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Fragmentos Del Amor Inocente (ShaMu) ShaMuTober2022 por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

Hola, mis terrones de azúcar. Aquí mamá terrón de azúcar, publicando el nuevo capitulo.

Wow... Vamos en el capitulo 23... Ya mero terminaremos... Por mi parte ya pronto terminaremos y voy a hacer los hermosos regalos que debo jajajaja.

Jjajajaja, rió nerviosa... Por que la verdad debo desde Agosto... Dioses... No se enojen terrones.

Debo decir que este capitulo... Me gusto hacerlo, aquí podemos ver que ambos personajes tienen mucho de que hablar. Posibilidad de un posible fanfic futuro.

Capitulo 23.- Arrogante: Muestra de soberbia, tratando con desprecio a los demás.

Vaya... Vaya... No diré mas...

Solo las advertencia: Yaoi, Mención leve de Lemon, Mpreg, Sangre, posible muerte de un personaje, y dulzura con mezclas de arrogancia.

Disfruten la lectura.

En medio del campo de batalla, dos ejércitos se enfrentan…

Encarnizada es la lucha, ningún bando retrocede aun.

Golpes, choques de espadas, armas de fuego que fueron creadas solo para esta batalla, y la magia que se invocaba de manera defensiva y ofensiva.

Ningún reino se va a dar por vencido.

Uno había tenido que soportar toda la codicia y egoísmo del otro.

Ambos reinos, se enfrentaban en esta decisiva batalla…

A diferencia de quienes habían provocado tantos estragos a aquellos que aún no lograban someter, pues el reino y su gente no querían perder la poca dignidad que les quedaba…

Los líderes del bando enemigo se han quedado refugiados en sus castillos, para ver a sus soldados destruir a aquellos que intentan aun mantenerse en pie… Sonríen, pues creen que ya no existen posibilidades para aquellos que se defienden con ferocidad, pero…

Lo que nadie espera, es ver al príncipe de aquel reino, entrar al campo de batalla, para defender a su gente, a su pueblo y soldados. Debía ir a la guerra para seguir luchando por su reino.

No le importaba si el enemigo aún se mantiene refugiado, está decidido en acabar con el ejercito que le robo tierras a su reino y vidas inocentes.

Si bien, se podría decir que antes a ese príncipe poco le importaba su reino, gracias a sus pésimas actitudes llenas de arrogancia e indiferencia, que su gente creía que no haría nada por defenderlos.

Era su manera de creer ganar tiempo, de ser fuerte para que la muerte de sus padres a una muy temprana edad no le afectara…

Ellos lograron conseguirle tiempo, y él lo había aprovechado muy bien a su interés, en todos esos años, donde se cultivó en diferentes estilos de peleas, lucha cuerpo a cuerpo, y el uso apropiado de la magia, principalmente en ataques para aniquilar a los enemigos de su reino.

Disfruta ser él, el que ahora es cruel con el enemigo, pues… No puede dejar que nadie más vuelva a pisotear el escudo de su reino. Así que se volvió un príncipe temido hasta para su propia gente, pero al menos pretendía hacer algo, por las razones egoísta de la venganza…

Aunque ahora eso ya no es del todo verdad…

Quiere una vida nueva, una segunda oportunidad de hacer las cosas bien y no solo bajar la cabeza como pensó hacerlo alguna vez para ganar de nuevo sus tierras en un falso tratado, que descubrió solo era una mentira.

Si no fuera… Por la desconfianza de alguien que le enseño también su lugar…

Tal vez su arrogancia lo habría llevado a la caída de su reino, y la perdida de lo más maravilloso de este mundo.

Jamás lo admitiría, pero ese alguien lo salvo de perderse, y lo impulsó a seguir adelante…

Por eso, hoy lucha, manchándose de sangre enemiga, sintiendo como su cuerpo lleno de adrenalina sigue firme para avanzar al triunfo esta vez…

Sus soldados, su gente, todos desean paz, y los apoyara para traerla de vuelta… Nadie, ninguna vida inocente debía conocer lo que una guerra implica, y si los adultos del hoy deben sacrificarse para que las pequeñas futuras esperanzas del mañana, puedan tener un camino diferente, harán el sacrificio necesario.

