Con el pasar de los siglos, los cumpleaños dejan de tener sentido.
Trecientos años o cuatrocientos…Creo… La verdad he perdido la cuenta.
Pero no tiene tanta importancia.
Recibí esta bendición de la Diosa Atena a una corta edad.
No me arrepiento de nada, creo que estoy haciendo todo lo mejor posible.
Aun así, creo que falta mucho para que sea mi momento, debo aun encontrar a alguien digno de ser mi sucesor y que porte Acuario.
No estoy seguro, creo que debería hacer más… Pero quiero detenerme un momento y contemplar lo efímero que es la vida para los demás.
A veces desearía vivir un poco de esa forma, pero no me corresponder hacerlo.
Aunque de apariencia sea muy similar a esta nueva generación de caballeros dorados, mi edad es más avanzada.
Verlos felices en sus días especiales, o bueno… Lo que creen que es.
En su mayoría son huérfanos que su verdadero cumpleaños tal vez no sea ese, pero caen aun en la misma constelación.
He recorrido el templo de acuario tantas veces, que lo haría con los ojos cerrados.
Podría hacerlo para variar, pero no creo que sea adecuado.
No puedo negar que me duele algo la traición que Itiá hizo contra el santuario y que Gateguard lo ayudará.
Pero una parte de mi lo veía venir, lo sentía… Porque es algo que yo también comienzo a pensar a veces.
Vivimos demasiado y nos volvemos peligrosos para quienes están a nuestro alrededor.
No quiero pensar de esa forma, pero es completamente inevitable.
-¿Fue lo que te paso a ti? Amigo mío…-
A veces me hago esa pregunta, que no tiene una respuesta.
Pues debí haberte cuestionado a ti.
Antes los cumpleaños significaban algo para mí, y los disfrute mucho, como un niño…
Lo era, pero ahora ¿Qué sentido tiene?
Es mejor salir un momento de mi encierro.
Me ocultó por el simple hecho, que se perfectamente que estos jóvenes me van a estar esperando para felicitarme, decirme cuanto me aprecian y todos los protocolos de un cumpleaños.
No es necesario que lo hagan, con que cumplan como caballeros, por mí es más que suficiente.
Mejor dejen que descanse aunque sea en mi supuesto “Día especial”
Es solo un día más para mí, un año más en mi “Vida”, que no sé si me esté aproximando a una muerte cercana o muy lejana en el tiempo.
Aunque admito que desearía poder beber un poco de vino, solo por esta ocasión.
Pero… ¿Qué clase de ejemplo seria si lo hiciera?
Sonrió por tan solo pensarlo.
Me siento en las escaleras previas a mi templo, contemplar la puesta de sol es lo único que me hace sentir que el tiempo aún está corriendo.
Hasta para mí lo está, sin importar el Misopethamenos.
-¿Llegara la puesta de sol algún día para mí?-
Lo pegunto sin pensarlo, perdido en los colores que aun logran tranquilizar mi alma.
-Puede que sí, pero me gustaría pasar más tiempo contigo-
Esa voz que no logro entender cómo suena más grave que la mía.
Suspiro resignado de que mi tranquilidad se fue y tendré que soportar a este niño.
-¿No has pasado suficiente tiempo conmigo?-
-No, aun no- Se sienta a mi lado, dándome una sonrisita tonta.
-¿Qué quieres Zaphiri?- Aun con mi sonrisa, mi voz denota que no estoy de humor.
-Pues… Alguien muy importante para mí, está celebrando…- Callo, esa tonta forma de pensar dejándome en una intriga pasajera –Creo que tienes ¿Cuatrocientos años?- Levanta sus hombros como si no supiera.
-No es importante la edad exacta- Le restó importancia al asuntó y vuelvo a mirar el ocaso.
-Pues… ¿Por qué no es importante? Si eres tú… Para mí lo es- Me rodea con uno de sus brazos, atrayéndome a él.
Es mucho más joven que yo, y se atreve hacer lo que yo jamás haría.
-Estás hablando con tus sentimientos, no con la cabeza- Comento esto bastante serio, pero mi sonrojo no se puede ocultar, aunque lo trato de hacer con mi cabello.
Me sonríe ese tonto Escorpión, acercándose a mí con ese modo coqueto de ser.
Quita mis mechones de cabello del rostro.
No quiero que te acerques más, pero no puedo hacer nada para evitarlo aun así.
-Es imposible no hacerlo, cuando tengo a quien amo entre mis manos- Se acercó, me está acorralando.
