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Never Not (KokoInu Week) por BombayLove

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes aquí presentes son de la autoría de Ken Wakui.
Todo esto para decir que sencillamente estos personajes y el universo donde se desarrollan sus vivencias no me pertenecen.
En cambio, la historia, sí.
« ADVERTENCIA: LAS ACCIONES Y ACTITUDES DE LOS PERSONAJES PRESENTADOS A CONTINUACIÓN PROBABLEMENTE NO SE CORRESPONDAN CON SUS CONTRAPARTES DEL MANGA/ANIME »
*No se admiten adaptaciones y mucho menos, PLAGIOS.
*Que tengas una feliz lectura.

 


 

Este oneshot tiene por título la canción de Lauv (pude haber buscado la canción por fuera de ese playlist, pero pienso usarla para el resto de la semana, así que...).

Ken aguantó la risa lo más que pudo, pero al oír el estornudo de Seishu por enésima vez durante esa mañana, ya no lo soportó más y se echó a reír a carcajadas. El aludido lo miró con una expresión de odio. Se quejó al darse cuenta que la visión de uno de sus ojos se nublaba. Levantó una de sus manos para rascarse, pero miró con detenimiento el guante que tenía puesto. Se quitó ese y el que tenía en la mano contraria con lentitud y, mientras cumplía con su cometido, divisó a Ken extendiéndole un vaso de agua. 
—¿Por qué no vas a descansar? Te ves para la mierda…
—Estoy bien.
El aludido agarró el vaso descartable mientras le murmuraba las gracias.
—Reafirmo mi autoridad como dueño de este taller mandándote a descansar.
De brazos cruzados, Ken parecía más alto. Quizás también era porque Seishu estaba sentado en una banqueta. Su oyente se puso de pie y se agarró de la motocicleta que estaba arreglando para no terminar en el suelo. Miró de reojo a Ken que, con los ojos cerrados y el entrecejo fruncido, se acarició el tabique nasal y suspiró. 

 


 

Seishu se despertó al sentir que algo goteaba sobre su cabeza. Al abrir los ojos vio la expresión de sorpresa en el rostro de Ken y su palma abierta cerca suyo. 
—¿Qué sucede?
La pregunta de Seishu fue interrumpida por un estornudo que escondió entre sus manos. 
—Creo que tienes fiebre. Mitsuya no responde mis mensajes, así que voy a ir a la farmacia por medicina. 
—¿Fiebre? 
El enfermo se llevó una mano a la frente para encontrarse con un trapo mojado que agarró y lo llevó frente suyo para observarlo.
—Espero que no te moleste que haya agarrado algo de la ropa que trajiste. Nunca te vi usándola, así que, corté un pedazo para tratar de bajarte la fiebre. 
—Está bien…
Su mirada estaba enfocada en el pedazo de tela de color blanco que tenía entre sus manos.
—Ni se te ocurra moverte de ahí, ¿eh?
Seishu dirigió su mirada hacia Ken. Hizo el intento de sonreír, pero sentía que hasta los músculos de la cara le dolían. 
—No es como si tuviera muchas ganas de hacerlo de todos modos. 
—Sigue durmiendo. No me tardo. 
El sonido del tránsito se oía lejano en la planta alta del taller. Una suave brisa entraba de algún recondijo. Esa fría sensación hizo que Seishu se hiciera un ovillo, envolviéndose dentro de la manta que tenía sobre su cuerpo. Se llevó el trozo de tela que todavía tenía en una mano a la altura de la nariz, pero apenas sintió su aroma, lo alejó.
—Qué asco. 
Mientras volvía a sostener aquel objeto cerca de su rostro, Seishu se preguntó hacía cuánto tiempo lo tenía. Mientras los recuerdos rebobinaban en su mente como si se tratara de una película fue quedándose profundamente dormido.

 



El patio del reformatorio era aburrido a no ser que hubiera una pelea. Para colmo de males, ese día hacía un frío de los mil demonios. Un estornudo se escapó del ovillo inmóvil que estaba contra una de las esquinas del enrejado que impedía que los reclusos escaparan. Ese ovillo no era otro más que Inui Seishu.
—Oye, Inui. —El muchacho levantó el cabello que caía sobre su rostro para mirar al guardia que había llamado su atención al otro lado—. Te trajeron algo.
Seishu suspiró y caminó hacia la entrada del patio a paso lento. El guardia abrió la puerta para dejarlo salir y lo escoltó hasta el puesto donde fue a buscar lo que había llegado. Era una caja de color verde esmeralda. La recorrió con sus manos y se dio cuenta de la delicada textura. Cuando se encontró con la mirada del guardia al otro lado del vidrio agarró el objeto con recelo.
—¡Oye! ¡Vamos! ¡Déjame ver qué te trajeron!
Escuchando la voz del guardia a sus espaldas, Seishu se dirigió a la entrada del pabellón donde estaba su celda.
—¿No volverás al patio?
El hombre que lo había escoltado llamó su atención, pero el recluso ni siquiera se molestó en volverse mientras le respondía.
—Nah. Con el frío que hace casi me quedo pegado a la reja. —Seishu entró a su celda y se sentó en la cama. Apoyó la caja entre sus piernas para abrirlo, finalmente. Dentro de la misma había una delicada bufanda de color blanco que levantó con sus manos antes de limpiarlas sobre su ropa. Debajo de ella había un sobre sin remitente dirigido a él. Seishu dejó la bufanda a un lado y sacó el papel doblado en dos que estaba dentro. Era una carta de Hajime en la que le deseaba un feliz día blanco. Seishu tuvo ganas de reír a carcajadas, pero solo terminó sonriendo. Lanzó todo dentro de la caja, a excepción de la bufanda, con la que rodeó su cuello antes de acostarse sobre el colchón—. Qué frío que hace…

