El ruido inquieto de la ciudad era alumbrado por la suave luz del sol mañanero.
Las nubes cambiantes en formas como los colores de los autos pasajeros se distorsionan con la monotonía de la ciudad.
Aunque nunca había salido de aquel sitio, además de un par de viajes, nunca había visto a nadie con una expresión tan maravillosa como la del chico de piel canela y ojos cafés en ese momento.
Observando cada detalle, y tratando de leer cada letrero.
El corazón no puedo evitar encojerse, más trato de sopreponerse, pues todo marchaba ahora bien.
Erick ya llevaba conviviendo con el desde hace más de dos semanas.
Ya podía conocer al muchacho bastante bien, eso pensaba.
Ryan podía ser algo callado, un poquito serio, pero con confianza, era infantil, más cuando peleaba con Happy y ha veces un tanto extraño, para no decir atrevido , también era observador y detallista.
Esto era lo que pensaba el de mayor de edad.
Admitía que no le era mala la compañía. Ahora que estaba en la cúspide del su proyecto tenía que quedarse más tiempo en su estudio, ubicado en su cuarto. Ryan podía hacer pequeñas cosas, aunque el mayor se negó al principio, pero viendo que el niño no era de estar en el ocio y aún no era tiempo de escuela, le permitió.
Volviendo ahora, aparcaron en el sitio correspondiente.
Entraron al centro comercial, donde las pequeñas y grandes tiendas mostraban, naturalmente, en los aparadores lo que ofrecían.
Ryan miraba todo con un toque de curiosidad. Se dejo guiar al segundo piso del gran establecimiento. Parando en una peluquería.
-¿Y esto? ¿Hay algo de malo con mi cabello?-preguntó para el, pues sabía que el otro trataba su cabello el mismo, y en general, Erick no necesitaba cortes con regularidad.
-No te ofendas, pero están un poco largo, y cuando comiences la escuela no puedes ir así.- explicó momentaneamente antes de entrar.
Tipicamente, se podían oir el ruido de las máquinas secadoras de pelo junto a el olor enigmático de los shampoo's y ceras alizadoras.
Al entrar, una chica cabellos rubios y ojos plateados los recibió, sentando al niño en una silla ajustable frente a un espejo.
-¿Y que deseas hacerte?
Habla amablemente, este opto por uno asiático al mostrarle ella el catalogo de cortes y peinados.
Después de terminar, y ver el resultado final, Erick se sintió complacido.
-Ahora si pareces gente.
No puede evitar bromear al salir de la peluquería, ganándose un mini golpe en el brazo y un mini puchero del menor.
-Callate, amo tonto.
Erick suspiro, aún debían de trabajar con el apodo "amo", solo había logrado que el chiquillo no lo usara afuera de la casa.
Bajaron al primer piso y recorrieron las tiendas de ropa masculina.Ryan no mostraba mucho interés en la ropa al menos que fuera un suéter, así que pidiendo ayuda a las encargadas logro conseguir varios conjuntos casuales para su closet.
El chico no colaboraba y el no sabía que vestir a nadie que no fuera el mismo.
Usualmente usaba una camiseta
con o sin estampados, blue jeans, unas vans de colores variados, de vez en cuando un chaqueta de jeans.
Y no necesitaba más accesorio que sus gafas finas.
Tomaron las compras, siendo Ryan quien guiaba, mostrando iniciativa por primera vez desde que entraron al establecimiento. Erick no pudo evitar bufar al reafirmar las bolsas en sus manos.
Mientras el sol ya se estaba ocultando.