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Un mal padre por mfernandasadiklover

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Notas del fanfic:

Hola, empezamos por dar las gracias a quien leerá esto. Este pequeño one shot, es un borrador que tuve hace mucho tiempo, y que finalmente termine de escribir, tuve que cambiarlo muchas veces para que tuviera un poco de sentido.

Se supone que sería un especial de pascua... ajaja sin comentarios.

Luego se volvió un capítulo de chocolate, pero no era dulce, ni amargo, ni suficientemente largo o corto.

En fin, espero me perdonen las faltas de ortografía.

¡Nos leemos en las notas finales!

       —¿No te sientes sola? Yo no podría vivir así —dice Ino.

Ella sonríe, porque hay algo que nunca perderá. Es esa cosa cruel y obsesiva que la impulsa en la vida.

Eso que se llama esperanza. De que él vuelva, de que él la mire, de que él la ame, de que vea en ella lo mismo que ve en Naruto.

Sabe que eso es imposible, que Sakura, a diferencia del otro hombre, nunca será suficiente.

Su amor por Sasuke, es solo su egoísmo personal.

       —Admito que a veces me siento sola, ahora me basta con que vuelva a casa a salvo. —No miente, pero tampoco dice la verdad. Si fuera por ella, volvería a seguirlo con tal de solo poder mirarlo todos los días.

Sin embargo, no lo hace, porque en casa, está el regalo que él le dio.

La hija de ambos.

Sarada, últimamente está triste. Su semblante, su voz, su mirada. Todo en ella grita que no es feliz, Sakura no sabe qué hacer o que decir para aliviar la mente afligida de la niña.

Solo puede observar el rostro dormido de su hija, su cabello negro, sus rasgos. Todo en ella le recuerda a Sasuke. Es su lazo con él, lo único que la une al Uchiha.

Mantiene a esa niña sin aclararle las cosas respecto a su padre, comprende que en ese aspecto falla mucho, Sarada tiene derecho a saber, pero no lo hace, porque no puede hacerlo.

Al inicio la pregunta le toma por sorpresa.

       —Mi papá… ¿Ocupa lentes? —sinceramente, no sabe qué contestar. Su hija le observa expectante. Se lleva el dedo a la barbilla intentando recordar.

       —No… tal vez. —Le sonríe para intentar calmarla, pero no funciona, ella le observa con esos ojos negros y le juzga por no saber. Por ser incapaz de darle una simple sensación de seguridad a su vida.

       —¿Cómo no puedes saberlo? ¿¡Eres realmente su esposa!?

Sakura siente que la ira se extiende velozmente por su mente, porque es el único método que conoce para evadir la realidad. Por eso, ella prefiere destruir una casa a que Sarada se dé cuenta.

Sus padres no se aman.

La niña llora mucho, está asustada, preocupada de que todo lo que sabe sea mentira, de que su vida entera sea un vil engaño, lleno de farsas y que termine como su madre amando un retrato sin expresión.

Sakura se encuentra siendo incapaz de calmar los miedos de su niña, porque no hay ni una sola pregunta que logre contestar, no sabe nada. Es solo ahí cuando se da cuenta de que no importa que haya tenido una hija con Sasuke.

Sigue sin significar algo en la vida de él.

Pensó que las cosas serían diferentes, que, con el tiempo, él entendería lo mucho que ella lo ama de forma sincera e incondicional. Pero eso no basta.

Soporto todos sus rechazos, sus desprecios, su abandono, lo hace porque lo ama. ¿Por qué Sasuke no la ama? No lo entiende. Ella lo persiguió al igual que Naruto, también extendió su mano, e hizo cosas que nunca creyó que haría para tratar de ser amada.

Sí, es cierto que se rindió a medio camino, que intento matarlo y que nunca comprendió lo que Sasuke sentía, ni antes ni ahora. Pero ella siempre estará para él, fielmente, aunque lo único obtenga sea su indiferencia.

¿Por qué lo ama? No lo sabe, solo lo hace.

