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Notice me, senpai por Sora Hatake

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—Entonces dígame que debo hacer, solo no grite de nuevo por favor —dijo el castaño.

—Esa información es muy valiosa así que te va a costar un poco —habló Jiraiya frotando sus dedos para hacerle entender a Yamato a lo que se refería.

—Olvídelo, quizá pueda comprar mejor un libro con consejos que me ayude más —Yamato siguió su camino pasando al lado del hombre.

— ¿Qué? ¿Prefieres ir a comprar un libro antes que pagar por mis valiosos conocimientos?

—Si —respondió Yamato acercándose a la librería. —Digo, no sé qué tanto pueda confiar de los consejos de un hombre cuarentón que sigue soltero

—Está bien, solo invítame un café y té ayudo, ¡solo vamos por un café!

—Le dije que no grite, la gente nos ve raro porque suena mal lo que dijo —murmuró el castaño avergonzado por las miradas que recibían.

—Yamato, ¿todo bien? —preguntó alguien acercándose para poner su mano sobre el hombro del castaño.

— ¿Kakashi-senpai? —Yamato se giró a verlo.

— ¿Este viejo te está molestando? —preguntó Kakashi viendo de mala forma al adulto

—¿A quién le dices viejo, mocoso insolente? —reclamo Jiraiya molesto

—Vamos con el guardia de seguridad —Kakashi tomo la mano de Yamato para comenzar a caminar.

—No, no, espera, es un malentendido —dijo Jiraiya intentando detener a Kakashi—Anda Yamato, dile que nos conocemos

La conciencia de Yamato se había perdido desde el momento en que Kakashi lo tomo de la mano, se fue muy lejos a perderse en la felicidad que el agarre le daba.

— ¿En serio lo conoces, Yamato? —preguntó Kakashi trayéndolo de regreso

—Si, es amigo de mi mamá —respondió el castaño que tenía las mejillas sonrojadas

—Parecía estarte incomodando, por eso me acerque a ver si todo estaba en orden —dijo Kakashi para finalmente soltarlo.

—Tu cara se me hace conocida —decía Jiraiya viéndolo fijamente. — ¿No serás un Hatake?

—Si, si lo soy.

—Claro, tienes ese hermoso y coqueto lunar de tu madre —dijo Jiraiya haciendo que Kakashi frunciera el ceño. —Y esa mirada molesta igual a la de tu padre cuando le decía cosas lindas a tu madre. ¿Eres el gemelo grande o el pequeño? —indagó el mayor

—Soy Kakashi —contestó el chico

—Eres el mayor entonces. Mírate que grande estas

— ¿Lo conoce? —preguntó esta vez Yamato

—Si, si, Sakumo y yo somos buenos amigos, o bueno, lo éramos antes de que le rompiera el corazón a alguien a quien aprecio, ¿sigue viajando mucho?

Kakashi asintió—Justo ahora está afuera del país. ¿Por qué yo no recuerdo conocerlo a usted?

—Porque la última vez que te vi eras un bebé todavía. —dijo Jiraiya para ver fijamente al chico—Entre más te veo más parecido a tu padre encuentro, pero bueno. Escucha Yamato, el consejo que te daré será gratis, esta vez —soltó de forma vaga —Debes saber que el amor no siempre es correspondido, a veces por más que ames a una persona ella no te va a corresponder, esa misma persona puede estar enamorada de otra que tampoco le corresponda, suena confuso, porque el amor es así, extraño y confuso, a veces hasta un poco doloroso, pero no deja de ser hermoso.  

—¿A qué viene todo eso? —cuestionó Yamato ladeando la cabeza.

—Nada en específico, es simplemente algo de lo mucho que he aprendido en mi larga vida. Yo debo irme, olviden todo ese malentendido. Kakashi, dile a tu padre que le mando saludos, cuando regrese me gustaría verlo porque la última vez que lo hice huyo de la paliza que le iba a dar. Nos vemos —dijo el hombre antes de marcharse

—Nos vemos Jiraiya-san —se despidió Yamato para verlo irse.

