El día había sido realmente agotador y todo lo que quería era acostarse y no despertar mínimo en una semana pero era difícil. Hacia una semana estaba en una misión para desmantelar a una organización de tráfico de armas en la ciudad de Constanza, al sureste de Rumania, en las costas del Mar Negro. Las pesadillas habían regresado y le estaban pasando la factura. Ese día, por ejemplo, debido al cansancio casi lo había alcanzado una bala que iba directo a su corazón. De hecho lo había alcanzado, y de no ser por el encendedor de los años veinte que le habían regalado Cass y AJ en su último cumpleaños, no hubiese contado el cuento. Se acostó en su cama y saco el aparato. Solo media unos centímetros, tampoco lo usaba mucho ya que no fumaba, pero tenía un valor incalculable para él, por el simple hecho de las palabras que Sam había dicho cuando los chicos se lo dieron. “Ahora si eres oficialmente un Wilson, aunque estés algo despintado” y vio como Sarah le daba un coscorrón mientras los niños reian. Resulto ser que era una especie de tradición en la familia Wilson que al cumplir la mayoría de edad, a los hombres se les regalara un encendedor. Y como Sarah y los niños prácticamente ya lo habían adoptado como parte de la familia, le correspondía recibir su encendedor
Jugaba distraídamente con el aparato cuando su celular sonó. Al tomarlo no pudo evitar sonreír. Era una llamada de Sam. ¿Por qué terminaba sonriendo como tarado cuando Sam estaba involucrado? Misterios de la vida.
- Hey hola – dijo respondiendo pero solo la estática le contesto – ¿Sam? ¿Sam me escuchas? – pero nadie le respondió – maldita estática – rumio mirando mal el aparato.
Sam estaba en una misión de reconocimiento en Shanghái, una región de China, y lo más seguro era que se hubiese enterado de lo ocurrido y estuviese preocupado. Debía decirle que estaba bien o era capaz de volar con sus alas y aparecerse, allí mandando su misión al demonio y metiéndose en problemas. Tal vez si le mandaba un SMS de WhatsApp… chasqueo los labios en frustración porque su celular era de los antiguos. Ahora Sam y Sarah lo iban a obligar a cambiarlo por uno táctil
Estaba pensado como hacer para comunicarse cuando la puerta se abrió y por ella cruzo Walker. Su relación con el rubio era poco menos que cordial, pero al menos ya no intentaban matarse mutuamente después que este aceptase que no daba la talla para portar el escudo
- Barnes – dijo el rubio frunciendo el ceño – ¿todo bien? – preguntó mientras desempacaba
- Walker – susurro midiendo entre contarle su preocupación y no – ¿sabes enviar correos electrónicos?
- Mmm… si – dijo este – ¿tienes la dirección?
- Si, si, si – dijo Bucky poniéndose de pie de un salto – dame un segundo – y busco entre su mochila un viejo cuaderno
- Y trae también la tuya ¿Alguna novia? – pregunto sonriendo mientras sacaba su computadora y volvía a la cama del sargento para encenderla
- ¿Por qué debería ser una novia? – dijo James algo amedrentado
- Entonces… un novio – dijo Walker y lanzo una carcajada viendo como por poco y se le salen los ojos de la cuenca al sargento – tranquilo, es perfectamente normal en esta época
- Cállate – siseo Bucky completamente rojo – y dime como lo hago – gruño
Walker le ayudo a introducir la dirección y le enseño donde debía introducir el mensaje. James respiro hondo y empezó a teclear
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Sam estaba revisando unas coordenadas en su computadora en su cuarto de hotel. Ya había intentado averiguar donde era la misión de Bucky, pero era imposible. ¿Y si estaba herido? Movió la cabeza negativamente. Mejor no pensar en eso. Ese Cyborg había demostrado tener más vida que un gato en el mundo de Alicia en el País de las Maravillas.
- ¡Bingo! Constanza, Rumania. Tranquilo amigo, ya voy por ti
Hacia algo más de dos meses que no se veían. Él había salido a una misión por diez días y cuando regreso se enteró que Bucky acababa de salir a una. Luego lo llamaron a él a otra, y así sucesivamente. Hablaban por teléfono, era cierto, pero no era lo mismo. En verdad extrañaba a ese demente que le gustaba lanzarse de aviones en movimiento sin paracaídas
Iba a cerrar la computadora cuando apareció en la parte inferior derecha de su pantalla un recuadro con las palabras “Tienes un nuevo mensaje de Cyborg descontrolado”. Le dio clic y la pantalla cambio
“Por favor Sam, dime que aún no agarras tus alas y vienes para acá. Yo estoy bien. Enserio. Ni siquiera estoy herido. La verdad es que tuve suerte, lo admito. La bala iba directo a mi corazón, pero llevaba el encendedor Wilson. Espero que por esto no me expulsen de la familia por que la bala lo dejo inservible. Acá hay un clima horrible y por eso se cayó la línea telefónica. Intente volver a llamarte, pero no se pudo.
