Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Secreto por Joshua_Heart

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Masahi Kishimoto.

Notas del capitulo:

Hola. Hace mucho tiempo me alejé de esta plataforma. No sé qué decir, jeje.

Este One-shot es algo diferente a lo que estaba acostumbrado a escribir. Pero sigo siendo yo ^_^u así que algo de la misma esencia ha de tener. Aunque sí debo decir que estoy muy oxidado porque ya días no escribo, pero aquí estoy haciendo el intento para tratar de desempolvarme.

Advertencia: no apruebo ni promuevo bajo ninguna circunstancia la pedofilia; es un delito y, como tal, si saben de algún caso por favor denuncien. Esto sólo es ficción y nada más. 

Sé que esta pareja es rara pero es de mis favoritas. Espero disfruten un rato leyéndola.

 

 

Y ahí estaba él. 

 

Otra vez. 

 

"¿Y tu dignidad?" Escuchó una voz que le recordaba a la de su padre.

 

Sacudió su cabeza, no era momento para pensar en su padre. Lo que venía a hacer en este lugar no era algo que aprobaría. Es más, una reprimenda sería lo más mínimo que recibiría si supiera. Una abofetada sería lo más adecuado. 

 

Salió del taxi sin esperar el cambio de billete de cien dólares que entregó, y se presentó en la recepción del hotel. Chequeó innecesariamente su falsa ID.

 

—Buenas tardes— se paró derecho, tratando de lucir más mayor de lo que era y fingió una voz más grave. Todo está en la práctica. —. ¿Habitación del Selor Uzumaki Naruto?

 

—Buenas tardes, cabellero. Un momento, por favor. — casi sonrió con sorna, si supieras.—¿Me presta su ID, si no es molestia?

 

—Claro.

 

Apretó un par de botones en el computador antes de responder.

 

—Habitación #157. Piso 11, señor.

 

—Gracias.

 

Recuperó su ID y se dirigió al ascensor. No podía culpar a la recepcionista; su edad podía confundir a cualquiera. Tenía 15 pero aparentaba más por su altura: 1.83m. 

 

Se recargó un rato a la pared. Y se vio en un espejo de bolsillo que le robó a su amiga Rin antes de salir del colegio.

 

Un chico con semblante altanero le devolvió la mirada. Su cabello era un caso perdido y ni hablar de ahora que se lo dejo crecer un poco; lo suficiente para que sólo rozara sus hombros. Sus ojos ahora inexpresivos eran la mera representación de un clan que tenía la leyenda que era maldito. Empezaba a creer que así era...

 

“A la mierda esto”, resopló. “Vengo a que me cojan, no a sumirme en recuerdos estúpidos.”

 

El pitido del ascensor le indico que llegó al piso indicado. Se puso a navegar por los pasillos hasta dar con el número adecuado. 

 

#157

 

Tocó. 

 

Su respiración se agitó casi imperceptiblemente. Anticipación.

 

La puerta se abrió. Fue jalado hacia el interior. 

 

—¡Ahi estás!— su cuerpo cual muñeca de trapo fue lanzado a una mullida cama antes de verse atrapado abajo de un cuerpo ya conocido para él. —¿Me extrañaste, dulzura?

 

Su cuello fue recorrido con una lengua que hizo que los bellos se le erizaran. 

 

Él sólo apretó los labios. Orgullo es lo que más sobra en su familia, pero quería que el otro se esforzara en romperlo. Ya lo ha hecho antes, él sabe que debe intentar algo que lo haga aflojarse. Lo necesitaba. 

 

—Dije: ¿me extrañaste, dulzura?— le fue susurrado en el oído antes que su entrepierna fuera apretada en el punto de dolor. 

 

Gimió. 

 

—S-sí— se aclaró la garganta. —Sí, te extrañé. 

 

Bingo. Naruto, el director de su escuela y padre de uno de sus compañeros de clases, sonrió victorioso ante su reacción. A penas empezaba y ya cedía. Patético. “¿Hace cuanto no cogermos?”

 

—¿Traes puesto lo que te dije?

 

El sólo asintió, no confiaba mucho en su voz por ahora..

 

Oh, pero Naruto no la dejaría pasar, el muy maldito, ¿no es así?

 

Le dio una nalgada y eso lo hizo casi gritar. Si no fuera por lo que llevaba puesto ahí adentro todo estaría bien. 

 

—Desnúdate para mí, dulzura.

