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Are you friend or foe? por Dra-chan

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Notas del fanfic:

Fanfic dedicado a Arekusa para el intercambio del grupo BakuDeku / KatsuDeku 80's & 90's Kids

Notas del capitulo:

Sinceramente había un tema que me interesa mucho más, pero el tiempo se me venía encima y no quería apresurar demasiado las cosas y hacer un cochinero. Para esta historia tome dos de los promt sugeridos:


-un romance katsudeku/dekukatsu contado desde el punto de vista de Shoto. No que Shoto tenga sentimientos románticos, sino el cómo razona desde que los conoció, él proceso en el que se hacen cercanos hasta que llega a la conclusión de que quizás, solo quizás, son mejores amigos jajaja bueno, novios, pero Shoto siempre fue despistado.


-Au niños. Katsuki ve una figura de All Might y quiere comprárselo a Izuku, peor recuerda que gasto sus ahorros comprándole dulces a Izuku. Quiero ver cómo se las ingenia para comprarle el regalo.


Más o menos, no esperen mucho de mí.

1


Cuando llegó por primera vez a su nuevo salón de clases, lo último que ha Todoroki Shoto le preocupaba era saber quién diablos era Bakugo Katsuki o Midoriya Izuku. Estaba demasiado nervioso como para pensar en nada más que no fuera ver partir a su mamá lejos de él por quién sabe cuánto tiempo.


Había pasado más de un mes y medio desde el inicio de clases de primer año de primaria y su madre al fin había logrado convencer a su padre que ya era tiempo para que Shoto fuera a la escuela y se relacionara con más niños. Su madre insistía en que pasar todo su tiempo en casa no era sano, teniendo en cuenta que su única compañía generalmente eran sus padres porque sus hermanos ya iban a la escuela, para disgusto de su padre, quien cree que la enseñanza en casa es más enriquecedora.


Shoto no entiende mucho de la situación y poco le importa. Está rodeado de un montón de niños que en su mayoría lo ven con interés o fascinación por ser una novedad. Cree que no va a encajar ahí. Todos parecen ya conocerse y ser amigos y él no sabe nada sobre hacer amigos.


Quizás esa era la principal razón por la que su madre insistió e insistió hasta lograr su cometido, para que Shoto supiera que, en realidad, hacer amigos no era tan difícil.


2


Después de los nervios iniciales, todo marchó bastante bien. Fueron los demás niños en su clase los que se acercaron a él para hablarle y por fortuna el menor de los Todoroki supo adaptarse a todas las situaciones. Pronto se vio rodeado de un pequeño grupo de niños que hablaban sin cesar sobre sus cosas favoritas. Superhéroes, videojuegos y cosas con las que podía relacionarse ya que, a fin de cuentas, era un niño con los mismos intereses.


Con el paso del tiempo comenzó a entender cómo funcionaban las relaciones de amistad, más o menos, y el compartir gustos y aficiones con los demás. No era tan diferente a como se llevaba con sus hermanos, pero era más divertido porque todos ahí tenían la edad de Shoto y ninguno se ponía como sus hermanos Toya o Natsu en plan “eres un niño pequeño y yo ya estoy mayor” para después ignorarle.


Sin embargo, había muchas cosas que aún no entendía, muchísimas. Entre ellas, la relación de Bakugo Katsuki y Midoriya Izuku, dos de sus compañeros de clases.


Algunos en el salón decían que era amigos de la infancia, otros tantos que eran amo y esclavo. Ahí Shoto debía hacer uso de todo su conocimiento en historia para decirles que la esclavitud no es legal, aunque pocos entendían el concepto de esclavitud. O de legal.


Había ocasiones en las que realmente no podía llamarlos amigos. Bakugo era demasiado rudo con sus comentarios, a tal punto que a veces Midoriya quedaba al borde de las lágrimas, pero al día siguiente podían estar nuevamente juntos, como si nada hubiera pasado. Izuku seguiría a Katsuki por todos lados, con los ojos brillantes y una sonrisa enorme en los labios.


Incluso hubo una ocasión donde, para Shoto, Bakugo fue realmente un gran amigo regalándole a Izuku una figura de acción de All Might, su superhéroe favorito, por su cumpleaños. Una figura que le costó sudor y lágrimas al pequeño niño explosivo. Shoto incluso está bajo amenaza de no decir una palabra al respecto y cumple a raja tabla con esa palabra porque Bakugo le recuerda mucho a su hermano mayor, Toya, con su mirada desquiciada y sabe que va a doler si le dice a alguien sobre todos los fines de semana que Katsuki pasó en el jardín de los Todoroki, los Iida, los Yaoyorozu y los Aoyama podando el césped y ayudando en mil tareas más para juntar dinero y poder comprar ese juguete porque sus padres se negaron a darle más ya que había gastado toda su mesada. La había gastado en dulces para Izuku, ni más ni menos. Está seguro que todos los hijos de esas familias están bajo amenaza, lo intuye por cómo Tenya, el hijo menor de los Iida, respinga al hacer contacto visual con Bakugo, o cómo el menor de los Aoyama y la menor de los Yaoyorozu huyen despavoridos de su presencia.


Debe admitir que fue muy gracioso ver batallar al pequeño Bakugo con la enorme podadora de su casa, empujando el aparato con todo su ímpetu para poder dejar lo más parejo posible el césped en su jardín. Su hermano Toya intentó muchas veces burlarse del pequeño, haciéndole muecas o imitando lo difícil que era para Katsuki podar el césped o alcanzar las partes más altas de los arbustos para poder podarlos bien. Shoto también está bajo amenaza por parte de su hermano, ya que éste no quiere que se sepa cómo un niño pequeño casi le parte el labio de un puñetazo. El mayor de los Todoroki se tragó las lágrimas de coraje y ni siquiera se atrevió a decirle a sus padres sobre ello, ya sea por orgullo o miedo.


Entonces, ¿cómo no va a sentirse intimidado el pequeño Shoto por parte de Katsuki? El cual puede hasta con la fiera salvaje que es su hermano mayor. Así que no hablará de esas tardes en el jardín de esas familias, ni de los miles de recados que hizo para otros vecinos y negocios locales hasta juntar para esa figura de acción.


