Después de aquella guerra santa…
Después de a ver ganado contra el Dios del inframundo.
Después de haber salvado a Seiya.
Después de conocer el pasado, para restaurar el presente…
La vida parecía una calma relativa.
Si, existían aún enemigos, otros Dioses…
Pero igual, existen nuevos caballeros dorados…
Aquellos que siguieron el paso de sus predecesores, maestros, padres…
No todos compartían ese lazo.
No todos conocían su pasado y verdad.
Incluso, aquellos que alguna vez vivieron… A veces salta la duda si llegaron a conocer lo que su sangre guarda, saber quiénes eran.
No se sabrá nunca, no se conocería dicha verdad, pues todos aquellos que podrían dar una respuesta están muertos.
La Diosa, no sabía si tendría alguna vez oportunidad de darles las gracias, como lo merecían.
Desea tanto volver a ser tan poderosa como antes, poder darles algo de lo que ellos le regalaron…
Puede que no a todos conoció, que convivió con algunos tan poco tiempo…. Pero, eran sus caballeros dorados del siglo XX…
Y aunque ha tenido varios ejércitos de dorados, todos son especiales, ninguno es olvidado por ella…
Pero no podía llorar o lamentarse por esto… No debía…
De hecho nadie podía quedarse a lamentar a aquellos que ya no están…
Pero eso no quita, que en la soledad de algún templo, recinto o lugar de entrenamiento, Aquellos que vivieron tan cerca con algún dorado y les llegaron a demostrar su inmenso cariño…
Claro que derramaban lágrimas de un terrible dolor, uno que no se podría a llenar con nada en este mundo.
Pues la pérdida de cualquier persona importante para nosotros es a veces insoportable… Sufres, pero llegas a aprender a vivir con tu pena y la sobrellevas lo mejor posible.
Todos sufren a su manera, todos lo ocultan cuando deben, pero ahí quienes…
Solo necesitan estar en el lugar que les recuerde lo que vivieron, que los haga sentirse en paz, como si estuvieran con aquellos que ya no están.
Este era el caso de quien heredado a Aries… Quien la tenía en su poder…
Claro que debería estar en el primer templo, custodiándolo, pero… Cada que podía, cada que el tiempo y deber se lo permitía, se quedaba en el Tíbet…
Solo para poder estar cerca… De aquellos que no supo en su tiempo quienes eran en realidad.
18 de diciembre
No sé qué estoy haciendo en realidad, no sé qué debo hacer…
Tengo miedo, estoy… De verdad muy asustado.
Todo lo que había conocido, lo que creía que sería, se ha esfumado.
Tengo tanto dolor en mi corazón…
Quiero acabar con quien destrozó lo que conocía como un hogar, a quien veía como un padre.
Pero, el viejo maestro, me dijo que no era el momento.
¿Cómo no va a ser el momento?
Quiero venganza.
Sé que está mal, pero… ¿Qué hago si es lo que siento?
Aquella viejos fragmentos que ha leído incontables veces, cuando el atardecer se presenta, y se sienta en las sangradas tierras del Tíbet…
Contemplando la puesta de sol en aquellos acantilados, cerca de lo que parecían ser dos tumbas.
2 de agosto.
Ya pasado dos años desde aquel terrible suceso…
No, el tiempo no cura la herida, no ayuda a sentir que esto duela menos, no sirve de nada pensar que mejorará todo.
Pero, aún quiero creer que sí.
Hoy me di cuenta de algo que no creí que fuera capaz de sentir.
Desearía acabar con mi sufrimiento, que esto ya no duela y, pueda estar a lado de mi maestro una vez más…
Sé que no debo ni siquiera pensarlo, sin embargo…
¿Qué puedo hacer?
Duele tanto… Quiero solo olvidar este terrible pesar esta que ya no exista…
Pero, sobre todo… Solo quisiera poder, volver a como era antes todo, y pensar que este infierno no es realidad.
Cuanto sufrimiento en unas cuantas palabras.