—Fue un encuentro extraño, ¿no crees? —comentó Kakashi

—Siempre lo son con él —contestó Yamato sonriendo de forma nerviosa.

— ¿Qué haces por aquí, Yamato?

—Eh, yo pues…iba a comprar un libro y otras cosas para la escuela

— ¿Un libro? ¿Sobre qué?

—Algo de romance tal vez —respondió apenado, no podía decirle directamente que buscaba una guía de ligue para poder enamorarlo, aunque si podría usar aquella oportunidad tal vez podría sacar alguna ventaja de la situación. — ¿Qué libro me recomiendas comprar, senpai?

— ¿Quieres que te recomiende algo? —Yamato pudo notar cierta emoción en su senpai, era la primera vez que lo veía así—Déjame ver —Kakashi se adentró al local para revisar los estantes.

Yamato noto que Kakashi ya llevaba un libro entre las manos. — ¿Cuál compraste tú?

—Bueno, no sé si te guste, es un libro con una temática un poco diferente a la usual —contestó Kakashi ocultando el libro tras él, rápidamente tomo un escrito del estante para extendérselo. —Mejor lee este, es una historia tierna de romance, creo que te gustara

—Oh, está bien —Yamato lo tomo para ir a pagarlo.

Ambos salieron del lugar y comenzaron a caminar juntos. Yamato se armó de valor, era su oportunidad perfecta para intentar hacer una conversación. Estaba decidido a hablar, entonces fue Kakashi quien lo hizo primero.

— ¿Vas a comprar algo más? —preguntó el Hatake

—Si, yo debo ir por otras cosas, ¿y tú?

—También, ¿te molesta si vamos juntos?

—Para nada senpai, vamos —contestó Yamato sonriendo. ¿Realmente estaba ocurriendo? ¿Eso podría considerarse una cita? Ni siquiera sabía que era una cita, nunca había tenido una, pero eso debía serlo. — ¿Qué vas a comprar? Si es que puedo saber

—Debo de hacer la despensa, yo estoy a cargo de la casa mientras mi padre esta fuera.

—Vaya, eso debe ser una responsabilidad muy grande

—Lo es, y Sukea no ayuda mucho —se quejó Kakashi. —Estoy a cargo de él, se supone que debo cuidarlo, pero nunca me hace caso y solo se mete en problemas. Siempre debo de estar tras él, hablando con Minato-sensei para que no lo repruebe, no sé porque es así… yo sé que él no es tonto, es como si solo fingiera ser uno, pero no sé por qué. No sé por qué te digo todo esto, de seguro te estoy aburriendo.

—No, no, para nada senpai, yo…de hecho no soy bueno hablando, pero si escuchando, así que sigue

—¿Seguro? ¿No hay algo que quieras contar tú? —preguntó Kakashi girándose a verlo.

Senpai me está viendo, está interesado en mí, esta es mi oportunidad perfecta, debo decir algo inteligente —pensaba Yamato para finalmente hablar. —No — ¡Ah! soy un idiota, no puede ser

—Bueno, creo que puedo seguir entonces—dijo Kakashi. —Yo…quiero a Sukea porque es mi hermanito menor y debo protegerlo, pero ser el mayor es cansado. Papá siempre que llama me pregunta por él, me dice que debo cuidarlo bien, que debo ser un buen ejemplo y yo me esfuerzo en serlo, pero parece que nada de eso funciona; A veces, me gustaría ser un poco más relajado como Sukea, pero ya todos tienen altas expectativas de mí, como hijo, como estudiante, como compañero y creo que debo cumplirlas.

—Yo creo que haces un buen trabajo como senpai —habló Yamato de forma firme, pero en cuanto Kakashi se giró a verlo se puso nervioso—Digo, creo que no es tan relevante como el resto de las cosas que dijiste, pero, bueno… igual quería decírtelo Kakashi-senpai. A veces igual me siento mal porque a mi papá le gustaría que fuera más atlético y tiene mucha ilusión de que yo sea bueno en un deporte como lo fue él durante su juventud, pero los deportes no son lo mío, creo que simplemente no podemos cumplir las expectativas de otros siempre, y está bien. —Un pequeño silencio se hizo presente —Perdón, creo que hable mucho y ya no te deje seguir a ti

—No, está bien, me gusta escucharte hablar, lo haces de forma tranquila, muy diferente a toda la gente que me rodea. —contestó Kakashi mientras en su mente aparecieron los rostros de Sukea, Obito, Gai, Iruka, siempre hablaban en un tono alto.