Y le parece increíble cómo el niño que le recuerda más a un demonio que a un niño puede sonreír de esa forma cuando Izuku suelta un efusivo:


—¡Gracias Kacchan! —abrazando el muñeco con la sonrisa más resplandeciente sobre la tierra.


—Yo ya tengo uno, y un Deku como tú también debería tener uno si quiere jugar conmigo —suelta con prepotencia Katsuki y aunque Shoto huele la mentira, no dirá nada al respecto.


3


Los años pasan, sin embargo, y Shoto pasa de ser un espectador silencioso a una parte activa dentro de esa amistad. Más o menos. Es compañero de ellos dos durante toda la primaria, Katsuki protegiendo celosamente su amistad con Izuku para que nadie más se acerque demasiado. Pero conforme van creciendo, las cosas van cambiando. No entiende exactamente cómo. Ya ha pasado más tiempo con la gente, pero las relaciones humanas siguen siendo un mundo desconocido para él y la dinámica de su amistad, si es que se le puede llamar así, es demasiado compleja para el entendimiento de cualquiera.


Al entrar a la secundaria parece haber un quiebre entre ellos. Katsuki es más salvaje y mezquino e Izuku parece ya no querer tolerar su comportamiento todo el tiempo, por lo cual busca la compañía de otras personas, como la de Shoto, Iida, Uraraka o Tsuyu, cualquiera que lo trate como una persona y no como su perro faldero. Eso, supone, no hace feliz a Katsuki, quien también ya tiene otro grupo de amigos como Kirishima, Kaminari o Sero.


Hay muchísimas peleas a principios de secundaria, mayormente verbales por parte de Bakugo, pero otras tantas entre empujones que dejan a Izuku con la nariz sangrante y de verdad Shoto no logra comprender cómo es que Izuku puede volver a hablar de forma normal con Katsuki días después, cómo puede ignorar sus insultos o sus gritos. Sabe que es la base de la comunicación de Bakugo, pero Shoto también sabe que si fuera por él -o cualquier persona con un mínimo de sentido común- ya se habría alejado.


Ha querido preguntarle, por supuesto, saber qué pasa por la mente de ese chico pecoso, pero al mismo tiempo se detiene porque considera que no es de su incumbencia. Lo único que puede hacer de vez en cuando es ponerse frente a Izuku si Bakugo se pone muy físico con su acoso, lo mismo que a veces hacen Tenya u Ochako. Pero lejos de calmar a Katsuki, lejos de hacerle entender que hay gente dispuesta a plantarle cara por parte de Midoriya, eso sólo lo enfurece más, le hace arremeter más contra el chico cuando nadie está viendo y Todoroki no termina de entender por qué.


4


El segundo año es mucho más tranquilo, los mueven a todos de clase y por primera vez desde siempre, Katsuki e Izuku no están en el mismo salón. Los ataques verbales son esporádicos cuando se encuentran por los pasillos y todos saben que, a pesar de eso, los dos terminan yendo a casa juntos al final del día. Es una inquietud que incluso los amigos de Katsuki comparten con los amigos de Midoriya y un día Shoto no puede aguantarlo más.


—¿Por qué soportas a Bakugo? —le pregunta durante el almuerzo. Izuku tiene la boca llena de arroz y voltea a verle como si no entendiera la pregunta. Como si no hubiera motivo para hacer esa pregunta.


—Porque somos amigos —responde una vez traga el bocado que llenaba su boca y parece listo en dejar morir el tema y seguir comiendo.


—Los amigos no se tratan así —dice Todoroki con la seguridad de años de haber aprendido sobre la amistad.


Midoriya sigue comiendo, aunque parece pensativo durante ese tiempo y Shoto le da todo el tiempo que necesite para pensar en su siguiente respuesta.


—Hay muchos tipos de amistad, supongo. Kacchan siempre ha tenido mal temperamento, pero no es malo —se encoge de hombros al terminar de hablar.


Y de verdad que Shoto entiende eso, su amistad con Midoriya e Iida es muy diferente a la que tiene con el resto de sus amigos. Hay amistades más cercanas, eso lo sabe, pero lo de Bakugo y Midoriya sigue escapando a su entendimiento.


¿Serán los dulces? Se pregunta a veces. ¿Será el recuerdo de esa figura de All Might? Considera en otras ocasiones, pero no cree que nada de eso justifique algo.


Deja morir el tema porque Izuku no parece por la labor de seguir hablando de ello, por mucho que Todoroki aun tenga cosas que decir y preguntar al respecto.


5


Entonces, cuando uno cree que las cosas no se pueden poner peor, definitivamente se ponen peor.


6


Es el tercer año de secundaria y todos están considerando cuál será el siguiente paso a dar. La mayoría quiere aplicar para la preparatoria UA, una de las más desafiantes académicamente, pero al mismo tiempo todos están en esa faceta de la vida, entre la pubertad y la adolescencia. Empiezas a ver a la gente con otros ojos y Shoto nunca creyó que tendría que aprender mucho más sobre las relaciones humanas. Como los intereses amorosos.


Se siente extraño porque un día eres un niño o una niña que no piensa demasiado en eso y al otro Todoroki debe detener la montaña de cartas de amor que caen de su casillero y aguantar las burlas o quejas de sus compañeros.


—Hombre, quiero una novia —reniega Mineta al ver cómo Shoto ordena y cataloga las cartas que recibió, las que necesita responder y los regalos que deberá devolver.


—¿Vas a acepar alguna? —pregunta Midoriya a su lado, ayudándole con las cartas.


—No, no conozco a ninguna.


Eso parece enfurecer a Mineta, quien comienza a despotricar en su contra y en cómo no necesita conocerlas para aceptar a alguna linda chica como novia.


Ese tercer año Uraraka y Tsuyu no están en su mismo salón, Shoto, Midoriya y Tenya siguen juntos, a los cuales se une de vez en cuando Mineta. También, de nuevo, está Katsuki en el mismo salón. Sigue igual de agresivo e impertinente que siempre, pero no sabe si es a base de costumbre, pero Todoroki suele no prestarle ya demasiada atención a su forma de ser. Parece que se ha calmado un poco más con Izuku y eso le parece bien, cree que al fin está madurando. O no.


—¿No tienes alguien que te guste Todoroki? —continua Mineta, su rabieta ya olvidada.


—No —responde cortante porque no se ha dado el tiempo de pensar en ello.