Sarada sabe qué pasará otro día sin conocer a su padre. Entiende que debería ser feliz teniendo a su madre que prepara todo en casa para su comodidad, que se esfuerza por ella, agradece ser amada.

Y, aun así, hay cosas que resultan ser imposibles, olvidar que no tiene padre es una de ellas. Su madre dice que él está fuera por trabajo, que algún día volverá. Pero Sarada ya cumplió los doce años y no recuerda haberlo visto alguna vez.

Su madre observa completamente enamorada el retrato de ese hombre, la niña solo puede mirarla a ella, ver la esperanza en sus ojos, el anhelo, el deseo y la soledad. Aun así, Sakura no se rinde y sigue esperando por él.

Es un poco triste que la vida de esa mujer sea la de esperar.

Sarada tiene muchas preguntas, la mayoría es tan simple que son ridículas. No logra entender por qué nadie es capaz de contarle algo sobre su padre. Es casi como si no existiera en la mente de las personas, lo cual es ridículo porque su madre vive pensando en él.

       —¿Si usa lentes? —el séptimo le observa curioso, ella interrumpió en su oficina, avergonzada, asiente. Él sonríe y niega suavemente.

       —Sasuke tiene los mejores ojos que he visto. No los necesita. —Sarada sonríe ante eso.

       —¿Y su comida favorita cuál es? —pregunta ansiosa, luego cae en cuenta de que, si su madre no sabe, el Hokage tampoco lo sabría.

       —Creo que los onigiris. ¡Ah, y los tomates! —dice él emocionado. La niña abre la boca ligeramente, está un poco confundida, pero, sobre todo, feliz.

       —¿¡Y su animal favorito!? —grita sin poder contenerse. Al fin, sus preguntas están siendo respondidas.

       —Bueno… no sé si tenga un favorito, él tiene múltiples jutsus de invocación, casi para tener un zoológico. Una vez lo vi acariciar a un gato, un gatito callejero acariciando a otro.

Ella sonríe al escuchar la ternura en la voz del hombre, esto es lo que buscaba, que alguien le cuente cosas tan simples de la vida de su padre. De esos detalles que se aprenden por pasar tiempo en su compañía.

El hombre rubio conversa con una sonrisa que ilumina sus rasgos cansados, parece feliz de poder hablar de Sasuke. Casi como si fuera su tema favorito.

Entonces le surge la duda, el séptimo no ve actualmente al padre de Sarada, y, aun así, habla con tanta confianza de él, con seguridad, de una manera en que le hace creer que realmente lo conoce, aunque no lo haya visto en mucho tiempo.

       —¿Cómo puede saber todo eso y mi madre no? —el séptimo, deja de sonreír, se nota incómodo. Se rasca la mejilla y parece dudoso al hablar.

       —Sasuke es muy callado. Si uno observa bien, se dará cuenta de las cosas por sí mismo. Pero Sakura… lo ama tanto que no pone atención a nada más, por eso se le escapan algunos detalles.

Sarada parpadea confundida. No logra comprenderlo del todo. Su madre lo observa solo a él, sin embargo, no puede verlo, lo cual es extraño.

Es como el retrato, un amor incondicional pero vacío.

Sale de esa oficina menos preocupada. Se siente más tranquila al saber que su padre si existe en la mente de alguien, y es curioso que sea en la del séptimo.

Sakura tararea y observa la imagen, Sasuke era tan joven. Tan guapo piensa brevemente y da un chillido emocionado mientras abraza la foto de él. Tal vez su hija no lo comprende, que ella ama tanto a ese hombre que es feliz solo mirándolo.

Cuando Sarada llega, se ve más tranquila, Sakura también se siente mejor, le sonríe y comienza a preparar la cena. Están cenando y parece que la tormenta paso entre ellas.

       —El séptimo, me contó muchas cosas de papá… dijo que le gusta dar paseos y entrenar. —Sakura la observa confundida

—¿De verdad? ¿Estás segura de que Naruto no miente? Digo, sé que son amigos, pero hace mucho que no se ven, es imposible que sepa cosas de Sasuke actualmente.

