrió el sonido que hizo, dio un respiro porque de no haber sido por eso la hubiesen descubierto.

Se quedó en silencio aguantando el aire para saber si habían notado algo.

       —¿Tío Sasuke? —dijo Boruto, y fue la voz de su hijo la que le dio valor.

Tenía que salvarlo.

       —¿No te dije que dejaras de escaparte de clases? —giró el rostro para observarlos.

Boruto dio una risa y se rascó la nuca, el Uchiha le miró enfadado. Ella vio en cámara lenta al niño acercarse y darle rápidamente un beso en la mejilla al pelinegro. Este parecía enojado por el contacto, pero el tono rosa de sus mejillas lo delataba.

Estaban enamorados y eso era asqueroso.

Su hijo dio una maldición por la hora y le dio una sonrisa marchándose con rapidez.

El Uchiha se quedó solo en el bosque, cuando él tocó sus labios bobamente ella enloqueció, gritó y usó sus puños para atacar sin darle tiempo de reaccionar.

Golpeaba desenfrenadamente, sin mirar ni pensar en nada que no fuera proteger a su pequeño hijo.

¿¡Cómo se atreve!?

Por supuesto, no pudo hacer mucho, pero le bastaba observar el rostro confundido del hombre.

¡Era un bastardo! ¿Desde cuándo? ¿Por qué? Tantas preguntas y tan pocas respuestas.

 

Al abrir los ojos, se encontraba en el hospital, Sakura la miraba desde arriba.

       —¿Qué sucedió? —preguntó ella, Hinata se tragó las lágrimas nuevamente.

¿Cómo decirle? Tu esposo, ese que te abandona cuando quiere, te está engañando nada menos que con un niño.

Era un asqueroso. ¿¡Con un niño!? ¡Con el hijo de su mejor amigo! Es que no conocía a nadie más horrible y degenerado como Uchiha Sasuke.

Se levantó con rapidez, incluso si Sakura intentó detenerla a ella no le importó. Necesitaba hablar con Naruto.

Contarle lo que había visto, y exigir que el Uchiha sea apresado.

Naruto se le quedó mirando cuando ella entró en la oficina.

El Uchiha estaba ahí, Hinata avanzó con rapidez y lo abofeteó.

       —¿¡Qué diablos haces!? —preguntó Naruto alejando al pelinegro que seguía mirándola como si ella no valiera nada.

       —¡Este…! Este sucio y repulsivo hombre —dijo sin aguantar las lágrimas. Se arrojó contra él nuevamente. Naruto la alejó con rapidez y que lo haya hecho le dolió tanto que se quedó paralizada.

       —¡Detente! ¿Qué diablos pasa contigo? Atacando a Sasuke de esa manera. —Ella intentó tranquilizarse, solamente para poder hablar y finalmente ver cómo el amor que Naruto le tenía a ese hombre se desvanecía.

       —Tocó a nuestro hijo —murmuró finalmente.

Naruto que hasta el momento había estado mirándola preocupada, dio una risa incrédula que escaló rápidamente en una frenética.

Le dolió que él se riera de esa forma, tan burlonamente, se quedó quieta con el entrecejo temblando y apretando los puños.

El Uchiha la había golpeado, la dejó inconsciente y se aprovechaba de las vulnerabilidades de Boruto, ¿y Naruto se reía?

       —Hinata. ¿Estás bien? Escuche que estabas corriendo, tal vez el calor y el cansancio… —ella apretó los dientes furiosamente como nunca antes en su vida.

       —¿Te pones del lado de él? —preguntó asombrada.

Naruto solo la observó, luego sus ojos se movieron al rostro lastimado del Uchiha que se había mantenido en silencio.

Su mano vendada acarició la mejilla con tanta suavidad, Hinata sintió que las lágrimas caían una después de la otra con demasiada rapidez.

¿Por qué no la consolaba a ella? ¿Por qué no se ponía a su lado intentando calmarla?

En cambio, estaba al lado de él, protectoramente, casi como si fuera ella la que estorba.

       —Hinata, atacaste a Sasuke, por algo que es imposible. —Negó con rapidez ante la voz de Naruto.

       —¡Los vi en el bosque! —gritó y el Uchiha se giró para mirarla.

       —¿Todo este espectáculo fue por un beso en la mejilla? —dijo él asombrado.

       —¿Qué? —preguntó Naruto mirándolo.

El Uchiha se encogió de hombros con desinterés. Ella estudió el rostro atento de Naruto, como este arrugaba el entrecejo.

Hinata estaba confundida. Es cierto que vio un beso en la mejilla, ¡pero hubo otro! ¿Iba a negarlo ahora?

       —¡Habló del otro! Besaste a Boruto, ¡no lo niegues! —incluso si gritó ellos la ignoraron, pasmada se quedó mirándolos, parecían discutir en silencio.

       —¿Cómo que beso en la mejilla? —cuestionó Naruto cada vez más enojado. Hinata los observó a ambos preocupada.

       —Me dio un beso y se marchó porque lo descubrí fuera de clases —explicó demasiado calmado para su gusto.