—Eres tan aburrido, no sé por qué eres popular —suelta un suspiro resignado—. ¿Y tú Midoriya? ¿O cuál es tu tipo?


Izuku, como siempre que entran en esos temas, se pone rojo hasta la punta del cabello y se cubre con los brazos.


—Yo no… no sé… —balbucea sin sentido—. Alguien… alguien… no sé… ¿alguien que me quiera? ¿Que sea amable conmigo? Tal vez.


—¡Cómo que tal vez! —explota Mineta—. Cualquiera en este salón entra en el rango de ser amable contigo, y yo no voy a salir contigo.


—Yo tampoco —agrega Todoroki, como si fuera necesario.


—¿Eeeeeeh? ¡Qué crueles! —lloriquea el pecoso, olvidando su vergüenza.


—Aunque está esta chica del salón de al lado. Olvidé su nombre. Cara normal, pero bonito cuerpo —intenta recordar Mineta.


—No deberías calificar de esa forma a la gente —regaña Iida, uniéndose a la conversación—. Su nombre es Megumi y siempre parece atenta a ti, Midoriya.


Parece que ni Tenya o Minoru lo notan, pero al ojo experto de Shoto, siempre atento a las reacciones de la gente, para poder aprender un poco más de ellos, logra ver la incomodidad en Izuku. No parece alagado ni emocionado. Sólo incómodo.


—Es realmente linda —responde mientras sus dos compañeros le dan la razón, pero no hay un sonrojo en sus mejillas, ni especial emoción en sus palabras.


—¡Cierren la boca! —explota Katsuki antes que Shoto pueda hacer cualquier observación—. Han estado mascullando como colegialas todo el maldito rato, ¡lárguense a sus lugares!


Todoroki quiere hacerle saber que, de hecho, son colegiales, por lo que no tendría nada de malo estar cuchicheando entre ellos como unos. Pero todos ahí son chicos listos, así que rompen filas antes de colmarle más la paciencia. A Shoto le gustaría hacerle una observación a Izuku cuando tenga la oportunidad, preguntarle el porqué de sus mentiras cuando, generalmente, Midoriya es la persona más honesta que conoce. Sin embargo, el malhumor de Bakugo le distrae de todo. Parece más furioso de lo normal, lo cual ya es decir mucho. Él y Midoriya vuelven a tener otra pelea, mucho más intensa que las anteriores porque la tienen de camino a casa, donde nadie puede interponerse. Gracias al cielo Izuku va al día siguiente ileso, pero parece también muy malhumorado y no quiere hablar del tema. Todos se enteran de su pelea por la gente que los vio camino a casa, pero nadie sabe exactamente cuál fue el detonante y preguntarle a cualquiera de los dos es caso perdido.


Bakugo, por otro lado, comienza a salir con esa tal Megumi.


7


—¿Estás bien con eso, Midoriya-kun? —pregunta Iida por cuarta vez en el día.


—¿Por qué no lo estaría? Uno debe estar con la persona que le gusta si tiene la oportunidad —el pecoso responde también por cuarta vez en el día.


—¡Pero a ti te gusta! —exclama Mineta y Shoto puede ver cómo Midoriya se congela por un segundo—. Si es tu amigo, debería respetar a la chica que te gusta.


—No me gusta, Mineta-kun —dice Izuku después de recuperar el color en el rostro. Hay tantas cosas pasando ahí que Shoto está muy perdido.


—¿Entonces por qué peleaste con Bakugo? —es la pregunta que decide hacer Todoroki.


Como siempre, tiene muchísimas preguntas, demasiadas que no sabe por dónde empezar. Quiere preguntar por qué mintió sobre sus pensamientos sobre la chica. Por qué parece, aun así, tan deprimido por la idea de ella saliendo con su supuesto amigo. ¿Qué es lo que le causó miedo en lo que dijo Mineta?


Para ser un chico tan simple, Midoriya es increíblemente complicado.


—No recuerdo —es la respuesta que obtiene después de unos largos minutos de silencio y cualquiera puede decir que es una mentira.


Ninguno insiste en el tema.


Bakugo y Midoriya no vuelven a ir juntos a casa después de eso.


Ni a hablar.


8


Empiezan su primer año en la UA. Todo lo que Todoroki sabe es, a falta de una mejor palabra, por chismes. Sabe que Midoriya y Bakugo siguen sin hablarse. Sabe que Bakugo terminó con su novia al mes de haber estado con ella. Incluso cuentan las malas lenguas que durante las vacaciones intentó retomar el contacto con Midoriya de nuevo, pero el pecoso no dio su brazo a torcer, al fin harto de los desplantes de su supuesto amigo. ¿Qué amigo te quita a la chica que te interesa?


Tiene muchas dudas sobre ese último chisme. Cualquier cosa que provenga de Mineta debe ser puesto en duda siempre.


Sin embargo, hasta él puede ver que hay algo pasando entre esos dos, aunque no se hablen. Por azares del destino, supone, Midoriya y Bakugo se sientan uno detrás del otro, lo cual hace que sea imposible, llegados a cierto momento, que puedan seguirse ignorando. No van juntos a casa como antes, ni siquiera intercambian saludos como era usual, pero empieza a haber un mínimo de interacción entre ellos poco a poco que empieza a enfriar las cosas en su relación.


Empiezan siendo civilizados a la hora de hacer trabajos en equipo, hay veces en las que los estudiantes no pueden elegir a su compañero de trabajo y les toca aceptar lo que el profesor elija, así que ni Izuku ni Katsuki pueden poner peros.


Lo intentaron, por supuesto, la primera vez que el profesor Aizawa le indicó a Bakugo que se diera vuelta para trabajar con Midoriya, el chico estalló en furia. El peor error que pudo cometer con ese profesor, que lo castigó después de clases, le hizo hacer una extensa carta de disculpas para él y otra para Midoriya, leerlas al frente de la clase y le asignó a Izuku como su compañero de trabajo por lo que resta del año.


Todoroki cree que no debió también castigar de esa forma al pobre pecoso, pero ni él, ni nadie en realidad, va a objetar alguna decisión de su profesor. Duda que Bakugo vuelva a tener alguna especie de estallido con él por lo que le quede de vida.


Así que supone que de cierta forma es gracias a Aizawa que la relación de esos dos se forma de nuevo, de alguna retorcida manera.


