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El fin de semana prometido por Katt-chan

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Notas del fanfic:

La serie y manga, junto con sus personaje, no me pertenecen, sino a Haruichi Furudate.
Los diálogos se enuncian con ("...") y los pensamientos con ('...').

Hinata Shoyo estaba caminando rumbo a la casa de los Kageyama. Había pasado una semana desde que se confesaron y comenzaron a salir, semana que había sido tremendamente aleccionadora para el pelinaranja. En esos días, Tobio comenzó a mostrar más facetas de sí mismo que lo sorprendían. Descubrió que al pelinegro le gustaba abrazarse a él con fuerza y mimarlo, pero que se sentía incómodo si había más gente cerca. También notó que, tal vez por influencia de sus padres, cada vez que lo llamaba 'idiota' había un toque cariñoso en el insulto, y que le tenía un considerable respeto a su padre por más que se pelearan. Era extraño para él ver a Kageyama en estas facetas, pero no era algo que le desagradara particularmente sino todo lo contrario; esa timidez y melosidad que tenía le resultaban realmente adorables. Sin embargo, había un aspecto que no le gustaba, que era la desconfianza que tenía el pelinegro sobre su relación. Aún estaba ligeramente impactado por la reacción que tuvo su pareja cuando le recriminó por llamarlo idiota, tanto así que recurrió a su madre en busca de consejo ese mismo día. Después de una hora de explicaciones sobre como ahora estaba de pareja, ella solo le dijo que debía hablar con él al respecto, que era importante que ambos fuesen honestos y abiertos.

Mientras caminaba por la calle, pensaba en las palabras de su madre. Ese día el momento perfecto para hablar con Tobio. Su pareja había cumplido con lo acordado con su padre, liberando la memoria del televisor y arreglando el decodificador, lo que significaba que podría tener un fin de semana completo con Kageyama a solas mientras su familia iba a un evento de Miwa. Sí, ese era el momento para hablar con él. Dio los últimos pasos para quedar frente a la casa de los Kageyama, respiró hondo y tocó el timbre.

"¿Sí?" Se escuchó a través del citófono la voz de la amorosa madre de su pareja.

"¡Hola, Akira-san! ¡Soy Hinata!" Exclamó animado. El buen humor de esa mujer le resultaba contagioso.

"¡Ah, Shoyo! Pasa, por favor." En ese momento, se escuchó un sonido corto y metálico que indicaba que a la puerta de la reja se le había quitado el seguro. Hinata empujó la reja, entró y la volvió a cerrar. Cuando se acercó a la puerta de entrada, estaba Akira recibiéndolo con una enorme sonrisa. "Bienvenido."

"Gracias. Perdón por la intromisión." Dijo mientras ingresaba al hogar. El pelinaranja notó que la rubia llevaba un bello vestido rojo, se había maquillado con sutileza y tenía un peinado con una delgada trenza estilo maría a la altura de su sien izquierda, luciendo mucho más hermosa de lo que hacía habitualmente. "Se ve muy bella, Akira-san." La mujer lanzó pequeñas risitas y se sonrojó ligeramente.

"Hola, Hinata." Escuchó el joven, quien al voltear hacia el origen de la voz se encontró con Hiroshi. El hombre también estaba más arreglado de lo habitual con un traje negro y camisa blanca, mientras su cabello se encontraba peinado hacia atrás. El pelinaranja no quería admitirlo en voz alta, pero Hiroshi se veía realmente atractivo.

'Y si Kageyama se arreglara así...' Pensó Hinata, para luego intentar sacar las imágenes de su cabeza avergonzado.

"Wow, Hiro." La rubia dijo con orgullo. "Qué guapo mi hombrecito." Se acercó a él y lo besó en la mejilla.

"Dejé que Miwa hiciera esto. Aparentemente no estaba 'lo suficientemente decente'." Respondió serio el pelinegro.

"Está muy nerviosa por este evento, ¿no?" Dijo la madre con una sonrisa resignada.

"Sí." Hubo un momento de silencio, hasta que el pelinaranja habló sin pensar mucho.

"Se ve bien, Kageyama-san." Admitió en voz baja, sin poder mirarlo a los ojos.

"Gracias, Hinata." Hiroshi dijo mientras se concentraba en ajustar la manga de su traje, sin fijarse mucho en el joven. La mujer comenzó a reprimir una risa que captó la atención de los otros dos. "¿Y a ti qué te pasa?" Ella se calmó y mostró sus palmas en señal de inocencia.

"Shoyo, Tobio está en su habitación. Puedes subir si quieres."

"Ah, con permiso." Avergonzado, subió las escaleras y se dirigió a la habitación de su pareja. Al entrar en ella, vio a Kageyama moviendo la mesita de noche de su lugar usual. "¿Qué haces?" El pelinegro volteó a ver al otro bruscamente.

"Ya llegaste." Dijo levemente anonadado. Dejó el mueble en piso, se sacudió las manos al mismo tiempo que se acercaba y le dio un beso en la mejilla al más bajo. "Hola." Hinata comenzó a sonreír ampliamente.

