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We could be bored together por Dra-chan

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Notas del fanfic:

Cuarto día de publicar en este bello reto del Octubre Monster Fucker. Pensé que la total falta de comentarios me iba a desmotivar de continuar o terminar todo lo que tengo planeado, pero resulta que son más mis ganas de escribir cochinadas. Igual la falta de comentarios nunca es una novedad para nada. Me asustaría más que la gente se tomara el tiempo de hacerlo, porque significaría que algo raro está pasanding.

Notas del capitulo:

En fin, los temás de este día son:
12.- Acariciándo tus cuernos
16.- Me asusta, pero me gusta
20.- Dulce tortura

No es como que use esas frases explicitamente, en general así estoy con todas las historias, sino que lo pongo en situación, supongo. Estoy tomando demasiadas libertades, pues así es la dinámica. Cien por ciento recomiendo entrar al grupo de Ilitiaforever en Fb y vean todo el contenido del mes :3

Adverencias, supongo: Malas palabras, chicos cachondos, hormonados y cogiendo. Si no te gusta nada de eso, te invito a llegarle alv de aquí. Si, por el contrario, crees que puedes disfrutarlo, bienvenido seas.

1


Kaminari Denki debe aceptar que lo que hizo, al principio parecía una buena idea. En todos sus años de vida no ha entendido que las ideas que le parecen buenas cuando está aburrido, generalmente no lo son.


Tenía días sin nada que hacer, aburrido y perdido en sus pensamientos. Eran vacaciones de verano y no pudo regresar a casa como todos sus compañeros porque su familia decidió irse de viaje sin él. Su excusa que seguramente tenía montones de planes para esos días con la gente nueva que había conocido ese año en la universidad. Y no, realmente no, porque toda esa gente tenía familias más consideradas que sí los incluían en sus planes y no le dejaban botados a su suerte.


Así que estaba aburrido, solo y un poco cachondo. El porno nunca es la mejor compañía para tantos días de soledad y tiene algo cansadas las manos. Estuvo experimentando con varias cosas, como un masaje en la próstata. Tristemente nunca logró encontrar el ángulo correcto y aunque llegó a tener tres dedos dentro de su cuerpo y no se sentía para nada mal, imagina que poder hacerlo de la forma correcta sería una experiencia alucinante. Sin embargo, no tiene el coraje de ir a comprarse un juguete que le pudiera ayudar.


Era el sexto día en soledad cuando decidió merodear por internet en busca de cosas interesantes con las que matar el tiempo y no implicara demasiada lectura o videojuegos, porque de eso ya tenía mucho.


Debían ser casi las dos de la mañana. Estaba haciendo añicos sus ciclos de sueño y está seguro que va a sufrir mucho cuando deba volver a clases.


Eso, sin embargo, es problema para el Denki del futuro. El Denki del presente acaba de encontrar una publicación muy interesante en una página de dudosa credibilidad. Hablaba sobre cómo invocar un súcubo, o un incubo, según fuera el caso por si alguien se sentía especialmente solo y necesitado.


Justamente la definición de Denki en ese momento.


2


Así que, por supuesto que tuvo que intentarlo. Eran pasos sencillos y sin complicaciones. En el fondo le parecía una tontería, pero ¿qué tenía que perder?


Es esa clase de pensamiento la que poco después le haría sentir muy tonto.


Practicó los garabatos que indicaba la publicación hasta que sintió que eran iguales a las imágenes mostradas y terminó los últimos pasos.


Nada. Ninguna sorpresa.


¿Por qué debería sorprenderle que esa estupidez no funcionara? Es lo que pensaba hasta que giró un poco para guardar sus cosas y mejor intentar dormir y justo en la esquina de su habitación notó la presencia de alguien, o algo, observándole.


—¿Hola? —preguntó Denki de forma un poco estúpida, sin saber bien cómo reaccionar a lo que estaba viendo.