Sarada abre los ojos, un hoyo se extiende en su pecho, ¿Por qué? Con la mandíbula tensa y los puños apretados, siente que va a explotar. La seguridad que sentía, de nuevo, se fue.

       —¡No trates al Hokage como un mentiroso, solo porque tú no conoces a tu marido!

Las discusiones aumentan, el miedo también, Sarada siente que el único que le habla sinceramente es el séptimo, es su pequeño refugio.

Saber que Sasuke, su padre, vuelve, le hace sentirse emocionada y aterrada, su madre ni siquiera lo sabía.

Era un secreto que el séptimo sabía, iba a verse con él. Finalmente, la situación explota, su madre sigue esperando por una persona que se acerca a la aldea y nunca la visita.

Sarada está decidida a buscar a su padre y exigirle que le explique por qué las abandono, ¿no ama a su madre? ¿Por qué no vuelve a casa?

¿Por qué no son una familia?

 

Sakura no es la mujer más perfecta del mundo, lo sabe, porque nadie lo es. Impulsiva y violenta. Destruye casas e intenta envenenar a alguien que es inmune a todos los venenos.

Lo único bueno en su vida, es su hija, corre tras ella, pero no logra encontrarla. Es igual a Sasuke, corren lejos sin mirar atrás.

El conocer a Sasuke, no cambia las cosas para Sarada, su madre vive de recuerdos, y su padre es un desconocido. Ella no ha vivido lo suficiente para entenderlos a ambos.

       —Lo siento, creí que había dejado las cosas claras con Sarada. —eso es lo primero que escucha de la boca de Sakura cuando se reencuentran con él.

Y ahí comprende que esa mujer que la crío y le dio todo el afecto que podía darle, vive del pasado porque no hay un futuro entre ellos.

Su padre es silencioso, justo como dijo Naruto. No explica nada, ni se toma el tiempo de conocerla, dedica largas horas en entrenar a Boruto y a su hija, solo la mira de reojo. 

No ama a su madre, y tal vez tampoco a ella, eso es de lo único que está segura.

       —No. Eso no es cierto —dice firmemente mientras secan sus lágrimas. Sarada observa al Hokage, su voz es clara y no da espacio a dudas en su respuesta. Sonríe porque si él lo dice, debe ser cierto—. Eres su hija, y eso es tan importante para él que es capaz de soportar todo. La soledad, el miedo, el cansancio, la incertidumbre de no saber cuándo podrá volver a casa y todo porque tú existes, Sasuke, quiere un mundo libre de peligros, por ti.

Sarada llora desconsoladamente después de eso, y es abrazada durante mucho tiempo, al final, el único que alivia sus temores es el séptimo, ojalá… él fuera su padre.

Su madre parece feliz de tenerlo en casa, habla mucho de todo, está absolutamente radiante. Pero ese hombre, ni siquiera la mira. Se sientan en la mesa los tres, y todavía así, no está la sensación de que sean familia.

Su madre parece temerosa de cometer un error, cansada de preparar la cena y nerviosa de que no le guste a él.

Su padre come en silencio, su mamá habla tanto que le dan ganas de pedirle que se calle porque es obvio que él no le pone atención y que no le interesa saber nada de ellas.

Sakura extiende postres sobre la mesa, uno para cada uno. A su madre y a Sarada le encantan, la niña se guarda el comentario de que sabe que a su padre no le gustan los dulces. Puede que sea tímido, que esté fingiendo que no le interesa la felicidad de su esposa. Que la máscara de frialdad y cansancio sea solo porque es un hombre severo.

Tal vez coma el dulce que le ofrecen, solo para que Sakura sea feliz, así que, guarda silencio esperando su reacción, y brevemente se siente enferma del estómago por la esperanza y los nervios.

       —Odio los dulces —dice bruscamente, su madre baja la mirada entristecida, y retira el plato de él en silencio, como una sirvienta y no esposa.

