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La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

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            Esa noche Harry sorprendió al matrimonio Weasley visitándolos en su casa.

            -Adelante Harry ¿ya cenaste? –preguntó Hermione dejándolo pasar.

            -Aun no.

            -¡Tío Harry! –saludó la pequeña Rose de cinco años.

            -Hola traviesa –respondió cargándola y luego llevándola a la mesa.

            -Pues llegaste a tiempo, Ron preparó una lasaña que se ve deliciosa.

            -Está deliciosa –confirmó Ron saliendo de la cocina vestido con mandil- es la receta especial de mamá.

            Ya sentados a la mesa, Harry preguntó lo que ya deseaba decir desde que llegó.

            -¿Sabían que Malfoy está trabajando en San Mungo?

            -¿Malfoy? –repitió Ron sirviéndose un vaso de té helado.

            -Pues sí, no conozco otro Draco Malfoy.

            -¿Hablas en serio, y que hace?

            -Es de intendencia.

            -¿Qué?... obviamente quieres tomarme el pelo ¿no? –exclamó riendo incrédulo.

            -Sabíamos que está en Gran Bretaña –intervino Hermione mientras mojaba un trozo de pan en su lasaña- pero no dónde estaba ¿seguro que es él?

            -Limpió mi consultorio.

            -No –exclamó Ron riendo de nuevo- no lo puedo creer.

            -¿Por qué no? –Preguntó Hermione- hace años no sabemos nada de él.

            -Tú eres auror Ron, debes saber qué pasó con él y su familia.

            -Bueno, es de conocimiento público lo que les pasó, de hecho todo pasó mientras estábamos el colegio y cuando yo era estudiante de la academia de aurores, así que los detalles no lo sé y no los he averiguado porque ciertamente no es de mi interés, solo sé que Narcisa se salvo de ir a Prisión gracias a tu testimonio, que Lucius Malfoy fue a dar con su culo a Azkaban por ser mortífago, solo se salvó del beso del dementor por sabe Dios qué tratos y con su hijo, bueno… ambos estaban fuera con libertad condicional, los padres salieron del país tiempo después y por lo que sé al hijo le negaron la petición de salir, así que bueno, está anclado aquí, aunque viéndolo así, yo pensaría que sus padres le mandaban dinero para mantenerse.

            -Tal vez no pueden –dijo Hermione.

            -Pero son ricos ¿no?

            -Pero es afanador Ron, era Malfoy ¿Por qué sería un simple empleado si su padre le enviara dinero? –Dijo Harry- oye, esto está realmente bueno.

            -Gracias, si quieres te llevas un poco.

            -Sí quiero, gracias.

            -Pues sea como sea –dijo Hermione bebiendo un sorbo de té y partiéndole trocitos de pan a Rose- Harry no quiero que seas grosero con él, está ganándose la vida como cualquiera de nosotros y eso es respetable.

            -¿Y cuando he dicho yo que fui grosero? –exclamo frunciendo el ceño.

            -Aunque si fuera yo quien lavara excusados, ten por seguro que ese Malfoy si que se reiría de mi –exclamó Ron.

            -Pues sí Ron, pero nosotros no somos así.

            -Ya lo sé mamá.

            -Voy a darle un vistazo a Hugo, regreso en un momento.

            En cuanto se quedaron solos, Ron preguntó:

            -¿Y qué actitud tenía Malfoy cuando te vio?

            -Pues el pobre estaba más rojo que un tomate y bueno, es comprensible, nunca pensamos que la próxima vez que nos viéramos en la vida iba a ser así.

            -Todo es karma amigo, no me burlo pero tampoco me causa empatía, allá él.

            -Pues sí, aunque yo intenté ser cortés pero él salió corriendo… literalmente.

            -Yo haría lo mismo.

            -Pero me da mucha curiosidad qué fue de  su vida, cómo es que está ahí.

            -¿Vas a preguntarle?

            -Por ahora no, sería muy maleducado ¿no?... además, así como lo veo, no creo que quiera ponerse a platicar conmigo de buenas a primeras.

            -Pues como sea, me da mucha curiosidad verlo, un día de éstos voy a visitarte.