Retorcida es la palabra que mejor explica su relación, ahora que lo piensa bien. Si no, no puede explicarla de otra forma. Han pasado años desde que se conocen y los observa y aun así sigue siendo algo que escapa a su entendimiento y al sentido común.


—¿Cómo que lo extrañas? —pregunta Shoto, horrorizado por lo que está escuchando.


—Es mi amigo, extraño pasar tiempo con él, hablar con él —dice Izuku, avergonzado.


—¿Extrañas que te grite, te insulte y te golpee? —sigue preguntando Todoroki, porque de verdad que no lo entiende.


—Midoriya, ¿tú…? —empieza Iida, que también está junto a ellos.


Es hora del almuerzo y los tres están sentados en la cafetería, algo alejados del resto para poder tener un poco de privacidad al charlar. No es que no confíen en sus demás compañeros, pero el nivel de confidencialidad que Izuku tiene con Tenya y Shoto no lo comparte con nadie más.


Y hasta ahí Shoto sigue entendiendo la diferencia entre las amistades, pero con Bakugo cree, a este punto, que jamás lo entenderá.


—¡Sé que es extraño! —interrumpe Midoriya las palabras de Iida, el cual cierra la boca de golpe, observa Shoto, sus mejillas se colorean y voltea a otro lado, como si considerara mejor las palabras que estaba a punto de soltar—. Sé que puede que no lo entiendan, a veces yo tampoco lo hago, pero… hemos estado juntos desde siempre y yo… —suspira, porque parece que no sabe qué más decir al respecto, y regresa a su almuerzo.


Sí, es extraño. Y no lo entiende.


9


Entonces, vuelven a pelear.


10


Shoto estaría muy dispuesto a ofrecerse a romperle un par de huesos a Bakugo en su nombre. Ha pasado toda su vida con un hermano mayor como Toya, que su pasatiempo favorito es atormentar a sus hermanos. Shoto ha aprendido a defenderse bastante bien, y aunque sabe que quizás Bakugo también le termine rompiendo algo, bien valdría la pena.


Pero, y no debería sentirse tan orgulloso como se siente, pronto se da cuenta que Izuku ya no se conforma con ser el saco de boxeo de Bakugo. Ambos chicos son llevados a la dirección. Tienen la ropa mal puesta, algo rota en realidad. Ambos sangran por la nariz y la boca. Izuku se agarra fuertemente el estómago y parece respirar con dificultad, seguro por un fuerte golpe y aunque Bakugo trata de disimularlo lo mejor que puede, cojea del lado izquierdo y se soba la cadera con insistencia.


Fue una pelea bastante fuerte que, sin embargo, nadie presenció del todo. No saben si alguno de ellos citó al otro en alguna parte de la escuela, pero para cuando el profesor Yagi Toshinori los encontró, tuvo que llamar a otros tres profesores para lograr separarlos.


La escuela no tiene exactamente una clausula contra la no violencia, lo cual a Shoto le parece un poco tonto, toda escuela debería tenerla, pero la UA parece creer que, si sus alumnos tuvieron el nivel académico para entrar ahí, tendrán el nivel de madurez y sentido común para no crear problemas. Nunca esperaron toparse con esos dos, al parecer.


Así que no los expulsan, por puritito milagro. Aunque sí logran que se cree una nueva clausula a nombre de ellos, todo un honor. Ambos son suspendidos por tres días y se les prohíbe participar en actividades extra curriculares durante todo el año. Lo que significa que no pueden ir a los viajes de excursión, ni unirse a los festivales de la escuela. Tienen que ayudar con ellos, que tampoco es premio, pero no ser una parte activa.


Nada de eso parece afectar especialmente a Bakugo, que no es fanático de pasar tiempo extra con la gente, pero sí deprime bastante a Midoriya.


—Lo siento chicos —es todo lo que les ofrece cuando ellos piden una explicación sobre la pelea.


Ninguno de ellos habla sobre el tema, Shoto lo sabe porque cuchichea mucho con Kirishima y Kaminari sobre la relación de esos dos, pero ninguno sabe dar una respuesta tampoco.


—Casi se matan —es lo que dice Kaminari, con tono preocupado.


—No creo que hubieran llegado tan lejos —le contesta Kirishima, aunque no parece muy seguro de sus palabras.


Iida parece pensativo, no hace ninguna aportación al tema desde hace un tiempo y eso le llama la atención a Shoto. Tenya siempre tiene algo que decir cuando su irrumpe el orden en la escuela.


—¿Qué piensas Iida? —pregunta Shoto, quien no ve ninguna ganancia en seguir especulando sobre esos dos.


—No, nada —parece despertar de su ensoñación el de lentes y cambia rápidamente el tema.


Bakugo y Midoriya son la comidilla de toda la escuela por semanas. Hay alumnos de otras clases y otros grados cuchicheando al verlos pasar por los pasillos. Izuku está increíblemente avergonzado, y como siempre, Katsuki no parece afectado por nada.


Pero todos, absolutamente todos, ven el cambio.


Nadie se lo esperaba. Sinceramente todos creían que esos dos comenzarían a ignorarse nuevamente, asustados por la amenaza de expulsión a la mínima provocación. Aizawa parece ansiosos por quererlos correr de una vez de la escuela. Sin embargo, lo que pasa después es que esos dos comienzan a estar juntos nuevamente. Los puedes ver hablar, hablar, por los pasillos de forma civilizada. Incluso comienzan a llegar juntos a la escuela y a irse juntos a casa al terminar las clases.


Durante el viaje de excursión al que no tienen permitido ir, el profesor Yagi les hace ir a la escuela a cursos extra, según para intentar arreglar su relación, pero hasta el mismo profesor se ve sorprendido al ver, que, de hecho, eso ni siquiera es necesario. Los dos llevan conversaciones bastante civilizadas y pasan los almuerzos de esas clases extra juntos sin ningún problema. Es el mismo profesor el que esparce el rumor por toda la escuela de lo sorprendente que es verlos ahora interactuar de forma tan normal cuando unas semanas atrás parecían quererse arrancar la cara.


Muchos creen al principio que es sólo una fachada para que los profesores no tengan un ojo sobre ellos, sólo una farsa después del regaño monumental que ambos se llevaron por parte de la escuela y de sus padres.