"Hola." Justo cuando notó que Tobio se daba vuelta para volver a lo que hacía, él tomó su muñeca para obligarlo a quedarse frente a frente. "Oye, ¿A dónde crees que vas?" Dijo sugestivamente Shoyo mientras abrazaba el cuello del otro.

"Tengo que mover unas cosas..." Comenzó a explicar el armador, señalando con el dedo un colchón posicionado de forma vertical a un lado de la cama. "Hay que hacer espacio para el colchón para-" Pero no pudo continuar, porque el otro simplemente lo comenzó a besar importándole bien poco la explicación del chico. Tobio se dejó hacer por un momento, hasta que puso las manos sobre los hombros de Shoyo y lo alejó delicadamente. "Espera, espera, Hinata. Mi familia aun está aquí. Mejor ayúdame a ordenar esto." El pelinaranja seguía anclado a su cuello mientras lo miraba directamente, disfrutando del rostro sonrojado de Tobio. "Oye, idiota, estoy hablando en serio."

"Ya te oí... Qué pesado..." Dijo dándole un besito sobre los labios y después de eso lo soltó. "Entonces, ¿para qué estás poniendo un colchón en el piso de tu pieza?"

"¿Cómo que 'para qué'? Te vas a quedar a dormir." El pelinegro fue rápidamente a tomar la mesita de noche para reubicarla. "Empuja el escritorio hacia la pared. Y pobre de ti que rompas algo."

"Un momento... ¿yo voy a dormir en eso?" Preguntó confundido Hinata mientras apuntaba la que aparentemente sería su cama por los dos próximos días.

"¿Qué tiene?" Kageyama rebatió dejando la mesita de noche al otro lado de la habitación. "Es bastante más cómodo que lo que usamos en los campamentos en Tokio."

"Pero, ¿por qué no puedo dormir en la cama?"

"Si esperas que te pase mi cama para que yo duerma en esto-" Pero Shoyo lo interrumpió.

"No, no... ¿Por qué no podemos dormir los dos en tu cama? Ya sabes, como la última vez que me quedé."

"Ah, pues... No se puede." Respondió algo nervioso el pelinegro.

"¿Por qué?"

"Pues... mi papá..." La mención del hombre hizo que el pelinaranja se hiciera una idea del problema y le recorriera un escalofrío por su espalda. Kageyama no pudo terminar de explicar, cuando otro habló.

"Entiendo, vamos a mover el escritorio." Mientras ambos empujaban con cuidado el mueble, Kageyama lanzó un suspiro.

"Si... si quieres te puedo dejar la cama." Murmuró sonrojado sin mirar a Shoyo, quien al verlo reprimió un risa.

'Y después me dice que no es tierno...' Hinata pensó divertido. "Nos podemos turnar." Le respondió al pelinegro. "O dormir juntos y fingir que usamos la cama extra." Finalizó susurrando.

"¿Estarías dispuesto a arriesgarte a que nos descubran?"

"Vamos, no es como que tenga cámaras por la casa..." Dijo riendo hasta que vio que Kageyama subía la cabeza y miraba alrededor de su pieza. "¿O sí?"

"No lo sé... Siempre sabe lo que ocurre en casa aunque no esté." El pelinegro seguía buscando algo fuera de lo común en su habitación.

"Emmm, ok..." El pelinaranja se debatía si el hombre realmente sería capaz de hacer algo semejante, si realmente llegaría a tal extremo. 'Mejor no tentar al diablo...' Pensó resignado. "Entonces, ¿nos turnamos?"

"Sí, me parece bien." El chico parecía inquieto.

"¿Estás bien, Kageyama?"

"¿Por qué tenías que decir lo de las cámaras?" Le reclamó Tobio molesto.

"Pensé que ya habíamos acordado como dormiremos..."

"Pero no puedo besarte o dejar que te cambies acá si existe la posibilidad que ese psicótico controlador haya puesto cámaras." Estuvo en silencio un momento. "Se acabó, hablaré con mamá." Dicho esto, Kageyama salió a paso firme de la habitación. Miwa apareció por la puerta, mirando en dirección donde había desaparecido su hermano y luego se dirigió al pelinaranja. La pelinegra lucía un vestido azul marino con un peinado de recogido simple y un maquillaje que realzaba su belleza natural.

"¿Y qué le pasa a Tobio?" Preguntó divertida mientras entraba en la habitación y se sentaba en la cama. Shoyo se sentó en el otro extremo.

"Fue a hablar con Akira-san."

"De seguro fue para reclamarle sobre papá." Exclamó entre risas.

"¿Es común que haga eso?" A Hinata le causaba gracia que Kageyama recurriera a su madre de esa forma.

"Mamá es la única que puede controlar a papá, y papá es muy sobreprotector. Así que sí, recurrimos mucho a ella cuando papá se pasa. ¿Qué hizo esta vez?"

"Emmmm... ¿Tú crees que tu papá haya puesto cámaras por la casa?" Susurró el pelinaranja, como si alguien los pudiese escuchar dentro de esa habitación. La joven abrió mucho los ojos.

