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Volverte a ver [OneShot Sterek] por CoeurPourpre

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Derek mentiría si dijese que no estaba nervioso por regresar a Beacon Hills, Breaden se había ido, había sido muy clara y sincera con él, la morena sabía todo y Derek se sintió demasiado expuesto.

–Sé lo que sientes por Stiles –había soltado de la nada, mientras el moreno se encontraba cenando. –Mira tú…no sientes nada por mí y quizás yo tampoco lo sienta… –murmuró. –Digo…te quiero, pero estoy convencida de que no es de la misma manera en la que tú quieres a Stiles –Breaden había sonreído, no parecía para nada enojada ni molesta, Derek no entendía lo que pasaba, se obligó a tragar la comida que tenía en la boca y respiró calmadamente.

– ¿De qué hablas? –se defendió, frunciendo el ceño.

–No fijamos más, ¿quieres? –Breaden tomó asiento en la silla de siempre, a un lado del moreno. –Quizá desde un principio lo supe, pero tú nunca mencionaste algo y pensé dejar mis intuiciones a un lado.

–Sigo sin entender Breaden…

–Anoche, cuando llegué tú ya estabas completamente dormido, ni si quiera me escuchaste entrar…comenzaste a hablar y dijiste su nombre, muchas, realmente muchas veces… –Derek la miró aún más confundido, sin saber qué hacer o qué decir. –Es normal que no lo recuerdes porque quizá el que hablaba era tu lobo…pero si somos sinceros lo que tú y tu lobo quieren es lo mismo –la morena estiró una de sus manos, colocándola sobre la mano que Derek tenía sobre la mesa. –No sé cuáles fueron tus motivos para venir aquí, conmigo… –sonrió, acariciándole la mano con el pulgar. –Pero sí de algo estoy segura es de que…Derek, mereces ser feliz.

Derek no supo qué decir, cerró los ojos un momento en lo que sus descolocados pensamientos se calmaban. Miró a Breaden con pena, sintiéndose mal consigo mismo al no poder alejarse completamente de sus deseos y prácticamente vomitarle que no la quería.

–Lo siento… –susurró.

–No te disculpes, ya te digo…creo que lo supe desde un principio –sonrió. –La mirada que le diste cuando nos íbamos…son de esas miradas que no le das a cualquiera –la cazadora soltó una pequeña risa y Derek se contagió. –Prácticamente le gritaste ‘Te amo, vas a estar bien, voy a regresar por ti’ –Derek sonrió de nuevo y su lobo se retorció ansioso en su interior. –Tienes que ir por él Derek…Stiles no es de las personas que encuentras dos veces en la vida, debes aprovechar la oportunidad de ser feliz…

– ¿Y si él no se siente de la misma manera? Y si él…

–Cállate lobo bobo –se burló, sin dejar de sonreírle. –Stiles te ve con ojos de amor, con devoción… –se encogió de hombros, parecía irónico que su amigo no se diera cuenta de las cosas. –Él se preocupa por ti…por Dios Derek, casi iba a echarse a llorar cuando tú y yo nos marchamos, ¿Es que acaso estás ciego? Él igual está que se muere por ti.

–¿Qué tan segura estás de eso?

–Derek, verás…creo que ya hice suficiente –la cazadora volvió a reír. –Más tarde voy a irme a una misión, ya sabes cosas secretas… –arrastró la silla hacía atrás para levantarse, regalándole una mirada llena de esperanza. –En verdad espero que vayas a Beacon, Stiles y tú hacen una buena pareja…deben ser felices Derek.

Derek vio como su ahora ex novia dejaba la casa que habían estado compartiendo los últimos meses, le estaba costando bastante entender lo que estaba pasando, Breaden se había dado cuenta de que sus sentimientos por Stiles no sólo no se habían alejado de él, sino que también habían aumentado. Se sintió pésimo por haber sido tan cobarde como para no quedarse a lado del castaño, él lo sabía, era consciente de sus sentimientos hacía Stiles, pero el miedo siempre hablaba antes que él, así que lo más fácil había sido tomar las maletas e irse con la cazadora.

Ahora no sabía qué hacer. En el mejor de los casos su regreso a Beacon tendría un resultado exitoso y en el peor Stiles se alejaría de él al confesarle sus sentimientos. Estaba hecho un lio, se levantó de la mesa encontrando que la idea de ir a dormir sería la mejor, ya pensaría las cosas con más calma mañana por la mañana.

