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Operación pingüino por 1827kratSN

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Deslizó un billete sin preocupación, dejó que sus dedos se desplazaran por la mesa y finalmente esbozó una sonrisa que expresaba diversión y satisfacción entremezclada.

Francia era un enigma muy extraño de descifrar.

Pero dinero era dinero.

—Solo quiero aclarar algo.

—Claro, ¿Qué cosa?

—¿Me estás pagando para impedir tu boda?

—Sí.

Bueno, eso bastaba, pero si no sabía el chisme completo, nada valía la pena.

—Pero ¿por qué?

—Es que no me quiero casar —Francia hizo una mueca con su labio antes de ondear sus dedos—. UK es lindo, pero yo no...

—¿UK?

—Lo sé... —suspiró—. Solo, no quiero hacerle daño. Yo sé que él tampoco quiere casarse, pero estamos obligados a hacerlo.

Argentina le puso mucha atención, porque requería mucha información para meterse en un negocio que a simple vista parecía agua turbia. Pero Francia no le dijo mucho.

—El punto es que quiero que esa ceremonia se cancele. Así que impide la boda y no me interesa cómo. Solo has que sea un ¡escándalo!

Argentina se tomó un tiempo prudencial para beberse el refresco que le invitaron, hizo unos gestos con su mano, guardó silencio poniéndole tensión al momento. Disfrutó de ver a Francia casi en pánico porque no le decía nada y soltó la decisión.

—Hecho.

Escuchó la risita de aquel country y tuvo que soportar la bebida en la boca cuando su nuevo jefe lo abrazó efusivamente mientras le agradecía. Escuchó palabras en el otro idioma que no entendió y fingió no escuchar alguna cosa estereotipada sobre los latinos y sus trabajos bien hechos.

Ah sí, seguramente lo contrataron porque sus hermanos y él tenían “formas de arreglar las cosas por las buenas y malas”. O sea, tenían un ingenio casi criminal.

En fin. Estereotipos.

—Necesito ayuda.

—No me meto en...

—Te pagaré, Mex.

—Eso si me interesa —hasta agravó la voz y se sentó derecho.

—Necesitamos una persona más, una prueba de embarazo, un traje de pingüino, pintura, una ballesta y huevos.

—Huevos nos sobra.

—Hablo de huevos de gallina.

—¿Y como para qué?

—Necesitaremos desayunar.

—Sí cierto.

Y fue así como Argentina contrató a México, y este a Ecuador para hacer una estupidez por las que les pagarían muy bien. Con solo el adelanto ya estaban bien pagados, completar la misión sería aun más fructífero.

Y reunidos los maleantes, los planes empezaron a forjarse.

.

Primer Plan…

.

Mañana muy tranquila y hasta aburrida, rutinaria planeación dada desde hace un par de meses cuando le informaron de la nueva asociación que formarían por conveniencia. En fin, normalidad.

Por eso no se esperó la gran sorpresa cuando dio unos pasos fuera de su casa.

UK miraba los trazos en sofocante negro dado sobre tela pulcra y blanca, líneas de pintura que seguramente fueron realizadas con una brocha más grande de lo necesario. El gran cartel que colgaba del balcón, parte del techo y hasta de un árbol, dictaba un "Bienvenido infiel".

El británico hizo una mueca al observar por segunda vez aquel vandalismo y detalló si alguien estaba alrededor, pero nadie más que él y su madre admiraban aquel desastre.

—Vaya. No creí que Leo fuera infiel.

—Que horrible acto —Inglaterra miró mal aquella cosa—. Y en la casa de alado.

—Supongo que algunas cosas no son lo que parecen.

Recordó al amigable hombre que era su vecino, de la familia feliz que aparentaba y de los niños que no eran de hacer escándalos. Lamentaba que fuera solo una fachada.

—Vamos, hijo, debemos ir a que te pruebes el traje de bodas por última vez.

—Sí.

Y a lo lejos se escuchó un sonoro bufido.

Argentina miró de nuevo la tremenda estupidez y golpeó la cabeza de México con fuerza, a quien le encargó colgar el cartel, pero se equivocó de lugar.

