Era el año 3000 del calendario humano. El mundo se encontraba sumido en una completa paz, la tecnológica había avanzado hasta niveles inesperados, ya los viajes al espacio no eran imposibles, vivir con las estrellas ya no era un sueño. Por fin se había logrado el más grande avance para la humanidad. Poder conocer el espacio exterior
Esto conllevo a que se dieran a conocer diferentes razas extraterrestres, sin tener en claro cuáles eran sus verdaderas intenciones. Pero con el paso del tiempo aprendieron que no todas las razas eran malas, también existían las buenas, que buscaban convivir en paz con los humanos.
Pero no todo fue color de rosa pequeño, hace quinientos años el planeta tierra fue devastado por un enorme meteorito. Al entrar en la atmósfera terrestre se fue partiendo, quedando en cuatro partes de diferentes tamaños. Una de las partes cayo en el océano pacifico desencadenando así una serie de enormes tsunamis que inundaron las zonas costeras, como grandes ciudades dejando a su paso millones de muertos. Las otras dos cayeron en las enormes utopías de la tierra.
El desastre fue devastador, catastrófico, inimaginable.
Este desastre dejo a la humanidad al borde de la extinción, más del 50% de la población mundial desapareció. Las grandes ciudades quedaron devastadas. Aunque la defensa anti-meteoritos solo pudo con una de las cuatro partes de la enorme roca, no pudo salvar las vidas que se llevaron los otros tres trozos.
Rápidamente se hicieron presente los servicios de emergencia en los lugares del desastre, juntos con las fuerzas militares unidas, para ayudar y resguardar el lugar. Los lideres mundiales estaban devastados por lo ocurrido y la gente exigía respuestas.
Eran idénticos a los seres humanos, como dos gotas de agua.
Aconteció antes que la humanidad se repusiera de la catástrofe. De aquellas enormes piedras emergió una raza que nunca antes se había visto, la gente quedo impresionada por el gran parecido, no eran seres extraños de grandes cabezas como los grises u enormes extremidades como los colonos, eran idénticos a los humanos. Sus cuerpos similares a los de un adulto normal, tanto el del macho como de la hembra. Solo por unos cuantos detalles visibles como una especie de cola y pequeños cuernos ubicados en sus cabezas que eran escondidos por sus cabellos azabaches.
Sucedió cuando las fuerzas militares unidas se hicieron presentes en la escena de los tres desastres. En ese momento comenzaron los problemas.
Las personas asustadas retrocedieron. Los militares tomaron sus puestos y apuntaron sus armas a las criaturas asustados. Todo paso tan rápido, un disparo, un grito de horror.
La gente corriendo despavorida. En menos de una semana los extranjeros tomaron la Tierra. La raza humana para poder sobrevivir no tuvo otra opción que recurrir a las naves espaciales que contaban con la última tecnológica.
El gobierno anuncio el abandono del planeta tierra, no podían enfrentar dos catástrofes a la vez. Hubo sobrevivientes que dudaron y otras lo apoyaron. El 40% de la población mundial opto por abandonar el planeta, para buscar un nuevo comienzo, un nuevo hogar. Mientras que el otro 10% se quedó para afrontar a los intrusos o buscar una solución pacífica.
Las naves partieron.
Se perdió el contacto con los seres humanos de la tierra.
Cerro el libro con cuidado, dejándolo en la mesita de noche al lado de otro mucho más antiguo, en el cual un hermoso planeta azul se encontraba por portada. Miro a su pequeño hijo de 6 años que se acomodaba en su cama para dormir
—ya han pasado 500 años desde que dejamos el planeta Tierra —Dijo posando su mano en los rubios cabellos de su pequeño a modo de caricia. Hoy era el sexto cumpleaños de su hijo y este a modo de regalo le pidió que le contara sobre aquel hermoso cuerpo celeste llamado Tierra—A dormir Naruto.
—Papi... Yo quiero conocer la Tierra —Susurro mirando la portada del libro que contenía la imagen del planeta, ya bastante gastado por el paso de los años. En sus mejores tiempos contenía dibujado un hermoso planeta azul—También a los que se quedaron en la tierra y sobre todo a los Homotipus [1]—Con una sonrisa se sentó en la cama sorprendiendo al rubio mayor que con suavidad se sentó al lado de su pequeño.
—Oh Mi pequeño...—Minato le sonrió posando su mano en la cabeza del chico, acariciando sus cabellos rebeldes —Si en algún momento volvemos a la Tierra...todo...—Hizo una pequeña pausa para mirar al exterior. Ante sus ojos una hermosa vista de un espacio completamente bañado de estrellas se admiró por unos segundos —Sería mejor eliminarlos.
El pequeño niño se quedó un momento mirando el libro con nostalgia y luego volvió su vista a la ventanilla, para observa el mismo espectáculo que su padre. Una deslumbrante lluvia de meteoritos.
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13 años después
Crucero estelar Windstar
18:30 pm
—¡Hemos encontrado la ruta! —Grito un hombre dando media vuelta en su silla para fijar su mirada al capitán que se encontraba en el puente de mando.
El hombre de cabellos azabache y mirada amarillenta, dejo el plano de navegación sobre la mesa, para rápidamente asomarse por el puente y mirar a su subordinado que había dado la gran noticia.
—¿Que dijiste? —Le pregunto al chico que ahora se encontraba de pie.
—Hemos encontrado la ruta en dirección a la Tierra capitán—
—La Tierra...—Sonrió de lado y con un gesto de cabeza le agradeció al muchacho—Una ruta al fin—Susurro dando media vuelta, apoyo las dos manos sobre la mesa que contenía el plano de navegación, mirándolo atentamente lo tomo y se dirigió a un tablero que contenía un sin fin de otros planos—Perfecto.
Rápidamente se alejó con dirección a su puesto, para tomar asiento y sonreír —¡Llamen a Minato rápido! ¡Y pongan ruta hacia la Tierra! —Ordeno alzando su brazo, apuntando a la enorme ventana blindada que daba al espació. Prosiguió—Recuperáremos nuestro hogar.
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Continuara...