Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

_________________ 

 

 

 

“Hola querida madre, espero que estén bien, al igual que papá; me alegra mucho y me tranquiliza que él esté cada vez mejor con las terapias que ha recibido, dile que no se desespere y que todo seguirá mejorando; no hay muchas novedades que contarte, solo que mi trabajo como asistente de pocionista en jefe me encanta, el laboratorio es pequeño pero siempre estamos ahogados de trabajo, lo cual es bueno; hoy mi jefe me felicitó, dijo que a pesar de haberme titulado en una academia de bajo rango soy bueno en mi trabajo, así que probablemente me dé un aumento de sueldo, como sea, ya te contare en que termina esto, por lo pronto me despido, salúdame a papá”,

“Besos Draco”

 

 

            Dejó la carta en la mesita de entrada y se fue a dormir.

 

Al día siguiente…

 

 

            Cuando sonó la alarma frunció el ceño y a tientas la pospuso, eso sucedió tres veces más hasta que  abrió un ojo y con pesar se levantó y encendió la luz, solo para volverse a acostar otros diez minutos, luego volvió a sonar la alarma haciéndolo finalmente levantarse y sentarse en la cama muriendo de sueño; encendió la radio y dejó que la música animada de “Los troles babeantes” terminara de despertarlo; así que sin más remedio comenzó a cambiar su pijama por ropa de trabajo que constaba de holgados pantalones verde pistacho, lo mismo que una casaca de manga corta del mismo color con la palabra “Intendencia” en la espalda con letras blancas, la cual se puso encima de su camiseta de manga larga que ocultaba su marca tenebrosa y luego de ponerse calcetines y cómodos pero gastados  zapatos deportivos; fue a la pequeña cocina para encender la estufa y calentar agua para un té y abrió la alacena para sacar una rebanada de pan tostado.

            -Oh rayos… ya no hay.

            Sin más remedio volvió a cerrar la alacena y mientras se calentaba el agua se dirigió al baño; orinó, se lavó los dientes y la cara y mojó su cabello rubio que le llegaba casi a la cintura para poder peinarse, luego se apresuró a beber su té, se puso su chaqueta y tomando una barra integral de un cajón como futuro almuerzo, salió para emprender un día más de trabajo y en el camino depositar su carta en el correo.

 

 

____________

 

 

            -Vamos Hermione, no tenías que traerme esto –dijo Harry viendo el empaque desechable con un capuchino y un pastelito de nueces.

            -Ya sabía que con tus nervios no ibas a desayunar, así que más vale que pongas eso en tu estómago.

            -Ya la oíste Harry –dijo Ron sonriendo al lado de su esposa.

            -Chicos, no era necesario, ayer tuvimos una reunión en La madriguera con toda la familia, bueno casi con toda.

            -Harry estuviste fuera del país por  ocho años –respondio Hermione- terminaste tu carrera de sanador gineco obstetra y regresaste hace una semana, hoy es tu primer día en San Mungo ¿cómo se te ocurre que no íbamos a estar presentes?

            -Pero eres la asistente del Ministro ¿no estás muy ocupada?

            -El Ministro no lo sabe, pero ella es la jefa –contestó Ron- además tu viniste cuando ella se graduó del colegio de leyes y cuando yo lo hice de la academia de aurores ¿cómo no vamos a estar presentes en tu primer día de trabajo?... aunque bueno, no es tu primer empleo pero si el primero en Gran Bretaña.

            -Es cierto, gracias chicos –respondió realmente conmovido- y ahora me voy, no quiero llegar tarde.

            -¡Suerte!

 

 

______________

 

 

            Harry Potter, ahora de veintinueve años era un sanador gineco obstetra que había estudiado en Estados Unidos después de darse cuenta que ser auror no era lo suyo y eso realmente no había sido tan fácil de descubrir pues ser auror parecía lo más lógico y esperado que seguía en su camino y en verdad también lo deseaba, pero con el pasar del tiempo se dio cuenta que ya había tenido suficiente de pelear y estar siempre vigilante, con la guerra había tenido bastante y ante la desilusión de Ron, quien también estaba en la academia, decidió cambiar de carrera, ahora el detalle era ¿Cuál?