Pero para los ojos críticos de sus amigos, que tienen años conociéndolos, saben que nada de eso puede ser una farsa, el carácter de Katsuki nunca permitiría por tanto tiempo tolerar a alguien que no le cae bien sin explotar en algún momento.


Ni siquiera se parece a la relación que tenían en primaria o en secundaría. Ahora sí parecen amigos. De hecho, hay ocasiones en las que Katsuki incluso dejó de lado el apodo que siempre ha usado para Izuku, Deku, como insulto para simplemente llamarle por su nombre.


—Ey, Izuku —dice Katsuki una tarde y todos en el salón de clase sienten un escalofrío porque no hay nada más en su tono que un llamado tranquilo y amigable.


Eso sólo puede ser la señal del apocalipsis o algo así. Pero todos voltean a otro lado y fingen no estar poniendo atención a la interacción entre ellos porque tampoco son tan estúpidos como para mediar entre esos dos.


—¡Kacchan! —reacciona alegremente Izuku, levantándose de su lugar y caminando hasta su… bueno, su amigo.


Y es imposible fingir esa sonrisa tan resplandeciente, esa alegría que ilumina cada facción del chico pecoso que es hasta doloroso verle de frente, como si estuvieras mirando al mismísimo sol.


—No lo entiendo —suelta Shoto al fin—. Nunca lo he entendido, pero ahora es increíblemente incomprensible. ¿Cómo es que pasó esto?


Es nuevamente hora del almuerzo, que debería ser más la hora de la incertidumbre ya que es el único momento en el que puede externar sus dudas fuera del ámbito académico.


Se encuentra solo con Iida, ya que hay ocasiones en las que Midoriya les dice que pasará el almuerzo con Katsuki y eso sólo hace todo más extraño.


Iida parece pensar durante mucho tiempo, son minutos de larga agonía para Shoto que ha aprendido a esperar por respuestas, pero en este momento no encuentra la paciencia que siempre tiene.


—Ven conmigo —es todo lo que responde Tenya, levantándose de su lugar.


Caminan en silencio durante varios minutos. Los pasillos están medio vacíos porque la mayoría de los estudiantes están en el comedor. Conforme van caminando, hay menos y menos gente hasta que llegan al desolado pasillo donde está el aula audiovisual.


—¿Qué hacemos aquí? —se atreve al fin a preguntar Todoroki. No entiende el punto de todo aquello ni cómo va a contestar todas las incógnitas que aporrean su mente.


—No hagas ruido —susurra Iida, indicándole silencio con un dedo sobre sus labios—. Bakugo y Midoriya pasan a veces aquí el almuerzo. Lo descubrí por casualidad cuando el profesor Yamada me pidió un favor el otro día.


—¿Y? —interrumpe Todoroki, sin comprender ese secretismo.


Iida parece incómodo de pronto.


—No hagas ruido, ellos no saben que yo sé. Y quizás esto no aclaré tus dudas —de seguro te dará más dudas, piensa el de lentes, sin atreverse a decirlo en voz alta.


Antes que Todoroki pueda decir algo más, Iida abre lentamente la puerta, poco a poco para no hacer ruido. Hay bastante iluminación en el aula ya que, si no está en uso, las cortinas del lugar siempre permanecen abiertas. Es un lugar bastante grande y Shoto recuerda haber estado ahí cuando hizo su examen de admisión. Busca por cada rincón entre la rendija que abrió Iida, quien no le permite abrir del todo la puerta. Busca y busca y cuando está a punto de preguntar qué debería estar buscando, los ve. Izuku y Katsuki, uno sobre el otro, besándose.


—¿Qué dem…? —va a exclamar Todoroki, pero Iida, mucho más rápido de lo que todos creen, le tapa la boca y cierra suavemente la puerta.


Están corriendo como locos lejos del lugar antes que nadie se dé cuenta.


Corren y corren y Todoroki olvidaba lo rápido que es el chico de lentes hasta que sus piernas y sus pulmones le piden un respiro.


Se detienen en el jardín, muy lejos del aula donde aquellos dos chicos se estaban besando. Obviamente Shoto quiere bombardear a preguntas, pero la falta de aire no le permite ni pensar.


—Me lo había imaginado desde hace tiempo —es Iida el primero en hablar. No se ve tan falto de aire como Todoroki, pero aun así jadea de vez en cuando—. Desde que Midoriya-kun hablaba sobre lo mucho que extrañaba a Bakugo-kun


Todoroki recuerda muy bien esa charla y el extraño comportamiento de Iida al hablar.


—Pero al mismo tiempo pensé que era una tontería, ¿cómo sería posible que a Midoriya-kun le guste alguien como Bakugo-kun? Alguien como éste lo trata. Después de años de estar con ellos nunca pensé que esta sería la respuesta a todas las preguntas que todos hemos tenido por años.


—¿Que esta sería la respuesta? ¿Cuál es esa respuesta? —porque para Todoroki no había ninguna respuesta, sólo muchas preguntas.


—Bueno, tú lo viste —dice Iida, abochornado—. Se gustan.


Hay un momento de silencio entre los dos, Shoto aun intentando recuperar el aliento.


—¿Cómo va a ser esa la respuesta? ¡Es una tontería! —explota al fin Todoroki, creyendo que todo eso es una ridiculez.


Iida se encoge de hombros, muy de acuerdo, pero a la vez sabiendo que las relaciones entre las personas no siempre son tan fáciles.


—Ellos se odian, ¿cómo podrían…?


—Hemos pasado años con ellos, Todoroki-kun, ¿cuándo más ha parecido que se odian?


Y Shoto lo piensa. Lo piensa y lo piensa y cree que le va a doler la cabeza de intentar recordar las incontables veces en las que parecen que se odian. Sin embargo, de pronto se da cuenta. No han sido tantas veces como él cree. Hay momentos específicos donde las cosas se salían realmente de control.


—Cuando Midoriya empezó a hacer más amigos. Cuando Midoriya fingió interés en una chica —porque no hay otra forma de excusar la mentira de Izuku en aquel momento—. Cuando Bakugo tuvo novia. Cuando Midoriya no quiso hablar de nuevo con Bakugo.


Iida asiente a todo lo que el chico está diciendo y Shoto no puede parecer más horrorizado.