            Harry solo sonrió mientras negaba con la cabeza y extendía su plato para que Ron le sirviera más lasaña.

 

 

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            Al día siguiente, después de que Draco checara su tarjeta de ingreso, Erín lo llamó a su oficina.

            -¿Qué sucede?

            -Sucede que  has recibido un reporte, la oficina del sanador Potter quedó mal aseada y el escritorio de su recepcionista, vaya ni siquiera un hechizo de limpieza recibió.

            -…

            -¿Y bien, que tienes que decir de eso?

            -Lo siento, no volverá a pasar –respondió ocultando su malestar por la llamada de atención.

            -Pues eso espero, porque a la próxima te voy a suspender un día, de por sí eres medio inútil en el trabajo, no puedo tolerar más concesiones contigo ¿está claro?

            -¿Concesiones?... ¿Cuáles concesiones, maldita ballena malparida?

            -Pregunté que si estaba claro.

            -Esta claro señora Erín.

            -A trabajar… ¡ah y otra cosa! –Draco se detuvo y se dio la vuelta sin decir nada- le preguntarás al sanador Potter si está satisfecho con tu trabajo, sino es así, estarás en problemas, más vale que lo apruebe.

            Sintiéndose furioso y con su día hecho ya una cagada, comenzó a trabajar, pero como el día anterior, esperó hasta que Harry saliera a almorzar para limpiar el consultorio, solo que ésta vez se tomó su tiempo para hacerlo, no como en día anterior para no ser reportado, así que era obvio que Potter iba a alcanzarlo aun dentro del consultorio.

            -Amm… hola Malfoy –saludó Harry al entrar y verlo limpiando su sala de revisión.

            -Buenas tardes Potter –respondió pasando el trapeador por debajo de la camilla, lo cual se le hizo muy raro a Harry, pues había hechizos de limpieza mucho más efectivos, sin embargo no estaba en la situación de ponerse a preguntar cosas incómodas, así que se puso a hacer anotaciones en sus expedientes; al cabo de media hora terminó y cargando sus cosas de limpieza se plantó frente al escritorio de Harry.

            -¿Satisfecho con la limpieza sanador Potter?

            -¿Perdón? –preguntó desconcertado.

            -Qué si está satisfecho con la limpieza –preguntó con rostro serio.

            -Pues… sí, claro ¿Por qué no habría de estarlo?

            Draco solo lanzó un bufido y se dio la vuelta dejando a Harry confundido, por lo que se levantó para preguntar si había algún problema, fue cuando alcanzó a oír a Ada.

            -¿El sanador Potter quedó satisfecho con tu trabajo? Porque sino es así volveré a reportarte ¿entendiste?

            -Sí señora.

            -Abrase visto, contratan a este tipo de gente y esperan que uno se conforme con su trabajo mediocre, mira, te faltó limpiar aquí –exclamó señalando la marca de su taza de café, que evidentemente se había hecho después de haber limpiado, por lo que Draco sacó su trapo del cubo y comenzó a limpiar en completo silencio- ¡Límpialo con un hechizo, tu trapo deja pelusas!

            Draco se le quedó mirando, evidentemente dudoso en obedecer, pero ante los gritos exasperantes de la mujer, sacó su varita y aplicó un hechizo limpiador provocando con eso una pequeña explosión que hizo volar todos los papeles del escritorio y poniendo histérica a la mujer; sino hubiera sido por Harry, quien rápidamente restableció el estropicio en el escritorio y calmó a Ada, hubiera sido un verdadero escándalo.

            -¡Voy… voy a hacer que te corran! –gritó Ada antes de que Harry la metiera al consultorio.

            -¡Cálmese Ada!

            -¡Quiso matarme!

            -¡Yo no quise matarla! –exclamó Draco presa del pánico al ver que iba a perder su trabajo.

            -Tranquilos… Malfoy regresa a tus labores, todo está bien, yo atiendo a Ada.

            Sin poder hacer nada, Draco vio como Harry metía a la histérica mujer a su consultorio y cerraba la puerta, se quedó parado por varios minutos intentando calmar el temblor de sus manos y luego, se dio la vuelta y se alejó para seguir trabajando.

 

 

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            -Tome un poco de agua –dijo Harry dándole un vaso.