Naruto le miró molesto, pero no era como ella deseaba que lo mirara. No había odio o asco, solo... celos.

Eran celos demasiado evidentes para que incluso Hinata los notara.

¿Por qué actuaban así?

       —¿Por qué? —preguntó trayendo su atención—. ¿Acaso no te importa tu hijo? 

Naruto dio un suspiró y ella lo ve parecer tan cansado, tan aburrido. Como si cargara el peso del mundo sobre sus hombros y ya no fuera capaz de tolerarlo.

Como sí estuviera aburrido de ella, pero eso no podía ser cierto.

       —¿Quieres hablar con Boruto? —ella le miró con el ceño fruncido.

De nuevo, la estaba tratando como una loca, una histérica y solamente porque él pensaba que Sasuke era intachable.

 

Cuando Boruto llegó los miró a todos, estaban sumidos en un tenso silencio.

       —¿Qué hice? —preguntó aterrado.

Hinata se limpió las lágrimas.

       —¿Alguna vez, este hombre te tocó de manera indebida? —observó a su hijo y como perdía los colores del rostro.

       —¿De qué diablos estás hablando? —preguntó él y ella se mordió el labio inferior.

       —¡Digo que los vi en el bosque! —el niño le miró confundido.

       —Siento haberme escapado de clases, pero no sé dé que hablas. —Se acercó a él, y respiró profundamente.

       —Puedes confiar en mí —dijo y los tomó de los hombros, lo miró fijamente, buscando señales de indecisión—. Pero yo te vi, lo besaste.

El niño se sonrojó furiosamente.

       —Mamá… ¿Estabas espiándome? —ella asintió. Boruto se rascó la mejilla que adquirió un tono rosa—. Es cierto que lo hice, pero fue porque… Me gusta mucho el tío Sasuke.

Observó de inmediato al Uchiha, con los ojos cargados de ira, Naruto extendió el brazo frente a él, dejando claro que no iba a dejar que ella se acercara.

¿Acaso no estaba escuchando?

       —Hinata, Boruto no ha terminado de hablar. —Enojada giró el rostro para mirar a su hijo que bajó la cabeza.

       —El tío Sasuke nunca me ha dicho o hecho algo. No me hagas decirlo, es humillante, ¡me gusta, pero no es romántico!

No pudo seguir hablando porque Boruto le dio una mirada de disculpa a Sasuke y se marchó corriendo lejos de ella.

Avergonzada, temió la mirada de su esposo, pero no iba a disculparse, ella... Hinata solo quería proteger a su hijo...

       —Está bien, únicamente estabas preocupada. —Le sorprendió que fuera el Uchiha el que le hablaba. 

Lo observó atenta y no se sintió mejor por eso, Naruto debería haberla defendido, no él, además de que había algo en su mirada que claramente le molestaba, era como un detalle que se estaba perdiendo.

Estudió el rostro de Naruto, pero este no se dignó a mirarla.

       —Es mejor que regreses a casa —dijo y a ella se le rompió el corazón.

Más que su voz fría o que no la consoló, lo que realmente le dolió es que cuando ella estaba cerrando la puerta fue capaz de observar cómo su marido tocaba la mejilla herida del Uchiha y la acariciaba con delicadeza.

¿Por qué él siempre se lleva la atención de Naruto sin siquiera esforzarse por eso?

 

Regresó a casa desanimada, más que eso, se sentía estúpida y humillada.

Ella únicamente había querido proteger a su hijo, el problema fue que era contra el Uchiha. Hinata por mucho que le dolía admitirlo.

Nunca ganaría.

Sollozó hasta que se durmió, comenzaba a preguntarse si era feliz. Cerró los ojos y negó, no debería hacer eso, fue un malentendido y por la mañana todo sería igual que siempre.

Una familia feliz.

 

 

Preparando el desayuno, observa cómo tanto su hijo y Naruto discutían.

       —¡Ya déjame en paz! —gritó Boruto con el rostro rojo.

       —¡No quiero volver a saber que andas por ahí toqueteando a Sasuke! —reclamó su esposo y le sorprendió un poco no escuchar humor en su voz.

       —Ya lo sé… pero es que… cuando sonríe, es muy… ¿Lindo? —abrió la mandíbula incrédula.

Es cierto que había confundido las cosas, pero parece que no se equivocó en algo.

A Boruto le gustaba el Uchiha más de lo normal.

       —Bueno… es cierto, comprendo el sentimiento, aun así, ¡no debes tocarlo! —¿Cómo podía decirle eso? Es casi como si fuera una conversación trivial.

Cuando la realidad era que, Boruto y su esposo se peleaban por otro hombre.

       —¡Ya sé eso! ¡Pero no es justo que lo quieras todo para ti! —Hinata se les quedó mirando y ellos parecieron notarlo.

Naruto carraspeó y no negó lo que dijo el niño.

Enojada cerró los ojos, ellos habían dejado de discutir, pero la dejaban a ella con la cabeza hecha un lío.

Boruto se fue a clases y se quedó mirando a Naruto que seguía en casa, cuando él siempre se marchaba aún más temprano.