 



El cliente cuya motocicleta había sido reparada por Seishu sintió tanta satisfacción con el resultado que le entregó dos cajas de comida de su local de ramen. El aroma que salía de aquellas cajas ocasionaba que el estómago del muchacho hiciera ruido anticipándose al festín. Hundido en la bufanda que tenía puesta, dirigió la mirada al semáforo de la acera de enfrente, pero, una persona de pie al lado del mismo terminó llamando su atención. Seishu esperó a que esa persona llegara frente suyo. Su expresión no cambió en lo absoluto al ver la sonrisa con la que lo saludó.
—Hola, Inupi.
—Koko… —El aludido hizo una seña para darle a entender que no lo había oído. Seishu puso los ojos en blanco antes de descubrir sus labios, muy a su pesar—. Dije tu nombre. 
—Ah. ¿Y así me saludas después de tanto tiempo? 
—¿Qué esperas que te diga? 
—Podrías empezar por un “hola”. 
—Hola. 
—Así está mejor. —Seishu no esperaba sentarse a beber un café con Hajime. Aunque podría haberle enviado un mensaje para conocer su paradero, sabía que las malas noticias volaban, y estaba bien con saber que, por lo menos, seguía vivo—. ¿Eso es ramen? 
—Sí. 
—¿Vas a comer todo eso solo? 
—Sabes que abrí un taller de motocicletas con Draken. ¿Para qué preguntas? 
—Tienes razón. Lo sé. —Hajime divisó la bufanda alrededor del cuello de Seishu. Estaba a punto de agarrar uno de sus extremos, pero sus manos estaban demasiado cálidas dentro de sus guantes de diseñador como para hacerlo—. Pensé que te la habían robado. 
—Eso dije. 
—No sabía que mentir se te daba bien. 
—Supongo que es así. 
El tiempo que tardó el semáforo en volver a ponerse en verde pareció eterno. No era como si a Seishu le disgustara o estuviera apurado por regresar. De haber sido por él, que el tiempo se detuviera aunque no tuviera ningún tema de conversación con su viejo amigo.
—Tengo que irme. 
—Claro. —Hajime empezó a caminar en sentido contrario a Seishu. Él lo llamó cuando se dio cuenta que el sonido de sus zapatos se alejaba cada vez más de él—. ¿Koko? Cuando quieras salir a comer algo, llámame o lo que sea. 
No necesitaba una respuesta a su invitación. Sabía que él lo había oído, y conocía perfectamente la expresión que tenía por ello en el rostro. 

 



Seishu entró al taller y dejó la bolsa plástica con las cajas de comida sobre el mostrador. 
—Bienvenido. —Ken se acercó a él mientras se limpiaba la grasa sobre el uniforme—. ¿Qué es ese aroma? 
—El cliente nos regaló comida. 
El aludido espió el contenido de la bolsa antes de volver la mirada al recién llegado. 
—Tendrías que haberme dicho que no usara eso. 
—¿Mh? 
—Esa bufanda. Desde ese día que te agarró fiebre que no te la sacas. 
—¿Sí? No me di cuenta… 
La mirada de Seishu bajó hacia el objeto sobre su cuello. 
—Es un regalo especial, ¿no? Ahora me siento para la mierda… 
—No importa. Aunque solo me quede un hilo, siempre tendré presente los recuerdos que hice con ella. 
—Los recuerdos permanecen, ¿eh? —Seishu volvió su mirada hacia Ken. Sintió que pese a estar refiriéndose a dos personas distintas, lo que ambos estaban sintiendo era exactamente lo mismo.

Notas finales:

¡Gracias por leer! :)

 


 

Desde hace un mes que sabía de este desafío, y estaba a punto de hacerlo con fanarts, pero el día 1 sigue en wip, así que... Nah, fics, ya fue xD como siemmmmmpre voy a estar escribiendo sobre el mismo día, así que espero poder escribir todo lo que quiero sobre este par que ya me quedé con ganas de escribirles algo en desafíos anteriores *el omegaverse y el angstruary la miran feo* ;;
Espero que disfruten de mis historias de la misma manera en que yo pienso disfrutar escribiéndolas :)


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