Te cuento, soy compañero de cuarto de Walker ¿lo puedes creer? Para que veas como es mi suerte. Bueno, debo reconocer que no es tan mal tipo después de todo, pero… es Walker, no me puede caer bien. Arruinaría mi reputación. La misión va bien a pesar del contratiempo. ¿Y tú como estas? ¿Has sabido algo de Sarah y los chicos? Extraño el sol de Grand Isle. Cuídate”
Una sonrisa dibujo el rostro de Sam sin que lo pudiese evitar. Estaba bien, o al menos eso decía el e-mail. Él también extrañaba Grand Isle. Entonces se le ocurrió una idea. Tomo su celular y camino hacia la ventana del lugar
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Estaba muerto. Todo lo que quería era darse un baño y acostarse. Sabía que no iba poder dormir, pero al menos lo quería intentar. Hacía dos días le habían entregado un celular táctil para que su comunicación fuese más óptima según sus superiores. ¡¿Cómo rayos iba a ser más óptima si apenas sabia llamar en ese endemoniado aparato?! Cómo había hecho Steve para adaptarse a este tiempo, era algo que quizás nunca entendería.
Dejo el celular en su mesita de noche y se metió en la ducha. El agua relajo sus músculos y lo transporto en el tiempo. A pesar de los que todos creyesen, su mente no viajo a la década de los 40´, ni a ninguna campaña de los Comandos Aulladores, ni siquiera al Brooklyn de su niñez. Viajo a un lugar totalmente diferente y a una época mucho más reciente, donde el sonido del agua golpeando suavemente contra el muelle se mezclaba con la risa de niños y el olor a pescado fresco. Definitivamente Grand Isle lo había atrapado.
Habían pasado tres días desde que le había enviado el mensaje a Sam. Estúpidamente creyó que le contestaría, pero obviamente al nuevo Capitán América solo le interesaba saber que estaba vivo. Y no es que eso fuese poco, pero había deseado que le escribiera. Exhalo cerrando el agua y tomo la toalla. Se secó y se puso unos bóxer negros y unos pantalones del mismo color. Salió secándose el cabello y vio a Walker en su cama despidiéndose de su esposa a través de una video llamada. De verdad que a veces envidiaba como usaban la tecnología en estos tiempos
- Barnes – dijo Walker – casi lo olvido. El capitán Wilson te envió un e-mail
- ¿Sam escribió? – dijo James sonriendo
- ¿quieres que te ayude? – se ofreció el rubio
- Por favor – dijo el hombre con el brazo de hierro
Walker tecleo en la computadora y apareció la página de su correo, abrió el correo nuevo y antes de ir al baño le dijo que si necesitaba ayuda que se lo dijese. Bucky sonrió leyendo la bandeja de entrada “Tienes un nuevo mensaje de Pichón De América”
“Hiere mis sentimientos que no me quieras ver, pero ya me las pagaras cuando nos veamos. Deberás hacerme el desayuno durante un mes. Y sin protestas o le digo a Sarah
Espero por tu bien que verdad estés bien o desearas estar muerto. Sobre lo del encendedor no te preocupes. Yo lo perdí en una carrera una semana después que me lo dieron y sigo siendo un Wilson. Es más creo que es parte de la tradición.
¿En serio con Walker? ¡Que bajo haz caído! Después de estar junto al chico más deseado por Luciana te vas con un rubio desabrido. Y encima me dices en la cara que ya no te cae mal. Te advierto que con el único que puedo compartir el título de mejor amigo es con Steve ¡Con nadie más!
Me alegra que tu misión vaya bien a pesar de todo. Yo estoy bien. Cansado, pero en una sola pieza. Ya no veo la hora en que termine y poder dormir 72 horas ininterrumpidas. Hoy en la mañana le hable a Sarah y me dijo que todos están bien. Y que más nos vale ni vienen terminemos ir a Luciana, o vendrá por nosotros y nos despellejara vivos, y no dudo que lo hará.
Para serte honesto también extraño Grand Isle. Sentarnos en la cubierta del barco y tomar una cerveza viendo la puesta de sol. Me acabo de acordar que nos faltó guardar las herramientas de la cabina. Bueno, tú tenías que guardarlas.
Por cierto, ¿cómo me escribes si tu teléfono debería estar en un museo?”
En la parte superior del mensaje decía “Descargar Archivo”. Miro hacia todos lados, encogió los hombros y le dio clic. Diez segundo después aparecía una foto de Sam en la que sumía las mejillas haciendo boca de pez y cruzaba la vista. Se veía realmente gracioso y Bucky no pudo evitar lanzar una carcajada sincera.
Casi se podía ver con Sam parados en la parte trasera de la casa de la familia del moreno jugando con los niños a entrenar, mientras que Sarah gritaba que no quería más militares en la familia. Que con dos era más que suficiente. Amaba el hecho de que los cuatro Wilson le repitieran que era parte de su familia en cada oportunidad que tuvieran. Prueba de ello es que Cass y A.J. le decían tío también a él. Con una sonrisa maquiavélica empezó a teclear tal como había visto que Walker lo hacía. Esperaba no hacerlo mal