       —Hinata. A decir verdad, hace un tiempo que debo hablar contigo. —Ella negó rápidamente.

       —Lo siento, estoy muy ocupada. —Naruto se le quedó mirando, la Hyuga incómoda sin saber que hacer, huyó de casa.

A veces Naruto le decía eso, pero ella presentía que no le gustaría, por eso huía lejos de él, sin saber qué más intentar para pasar el momento, pensó en seguir con su búsqueda de San Valentín.

Con eso quizás todo se solucionaría.

Caminó sin saber muy bien donde ir, vio el cabello rosa en la multitud y avanzó más rápido para alcanzarla.

       —Sakura —dijo jadeando por el cansancio, la nombrada giro su rostro, Hinata se arrepintió.

La muchacha parecía demacrada, casi de forma enfermiza. Nunca fueron muy cercanas, pero por piedad le tomó la mano y la guio a algún puesto para que se sentaran a conversar.

       —Me dejó —murmuró ella cuando se quedaron en silencio sin hablar.

       —¿Volvió a irse? —preguntó inocentemente. Tal vez fue su culpa, porque él había pasado una enorme vergüenza

       —¡No! Sasuke me abandonó… y esta vez es definitivo. —Hinata la observó contrariada.

¿No era lo que siempre hacía? ¿Por qué actuaba así?

       —Pero… ¿No estaba siempre lejos de casa? —preguntó dudosa. La mujer de ojos verdes la miró y le dio un poco de miedo que viera tanta furia dirigida a ella.

       —Es cierto que a veces me siento sola, ¡pero él era mi marido! ¡El padre de mi hija! Y a través de la distancia sé que él seguía atado a mí, ¡necesitaba eso y ahora ya no está! —Hinata le acarició la espalda cuando ella comenzó a llorar.

La Hyuga solamente pensaba que eso que ella describe parecía más una adicción que un amor real. ¿Por qué, cómo puedes amar algo que nunca está para ti? 

¿Mm? Qué fue eso.

       —¿Y la pequeña Sarada? —preguntó nuevamente.

       —¡Ella está feliz! ¿Puedes creerlo? No le importa que Sasuke ya no esté conmigo, incluso dijo que era lo mejor y yo debería abrir los ojos. —Hinata dejó escapar un suspiro.

Conocía a la niña, era muy madura para su edad, veía las cosas correctamente, su padre no dejaría de serlo solo porque no estaba casado con su madre.

Por qué estaban casados ¿cierto? ¿O era una relación a distancia? Era mejor no saberlo.

       —¿Y sabes por qué? —murmuró distraídamente. La mujer de cabello rosa la observó con los ojos enrojecidos.

       —Dice que ama a otra persona. —Sakura se quedó en silencio después de eso.

En realidad, no era tan sorprendente, es decir, pasó cerca de doce años sin volver a casa, siempre viajando sin dar señales de vida.

Espera, si las daba… a Naruto.

Sakura se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, Hinata avergonzada por no prestar atención le extendió un pañuelo.

Lo lamentaba por ella, pero lo que más le importaba actualmente era su propia relación con su esposo.

Así que la dejó bebiendo un té y se retiró.

Hinata rebusco en las tiendas y dio un suspiro aliviado cuando encontró algo.

Se vería extremadamente atractiva.

 

La noche de San Valentín, le sorprendió un poco que Naruto no le diera un regalo. Ni siquiera se acordó del día especial.

Pasada la medianoche después de dejar durmiendo a su hija, dio un vistazo a la cama de Boruto y lo encontró dormido.

Aliviada se marchó.

Antes de entrar a la oficina se aseguró de que no hubiese nada alrededor. Arregló su cabello y aliso el vestido negro que quedó a la vista cuando se quitó el abrigo y abrió la puerta.

Se quedó ahí quieta, completamente paralizada y casi sintió que el cerebro le explotaba.

En la mesa de la oficina, esa donde ella debía ser puesta, estaba ese Uchiha con las piernas alzadas mientras su marido penetraba.

La sorpresa pensó Hinata.

Dio un paso retrocediendo.

       —¡Así que mi hijo! —se detuvo al escuchar la voz jadeante de Naruto. —¿¡Cómo puedes ser tan descarado!? ¡Cuándo me tienes a mí, casi besando tus pies! ¡No te bastaba un Uzumaki! ¿Verdad? —reclamó gritando y ella asqueada observó cómo agitaba la cadera con más fuerza.

Siempre supuso que a Naruto no le gustaban estas cosas, se equivocó, no le gustaba hacerlas con ella, porque no la deseaba.

Se sobresaltó cuando Naruto lo levantó, las manos del Uchiha rasguñaron la espalda morena, tragó saliva al comprender que Sasuke sabía que ella miraba.

Sus ojos estaban fijos sobre los de Hinata, mirándola detenidamente mientras mordía el cuello de su marido para marcarlo como algo suyo.

       —¿Me amas? —preguntó él dando una leve lamida a la herida que causó, Naruto que hasta el momento estaba besando apasionadamente el elegante cuello se detuvo para mirarlo.