No podía decir que era una persona, claramente. Las personas no se materializan de la absoluta nada y te observan tan silenciosamente hasta que casi te sacan el corazón del susto. Igualmente, era lo que parecía, una persona. Si las personas tuvieran unos impresionantes cuernos rojo oscuro que terminaban en puntas negras que sobresalían de un cabello rojo peinado en picos, unas alas igualmente negras plegadas a la espalda, que se alcanzaban a ver de entre sus hombros de lo masivas que eran. Podía también vislumbrar una cola gruesa y rojiza oscuro balancearse de forma perezosa a sus espaldas, las garras en las que terminaban los dedos de sus manos y sus pies se veían peligrosas y, sin embargo, sea lo que sea que tenía enfrente, tenía una cara bastante amistosa. Eso hace que casi se pierda el hecho que estaba semi desnudo, mostrando su pecho musculoso, sus poderosas piernas, los brazos bien trabajados y esa tela delgada que rodeaba su cintura y escondía sus partes privadas no hacía un buen trabajo. Podía ver cómo el bulto ahí era bastante considerable.


—¡Hola! —respondió entusiasta el demonio, una sonrisa amigable entre sus labios que para nada mitigaban lo peligroso que se veían sus puntiagudos dientes.


—¿Vienes por mi alma? —fue la nueva pregunta de Denki, ¿para qué más estaría ahí un demonio?


—Puede ser —soltó una risita el demonio, como si las preguntas tan tontas fueran divertidas—. Depende del trato que quieras hacer.


—No quiero hacer ningún trato.


Eso pareció apagar un poco el ánimo del demonio.


—¿Y para qué me llamaste? —cuestionó el demonio, ladeando un poco la cabeza en confusión.


—Ummm… Se supone que estaba llamando a un súcubo —y como si fuera necesario, enseñó los garabatos que había dibujado en una libreta de la escuela.


—Hay muchas cosas mal en eso —comentó el demonio tomando la libreta—. Para empezar, no es buena idea llamar demonios de sueños, vienen a comerse tu energía sin ofrecer nada tangible, ¿no es eso injusto —asintió respondiendo su propia pregunta y sin esperar respuesta de Denki—. Y segundo, este es un circulo de invocación de demonios de rango medio, a los demonios de sueño no necesitas invocarlos, ellos llegaran por ti si quieren —se encogió de hombros cerrando la libreta y dejándola por ahí.


—Qué mal, sabía que eso no terminaría bien —suspiró Denki, caminando hasta su cama.


—¿Lo hiciste con este artículo de internet? —sin darse cuenta, el demonio había tomado su laptop y curioseaba entre las pestañas del navegador—. Estoy seguro que quien escribió esto no sabe de lo que habla, o quería meter a alguien en problemas. ¡Menos mal vine yo!


—¿Exactamente cómo es que seas tú hace todo menos mal?


—Bueno, no estoy interesado en almas humanos de momento, sólo estaba aburrido. Cuando vi un llamado no dude en venir. Realmente es súper raro que un demonio aparezca si sienten que quien los invoca no vale la pena… ¡No estoy diciendo que no valgas la pena! —se apresuró a añadir, al ser consciente de sus palabras—. Me refiero a, ya sabes, hay gustos hasta en los demonios y esas cosas.


Por alguna razón, Denki no se sentía ofendido por sus palabras. Demonio o no, no sentía hostilidad en lo que decía, así que decidió no darle demasiada importancia.


—Oh, veo que realmente estabas aburrido —habló nuevamente el demonio, sonriendo un poco burlón y mostrándole la pantalla a Kaminari sobre lo que había descubierto—. ¿Qué tal el masaje?


—Oh joder —gimió Denki arrebatándole la computadora, cerrándola y dejándola a un lado—. Eso es privado. No se habla con desconocidos sobre eso.


—Vaaaamoooos, no quiero regresar a casa aun, estoy aburrido, cuéntame un poco —insistió el demonio—. Puedes llamarme Kirishima. Es un gusto conocerte Kaminari Denki.


—¿Cómo sabes mi nombre? —se alarmó el rubio.


—Estaba escrito en tu libreta.


Hubo un incómodo silencio entre ellos. Kaminari pensaba en si debía hablar con eso con él. Al final decidió que cuál sería el problema, ¿a quién iría a contarle?


—No fue tan interesante —respondió al final, sentándose en su cama.


—¿Qué? ¿Por qué? —se interesó Kirishima mientras se sentaba igualmente en la cama. Sus alas parecieron doblarse en un ángulo extraño, lo cual hizo que el pelirrojo hiciera una mueca incómoda y en un ligero aleteo las hiciera desaparecer—. A veces olvido que están ahí —fue toda la explicación que dio.