—Entonces sigamos hablando otro poco, senpai —dijo Yamato sonriendo. Al fin había podido acertar en decir algo.

La charla se extendió mientras hacían sus compras. Anko tenía razón, Kakashi era solo otro chico normal, no le costaba trabajo mantener un tema de conversación con él. Tenían gustos similares así que era sencillo. Charlaron y charlaron, Yamato pudo conocer un poco más de Kakashi, de sus gustos, sus preocupaciones, las cosas que lo hacían feliz y las que lo ponían triste, sobre cómo es que era mejor amigo de Gai, porque la actitud positiva del chico le gustaba; Él escucho atentamente cada una de esas cosas que el Hatake le contaba.

—Oye senpai, ¿necesitas ayudas con tus compras? —preguntó Yamato viendo las bolsas que cargaba Kakashi.

—No, está bien

— ¿Seguro? Si quieres te ayudo hasta que vayamos por diferentes caminos

—Seguro, yo me encargo de esto siempre así que puedo con ellas

—Pero senpai, el otro día dijiste que todavía tenías problemas con tu hombro, deja que te ayude aunque sea con una —insistió Yamato

—Oh…bueno —contestó Kakashi para extenderle una bolsa a Yamato quien la tomo sin problemas

— ¿Entonces eres tú quien se hace cargo siempre mientras tu papá no está? —cuestionó el castaño

—Sí, a veces Sukea me ayuda, pero es rara la ocasión.

—Vaya, debe ser muy cansado, si necesitas ayuda la próxima vez dime y voy contigo senpai, bueno…si quieres —sugirió Yamato de forma nerviosa

—Eres muy amable Yamato —comentó Kakashi

—Tú me ayudaste hace rato, parecías preocupado por mí con el malentendido de Jiraiya-san—decía Yamato agachando la mirada con un rubor en sus mejillas mientras recordaba la forma protectora en la que actuó Kakashi.

—No iba a quedarme con los brazos cruzados si veía algo así de extraño, si le pasará a Sukea no me gustaría que nadie le ayudara y solo se quedaran viendo —respondió Kakashi

—Ah, ya veo, eres así de protector por tu rol de hermano mayor, deber ser el mejor hermano mayor de todos

—Ojalá Sukea lo viera así —murmuró Kakashi agachando la cabeza para suspirar.

—Quizá él se dé cuenta algún día de eso senpai —comentó Yamato para atraer su atención.

—Si…eso espero —Kakashi lo vio para sonreírle. —La próxima vez que necesite ayuda te diré Yamato, ya veo que puedo confiar en ti

—Claro senpai, para cualquier cosa —contestó el castaño. Caminaron otro poco hasta que Yamato se detuvo. —Yo debo tomar ese camino —dijo Yamato en la esquina de la calle donde vivía.

—Te acompaño hasta tu casa —sugirió Kakashi.

—No, no aquí está bien, ya estoy cerca —contestó Yamato de forma nerviosa para entregarle su bolsa de compras al Hatake

— ¡Chicos! ¿Qué hacen por aquí? —preguntó Anko acercándose, iba acompañada de Rin

—Yo vivo por aquí —respondió Yamato

—Ah, es cierto —soltó Anko —¿Y tú Kakashi?

—Voy de camino a casa —contestó el chico.

Rin vio a Kakashi para notar sus compras. —Oh, ya compraste el libro

—¿Qué libro? —cuestionó Anko

—El otro día le recomendé a Kakashi una película, le gustó mucho así que le dije que el libro estaba mejor.

—¿Y cuál es? —indagó de nuevo Anko.