 

Él se le quedó viendo mal.

 

¿Qué?

 

¿Qué es lo siguiente, que lo cabalgue y haga todo el trabajo él?

 

Otra nalgada y ¡puta!

 

Esta vez sí soltó un quejido lastimero.

 

—Eres un ...

 

—Di una orden, vida mía. Quiero que te desnudes para mí. Hazlo sexy, ¿sí?

 

Sí no fuera porque de alguna manera este tipo sabe apretar todos sus botones ya lo hubiera mandado a comer mierda. 

 

Rodó los ojos y empujó al viejo en la cama de modo que fuera ahora él quien quedara acostado. 

 

¿Quería un show? Se lo iba a dar. 

 

Ahora, no es que Obito se crea la última bebida en el desierto, como ciertos miembros de su familia, pero él sabía que se veía bien   

 

La ansiedad te hace ejercitarte el doble. Es como para evadir los problemas.

 

Se quitó la chaqueta y se la puso en el cuello a Naruto. Lo atrajo hasta sí hasta que sus labios, sus respiraciones se mezclaran sin llegar a besarse aún. Y sin apartar su mirada de la azulina se fue desabotonando la camisa. No usaba centro así que su torso quedó al descubierto. 

 

No era una persona fornida. Lejos de ello; era delgado, pero con suficiente masa muscular para que su estómago pareciera una tabla de chocolate sólida. Los piercings en sus pezones eran la matazón del viejo que tenía frente a él. Y esa mirada lujuriosa lo delataba. 

 

—¿Te gusta lo que ves, papi?— se restregó obscenamente sobre la entrepierna del rubio y por el artefacto que tenía metido en el culo gimió como gata en celo. Naruto soltó un gruñido, complacido.

 

—Deja que papi se encargue de ti. 

 

Fue lo que escuchó antes que unos labios carnosos y experimentandos le devoraran la boca. Era adictivo, la verdad. 

 

No podía no extrañar esos labios, si era honesto conmigo mismo. Pero el hijo de puta tenía que estar casado. 

 

En medio del juego de lenguas en el que estaban, Naruto se las ingenió para ponerlo debajo de él, desnudarlo y aprisionar su delgado cuerpo con el fornido y pesado cuerpo de él. 

 

Le encantaba ese trato, era como si supiera de lo que era capaz. Que no es una inocente palomita.

 

No cuando fue él quien se le metió en los pantalones hasta hacerlo suyo. Naruto podía poseerlo como quisiera y hacerlo su puta, pero quién se lleva la victoria ahí era él de alguna manera. 

 

Sí bien el podía perder mucho en esta torcida especie de relación, Naruto lo perdería todo si alguien supiera que se coge al hijo del alcalde de la ciudad, que es menor de edad.

 

Gimió como en celo forzándolo a salir de su ensimismamiento, cuando la mano cayosa del mayor empezó a jalársela. Sus labios hacían un recorrido por su cuello hasta llegar a uno de sus puntos más erógenos: sus pezones.. la lengua hacia patrones indefinidos en ellos, sus piercings sólo le añadían más morbo al asunto; sus dientes jalaban la tersa piel en un punto que el dolor y el placer se mezclaban deliciosamente. Perdió la cabeza cuando una de las rodillas de Naruto empujó el dildo que tenía en el culo más hacia adentro ; meneaba su rodilla en círculos para que la estimulación lo hiciera revirar los ojos.

 

¡Putaaa! ¡Era demasiado! Mucho a la vez.

 

—Papi...papi— gemía incontrolable — voy a.. voy a

 

—Shhh, no. No, dulzura. No hasta que yo diga.

 

Todo el placer paró de plano, tanto que lo dejó mareado.

 

—¿Q-qué pasa?

 

Y antes que entendiera la situación, el dildo que traía puesto todo el día de pronto fue extraído de golpe y antes de que supiera qué pasaba sintió como algo más grande, grueso, caliente y lubricado (¿Saliva?) se enterraba hasta lo más profundo de sus entrañas..

 

En ese momento todo orgullo se fue a la mierda. Gimió como perra. 

 

En eso lo había convertido este hombre.

 

Desde que lo vio a principio de año lo quiso para él.  

 

Naruto para el mundo entero era un alma pura y la mayoría incluso lo desacreditaba por esa imágen de chico bueno. Pero, oh, Obito vio algo más ahí. Vio potencial de un alma igual de retorcida que la suya y quería arruinarlo. Quería corromperlo. Así como él ya había sido corrompido desde niño. Y al parecer lo había conseguido,; al menos quería creer que se merecía ese crédito.