            -Haré que lo corran… esto no se queda así –respondio la mujer tomando el vaso.

            -Ada ¿hace cuanto trabaja Draco Malfoy en el hospital?

            -Mmm un par de años creo… yo nunca estuve de acuerdo en que contrataran a ese tipo de gente… ¡un mortífago!... pero bueno, ya ve lo que son las cosas… -respondio lanzándose aire ella misma con la mano- pero esto no se queda así.

            -Ada ¿puedo pedirle un favor?

            -Claro señor Potter, lo que sea.

            -No reporte a Draco Malfoy.

            -¿Qué? ¡¿Pero porqué?! ¡Usted vio lo que me hizo!

            -Yo creo que fue un accidente.

            -Usted no lo conoce, gente como esa es malvada.

            -Resulta que si lo conozco, por favor, hágalo por mí ¿sí? –dijo Harry poniendo cara de cachorro, a lo que Ada se desarmó.

            -Bueno señor Potter… si usted me lo pide –respondio con una sonrisa nerviosa y acomodándose el cabello.

            -Gracias Ada, ya sabía yo que usted era una buena persona.

            -Por nada señor Potter.

            -¿Y ahora podría ir a recibir a mi próxima paciente por favor?

            -¡Claro, claro! –respondio regresándole el vaso y saliendo de ahí.

            -“Buena persona, mis nalgas” –masculló cruzándose de brazos.

 

 

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            Con trabajos Draco pudo terminar su jornada, estaba nervioso y angustiado, perder su trabajo era lo último que necesitaba y esa vieja histérica parecía muy decidida a hacerlo despedir.

            -¡Oh mierda! ¿Por qué usé un hechizo?... porque ella lo exigió, maldita mujer… -masculló mientras guardaba sus utensilios de limpieza en un armario.

            Cuando llegó a su casa, no fue a visitar a Becky, solo entró, dejó sus cosas y fue a tumbarse en la cama.

            -¿Por qué a mí, porqué tenía que aparecer Potter en mi vida? ¿No podía quedarse en la Conchinchina o donde sea que estaba?... ¡No quiero estar aquí! –gimió abrazando su almohada y extrañando más que nunca a sus padres, por lo que sin poder evitarlo, sus ojos se llenaron de lagrimas.

            Pero solo se permitió unos minutos de debilidad, por lo que se secó las lagrimas con la colcha y simplemente botó los zapatos, jaló la manta y apagó la luz.

 

 

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            Al día siguiente se levantó con pesar y con más pesar aun llegó a su trabajo esperando encontrar a su jefa esperándolo para despedirlo… pero contrario a sus temores, nada pasó, vio como todos agarraban su rumbo sin siquiera mirarlo, así que intrigado hizo lo mismo, pero en el transcurso del día tampoco fue llamado.

            Aun así, no sin cierta reticencia llegó al consultorio de Harry a la hora en que éste almorzaba, encontrando por fortuna que la vieja loca tampoco estaba, así que decidiendo que la mujer era peor por histérica, decidió limpiar su escritorio primero, luego se metió al consultorio y comenzó su trabajo.

            Pero ésta vez Harry solo tomó un café y regresó más pronto a su consultorio para encontrar a Draco con más tiempo, cosa que efectivamente sucedió.

            Esta vez Draco tampoco dijo nada, solo respondio el saludo de Harry mientras éste se sentaba en su escritorio y aparentemente continuaba con sus labores; Draco lo ignoró, cambió las toallas sucias por unas limpias en el lavabo y siguió limpiando la salita de revisión, luego tomó su escoba y comenzó a barrer, no fue hasta que terminó y tomando todas sus cosas para salir de ahí, fue que Harry dijo:

            -Sé que lo de ayer fue un accidente.

            -Ah…mmm… si –exclamó comprendiendo que si no lo habían corrido aun, había sido por Harry, así que harto de sentirse tenso en ese ambiente, decidió enfrentar aquella situación de una vez por todas- ¿Fue por ti que no me han corrido?

            -Este incidente no amerita un despido, pero le pedí a Ada que no te reportara, lo que me lleva a aclarar que no fui yo quien te reportó el día anterior, fue Ada.