Cuánto dolor acumulado en unas pequeñas líneas…
La mísera de la soledad y devastación humana, escrita y dejada atrás en un viejo diario.
Se atormenta un poco al leerlas, pero es su manera de entender y revivir en su mente… A esa persona que narra su historia.
No puedo evitar derramar algunas lágrimas cuando lee ese diario que guarda las memorias de su anterior dueño.
Sí, es una falta de respeto leer algo que es considerado sumamente privado, pero…
Es la única manera que tiene para recordarlo…
Para conocer la verdad de su origen.
28 de febrero.
Ya ha pasado tiempo desde la última vez que escribe aquí.
Aún recuerdo, cuando el viejo maestro me dijo que esto me ayudaría.
Lo ha hecho de alguna manera, me evitó hacer una tontería…
Pero, lo que me hace de nuevo escribir, no es algo relacionado con el patriarca o la traición en el santuario…
Sino, alguien más…
Nunca creí que fuera realidad…
Jamás pensé ni en mis sueños más locos que… Pudiera ser verdad.
Sabes, yo me enamore de alguien, siendo muy niño…
Me gusto su voz, su mirada, su forma de ser…
Él solo me hablaba a mí, me pedía a veces que entrenáramos mis juntos.
Me mostraba sus mejores ataques, competíamos a veces para ver quién era el mejor.
Y hablamos por horas… De lo que yo hacía como discípulo del patriarca, de todo lo que yo quería ser…
Incluso fue al único que le conté que yo solo deseaba ser un caballero dorado, y que no me interesaba ser el próximo reparador de armaduras.
Es curioso, es lo que soy hoy…
Fue quien me hizo pensar que no debía conformarme con una sola cosa como destino, ya que yo tenía mucho más que dar, y eso era asombroso para él.
Me dio confianza en hacerlo.
Seco mis lágrimas cuando dolían las marcas del entrenamiento.
Podía confiar en el ciegamente, y él en mi…
Me enamore de Shaka de Virgo, y tuvieron que pasar los años para darme cuenta de eso.
Por qué, lo volví a ver…
Su atención para brevemente, al notar que ese día está acabando.
No se percató de eso por leer las historias en papel de su antecesor.
Movía las hojas hasta donde un separador de listón lila se encuentra…
Tenía varios de diferentes colores, pues representaban pequeñas historias que le hacían calmarse cuando su dolor crecía.
27 de marzo…
Vino para mi cumpleaños…
Me contó lo que sucedía en el santuario, me dijo que lamentaba no haber podido ayudarme...
Que desearía poder haber hecho algo, pero… Que aún no podía, pues no es tan fuerte… Como los otros…
No quería que se preocupara, le pedí que solo estuviera a salvo en el santuario, que si se enteraban que está viniendo a ver a un traidor, lo podrían dañar…
Pero, me confesó que eso no le importaba, ya que estaba viendo a un viejo amigo…
Me tomo la mano y le sonreí aunque sus ojos estuvieran cerrados, pero… Con hacer memoria de sus ojos azules, me hacía tan feliz.
La pasamos bien, me preparo té y yo momos…
Solo somos unos niños, que juegan a ser adultos en un mundo de guerras y batallas futuras.
Le encanta leer los párrafos donde el anterior Aries contaba cosas importantes momentos con el Virgo de aquella generación pasada.
30 de agosto
Me parece sorprendente lo que pasó…
Pude ver en Shaka, ¿Celos?
Cada que puede viene a Jamir…
Me visita, conversamos, entrenamos y comemos algo…
Es una rutina que me gusta.
Esta vez, le pedí que bajara conmigo hasta las faldas de las montañas del Tíbet. Pues necesitaba comprar algunos víveres.
Me acompañó, y le conté de aquellas joyas que hago para poder ganar un poco de dinero y solventarme para comer…
Se dio cuenta que en ese lugar soy un poco apreciado, muchos me saludan, me hablan y conversan con familiaridad.