       —Si, si, te amo, sabes que te amo. Por favor, dame más regalos así, siempre —murmuró casi suplicando, con tanto deseo en su voz, como si fuera a morirse si Sasuke se negaba a volver a estar junto a él.

Supongo que la sorpresa de este San Valentín fue abrir los ojos.

Naruto recargó al Uchiha en la mesa, pero al hacerlo, Hinata retrocedió sin poder creer lo que veía, el miembro de su marido, ese que ella pocas veces había conocido, entraba y salía con tanta fuerza de ese agujero colorado que se sintió inusualmente humillada.

Él jamás la había penetrado con tanta desesperación, nunca la sostuvo entre sus brazos, mientras exigía que solo lo mirara a él.

Comenzó a cerrar la puerta que entre gritos y gemidos ni siquiera se escuchó ser abierta. Estaba tan conmocionada con lo que veía que notó que lloraba demasiado tarde.

Cerró totalmente la puerta y dio un paso retrocediendo, casi en automático se marchó a casa, Naruto encontraría unas bonitas maletas esperando por él.

Él también tendría su sorpresita de San Valentín.

 

 

 

Naruto aburrido en su oficina maldijo su existencia, llevaba semanas tratando de hablar con Hinata y ya se estaba aburriendo de intentar sentarse y conversar con ella.

Ya no resistía más, no quería engañarla, pero Sasuke había regresado a la aldea y lo primero que hizo fue decirle a Sakura que ya no siguiera esperándolo.

¡Únicamente falto yo y seremos libres!

Deseoso por verlo, hizo que un clon se transformara en Boruto, la última vez, Shikamaru le dijo que lo habían visto marchándose de la aldea para ver a Sasuke y preguntaron si algo malo pasaba.

Al parecer ver al Hokage fuera de oficina era un gran problema.

Así que sin saber qué más hacer, busco al Uchiha para intentar que lo perdonara por ser incapaz de decirle a su esposa que ya no la amaba.

A diferencia de Sasuke que fue lo primero que hizo, Naruto quería ser amable.

 

Lo encontró en el bosque y aunque el Uchiha lo golpeó y deshizo el clon por besarlo con la forma de su hijo no se arrepiente de nada.

Eso hasta que vio cómo llegó a su lado y le contó que Boruto también estaba en el bosque y que Hinata lo había seguido.

Luego al ver como Hinata le daba una bofetada, realmente olvido que seguía siendo su esposa y que ella ingenuamente pensaba que algo muy malo sucedía entre Sasuke y su hijo.

Quiso gritarle, esos puntos rojos que vio sin duda fueron de ira.

Intentó controlarse.

Cuando ella se marchó, le dio una caricia suave a la boca herida, el Uchiha solo lo observó unos instantes, luego le sonrió y Naruto supo que ya no quería aguantar ni un segundo más.

Por la noche celebrarían a su manera San Valentín.

Y así habían llegado a esto, lo extendió en la mesa, ubicándose entre las piernas abiertas del Uchiha.

       —¿Estás seguro de esto? —preguntó acariciando su mejilla.

       —¿Te parece que estoy dudando? —dijo Sasuke.

Naruto dio una risa boba, esto escapaba de sus más locas fantasías. Un Sasuke con aroma de chocolate exclusivamente para él.

No sabía por qué de repente quería hacerlo, había quedado claro que deseaba entregarse cuando Naruto no tuviera una relación con Hinata, pero no iba a parar a preguntar.

Dio una lamida al labio inferior de Sasuke y lo beso y el placer fue más de lo que pensó.

La boca de Sasuke era tan cálida, tan suave y con un ligero sabor a chocolate. Utilizó su lengua para saborear, con calma, con tranquilidad, chupando los labios con suavidad, mordiendo la piel.

       —Basta, no seas tan agresivo —gimoteó Sasuke y Naruto apretó su cadera para intentar que no escapara.

       —Lo siento, intento controlarme, pero se vuelve difícil, no sabes cuantas veces imaginé esto. —Sasuke lo observó asombrado, Naruto entrecierra los ojos al notar como sus manos se dirigen a los pantalones y lo abre para sacarlos.

Sasuke realmente no está de broma, traga saliva cuando lo observa alzar su camisa para que vea su pecho y como separa sus piernas para que se ubique entre ellas. Este chico va a matarlo.

Tiene un pene muy bonito, no es que Naruto haya visto muchos en su vida, pero, el de Sasuke es muy apetecible.

Es de un tamaño agradable, pero lo que le llamó la atención fue otra cosa, son redondas, pequeñas y que caen de forma simétrica. 

Cada parte de él, ¡hasta eso es perfecto, maldita sea! No es porque esté absolutamente enamorado, no, es totalmente imparcial, obviamente, y sabe que todo el mundo estará de acuerdo de que los testículos de Sasuke son perfectos.

Y el que diga lo contrario le parte la... no, no, nadie más que Naruto podrá observar sus bonitas bolas perfectas.

