-Niños, ¿Ya tienen sus deseos escritos?-
-Sí, yo ya tengo el mío-
-Aun me falta un poco-
-No veo el sentido de hacer esto-
-Vamos, es muy divertido-
-Eso lo dices porque aun eres un mocoso-
-¡¡¡NO SOY UN MOCOSO!!! ¡¡¡YA TENGO SEIS AÑOS!!!-
-Uy, pues que viejo estás, ja, ja, ja-
-Ya verás…-
-¡¡¡AAAAAAH!!! ¡¡¡MALDITO MILO!!!-
-Death Mask, cálmate por favor. Milo no quiso hacer eso-
-Siempre es lo mismo-
-¡¡¡YA ACABE!!! ¡¡¡MIRA SHURA!!! ¿Verdad que tengo una hermosa caligrafía?-
-Afrodita, se supone que no debemos leer los deseos de los demás o si no, no se van a cumplir-
-¡¡¡¿QUE?!!!-
-Sigo pensando que esto no tiene mucho sentido. ¿Por qué el patriarca pidió que todos hiciéramos esto?-
-Oh, Saga. Es algo muy lindo y divertido para los niños por estas fechas-
-Pero, nuestros mayores deseos solo son convertirnos en caballeros dorados y proteger a Atena, no le veo el por qué pensar en algo más-
-Esa es la parte divertida de esto-
-¿Qué? No te entiendo-
-Mira, no me vayas a malinterpretar, pero… El hecho de volvernos caballeros dorados, es más nuestro deber, que un deseo-
-Sigo sin entender a que quieres llegar-
-A que…- Posa sus manos sobre su pecho, apretando la hoja de papel que lleva bien guardada entre sus dedos –En el momento que cumplamos nuestro deber, proteger a la futura Diosa Atena ya siendo caballeros dorados, significara que podríamos pensar en un deseo aún más grande, una mayor motivación, un sueño que queremos cumplir a como dé lugar- Sonríe ampliamente mostrando los dientes, a la vez que presenta un ensoñamiento en sus bonitos ojos verdes cual bosque-
-Pero… Nuestra mayor y única motivación ya debería ser nuestro deber-
-Puede ser para algunos, pero… Por ejemplo para mí… Mi mayor deseo en esta vida es siempre estar a lado de mi hermanito y de ti Saga, ya que eres mi mejor amigo y te quiero mucho-
-¿Eh?- En ese instante las mejillas de aquel peli azul de catorce años se tornan rojas, por las lindas palabras del contrario, que incluso se queda por completo estático en su lugar.
-¿Mmh? ¿Saga?-
-¡¡¡AIOROS, AIOROS!!! ¡¡¡MIRA, YA TERMINE!!!- Un niño de cabellos castaños claro, se le sube al regazo al de cinta roja, sumamente feliz sujetando una hoja de color amarilla con café y estampado de leoncitos por todos lados.
-¿De verdad? Eso es asombroso, Aioria. Y ¿Qué fue lo que has deseado?-
-Eso es un secreto-
Entre las pequeñas risa de ambos hermanos, las conversaciones de otros niños, las peleas y discusiones de otros y el hecho de que uno se esté muriendo de lo nervios por las palabras de cierto aspirante a Sagitario.
Dos niños están muy atentos en escribir su mayor deseo en esos lindos papeles decorados… Que se envuelven en un inocente misterio.
Aunque estén junto a los demás, están un poco apartados por su concentración, aunque particularmente uno no se interesaba mucho en este tema como algunos de los allí presentes, pero se animó al ver el entusiasmo de un niño en específico.
Además que al pensarlo detenidamente, podría ser algo divierto y bonito, aunque jamás lo expresará abiertamente.
En cambio el niño que está a su delante, de cabellos cortos y lilas, se encuentra sumamente atento a esta pequeña tarea.
Primero se puso a pensar detenidamente en cuál era su mayor deseo, si a su corta edad sentía que ya lo tenía todo para ser muy feliz.
¿Tal vez, podría pedir más dulces?
¿Poder pasar unas cuantas horas más de juego?
¿Qué lo dejen ver las estrellas cada que lo quisiera?
¿Un peluche de borreguito?
¿Pasar más tiempo con su maestro?
O… ¿Seguir todo como hasta ahora?
Ya se siente muy feliz consigo mismo, y con el solo hecho de obtener su armadura, sería un plus a su inmensa alegría… Algo que sin duda está determinado en obtener, por ende… No temía en que no pudiera lograrlo en realidad… Ni siquiera ahora se pensaba que sus habilidades como herrero fueran pobres, entendió que cada día de práctica le proporcionaría ventajas únicas.
Por ende… Solo desea que todo siga exactamente como hasta ahora, todos felices, juntos, tal vez de repente con algunas peleas, a veces gritándose un poco y entrenando arduamente, pero tan solo recordar los bonitos momentos que todos han pasado juntos, se le hace suficiente para desear que la vida sea así por siempre.
Por ello, sonríe al ver su papel, que es de color lila claro, y con borreguitos en los bordes.