—¿Estás diciendo que eran celos? ¿Bakugo fue un idiota porque estaba celoso?


—La mayoría es idiota cuando están celosos.


Lo único que Todoroki puede hacer es cubrirse el rostro con las manos y soltar un largo suspiro.


—Necesito que me regresen los años que pasé preocupado por Midoriya.


Por toda respuesta, Tenya comienza a reír descontroladamente.


11


Las cosas después de eso, no son exactamente tranquilas.


Para sorpresa de muchos, Katsuki no es exactamente un idiota, no fue el mejor en el examen de ingreso por nada. Así que sabe que muchos saben de su pequeño sucio secreto con Midoriya, y él nunca ha sido exactamente una persona discreta ni le interesa serlo. Shoto y Tenya tienen una apuesta sobre cuánto tardará en hacer pública su relación. Imaginan que el que está renegando sobre eso y quiere mantener el secretismo es Izuku. Todoroki insiste en que no tardarán ni una semana más, ve las ganas que tiene Katsuki de saltarle encima cada que alguien es demasiado cariñoso, según su parecer, con Midoriya. Y puede que Shoto a veces lo haga a propósito, con el puro fin de ganar la apuesta. Tenya por su lado apuesta a un mes más, por pura voluntad de Midoriya.


Tardan dos semanas y media, en realidad, dejándoles en empate porque ambos son unos caballeros.


Todo pasa porque Katsuki considera que Shoto está demasiado amigable con Izuku. Que sí lo está, por el puro morbo de hacerle enojar.


—¡Maldito mitad-mitad! —grita exaltado el rubio—. ¡Manos fuera o te las corto! —haciendo referencia a la mano que Todoroki casualmente puso en el hombro de Midoriya hace cinco segundos. Lo que para Katsuki son cinco segundos más de los necesarios.


—Tú no puedes decirme qué hacer —es la tranquila respuesta que Shoto le da a Bakugo. Por el rabillo del ojo puede ver cómo Iida masculla un “tramposo” entre dientes y debe hacer un esfuerzo descomunal por no reírse.


—Puedo y lo hare —responde Katsuki, jalando del brazo a Izuku y empujando con su otra mano a Todoroki—. Esto es mío —agrega al pasar su brazo por la cintura de Izuku y pegarlo a su cuerpo—. ¿Quedó claro? —exclama esta vez volteando a ver a todos en el salón.


Hay un momento de silencio muy tenso. Shoto piensa que en esa clase han compartido muchos momentos así y son los que más les han unido. Su instinto de supervivencia al no mediar entre los asuntos de eso dos se ha desarrollado fuertemente.


—¿Qué? —es la pregunta contrariada que suelta Mineta, pero antes que pueda decir algo más, Kaminari le cierra la boca y lo aleja del lugar.


—¡Kacchan! —exclama Izuku, colorado a más no poder.


—Fuerte y claro —responde Todoroki, con el rostro serio, pero los ojos brillando burlones, mientras levanta las manos en son de paz.


Nuevamente y por semanas, Bakugo y Midoriya son la comidilla de toda la escuela. Aizawa busca y rebusca en el código de conducta y reglas de la escuela para ver si de pura casualidad están prohibidas las relaciones entre alumnos.


No lo están, así que técnicamente no puede expulsarlos, por lo cual debe tragarse el enojo con esos dos haciendo nuevamente un revuelo.


Todoroki e Iida por supuesto que no le hablan de las escapadas de esos dos al aula de audiovisuales. O a la parte desolada y escondida de los jardines traseros. Ni de los baños del tercer piso. Ni siquiera de la escapada a las aulas en desuso durante el festival mientras todos estaban ocupados con sus actividades. No quieren ni pensar en qué harán en casa esos dos, hay límites en su amistad.


Todoroki aun encuentra muchas incomprensibles en su relación. Cree él que hay mejores maneras. Pero también ha aprendido con los años que ha observado a esos dos, que no hay una mecánica establecida y que lo verdaderamente importante, es ver cómo tu amigo se ve tan feliz con la persona que quiere.


12 (extra desde el punto de vista de Midoriya)


Izuku cree que, si Bakugo pudiera leer la mente, le estaría dando un buen zape en la cabeza por estar pensando en un montón de cosas justo en ese momento.


El pecoso ha aprendido con los años que para Katsuki lo más importante es tener la atención de Midoriya todo el tiempo puesta sobre él. A fin de cuentas, ese fue el motivo principal de todas sus riñas a lo largo de los años. Nunca imaginó lo constipado emocionalmente que estaba el rubio y que tuvieron que molerse a golpes para poder sacarse la verdad por fin.


No puede culparlo demasiado por eso, Izuku era igual que él. Nunca habló de lo verdaderamente importante. Quién te enseña realmente a ser sincero con tus sentimientos, a combatir el miedo de las consecuencias que puede acarrear ser sincero.


Pero hay una frase de no recuerda bien de quién es que dice que la verdad te hará libre, y tiene muchísima razón. Es un peso en los hombros doloroso que, cuando al fin te libera, te deja respirar en paz.


—Hasta acá te escucho pensar -gruñe Katsuki desde entre sus piernas.


Es viernes a mediodía. Todos en su salón fueron de excursión y por mucho que todos sepan que ahora su relación definitivamente es mejor que antes, no lo consideran suficiente para levantarles el castigo.


Midoriya había estado lamentándose en su cama cuando Katsuki llegó, sabiendo que los padres del pecoso estarían trabajando, y atacó sus labios ni bien puso un pie dentro de su casa.


Bakugo no era fanático de ir a casa de Izuku. Era muy raro que su madre no estuviera ahí con ellos, siempre atenta por si de nuevo intentaban matarse y porque le daba repelús la habitación del chico, plagada de posters y figuras de acción de su superhéroe favorito. Lo creía ya muy mayorcito para esas tonterías y aparte sentía esos cientos de ojos sobre su persona, juzgándolo por todas las cosas que pensaba hacerle al chico. Pero ese día no tenía nada mejor que hacer y su madre, no queriendo soportar su malhumor en casa, le dio permiso de salir.


—No estoy pensando en nada —intentó excusarse Izuku, soltando un gemido ahogado cuando Bakugo hizo algo especialmente interesando con su lengua, la cual recorría perezosamente su erección y aumento el ritmo de los dedos que tenía enterrados en el trasero de Midoriya, preparándole para lo que venía a continuación.