"¿Cámaras? ¿Aquí? ¿Dentro de las habitaciones?" Ella preguntó incrédula. "Por supuesto que no. ¿Por qué preguntas algo tan estúpido?" Terminó riéndose.

"No sé, Kageyama dijo que siempre sabía lo que pasaba."

"Bueno, porque Tobio es torpe y transparente. Con solo verlo uno sabe si hizo algo que no debía, no necesita de vigilancia constante para sacarle la información que quiera de él."

"Oh..." El joven no sabía que decir. La chica, aun con una sonrisa burlesca, vio el colchón dispuesto junto a la cama.

"Entonces papá no quiere que duerman en la misma cama." El pelinaranja asintió. "¿Quieren tener sexo?" La muchacha se rio a carcajadas cuando vio que Shoyo la miró con ojos muy abiertos mientras su cara estaba completamente roja. "Oye, tienen un fin de semana solos, tienen 15 años, con las hormonas alborotadas... sé como es esto."

"N-no, aun no." Dijo finalmente con vergüenza.

"Ah, genial. Obedeciendo al suegro. Le agradarás bastante a papá."

"¿No le agrado ya?" Preguntó sin pensar. La joven reprimió una risa.

"¿Tú crees que él permitió que se quedaran solos aquí solamente porque le agradas y confía en ti?"

"¿No es así?" Shoyo se sentía confundido.

"No, los está poniendo a prueba. ¿De verdad no lo pensaron?" Miwa se veía como si estuviera teniendo el momento de su vida. "Llevan solo una semana, y como ya te dije papá es extremadamente sobreprotector; conmigo y mi primer novio hizo lo mismo." Al escuchar eso, Hinata llegó a la conclusión que ese hombre era realmente alguien de temer. "Además, Tobio no tiene mucha experiencia con la gente, así que debe temer que se aprovechen de él." Dijo ella más seria.

"¡Yo no quiero aprovecharme de él!" El pelinaranja aseguró rápidamente. La joven Kageyama sonrió con dulzura, recordándole mucho a su madre.

"Lo sé. Si no fuese así no te estaría diciendo todo esto. Y creo que papá también lo intuye, porque aunque te esté probando igual te está confiando a su hijo. Tobio es el bebé de la casa, aunque él no lo quiera aceptar." Ambos rieron con delicadeza para luego quedarse en un cómodo silencio.

"Miwa-san, ¿te puedo preguntar algo sobre tu hermano?" Ella asintió. "Es que hace una semana tuve una especie de discusión con él porque me decía mucho idiota, y de repente estaba pensado que yo me podría haber arrepentido de estar con él, como si esperara que rompiera con él ahí mismo. Pero nunca le dije que quería terminar ni nada." La pelinegra se quedó pensativa al oír lo que decía el chico. "O sea, no creo haberlo dicho con esa intención al menos, y se veía tan triste."

"¿Por qué crees que podría saltar a una conclusión como esa?"

"Eso me gustaría saber. Fue como si no creyera que realmente quiero estar con él."

"Ah, ya veo." El tono de su voz comenzó demostrar más seguridad. "Supongo que es normal que él sea extremadamente inseguro con su relación, pero no porque no confíe en tus sentimientos, si es eso lo que te preocupa." Hinata se quedó mirándola perplejo.

"¿Entonces que le pasa?"

"Está fuera de su zona de confort, así que debe estar algo inseguro y tenso."

"¿Fuera de su zona de... qué?" El pelinaranja frunció el ceño, levemente frustrado por no comprender a que se refería la joven, mientras ella lo veía resignada.

"Ok, comienzo a entender como terminaste con mi hermano..." Dijo susurrando.

"¿Qué?"

"Nada." Dio por terminado el asunto con esa palabra, dicha en tono cansado. "A ver, ¿Tú dirías que Tobio es confiado?"

"Sí, más de lo que debería a veces..."

"Bueno, es así porque la faceta que más debes conocer de él es jugando volley. Y él sabe que es bueno en eso, así que está en su zona más cómoda, donde incluso no tiene miedo a equivocarse porque sabe que sigue siendo bueno en ello." El joven asintió, para darle a entender a la otra que estaba comprendiendo. "Y así como reconoce eso, también sabe cuando no es bueno en algo, como por ejemplo cuando debe estudiar o tratar con la gente."

"Pero él no se preocupa mucho por esas cosas..." Rebatió Shoyo. "A no ser que le afecten en el volley."

"Exacto, por lo general simplemente no le importa. Pero cuando debe desarrollar esas habilidades por algo que sí le importa, y sacarse notas decentes o comunicarse con alguien sin parecer un simio, ¿Cómo lo has visto?" El estudiante se puso a pensar.

"Creo que... irritado."

"Lo que creo es que tú le importas mucho y realmente quiere hacer las cosas bien. Pero también sabe que no es su fuerte entender a las personas o relacionarse con ellas, así que se siente muy inseguro consigo mismo... como si en cualquier momento podría fregarla y tú decidieras que estás mejor sin él."

"Pero eso es tonto, ya le dije me gustaba."

