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Alba por Eira Baker

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Notas del fanfic:

Holiwis, gente bonita del otro lado! ¿cómo están? :3 yo espero que bien porque de lo contrario voy hasta donde estén a llevarles helado de chocolate ;w; a mi siempre me hace sentir mejor... Oh pero todavía no llego el verano ;-; Eeeeh, entonces les llevaré ramen (? Ñam *A* bueno, hoy les traigo un fic corto que surgió mientras ayer no me dejaban dormir ene y también por imágenes divertidas que encontré en mi pendrive jajajaja agradecimientos a eso! espero les guste~ 

Notas del capitulo:

Death note no me pertenece ;-; y al final no puedo ver la serie! Da todos los miércoles pero siempre cambio de canal porque mi corazón no lo soporta ToT imaginare un final feliz, en dónde en realidad Mello sigue vivo y ahora está felizmente casado con Near uwu ¡Eso paso para mí! 

 

Alba.

 

—Amor… ¿estás durmiendo? 

 

—¿Eh? ¿Qué ocurre? —preguntó adormilado Mihael, abriendo con dificultad los ojos y viendo a su pequeño esposo que estaba volteado hacia él, mirándolo fijamente con sus enormes ojos grisáceos. 

 

Pudo notar gracias a las cortinas abiertas que todavía era de noche, y ciertamente aún se sentía agotadísimo luego de un arduo día de trabajo, además de que cuando llegó a casa lo que menos hizo fue descansar, porque Nate prácticamente se le lanzó encima y le pidió que lo hicieran, dejándolo más muerto del cansancio. 

 

De hecho la habitación todavía estaba impregnada a un aroma de sexo junto al aroma especial y particular de ambos. 

 

—No, nada —Nate se acerca más al cuerpo de Mihael, haciéndolo sonreir. A Mihael definitivamente le gustaba tenerlo cerca—, sólo escuché un ruido en el techo pero creo que fue un gato… ¿Sabes? Dicen que los elefantes piensan que los humanos somos tiernos. 

 

—Pues yo te considero a ti muy tierno —dice adormilado, pasando su brazo por la diminuta cintura de Nate y atrayéndolo aún más cerca de su cuerpo, gimiendo de gusto al sentir su calor y suavidad. 

 

Nate tararea suavemente, acariciando con su pequeña mano el pecho desnudo del rubio. Ambos estaban desnudos, durmiendo juntos con tan solo una manta cubriéndolos. 

 

—Yo también, amor —dice Nate, sonriendo levemente mientras se acurruca más contra él—. Eres muy tierno y hermoso… 

 

Mihael sonríe de medio lado y vuelve a dormir. 

 

[...]

 

Mihael abrió lentamente los ojos, despertándose al sentir un movimiento en la cama. 

 

—¿Nate? ¿Qué haces? 

 

Nate dejó de moverse. 

 

—Uh, nada… solo estaba pensando —dice con una voz suave—. ¿Sabías que un espíritu puede salvarte de ser poseído por un demonio? —preguntó Nate. 

 

—No, la verdad no lo sabía. 

 

—También dicen que si no sientes miedo frente a algo terrorífico eres un psicópata… 

 

Mihael frunció ligeramente el ceño. 

 

—Nate… tengo sueño. 

 

—Oh, perdóname.

 

Mihael se acomodó otra vez en la cama, abrazando más fuerte a Nate y presionando su rostro contra el pecho del más joven, cerrando los ojos para intentar volver a dormir mientras frotaba suavemente la espalda de Nate, en espera de que funcione para que él también pueda finalmente conciliar el sueño. 

 

[...]

 

—Oye, Mihael. 

 

Mihael se removió entre las sábanas al escuchar la suave voz de su amado esposo. 

 

—¿Qué quieres? —preguntó con los ojos cerrados. 

 

—¿Estás despierto? 

 

—¿Quién rayos crees que te contestó? —preguntó ciertamente molesto con su pequeño esposo por haberlo despertado por tercera vez.

 

—Veo… 

 

[...]

 

—Mihael… ¿cómo le hacen las personas altas para dormir, si la manta no les cubre los pies? 

 

—Por dios, Nate, son las dos de la mañana, intento dormir —se quejó, apartándose del pequeño cuerpo de su querido esposo. 

 

—¿No puedes dormir? ¿Es por la manta? —preguntó inocentemente. 

 

Nate no obtuvo respuesta. 

 

[...]

 

Mihael despierta al sentir como lo remueven y lo llaman, haciéndolo apretar sus finos labios con molestia. 