       —¿Terminante de evaluarme? Y deja de mirarme las pelotas—agrega alzando una ceja. Naruto negó suavemente, incapaz de despegar los ojos.

Quisiera tomarle fotos, pero cuando le robaron sus revistas supo que sería peligroso tener directamente material de masturbación que involucra a Sasuke.

Menos sabiendo que Boruto le mira con otros ojos, sean de admiración o no, no le regalara ni un poco del Uchiha, no cuando al fin, puede ser totalmente suyo.

Dejó escapar un suspiro tembloroso cuando el pelinegro dobló sus piernas sobre la mesa y Naruto pudo observar con mayor claridad su cuerpo.

Tembló un poco cuando le toco el abdomen, esto era tan emocionante como aterrador, era igual que estuviera viviendo un sueño y fuera a despertar en casa sin que la vida cambie en lo absoluto.

Su mano se desliza suavemente desde el ombligo, pasando por el vello púbico que está recortado, lo raspa con las uñas para seguir con el pene semi endurecido, lo palpa, jugando con la flacidez, siente un temblor y sonríe.

Baja la mano hasta los suaves y sin vello testículos.

       —¿Te depilas? —pregunta morbosamente curioso. Apretando y comprobando el peso, eleva la vista para mirarlo, Sasuke está cubriéndose los ojos, sus pezones descubiertos tiemblan endurecidos y Naruto tiene miedo de que la imagen sea suficiente para hacerlo llegar.

       —¿Crees que me paso el día bajándome los pantalones para preocuparme por eso? —sonríe ante la voz sarcástica y temblorosa, no es fácil hablar cuando uno de tus dedos roza tu agujero raspando con la uña.

Tiene el cuerpo más caliente que al inicio, con una fina capa de sudor que hace que el aroma a chocolate se vuelva algo intenso en el ambiente.

       —Tienes razón, si estuvieras haciéndolo, me volvería loco. —Sasuke tembló con fuerza.

Naruto frotó las arrugas del ano, lo hizo hasta que reunió suficiente humedad para ingresar con cuidado.

       —¿Qué quieres decir? —pregunta Sasuke y su pecho se eleva mientras intenta cerrar las piernas, la estimulación a su próstata fue efectiva.

       —No seas un bastardo. Sabes muy bien que ardo de celos al imaginar que andas por ahí seduciendo a extraños. —Naruto escuchó una risa burlona, Sasuke respiraba agitadamente y su interior se apretaba contra sus dedos de forma rápida.

       —¿Cómo a tu hijo? —dijo y el hombre rubio sintió que el cerebro ardía de manera violenta.

¡Este bastardo descarado! Maldijo y pensó en que hacer a continuación.

Sabía que había algo que lo avergonzaría, lo suficiente como para que dejara de intentar provocarlo.

Sonriendo con malicia se arrodilló para que la vista quedará al nivel del agujero, pasó saliva nerviosamente, todo olía a chocolate, y no era una maldita analogía.

       —¿Qué hiciste? —murmuró y Sasuke con los muslos temblando se negó a contestar.

Naruto con los dedos sudorosos separó ambas piernas para poder tener un mejor acceso. Dejó escapar el aire y Sasuke se removió cuando impactó contra la sensible piel.

Con timidez y mucha ansiedad, sacó la lengua y cerró los ojos y dio una probada, hizo un ruido conforme cuando el sabor se esparció por su boca.

Elevó la vista sonriendo al notar que el pene del pelinegro estaba alzado durísimo por el pequeño contacto.

Más animado usó su lengua totalmente para lamer el orificio, profundamente y palpando su interior caliente, el sabor del chocolate le hizo preguntarse si todo su cuerpo sabría tan dulce.

Sasuke ¿metió sus dedos? No, estaba demasiado estrecho, seguramente solo paseo su mano tímidamente por todas partes que alcanzó, podía imaginarlo mientras tenía el rostro colorado tocando su miembro y su culo para dárselo a Naruto.

¡Era tan sexy! Negó con rapidez y el movimiento hizo que el Uchiha gritara. Había movido la cabeza con la lengua dentro de esas cálidas paredes.

Cerró los ojos y siguió estimulando la entrada todo lo que podía, las paredes rojas estaban cada vez más dilatadas. Lo sabía por cómo se estremecía alrededor de su lengua, expandiéndose insatisfechas.

Se retiró con cuidado, chupetea los bordes arrugados y dio un beso de manera superficial, un agujero totalmente virgen y todo para él.

Se levantó y admiró su obra.

Sasuke siempre era tan hermoso, cada parte y más allá de la belleza de su cuerpo, lo que realmente amaba era que el pelinegro estaba entregándose a él, con confianza, sin timidez o vergüenza.

Sonriendo observó que había logrado que el pequeño agujero pasará a ser un poco más grande que al inicio, estaba de un fuerte color rosa y brillante por la saliva.

Sintió que los pantalones apretaban su pene de forma dolorosa, pero, es que era imposible no sentir un cosquilleo en la entrepierna cuando veía que el ano de su pareja parecía tan apetitoso.