"Aun así puedes cambiar de parecer, y para Tobio sus falencias podrían hacer que te alejes de él, y está aterrado de que eso ocurra... ¿Entiendes?" Miwa terminó con seriedad. Hinata, por su parte, estaba tratando de integrar toda la información que le entregaba la muchacha.

"¿Y qué puedo hacer para calmarlo?" Ella se quedó pensando un momento.

"No sé, supongo que reforzarle que lo quieres a pesar de sus falencias. Es decir, tú sabes como es y aun así lo quieres, ¿no?" Shoyo asintió efusivamente. "Bueno, eso es lo que debes hacerle entender a Tobio."

"Creí que lo había hecho..." Dijo más para sí mismo después de oír el consejo de la joven.

"Debes insistirle más, y ser lo más directo que puedas. Tobio puede llegar a ser extremadamente inseguro cuando siente que pierde el control sobre algo. Si realmente se siente abrumado, costará que le entre en su dura cabezota." Hinata se quedó en silencio, pensativo. La pelinegra puso una mano sobre su cabeza y acarició con su cabello. "Solo se honesto con él. Mi hermano es torpe, pero no estúpido."

"Gracias, Miwa-san." Le dijo con sinceridad.

"De nada. Solo haz feliz a mi hermanito ¿Sí?" La pelinegra se levantó de la cama y atravesó la puerta de la habitación, dejando solo al pelinaranja.

--

La familia estaba reunida en la entrada de la casa. Los dos estudiantes de primero veían como los tres Kageyama mayores verificaban que llevaban todo lo que debían, hasta que dio la hora de retirarse.

"Bien, vamos andando." Dijo Hiroshi mientras miraba su reloj. Akira se acercó a los muchachos y le dio un abrazo a cada uno.

"Dejé un poco de comida para que almuercen ahora. Cualquier cosa, nos llaman, ¿ya?"

"Sí, mamá." Respondió en un tono aburrido su hijo.

"Se cuidan." Finalizó apuntando a cada uno, con una tierna sonrisa.

"Vayan al auto." El hombre le dijo a las dos mujeres, las que se volvieron a despedir antes de salir de la casa. Hiroshi tomó un bolso y un maletín, para después acercarse a la puerta de entrada y voltearse a ver a los muchachos. "Cuiden la casa." Dijo seriamente. "No quiero fiestas, sexo o drogas en mi casa, ¿les queda claro?"

"N-no se preocupe, Kageyama-san." Afirmó titubeante Shoyo.

"Papá, no haremos nada de eso."

"Bien. Adios." Dicho eso salió y cerró la puerta principal. Los jóvenes se quedaron en la misma posición, mientras escuchaban como se encendía el motor del auto familiar y pronto como se oía más y más lejos. Ambos soltaron un suspiro de alivio.

"Creo que ya te he dicho esto, pero tu papá es realmente aterrador. Ya veo de donde lo sacaste." Dijo el pelinaranja con un lloriqueo exagerado.

"Cállate, no soy como él." Reclamó de mala gana el otro. Al instante, cambió su actitud a una más calmada. "¿Qué quieres hacer?" El chico se volteó con la intención de caminar hacia un ventanal que daba a la parte posterior de la casa. "Como aun es temprano, podemos practicar unos tiros en el patio-" Pero fue interrumpido por Shoyo.

"Espera, Kageyama, antes quiero hablar contigo." Dijo tomándole la mano para retenerlo en ese lugar. Tobio se quedó parado esperando que el otro hablara. Hinata empezó a sentir algo de ansiedad, y sin saber que decir de primera, ambos se quedaron en silencio un momento. "¿Por qué no nos sentamos?" El pelinaranja ofreció con nerviosismo. Kageyama podía ver lo conflictuado que se encontraba, y eso provocó que él también lo estuviera. Ambos caminaron al sofá de la sala de estar, dejándose caer en él.

"¿Todo bien?" Preguntó el pelinegro.

"Hay algo que me preocupa." Comenzó Hinata sin mirarlo a los ojos. "Tú me quieres, ¿cierto?"

"Sí." Afirmó rápidamente el más alto.

"Y sabes que te quiero."

"Sí." Dijo nuevamente, pero esta vez entrecerró sus ojos mirándolo con desconfianza. "¿A qué viene eso ahora?"

"Me preocupa que no entiendas que realmente te quiero. Así tal cual como eres."

"¿De qué rayos estás hablando?" Tobio reclamó claramente frustrado por no comprender al pelinaranja.

"Pues... Eso." Murmuró con la cabeza gacha el rematador. Luego lo miró directo a los ojos. "Te quiero mucho. Así que no seas tan tonto como para olvidarte de eso y andes pensando que voy a dejarte o algo así." El pelinegro se quedó pensativo, comenzando a comprender el por qué del comportamiento del otro.

"Entiendo." Dijo asintiendo suavemente con la cabeza. "Entonces, necesito que me prometas algo."

"Lo que quieras."

"Prométeme que si hago algo que realmente te moleste o te ponga triste me lo dirás directamente." Al oír la petición, Hinata no pudo evitar extrañarse.

"La semana pasada te dije que no deberías decirme idiota todo el rato, y casi entras en colapso..."