Es evidente que no hay confianza entre ellos, son dos desconocidos que fingen conocerse. No, su madre es quien se esfuerza. ¿Por qué lo hace? ¿Qué la ata a él? Sarada siente que odia esto, su padre no finge ese desinterés, se muestra tal y como es. Para ella es claro, que, no son una familia.

 

       —Tu padre es genial. —ella observa de reojo a Boruto. Su mirada le recuerda un poco al séptimo, soñadora, cegada de admiración.

Y no logra comprender que ven en él, que hay en ese hombre para que las personas que ella ama, lo amen. ¿Su aspecto atractivo? Usa su cabello para cubrir la mitad de su rostro, sus expresiones son pocas o nulas, es aburrido y jamás lo ha visto vestir ropa genial.

¿Su personalidad? Es claro que no, es callado, frío, directo y muchas veces arrogante. Cuando habla se forma un silencio a su alrededor y no entiende cuál es el miedo que provoca.

Su padre ni siquiera respeta al Hokage, el séptimo le da una libertad absoluta, jamás nadie le da una orden o puede siquiera hablar sobre Sasuke Uchiha. Camina orgulloso cuando debería sentir vergüenza de haber dejado a su familia abandonada.

Cuando al fin vuelve, dedica su tiempo a otro niño. Boruto lo tiene todo, absolutamente todo. ¿Ahora también quiere al padre de Sarada?

       —No veo porque —responde y sigue caminando.

       —No digas eso, él es el otro Hokage, cuando crezca quiero ser tan fuerte como mi tío Sasuke. Aunque sea gruñón y me golpee por insultar a mi viejo.

Sarada se detiene y le observa largamente. ¿El otro Hokage? ¿Es tan fuerte? No lo sabe, porque no lo conoce, ese hombre no se toma el tiempo de estar con ella, siempre hay otra cosa más importante.

       —Mi padre, es un fracasado.

Boruto lo mira con el ceño fruncido, desconcertado por su voz severa, que sabe él de vivir en soledad, Sarada siente que quiere gritar.

Si tanto quieres a mi padre, dame al tuyo, pensó en decirle, pero eso era un descargo infantil contra alguien que en realidad no tiene la culpa.

Qué culpa tiene Boruto de ser un burro, y que vea grandeza en alguien que no la merece.

Su padre es francamente odioso, cada aspecto de él es desagradable. Abandona a su madre, no les envía dinero, ni cartas, no les habla y mucho menos es capaz de dar las gracias por un almuerzo, ni siquiera su expresión cambia al verlas.

Y sobre todas esas cosas, está segura que ese hombre, lo único que ama en esta vida. Es a Naruto, igual que ella.

Es un pésimo padre, un horrible marido, pero no es solo culpa suya. Su madre es tan culpable como él, porque no exige, no le pide, ni le reclama, vive con la cabeza gacha esperando que la ame.

Sarada sabe que lo más probable es que su nacimiento sea un error.

Su madre siguió a su padre en uno de los viajes, persistentemente y sin descanso. Hasta que Sakura se embarazó y tuvo que dejar de perseguirlo. Es claro que ella fue un accidente.

Por eso, que Sasuke no logre mostrar su afecto, es casi normal. Sakura la crío sola, y eso es todo. Desearía poder ser amada. Incluso, si sus padres no se aman entre ellos.

       —Es porque tú existes, Sarada.

Escuchar eso, la hace sentir más confiada ante la realidad, de que, aunque sea un error, su padre puede llegar a amarla. Lo demuestra un poco, su actitud es casi la misma, miradas de reojo y una fría cercanía, pero ella nota que él está cambiando.

Cambia, para que Sarada lo ame.

Solo desearía que Sakura también cambie. Ella está estancada, supone que hay adicciones que no se logran curar. Seguirá mirando el retrato de él, aferrándose a eso, quizás hasta el final de sus días, y está bien, Sarada la ama, así que la acompañara contemplando a su lado, la nueva foto que existe.

Hay días como hoy, cuando las familias se unen, toman sus manos y el amor es más presente que nunca. Observa a Boruto junto a su hermana, ambos acompañados de su mamá. 