Pelea feroz, llevando la armadura que le perteneció a su papá, junto a la espada de su padre, se enfrentara a quienes fuera.

Su magia forma grandes destellos para destruir la vista, romper tímpanos, y que el enemigo solo se vuelva un caparazón vacío, completamente acabado.

No importa si está herido, no le interesa llegar a estar cansado al borde del colapso, que su cabello sea manchado y enredado por la suciedad del campo de batalla, seguirá en pie hasta que su ejército triunfe sobre el enemigo.

-¡¡¡PRÍNCIPE SHAKA!!! ¡¡¡CUIDADO!!!-

Se ocupa de un grupo de soldados del ejército contrario, que se atrevieron a golpearlo a traición, pero no fue suficiente para perder el equilibrio ni la compostura, siegue adelante defendiéndose de ellos, sin embargo… Alguien más aprovecha para atacarlo por detrás.

Son solo segundos que dan la ventaja de vivir o morir… Si no reacciona lo suficientemente rápido, sus esfuerzos, sus motivos por vivir y continuar se esfumarían… No podía… No va a permitir que todo se venga abajo.

Pero, apenas sus zafiros se dirigen hacia sus espaldas para visualizar al enemigo del que le advirtieron previamente, siente como cálidas manchas de sangre caen en su rostro, apreciando a la vez una melena lila, que se supone no debería estar presente en esta batalla.

Rápidamente, sus ojos son testigos de cómo aquel que se atravesó para proteger su vida, da un tiro de gracia a ese soldado que ataco a traición, provocando que su vida acabe con solo un toque de ese poder lleno de luces estelares.

Es demasiado para él…

Ese ataque, y la profunda herida en su pecho, provoca que se tambaleé, sintiendo como sus fuerzas se van y el dolor aumenta.

Ver que esa persona cae de espaldas hacia él, no lo piensa más, e ignora por completo su alrededor, después de haber mantenido a raya al grupo que lo ataco y ahora destruyo por completo… Sus brazos se extienden para sujetar el cuerpo que deseaba proteger con su vida, el cual lleva una armadura destruida del tórax.

Siente como el peor terror de su vida se hace realidad, al verlo respirar pesadamente, con una mortal herida en el pecho de donde brota casi una cascada de sangre.

-¡¡¡MU!!!- Lo llama despeado, dándole igual que se encuentran en el mismo infierno en la tierra, sujeta a ese hermoso joven, cayendo de rodillas para intentar mantenerlo cómodo y estable a como sus pensamientos le dan entendimiento.

Su rostro con tanta angustia reflejada, los ojos amenazando con derramar lágrimas, sus manos tiemblan por el terrible espectáculo, mientras siente como la sangre lo mancha, y escucha los débiles quejidos de ese pelilila.

Lograr oír la voz de ese príncipe, provoca que sus ojos se abran pesadamente, jadeando, pues le cuesta tanto respirar, sus labios rápidamente forman una sonrisa cansada, por donde un hilo de sangre sale de la comisura derecha.

-¿Qué pasa… Príncipe…? ¿Por qué…- Un quejido de dolor se escapa de su garganta como una tos que le provoca sangrar aún más, dando una muy pésima señal de su condición –No se… Fija bien de su… Alrededor…?- La dulce voz de siempre ha cambiada por una sumamente pesada y agotada, casi ronca por el esfuerzo que hace –Debe ser… Muy… Mo… Moles… To… Para usted… Que…-

-¡¡¡YA CÁLLATE!!! ¡¡¡NO ESTÉS HABLANDO!!!- Le grita al estar hundido en su desesperación, al apreciar cómo se está sobre exigiendo para hablar, ya que esto solo lo pone más en peligro -¡¡¡MALDITA SEA, MU!!! ¡¡¡¿QUÉ DEMONIOS HACES AQUÍ?!!! ¡¡¡ERES UN IDIOTA!!!- El regaño comienza, mientras su rostro se frunce del entrecejo, y sus lágrimas caen por la impotencia, la preocupación por que está a cada segundo en un estado cada vez más crítico.