"¡Lo sé!" Gritó con exasperación el pelinegro. Luego, respiró hondo para calmarse y siguió. "Es por eso que estás haciendo esto, ¿no es así?" Recibió una débil afirmación con la cabeza por parte de su acompañante. "Mira, actué mal esa vez porque realmente no me lo esperaba. Nuestra relación siempre había sido así y no pensé mucho en ello hasta que lo mencionaste." El armador hizo una pausa, y Shoyo esperó pacientemente a que continuara. "Y comencé a pensar que tal vez hayan muchas cosas que creía que estaban bien, pero que en realidad no lo están, y que... y que harían que te dejara de gustar."

"¿Y cuándo me he callado algo que me molesta contigo? Tú me conoces."

"Solo no quiero arruinar... esto, y menos sin saberlo." Kageyama desvió la mirada comenzó a rascarse la nuca, incómodo.

"Bueno, ahora me gustaría saber por qué estás tan convencido de que lo arruinarás." Manifestó el pelinaranja en un tono suave, mientras tomaba la mano del más alto y entrelazaba sus dedos.

"Porque eres la primera persona que dice que le gusto y no tengo ni la más mínima idea de lo que estoy haciendo." Shoyo sonrió dulcemente después de oír esta última frase.

"Ya somos dos." Dijo lanzando un pequeña risa. "No sé por qué te complicas tanto. Lo que has hecho hasta ahora está bien, sino no había comenzado a salir contigo en primer lugar." El más bajo soltó la mano del otro y pasó a tomar su rostro para que se miraran a los ojos. "De alguna forma, tampoco quiero que nuestra relación cambie tanto de lo que era antes."

"No entiendo." Tobio manifestó de forma directa.

"Digamos que me gustaba como estábamos antes, solo que poder abrazarte y besarte es un extra muy bueno." Dicho esto, Hinata acercó sus labios para darle un suave beso. "Y que me molestaría mucho que hicieras algo así con alguien más que no sea yo."

"Me siento igual. Siempre fuiste especial y sería raro hacer esas cosas con otra persona." Kageyama levemente sonrojado desvió la mirada. "Si llegas a besar a otro, los mato a ambos." Finalizó de manera sombría.

"No lo digas de esa forma, ¡Qué miedo!" Le regañó cariñosamente el perinaranja. Tobio se mordió los labios antes de hablar.

"¿Realmente te molesta que te llame idiota?" Dijo seriamente.

"No." Negó Shoyo con una sonrisa. "La verdad, me di cuenta que sería algo raro si no lo hicieras." Hinata rio un poco al decir esto, mientras el otro rodaba sus ojos con una pequeña sonrisa tranquila. "Ya que resolvimos esto, ¿quieres ir al patio?" El pelinaranja hizo el ademán de pararse, pero Kageyama sujetó su muñeca.

"Espera un poco..." Hinata se volvió a sentar mientras el otro sacó una cajita de su bolsillo. La caja era de color azul pastel con un lazo crema en la cubierta superior. Dudó un poco, pero el pelinegro le pasó la caja. "Toma."

"¿Qué es esto?" Preguntó el pelinaranja inspeccionando la caja por todos lados.

"La idea es que lo abras..." Kageyama dijo con sorna. "En serio, ábrelo, antes de que me arrepienta." Terminó con un toque de nerviosismo. Cuando Hinata abrió la caja, se encontró con un colgante que tenía el número 10 en un fondo circular de color naranja con borde negro. Con sorpresa, volteó a mirar a Tobio, quien miraba hacia el piso intentando fingir desinterés.

"¿Es para mí?" Kageyama lo miró con los ojos entrecerrados.

"¿Para quién más crees que sería?"

"¡Solo confirmaba!" Gritó sonrojado el pelinaranja, para luego sacar el colgante de caja y observarlo detalladamente. "Está genial, me encanta." Rápidamente se lo puso y vio como se veía a la altura de su pecho. "¿Cómo se te ocurrió darme algo así?" Le preguntó con una sonrisa.

"Pues... Pensé que después de lo que pasó la semana pasada debía disculparme, y Miwa dijo que debía comprarte algo... y recordé lo feliz que te pusiste cuando te dieron la camiseta con el número 10-" Y el pelinaranja lo interrumpió.

"¡Ay, tú!" Hinata gritó al tirársele encima a Kageyama. Antes de que el pelinegro pudiese reclamar, Shoyo lo comenzó a besar con intensidad. Ambos se perdieron en el contacto, mientras recostados sobre el sofá intentaban que sus cuerpos se juntaran aun más con sus manos enredándose en los cabellos del otro. Cuando Hinata deslizó una mano por debajo de la polera del otro para tocar su abdomen, Tobio se detuvo y empujó con cuidado al pelinaranja para quitarlo de encima suyo.

"Me... mejor no sigamos." Dijo rápidamente el pelinegro. Hinata, quien acababa de darse cuenta de lo que había ocurrido y estuvo por suceder, asintió sonrojado.

"Sí... mejor vamos a jugar al patio..."

--

"¿Comida favorita?"

"¡Arroz blanco con huevo encima!"