            -Ah… bueno, yo pensaba que habías sido tú.

            -Pues no, aunque ciertamente ese día dejaste las cosas inconclusas pero no es algo que me moleste ciertamente.

            -Bueno si, tenía algo de prisa.

            -Lo noté… oye Malfoy, no quiero que te sientas incómodo porque yo estoy aquí, creo que no quedó nada pendiente entre nosotros y yo pienso que tus motivos tendrás para estar aquí.

            Draco asintió en silencio, realmente agradeció esas palabras, pues la tensión estaba matándolo.

            -Sí… gracias Potter.

            -Por cierto, tengo una pregunta si es que no te molesta.

            -¿Qué cosa?

            -Lo de ayer… fue un accidente.

            -Exacto, ya lo dijiste, no quise matar a esa urraca aunque ciertamente se lo mereciera.

            -Se llama Ada.

            -Me importa un pito como se llame, Potter… la vieja me odia desde que me vio, bueno ¿Cuál era la pregunta?

            -Noto que no usas magia para limpiar y ayer que lo hiciste, algo salió mal ¿Por qué, tienes algún problema con tu magia?

            -¿Eh?... ah… no, no, para nada, fue un simple error y me gusta limpiar sin magia, queda más limpio y si no te importa, debo seguir con mi trabajo.

            -Claro, claro… gracias por limpiar aquí.

            -De nada Potter.

            Cuando salió, su nivel de estrés bajó considerablemente ese día, aun no le agradaba que Harry Potter estuviera trabajando ahí, pero las cosas ya no parecían tan malas, si se mantenía alejado nada pasaría; sin embargo esa tarde fue llamado nuevamente por su jefa.

            -Draco –dijo ella ceñuda mientras lo miraba sentado frente a ella en su escritorio- recibí una queja de la sanadora Goldberg, dice que había polvo en su escritorio después de que limpiaste.

            -Yo limpié pero no puedo impedir que se vuelva a ensuciar.

            -Hay hechizos repelentes de polvo ¿sigues sin querer usar magia?

            -No es eso, es que últimamente me está fallando un poco, hago lo mejor que puedo.

            -Mira, hice una gran concesión contigo al aceptar que te colocaran en mi área, pero si no haces bien tu trabajo no puedo ayudarte, hace tiempo no había estos problemas contigo ¿Qué pasa?

            -No pasa nada, es solo una falla en mi magia, solo es estrés, pondré el doble de empeño.

            -Pero te tardas más si lo haces al estilo muggle.

            -Bueno… terminaré mis deberes aunque salga más tarde.

            -Y así cobrar tiempo extra ¿no?

            -Claro que no, marcaré mi tarjeta a la hora acostumbrada y regresaré a mis labores.

            -Mmm… bueno, pero te advierto que si vuelvo a recibir una queja más, te suspenderé, estoy harta de darte trato preferencial y pasar por alto tu mal desempeño.

            -¿Trato preferencial maldito trol deforme?

            -¿Escuchaste o eres tonto?

-Lo escuché, gracias.

            -Retírate.

            Desalentado miró el reloj viendo que aunque ya casi marcaba la hora de salida, debía volver a limpiar lo que ya había limpiado, pero decidido a no perder su trabajo puso manos a la obra.

 

 

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            Siendo que su hora de salida era a las 6:00 pm, eran las 7:30 pm cuando por fin salió del hospital, se sentía agotado y solo deseaba sentarse un rato, así que se sentó en una banca de un parque cercano.

            -¿Malfoy estas bien? –preguntó alguien de repente.

            Si… Harry Potter estaba de nuevo ahí, plantado frente a él como una aparición y mirándolo con gesto preocupado.

            -Hola Potter, sí, estoy bien, solo algo cansado y decidí tomarme un respiro –respondio intentando parecer lo mas despreocupado posible.

            Harry decidió omitir que se le veía una estampa de total agotamiento, eso no era lo más educado, pero no pudo evitar el impulso de acercarse y sentarse a su lado.

            -¿A qué hora sales?

            -A las seis.

            -Pero ya es muy tarde.

            -Sí, bueno… me faltó limpiar algunas cosas y me quedé un poco tarde… ¿y tú, sales a estas horas?