Sin embargo, lo que menos hizo estando en la cama fue dormir. Su mente no dejaba de darle vueltas a los mil y un escenarios que podría encontrarse en su regreso al pueblo, si bien le iba, confesarle sus sentimientos al castaño no saldría tan mal y si bien eso tendría un resultado positivo aún estaban las otras posibilidades que bien podrían arruinarlo todo.

Derek era mayor. Stiles tenía 5 años menos que él y aunque tratase de no pensar en eso, le aterraba un poco lo que el Sheriff Stilinski le diría, si bien estaba casi completamente excomulgado por todos los sucesos del pasado, el no ser lo suficiente para el castaño le agobiaba. También estaba la parte en la que pensaba sería una atadura para él, Stiles tenía tantas cosas por vivir y la idea de ser un impedimento para ello igual le molestaba.

Ni si quiera notó cuando se quedó dormido pero al día siguiente fue lo mismo, el pensamiento de todas y cada una de las posibilidades lo abrumaba por completo, pero si de algo estaba seguro era de que no sabría el resultado si no actuaba, así que tres días después de que Breaden se marchara había tomado la decisión de regresar a Beacon Hills.

Debía avisarle a alguien. Peter parecía no querer contestar sus llamadas y él no tenía vehículo para moverse hasta el pueblo, así que decidió comunicarse con Scott. El moreno se había emocionado tanto al ser sabedor de su retorno que eso logró alegrarlo un poquito más.

El día había llegado, tomó sus pocas pertenencias y salió de la casa en cuanto el taxi que había llamado llegó, pasó las cuatro horas del vuelo intentando recordar qué era lo que hacía, sintiéndose realmente nervioso.

El cuello le hormigueaba y su lobo se removía en su interior, temblando con anticipación. Derek tuvo que respirar profundo repetidas veces para no perder el control y no ocasionar un disturbio a medio vuelo.

Sitió que el avión descendía y su cuerpo entero vibró. Intentó no actuar demasiado raro, pero sentía que toda su piel se estaba erizando y sus sentidos lobunos se activaron.

Hizo todo lo necesario. Bajó del avión y esperó pacientemente a recoger su equipaje, estaba haciendo una lista mental de todo lo que tenía que hacer cuando algo simplemente pasó.

Sus sentidos dieron un respingo y tuvo que concentrarse para restringir los diversos aromas que circulaban cerca de él para poder concentrarse solamente en uno, el cual a su vez estaba complementado por otros aromas. Café en su mayoría, tierra, aromatizante de auto, gel de baño, colonia y el singular aroma a Stiles. 

Buscó con la mirada hasta encontrarlo, frente a él, a unos metros de distancia estaba un muy confundido Stiles, vistiendo un suéter color rojo que resaltaba de sobremanera su blanquecina piel y aún en la distancia en la que se encontraban, podía jurar estar viendo las diminutas pecas que le adornaban el rostro. Stiles estaba estático, su boca tenía un amago de sonrisa y sus ojos lo miraron de tal forma que lograron acelerarle el corazón con violencia.  

Las cosas sucedieron como si en cámara rápida se tratase. De pronto, todo pasó a segundo plano, porque lo que más le importaba en ese momento era el adolescente que había comenzado a acelerar su paso, casi corriendo, para llegar a su lado. Él también avanzó, casi empujando a los que osaban atravesarse a su paso.

No tuvo que decir algo, Stiles se aferró a su cuerpo en cuanto lo tuvo lo suficientemente cerca y su lobo agradeció eso, regocijándose en su interior por sentir al castaño tan cerca.

Derek se quedó estático por algunos segundos, aún no creía lo que estaba pasando, pues en el momento en que sintió que los cálidos brazos del castaño rodeaban su espalda y en el instante en el que la cabeza de Stiles se pegó a su pecho, cualquier preocupación y cualquier sentimiento de duda se esfumaron, siendo reemplazados rápidamente por el sentimiento de paz y de tranquilidad que lo abrumaron por completo.

Lo abrazó con la fuerza necesaria para mantenerlo cerca de su cuerpo sin llegar a lastimarlo, una sonrisa le nació en automático, Stiles comenzó a emanar un aroma que a Derek le resultaba bastante característico.