 

—Mihael, ¿te diste cuenta que los waffles son solo hot cakes con abdominales?

 

Mihael gime, agarrando una almohada y apretándola sobre su rostro. Aún era muy temprano y realmente quería dormir. 

 

—Nate, por dios, son las tres de la mañana —dice con un gruñido y con su voz sonando más ronca de lo normal. 

 

—Estas muy obsesionado con la hora… 

 

Mihael se quita la almohada y mira molesto a Nate, dándose cuenta de la pequeña sonrisa que tenía en el rostro. No era una sonrisa bonita y dulce. Era una de esas sonrisas que le daba al mundo cuando tenía ganas de ser un completo hijo de perra. 

 

[...]

 

—¿Estás dormido, amor?

 

—...

 

—Mihael… 

 

—Te voy a tirar por la ventana como no me dejes dormir. Carajo —se lo dice frunciendo el ceño, pero a Nate le valió un cacahuate su amenaza y siguió hablando. 

 

—Sabes, Mihael… dicen que si al dormir te duele la cabeza y tienes pesadillas, eres víctima de brujerías —Mihael lo seguía mirando seriamente—, estaba aburrido y me puse a leer algunas cosas que me resultaron entretenidas… Cómo por ejemplo, que los espíritus tienden a ser más atraídos por los silbidos. 

 

—¿Y eso? 

 

Nate se encogió de hombros.

 

—Lo encontré interesante. 

 

[...]

 

—Mihael —lo llamó mientras se incorporaba y envolvía un brazo alrededor de su esposo, colocando su pequeña y delicada mano sobre la suya. 

 

—¿Qué? —preguntó ya cansado de enojarse, abriendo los ojos y volteando sobre su hombro para ver a Nate sobre él.

 

El agotamiento que sentía era mucho, apenas teniendo fuerzas para no cerrar por completo sus ojos. 

 

—Te amo —dice Nate mientras lo besaba en la cabeza y luego lo besaba suavemente en la mejilla, abrazándolo un poco más fuerte. 

 

—Ah, yo también te amo —dijo Mihael ligeramente sonrojado por decir eso y con un tic nervioso apareciendo en su ceja derecha—. ¿Me lo tiene que decir a estas horas de la madrugada? 

 

—Eres lo mejor que pudo haberme pasado… Me alegro por tenerte en mi vida.

 

Mihael sonríe, girando en la cama. Nate se acuesta boca arriba y Mihael se recuesta sobre su cuerpo desnudo. 

 

Bien, soportaría a Nate solo por esa vez. Porque dentro de todo lo amaba y ya había soportado cosas peores. Como esa vez que Nate quería tener más habilidades y se había metido a un curso de jardinería, obligándolo a ir con él, sonriendo feliz cuando finalmente logró que una planta no se le muriera. 

 

Ahora supuestamente esa planta era su hijo porque la habían cuidado entre los dos. 

 

Un gemido sale de sus labios cuando siente los dedos de Nate acariciando su cabello, en un suave masaje que le resultó bastante relajante y agradable.  

 

—Mihael… ¿Sabías que los demonios no son como los muestran en las películas? Son mucho peor. 

 

Mihael se ríe suavemente. 

 

—No lo sabía —dice con la voz amortiguada por tener el rostro escondido en el pecho de Nate. 

 

—Y también se dice que en los primeros años de nuestra vida un duende intentó secuestrarnos. 

 

—Oh, eso es bastante aterrador —Mihael lo abraza, cerrando los ojos y recordando cuando fueron a montar a caballo, en dónde casi le da un ataque al corazón cuando Nate realizó un salto con el caballo en su primera vez montando. Nate solo se rió a carcajadas por su expresión de susto y pánico. 

 

A Mihael le gustaba mucho su forma de ser. 

 

Arrogante, cínico, diabólico y brillante. 

 

No había algo que quisiera cambiar de Nate. Le gustaba tal y como era. 

 

Y no podía evitar querer mimarlo y darle todo lo que él quisiera. 

 

[...]

 

—¿Qué te pasa? —preguntó Mihael al escuchar a Nate suspirar con pesadez. 

 

—No sé, me siento vacío por dentro. 

 

—Si quieres te la meto —dice Mihael sonriendo de forma torcida. 

 

—... 

 

Mihael se echa a reír cuando ve el rostro sonrojado del menor. 

 

Llevaban casados por más de diez años y sabía bien que cuando Nate se ponía de ese modo es porque quería algo de él y le daba pena decirlo. 

 

—Nate… solo dilo, ¿qué es lo que quieres? 