            Nunca se lo contó a nadie, pero el ser sanador siempre le había llamado la atención, pero siendo que no contaba con vivir mucho tiempo debido a un psicópata asesino al que debía matar, no lo consideró un plan serio… hasta ese momento, y la especialidad elegida después se debió a la dificultad de Hermione para concebir, así que se sintió inspirado cuando cuándo finalmente vio a sus mejores amigos darle felizmente la noticia de que por fin iban a ser padres; así que se decidió por la gineco obstetricia, pero como desde que estaba en la academia de aurores la fama había sido un lastre en su espalda, decidió irse a América a terminar de estudiar y en donde también ejerció al terminar su carrera; hizo una vida agradable y feliz al lado de una novia llegando a formar una relación bastante estable, pero una vacante y la solicitud del propio director de San Mungo para ocuparla le parecieron una buena oportunidad para regresar a Gran Bretaña aunado al hecho de que su novia iría a trabajar ahí en un tiempo,  así que remodeló Grimauld Place para vivir ahí, pues aunque los recuerdos de la guerra no eran buenos, esa casa era muy buena para dejarla abandonada como hizo por tantos años, así que hizo que una empresa especializada se encargara del muro en donde estaba el retrato de Walburga Black, el cual era imposible de eliminar, pero no de ocultar mediante una nueva pared hechizada la cual había parecer que ahí no había nada, le costó una fortuna pero Grimauld Place parecía otra casa cuando la habitó.

 

 

_______________

 

 

           

            -Buenos días –dijo Conway Perry, director de San Mungo al grupo de sanadores que había reunido en la sala de juntas del hospital para presentar a Harry, hecho que Harry detestó por obvias razones, sin embargo puso su mejor cara- estamos aquí para darle la bienvenida al nuevo miembro de la platilla de San Mungo, al sanador Harry Potter que desde hoy se integra al equipo.

            -Gracias señor director y gracias a todos por su bienvenida, espero que conformemos un buen equipo y estoy a su servicio para lo que se necesite.

            El grupo aplaudió y después de estrechar manos, el director lo llevó al ala que le correspondía y a su consultorio.

            -Ella es Ada Barnes –dijo el director presentando a una mujer como de treinta años que estaba en su escritorio fuera del consultorio- ella es su asistente, lo que necesite no dude en pedírselo.

            -Hola señorita Ada, mi nombre es…

            -Sé quién es usted señor Potter –interrumpió emocionada y apenada al mismo tiempo de haber sido tan evidente- estoy a sus órdenes.

            -Gracias.

            Cuando finalmente quedó solo dentro de su consultorio, exhaló un suspiro de alivio.

            -Por fin solo –pensó cerrando la puerta tras él, pero luego de unos momentos caminó al centro de la habitación y recorrió la estancia con la mirada mientras una sonrisa asomaba a sus labios, vio su escritorio, la pequeña sala adjunta para revisiones y terminó por sonreír ampliamente pues una de sus metas por fin se estaba cumpliendo, trabajar en San Mungo ejerciendo su profesión.

 

 

________________

 

 

 

            -¿Por qué tanto alboroto? –preguntó Draco mientras reabastecía su carrito con materiales de limpieza.

            -Por el nuevo sanador que llegó –respondió Bonnie Clark, una afanadora, igual que Draco.

            -¿Tanto por eso?

            -Es que se trata de Harry Potter, tonto –respondio Bonnie sin dejar de colocar rollos de papel desechable en su carrito.

            Ante eso, Draco solo se le quedó mirando sin que ella se percatara de su expresión.

            -¿Qué? –dijo al fin.

            -Sí, es el nuevo gineco obstetra ¿Quién lo iba  decir no?... de vencer a quien no debía ser nombrado, a ser sanador de señoras.

            -Mucha plática ¿no les parece? –dijo llegando Erín Bell, una bruja mayor, jefa del departamento de intendencia- Draco esos baños no se van a lavar solos, muévete.

            -Sí señora –respondió sin más y salió de ahí empujando su carrito.