¡Quién se confundía de casa!

.

Segundo Plan…

.

Hablaban por los intercomunicadores que Ecuador consiguió de algún lugar secreto que no les reveló. Sospechaban que fue a saquear las bodegas de cierto gringo con el que se llevaba bastante bien.

—Y recuerda, Ecu. Es solo una amenaza.

—Entendido.

Ecuador apuntaba la ballesta que le dieron sin cuidado, escondido en el segundo piso de un edificio con buena vista. De todas formas, se estaba divirtiendo y no importaba si le daba al blanco o no.

—Mex —Arge revisaba el lugar desde otro edificio con buena vista—. ¿Ya enviaste la carta?

—La carta amenaza está en manos del señor monopoly —Mex se hallaba por un callejón cercano, observando la salida del edificio donde UK tuvo una reunión.

Enviarle la carta al señor del té fue fácil, le pagó al repartidor una propina. Ahora solo quedaba esperar y triunfar.

—Ya vi. Lo está leyendo —Ecuador susurró cuando en su mira tuvo a UK—. ¿Ya le disparo?

—Espera a que termine de leer y busque con la mirada.

—Ya.

—Espera, espera —sentía la adrenalina, aunque él no fuera a disparar—. Y... ¡dispara!

—Yep... —solo accionó el dispositivo y escuchó el silbido—. Ah... —siseó—. Ups.

—¿Qué pasó?

—Arge, ¿recuerdas que dije que no tenía buena puntería?

—Sí.

—Ay... Sí le di.

Los tres se quedaron en silencio unos segundos, admirando a UK en el suelo, con la flecha atravesándole algo, y a las personas entrar en pánico y correr sin rumbo.

Lanzaron una maldición casi coordinada y poco después se dieron a la fuga.

—¡Justo hoy se te ocurre darle al blanco!

—¡Culpa mía no es!

—Nos van a acusar de intento de asesinato.

Pero no pasó, por su buena suerte corrieron lo suficientemente rápido y eligieron sus escondites extremadamente bien como para no dejar evidencia. Y al completarse los dos días sin que FBI o la CIA patearan las puertas y los arrestaran de la forma más violenta posible, se relajaron.

No había riesgo y podían salir de nuevo a cumplir su siguiente plan.

.

Tercer Plan…

.

—Ya solo falta una semana.

—Tenemos tiempo, compa.

—¿Y crees que nos manden a la cárcel por el accidente con la ballesta?

—Nadie nos vio. Así que tranquilo, Ecu.

—¿Y qué plan sigue?

—La del pingüino.

—Yo jalo. Siempre quise ser una botarga.

Comían tranquilos y sin preocuparse, el plan estaba trazado y solo debían esperar a que la hora exacta fuera marcada en el reloj. Hasta madrugaron para que no se les escapara su víctima.

Y cuando lo vieron atravesar la zona del parque, llamaron a México.

Era hora.

—Adivino su suerte.

UK elevó la mirada y detalló cuidadosamente al pingüino que le hablaba. Al parecer las cosas raras se volvieron frecuentes en los últimos tiempos.

—¿Por qué dejaría que un pingüino adivinara mi suerte?

—Porque es divertido. ¡Ándale! No sea...

—¿Sí?

—Casi se me sale una palabrota.

UK sonrió divertido.

—Tu acento se me hace conocido.

—¡Nada de eso! —manoteó al aire antes de tomar compostura—. Ahora, ¿le adivino la suerte o no?

—Está bien.

—Veo en su futuro algo amargo —elevó las aletas y las ondeó cerca del británico.

—Me gusta el café amargo.

—¡Eso no! ¡No sea pendejo!

—¿Perdona? —elevó su ceja.

—Quiero decir… Veo amargos días. Llenos de tristeza si es que toma el camino que está siguiendo.

—Solo voy a una reunión.

—Digo que no se case, ¡putamadre!

UK rio bajito. No se había divertido así en algún tiempo.

—Parece que algo tienes de adivino.