-Ja, ja, cof… Cof… Si… Creo que lo soy…- Habla débilmente, con un sonrisa que no se va, mientras mira y siente el llanto de ese despiadado rubio –Por proteger al arrogante… Y desagradecido príncipe… ¿Es… Esta… Molesto, por… Que… Un… Sim… Ple… Hombre… Lo… Lo… Sal… Vo?- Sus ojos se van cerrando pesadamente, está muy cansado, ya que su cuerpo había estado sumamente débil últimamente, no conocía la razón de esto, pero… No le importaba nada de eso sí debía luchar por su gente, por su príncipe.

Nota desesperado como esas esmeraldas, se van cerrando, el hecho de que los parpados empiecen a flaquear, niega angustiado, con la voz más jadeante y ronca posible, sujetándolo con la mano izquierda del rostro, para hacerlo reaccionar -¡¡¡NO!!! ¡¡¡DESPIERTA!!! ¡¡¡NO TE ATREVAS A…!! ¡¡¡NO LO HAGAS!!! ¡¡¡TE LO ORDENO!!!-

La mente en completa desesperación, grita toda su angustia, sus manos tiemblan, este es el peor escenario, que se había imaginado miles de veces, y por eso decidió impedir por todos los medios posibles para que ese joven pelilila no estuviera presente en esta batalla.

-Prí… Ci… Pe… No… No… Se… Pe… Preo… Cupe… Tiene que… Defender… El rei… No…- Su voz en un hilo sale, mientras su herida es cada vez más profunda y provoca la salida de sangre de manera torrencial, sus fuerzas flaquean al grado que su conciencia se va perdiendo, y en brazos de ese hombre rubio, deja de hablar ante su mirada desesperada.

-¡¡¡NO HAGAS ESTO!!! ¡¡¡NO LO HAGAS!!! ¡¡¡NO PUEDES IRTE!!! ¡¡¡NO TE LO PERMITIRÉ!!! ¡¡¡MU, DESPIERTA!!! ¡¡¡NO PUEDES HACERME ESTO!!!- Sus gritos son poderosos, pero se opacan con la batalla que se lleva acabo a su alrededor…

Siente la sangre tibia de la persona que le mostro que no era lo único que importaba en este mundo. Que a veces, se atrevió a darle algunas bofetadas, golpes y regaños para bajarlo de su nube. Le mostro un realidad que se había negado a ver, por sus actitudes, por su orgullo, arrogancia, creerse que su habilidades y conocimientos eran sufrientes para ganar en una batalla injusta, tanto que no fue capaz de darse cuenta que otros le jurarían en contra, y a la ve otros le podían brindar una mano amistosa de ayuda.

No lo puede perder, no a él… No a esa persona que nunca le importo su posición, que le hizo ver la realidad, y lo hizo conocer mucho más…

De todo lo que podría perder en esta guerra, Mu es lo único que no permitirá que le arrebaten, por nada de este mundo…

---Horas Después---

El quejido de un fuerte dolor, sentir el cuerpo terriblemente pesado, sus ojos poco a poco se van abriendo, sintiendo como la luz de las velas le molesta tanto, pero se acostumbra a ese hecho tanto como puede, lentamente va reconociendo esa habitación…

¿Cuantas noches previas a este hecho había estado allí?

Puede sentir el sabor metálico en su boca, el dolor horrible en su pecho y espalda, no puede moverse mucho, eso lo supo de inmediato. Sin embargo algo que no esperaba sentir, es que su mano se encuentre fuertemente sujetada, su mirada lentamente se gira para esa dirección, topándose con una imagen que jamás espero.

Alguien besa el dorso de su mano con devoción, la acarician contra un rostro y puede sentir la humedad que cae en él…

Apenas si puede reconocerlo, está agotado por la gran locura que ha hecho, además que su cuerpo se siente cada vez más extraño, que no lo puede entender.