            Y es que desde antes que Hermione hubiese llegado al puesto de asistente del Ministro, no había cejado en su lucha por los derechos de los elfos domésticos logrando con ello formarles un sindicato de trabajo, no era muy popular y solo pertenecían aquellos elfos que de verdad desearan su libertad, que realmente no eran tantos como ella había esperado en un principio, esto había hecho que nuevas leyes laborales se implementaran, pues una de las nuevas reformas exigía que no solo elfos domésticos se encargaran de la limpieza y mantenimiento, sino también personas dando esto una especie de “igualdad” entre seres mágicos, cosa que a la mayoría no le gustó pues eso de hacer el mismo trabajo de un elfo era por demás denigrante; sin embargo esto había abierto un espacio para nuevos empleos, empleos que magos como Draco Malfoy, necesitaban desesperadamente.

 

 

______________

 

 

            La primera semana de trabajo de Harry fue realmente agradable pues la euforia de la gente por él se había calmado en gran medida; después de más de diez años de aquel evento tan trascendental, tal parecía que ya lo trataban con seriedad.

            -Señor Potter me voy a almorzar –dijo Ada abriendo la puerta.

            -Está bien Ada, de hecho yo también iré aprovechando que tengo un rato libre –respondió terminando de hacer anotaciones en el expediente de su ultima paciente.

            Harry salió rumbo a la cafetería que se encontraba en la planta baja del hospital mientras que su área se encontraba en el tercer piso, por lo que tomó el ascensor, pulsó el botón y cuando miró al frente esperando que las puertas cerraran, un hombre rubio cruzó el pasillo empujando un carrito lleno de sábanas, fue sólo un instante y un segundo el que lo vio, además estaba lejos, pero ese cabello rubio le hizo fruncir el ceño mientras se cerraban las puertas para luego negar con la cabeza al tiempo que sonreía diciendo:

            -Ya veo visiones.

 

 

________________

 

 

 

            Al inicio de la siguiente semana, Draco miraba como Erín fijaba un pergamino en un pizarrón del comedor de empleados con un pase de varita.

            -Listo –dijo ella- vean que área les toca esta semana y pónganse a trabajar.

            Había cinco personas esperando aparte de Draco, así que cuando ella se fue, se acercaron a mirar.

            -Rayos me toca lavandería –exclamo Josh, un hombre como de cuarenta años.

            Las demás personas se fueron retirando en cuanto veían que área les tocaba, solo Draco se quedó al último retrasando lo más posible ver que le tocaba a él, pues conociendo su mala suerte… sin embargo no había de otra.

            -Mierda…

 

_____________

 

 

            A Draco le había tocado el área de ginecología, debía limpiar la recepción general, los baños, los pasillos, los escritorios de las recepcionistas de cada consultorio que eran tres y los propios consultorios.

            Tenia un horario para todo y debía comenzar con la recepción principal, así que tomó sus enseres y comenzó su día; luego seguían los baños, primero el de mujeres y luego el de los hombres, cuando terminó era medio día, hora de su comida, así que dejó sus cosas en el armario de limpieza y tomando su lonchera se dirigió a los ascensores para subir hasta la azotea, lugar donde acostumbraba tomar su almuerzo y no en el comedor de empleados; abrió su lonchera y sacó una botella de agua y un sándwich de crema de maní, el cual comió mientras miraba el cielo y luego a la gente que caminaba metida en sus pensamientos y asuntos… exhaló un suspiro mientras aventaba su sándwich a la mitad en la lonchera.

            -Qué suerte… -musitó volviendo la vista a la lejanía, resintiendo más que nunca el estar atrapado en su propio país.

            Transcurrida su media hora tuvo que regresar a sus labores;  ahora tocaban los consultorios y viendo con cual empezaría vio que se abría la puerta de uno de ellos haciéndolo esconderse tras la pared.

            -Voy a almorzar Ada, no tardo.

            -Tiene tiempo antes de que llegue su próxima cita.

            Viendo esto como su oportunidad de oro, rápidamente tomó su carrito y se apresuró a llegar al consultorio, tomó un cubo con varias cosas, su escoba y trapeador y entró.

            Sin poderlo evitar recorrió todo con la vista, ya había limpiado un sinfín de veces a ese consultorio, realmente no había nada nuevo, pero el solo hecho de saber quien lo ocupaba ahora, le hizo mirar todo con un amargo sentimiento estrujando su pecho.