Sin duda, quien proporciono las hojas, pensó detenidamente en los gustos y personalidades de los más pequeños, por lo cual sabe que se emocionarían enormemente con solo verlas.
Quien está en su delante, de reojo se fija en él, aunque… Lo hace de manera discreta, abriendo levemente los ojos, para grabar su linda imagen lo más que pueda en la mente.
Le gusta verlo sonreír de esa manera, emocionado por algo que si le interesa hacer… En cambio él…
No siente mucho interés en ello… Lo hizo para poder pasar un tiempo con ese pequeño Lemuriano, pero… Buscar en su corazón un deseo secreto que tenga, es mucho más complicado de lo que imaginaba.
Sus enseñanzas siempre le han dictado que no debería tener esos tipos de sentimientos, de deseos, pensar que puede tener más o anhelar más de lo que ya posee, como si no agradeciera por ello…
Los Budistas no deberían pensar de esa forma, pero… Es un niño y tal vez pueda permitirse ese gesto…
Después de todo, de una u otra forma todos sus demás compañeros, aquellos aspirantes a caballeros dorados, lo están haciendo también, desde los más pequeños, hasta los más grandes… Siento estos apenas unos adolescentes…
Fija su vista a su delante… Ya no directamente a ese niño pelilila que concentrado se encuentra en su pequeña diversión. Sino, que ahora mira atento a la hoja de color amarillo suave y dibujados unos pequeños canarios en los bordes, tan bonito es ese papel, en el cual deberá escribir algo importante para él.
Si se va a la definición de un deseo….
Es un anhelo muy grande para que algo se haga realidad… Un sueño que puede o no se fácil de realizar… Al grado que lucharías y harías lo que fuera por cumplirlo…
Te brindaría la fuerza necesaria para continuar adelante, puede ser lo que sea…
Pero, para ese niño de cabellera dorada cual sol de verano, de hebras cortas hasta los hombros, mejillas algo regordetas, un Bindi rojo en la frente, y que porta unas prendas blancas y bien abrigadoras por el clima de esta temporada.
Es sencillo y humilde en lo que quiere y tiene…
Por ende… Si lo piensa, no quiere nada más… Solo, tal vez…
Pasar algo de tiempo con Mu…
Sí, podría ser ese su deseo mejor guardado… Aunque, es algo que puede hacer solo con disponerse a alejarse de su templo e ir a los entrenamientos…
Se ha dado cuenta que no todo es meditar, pero… Es difícil salir de su rutina ya establecida.
Sin embargo… Un deseo debe ser algo que aun no alcanzas, algo que no puedes hacer tan fácilmente…
Pero, ¿Podría algo que logras hacer todos los días, ser el deseo que debes plasmar para algún día volverse realidad?
Es confuso para un niño, si le busca el significado exacto a esta práctica… Aun así, Shaka lo trata de encontrar.
En su mente, ideas pasan, mas ninguna lo convence, solo… Aquellas que llevan la imagen del aspirante a Aries.
Quien en este momento esta tan feliz, mientras levanta su hoja, admirándola, evocando una linda sonrisa, para levantarse de su asiento, e ir corriendo hacia los dos adolescentes encargados de ellos.
-Saga, termine mi deseo- Ya doblada la hoja la presenta, pues ha entendido muy bien las reglas, extendiendo sus manitas con aquel papel ya listo para ser guardado.
-Muy bien, Mu- El peli azul le dedica una gentil sonrisa al menor, el cual ya se recuperó de las tiernas palabras del futuro sagitario, toma con cuidado la hojita para guárdala junto a otras que ya han sido completadas.
Ese entusiasmo, esa sonrisa, la voz, su risa, la enorme alegría que expresa al hacer algo que disfruta…
Logra que el rubio se emocione, y sienta una calidez extraña, pero bonita en su pequeño corazón.
Es difícil saber que signifique todo esto para su corta edad…
Pero, que se sonroje, se sienta nervioso y algo apenado, cada que piensa o está en presencia de Mu, en los momentos que lo toma de la mano, para invitarlo a comer, jugar, reír, o meditar hasta que ambos caigan dormidos…
Quien le ha permitido recortarse en sus piernas cuando se siente abrumado y le dedica unos cuantos mimos inocentes… Con quien ha compartido sus dulces y lágrimas, la única persona con la que puede ver las nubes cruzar el inmenso cielo azul por horas y ser lo más divertido del mundo.
Pasar tiempo con el pequeño Lemuriano, eso algo que lo llena de una infinita alegría que nunca le desearía perder…
-Eso es…- Murmura aquellas palabras, abriendo sus ojos levemente, dándose cuenta que puede tener al fin una pequeña idea de que cual es su mayor anhelo…
Ese que sin importar las circunstancias tratara de cumplir acomode lugar, porque es lo que más le ha hecho feliz en todo este mundo.