-¿Prín… Cipe?- Pegunta con duda, y confusión… 

Rápidamente obtiene su respuesta, al ver como ese rostro se eleva, para apreciar unos zafios rojos, empapados de lágrimas. Esta aun sucio y manchado de sangre, al igual que presenta heridas en su cuerpo, completamente desalineado, como jamás lo había visto.

Aquel monarca se levanta apresurado de la silla, tumbándola en el proceso, para acercare lo más posible al rostro ajeno, acariciándolo, y al fin sentir como su alma de nuevo regresa a su cuerpo –Estas bien, estas a salvo… Ahora todo está en oren- No puede quitar su mano de la mejilla izquierda del pelilila, y acariciarlo con suma ternura, no apartar sus ojos de esas esmeraldas un poco opacadas y agotadas.

-Pero…- Aun le cuesta coordinar sus pensamientos, por estar agitado y obviamente convaleciente por el estado tan crítico en el que se encuentra -¿La batalla? ¿La... Gue… Cof, cof, cof?- Una tos de nuevo se produce, mientras un gemido de dolor sale de sus labios, haciendo que cierre sus ojos en son de fruncir el entrecejo.

El miedo de que esto se complique no ha pasado aun, el peligro está presente, pero verlo despertar es un enorme avance ante todo.

-Ya, guarda silencio… No te estés esforzando tanto- Lo regaña con un tono gentil, mientras con cuidado su mano libre toca levemente ese vientre plano del herido.

Pero, con tan solo recuperarse un poco, sus pensamientos van directamente a la situación bélica, en donde se habían enfrascado en esta terrible batalla -¿Ganamos?- Pregunta algo confuso, su rostro se llena de dudas, sabe que si el reino era derrotado una última vez, todo estaría acabado.

-Sí, lo hicimos… Gracias a ti- Le habla con cuidado, con toda la calma que su desesperado corazón le puede permitir.

-¿Eh? ¿A mí?- No puede entenderlo, porque su presencia fue causa del triunfo, si no había hecho mucho.

-Si, por ti- Rápidamente limpia sus lágrimas con la mano que acariciaba delicadamente ese vientre, intentado recuperarse –Tú eres la razón por la que esta vez no podíamos perder- Habla serio, decidido y determinado.

Había pasado mucho tiempo jugando y pensando que todo podría llegar a ser como él lo deseara, que no tomaba en cuenta los sentimientos de otros, ni siquiera los suyos…

Debía madurar, debía empezar hacerlo, porque su deber ya no solo era de un príncipe arrogante y orgulloso, sino de un rey sensato y digno del puesto.

-¿Cómo dice?- Mu sin poder creerlo, niega con la cabeza, frunciendo su ceño, mientras lleva su mano derecha hacia la frente, un dolor se presenta en él rápidamente –Sí usted me encerró… Sin explicación alguna en los calabozos…- Le comienza a recriminar esas estupideces que cometió contra él, mirándolo ahora con una molestia lastimera.

-Sé que lo que hice, y lo volvería a hacer sin dudar- Le contesta sin ningún gramo de arrepentimiento –Aunque debí ser más cuidadoso… Eres demasiado listo para tu propio bien-

Sonríe, y ríe levemente con burla, pero no sale tan bien como lo pensó por el dolor en su cuerpo –Le dije… Que yo ayudaría en todo en esta guerra… ¿Pensó que sería… Una carga?- Alza una de esas marcas color rosa en su frente, agregando una risita leve con un poco de dolor por el esfuerzo que hace al pronunciar alguna palabra –Me debe la vida… Príncipe…- Solo es una conversación en son de mera burla, para darle donde más le duele al orgulloso y arrogante rubio.

-Te debo más que eso- Habla firme, serio, sujetando aun esa cálida mejilla que acaricia y a la vez que lo obliga a verlo directamente a los ojos.

-¿Qué?- Sigue sin comprender su alrededor muy bien, está cansado y le cuesta seguirle el paso en este momento.