Era el mismo que olía en su madre cuando veía a su padre y se parecía al que Scott tenía cuando veía a Allison. Un aroma tan dulce que sólo podía significar una cosa.

Amor. 

_____

Para Stiles el día había comenzado más temprano de lo normal y Scott era el culpable. Atendió la llamada para que su celular dejara de sonar tan malditamente fuerte, respondió a medias y supo que había sido un error el haber contestado cuando su mejor amigo le pidió ir a recoger a alguien al aeropuerto.

No le dio detalles, ni siquiera el nombre de la persona pero intuía que era alguien que ya conocía, eso o Scott se había encargado de darle santo y seña de su imagen y describir personas no era una cualidad que el lobo poseyera.

Se levantó a regañadientes de su cálida cama, caminó hasta el baño y realizó toda su rutina, esperando salir más despabilado después de la ducha. Salió de su casa no sin antes llevarse algo de café lo suficientemente cargado como para no dejar descansar a su cerebro.

Pensó en muchas personas, distintos rostros desfilaron por su mente, sin embargo, nada lo preparó para ver a Derek Hale en el aeropuerto, fue casi automático el encontrarlo con la mirada, se paralizó al instante, queriendo salir corriendo de ahí cuando la realidad de cuanto lo había extrañado le pegó como si de un balde de agua fría se tratase.

Tenía sentimientos por Derek, incluso más fuertes de los que una vez tuvo por Lydia, su partida le había dolido bastante e hizo lo que pudo para intentar alejar esos sentimientos que sabía no serían correspondidos por el lobo amargado. Pero ahí estaba, con el corazón latiéndole con fuerza y las lágrimas amenazando con salir de sus ojos porque estaba terriblemente enamorado de Derek Hale.

Scott lo sabía y el muy cabrón lo había mandado deliberadamente a la boca del lobo.

Que sus ojos se encontraran con los de Derek, fue un choque eléctrico que le recorrió el cuerpo entero. No era consciente de lo que estaba haciendo, pero se vio corriendo hacia él, deseando en sobremanera abrazarlo con fuerza.

Y así lo hizo, apoyó su cabeza en el pecho del moreno y se permitió respirar su aroma. Si fue confuso para el castaño que Derek estuviera acercándose a su encuentro casi con la misma velocidad que él, el hecho de que lo estuviera abrazando con fuerza le hizo tirones el estómago.

Ninguno de los dos dijo algo y en el momento en que rompieron el tan ansiado contacto se regalaron una mirada que lo dijo todo. Derek lo sacó casi a rastras del aeropuerto, pidiéndole las llaves del jeep para manejar de regreso al pueblo.

Ambos seguían callados, Stiles agradeció eso porque estaba lo suficientemente nervioso y su cerebro estaba lo suficientemente activo como para comenzar a decir cosas sin sentido en cuando le dieran la oportunidad de hablar.

Llegaron al loft de Derek y el castaño lo siguió sin problema alguno. De ahí lo siguiente de lo que fue consciente es que Derek lo tenía arrinconado en alguna de las paredes del departamento, mirándolo de tal manera que sintió que las piernas le temblaban.

–No tienes idea de cuánto de extrañé –confesó.

Stiles se quedó sin palabras, simplemente embobado por la mirada que los aceitunados ojos del moreno le regalaban y aun así él fue quien dio el primer paso. Lo besó con tantas ganas que sintió que el mundo se desvanecía a su alrededor.

Le agradeció mentalmente a Scott y en alguna parte de su mente anotó que debía comprarle algún regalo.

La desesperación de ambos era evidente, se besaron con tantas ganas y tanta fuerza, que sintieron que los labios les dolían. En algún punto habían comenzado a caminar hasta la empolvada cama y se quedaron ahí, Derek cerró los ojos sintiendo que por fin descansaba y Stiles se sentía tan feliz recostado junto a él, apoyando su cabeza en el pecho del moreno y dibujándole círculos por encima de la ropa.

–Gracias por regresar Sourwolf… –susurró.

–Necesitaba volverte a ver –murmuró antes de quedarse dormido.

No sabía qué pasaría después, no quería pensarlo. Pero si después de todo iba a poder estar de esa manera junto a Stiles, cualquier cosa o situación que tuvieran que enfrentar, iba a valer la maldita pena.


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