Sus manitas toman aquel pincel para niños, mojándolo en la tinta, para escribir sobre la bonita hoja de papel su deseo…
“Quiero siempre ser el mejor amigo de Mu”
“Permanecer a su lado, poder jugar con él cada que quiera, entrenar, y lograr ser el único que pueda sostener su mano para poder ir juntos a donde sea”
“No me quiero separar nunca de él”
Las pequeñas líneas describen su deseo en papel, solo las aprecia un momento, para dejar ver un color rojizo en sus mejillas, mientras baja el pincel.
Se da cuenta que lo que más quiere en este mundo, tiene que ver con el Lemuriano de mirada verde y sonrisa adorable, no lo piensa como algo romántico, sino… Como una fuerte amistad…
Es lo que conoce y cree correcto, lo que piensa que en su corazón se ha desarrollado… Aún es muy joven para darse cuenta que esos pequeños sentimientos que le hacen latir desesperado todo su ser, lo pone tan nervioso, pero con solo escuchar la voz de ese bonito niño se siente reconfortado y con un abrazo de él todo puede mejorar. Ese es el amor más puro que puede existir en este mundo.
Es aún muy inocente y tímido, como torpe en expresarse de forma correcta, pero lo ha tratado de hacer de una forma muy adorable, pidiendo en sus adentros que su deseo se vuelva realidad…
Casi todos han terminado de hacer su pequeña tarea… La han entregado a los mayores, que ya solo están acomodándolas y esperando al último de los pequeños.
Después de todo, tienen el resto del día libre y muchos ya han planeado que desean hacer para después, como algunos juegos, otros entrenar un poco y algunos quieren gastarles bromas a los pequeños… Aunque serán de seguro reprendidos por las dos manos derechas del patriarca y por él mismo.
Aunque… Últimamente pueden notar que el pontífice se encuentra bastante relajado, y gracias a esto poco los a regañado, tal vez sea por las fechas que están tan cerca y que le gusta ver tan ilusionados a los más pequeños con los bonitos colores, aromas y alegrías que se muestran solo por esta temporada del año.
Tal vez por eso, quiere hacer traer una muy vieja tradición que había olvidado hace mucho, la cual recordó al momento de limpiar algunos de sus objetos personales y muy preciados, en donde encontró viejas notas, cartas y ¿Por qué no…? Sus deseos de niño…
Recordando a la vez, que eso era algo que le emocionaba mucho hacer y le permitía darse cuenta que había cumplido la mayoría de sus deseos para esta época, pero aún le falta unos cuantos más, aunque claro que puede hacerlos realidad a esta edad…
Igual quiere ver que estos pequeños se ilusionen y emocionen por esta bonita práctica…
Sin duda por eso, ha preparado una pequeña cajita de madera, en donde guardara los deseos de sus niños, para que algún día, si es el caso… En el futuro puedan leerlas de nueva cuenta y saber si han hecho realidad sus deseos o no… E igual que entiendan que mientras tengan vida, tienen la oportunidad de cumplirlos.
-Saga-
-¿Eh? ¿Ya terminaste Shaka?-
-Si- Extiende su manita con la hoja de perfectamente doblada –Aquí tienes-
-Muy bien, contigo terminamos. Puedes irte-
-Bien-
-Vamos, Shaka- Allí está el niño que siempre lo llama emocionado –Aioria, Milo y los demás quieren ir a los arboles de frutas, vamos a alcanzarlos-
-Mmh… ¿Me esperaste?- Siempre le causa sorpresa cuando ve el Lemuriano tan feliz, afuera de cualquier salón, templo o lugar solo para esperarlo, eh ir juntos a donde deseen.
-Claro que si- Al tenerlo cerca, rápidamente le toma la mano –Vamos a jugar con ellos, ¿Si?- Sin esperar repuesta alguna, lo jala levemente para que inicie el caminar junto a él.
Nunca se podrá terminar de acostumbrar que su mano sea tomada por el lindo pelilila, que le sonría, y provoque que su cuerpo se estremezca con tan solo sentirlo cerca.
Dándose cuenta que siempre lo invita a donde sea, no lo deja solo por ninguna causa, salvo por entrenamientos lejanos al santuario.
-Está bien…- Habla suavemente, mientras sus mejillas se sonrojan cual tomate, y su boca forma una sonrisa, sus ojos deben permanecer cerrados, pero eso no impide que de vez en cuando los abra, para grabar la imagen de su mejor amigo en su mente…
Su mano que es capturada por Mu, la aprieta como su deseo inconsciente por no perderlo por nada del mundo, e igual con la libre sujeta sus blancas prendas, denota el miedo de que no pueda seguirle el paso, y se separen en algún punto.
Ni Shaka, ni Mu quieren alejarse uno del otro, porque son amigos, los mejores y ambos están conscientes de que si uno falta en su vida, esta sería sumamente vacía y muy aburrida, pues se necesitan mutuamente para sonreír y ser felices por completo.
Solo esperemos que sus pequeños deseos, esas inocentes palabras que acaban de plasmar en aquellos papes tan lindos y bonitos que se guardaran en una caja secreta, para que en el futuro, cuando sean adultos, puedan leerlas una vez más… Y saber si las han cumplido o no las han logrado…