No ve al séptimo, pero sabe dónde encontrarlo. Es la diferencia entre Boruto y ella, el niño no conoce lo que es llegar a un hogar y no saber con quién estás viviendo.

Sonríe y decide que visitara al Hokage, no hay razón en especial, le deseara una buena cena con su familia. A diferencia de ella, que tendrá que soportar el tenso silencio de sus padres. Daría lo que fuera por poder sentarse a la mesa junto a él.

Disfrutar de esa cosita especial que tiene en la mirada de ojos azules.

Encuentra a Sasuke en la oficina, está con el séptimo quien lo abraza, le rodea la cintura con fuerza, mientras con la mano empuja suavemente un caramelo a su boca, sus ojos se miran fijamente.

Se queda quieta mirándolos a ambos. Ellos metidos en su propio mundo ni siquiera notan que alguien los observa.

       —¿Has hecho lo que te dije? —ese tono de voz en el hombre rubio es la primera vez que lo escucha. Tan amoroso y tranquilo, de cierta manera es paternal, pero hay otra cosa, una ligera dominación en su semblante.

       —Lo hice —responde su padre.

Sarada, parpadea y deja de respirar, es la primera vez que ve ese aspecto en su padre, ese tono de voz mimoso, esa mirada de ojos coquetos.

       —Es una niña increíble, sé amable, le gustan los dulces, y aunque a ti no. Si ella te ofrece recíbelos. Intenta consentirla, darle afecto igual que Itachi hizo contigo, no te comportes como tu padre. Amándola en silencio.

Sarada abre la boca al entender que el cambio que tuvo su padre fue porque el séptimo lo alentaba. Y entonces ahí en su mente algo se rompe un poco. ¿Por qué no es hija de él?

Ni siquiera su madre fue capaz de cambiar a Sasuke, no, ella solo se lamenta porque se siente sola. Jamás le exigió ese hombre que tomara la responsabilidad, y fuera un buen padre.

Tuvo que hacerlo el séptimo, por eso, si Naruto es feliz con Sasuke, ella también lo es.

Aclara su garganta y ambos se giran para mirarla. Hay una ligera palidez en la tez morena, quiere sonreír porque el séptimo es muy fácil de leer, su padre, en cambio, parece desinteresado.

Como si encontrarse entre los brazos de un hombre fuera algo común, quizás cuantas veces fueron descubiertos por el ayudante del Hokage.

       —Deberías aprender a pedir permiso para entrar —reclama Sasuke mientras lame su labio inferior dejándolo brillante.

Sarada intentará olvidar ese gesto que le sonroja las mejillas, el séptimo lo había observado con los ojos brillantes de una manera extraña, estúpido viejo sabroso.

       —No tuve un padre que me enseñara modales —dice cruzándose de brazos.

El Hokage se aclara la garganta y le ofrece dulces, ella los prueba y arruga la nariz al notar que saben a limón agrio.

       —Te llevaremos a casa.

Sarada se muerde la lengua para no preguntar por qué se abrazan mientras se miran a los ojos y parece que están por comerse entre ellos. No necesita una respuesta cuando todo está claro para ella.

Y mientras camina por las calles abarrotadas de la aldea, tomada de las manos de ambos, siente que son la otra familia del séptimo.

Debería sentirse mal, pero sinceramente no lo hace, porque si ella fue capaz de darse cuenta, es obvio que todos lo saben y fingen no saber.

       —¿Eres el amante del Hokage? —pregunta repentinamente, el hombre rubio comienza a toser. Escucha una risa suave y tarda en darse cuenta de que proviene de su padre.

       —¡Sarada! No sé en qué estás pensando, pero, tu padre y yo…—el Hokage se apresura a hablar, la niña le observa atenta, ¿entonces van a negarlo? El hombre de ojos azules se queda en silencio, parece dudoso, luego su mirada va al rostro del Uchiha mayor.

Sarada los observa ambos, su padre alza una ceja, curioso de lo que diga, el Hokage parece avergonzado. Da un largo suspiro, y niega suavemente, casi derrotado.