La abertura estaba ardiendo cuando la rozo con la yema de los dedos, Sasuke suspiró y Naruto sintió que se le detenía el corazón al tenerlo ahí, tan obedientemente esperado ser acariciado.

Sus dedos entraron con cuidado, dilatando lo mejor que puede, moviendo y abriendo, Naruto cubrió el cuerpo de Sasuke con el suyo, y su boca atrapó un pezón para estimular de todos los lados posibles a su bastardo favorito.

Eran pequeños, los mordisqueó y sintió como jalaba su cabello para que se detuviera, sonrió porque era imposible que lo hiciera.

 

Sasuke cerró los ojos y sintió que el cuerpo estaba casi ardiendo, su trasero no paraba de cosquillear y cada vez que los dedos tocaban la rugosidad que se hinchaba sentía que moría un poco.

Naruto chupa sus pezones con demasiada fuerza, se mordió los labios intentando retener los sonidos, se sentía tan bien, era la primera vez que le pasaba esto, no sabía lo que era el placer hasta que ese bobo rubio lo toco.

Sentía como lo mordían, cada succión que daba a sus diminutas protuberancias, jadeó y la saliva le humedece la mejilla, retuvo el aire cuando sintió algo de mucho más grosor apoyarse en su trasero.

Sacando el brazo de sus ojos, observó a Naruto, este le miraba fijamente con los dientes apretados jalando su pezón hasta dejarlo estirado y rojo.

Tembló y tuvo que obligarse a mantener los ojos abiertos cuando sintió que el glande se introducía en su interior.

Mirando los ojos de Naruto este acercó su cabeza hasta que sus labios chocaron para besarse.

El beso lo distrajo lo suficiente, sentía como su interior se acomodaba apretándose contra las venas hinchadas. Naruto siempre se quejaba de que le llamaban pene pequeño por el comentario de Sai.

Sasuke se estaba muriendo y no se sentía para nada pequeño, ¿cuándo terminaba de entrar? ¿De doler? ¿De quemar? Agradece que se hubiese tomado el tiempo de dilatar, aunque le dio mucha vergüenza que chupara su trasero.

Sollozó y Naruto le beso las esquinas de los ojos limpiando las lágrimas.

       —Tranquilo, ya va la mitad —Sasuke abrió los ojos mirándolo espantado. ¿Solo eso? Se preguntó preocupado. —¿Quieres que lo saque?

El Uchiha apretó su interior y Naruto perdió el aliento mirándolo claramente adolorido.

       —¿Estás bromeando conmigo? ¡Ya llevas la mitad! No me jodas… —Sasuke avergonzado desvió la vista

       —¿Bueno quieres que lo haga o no? ¡Ah, espera es broma! ¡No te contraigas! —Sasuke respiró profundo intentando calmar su nerviosismo.

       —¿Está todo dentro? —preguntó en un susurró, las mejillas de Naruto adquirieron un suave rosa. Sasuke sintió como se hinchaba un poco más en su interior. 

¡Qué maldito!

       —Bueno, si te relajas, pronto me tendrás golpeando contra tus nalgas. —A Sasuke le tembló un ojo al escucharlo.

Respiró hondo y relajó lo más posible el cuerpo, sintió que el aire se le escapaba cuando Naruto movió la cadera y nuevamente el calor y el dolor comenzaron a sentirse. 

Abrió la boca, pero ningún ruido salió, clavó las uñas en la espalda del chico, finalmente se abrazó a él con fuerza.

Temblando sintió un ligero golpe, dejó escapar un suspiró cuando Naruto gimió en su oído. Finalmente. Al fin, después de esperar años, de no entender qué era ese sentimiento que albergaba su pecho al mirar los ojos cariños de su amigo.

Al fin, lo entendía, siempre estuvo enamorado, nunca quiso verlo y vivió completamente ciego, al parecer Hinata no era la única que vivía en un engaño.

Era casi gracioso que abriera los ojos debido al dolor.

¿¡A quién le abren el trasero y se da cuenta de que lo prestó por amor!?

Sentía todo su interior agrandado, tensamente, casi como si fuera a romperse, Naruto se quedó quieto esperando y agradeció eso, le beso la mejilla y el otro sonrió ante su gesto cariñoso.

Permitió que lo besara, lento, pausado y ansioso, con cada beso su interior palpitaba, con cada gemido suave se contrae para volver a escucharlo. Tragó saliva cuando la boca de Naruto dejó la suya.

Escuchó un suave golpe retumbar por la habitación, y tardó unos instantes en entender que eran las malditas pelotas chocando contra sus nalgas.

Cerró la boca para evitar gritar o gemir, un poco de ambos tal vez. Pero no pudo quedarse en silencio mucho tiempo, Naruto gemía en su oreja dejando su aliento cálido acariciar la zona.

Cerrando los ojos se permite embriagarse de los suaves sonidos que hacía, de disfrutar de su calor y de sus brazos en su cintura apretando fuertemente mientras su cadera golpea una y otra vez su lastimada entrada.

El sexo no era tan satisfactorio como lo era saber que Naruto estaba disfrutando de esto, de que no era el único que se entregaba al otro.