Note que no le gusto eso… Incluso, pude ver que se quedaba serio cuando sucedía…
Pero no me decía nada…
La mayoría de quienes me hablaban eran mujeres adultas, y de edad avanzada…
Tal vez le molestaba que me hicieran algunos mimos por mi edad…
No decía nada.
Siempre ha sido serio, y se guarda las cosas para si mismo, pero conmigo era sincero y abierto para hablar en varias ocasiones.
Sin embargo, algo que si le molesto mucho… Fue cuando una niña, de mi misma edad…
Se acercó para darme una flor, yo le sonríe y la acepte… Con la amabilidad de siempre…
Shaka se veía enojado, lo sentí en su cosmos, me tomó de la mano con brusquedad para irnos del pueblo de inmediato…
No entienda sus motivos, lo encare porque no me gustó que nos fuéramos así...
Y cuando lo confronte….
Solo me pregunto ¿Qué si me gustaba esa niña…?
Claro que no, yo lo negué rápido, pues no era cierto, solo fui amable y acepte un regalo.
Y él al escucharme decir eso… Me miró a los ojos abriendo los suyos, y me prometió…
-Te voy atraer la próxima vez una flor, mucho más bonita de la que te dio esa niña-
No entendí en ese momento que significaba eso, pero… Todo ocurrió tan rápido…
Me pongo a pensar… Y recuerdo sus mejillas rojas, sus cejas juntas y ceño fruncido… El como me tomaba la mano con fuerza, y solo las soltó cuando se fue… Casi con deseos de aferrarse a mí...
No, no estoy alucinando, de verdad pude sentir que estaba celoso…
Conozco ese sentimiento…
Era el mismo que tenía cuando Milo o Aioria estaban con él, molestándolo o platicando tranquilamente…
Pero, no decía nada… Me tragaba mi enojo, y me unía para saber que decían…
No tenía el valor… Y veo, que él tampoco lo tiene.
-Era tímido, como usted- Murmura aquello ese joven, mientras baja la mirada, tal como el sol se está poniendo en el horizonte… Para ir yéndose lentamente.
Una sonrisa se dibuja en los labios de aquel lector…
Y las lágrimas se escapan lentamente por sus rosadas mejillas, mientras sonríe, y sigue sosteniendo ese libro con tanto amor y alegría.
10 de octubre.
Sucedió, realmente pasó, estando los dos solos, en los prados escondidos del Tíbet… Me sentí la persona más afortunada del mundo.
Sentados, juntos los dos, sentados en el suave pasto, comiendo unos momos que prepare, bebimos tés, conversando tan animadamente…
Me había traído unas flores, algo que se le hizo costumbre desde entonces, desde aquel día…
Tomó mi mano, como algo que ya ocurría de todos los días…
Me sentía nervioso, con las mejillas ardiendo, lleno de incertidumbre, no sabía que significaba esto…
Y de repente, pude sentir como su cosmos lo delataba, segundos antes de que yo reaccionara.
Antes de la puesta de sol, antes de que se ocultara detrás de las imponentes montañas que veíamos…
Me acerco a él, sujeta mi brazo para que yo no escape, me miró a los ojos, me sonrió y yo… Sentí sus labios tocar los míos…
No hubo palabra alguna de prevención, no existió forma en que yo lo entendiera…
Pero, me hizo sentir tan feliz…
Acepté sus labios sobre los míos, y rodee su cuello con mis manos y brazos…
Me sentí gradecido con la vida, ni podía comprender como es que de verdad yo fuera correspondido.
Los dos estamos aquí, en el Tíbet… Besándonos, y de repente… Nos miramos, y sonreí nervioso ocultándome en su pecho, por un abrazo cálido.
-¿Te gustó?-
-Sí, mucho… Pero, ¿Esto significa…?-
-Sí, te amo Mu-
Dijo esas palabras, con una conversación que no entendíamos, y solo dejábamos que nuestros corazones nos guiaran.
Le respondí con mis sentimientos.