-Tú me ayudaste a darme cuenta, lo que en realidad significa mi título y deber, saber que no soy el centro del universo de nada, ni nadie. Que debo luchar por mi gente… Me enseñaste de una manera que te habría asegurado ser ejecutado, que ni soy más que alguien que tiene la fortuna de nacer para por hacer un cambio en este mundo para bien- No es algo que acostumbre, el agradecer y entender que su sola presencia no es suficiente para traer la ventaja a su reino, que su personalidad, actitudes y conocimientos debían madurar para lograr triunfar ante este enorme caos –Gracias por eso- Solo se limita a dejar en claro su verdad, es de las pocas veces que lo hace, y siempre será con la misma persona.

El pelilila se le queda mirando confundido, intentando enfocar por completo su mirada, angustiado y algo preocupado por el rubio -¿Se encuentra bien?- Cree que esto no es siquiera posible… Que el príncipe más arrogante y creído de este mundo le esté agradeciendo.

-Sí, ahora que estas bien- Su corazón late tan rápido como desesperado, que sus manos no se quieren despegar de ese pelilila, de ese soldado que le hizo ver la realidad, mostrándole muy poco respeto a su autoridad por la arrogancia que manifestaba desde siempre. Cayo rendido ante él, pero nunca se lo había dicho, ni siquiera con ante la posibilidad de que pudiera morir por la guerra...  No era tan valiente para hacerlo, pero puede que ahora cambie, por el terror que experimento –Que ambos estén bien- Su rostro levemente se sonroja, para de nuevo sujetar la mano izquierda de Mu, en donde había dejado un anillo en el dedo anular, y así poder besar esa dorada argolla

-¿Ambos?- Claro que ese joven de cejas en forma de punto, no logra entender mucho en este momento, porque el rubio se está refiriendo en plural a su condición.

-Por eso no te deje ir a esa batalla- Contesta, mientras lanza un suspiro, y desvía la mirada algo preocupado por lo que va a decir –Por que llevas en tu vientre a mi hijo. Pero aun así, mis advertencias y encierro no te importaron, ni impidió que hicieras esa estupidez- Una mezcla de regaño, calma y angustia se refleja en su voz.

-¡¡¡¿UN HIJO?!!!- Se lo pregunta en señal de sorpresa absoluta, mientras siente como sí un balde de agua helada le cayera encima, reaccionando de golpe, y aunque intenta incorporarse, el dolor y Shaka se lo impiden –Ay, ¿Cómo? ¿Qué usted y… Yo?- Todo le parece tan extraño en este instante, pero a la vez, le da una sensación que pensaba seguir ignorando para siempre.

-Ya sabes el cómo- Le contesta tajantemente.

Las memoras en donde ambos hombres, se habían entregado por una exigencia del rubio y el pelilila acepto sin rechistar alguno, como si fuera un mero deber por ser soldado, servir en muchos sentidos al príncipe…

Realmente no le había importado ser tomado por él, no tomo en cuenta que Shaka se había llevado su pureza, le gustaba, siente que lo ama profundamente, pero jamás pensó llegar a expresarlo, más allá de solo complacerlo con su cuerpo y hacerlo rabiar con sus palabras, ya que creía que al príncipe eso no le interesaba en lo más mínimo.

Sus mejillas se sonrojan, desvía las esmeraldas… Sabe que si no hubiera mira a ese idiota rubio, no se habría interpuesto entre ese ataque y él -¿Por qué no me lo dijo antes?- Cuestiona al príncipe algo molesto, esperando una explicación del por qué no le conto su estado, pues no había pasado mucho tiempo desde que se desmayó en un entrenamiento, y Shaka se había encargado de que lo entendiera lo antes posible y estuvo pendiente de él en todo momento… Exactamente como ahora.

-Por qué temía que no te importara llevar a mi hijo, y que te desharías de él en la primera oportunidad que tuvieras- Le confiesa con dolor ese horrible pensar –Tú y yo solo estuvimos por mero placer, y por obligación de tu parte, pero eso… Ya no me importa-

Se había pensado tanto esta situación previamente, Mu se volvió el motivo número uno por el cual debía diferente, mejorar y cambiar un poco su forma de ser, por una que beneficiara más al reino.