—Yo ya me debo ir, es tarde, nos vemos mañana —habló de forma apresurada Kakashi.

—Nos vemos senpai —se despidió Yamato

—Hasta mañana Kakashi —dijeron las chicas para hacerle una seña de despedida.

—Rin-senpai, ¿me puede decir que libro era? —preguntó Yamato

—Se llama “Call Me By Your Name” —respondió la castaña

— ¿Es el libro de la película que vimos el otro día? No pensé que a Kakashi le gustaran ese tipo de cosas —comentó Anko

— ¿Por qué? ¿De qué trata? —cuestionó curioso el castaño

—Un apasionado romance entre un chico y el asistente de su padre. La historia de cómo dos personas que vienen de diferentes lugares se encuentran y tienen su romance de verano en un momento y lugar donde es casi imposible que ocurra. —explicó de forma apasionada Rin.

—Qué raro, Kakashi-senpai parecía no querer decirme el nombre —dijo Yamato

—Se pone tímido cuando se toca el tema ese tipo —replico Rin—Pero esa película le gustó mucho, creo que a Kakashi le gusta el “Boys Love”

—Oye, ¿finalmente pudiste hablar con él? ¿De qué hablaron? —interrogó Anko

—Eh…bueno, de muchas cosas —Yamato jugo con sus manos mientras sonreía nervioso por la “cita” que tuvo con Kakashi.

—Se ven lindos juntos —soltó Rin 

El rostro de Yamato se puso totalmente rojo. —No, no, senpai y yo no…

—Yamato quiere, pero ya sabes cómo es Kakashi de frio y seco —reprocho Anko

—No digas eso Anko —decía Yamato negando con la cabeza.

—Oh, entiendo. ¿No quieres que te ayudemos? —sugirió Rin

—Pues…hay algo en lo que si me gustaría que me ayudaran —dijo el chico.

Anko abrió la puerta de su casa emocionada mientras jalaba a Yamato. —¡Yugao! ¡Ven rápido, tenemos un trabajo que hacer!

Si, de nuevo se estaba arrepintiendo de pedir ayuda.

Yugao salió de su habitación para ir hacia donde provenían los gritos de su hermana. —¿Qué pasa ahora? Hola Rin

—Hola Yugao —saludo la castaña sonriendo.

—¡Yamato nos dijo que le ayudáramos con un cambio de imagen! —exclamó Anko

—Solo dije que quería peinarme diferente —corrigió el chico de forma tímida

—¿Y eso por qué? —preguntó Yugao

—Eh…bueno, escuche algo y quería probar con cambiarme la forma en la que me peino —contestó nervioso, no podía decir que estuvo espiando a Kakashi escucho decirle a Iruka que su pelo se veía lindo.

—Déjalo en nuestras manos —habló de forma decidida Anko

Yamato tenía los ojos cerrados, solo sentía como las chicas cepillaban su pelo y discutían entre ellas.

—¡No, así no! —gritó Anko

—Yo creo que se ve mejor con el moño —sugería Rin

—No, lo haces mal —regaño Yugao

—¡Listo! Ya puedes abrirlos —dijo Anko

Yamato se vio en el espejo, estaba peinado con dos colitas. —No, yo…no me veo bien así

—Vamos de nuevo entonces —dijo Anko.

—¿Y ahora? —preguntó Yugao

—Esta vez tenía una coleta alta y su fleco estaba recogido. Negó con la cabeza.

Las horas siguieron pasando y él solo daba negativas, no le gustaba ninguno de aquellos peinados, o al menos no le gustaba como se veía con ellos.

—Tal vez deba cortarlo —dijo Yamato soltando un suspiro, tenía un chonguito hecho por Rin.

—También es una opción, el cabello corto se ve bien también —apoyo Rin.

—Rin-senpai, ya es tarde, ¿no deberías ir a casa? —preguntó Yamato

—No, me quedaré a hacer una pijamada con Anko, ¿quieres quedarte también? —preguntó la castaña

—Oye, se supone que solo seriamos nosotras dos, ni siquiera invite a Yugao —dijo Anko intentando murmurar, pero hablando lo suficientemente alto como para que su hermana la escuchara y la mirara mal.