—¡No se case, cabrón! ¿Sabe lo que es casarse y que lo vigilen todo el tiempo? ¡Su pareja podría ser muy tóxica! ¡Y hasta maníaca!

—Lo siento. Pero, aunque digas que así será, me casaré.

México dio un par de aleteos con su traje antes de suspirar profundo y poner a su mente a trabajar.

—¡Agh! ¡Plan B!

Y de pronto UK sintió un fuerte empujón para poco después caer al lago del parque de una forma escandalosa. Si bien no había demasiada gente en el trayecto, las pocas personas que vieron todo empezaron a acercarse.

—¡Pendejo!

Ecuador se escondió detrás del pingüino mexicano al que no podía golpear porque no sentiría nada debajo del traje, y pronto los dos empezaron a correr lejos del accidentado primermundista que intentaba salir del agua sin éxito.

—Sí se enferma o se ahoga, no se casa.

—¡Dije que lo amenazaran, no que lo mataran! —Argentina se unió al par de tontos poco después del suceso.

—¡Mucho criticas y no has hecho nada!

—No iba a dejar que me viera hasta el plan final —Argentina bufó—. O sospecharía.

—¿Y cuál es el plan final?

—Haremos algo de drama... —apuntó al mexicano—. Y tú lo planearás.

—Ahuevo. Como en las telenovelas.

.

Pre-plan…

.

Su abuelito solía decirle que hablando la gente se arregla, así que pensó en ponerlo en práctica, aunque no sonara muy inteligente de su parte después de dos intentos de asesinato contra el señor del sombrero.

Mucho no tuvo que buscar, solo se puso a pensar donde iría un señor tan refinado y se lo encontró en una cafetería. Se sentó en la misma mesa sin preguntar, porque las formalidades no eran lo suyo, ha decir verdad.

—Ey, señor, ¿en serio se va a casar?

—Sí.

—No sé, señor UK —Ecuador disfrutaba del pastelito que gentilmente le invitaron—. Usted parece muy serio y Francia es... ¿cómo decirlo para que no suene feo?

—No ofendas a mi prometido.

—Es como una abejita que va de flor en flor.

—¿Estás tratando de persuadirme? —lo miró divertido.

—Sí... Es que usted sabe... Tengo un amigo que le gustan mayores y…

—No vas a lograrlo, querido. Voy a casarme y ya.

—Ah bueno. Usted se lo pierde. Ya verá después cuando le toque confesar que rechazó un amor latino bien bonito.

Y a pesar de que no logró nada, se quedó platicando con aquel señor. Porque cuando sabías hacerle plática, UK solía ser muy agradable y divertido.

.

Último intento…

.

Era el día de la boda y Francia no podía creer que le hubiesen fallado. Estuvo de mal humor desde la mañana cuando le preparaban con aquel traje tan bonito y le recortaban el cabello para que nada estuviera fuera de lugar.

Desgraciados. Y eso que les dio un adelanto.

No debió confiar en esos tres.

En ese instante estaba a punto de empezar la ceremonia, no había vuelta atrás, incluso sus futuros suegros lo dirigían al lugar correcto y armaban planes para él y UK. Todo parecía estar perdido, acabado, destrozado y...

—Querido.

—¿Sí, UK?

—Tus invitados son algo extravagantes.

—¿Mis qué?

Giró sin muchas ganas, pensando en cómo se desquitaría con los estafadores, pero se quedó callado e inmóvil cuando vio a cierto muchacho vestido de negro, usando gafas oscuras, un sombrero y mirando de lejos mientras bebía vino… Lo peor es que no era solo uno, eran dos, distribuidos por el jardín donde se daría la ceremonia sencilla que simbolizaría su matrimonio.

—Ah… Les gusta el misterio.

Rio nervioso. Pero esperanzado.

Y cuando escuchó a quien oficiaría la unión, sintió un escalofrío recorrerle entero.

—¿Mex?

Lo vio con traje formal, de porte, con un portafolio y todos los artículos que alguien apegado a esas cosas políticas tendría.

—A poco no sabían que también puedo casar gente —sonrió—. Tengo certificado y todo.