Ya era de noche, y ambos muchachos estaban recostados. Hinata estaba sobre la cama con su cabeza apoyada sobre sus nudillos y el otro sentado en el colchón sobre el piso de la habitación de Tobio. Hace cerca de media hora, comenzaron una especie de juego, en el que se preguntaban cosas uno al otro con la intención de conocerse mejor.

"La mía es el curry de cerdo." Kageyama agregó rápidamente. "Tu turno." El pelinaranja se quedó pensando.

"¿Cuándo comenzaste a jugar volley?"

"No sé... desde siempre, supongo. Mi abuelo era entrenador de volley y Miwa ya jugaba cuando nací, entonces fue algo que siempre estuvo ahí." Respondió Tobio con cierto aire de nostalgia.

"Wow, ¿tu abuelo les enseñó a ti y a tu hermana?" Shoyo le preguntó interesado.

"Sí... Era muy divertido jugar los tres juntos." El pelinaranja vio como la sonrisa nostálgica del otro se desvanecía. "Luego, Miwa abandonó cuando en su escuela le impusieron que debía cortarse el cabello para pertenecer al equipo, y mi abuelo enfermó." Hubo un breve momento de silencio. "¿Qué hay de ti?"

"En la primaria, después de ver un partido de Karasuno donde jugó el pequeño gigante. Quise ser igualito a él." Sus ojos cafés destellaban con orgullo.

"¿Debería ponerme celoso?" Preguntó Kageyama mirándolo de reojo.

"No seas estúpido. Además es mucho más viejo que nosotros." Le reprochó Shoyo. "Bien, tu turno. Pregunta."

"¿Has practicado otros deportes?"

"¡Sí! Tenis, fútbol y basquet." Kageyama lo miró ligeramente impresionado.

"¿En serio?" El pelinegro preguntó curioso. "Pero todos esos deportes requieren cierto grado de coordinación, ¿cómo es que tu coordinación al recibir es tan mala cuando practicaste todo eso?"

"¡Me estoy esforzando, ¿ya?!" Gritó lloriqueando Hinata. Haciendo un pequeño puchero, volvió a hablar. "Mi turno. ¿Cómo es tu abuelo?"

"Era. Falleció hace como dos años." Comenzó Tobio, mientras Hinata lo veía con tristeza. "Él era sabio, amable y divertido. Podía hablar y pasar horas con mi abuelo sin aburrirme."

"Se escucha como una persona muy genial."

"Lo era. Aparte de Miwa y tú, él era el único con quien podía compartir tranquilamente. Los demás niños decían que era raro porque no jugaba con videojuegos y me costaba tener un tema de conversación." Hizo una pequeña pausa, dando a entender que ya había terminado de responder. "¿Y tus abuelos? ¿Cómo es tu familia a parte de tu hermana y madre?."

"Mmm... mi familia." Meditó Hinata. "Bueno, ya te dije que vivo con mi mamá y mi hermana. Mis padres se separaron poco después que nació Natsu. Mi papá vive con sus padres en el centro; cada dos semanas vamos con Natsu a visitarlos, es muy divertido. Siempre nos compran dulces y cosas ricas. "Le dijo con una gran sonrisa. Pero luego, se puso más serio. "Aunque, mi papá nunca me ha apoyado mucho con lo de dedicarme al volley; dice que no es realista."

"Hinata..." Mencionó bajito el pelinegro. "Creo que tienes muchas cosas que mejorar, pero estoy seguro que tienes lo que se necesita para convertirte en un gran jugador." Le aseguró con seriedad, temeroso que alguno de sus comentarios hubiese herido realmente al más bajo. "Cuando hablamos de permanecer en la cancha juntos por 20 años más lo decía en serio." Shoyo sonrió al oír a su pareja.

"Lo sé." Respondió tranquilamente. "Hace tiempo me di cuenta que solo eres un corderito disfrazado de lobo." Kageyama lo miró confundido, y el otro solo rio. Una vez que se calmó, Hinata decidió seguir con el tópico de su familia. "Bueno, y mis abuelos maternos viven cerca de casa. De vez en cuando vienen a dejarnos cosas o vamos nosotros. Soy mucho más cercano a ellos, porque cuando era pequeño eran ellos quienes me cuidaban cuando mi mamá llegaba tarde del trabajo. Ahora ellos cuidan a Natsu a veces, cuando ni mi mamá ni yo podemos."

"Entonces, te llevas bien con ellos." Intentó confirmar el pelinegro y el otro respondió asintiendo con la cabeza. Luego, Tobio vio el reloj, notando que eran cerca de la 23 hrs de la noche. "Vamos a dormir."

"¡De acuerdo!" Hinata exclamó feliz deslizándose más hacia el borde de la cama, pudiendo estar más cerca del pelinegro. "¡Beso!" Dijo estirando sus labios. Kageyama lo quedó estático mirado con ojos muy abiertos mientras su rostro se sonrojaba. "¿Qué esperas? ¿Y mi beso de buenas noches?" Terminó haciendo un pequeño puchero que al pelinegro le resultó adorable.

