Dejo el objeto en la cama en su mesa de noche y fue corriendo al baño, quizá solo estaba alucinando, no podía ser un pétalo. Mojo su rostro con agua fría para despejarse un poco. Se calmo tanto como pudo y entonces regreso a su cama para ver el pétalo justo donde lo dejo.
—No puede ser cierto —dijo para sí mismo entrando en pánico de nuevo. Primero el dolor de su pecho y ahora ese pétalo, debía ser una pesadilla por lo que le dijeron Sukea y Anko.
Salió de su habitación alertado buscando a sus padres, sonrió al ver la luz de su habitación prendida. Se acercó y estaba a punto de tocar la puerta la puerta cuando escucho la charla que acontecía del otro lado.
—Esto me tiene tan estresada, intentamos mantener la información secreta pero los rumores ya se han comenzado a extender más, la gente ha comenzado a alarmarse y seguimos sin saber de dónde demonios salió esta enfermedad —se quejaba Tsunade, incluso si no podía ver su rostro por su tono se escuchaba frustrada.
—Sabes que yo no desconfió de ti cariño, pero ¿toser flores? ¿Realmente puede ser posible? —preguntó Dan que le creía totalmente a la mujer, ella era la experta y estudiada, pero seguía incrédulo ante lo que escuchaba.
—Es que debes verlo, ellos tosen pétalos, las radiografías muestran flores en sus pulmones que no sabemos de donde demonios salen, ya Orochimaru les hizo todo tipo de estudios a las flores, pero no hay nada anormal en ellas. No sabemos de donde salen, como se originan solo un día les aparecen y ya, todos los pacientes son distintos, nadie tiene nada en común, no logramos comprender nada. Tenemos miedo de que llenen los pulmones y terminen con la vida de las personas. —explicaba Tsunade, escucho un ruido afuera pero no le dio relevancia.
—Ya, ya, eso seria muy extremo, no pienses en lo peor cariño, mejor vamos a descansar, con un buen sueño de seguro te despejas un poco y mañana estarás fresca para seguir investigando —decía el hombre mientras la recostaba en la cama.
—Si, tienes razón, necesito descansar un poco. Me siento mal por Yamato, estos días lo hemos tenido muy descuidado
—El enano es un buen niño y estoy seguro de que lo entiende, ya se lo vamos a recompensar después.
Las piernas de Yamato le habían dejado de responder y cayo al suelo; Entonces era verdad, todo eso era en serio, realmente había una extraña enfermedad donde tosían flores, y él acaba de toser un maldito pétalo. Se levantó y fue a su habitación para ocultarse en su cama.
La noche pareció eterna por sus abrumados pensamientos, pero el día siguiente finalmente llego.
— ¿Qué te paso? Te ves horrible —soltó Anko al verlo totalmente desaliñado
—No pude dormir bien —contestó el castaño
—Sí, ya nos dimos cuenta por esas ojeras de mapache que tienes —siguió Anko
— ¿Por qué no dormiste bien? —preguntó Yugao
—Pues…—Yamato se quedó pensando, ¿era buena idea decirles a ellas lo que le paso? Eran sus mejores amigas y confiaba totalmente en las dos, pero también eran sus vecinas y si les decía irían corriendo a decirle a su madre y tampoco quería decirle a ella, se preocuparía demasiado y ya tenía bastante con la carga del hospital. Lo mejor era esperar hasta estar seguro de lo que le pasaba, de tener más información sobre aquella enfermedad. —ayer me cambiaron como compañero de Kakashi-senpai durante el entrenamiento y me deprimí un poco por eso, eran las únicas oportunidades donde lo tenía cerca.
—Vamos, no es para tanto, ya tendrás más oportunidades —le dijo Anko dándole palmadas en la espalda. — Sé que se te dificulta hablar con él pero solo debes ver a Kakashi como otra persona más, otra persona encantadoramente atractiva y con aura que te atrapa pesar de que es un poco seco con las personas, pero solo es otro chico normal
—No ayudas Anko —regañó Yugao
—No importa, Anko tiene razón, ya tendré más oportunidades —contestó Yamato asintiendo. De momento le interesaba saber más sobre la extraña enfermedad que sobre su senpai, pero ¿quién podría saber? Vio a sus compañeros caminando despreocupados hacia el edificio de la escuela, y entonces una cabellera castaña atrajo su atención. —Las veo luego —dijo Yamato antes de irse corriendo
—Mira, ya va a interactuar con alguien más que nosotros, que rápido crece —bromeo Anko
— ¡Sukea-senpai! — exclamó Tenzō acercándose
—No me digas senpai —se quejó el castaño girándose a verlo— Ah, eres tú, imán de balones
—Te dije que me llamo Yamato, como sea, necesito tu ayuda
— ¿Mi ayuda? —Sukea arqueo una ceja confundido, era extraño que alguien se acercará a él, generalmente quienes necesitaban ayuda iban tras el genio de su gemelo, no él. — ¿Para qué?