—Entonces confiamos en ti —UK sonrió sutilmente y dejó que México colocara los documentos sobre la mesa.

Todo muy normal la verdad. Francia intentando adivinar qué era lo que se venía, UK solo esperando a escuchar los puntos de esa unión, y un mexicano que no se iba a ir por las ramas.

—Me voy a saltar el trámite y preguntaré directamente, porque no quiero que me interrumpan después... —carraspeó para alzar la voz—. ¿Alguien tiene algo que decir para impedir esta boda?

Los invitados se miraron entre ellos sin entusiasmo, hasta que una voz se elevó.

—¡Yo me opongo!

Todos voltearon con tal velocidad que a alguien se le cayó el bolso, y vieron a Argentina acercarse con paso firme y lanzando las gafas oscuras hacia la multitud.

Francia soportó las ganas de decirles que se estaban pasando de la raya, en vez de eso solo apretó los labios y esperó.

—Ahuevo. Chismecito —estaba más animado que de costumbre, porque iban a improvisar la mayor parte de lo que hicieran—. ¡Habla ahora o calla para siempre!

—UK no te puedes casar con alguien a quien no amas —Argentina elevó su voz.

—En realidad sí puedo.

—Cállese, señor monopoly. No le corte la inspiración y escúchelo.

—¿Ya olvidaste lo divertido que era salir juntos?

Se escuchó algunos jadeos, se sintió las miradas escrutadoras, pero UK ni se inmutó.

—No te dejaré cometer un error, UK.

—Yo no... —pero México le salpicó con el vino para que se callara.

—Me dijiste lo feliz que eras siendo libre... ¡conmigo!

Inglaterra no pudo más y se levantó de su lugar.

—Hijo... ¡¿salías con él?!

—Yo...

—Ya cállese, señora —México no iba a dejar que nadie cortara el drama—. Todos queremos saber el chisme completo.

Inglaterra quiso refutar, pero alguien le jaló el pie y cayó sobre su silla.

—El amanecer hermoso y nuestras risas ante la luz naciente...

UK elevó una ceja por aquella tontería que escuchaba del latino.

—No me dejes, UK —Argentina hasta lloró.

Lágrimas reales brotaron por la fuerza.

Y mientras México se bebía parte del vino y Argentina seguía en su mundo de fantasía donde fue feliz con un primermundista, Francia no sabía si reírse o callarse para ver cómo terminaba eso.

Con eso ya valió el adelanto que les dio.

—Yo no salí contigo —el británico habló con calma.

—¡Y ahora niegas lo nuestro! ¡Desgraciado!

—Ehm... Aun si eso fuese verdad, ahora voy a casarme con Francia y...

—¡Yo también me opongo! —Ecuador se paró sobre una silla y elevó sus manos—. ¡No puedes casarte!

—¿Por qué?

Eso ya se estaba volviendo muy confuso.

—¡Porque estás embarazado! —y elevó una prueba en su mano.

Todos miraron a UK y después a Francia que fingió estar espantado, pero no le salió muy bien.

—¡Ese hijo es mío! —gritó Argentina porque no le habían dicho con anterioridad sobre la prueba y tuvo que improvisar.

—Yo no estoy embarazado —UK no estaba entendiendo nada, pero tampoco estaba alterado.

—¡Tú no! ¡Pero él sí! —Ecuador apuntó a Francia.

México escupió el vino, porque ni él se lo esperó.

Ahora las miradas cambiaron al francés que se señaló y negó frenéticamente. Porque era verdad que inicialmente solicitó un escándalo… ¡Quería un escándalo, pero no de ese tipo!

Mon Dieu!

.

—Y usted, UK, no es el padre.

—¡Qué escándalo! —México hizo una seña y se tocó el pecho.

—¡Francia! ¡No le chantes un hijo que no es suyo!

—UK, no niegues lo hermoso que tenemos.

Frases que iban y venían, una tras otra desde diferentes personas. Unas en defensa, otras en acusación. Era un caos.

—Esto es una locura —Inglaterra iba a detener eso.

Y entonces pasó.