—Oh, lo siento, será otro día Yamato —dijo Rin.

—Está bien, yo si debo irme a casa. Hasta mañana —El chico se despidió de todas para ir hacia su hogar.

—Hijo, ¿eres tú? —preguntó Dan al escucharlo entrar

—Sí, perdón por tardar, estaba con las chicas. —contestó Yamato yendo a la sala donde se encontraba su padre.

—Oh, ya veo, solo ve con cuidado, ya sabes el caos que está hecho todo por el “Hanahaki” —dijo Dan

— ¿Hanahaki? —repitió Yamato, se sorprendió un poco al escuchar el nombre del libro.

—Ya sabes, la enfermedad de las flores. Ah, cierto, que ese no es su nombre oficial, es que tu madre se refiere a él así y se me quedo. —explico el mayor

—Entiendo papá. —Claro, Anko lo había escuchado de su tío, de seguro ellos ya estaban más que enterados de la existencia del libro— ¿Mañana llegaras a casa temprano? —preguntó Yamato

—Espero que si

— ¿Podrías acompañarme a cortarme el pelo?

— ¿Y eso por qué? ¿Ya no te gusto largo?

—Pues…debo probar cosas nuevas, ¿no? Fue lo que dijiste el otro día

— ¡Claro! Si, si, mañana paso por ti a la escuela y vamos —dijo emocionado Dan. Conocía bien a su hijo, sabía que era introvertido y le gustaba mantenerse en su pequeña zona de confort, por eso intentaba sacarlo de ahí, pero siempre recibía negativas por parte del menor, esta era una buena oportunidad para hacerlo.

—Si las cosas son así, entonces tenemos un gran problema —decía Obito que charlaba con Itachi. En la entrada de la escuela

— ¿Decirme qué? —preguntó el castaño llegando

—El profesor de inglés, ¿recuerdas esos rumores respecto a que tenía Hanahaki? —hablo Itachi, Yamato asintió. —Parece que él intento lo de declararse.

— ¿Y le funciono? —cuestionó Yamato interesado

—No, Yamato…él no fue correspondido —el tono de Itachi se puso serio. —Murió...por algo que llamaron como síndrome de corazón roto

— ¿Qué? —preguntó consternado.  

—Parece ser que…si nos declaramos y no somos correspondidos, también vamos a morir —dijo Obito cabizbajo

—El libro no decía nada de eso —reprocho el castaño.

—Porque el amor del enamorado si fue correspondido, pero si no, parece que la muerte no se conmueve por ti… —explicó Itachi. —Nuestras opciones son, Declararnos y ser correspondidos para poder curarnos; Declararnos y no ser correspondidos para morir por el síndrome de corazón roto; No declararnos y dejar que cuando los cerezos florezcan, las flores llenen nuestros pulmones y muéranos; O la operación para removerlas, pero dejando de sentir.

—La mayoría son horribles, solo una es buena —dijo Obito desanimado.

—Si nos declaramos, debemos estar seguros de que nos van a corresponder —habló Itachi viéndolos a ambos.

La esperanza…era algo tan simple que podía desmoronarse en cuestión de segundos.

Yamato se giró para ver una cabellera castaña a su lado.

—Más tarde seguimos hablando de esto, debo encargarme de algo —les dijo para irse tras aquel chico.

Itachi y Obito se vieron entre ellos confundidos. ¿Qué tramaba Yamato?

— ¡Iruka! ¿Podemos hablar? —preguntó acercándose al castaño que iba charlando con otro chico.

— ¿Sobre qué? —preguntó con cierta molestia Iruka

—Debo preguntarte algo…en privado.

Iruka vio a su amigo para soltar un suspiro. —Luego seguimos charlando Ebisu-senpai.

Ambos salieron del edificio para irse a un lugar apartado.

—Bien, ya estoy aquí, ¿qué quieres?

Yamato no era bueno iniciando charlas, lo mejor era ir directo al punto. —¿A ti te gusta Kakashi-senpai?


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