"Idiota..." Kageyama susurró conteniendo una risa. Después de eso, se acercó a él y juntó sus labios en un beso casto y simple. "Ahora ve a dormir."

--

"Hinata... Despierta..." El pelinaranja comenzó a despertar al oír su nombre, pero no quería abrir sus ojos. "Oye, Hinata." La impaciencia se empezó a notar en la voz que lo llamaba.

"Cinco minutos más..." Murmuró Shoyo volteándose con los ojos cerrados, en un intento por permanecer más tiempo relajado en esa cama.

"¡Oye, estúpido! ¡Eso mismo dijiste hace como 10 minutos! ¿¡Hasta cuándo pretendes dormir, eh!?" Reclamó la voz ya perdiendo la paciencia por completo. Con semejante grito el pelinaranja comenzó a abrir los ojos y se encontró con el rostro de su pareja mirándolo con el ceño fruncido.

"Ah, hola, Kageyama." Dijo tallándose los ojos con pereza. "¿Qué hora es?"

"Van a ser las 9 am."

"Aun es temprano. Pensé que dormiríamos hasta más tarde."

"Tenía ganas de salir a correr." Fue ahí que Shoyo se fijó en el pelinegro, quien solo traía puesta una toalla alrededor de sus caderas, con su cabello húmedo y su flequillo algo desordenado. "Ya usé el baño, así que puedes ir a tomar una ducha." Hinata apretó sus labios.

'¿¡Por qué tiene que verse tan atractivo!? ¡Pareciera que lo hace a propósito para tentarme!' Pensó intentando reprimir tirarse sobre el otro.

"¿Qué tienes?" Preguntó curioso el pelinegro, mientras lo miraba con un gesto inocente.

"Ven aquí..." Dijo Shoyo rodeando el cuello del otro con sus brazos.

"Espera, Hinata, aun debo terminar de secarme el pelo." Kageyama puso sus manos sobre los brazos del otro para intentar quitárselos.

"No puedes aparecerte así frente a mí, ¿quieres que tu papá me encierre por eso de 'exposición a la obscenidad' o como se llame?" Le reprochó serenamente.

"¿Así como? ¿Qué hice?" Preguntó incrédulo el más alto.

"¿¡Cómo que 'así como'!?" El pelinaranja exclamó alzando sus brazos y liberando al otro. "¡Mírate! ¡Literalmente acabas de salir de la ducha!"

"Ya, ¿y cuál es el problema?"

"El problema es que estamos en TU pieza completamente SOLOS... ¡y no tienes nada de ropa puesta! ¿Te lo explico con manzanas o qué?" Después de escuchar las palabras de Hinata, Kageyama miró hacia abajo para ver su cuerpo y pronto su cara se tornó roja, dándose cuenta en ese instante a lo que se refería el pelinaranja.

"Ve al baño, para que pueda vestirme." Dijo en un tono bajo mientras su rostro seguía sonrojado. Hinata, al ver a su pareja avergonzada, la situación comenzó a causarle gracia. Fue a su bolso para sacar la ropa que se pondría y se dirigió a la puerta. Justo antes de salir, se volteó para decirle algo al pelinegro.

"Igual tranquilo, que no te obligaré a cometer ningún acto obsceno como piensa tu papá."

"¡Vete a bañar de una vez!" Gritó Tobio mientras tiraba una almohada hacia el otro, quien la esquivó y salió corriendo rumbo al baño riéndose a carcajadas.

--

Al salir de la ducha, con ropa limpia, Shoyo se sintió refrescado. Fue la habitación de su pareja para ordenar las últimas cosas en su bolso.

'¿Dónde está Kageyama?' Pensó mientras lo buscaba con la mirada por la habitación y el pasillo, hasta que escuchó sonidos de utensilios y loza desde la cocina. Rápidamente fue a inspeccionar, así que bajó las escaleras y entró a la cocina. "Oye, Kage- ¡Wow!" El pelinaranja detuvo su llamado para contemplar en la mesita que había ahí unos platillos que se veían bastante producidos y deliciosos. Había platillos de pescado cocido, verduras salteadas, fruta, sopa miso e incluso jugo.

"Ah, perfecto. Ya terminaste de bañarte." Hinata volteó a ver desde donde provenía la voz de su pareja, y se encontró con el pelinegro acercándose a la mesa con un último plato de arroz con huevo revuelto en sus manos. "Ven a desayunar."

"¿Qué es... Cuándo hiciste todo esto?" Se trabó al preguntar el más bajo.

"Empecé antes de ir a ducharme." Respondió sentándose. "Apúrate, que se enfría."

"¡Sí!" Hinata respondió con entusiasmo al recobrarse del shock anterior y partió a sentarse junto al pelinegro. "Todo se ve tan bueno, ya casi ni tengo un desayuno así en casa."

"Aquí tampoco se hace mucho. Por lo general, solo tomamos un yogurt, tostadas y frutas." Kageyama comenzó a servir un par de platos con arroz y le pasó uno a Hinata.

"¿En serio?" Dijo el pelinaranja al recibir la comida. "¿Y a qué se debe que lo hayas hecho ahora?" Justo después, se me comió un gran bocado de arroz, y quedó deleitado por el sabor.