¿Cómo es posible que caiga bajo los encantos de alguien más joven?
-Para de decir eso- Le ordeno, pero sé que no me escuchara.
-No lo haré- Susurro contra mis labios, antes de besarme.
Esto no está bien, estamos besándonos a plena luz del día, si alguien nos viera… Solo le traería problemas, es incorrecto es aún un niño, pero…
Porque sus labios logran provocar este calor en mi frio cuerpo.
Nos separamos en el momento en que el aire nos falta.
Un hilo de saliva nos une, sus ojos están fijos en los míos.
Esos ojos oscuros, me logran perturbar.
Zaphiri aléjate de mí, por favor…
No puedo soportar este sentimiento que despiertas en mi cada instante a mi lado.
-¿Cómo quieres celebrar tu cumpleaños?- sonrió de manera boba, pero ese toque de lujuria que despierta en sus ojos no me hace pensar en nada bueno.
-Solo quiero dormir tranquilo esta noche- Le contesto, desviando mi mirada, tratando de apártame de sus manos, pero no me deja ir.
-Pero, es tu cumpleaños… Déjame hacer algo especial por ti- Me está rogando como un niño chiquito.
-Es solo un día y tú eres menor, así que ni pienses hacer algo atrevido- No sabría cómo definir nuestra relación, solo sé que pasamos el límite de lo correcto, con besos a escondidas, caricias que ha hecho que me estremezca, pero no puedo permitir que avance más.
-¿Cuándo sea mayor, lo haríamos?- Sus ojos oscuros volvieron a brillar, y tomo mis manos, suplicándome que le haga caso.
-No, no haremos nada y mejor ya deja de estar pensando de esa manera- Trato de alejarme, pero no deja mis manos, al contrario se aferra más.
-Krest, te amo y lo sabes… Lo he hecho desde que te conozco, he vivido mucho menos que tú, pero eso no significa que mis sentimientos sean débiles- No hagas esa mirada, no hables de esa forma, que no puedo mantenerme tranquilo.
-No podemos estar juntos, está mal lo que hacemos- Le declaró mis sentir con timidez, pena y vergüenza.
Yo debí detenerlo desde el primer momento.
-¿Por qué somos hombres?- Me pregunta como si no conociera la respuesta.
-No es por eso, tú aun eres muy joven, no tienes ni diecisiete años y estas besando a un hombre adulto- Le dejo ver mi parecer.
-Pero no lo aparentas, hasta te vez más joven que yo en todo caso- Vuelve a besarme sin previo aviso y está queriendo tocar mi piel por debajo de la armadura.
Para este punto lo detengo, no pienso tener sexo con Zaphiri.
Lo único que pensé en hacer, es morderle el labio inferior con algo de fuerza, para que se aleje y lo logro.
-¿Por qué me mordiste?- Ahora parece más un niño, lloriqueando por esa mordida.
-Te lo merecías- Me limpio un poco la sangre, y frunzo mi ceño.
-Pero… Krest… Yo… Quería solo beber contigo esta noche- Y es allí que saca una botella de vino, con un moño color azul.
-¿De dónde sacaste eso?- Me sorprendo tanto, casi siento que el corazón se me detendrá.
-Pues, brindemos por tu cumpleaños ¿Si?-
¿Acaso este niño me leyó la mente?
-No puedes tomar- Lo miro algo molesto, pero en si oculto mi alegría.
-Si puedo hacerlo, siempre y cuando un adulto me supervise- Se acerca de nuevo a mí, con esa dulce sonrisa, que como desearía proteger, hasta de mí.
No lo niego, deseo tomar un poco de vino, estaría bien… Solo un poco…
Aunque lo medite, se perfectamente como él lo hace, ganara al final.
-No te quedaras a dormir en mi templo- Le sentencio, levantándome de los escalones.
-¡¡¡MUCHAS GRACIAS KREST!!!- Se levanta, para seguirme al interior de mi templo.
Sonrió, aunque lo ocultaré un día más.
El sol se ha ido, la noche cayo, pero… No me siento tan abrumado por mi larga vida.
Creo que no lo siento por que estoy con Zaphiri, me gustaría que las cosas fueran así… Como esta noche.
Una compañía que amo, un buen vino y una excusa excelente para estar a su lado.
El cumpleaños de este año, no es tan trivial como los anteriores.
-Feliz cumpleaños Krest- Ese abrazo es tan cálido, que debo corresponder.
-Gracias… Zaphiri-