— ¿Recuerdas lo que me mostraste ayer en tu teléfono? En twitter —indicó el castaño
—Ah, sí, sobre la enfermedad de las flores
— ¿Me lo podrías mostrar otra vez? Quiero saber quién subió esa información
—Lo ves, twitter si es útil —dijo Sukea mientras sacaba su celular para mostrarle un twitt—Es este
Yamato leyó la información de un chico que relataba como era tener la enfermedad.
Obito se acercó con dos sodas y le estiró una a su amigo —Toma Sukea, ¿qué hacen?
—Imán de—Sukea se detuvo para formular bien lo que diría—Yamato quiere saber sobre la enfermedad de la que nos habló Anko
—Ya te lo dije, suena muy tonto —replico Obito
—Pero Itachi ha estado posteando que la tiene —le dijo Sukea
—Itachi debe tener neumonía o algo así, desde niño ha sido enfermizo —habló Obito restándole importancia
— ¿Itachi fue quien posteo esto? —preguntó Yamato interrumpiendo la charla de ambos
—Sí, él mismo —contestó Sukea
—Entiendo, muchas gracias por todo Sukea —Yamato hizo una leve reverencia para irse corriendo
— ¿Y ese qué tiene? —cuestionó Obito al verlo irse.
—No sé, pero creo que me agrada —contestó Sukea sonriendo, Obito se giró a verlo confundido.
Uchiha Itachi era su compañero de clases. No lo conocía mucho, solo socializaba poco o nada con él en el salón de clases, y desde que lo conocía padecía de una tos frecuente, así que era difícil saber si tenía aquella enfermedad o era su tos común.
Se sentía en una situación desesperada así que necesitaba medidas desesperadas, y para él esas medidas desesperadas eran SOCIALIZAR.
Entro al salón y vio a su alrededor buscándolo con la mirada. Itachi estaba siempre en los lugares al frente ya que tenía problemas de visión, y si, estaba ahí, en el primer asiento frente al pizarrón. Se acercó de forma tímida al chico que estaba revisando sus apuntes.
—Itachi —lo llamo en un tono de voz baja sin obtener respuesta. —Itachi —insistió subiendo su tono atrayendo finalmente la atención del chico.
— ¿Qué pasa? —preguntó el azabache girándose a verlo
— ¿Podemos hablar? —preguntó Yamato regresando a su tono de voz bajo.
—Claro —Itachi cerró su libreta para centrarse en el castaño
—Pero… ¿puede ser afuera? —preguntó al notar como había atraído la atención de varios compañeros, claro, era extraño escuchar al chico callado decir más de 3 palabras por voluntad propia y no porque el profesor se los pidiera.
Itachi asintió y salió del lugar seguido de Yamato.
—Yo…perdón si soy directo pero—intentaba acomodar las ideas ya que lo que iba a preguntar no era nada común —escuche que tienes esa extraña enfermedad
— ¿Y me crees? —preguntó Itachi
—Sí, ¿por qué no lo haría? —hasta antes de toser ese pétalo no lo hacía, pero ahora creía firmemente en las palabras que Itachi había twitteado.
—Pues muchos dicen que es una mentira, en twitter me han atacado porque dicen que estoy mintiendo pero es enserio, toso flores —explicó el chico de forma tranquila. Yamato no entendía esa calma cuando le estaba diciendo que tosía flores.
— ¿Ya has ido al médico? —interrogo el castaño
—Sí, pero me dijeron que tendrían que hacerme exámenes y estudios así que no me quede
— ¿Por qué? Quizá ellos te pudieron ayudar
—Teníamos examen ese día, no podía faltar
—Entiendo. ¿Sabes cómo inicio?
—Un día tenía un dolor en el pecho, pensé que fue porque había hecho ejercicio de más, pero…luego en la tarde comenzaron los ataques de tos, y eran distintos a los que tengo siempre, sentía como si me ahogara con algo en la garganta así que tosí y tosí hasta que escupí un par de pétalos. Los ataques de tos van y vienen, pero cuando regresan son más fuertes y cada vez saco más y más pétalos.
— ¿Entonces no te dan por algo en específico? Como una alergia o algo así
Itachi negó con la cabeza—Solo aparecen de un momento a otro —dijo mientras veía como se iban acercando dos personas al salón, una castaña y un azabache que charlaban alegremente. Itachi los vio fijamente, sintió como aquel dolor en el pecho se hacía presente y entonces el ataque de tos llego. Comenzó a toser así que cubrió su boca.