Esto tan feliz de que la vida al fin se compadezca de mí…
Y ahora los dos… Teníamos más motivos para vernos y estar juntos…
Le pedí que se quedara a dormir conmigo…
Dormimos juntos, y me sentía feliz y seguro a su lado…
Abrazados, escuchando sus latidos y él los míos, descansé al fin de ese pesar…
Un suspiro se escucha, ya la luz del sol se había ido, y la oscuridad empezó a reinar…
No hay más, que la luz de su propio cosmos que lo ilumine en su lectura.
Y aun así con algo de vientos helados, seguía allí, sentado, leyendo los más profundos recuerdos de su antecesor, y algo más.
29 de julio.
Yo… No creí que esto pasara…
Me siento diferente, me siento extraño… Pero muy feliz, tan alegre… Mi corazón, mi cuerpo, mi mente y alma, ya no son míos… En mi propia cama, en las tierras de mi gente, yo… Y Shaka…
Nos volvimos uno…
Sé que debería ser algo que solo me lo guarde para mí, pero…
Gracias a que el viejo maestro me dijo que este método es el mejor para no sentirme solo…
Ya que, Shaka no puede estar siempre conmigo… Pero ahora, somos más unidos, él está en mi corazón, como yo lo estoy en el suyo.
-Fue esa vez… Que… Yo…- La voz con toques de tristeza lanza un suspiro, mientras da vueltas a las hojas de ese diario, mientas tiene su mirada baja.
Una sonrisa se dibuja en sus labios, cuando empieza a volver a leer la página siguiente que marcó.
23 de septiembre
Hoy me enteré que los Lemurianos tenemos muchos más secretos de los que yo creí.
Algo muy extraño me está pasando, algo que jamás pensé que sucedería…
Que a mí me sucedería…
Había antes escrito que me sentía un poco mal, un terrible malestar en mi cuerpo… No sabía que era, incluso pensé que me estaba enfermando por algo que comí…
No quise decirle nada a Shaka, para no preocuparlo, estaba en una misión, además que si le contaba, lo conozco… Vendría de inmediato y lo metería en problemas.
No puedo permitir que eso ocurra.
Debe permanecer todo en secreto…
Incluso… El hecho de que estoy esperando un hijo de él.
Lo supe, ya que… Al único que pude consultar, fue al viejo maestro…
Me preguntó cosas que jamás pensé contarle a nadie, tuve que ser sincero, y aunque vi en su rostro algo de preocupación y hasta molestia, también estaba algo feliz por mi…
Al decirme la realidad de mis genes…
No había podido escribir antes… Porque también me sentía tan abrumado y agobiado, como molesto y confundido…
Enterarme de quien soy, de donde vengo… Yo… Pensé por años que era un simple huérfano, pero… No…
Resulto que mi maestro, el verdadero patriarca, el anterior Aries, Shion… Y el viejo maestro, el actual caballero de Libra, Dohko… Son mis padres…
Algo muy sorprendente como extraño…
Además… De saber que no soy el único que tiene ese tipo de relación con otros dorados del pasado, pero es un tema muy difícil para mí.
Sin embargo, ahora estoy feliz… En este momento solo toco mi vientre aun plano por completo, pero… Me siento tan afortunado, no veo la hora de contarle a Shaka.
Sí, aun somos muy jóvenes, demasiado… Sin embargo está bien.
Estaremos juntos… Sin embargo será peligroso…
Se puede notar la angustia en esas últimas palabras, como si pudiera contemplar todo el panorama…
Se puede apreciar tanto ese sentir…
El joven de cabellos anaranjados, lo sabe, pues con un suspiro de nuevo se presenta, como el hecho de que sus azules ojos se afilan y sabe lo que viene, pues cada que puede, lee las mismas notas… El dolor solo crece a cada vuelta de hoja, hasta encontrar la destinada.