            -A veces, depende de las citas que tenga.

            -Claro.

            Se quedaron callados un rato en un silencio un tanto incómodo, hasta que Draco decidió preguntar algo que llevaba días rondándole la cabeza.

            -¿Te puedo preguntar algo Potter?

            -¿Qué cosa?

            -De auror… ¿a doctor de señoras, en serio?

            Harry no pudo evitar reír, eso era algo que todos le preguntaron en su momento.

            -Sí, bueno… es raro, lo sé.

            -¿Raro?... raro es poco, si me hubieran dicho que un día serías doctor de bebés y vaginas me hubiese reído en sus caras.

            -Sí, yo también para ser sincero –respondio sin dejar de sonreír.

            -¿Por qué cambiaste de profesión? Ser auror se te daba bien.

            -Pues sí, pero… creo que por eso entré a la academia de aurores, porque era lo más lógico y todos lo esperaban, incluso yo, pero con el tiempo me di cuenta de que había tenido suficiente de peleas y entrenamientos, decidí que ya no quería más.

            -Eso lo entiendo pero ¿Por qué gineco obstetra?

            -Ser sanador siempre me llamó la atención y la especialidad elegida fue porque vi como Hermione sufrió mucho para poder concebir a Rose, vi su felicidad cuando al fin lo lograron y quise ser parte de eso en alguna familia, ayudar en otro aspecto, no peleando sino de otra manera, por eso elegí esta especialidad.

            -Ya veo –respondio quedándose callado después.

            -¿Y tú? –pregunto Harry al cabo de unos minutos de silencio.

            -¿Yo?

            -Sí.

            -¿Yo qué?

            -Vamos Malfoy, fue todo un impacto encontrarte aquí y no me lo tomes a mal, cualquier trabajo es digno, pero concédeme que fue todo un shock para ambos.

            -Pues si –respondio con una sonrisa cansina mientras miraba a la gente pasar por enfrente metida en sus propios asuntos- Bueno, no me fue muy bien en la vida y aquí estoy.

            Harry comprendió que Draco no estaba dispuesto a soltar más de su vida, así que respetándolo sonrió y se levantó diciendo:

            -Bueno Malfoy, debo irme, cuídate, nos vemos mañana.

            -Hasta mañana Potter.

 

 

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            Cuando llegó a su departamento, fue Becky quien esta vez lo visitó llevando un trozo de pastel de manzana.

            -Becky no debiste salir de tu casa, pudiste caer –dijo cuando la dejó pasar- lo siento, debí ir a verte ¿necesitas algo?

            -Cariño, nomás hay que ver tu estampa para ver que estás agotado, no es bueno que trabajes tanto así como estás, te va a hacer daño.

            -Estoy bien Becky, solo debo dormir.

            -Te traje un poco de pastel de manzana, es lo único que puedo hacer de postre, además se que te gusta mucho.

            -No gastes en esto por mí, ya viene el día de la renta.

            -Está bien, no te preocupes por eso, pero ¿Por qué llegaste tan tarde?

            Draco llevó el plato de pastel al sofá en donde se sentó después de ayudar a Becky a sentarse también y comenzó a comer.

            -La arpía de mi jefa me volvió a regañar por no limpiar bien.

            -Ay cariño ¿y por qué no le dices la verdad?

            -Porque me correrían y no puedo perder mi trabajo, pero tranquila, por eso voy a quedarme un poco más de tiempo, para compensar lo que no estoy haciendo bien.

            -Pero es mucho trabajo.

            -Estoy acostumbrado.

            -Pero…

            -Becky estoy bien –interrumpió sonriéndole tranquilizador- mejor cuéntame cómo te fue en tu día.

            -Vendí un par de gorros y tres bufandas –respondio entusiasmada- aunque me pagan a fin de mes.

            -Eso es genial.

 

 

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            Al día siguiente se esforzó mucho más en su trabajo y su interacción con Harry fue menos estresante, de hecho Harry prefirió tardarse más almorzando para no incomodarlo a la hora de limpiar, cosa que Draco agradeció y así paso esa primera semana en la que Draco Malfoy y Harry Potter se encontraron en San Mungo.

 

 

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