-¡¡¡¿CÓMO PUDO PENSAR QUE YO ME DESHARÍA DE MI PROPIO HIJO?!!!- En ese instante le hierve la sangre por darle una bofetada como aquellas que muchas veces se atrevió a proporcionarle, frunce el ceño, pero es incapaz de incorporarse para hacerlo, sin contar que la sensación de ahogo se le presenta por haber gritado.

-Porque tú mismo me lo dijiste- No se altera para nada, sabe que debe estar calmado para que ellos no se no se vuelvan a poner en peligro, más de lo que ya están –De que nada de lo que en esas noches ocurriera al estar juntos, cambiaría el hecho de soy un arrogante, molesto, engreído y odioso príncipe. Y que si no fuera por soy quien soy, jamás me hubieras permitido tocarte. Pero lo siento…- Sus últimas palabras en un tono algo grave las deja salir, apretando con un poco de fuerza esa delicada mano que lleva el anillo que le entrego –Ahora que estamos ganando, recuperando nuestros territorios, y que en tu vientre está el futuro de nuestro reino- Su mirada se pone bastante seria y se afila a mas no poder -No te voy a dejar ir. Te necesito para seguir triunfando, te quiero a mi lado aun sea en contra de tu voluntad. Te amo, y eres lo único que deseo poseer en este mundo para siempre, Mu-

Una confesión de amor bastante peculiar, sincera, rara y posesiva, pero a fin de cuentas es una que va acorde a la personalidad arrogante del monarca, pero acepta que necesita a ese pelilila que le fascino y encanto desde hacía tiempo, y con esa actitud que posee Mu, lo termino atrayendo tanto.

Para el de cejas peculiares, esas palabras, lo hacen sonrojarse tanto, impresionándose e impactándose enormemente, que su corazón late desbocado, aún está confundido por la pérdida de sangre, y su debilidad no ayuda mucho a estabilizarse.

No se esperaba que en ese momento el príncipe le esté diciendo que lo ama… Más cuando, igual él siente ese profundo, hermoso y sincero sentimiento, pero creyó que jamás seria correspondido, por eso, ha actuado como si eso fuera lo menos importante en su vida.

Cuando ha sido al revés, pero no se quiera ilusionar, ya que el príncipe podía tener a quién deseara, ¿Por qué él podría ser su elección?

-Entonces… ¿No se me permitirá decir sí estoy a favor o en contra de todo esto?- Mira desafiante al rubio, como siempre ha sido su naturaleza.

-Puedes decirlo, pero ya llevas un anillo en tu dedo, que te hace mío. Así que, lo que quieras o decidas, espero que sea favorable para nuestra vida de casados- Le responde decidido, aunque sí se siente un poco intimidado por esas preciosas esmeraldas, pues sabe que es capaz de escapar su lo desea, Mu no es alguien por completo frágil o de tomar tan a la ligera, y lo sabe.

Lo encerró y pudo escapar, ¿Quién le asegura que no lo intentara de nuevo?, no lo puede permitir, y solo le queda el poder para impedírselo.

Niega con la cabeza, cerrando sus ojos y riendo levemente –Bien, bien… Escuche esto príncipe, pues será la única vez que se lo diga- Toma la fuerza necesaria para que sus palabras sean escuchadas, ayudándose con un poco de su propia magia para aliviar su dolor, con el fin de que se concentre en ello, sonrojándose y decidido a verlo a los zafiros, mientras aprieta un poco la mano que aprisiona la suya –Acepto llevar a su hijo y darlo a luz, acepto ser suyo, está bien si no me deja ir, quiero estar con usted para siempre, porque igual lo amo, aunque… Yo jamás creí que usted sintiera algo por mí… Ja, ni siquiera creí que fuera capaz de amar a alguien, pero… Mucho menos pensé que fuera alguien como yo, un simple plebeyo que se cree la gran cosa- Muestra sus dientes, y una sonrisa de burla sigue reflejada en su ser -¿No es así como muchas veces me llamo?- No desaprovecha la oportunidad para recriminarle algunas cosas, mientras le confiesa sus sentimientos de una manera tan extraña y bonita.