No niega, tampoco afirma.

       —¿Entonces yo no soy su otra hija? —pregunta ansiosa, estaba esperando sentirse más unida a Naruto.

¿Tal vez se confundió y ellos no son amantes? Pero la forma en que se miraban, la manera en que la cercanía era natural y agradable. Comprende que el séptimo saca lo mejor de su padre, que nadie más puede hacer eso,

       —No la otra, eres la mejor, mucho más increíble que el hongo con patas —contesta su padre bruscamente.

Escuchan una queja por el comentario, ambos Uchihas se ríen un poco.

Quizás si es hija del Hokage, lo es porque en el corazón de ese hombre cansado, el padre de Sarada es lo más importante.

Sonríe y los observa, no hay frialdad en la mirada de su padre, no hay cansancio en los ojos del Hokage, y no hay tristeza en los de ella.

Sarada se pregunta cuanto se demorarán en abandonarlo todo para estar juntos.

Es un sentimiento agridulce caminar de la mano de ambos, sabiendo que en casa alguien los espera en silencio, es tortuoso tener que soltar las manos de ellos porque deben volver a la realidad.

Una donde su madre espera en una casa vacía, y la otra seguramente intenta poner una sonrisa para calmar a los niños que preguntan por su padre, están enfermas de algo llamado esperanza, y Sarada no vive de eso.

Así que disfrutara de la cruda realidad, una donde su padre no tiene amor para darle a su madre, no sepa darle amor a Sarada, y que el hombre que admira, lo ame incondicionalmente igual que todos lo que lo rodean.

La dejan en casa, con una Sakura que le sonríe, y hay una ligera tristeza en su semblante porque Sasuke la dejó de nuevo.

Es curioso que, la mesa esté preparada para dos personas desde el inicio.

       —¿Decepcionada de que sea solo yo? —pregunta mientras se sienta. Su madre le sonríe.

       —Siempre hemos sido tú y yo. 

 

 

EXTRA

 

       —¿Parezco tu amante? —preguntó burlonamente Sasuke, Naruto apretó los labios ante eso.

       —Sarada tiene mucha imaginación —sus ojos se movieron hacia el pelinegro, parecía divertido ante eso.

       —Te dije que entre hombres es un poco raro tu comportamiento —agregó Sasuke—. Eso de los abrazos, meter cosas en mi boca… comida en mi boca.

Naruto dio una risa ante el sonrojo repentino en las mejillas pálidas. El Uzumaki rozo su mano con la de él, atrajo la mirada negruzca, Sasuke correspondió y sus dedos se aferraron firmemente a los suyos.

Naruto quiso morirse de vergüenza, sabía que debería ser más directo y confesar sus sentimientos, pero creyó que era bueno ir preparando un camino hasta el corazón de ese gato solitario.

Al parecer todo estaba saliendo mal, no es que fuera malo seduciendo a Sasuke. ¡Maldita sea! Incluso ya caminan tomados de la mano, había logrado un avance significativo con el contacto físico, también había notado miradas de reojo que claramente significaban algo. 

Todo estaba saliendo mal porque se le está haciendo difícil controlarse, cada vez que lo veía, la desesperación por tenerlo cerca era palpable y evidente.

Tanto que, simplemente las manos se le iban solas, como hoy, habían estado discutiendo temas serios sobre guerras y planes malvados, al saber que nuevamente se iría, Naruto no logro calmar la ansiedad.

Se acercó fingiendo ignorancia, el hombre le había mirado de reojo, casi acostumbrado de que Naruto se ponga cariñoso cuando están solos.

La excusa que el Uzumaki le dio cuando lo abrazo por primera vez, fue tan simple y tonta, y la vez, tan real y sincera.

No importa la edad, todos queremos ser mimados por quien nos ama.

Y el Uchiha lo permitió acercarse cada vez más.

Lo que fueron abrazos se volvieron mimos con la boca, besos juguetones en las mejillas, caricias tenues en el cabello, manos fuertemente apretadas.