Y de que la persona que estaba por entrar lo vería, al fin, lo vería.

       —¿En qué piensas? —preguntó él, su voz masculina está ronca por el esfuerzo que hace al golpear su interior y no ceder al orgasmo.

En ti, siempre. 

Pero por supuesto no le dirá eso, porque las cosas sentimentales no son lo suyo. Así que se abraza con fuerza a él, mientras le muerde la unión del brazo y el cuello.

Naruto se detiene brevemente, golpea una, dos veces, con fuerza, aplastando la punta del pene contra la próstata para que Sasuke solloce de dolor y placer.

El pelinegro se remueve incómodo con el estómago tenso y los dedos de sus pies doblándose debido al maldito placer, su vientre parece arder cada vez que él entra y no deja nada sin tocar.

Respira agitadamente, más sudoroso y entregado al disfrute que al dolor, Naruto no está en mejores condiciones, golpea tan duro, tan brutalmente que siente que la polla será capaz de notarse en el estómago que se hincha en cada golpe.

Gimotea y curva los dedos en la espalda tensa, Naruto esta duro por todas partes, sonríe porque sabe que por mucho que él otro intente parecer sereno, está hecho una masa jadeante de desesperación.

       —Mi chocolate —se muerde el labio inferior al escucharlo, y su pene endurecido libera un poco de líquido transparente. —No me has dicho en que piensas.

       —Solamente, en cómo tu hijo parece amarme igual que tú lo haces. —Sabe que le dolerá.

Orochimaru fue muy explícito al comentarle que Naruto liberó colas del Kyūbi al decirle que Sasuke le pertenecía.

Hinata lo va observar justo cuando pierda la cabeza, Sasuke debería sentirse culpable, pero no es como si pudiera arruinar un matrimonio que ya está arruinado.

No se siente mal cuando él lo levanta del escritorio sujetándolo de las nalgas, las cuales separa para que el agujero se expanda.

Ni cuando lo eleva un poco y siente cada centímetro salir de su cuerpo con excesiva lentitud.

No va a sentir culpa, aunque Naruto lo deje caer con tanta fuerza sobre el miembro penetrando tan profundamente que lo hace llorar, tampoco se siente incorrecto cuando lo besan y le dicen que es muy tonto al creer que lo dejara ir ahora que al fin lo atrapo.

Está bien, escogió este día porque así Naruto jamás olvidará su aniversario.

Y a diferencia de Hinata que el único error que tuvo fue amar a Naruto tan locamente, él no se entregara por completo, porque de hacerlo, el hombre rubio perdería el interés, lo que a ese bastardo le gusta, es que luchen, peleen y se resistan.

¿Cuál es la gracia si no hay emoción?

Por eso patalea, grita y maldice, mientras el otro intenta mantenerlo agarrado del cuello con el pecho pegado al sucio suelo.

Y su cadera no deja de moverse, de hundirse golpeando su próstata hinchada hasta que siente que no puede más, se derrama y el semen se extiende por su abdomen apretado contra el frío piso de la oficina y se ríe porque las visitas nunca sabrán que el amado y respetado Hokage se jodió a alguien justo donde están parados.

Oh, y Naruto, ese usuratonkachi todavía gruñe molesto y su mano se aprieta contra su cuello cortándole el aire mientras él se viene en su interior y agradece no ser débil porque el semen es tan caliente, espeso y vergonzosamente se contrae para apresarlo y no salga.

Y es doloroso, no poder respirar mientras te follan con tanta fuerza y todo su interior es llenado hasta que se derrama por los costados que el pene no alcanza a cubrir de tu agrandado ano.

Supone que la mente finalmente sucumbió ante el placer y ya ni le importa que la saliva le llene la boca y se escurra de forma humillante. Que el otro siga golpeando y el chapoteo se escuche por todas partes, tampoco que el semen comience a salirse en cada penetración y moje sus testículos.

No le interesa escuchar sus gemidos entrecortados o como su pene se aplasta dolorosamente, no le importa que la cabeza esté en una neblina que le impida pensar coherentemente.

Y luego todo acaba, y siente que fue tan rápido que es cruel y quiere volver a experimentar lo que sintió.

Porque un orgasmo es adictivo.

Siente que el peso que lo retiene se aleja y jadea porque le da frío casi de inmediato.

Escucha una risa y cuando gira la cabeza ahí están los ojos azules mirándolo.

       —Creo que me pedirán el divorcio en San Valentín —dice riendo y su boca hace una mueca y Sasuke se muerde la mejilla al opinar que es malditamente atractivo.

Su cuerpo lo traiciona porque su ano se contrae contra el pene flácido y lo delata. Naruto le besa el hombro y lo ayuda a sentarse.

Ahora es amable opina enojado.

Sasuke siente el cuerpo destrozado, ni que hubiese estado con siete clones o algo así, supone que es porque el bastardo no controló ni un poco su fuerza para golpear su trasero y aplastarlo contra una superficie tan incómoda como lo es el piso.