Este diciembre…
Este diciembre de nuevo se vuelve a sentir frío y solitario…
Estoy llorando, me duele tanto lo que paso…. Le quería contar a Shaka que seríamos padres, que aunque fuéramos tan jóvenes sería algo hermoso…
Pero, pero…
Me dijo algo terrible al conversar, mientras comíamos algunas galletas…
Creía que la justicia que este impostor implantó en el santuario era verdad, conveniente y que Atena…
La Diosa por la que estábamos luchando, y soportando este dolor, no era importante.
¿Cómo podía hacerme esto?
Sabía lo que había pasado, y ni le importo.
Me destrozo… Sabía lo que había ocurrido, lo que sucedió… Lo que me causó y, aun así, me dijo que aunque fue terrible, debíamos ver más allá de nuestros sentimientos y… Pensar en que tal vez sería conveniente dejarnos guiar por él…
Ya no lo escuche más, ya no pude…
Decidí en ese momento gritarle con todas mis fuerza que se fuera…
Que se largará del Tíbet, y que nunca volviera…
Me miró con sus ojos azules que ame… No se iba retractar de lo que dijo, ni yo de sentir decepcionado…
Le dije que se fuera y no volviera, me dijo que no quería, porque me ama, pero yo…
Ya no, ya no estoy tan seguro.
Se fue, y jure que no volvería a pensar en él, a amarlo…
Quiero arrancarme el corazón y olvidar que lo ame pero…
No puedo hacerlo del todo…
Ya han pasado tres meses desde eso, y no ha venido… Ni lo quiero ver…
Solo me aferro a la esperanza de que estaré bien, yo solo enfrente lo que me depare el mundo, porque lo haré por mi hijo… Es solo mío, Shaka no figurará en su vida nunca más.
-Debió ser doloroso para usted… Pero yo, ahora que entiendo muchas más cosas. Nunca me permitiste odiar a nadie… Papá, tú no querías que lo odiaría ¿Cierto?-
La pregunta que lanza, con la certeza de que ahora su mente comprende lo escrito, y los sentimientos establecidos.
3 de Enero.
Volvió… Estaba sorprendido al verme, que no dejó de proyectar esa estúpida cara…
Me preguntó, tan descaradamente, con sus ojos bien abiertos, intentado acercarse a mí.
-¿De verdad, estas embarazado? ¿Esperas a mi hijo?-
No conteste, simplemente apreté mis puños y me quería alejar de él… Ya era de noche y quería dormir… Mi peso ya era mucho para ese entonces.
Me tomo del brazo, quería abrazarme, acercase, y no sé qué más... Pero… Lo aparte, no lo quería cerca.
-¡¡¡NO ESPERO A TU HIJO!!! ¡¡¡ES MI HIJO, SOLO MÍO!!! ¡¡¡DE TI NO TENDRÁ NADA!!!-
Lo grite con todas mis fuerzas.
A la vez que hemos crecido y perfeccionado nuestros cosmos, yo… Use mi muro de cristal y, lo aparte…
No debía alterarme tanto, por Kiki, debía estar calmado, pero… Solo con verlo, sentía desprecio, decepción, odio… Todo mi corazón dolía tanto…
Se fue aquella vez… Sin embargo… Volvió…
Ha vuelto, dice que me ama, que lo seguirá haciendo y no piensa dejarme solo con algo que es responsabilidad de ambos.
Hablaba y gritaba que me ama, pero… Yo no quería creerlo…
Llore, llore tanto y sentí que me moría en ese instante…
Pero fui fuerte, lo aleje…
Y se fue… Me derrumbe… Y terminé llorando a mares.
Me abrace a mí mismo, y solo quería… Que lo que creía mi felicidad no se destruyera así.
En esas ultimas hojas, se notan las gotas saladas que cayeron y se secaron, dejando una marca que ni el pasar del tiempo borro.
Trago saliva, sabía que era él quien acompañó a su maestro, su papá, su todo por un tiempo.