            Cubeta en mano y trapo en la otra caminó hasta la pared en donde estaba colgado un diploma y varias constancias de estudio y volvió a suspirar mientras sus ojos miraban sus manos, cuyos instrumentos de trabajo constaban de un cubo y un trapo.

            Entonces se giró rápidamente para comenzar a limpiar y terminar antes de que el sanador en cuestión regresara; limpió, sacudió, barrió y trapeó en tiempo récord, luego se dirigió a la salita de revisión e hizo lo mismo, estaba a punto de terminar cuando escuchó la puerta abrirse haciéndolo hacer una mueca de exasperación.

            -¡No puede ser, ya casi acababa!

            -Su paciente llega en diez minutos.

            -Gracias Ada.

            Draco se quedó quieto intentando no hacer el menor ruido, escuchó a Harry mover su silla y el ruido de pergaminos.

            -¿Y ahora?... ¿cómo salgo de aquí? –pensó comenzando a angustiarse.

            Miró a su alrededor y sus cosas aun estaban esparcidas, además el lavabo todavía no estaba limpio.

            -¿Qué hago?

            Decidió comenzar a guardar todo, ya terminaría después, solo esperaba que Potter no lo reportara por haberse ido sin terminar, pero en ese momento le importaba un pepino.

            Puso el cubo en el suelo metiendo sus trapos y sus botellas de limpiador y desinfectante, se dio la vuelta para agarrar la escoba y el trapeador dispuesto a salir en cuanto la paciente de Potter llegara, pero en cuanto se dio la vuelta de nuevo y dio un paso, no se acordó del cubo que había dejado en el suelo y se fue de bruces con todo y escobas ocasionando un escándalo detrás de la cortina; solo escuchó la cortina correrse y unos pies a su lado.

            -¿¡Qué pasó, estás bien?!

            -Estoy bien, estoy bien –respondió malhumorado al tiempo que se ponía de pie evitando mirarlo a la cara.

            -¡Realmente eres tú! –exclamó Harry levantando las escobas mientras Draco levantaba el cubo y los enseres de limpieza.

            -Deja, yo puedo –respondió arrebatándoselas de las manos y dirigiéndose a la puerta.

            -¡Malfoy!

            Pero Draco no se detuvo, prácticamente corrió a la puerta desapareciendo por ella.

            -¡Mierda, mierda, mierda! –masculló mientras se alejaba a paso veloz.

            Harry en tanto se había quedado de pie viéndolo salir para luego ir a sentarse tras su escritorio, estaba más que sorprendido de haber encontrado a Draco Malfoy como afanador en San Mungo después de años sin saber nada de él ni de su familia.

            Sabía que Narcisa se había librado de Azkaban gracias a su testimonio, que Draco  se salvó solo por un pelo, pero quien si había ido a dar con sus huesos a prisión hacia sido Lucius, pero luego salió y tiempo después se fueron del país, eso ultimo lo supo estando ya en América por algunos chismes de los tabloides, sin embargo los Malfoy no eran populares en ese continente por lo que pronto pasaron al olvido, pensó que Draco había ido con ellos, por lo que verlo ahí había sido impactante.

            -Llegó la señora Smith –dijo Ada asomándose.

            -Hágala pasar.

 

 

_____________

 

 

 

            Draco se dedicó a lo que le faltaba y por fin llegó al final de la jornada, exhausto regreso a su casa, pero cuando llegó a su departamento, en lugar de descansar fue al departamento de al lado.

            -Hola Becky ¿cómo estás hoy?

            Becky, una mujer anciana y casi ciega le sonrió desde el sofá mientras escuchaba la radio.

            -Hola cariño pasa, estoy bien ¿cómo te fue hoy?

            -Mejor ni hablemos de eso, vengo a ayudarte con tu baño.

            -Pero vienes cansado, no es justo que te ocupes de esta vieja.

            -Aprovecha tener a un galán como yo para ti sola en el baño, anda, levanta ese trasero perezoso.

            La anciana sonrió y aceptó la ayuda de Draco, quien después de un rato la tenía sentada en la bañera.

            -Gracias querido, nadie hace eso por mí.

            -No es gratis, vas a darme una rebana de ese delicioso pastel de manzana que hiciste, no me creas tan bueno.

            Cuando Becky estuvo bañada y vestida, fue con Draco hasta la cocina apoyada en su brazo y en su bastón.