 

Las mejillas de Nate se ponen más rojas. 

 

—Quiero tomates con chocolate y miel encima, y también quiero pollo frito cubierto de chocolate blanco. 

 

Mihael hace una mueca ante ese extraño antojo pero prefiere no discutir con él y simplemente levantarse para traerle lo que le pedía. 

 

—Ahora te los traigo —Mihael suspira con resignación mientras buscaba su ropa regada por el suelo. 

 

—¿Y mi beso de despedida? —preguntó Nate haciendo un puchero muy lindo cuando ve que su esposo pensaba irse así nomás. 

 

A Mihael volvió a aparecerle un tic nervioso en la ceja, acercándose al pequeño chico para inclinarse hacia él y darle un beso de piquito en los labios.

 

Nate suspira soñador y lo deja marchar. 

 

[...]

 

—Es probable que sueñes cosas que más adelante sean realidad —dice Nate mientras mira el techo luego de haber terminado de comer. 

 

—Vaya dato más interesante. 

 

Mihael ve como el rostro de Nate se ilumina ante sus palabras. 

 

Nate se incorpora un poco para besar la nariz de Mihael. 

 

—Si, lo es. 

 

—Aunque yo soñé que eras el activo en nuestra relación pero sé que eso jamás pasará —se burla. 

 

Nate resopla.

 

—Puedo ser el activo si quisiera. 

 

—No creo, y menos ahora… —susurra suavemente, pellizcando el vientre de Nate. 

 

—¡Ay! —Nate hace un puchero—, ten cuidado, tengo a tu hijo ahí. 

 

Mihael solo trata de no reírse, acariciando suavemente el abdomen de Nate. 

 

—Todavia me estoy haciendo a la idea de que pronto te veré gordito. 

 

Nate chasquea la lengua. 

 

—Usaré prendas holgadas, no lo notarás. 

 

—Nos bañamos juntos, Nate… Además de que durante el embarazo te pondrás muy caliente y me pediras sexo, ¿recuerdas lo que dijo la doctora? 

 

El rostro de Nate arde de vergüenza, frunciendo los labios. 

 

Mihael sonrió, agarrando a Nate para girar en la cama y hacer que el pequeño quede arriba suyo. Casi inmediatamente Nate lo abraza, presionando su rostro contra el pecho del rubio. 

 

—Nuestro hijo será muy bonito, al igual que su papi… —susurra Mihael. 

 

Nate sonríe, sintiendo como la calidez de Mihael lo envolvía. 

 

—Yo quiero que se parezca a Mihael. 

 

—¿Y si tiene el color de mis ojos y el color de tu cabello? —pregunta mientras también sonríe. 

 

Le gustaba mucho ver a Nate sonreir. Era lo que más le hacía feliz. 

 

—No es una mala idea —la voz de Nate suena dulce, y Mihael puede apostar que sigue sonriendo.

 

—Aun no pensé en un nombre… —Mihael fue deslizando una mano por la cadera de Nate, acariciandola dulcemente. 

 

—Mmm… ¿Qué te parece Mikaela? A mí me gusta. 

 

—Suena bien… —susurró Mihael, besando la cabeza de su pequeño esposo. 

 

—Mihael… dime algo bonito y un apodo lindo… —pide berrinchudo. 

 

Las mejillas del rubio se vuelven rosas. Ay, otra vez. 

 

—Emm, eres muy hermoso, corazoncito —dice completamente avergonzado al decir esas cursilerías. 

 

—Eres tan lindo… —Nate se ríe suavemente y se estira para besar sus labios, haciendo sonrojar aún más a Mihael. 

 

Nate no dice nada más luego de eso, relajándose en los brazos de Mihael y sonriendo con satisfacción. 

 

—Sigue diciéndome más cosas lindas…

 

Un tic nervioso aparece en la ceja derecha de Mihael, con el rostro todo rojo como un tomate maduro. 

 

—Desde lo más profundo de mi corazón… te amo, terroncito de azúcar… 

 

Mihael pudo sentir como el cuerpo de Nate se mueve ligeramente, con dulces sonidos saliendo de sus labios rosados, de lo que pudo reconocer como una pequeña risa. Antes de que pudiera reclamar, sintió los cálidos y suaves labios de Nate contra los suyos, junto a una pequeña mano que iba deslizandose por su torso hasta llegar a su entrepierna. 

 

Okey, definitivamente no iba a dejarlo dormir… 

 

The end. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado u.u pensaba subirlo ayer por la noche pero me quedé sin luz ;-;

Gracias por leer :3 


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