Si el plan C, D, E, F no funcionaron. Era hora de lo pesado.

Sonó un disparo.

Que más bien fue un cohete pequeño, pero sirvió para que todos se agacharan aterrados.

—Es hora del secuestro —se susurró.

Cuando menos lo esperaron, UK se vio preso de un pañuelo que le cubrió nariz y boca, y, aunque luchó, no pudo escapar.

Y, por otro lado, Francia fue cargado en espaldas de alguien y se lo llevaron con tal rapidez que ni siquiera pudo patalear.

Alguien "disparó" una vez más y el caos fue peor.

Pudieron escapar sin mayores problemas.

Perfecto.

.

.

.

.

—¡Te dije que fuera un escándalo, pero no este tipo de escándalo!

Francia los apuntaba con el dedo, enfadado por toda aquella locura de la que apenas pudo ver porque lo sacaron a rastras del lugar.

—Tú no me diste detalles ni especificaciones —se defendió Argentina.

—Pero no quería que hicieras ver a UK o a mí como unos infieles. ¡Mi reputación quedó en ruinas!

—Yo te pedí detalles y tú no me los diste, Francia. No es mi culpa que no te gustara el plan.

—Quería un escándalo diferente —siguió protestando—. Como que alguno iba a morir o simplemente que no asistiera a la boda.

—Qué aburrido —mencionó México.

—Debiste decirlo antes —Argentina ya ni se estaba alterando.

—Ey, ey —Ecuador los detuvo—. Olvidan lo importante… ¿Si nos van a pagar o qué?

—Porque si no nos pagas, todavía podemos pedir recompensa por tu cabeza —todos voltearon a mirar a México—. Es broma, pendejos. Nos meteremos en problemas si hacemos algo de ese tipo... Así que es mejor que nos paguen.

—Sí les voy a pagar —Francia suspiró—. Pero no me gustó lo que hicieron.

.

Dinero ganado por trabajo duro y honesto. Nadie podía decirles que no fue así.

Y pequeños detalles que se les pasó por alto, porque secuestraron a Francia y a UK también, pero del segundo se olvidaron hasta que, en la tarde, en medio del festejo se escuchó un ruido.

Poco tacto tuvieron para atender al afectado por alguna cosa rara que le pusieron al pañuelo y que aun mareado diferenció a todo el grupo. Obviamente le explicaron todo lo de la boda y el trato con Francia, pero omitieron todo lo demás.

—Así que fue un teatro armado por mi exprometido para que no nos casáramos.

—Sí —corearon los tres.

—¿Pero era necesario que me drogaran y durmieran? Aun me duele la cabeza, ¿saben?

—¡Era muy necesario! Si armamos drama hay que hacerlo bien.

UK rio bajito. No podía enfadarse porque era verdad que él tampoco quería casarse y lo estaba haciendo solo por compromiso.

—Sí me hubieran dicho lo que querían hacer, les hubiese ayudado.

—¿Qué?

—Fue divertido. Incluso lo del pingüino adivino.

—¿Cómo supo...?

—Cada uno de ustedes tiene un acento singular, muy bonito claro, pero inconfundible.

—Ay, no diga eso que nos ponemos como tomates. Mire no más al Arge que la vergüenza lo hace sudar.

—¡Mex, cállate!

—En fin. Ya que no me casé, supongo que retomaré mi vida, e iré a visitar a Portugal un tiempo —UK se puso de pie despacio para comprobar que ya no estaba mareado.

—¿No irá a su casa?

—No, Ecuador. Seguro mi madre está buscando culpables y es mejor dejar que se calme.

—Ah...

—Por cierto —los miró—. Les sugiero se escondan un tiempo... Mamá es... difícil cuando está enojada.

—Ah…

—Y si usa a Canadá como medio de reprimenda, será un poco peor.

Se asustaron.

—En fin, fue divertido… Solo no intenten matarme de nuevo. Lo de la ballesta sí dolió.

—Pero sigue vivo —sonrió Ecuador.

—Sí —UK rio bajito—. No tienes muy buena puntería.

—Gracias a Dios que no.

 

 

 


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