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Last Song [Hyunlix] por Derian Wild

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Cada mañana el acto de levantarse era un suplicio. Su cuerpo lo sentía cuando el gris del amanecer se abría paso por las cortinas e iluminaba la estancia en tonalidades celestes, atenuando las sombras. Todo el tiempo estaba presente esa sensación de que hacía nada había cerrado los ojos y es que sabía que debería dormir más temprano, pero las horas nocturnas eran sus favoritas.

Tenía que ir a clases, pero dejaba el tiempo correr libre hasta el límite que sería la segunda alarma del teléfono, la primera lo había atraído ligeramente a la consciencia pero no lo suficiente como para darle el impulso de alzarse y salir del calor de su cama...

La noche anterior había sido increíble, junto a su banda habían tocado en un conocido bar y su nombre ya empezaba a escucharse entre las personas, algunas que coreaban sus canciones. Intentaba guardar ese sentimiento, la adrenalina en la sangre, el calor, la euforia, aunque detrás de todo se escondía la sombra de la decepción... porque en la vida no todo podía ser tan perfecto.

Suspiró al escuchar la segunda alarma y se estiró para apagarla, el amargo sabor de un recuerdo específico terminó de quitarle la ensoñación, haciendo que sus oscuros ojos se fijaran en el blanco techo, tras unos segundos se incorporó y tembló ante el frío que lo recibió.

Verificó los mensajes en su teléfono, un par de sus amigos y ninguno de su pareja, al que había visto el día anterior coquetear con un chico, tal vez se habían ido juntos. Trató de no pensar en eso, ya hablarían más tarde, así que contestó lo pendiente y fue hacia la ducha.

Trató de saborear el éxito de la tocata y olvidar ese malestar general que le provocaba lo otro, porque si seguía dándole vueltas al asunto, el orgullo terminaría traicionándolo otra vez.

Se colocó el uniforme del colegio, guardó su bajo en la funda y se lo cargó al hombro, tomó su teléfono y salió camino al Instituto. A veces deseaba ser mayor de edad pronto, pero solo tenía diecisiete, lo que lo limitaba demasiado en su carrera como músico.

Se detuvo en una cafetería que quedaba de camino al colegio, ahí solía desayunar, ya que le molestaba comer solo en esa casa demasiado grande y vacía, porque su padre estaba en un viaje de negocios y sólo vivía con él, su mamá por su parte se encontraba en otro país, viviendo la vida que había perdido por casarse y tener a un hijo siendo demasiado joven.

La campanilla de la puerta sonó como de costumbre, sonrió ligeramente y saludó a la mesera, una bonita chica mayor con la que conversaba a veces, cuando había poca gente en el local. Pidió un latte y un sándwich sencillo y se acomodó al final de la barra, al lado de un gran ventanal que daba a la calle y ahí fue donde lo vio por primera vez... 

Difícilmente podría olvidar ese momento, cabello rubio cubierto por un gorro gris, ojos fijos en el infinito, audífonos en los oídos, la mochila cayendo descuidadamente de uno de los hombros, uniforme de un colegio que no conocía y andar seguro y ligero. La primera impresión que le dio fue la de un hada, no de esas típicas que caricaturizan en las series o películas, más bien como un ser mágico, bello, que armonizaba con el ambiente y ocultaba algo que ningún ser humano sería capaz de comprender. Más tarde descubriría que no se equivocaba del todo y que en aquel chico encontraría un universo difícil de sondear. 

Mientras veía al desconocido desaparecer de su campo de visión, su teléfono vibró en el bolsillo, encargándose de responder a la duda que su mente le había planteado cuando despertó. 

"Hablemos más tarde, HyunJin, anoche pasaron algunas cosas que no quiero que se malinterpreten..."

¿Qué clase de persona enviaba un mensaje como ese a alguien con ansiedad? ¿Malinterpretar qué cosa? 

Se pasó la diestra por los cabellos rojos, peinándolos hacia atrás y conteniendo un bufido de molestia, estaba cansado, realmente cansado de ese tipo de amor ambivalente... O quizás era que la canción que sonaba en ese momento hablaba de una ruptura... Tal vez era el destino indicándole que su historia con quien era su pareja solo terminaría durando tres minutos y veintinueve segundos. 

 


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