-Padre, yo sé que tú, si amabas a mi papá, sé que tú… Querías estar a nuestro lado pero, no puedo juzgar a mi papá por impedírtelo...-
-He leído tantas veces sus memorias…-
-Como estuviste a su lado en el momento del parto, que aunque él pareciera odiarte… Estabas con él, con ambos-
Cierra aquel diario, y su memoria trae cientos de más recuerdos…
Palabras que debió tomar más en cuenta…
Situaciones que le dieron una diferente perspectiva de su vida…
Todo ahora lo ve con distintos ojos…
-¿Por qué ninguno me lo dijo?-
Una pregunta que suelta, mientras abraza el diario contra su pecho, y baja la mirada con tristeza, para derramar lágrimas, abrazando también la larga bufanda roja, mientras se cubre la cabeza con el Kasaya de color beige que perteneció al anterior Virgo.
Cuando se siente solo abraza aquellos objetos, y deja que su dolor corra por sus rosadas mejillas, mirando ya no solo al frente, sino… Girando su vista justamente a las dos tumba que tiene a cada lado…
Ambas están lo más cerca posible una de la otra…
Solo eran un símbolo, no había nadie debajo de ellas pero… Era la forma en que ese joven se sentía a lado de quienes no vio más allá que como maestro, y caballeros dorados que admiro tanto.
-Si tal vez… Sí lo hubiera sabido antes, habría entendido mucho… La forma en que me miraban, la tensión que se sentía al estar juntos… Pero, que intentaban ocultar. Padre, entiendo ahora por qué se acercó a mí cuando regresamos al santuario, y aunque su armadura no estuviera mal, quería al menos tener algo de qué hablar conmigo-
Todo lo que ahora conoce es gracias al diario oculto en aquella imponente torre, lo encontró cuando se volvió quien protegería aquel importante lugar lleno de múltiples conocimientos.
Pudo conocer la verdad que en ese solitario lugar se conoció, y comprende muy bien ahora…
Puede lucir como un joven Lemuriano de unos catorce años, con una mentalidad que también fue obligada a crecer rápido, pero… Aún es un niño, que desea poder llamar a esos dos antiguos dorados como lo que son para él.
Cuando va, se queda hasta el avance a lado de ellos.
Hablando de cómo se siente, de lo que le hubiera gustado contarles.
A veces derrama sus lágrimas y otras cuando el sueño lo vence… Se acurruca junto a ambos…
Es triste y desolador, entender y padecer la vida de aquellos que se condenan a una soledad… Que no pidieron, no quisieron, pero la viven.
Sucedió con quien fue su abuelo, sucedió con quien fue su papá y al parecer sucederá con él… Hasta que, también encuentre una luz que lo pueda guiar, y entienda que cada final, puede ser un nuevo comienzo.
Un consuelo que le queda, es que… Después de todo ese malentendido y dolor que sus padres afrontaron por decisiones y creencias que cada uno tenía…
En sus últimos días, intentaron hablar, arreglar las cosas… Pues sabían que el final para ellos se acercaba… Solo que no creían que sería tan rápido para que no pudieran contarle a él, la verdad de ambos.
Lo último escrito en ese diario fue la confesión de Mu…
La verdad de quien es Kiki…
El amor que aún tenía por Shaka, y que este dorado igual aun poseía sentimientos por él…
Y sobre todo, una disculpa… En donde pedía perdón al menor, por ocultarle quien era su padre... Y que pasear de todo Shaka los amo, y lo seguía haciendo…
Y Mu claro también amo a su hijo y amo al caballero de Virgo…
Que incluso pidió, que sí algún día sucedía que su vida acababa, desearía que al menos estuviera a lado de los que ama… Solo dos…
Solo querría regresar a lado de Shaka y Kiki, justo en aquel lugar que vio una historia de amor surgir y a la vez destruirse…
El Tíbet es sin duda es un lugar mágico, hermoso y trágico para todos los Lemurianos que han podido pisar sus tierras…
Pues allí, a veces el amor se deja más expuesto ante la verdad.
Y ahora es el turno de Kiki, conocer que para él, puede existir alguien que algún día se adentrara en esas tierras, solo para poder encontrarlo.
Ahora, sólo se espera que esta vez… No suceda el mismo ciclo de sus antepasados.