Siente como su corazón se acelera, se alegra de saber que Mu le corresponde, pero se controla en no hacer algo estúpido, para no perder su postura real.

Después de todo, se quiere seguir viendo como un impetuoso, testarudo, engreído, presumido y obstinado príncipe, vuelto rey, es una apariencia que desea seguir manteniendo, tal vez en una escala más baja, pero no perderá la compostura, salvo solo con Mu.

Aunque este ya lo ha visto en diferentes facetas, conoce el origen de su dolor, sus lamentos, tristezas, odio, y felicidad…

Quien más se le enfrentó en el pasado, es quien ahora le da la fuerza para seguir haciendo lo mejor para su reino… Le hizo ver la realidad de una forma que creyó que nadie se atrevería…

Tanto le ayudo a cambiar, para darse cuenta que lo ama mucho, y que no puede permitirle escapar, pero al parecer no es necesario volverlo a encerrar por egoísmo y seguridad.

-Sí, eres un simple plebeyo, que no le teme a ningún castigo…- Lanza un suspiro, para apreciar ese dulce rostro aun cansado –Creo que eso fue lo que me hizo perderme en ti- Le confiesa a su manera ese enorme amor que le tiene, que solo ellos pueden entender y reconocer como halagos.

Una débil risita sale de sus labios, aun admirando a ese rubio hombre, mientras su mano libre con cuidado es llevada hacia su propio vientre –Y creo que su arrogancia fue lo que me hizo desesperarme con usted, pero también lo que más me gusto- Las mejillas rojizas, con un coqueteo peligros impreso en su sonrisa. Siendo ese gesto, algo que ambos ya han manejado muy bien –Y ahora… Creo que me tendrá prohibido ir al campo de batalla ¿Cierto?-

-Así es, y espero que no se te ocurra volver a ir sin mi autorización- Le reprende con calma, mientras cuidadosamente sigue besando esa delicada mano, y acompaña la que toca el lugar donde la vida que ambos han creado se está desarrollando.

-Ja, ja, ja, pero si lo salve. Creo que eso vale un poco para que no me castigue, ¿No?-  Sí que tienta su suerte un poco.

-No, más vale tu vida y la de nuestro hijo que la mía, además… En cuanto te recuperes, nos casaremos y te convertirás en la madre de este reino, así que los soldados te protegerán a ti y no se te permitirán ir al campo de batalla- Le sentencia, mirándolo con esos ojos azul profundo, demostrando un toque de tranquilidad, como con cierta emoción ante el matrimonio que le ha propuesto e impuesto al pelilila.

-Ah… Bien… Sera muy aburrido entonces, pero lo hare solo por nuestro hijo, principito- Le sonríe, alzando la mirada con un coqueteo tímido y cuidadoso, pues aún le cuesta mucho levantar la cabeza, pero no pierde la alegría de ese hecho romántico.

-Deberás empezar a llamarme solo Shaka, además de que ahora ya fui nombrado rey, te convertirás obviamente en reina y nuestro hijo en el príncipe del reino, ¿Lo entiendes?- Se acerca poco a poco a ese rostro, inclinándose, pues desea firmar el contrato real con algo que solo ese joven le puede dar.

-Sí, lo entiendo reicito, Shaka- La burla siempre está sumamente presente entre ambos, sabe que ese actuar antes no le agrada para nada al rubio, pero ahora… Parece atraerlo cada vez más.

Sabe muy bien lo que busca de él, y esta perfectamente de acuerdo, puede acercarse tanto como quiera.

De a poco, sus ojos chocan brevemente antes de ver sus labios y sellar esa nueva futura unión, en donde no importa quién esté a favor o en contra, se llevara a cabo pues es el deseo del joven rey que ha demostrado ser capaz de proteger a su reino de esta guerra que pudo costarles muy caro.

Claro que aún falta por librar más batallas, pero… Si está al lado de Mu, tiene la motivación suficiente, y la humanidad para hacer cualquier movimiento a favor de su gente y su amada familia.