 

Su ingle dio un tirón doloroso cuando sus piernas fueron estiradas bruscamente hacia los anchos hombros del rubio, su piel canela todo un espectáculo por la luz solar que se colaba por la ventana.

 

La polla enorme lo taladreaba; las arremetidas aumentando en potencia y agilidad.

 

Es lo que se volvía con Naruto: un juguete sexual y amaba cada minuto de ello porque estaba seguro que ni su blandengue esposa conocía esa faceta de él. 

 

Sus gemidos fueron ahogados por una enorme mano que le tapaba la boca y el 50% de su nariz. 

 

Joder, podía morir ahí mismo y moriría feliz. El tipo sabía cogerlo perfecto. 

 

—Vas a correrte, ah, dulzura? — se esforzó en decir el rubio.. su voz salía en staccato por la irregularidad y brusquedad de sus estocadas. —Correte para papi, sí. Apriétame la polla. Vamos, bebé. 

 

Y Obito era humano. Como podía negarle algo a ese desgraciado que desde que lo conoció se volvió en su más obscura obsesión.

 

Se corrió hasta que la vista se le quedó en negro y se esforzó en apretar su esfínter hasta ordeñar el miembro del otro. En cuestión de segundos su interior fue llenado hasta revalsar.

 

En el recinto, después de estar lleno de gemidos y letanías, se llenó de un mutismo donde sólo se escuchaban las respiraciones agitadas de los dos presentes. 

 

Naruto salió de él y se acostó llevando la mirada hacia el techo, en ningún momento viéndolo a él. 

 

Obito apretó los dientes, frustrado.

 

—Te extrañaba, sabes— escupió venenoso. Naruto sólo se tensó. 

 

Él quería más de esto. Mucho más que un acostón aquí y allá.

 

Sabía que no era lo más inteligente. Que fue estúpido pero ya para él esto que tenían no sólo era sexo.

 

—Obito...

 

Ese Obito iba cargado de advertencia, como diciendo no sigas. Ya hemos hablado de esto. 

 

Pero Obito siguió, no era de los que se quedaba callado ante nada y Naruto bien lo sabía. 

 

—¡Vete a la mierda, viejo estúpido!— y no, no estaba llorando, mierda. Sólo... no estaba llotando, de acuerdo. —No te has puesto a pensar que tal vez yo esté enam-

 

Su boca fue tapada por una mano. Y la mirada severa que le dirigieron lo hizo acobardarse un poco. 

 

—Es suficiente— vociferó, severo. —. Tú y yo quedamos en un trato. Y tú, muchachito malcriado, aceptaste. Regla #1: sin sentimientos. 

 

Obito quiso protestar pero esa mano no se lo permitía.

 

—Soy un hombre casado, Obito. Y muy mayor para ti, como para andar jugando a la casita y a la familia feliz contigo. Sí quieres que esto continúe será mejor que te deshagas de la idea que dejaré a mi mujer por ti, ¿entendido?

 

Joder, que no estaba llorando. Pero ¿qué mierdas pensaba? Que tenía esperanza. 

 

—Dije ¿entendido?

 

Y no aguantó más. Se sacó del hagarre y empezó a vestirse. 

 

—¿Quién te crees, imbécil? Vete a la mierda, me oyes. ¡Que te den! Por mi púdrete.

 

Naruto ni se inmutó. Encendió la TV y se puso a cambiar canales, el muy maldito. 

 

— Ajá, ya sabes dónde buscarme para la próxima.

 

¿Qué?

 

Jamás se había sentido tan furioso con alguien.

 

Salió de ahí. Estaba furioso pero más consigo mismo porque sabía que se había metido en un hoyo sin salida. 

 

Había pensado que él tenía el control, pero si era sincero no era capaz de denunciar al bastardo.

 

Ya era muy tarde. Estaba retorcidamente enamorado de él. Y Naruto lo sabía. No era la primera vez que discutían por algo similar.

 

Y aún así volvían a caer. 

 

El volvía a caer en ese circulo vicioso que es Naruto Uzumaki.

 

Porque siempre sería sólo su secreto.

 

Notas finales:

Espero les haya gustado. Estaré revisando y releyendo mis antiguos fanfics y veré con cuál empiezo a ponerme al día.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).