Naruto lo estudia detenidamente evaluando si hay heridas, estira su mano para que Sasuke la agarre y se levante del suelo, el pelinegro lo mira ceñudo sin tomarla, el hombre rubio se rasca la mejilla que está roja por la vergüenza.

Espera que se disculpe, una cosa es sobre el escritorio y una muy distinta el piso, ¡ni siquiera recuerda cuando lo pusieron ahí! En un momento está en sus brazos mordiendo su cuello mientras la esposa los observa y al otro está de cara al suelo.

Ahora que la calentura paso, no se siente muy feliz que digamos, aunque debería estarlo, Naruto es libre, su esposa finalmente vio que no todo es perfecto en su vida y sonríe un poco con malicia porque admitámoslo, sigue enfadado con la actitud de Hinata

Es su Naruto, no de ella.

Respira profundamente y estira su mano para tomar la de Naruto, este lo eleva y luego sorpresivamente lo deja caer.

Sasuke se queda mirando el piso confundido.

       —Puedo ahora… ¿De perrito? —pregunta tan inocentemente, sin importar que haya botado al pelinegro.

El Uchiha siente que la ira estalla en su cabeza, está por lanzarse para apretar su cuello y asesinarlo cuando nota que las piernas no le responden, tiene que apoyar sus manos en el piso al igual que las rodillas.

Al levantar la vista, Naruto que le miraba desde arriba, le sonríe.

       —Gracias, aprecio el regalo de San Valentín.

Ah, debe ser el karma.

 

¿Extra?

 

Boruto, está enamorado, no cree que sea un amor que perdure, es más uno platónico, algo que se forma cuando encuentras a esa persona a la que admirar y sabes que él le da un poco de sentido a la vida.

Supone que le ocurrió algo similar a su padre, un Uchiha llega de repente, toca tu puerta, y ya antes de saberlo estás enamorado.

Pero no es como su madre pensaba, Boruto no ama al tío Sasuke, lo adora a él y a su padre, y no los culpa por amarse, porque siempre supo que se amaban. Es muy difícil no saberlo, solo basta mirarlos para entender que todo el mundo desaparece y ellos quedan solos en uno propio.

Lastimosamente, para ella, junto a la mamá de Sarada eran las únicas que no sabían o no querían ver ese extraño fenómeno.

No las culpa, en realidad los malvados son sus esposos, que se demoraron tanto tiempo e hicieron que ellas perdieran años valiosos de juventud con su amor a medias.

Distribuir el video de ellos teniendo sexo en la oficina es para pagar el que hayan hecho llorar a su madre, a la mamá de Sarada y a su hermana cuando se entere de que sus padres se divorcian.

Ya luego se disculpará y vivirá feliz junto a todos porque realmente los ama, pero su madre era prioridad, aunque ella no lo crea.

Es tal vez, el regalo que le dará a su madre por el día de San Valentín. Para que no sea la única infeliz porque le rompieron el corazón.

Boruto viendo el video, tal vez si amaba al tío Sasuke, pero ahora sabe que nunca logrará quitárselo a su padre, tampoco es que quiera.

No pensó que fuera tan salvaje, dominar al pelinegro solo era posible si habías perdido un brazo en una batalla mortal y no le tenías miedo a la muerte.

Y no gracias, quiere vivir.

 

 

Sasuke huyó a penas supo lo del video, tan rápido que ni el Byakugan era capaz de detectarlo.

Todos en la aldea fueron hospitalizados, se les quemaron los ojos por el fuego negro que brotó de la oficina del Hokage, y ellos entendieron que siempre al preguntarles.

¿Recuerdan el video porno del Hokage? Ellos deben decir.

¿Cuál video?

Porque este tema debe ser guardado aún mejor que cuando le ocultaron a Naruto que era un Jinchūriki.

No va a hacer que el Hokage nunca vuelva a proteger la aldea del vengador que seguramente quiere hacerles olvidar a punto de dolor lo que vieron.

Boruto pasó el verano castigado sin nada tecnológico a su alrededor, sin salir, sin jugar y solo le quedaron esas revistar que robo de su padre, estaba tan aburrido que comenzaba a soñar con cierto Uchiha.

Himawari sigue siendo Himawari.

Hinata no superó la traición, pero ya es capaz de cocinar sin llorar.

Sakura tampoco, ya es capaz de curar sin aplastar el corazón de alguien.

Sarada vive feliz porque no puede llorar por algo que nunca tuvo.

Naruto dejó un clon en la oficina y recorre el mundo buscando al vengador.

Shikamaru limpió el desastre cuando el clon desapareció.

Y finalmente, ambos volvieron a casa, pero nadie pudo verlos de la misma manera.

Después de todo, más de alguno abrió los ojos ante la sorpresita de San Valentín.

Notas finales:

¿Bueno que les pareció? Es más largo de lo que pensé para ser una idea tan mal desarrollada.
Lo escribí como una broma porque no es buena idea escribir con el corazón y un tequila en la mano.
Lo siento, estoy bromeando.


Bien, si tienen dudas, comentarios, todo es recibido.
¡Espero les haya gustado!


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