—Oye, ¿estás bien? ¿Itachi? —lo llamaba Yamato viendo como Itachi se encogía ante el ataque.
— ¿Qué está pasando? —preguntó el azabache que iba entrando al salón.
—Tiene un ataque de tos, pero suena como si se ahogara —contestó Yamato preocupado
—Tranquilo Itachi, intenta controlar tu respiración —dijo Shisui poniendo su mano en la espalda de Itachi quien se fue calmando gradualmente hasta poder erguirse. — ¿Estas mejor? ¿Quieres que te lleve a la enfermería?
Itachi negó con la cabeza y vio a Yamato para abrir su mano. —Lo ves… —dijo mostrándole múltiples pétalos rojos en esta.
— ¿Qué es eso Itachi? —Preguntó Shisui atónito— ¿Es esa nueva enfermedad? ¿Por qué no me dijiste que la tenías?
—No me ibas a creer —contestó Itachi
Yamato vio los pétalos y salió corriendo.
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—Un minuto más allá dentro y me iba a explotar la cabeza —comentó Tsunade mientras salía al exterior del hospital.
—Esto se está complicando y seguimos sin ninguna respuesta —habló Orochimaru que iba tras ella
—Nada tiene sentido, pero debe haber una explicación, hay que seguir trabajando hasta encontrarla —dijo firme la mujer
— ¡Cariño! — Tsunade se giró a ver quién la llamaba, era Dan que iba con varias bolsas. —Te lo dije, es su hora de comida
— ¿Qué hacen ustedes dos aquí? —cuestionó la mujer cruzándose de brazos
—Les trajimos un almuerzo sorpresa —respondió un hombre de pelo blanco
—No estamos de humor para ustedes —habló Tsunade
—Bueno, entonces no hay desayuno para ti, pero si para mi serpiente favorita —Jiraiya se acercó a Orochimaru
—Tampoco estoy de humor —respondió de forma seca el hombre
— ¿Por qué le dices “serpiente” de cariño? Deberías ponerle un apodo más lindo —habló Dan
—Él me dijo que le gusta —se defendió Jiraiya
—Te lo dije de broma —dijo Orochimaru
—No puedo saber cuándo bromeas o no, siempre hablas igual —reprocho Jiraiya. —Como sea, vamos a comer
—Anda cariño, vamos a que te despejes un poco, te traje tu comida favorita —dijo Dan poniendo su mano en el hombro de Tsunade
—Bien, vamos
— ¿Por qué tienen esas caras tan largas? —preguntó Jiraiya mientras sacaba la comida
—Mucho trabajo —contestó Tsunade
— ¿Están así por esa enfermedad rara? —cuestionó Jiraiya
— ¿Tú le dijiste? —Tsunade vio molesta a Dan quien negó rápido
—Yo fui, no dejo de molestar hasta que se lo dije —habló Orochimaru
—Necesitaba saber que le quitaba el sueño a mi amigo —dijo Jiraiya
—Da igual ya que lo sepa, hoy darán la noticia en las noticias —replico Orochimaru con pesadez
— ¿Y ya saben algo? ¿O por qué ya lo dirá la prensa? —preguntó Jiraiya
—Están aumentando los casos, cada vez hablan más de eso en redes sociales, y nosotros seguimos sin saber qué demonios sucede con esta enfermedad —se quejó Tsunade
—El principal síntoma es que tosen flores —Jiraiya puso su mano en el mentón mientras pensaba. —Recuerdo haber leído algo así en un libro que me prestaron mientras hacia una investigación hace tiempo
—Sales con alguno de tus estúpidos libros eróticos y te golpeare —amenazó Tsunade
—No, no, nada de eso, era un libro de romance, uno muy antiguo se llamaba “Hanahaki”
— ¿Hanahaki? ¿De qué trataba? —preguntó Dan curioso
—Habla sobre un romance no correspondido, un enamorado comenzaba a toser flores por la impotencia de no poder acercarse a su amor, las flores fueron llenando sus pulmones, la muerte fue por él pero se negaba morir, aun había algo que debía hacer así que la muerte le dio permiso de hacer aquella cosa; el enamorado busco a su persona amada y le confeso finalmente su amor, la persona le correspondió, la muerte, conmovida ante aquel acto de amor removió las flores de sus pulmones así que pudo seguir viviendo —contó Jiraiya
—Suena como una tontería, eso no puede ser verdad —replico Tsunade
—Hay que intentar —dijo Orochimaru
— ¿En serio? ¿Crees que esto simplemente desaparezca si alguien le corresponde a una de estas personas? —preguntó Tsunade incrédula
—No, hay que quitar las flores de los pulmones —dijo Orochimaru girándose a ver a Tsunade
—No lo hemos hecho porque no sabemos las consecuencias que eso podría traerle a los pacientes, además de que los pulmones son una zona muy delicada, tendríamos que ser extremadamente cuidadosos
—Hay que intentar —insistió Orochimaru—Hablemos con el director del hospital para sugerirlo. Una vez que los noticieros suelten la bomba la gente va a entrar en pánico, probablemente habrá una histeria así que debemos encontrar rápido una cura o una explicación a esta… “Hanahaki”
—Ah, si te gusto el nombre —indicó Jiraiya sonriendo
—Es un nombre apropiado, supongo
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Yamato corría por el lugar alterado. Subió a la azotea de la escuela, necesitaba aire fresco.