            -Está tibio, perfecto con un vaso de leche.

            -Gracias Becky yo lo sirvo.

            Draco sirvió dos rebanadas con dos vasos de leche.

            -Pero siempre me cuentas tu día ¿hoy porqué no quieres, te fue mal?

            -Fatal Becky, fatal, no quiero ni regresar mañana… bueno nunca quiero, pero ahora menos.

            -¿Y eso porqué?

            -Porque la vida me odia, no sé que trae conmigo, pero la vida apesta.

            -¿Qué sucedió?

            Draco se tomó unos momentos para responder, parecía que la sola mención del asunto le amargaba el pastel.

            -Bueno… -dijo al fin- un antiguo conocido, alguien del colegio está ahora en San Mungo trabajando de sanador.

            -Oh… entonces eran compañeros.

            -Sí.

            Becky no necesito que le contara más, podía entender la situación, antiguos compañeros en diferentes profesiones.

            -Oh querido, lo siento mucho… ¿fue grosero contigo?

            -De hecho no, pero…

            -¿Eran amigos en el colegio?

            -No, la verdad es que nos llevábamos fatal –respondio dando un sorbo de leche- me salvó la vida en el ataque a Hogwarts.

            -¿En serio? Pues entonces no debe ser tan mala persona si se llevaban mal y aun así te salvó.

            -No es mala persona Becky, es el jodido Niño que vivió.

            -¿Harry Potter? –Exclamó asombrada- ¡Vaya!

            Becky sabía quién era Draco, lo que había hecho en la guerra, él se lo había contado después de un tiempo de amistad, era la única amiga que tenía tanto en el edificio como en el trabajo.

            -Sí, ahora es sanador, pero yo sabía que estaba en América o algo así ¿Por qué tenía que regresar?

            -Entiendo tu malestar cariño –respondió tomándole una mano- pero tu trabajo es digno, no estás robando ni mendigando nada, estas desempeñando una labor tan respetable como la suya, no debes avergonzarte.

            -Al cuerno esos cuentos, cualquiera puede barrer, pero no cualquiera puede operar ¿cierto? –exclamó con amargura.

            -Draco, si hay algo que te sobra es orgullo, aún cuando el bastardo de Barnett hizo lo que hizo lo enfrentaste con la cabeza en alto ¿Qué sucede contigo muchacho?

            -Pues ni tan en alto…

            -Vamos Draco, tu puedes con esto y más.

            Draco exhaló un suspiro, sabía que Becky tenía razón, pero ningún argumento podía quitarle la humillación que estaba sintiendo, sin embargo había algo innegable.

            -No puedo evitarlo toda la vida.

            -Pues no cariño, por eso es mejor enfrentar esta situación con la mejor actitud posible.

            -Tienes razón… es una mierda pero tienes razón… aunque no será nada fácil verlo mañana.

            -¿Se llevaban muy mal?

            -Ay Becky si tú supieras… hablé pestes de su amigo proletario sin saber que yo también lo sería con el tiempo.

            -Bueno, no tienen que ser amigos, solo mantén tu distancia y pórtate como si nunca hubieras dicho una sola palabra en contra de su amigo.

            -Es que no fue solo de su amigo… también de él, de sus amigos, de la familia de sus amigos y bueno. Para qué el sigo.

            -¿Y?

            -Eres una descarada –exclamó sonriendo.

            -Tengo muchos más años que tú, sé que no se llega a ningún lado escondiendo la cabeza como avestruz.

            -Pues si, además no es como que tenga opción.

            -Bueno cariño, apresúrate y ve a descansar, mañana debes trabajar.

            -Cierto, termino mi pastel y me voy.

            Y cuando quedó solo su mente traicionera le hizo repasar los eventos del día una y otra vez, recordó a Potter y reconoció que aunque habían pasado más de diez años, el tipo se veía bien, su cabello estaba un poco más largo y seguía igual de rebelde, usaba una pequeña barba de candado que le quedaba de maravilla, había terminado de dar el estirón y era un tipo alto y con un cuerpo fibroso y bien formado.

            -Pues si… se ve bien.

 

 

_______________

Notas finales:

Espero que les agrade ésta nueva historia ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).