"Simplemente quise hacerlo." Shoyo no estaba muy satisfecho con la respuesta, pero decidió dejarlo estar mientras disfrutaba de los demás platillos del desayuno.

"¡Está muy rico!" Le alabó el pelinaranja con la boca llena.

"¿De verdad te gusta? Creo que se me quemaron un poco las verduras..." Kageyama señaló serio.

"Naaah, está rico, en serio. Podría acostumbrarme a esto." Cuando Hinata volteó a ver al otro, vio que tenía una pequeña sonrisa torcida, luciendo satisfecho y orgulloso. Ese gesto era común en el más alto; Shoyo notó era igual a cuando hacía una jugada determinante contra un equipo difícil. "De verdad sabes cocinar."

"Pensé que cuando conociste a mi familia te lo habían dicho."

"O sea, sí, pero dijeron que este mismo año quemaste como 3 ó 4 veces la cocina..." El pelinegro se sonrojó levemente, y apretó sus labios frustrado. "¿Cómo pasaste de eso a esto?"

"Saber cocinar es práctico. Así que me dediqué a buscar y aprender recetas con mi mamá."

"¿Tu papá no sabe cocinar?" Preguntó intrigado Hinata.

"Sabe cocinar, pero prefiero mil veces que me enseñe mi mamá." El pelinaranja reprimió una risa ante el comentario; él podía comprender perfectamente el sentimiento del otro. Después de comer, ambos lavaron la loza y volvieron a la habitación de Tobio.

"¿Qué hacemos hoy?" Shoyo cuestionó sentándose en la cama.

"Podemos ir al parque." Dijo el pelinegro mientras tomaba una pelota de volley, y el otro asintió complacido con la idea. "Ah, y en la tarde juega el equipo nacional, ¿quieres verlo?"

"¡Sí!"

"¿Algo especial que quieras comer en la noche?" Kageyama le preguntó al mismo tiempo que preparaba una pequeña mochila para salir, con su celular, billetera y protector solar.

"¿Me preparas katsudon?" El pelinaranja lo miró con grandes ojos suplicantes.

"Sí, solo habría que comprar el pan antes de regresar a casa." Respondió Tobio acercándose al otro. "¿Listo para salir?" Shoyo sintió algo cálido en el pecho.

'Es casi como si viviéramos juntos...' Pensó con ternura el más bajo. "¡Vamos al parque!"

--

Ya siendo de noche, Miwa, Hiroshi y Akira bajaron del auto fuera de su casa después de haber vuelto del viaje de negocios de la pelinegra. Agotados, los tres tenían el único objetivo de ir a su cama a dormir. Al entrar al hogar, vieron que las luces de la sala estaban encendidas y se oía un sonido de fondo. Todos fueron curiosos a ver la habitación, encontrándose con la televisión encendida en un noticiero deportivo, un par de platos vacíos en la mesa de centro y dos jóvenes durmiendo plácidamente sobre el sofá. Tobio estaba recostado sobre su lado izquierdo a un extremo del sofá abrazando unos de los cojines, mientras que Shoyo estaba sobre él con su cabeza apoyada a la altura de su abdomen del otro, donde había un pequeño charco de saliva.

"Awww..." Exclamaron las dos mujeres enternecidas por la escena. El hombre tomó el control y apagó la televisión.

"¿Qué hacemos con ellos?" Hiroshi preguntó en un tono cansado. "Deberían ir a dormir apropiadamente a una cama."

"Nooo, déjalos, se ven tan lindos ahí." Le rebatió Miwa con una sonrisa. Su padre lanzó una bocanada de aire, completamente agotado.

"Hagan lo que quieran, yo me voy a dormir. Buenas noches." Dicho eso, acarreó los bolsos a su habitación. Las dos mujeres se quedaron mirando a los chicos dormir un rato, cuando el pelinaranja comenzó a moverse dentro de su sueño.

"Vamos, Kageyama..." Susurró dormido. "Ya practiqué, dame un lanzamiento..." Terminó mientras comenzaba a escalar sobre el pelinegro hasta quedar totalmente encima de él, escondiendo su cara entre el hombro y el cuello del otro. Miwa reprimió una carcajada con mucho esfuerzo, para no despertarlos, y Akira solo acentuó su sonrisa.

"Miwa, ve a buscar un plumón y una frazada, por favor." La rubia le pidió en tono bajo. Cuando su hija salió de la habitación a buscar lo pedido, ella dejó la loza sobre la mesa de centro en la cocina. Al volver, la pelinegra había dejado la frazada y el plumón doblados en el piso, y se encontraba sacando varias fotos a los jóvenes. Luego, ambas mujeres cubrieron a los jóvenes con cuidado para no despertarlos, apagaron la luz y subieron las escaleras para ir a sus respectivas habitaciones.

"Mamá, ¿quieres que te mande las fotos que tomé?" Preguntó la pelinegra viendo fascinada a su celular.

"Tú sabes que sí, hija mía."


FIN

Notas finales:

Les agradezco cualquier comentario o retroalimentación para mejorar.

¡Muchas gracias!


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