Naruto miraba ese rostro e instintivamente sus ojos se desviaban a la boca, debía controlarse porque Sasuke pensaba que todo el amor que le daba era algo similar al fraternal.

No sabía que cada noche, solo en su cama, el Uzumaki movía la muñeca hasta qué o se le caía la erección o la mano.

Lo deseaba con urgencia, necesitaba saber si… tenía una oportunidad con él.

       —¿No te da vergüenza, querer pasar la noche conmigo y no con tu familia? —pregunta el pelinegro. Naruto le mira y eleva una ceja, casi pareciendo confundido.

       —Tú eres mi familia.

       —Sabes a lo que me refiero —recalca el pelinegro con un puchero leve.

Deberían irse rápido de aquí, las calles están vacías por la hora, pero no quisiera que vieran lo bonito que se ve Sasuke cuando siente vergüenza.

Naruto le sonríe suavemente, con esa mirada cansada y dulce. Sasuke es su todo, siempre fue así y siempre lo será.

Es un pensar descarado y egoísta, sin embargo, si le ponen en una balanza a su familia y Sasuke, es claro quien importa más, es su prioridad. No logra mentirse a sí mismo, porque eso, sigue ahí, hundiéndose en el lodo lo más que puede.

Sufriendo de vergüenza y culpa, sin embargo, no se detiene, no puede hacerlo.

       —Sin importar nada, ni nadie. Eres con quien quiero pasar cada segundo de mi vida. Eres mi todo, lo que yo deseo, lo que más añoro y lo único que me diferencia de esas personas que te esperan en silencio, es que me correspondes.

El Uchiha parpadea lentamente, lo observa completamente abrumado.

       —Eso significa... —murmuró con el rojo cubriendo su rostro rapidez.

       —Significa que te amo, que quiero pasar el resto de mis días persiguiendo tu culito hermoso.

El Uchiha abre la boca y lo empuja furiosamente avergonzado, Naruto se ríe y lo abraza con brusquedad, hundiendo su rostro en el cuello pálido.

Lo dijo, finalmente le confesó su amor.

       —Me hubieras dicho eso antes —murmuró el Uchiha suavemente, se apegó un poco más para que Naruto le rodee la espalda con su brazo.

       —Si bueno, la presión de todos fue un poco intensa y tú no estabas listo para amar de esa manera. No era nuestro momento, ahora lo es.

Además, está seguro que ambos no se arrepienten de haber tenido hijos, y quizás, si pudieran volver en el tiempo, tomarían la misma decisión.

Naruto intenta controlar esa parte de su corazón que le reclama el dejar a sus hijos con un clon. Por otro lado, su Uchiha por fin volvió y no planea desaprovechar eso. Es horrible ser tan débil ante él.

Es un desgraciado como padre y marido, pero como amigo lo hace muy bien según Sasuke.

       —¿Ya no amas a tu esposa?

Eso le tomó por sorpresa, no sabe cuántas veces le ha dicho que la relación con Hinata no incluye que compartan cama, no recuerda cuánto tiempo lleva durmiendo solo, es casi un marido decorativo.

Sasuke el ausente y Naruto el dormilón.

       —¿Acaso sigues sin entender que lo único que yo deseo eres tú? Me tomo meses lograr que me besaras la mejilla, ¿Por qué pensaste que quería eso si amo a otra persona?

Sasuke le mira de inmediato, avergonzado e irritado.

       —Porque tú eres extraño, hiciste tanto por mí, pero luego te casas con ella —reclama enojado, Naruto guarda silencio de inmediato. —¿Qué tal si solo estabas siendo amable conmigo y yo era el que confundía las cosas?

El Hokage lo abrazó con fuerza, sus bocas quedaron muy cerca, se miraron fijamente, y cuando su cabeza comenzó a moverse con lentitud para cortar la distancia, Sasuke pareció rendirse porque cerró los ojos y se dejó besar.

Su primer beso.

No, ¿el tercero? No importa, sería el primero que se dan por voluntad propia.