Esos labios prueban, y roban el aliento como el sabor del pelilila, no será un bruto como en otras ocasiones, aún está herido, y ahora lleva una vida en su interior, de ahora en adelante le demostrara su profundo amor, uno que jamás pensó dejar salir por alguien tan altanero, pero de un hermoso y puro corazón.

Mu, no tiene forma de negarse esta vez, será cuidado y protegido por el mismo rey, se volverá suyo, como el hecho de que su vida se conectara con el reino, que juro proteger como soldado y ahora lo hora como reina… Llevando el futuro en su vientre.

Sera responsable y calmado en esto, pues claro que no desea perder a mi pequeño bebé, que ya ama con todo su corazón.

El beso se rompe, dejando que un jadeo escape de ambas bocas, mientras sus rostros clientes y mejillas rojas se presentan, una sonrisa traviesa se dibuja en el pelilila, mientras una mirada seria en el rubio se proyecta.

-Debes descansar, la magia actúa mejor si duermes un poco más- Le recomienda, mientras da una última caricia a esa mejilla derecha, y conecta su mirar azul con las esmeraldas de quien ama.

-Creo que tienes razón, pero lo hare por nuestro hijo, no porque me lo dices- La forma desafiante de este joven siempre será su marca personal para dirigirse a ese rubio, que ya no se enfada tanto por sus actitudes poco respetuosas hacia él, sino que ahora por el contrario le trae calma que actué así.

-Como quieras, pero ya no hagas ninguna estupideces- Lanza un suspiró, sin soltar esa mano, manteniéndose de pie –Me quedare a tu lado, así que puede dormir tranquilos, están ambos seguros-

Eso le da mucha sorpresa, y emoción al pelilila, que se sonroja por las atenciones dulces y románticas del actual rey, que le provoca desviar la mirada y asentir –Bien… Como guste- Aprieta sus labios, intentando no ver a esos zafiros que lo ponen de nervioso -¿Seguirás sosteniendo mi mano todo el tiempo?-

-Sí, es mi derecho porque eres mío solo mío- Como un acto de atrevimiento, besa la derecha, para dirigir su vista al vientre plano y sonreír cálidamente –Tú y nuestro hijo son lo único que realmente me importa de este reino, por ustedes sé que puedo ganar esta guerra y tráeles paz a ambos, así que… Mientras estén a salvo, la esperanza seguirá existiendo, ¿Entiendes bien la importancia de tu vida para mí?-

Comprende muy bien cada una de sus palabras, las cuales ve como un código que descifrar ante sus dificultades por demostrar sus verdaderos sentimientos, aunque lo intenta a su manera.

Aprendió a decodificar cada palabra del rey ya hacía tiempo, y puede sentir la sinceridad y amor en sus palabras ahora.

-Sí, lo entiendo… Pero igual tu vida, es muy importante para mí, Shaka- Le sonríe, para cerrar sus ojos y acomodarse un poco en esa cómoda cama, para volver a dormir, pues el cansancio de nuevo lo quiere a vencer lentamente, aun esta convaleciente y necesita recuperarse.

-Te amo Mu- Le susurra, para seguir acariciando en vientre del pelilila –También a ti te amo-

-Nosotros… También te amamos…- Un susurro deja escapar el agotado soldado, para esta vez dormir plácidamente en compañía de su amado y arrogante rey, el cual lo está ya protegiendo con su vida mientras vela su sueño y a la vez planea como traer paz para toda la eternidad a su mundo.

Al fin de cuenta, su mayor motivación se encuentra en su cama, dentro de esa habitación que les da completa privacidad a ambos. Y como menciono, siempre y cuando Mu y su hijo estén a salvo, Shaka podrá hacer todo con tal de que la paz vuelva, y las guerras terminen, esa es su meta de vida y amor ahora.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Qué hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar?

Espero que se la pasen bonito en este día, yo ando preparando el regalo de papá terrón de azúcar, es que mañana cumple años. 

Y le prepare dos sorpresas, lamentablemente una no llegara a tiempo, pero bueno... Ni modo...

En fin, gracias por leerme, comentar y disfrutar mi locuritas.

Los mega quiero a todos. 

Cuídense.

Manténganse a salvo.

Ammu se va.


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