Respiro hondo para controlarse, vio sus manos las cuales estaban temblando. Entonces sus pulmones se llenarían de esos pétalos, y si sus pulmones se llenaban de pétalos moriría, ¿no? Así funcionaban las cosas.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó alguien acercándose a sus espaldas provocando que se sobresaltará.
—No es de tu incumbencia —respondió estando en aquel ataque de nervios.
—Este no es un lugar para los alumnos —dijo poniendo su mano sobre el hombro de Yamato para notar que todo su cuerpo temblaba. — ¿Estás bien?
—Si, es solo que yo —Yamato se giro a ver aquella persona, era Kakashi. Sintió algo morir en su interior por haberle contestado de aquella forma tan grosera. —Estoy bien, senpai
— ¿No se supone que deberías estar en clases?
—Sí, pero… ¿Tú no deberías estar también en clases? —Yamato intento devolver la pregunta.
—El profesor de esta hora se enfermó así que la tengo libre
—Ah entiendo, es genial, ¿no? —dijo nervioso
—No, no lo es, ¿por qué seria genial que un profesor se enferme? —cuestionó Kakashi viéndolo extrañado
Se quedo unos segundos callado pensando su respuesta pero estaba en blanco así que simplemente soltó lo primero que se le vino a la mente—Si no es un lugar para alumnos, ¿qué haces tú aquí? También eres un alumno —dijo Yamato. Entre más palabras decía más quería enterrar su cabeza en el suelo, ¿por qué actuaba como un idiota frente a Kakashi? Se supone que le gustaba pero parecía que lo odiaba por como respondía.
—Yo…bueno —Kakashi desvió su mirada dudando de su respuesta. —Me gusta la vista de este lugar —dijo caminando hacia la orilla del edificio.
Yamato lo siguió para ponerse a su lado. —Si, es una vista bastante linda
Kakashi se quedó ahí apreciando el paisaje, Yamato se puso a su lado sin decir nada. Esa era su oportunidad, la oportunidad perfecta para hablar más con Kakashi y no podía decir ni una sola palabra, solo se podía quedar acompañándolo en aquel momento en un silencio profundo, pero que no era incomodo.
El Hatake parecía sumido en sus propios pensamientos, perdido en su mundo viendo el paisaje, Yamato veía igual apreciaba algo hermoso a su lado. En su mente estaban dos pequeños Yamatos peleando, uno gritaba que le hablara, el otro le decía que simplemente se quedará callado, si Kakashi era como él entonces disfrutaba esa tranquilidad y silencio; Pero el pequeño Yamato gritón sobresalía, quería hablarle a Kakashi, quería hablar y hablar con él, acercarse más, tirarse a sus brazos y decirle que lo amaba, pero no, ese no era su verdadero yo, era solo un pequeño impulso de emoción por tener finalmente a su amor platónico cerca.
Yamato no supo cuanto tiempo estuvieron así, en ese silencio, Kakashi vio su reloj, era hora de su siguiente clase.
—Debo irme —dijo el Hatake caminando de regreso hacia la puerta del edificio.
—Yo igual, a la siguiente clase si debo entrar —Yamato fue tras él.
Ambos iban de nuevo callados hasta que les toco separarse en un pasillo.
—Oye…Yamato —lo llamo Kakashi atrayendo su atención. —No faltes al entrenamiento de hoy, me acostumbre a tenerte como compañero.
—Bien, estaré ahí —contestó Yamato asintiendo
Kakashi sonrió de lado. —Nos vemos en el entrenamiento entonces —soltó antes de irse.
Yamato fue a su salón, iba con su habitual expresión calmada, pero por dentro el Yamato gritón estaba eufórico. A Kakashi le agradaba, incluso si le contestó mal o si ni siquiera cruzaron tantas palabras, le agradaba y hasta le sonrió. Durante todo ese rato incluso se olvidó de la extraña enfermedad; se había dicho así mismo que debía concentrarse en reunir información, pero ahora solo podía pensar en Kakashi y nada más que Kakashi.