Siente que ha esperado años por esto, por poner finalmente su boca contra la de Sasuke. Es como un sueño, es tan satisfactorio que podría correrse solo porque el Uchiha tímidamente está dejando salir su lengua para que Naruto chupe de ella.

Dulce, su boca sabe a limón, piensa Naruto brevemente. Hay una pasión en el beso que es solamente controlada por la ternura.

Sus manos se aferran a las caderas del chico, esto es inmoral, inmoralmente adictivo.

Su esposa está ahora mismo conversando con un clon, su hija se ríe en sus brazos, y Boruto le mira de reojo reconociendo que ese no es su papá.

Sabiendo eso, aun así, sus pies no se mueven para volver a casa, porque es horrible, pero siente que está en ella, aquí con Sasuke.

Así que, como el mal hombre que es, se queda anclado al piso, ahogando hasta el fondo de su mente esos pensamientos, y planea disfrutar con todo su corazón a su persona especial.

Cuando se separan, se queda mirando como tiene los ojos brillantes y las mejillas rojas, reflexiona brevemente que desearía mandar todo al demonio e irse con él.

Pero no lo hará, así como Sasuke no se quedará.

Ambos seguirían sus caminos, esperando ansiosamente que vuelvan a juntarse.

Una y otra vez.

El pelinegro parece tímido por el beso que se dieron, no sabe que el Uzumaki está desesperado por darle otro.

       —Si sabes que cada día te amo más —confiesa, el Uchiha se mordisquea los labios hasta dejarlos rojos e hinchados.

Apretó la mandíbula, también desea morder los labios de Sasuke, es más, morderlo por completo.

El Uchiha alza repentinamente su mirada, parece decidido y un poco molesto.

       —Cuando vuelva le diré a Sakura que no me espere más, tú también, platica con tu esposa y divórciate de ella, no quiero compartirte. —Naruto parpadea y asiente rápidamente, no quiere que el chico piense que se arrepiente alguna forma.

Naruto sonríe y pega su entrepierna a la de Sasuke, lo ve tragar saliva, ante el contacto.

       —Y no tendré sexo contigo mientras tengas una relación con Hinata. Sucio pervertido.

El hombre rubio quiere gritar ante eso, la verdad es que quería ya mismo montar a Sasuke en algún lado y hacerle cosas tan malvadas que Jiraiya quedaría avergonzado.

Sin embargo, no debe ser codicioso, su Sasuke le corresponde, y eso por el momento tendrá que bastar, ya luego le pedirá cosas, se acerca san Valentín, será su momento de saciar su apetito.

       —Tranquilo, todo será mejor cuando vuelvas, comenzaremos una nueva vida, espero que Boruto no me mate por robarte de su lado.

El pelinegro parece satisfecho, es tan bonito cuando es celoso, Naruto lo sostiene firmemente, dejarlo ir siempre es tan difícil.

Por suerte, cuando él regrese, nunca más van a separarse.

       —Lo mismo digo, desde ahora en adelante, esa niña te llamará secretamente papá. —Sasuke sonríe con ternura, se le derrite el corazón ante eso.

       —Bueno, intentaré ser una buena figura paterna para ella —comentó acercando su rostro al del Uchiha. Sus ojos se dilataron ante la idea que cruzó por su mente, su mano se colocó en la regordeta nalga hasta apretar con fuerza.

       —Es lo mínimo que puedo hacer si me voy a coger a su padre.

Notas finales:

¿Qué tal estuvo? Aclaro que no conozco en profundidad el manga Boruto, tome cosas de por aquí, por allá, espero se haya entendido la narración de los eventos.

Siento que fue algo rápido y apresurado, no mucha profundidad, pero aun así me gusto como quedo, lectura ligera creo.

Bueno, para terminar, no sé si lo notaron, pero este one shot sería como la parte inicial de sorpresa de san Valentín.

Tengo algo con eso de unir fic con otros, perdón por eso. (También lo uní a un drabble, ¿saben cuál?)

Es que amo el Narusasu en cada universo.

¡Espero les haya gustado!


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