—¿Crees que soy idiota? —volvió a gruñir molesto, antes de engullir la polla de Izuku, lo cual le impidió obtener respuesta. Succionó con fuerza la punta antes de empezar a bajar y subir con un ritmo enloquecedor que casi le hace perder el hilo de sus pensamientos a Midoriya.


La palabra clave es casi. Izuku es un experto en ponerse a pensar un montón de cosas sin sentido en todo momento y en todo lugar. Debería realmente considerarse un súper poder. No es que quisiera pensar realmente, cuando está con Kacchan lo último que quiere es ponerse a pesar, sólo quiere disfrutar de sus besos y sus caricias. Pero no siempre lo logra. No puede evitar pensar en por qué no estuvieron así antes. Por qué tardaron tanto tiempo en llegar a estar como estaban en ese momento. Son demasiadas incógnitas que nunca encuentran respuesta ya que, para cuando se quiere dar cuenta, la polla de Bakugo le está perforando el alma.


—Despa… ¡Kacchan! —intenta detenerlo, pero no es capaz porque, al estar distraído, nunca se dio cuenta cuándo los dedos que anteriormente le estaban preparando fueron reemplazados por el miembro de Bakugo.


—¿Por qué siempre te pones a pensar? —resuella el rubio al aumentar el ritmo de sus embestidas—. No deberías estar pensando en otras cosas cuando te estoy follando.


Katsuki toma las caderas de Izuku para tener un mejor apoyo al momento de aumentar el ritmo de sus caderas. Su polla entra y sale del cuerpo de Midoriya a un ritmo bestial que por un segundo el pecoso cree que va a desfallecer por tantas sensaciones. Tener sexo con Bakugo siempre es una experiencia increíble, pero cuando el chico se molesta y comienza a tomar personal la supuesta falta de interés de su compañero, las cosas se ponen demasiado intensas.


Sin embargo, aguanta como un campeón, enreda sus piernas en las caderas de Katsuki, prensándolo en un agarre tan fuerte que hace que el rubio pierda el equilibro y caiga sobre su cuerpo, justo lo que Midoriya quería, sentir del todo sus cuerpos en contacto. Le gusta sentir el peso de Kacchan sobre el suyo, sus pieles sudorosas resbalando por el ritmo de las embestidas, enredar también sus brazos detrás del cuello de Bakugo y empujarlo a un beso profundo que les robe el aliento. Katsuki siempre se queja al principio, por supuesto, no sería él sino se estuviera quejando de algo. Dice que así no tiene suficiente control sobre sus movimientos, que Deku lo aprisiona tan fuerte que le limita en todos los sentidos. Pero sino le gustara haría algo al respecto. Se alejaría de golpe y cambiaría a una posición donde tuviera más control.


Pero, por el contrario, lo que hace es rodear con sus brazos el cuerpo de Izuku y profundizar un beso que ya de por si los está ahogando. Hunde su lengua a lo profundo de la boca de Midoriya, como si estuviera conquistando algún territorio especialmente valioso.


Terminan tan pegados el uno al otro que si no fuera por el contraste en el color de sus pieles nadie sabría dónde empieza uno y dónde termina el otro.


—Kacchan —jadea Izuku cuando el rubio deja ir sus labios, ambos ansiosos por respirar bocanadas largas de aire ya que siempre están tan inmersos en besarse que olvidan que, de hecho, podrían respirar por la nariz si hicieran un pequeño esfuerzo.


Eso es lo que más enfurece a Katsuki. Siempre está tan inmerso en Izuku, en sus labios, sus pecas, su cabello, la cálida opresión de su culo sobre su polla, que le parece ridículo que ese idiota pueda ponerse a pensar en tonterías cuando en su mente siempre hay un cantico que suena más o menos a “Izuku, Izuku, Izuku, Izuku…” y le lastima bastante el ego.


Deja ir un poco de su rabia contra el cuello de Midoriya, mordiendo y succionando la tierna piel hasta dejarla roja y un poco amoratada. Tiene bien medido el lugar donde empieza la camisa del uniforme, así Izuku no tendrá razón alguna para regañarle por llenarle de marcas.


—Que no se vean no es el punto, ¡Kacchan! —se queja Izuku, conocedor de los pensamientos de Katsuki cuando le muerde o el hace un chupón en el cuello.


—Eso te pasa por estar pensando tonterías.


Midoriya va a contestarle, pero no tiene tiempo ya que Bakugo ha girado en la cama, quedando éste boca arriba en el colchón e Izuku sobre sus caderas. En esa posición cada pulgada de la polla de Kacchan ha entrado a su cuerpo y se siente tan lleno que ahora sí todo pensamiento ha abandonado su mente. Todo pensamiento que no sea comenzar a mecer sus caderas, buscando dar en lo más profundo de su cuerpo con ese miembro extra que le va a volver loco.


Al principio sus movimientos de cadera son circulares o de enfrente hacia atrás en un bamboleo que sólo busca frotar el punto más sensible en su interior, y alguna que otra contracción para arrancar esos gemidos roncos por parte de Katsuki que tanto le prenden. Pero pronto Bakugo pierde la paciencia y empieza a elevar sus caderas, pidiéndole con acciones que cambie de estrategia.


A Midoriya le gustaría poder soltar una risilla satisfecha por ello, saber que Bakugo le pide algo, aunque no sea con palabras, de un modo tan desesperado siempre alimenta el ego que nuca pensó tener. Así que pronto comienza a usar sus piernas para subir y bajar, primero lentamente, disfrutando la sensación de cada pedazo de carne acaricias su interior, lentamente disfrutando de su longitud para después dejarse caer de golpe. Sólo lo hace unas cuantas veces, ya que si se toma su tiempo Katsuki comenzará a elevar sus caderas en golpes poderosos cada que sienta que pasó demasiado tiempo fuera de la cálida estreches de Izuku. El chico pecoso toma de las manos a Bakugo en busca de apoyo antes de comenzar a subir y bajar con fuerza y rapidez, el sonido de sus pieles chocando amortiguado con el sonido de sus jadeos y gemidos incoherentes que son incapaces de retener.


