Recorría los pasillos del museo, como lo hacía todos los días desde que había terminado todo aquel desastre, que había culminado con la muerte de Eren. Aunque le era imposible caminar y para movilizarse lo hacía desde una silla de ruedas, no faltaba a su importante cita de cada día, en uno de los pasillos de aquel museo se encontraba un busto esculpido en mármol con el rostro de Erwin.
Como era tan terco, no dejaba que sus cuidadores lo ayudaran a movilizarse, él solito había aprendido a desplazarse por las calles y las aceras de aquella ciudad que para entonces era una moderna metrópoli nacida de las cenizas de la antigua ciudad.
Cada día se colocaba justo frente a aquella estatua, la contemplaba en silencio por largo rato y después continuaban los monólogos por el resto de la tarde, hasta que los pasos del celador, le anunciaba que había llegado la hora de regresar a su hogar.
Nunca inclinó la mirada al suelo, la última vez fue por una promesa que cumplió hace ya mucho tiempo, pero ante aquella estatua se sentía vulnerable, era ahí donde su vida daba un vuelco y venían a su mente aquellos recuerdos tanto de amor como de dolor y sufrimiento.
Erwin era valiente, además de tener una gran habilidad en detectar aquellos soldados que serían una pieza fundamental dentro del escuadrón de operaciones especiales del Cuerpo de Exploración.
De igual manera entre ellos creció más que una amistad y una confianza ciega el uno en el otro, tan fuerte que tarde o temprano se llegaría a dar entre ellos una relación que se mantuvo en secreto ante los ojos de los demás, siendo solo Hange la que conociese de la situación, guardándose el secreto que le llegó a doler en el alma.
Levi amó profundamente a Erwin, entregándose a su amado cada vez que les fuera posible, por eso, cuando tuvo la oportunidad de salvarlo, no quiso ser egoísta y condenarlo a ser un titán. En lo profundo de su ser, sabía que su amado estaba cansado de todo… Era tiempo de descansar, aunque aquello se convertiría en constantes pesadillas que golpearían sus desoladas noches.
Erwin reclamándole su decisión, aquella que terminaría separándolos para siempre… Levi en silencio contempla la escultura del que fuese su amado, no se arrepentiría de aquella decisión, más su corazón no sería capaz de amar a otro ser que no fuera el rubio… Ni cuando, única vez, que Hange reveló su gran secreto y que se permitiera por un momento dejar de lado su misión. El estaba muy herido, pero fue capaz de escucharla, más no respondió nada.
Era el atardecer de su vida, único recuerdo de Erwin era aquel busto al que solía visitar para mitigar sus noches en las que renunciaba al sueño para no tener aquella recurrente pesadilla que golpeaba con fuerza su ser.
Sus cicatrices, sus lesiones que lo dejaron postrado en una silla de ruedas, contemplaban con tristeza la blanca y fría escultura y un loco pensamiento cruzó por su mente.
_ ¿Qué pasaría si? _ Se preguntó a si mismo
_ ¡Que locura! ¡Es solo una estatua! La estatua no puede sentir… Y, sin embargo, Erwin… Muero por un beso tuyo, aunque sea un beso frio, muerto, de unos labios que son incapaces de responder.
Ya viejo, cansado, mal humorado por los múltiples cuidados que Gabi y Falco tenían con él y prisionero de aquella silla de ruedas, aquel pensamiento se había apoderado de su mente a tal punto que dejó de tener pesadillas y sus noches interminables tenían un único pensamiento, aquella estatua que se había vuelto su obsesión.
Como siempre, desde muy temprano ahí estaba en el museo, contemplando la estatua del que fuera su amado, pero esta vez quiso estar tan cerca como lo permitiese su silla, volteó a ver sus manos lastimadas y respiró fuerte mientras las apoyaba en los descansabrazos de la silla e hizo el primer intento de levantarse…
Sus piernas temblaron y le pensaban mucho volviendo a sentarse…
_ Tsk… ¡A qué puedo hacerlo!
Un esfuerzo más estaba ahí de pie, mientras que con sus manos se aferraba a la escultura abrazándola con fuerza.
_ ¡Levi, despierta!
_ Tsk, Erwin ¿Qué haces? _ Dijo sorprendido al ver que entre sus brazos estaba Erwin abrazándolo e impidiéndole que cayera al suelo.
_ Te escucho todos los días, era justo que un día te pudiera abrazar.
_ Tsk, no creas todo lo que dije…
_ Lo sé, pero hoy vengo por ti _ dijo Erwin uniendo sus labios a los labios de Levi que poco a poco fue cayendo en el calor de aquel cuerpo…
Ese día el museo fue cerrado más temprano de lo habitual, según le informaron a Gabi y a Falco cuando se acercaron al museo, debido a la tardanza de Levi ese día por regresar a la casa.
Según el informe de la policía, un hombre había muerto en el museo cuando, por extrañas circunstancias que aún están en investigación, un busto de mármol le cayera encima.