Se quedan así un par de minutos antes que las piernas de Midoriya comiencen a ceder por el esfuerzo y Bakugo deba incorporarse en la cama para quedar nuevamente sobre el cuerpo de Izuku.


—Debilucho —se burla tomando de nuevo el control de ritmo de forma violenta, ambos demasiado cerca de su orgasmo como para retrasarlo más.


No obtiene respuesta. Mejor dicho, no le permite a Izuku responder ya que vuelve a apoderarse de forma furiosa de sus labios. Es un beso descoordinado. Hay mucha lengua y muchas mordidas de por medio. El ritmo furioso de sus cuerpos no les permite mantener sus labios unidos demasiado tiempo, pero aun así se aferran a ello como pueden. Se aferran el uno al otro hasta donde les alcance. Izuku enterrando las uñas en los omoplatos del rubio mientras este ejerce un agarre tan doloroso en sus caderas que no duda que habrá marcas rojizas ahí en poco tiempo.


El primero en alcanzar su clímax es Midoriya, arqueando el cuerpo todo lo que su flexibilidad le permite porque es un choque brutal a todos sus sentidos. Se queda quieto, prensado a la carne del otro con las uñas, rompiendo el beso ya que echó la cabeza hacia atrás para largar un gemido algo lastimero. Al mismo tiempo todo su cuerpo se contrae y la opresión que su interior ejerce en la polla de Bakugo es tan dolorosa y a la vez tan satisfactoria que provoca que el rubio se corra justo detrás de Izuku. Katsuki también se queda muy quieto, saboreando cada corriente eléctrica que ese orgasmo le ha provocado. Hunde su rostro en el pecho de Midoriya para que su gemido sea menos revelador. Lo cual es algo tonto ya que no hay nadie más ahí para escucharles.


En cuanto la sobrecarga de emociones les deja libres, ambos caen sin fuerza sobre la cama, Katsuki sobre Izuku quien siente todo el aire abandonar sus pulmones, pero no tiene fuerza para hacer ningún movimiento. No es que le moleste ese peso extra tampoco, es una de sus cosas favoritas en el mundo.


—Podría estar dentro de ti toda mi vida —suelta de pronto Katsuki en un jadeo satisfecho mientras abraza el cuerpo de Izuku y se restriega contra él.


La risa es inevitable para Midoriya, siempre abrumado cuando Bakugo se muestra tan afectuoso con él. Lo cual es tonto, porque por mucho que Kacchan gritara en el pasado o fuera rudo con sus palabras -lo cual no era exclusivo con él, sino la base de comunicación de Katsuki- éste siempre ha sido muy atento con él.


—No creo que eso sea legal, Kacchan —responde abrazándolo también de vuelta y enterrando su rostro en el cuello de su pareja.


Se quedan en silencio un largo rato, disfrutando de los últimos vestigios de su orgasmo y el calor del cuerpo contrario. Lo que siempre permite que Izuku comience nuevamente a divagar en cosas. Cuántos no se sorprenderían en conocer este lado de Katsuki, quien es la imagen de un chico rudo y malhumorado, pero en realidad se convierte de vez en cuando en un gatito mimoso. No lo muestra demasiado en la escuela, porque según si empiezan a ser muy afectuosos enfrente de los demás, llegará un punto donde Bakugo pierda todo el decoro, lo conoce bien.


Incluso puede recordar su primera vez teniendo sexo. Midoriya temió por dos segundos que Bakugo fuera a romperlo a tratarlo sin cuidado. Ahora puede ver lo tonto que fue. Katsuki cuidado cada detalle y fue extremadamente cuidadoso, sin tener en cuenta que se veía igual de nervioso y un poco asustado al igual que Izuku. A los dos se les palpaba la inexperiencia y puede que no fuera tan grandioso como cualquiera pudiera creer. Pero para Izuku fue simplemente perfecto saber que, aun ahora y después de tantos golpes entre ambos, las cosas estaban funcionando de maravilla.


—Joder… —gruñó Bakugo desde su lugar en el cuello de Izuku—. Otra vez te estoy escuchando pensar pedazo de mierda, ¿ahora qué es?


Sabiendo que no puede mentirle nunca a Katsuki, Midoriya soltó una risita nerviosa al tiempo que lo abrazaba más fuerte.


—Es lo mismo de siempre, Kacchan -se escuchó responder.


—¿Estupideces?


—Claro que no —hizo un puchero con los labios. Sabe que piensa demasiado, a veces de más y en ciertas ocasiones, sí, en estupideces, pero no siempre—. Sólo hay una cosa en la que pienso casi siempre… —Izuku desenredó sus brazos del cuello de Bakugo y obligó a éste a levantar el rostro para quedar de frente. Dio un ligero beso en sus labios para después regalarle una enorme sonrisa—. Estoy pensando en ti.


Para desgracia de Bakugo, quien había asaltado de nuevo con hambre los labios de su novio, en clara señal de volver a empezar a follárselo, se escuchó llegar a la madre de Izuku.


—Te salvaste por ahora —sentenció de mala gana, levantándose de un brinco para comenzar a vestirse y aventarle su ropa a Midoriya.


Izuku no estaba nada conforme con la situación, por supuesto, nunca le diría que no a una segunda revolcada con Katsuki. Pero con su madre en casa es demasiado riesgo, y aun cuando se sintieran temerarios, al primer ruido sospechoso tendrían a Inko Midoriya tumbando la puerta queriendo proteger a su pequeña cría. Poco le importaba tener el conocimiento de su relación, o que su hijo ya no era pequeño -o inocente-. Izuku ni siquiera tendría cara para volver a enfrentar a su madre si lo encuentra con la polla de Katsuki enterrada en el alma.


Comienza a vestirse con un suspiro resignado, para después salir a saludar a su madre y hacerla conocedora de la presencia de su novio.


—Te salvaste tú, Kacchan —fue lo que dijo antes de salir de la habitación, con un guiño coqueto que hizo estragos con el autocontrol de Bakugo.


—Pequeña mierda —renegó éste, siguiendo el camino de Izuku e intentando poner buena cara a su madre.


Igualmente tendrían muchos días de castigo para poder cobrárselas.

Notas finales:

Espero el número extra número 12 no se sienta muy sin sentido y pegado por la pura excusa de escribir de estos dos cogiendo.


Eso es, pero intenté que no se viera así, juejue... ¿reviews?


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