—Sí, claro —fue la respuesta de Denki, aturdido por lo que acababa de ver—. Pues, ya sabes, sólo con los dedos no alcancé a hacer mucho, así que no puedo decir que haya logrado, ya sabes, masajear la forma correcta.


—Oh sí, totalmente lo imagino. Nunca lo he intentado, ni siquiera sé si nosotros tenemos próstata —se preguntó mientras mirada su entrepierna y levantaba un poco la tela, como si de esa forma pudiera ver dentro de su cuerpo.


Denki tragó duro ante la visión y realmente intentó desviar la mirada, pero estaba muy curioso sobre lo que tenía ahí y Kirishima parecía atento en inspeccionar su cuerpo.


Kaminari casi siente que se le sale el corazón al ver las dimensiones de eso y se preguntó si todos los demonios serían de ese tamaño. Es decir, Kirishima era musculoso y eso le hacía ver más grande que Denki, pero en realidad estando los dos de pie no había mucha diferencia en sus estaturas.


—¿Qué opinas? —fue la pregunta que lo trajo a la realidad y tuvo que desviar la vista para disimular el poderoso sonrojo que sentía en el rostro. Estaba seguro que competía con el color del cabello de Kirishima.


—¿Qué opino sobre qué? —intentó que la pregunta sonara todo lo naturalmente posible, pero sabía que falló estrepitosamente.


—Podría ayudarte con el masaje, ya sabes, quizás mis dedos sí alcanzan a llegar —levantó una mano, moviendo los dedos de forma sugerente.


Todo el aire escapó de los pulmones de Kaminari, no porque le emocionara la idea, sino porque había garras largas y negras en esos dedos y ni de broma dejaría que los metiera en su preciado culo.


—No, yo creo que no amigo —respondió a duras penas, pálido como un muerto.


Kirishima no pudo esconder una mueca desilusionada y cuando iba bajando su mano es que se dio cuenta.


—Oh, no, no, joder, lo siento —dijo mientras, de alguna forma, retraía las garras negras y dejaba unas uñas normales, igualmente negras, como si tuvieran esmalte, y volvía a levantar la mano—. No pienso hacer nada que te lastime, Denki —sonrió nuevamente, tan resplandeciente.


El rubio sabía que no debía dejar que su corazón diera un brinco emocionada por una frase tan cliché, pero no pudo evitarlo. Kirishima le estaba haciendo sentir mariposas en el estómago. Se dijo una y otra vez que harían eso porque ambos estaban aburridos y porque era posible que después de esa noche no volvieran a verse. Tampoco es que el último pensamiento le emocionara demasiado, pero enterró todo eso dentro de su mente y, aun no muy seguro, asintió a la proposición de ese demonio.


3


No va a mentir, fue un inicio muy incómodo. Kaminari sacó una botella de lubricante que dejó en manos de Kirishima y después procedió a retirarse los pantalones, todo bajo la mirada rojiza de ese demonio. Sentía esas pupilas seguir cada uno de sus movimientos y no podía evitar volverse increíblemente torpe por ello.


Decidió dejarse su camiseta, pensando que no había necesidad de mostrar más piel de la necesaria. Se acostó boca arriba en la cama y espero algún movimiento por parte de Kirishima.


—Vamos, no seas tímido —dijo el demonio subiendo a la cama, tomando las piernas de Denki desde las rodillas y separándolas suavemente, pero con decisión—. Si quieres parar sólo tienes que decirme.


Acto seguido, abrió el bote de lubricante que le había dado, que cabe recalcar que tenía menos de la mitad de su contenido original, y empapó sus dedos con el espeso líquido.


Kaminari pensó que metería sus dedos sin más ceremonia, pero estaba muy equivocado. El demonio comenzó a acariciar sus piernas, subiendo y bajando por sus muslos con la mano que no tenía lubricante, causándole una sensación de cosquilleo, pero extrañamente placentera. Continuó poco a poco hasta subir hasta su cadera, acariciando lentamente. Quería preguntar por qué estaba haciendo eso cuando notó que su pene, antes flácido, despertaba de a poco en su entrepierna. Suponía que primero metería sus dedos en su culo y luego se preocuparía por hacerle tener una erección. Pero no, se estaba encargando de excitar a Denki antes de hacer cualquier otro movimiento y eso le pareció entrañable.


—Quítate esto —indicó Kirishima subiendo por su abdomen, levantando la tela que aun cubría su cuerpo.


Quiso replicar ante eso, pero cuando esos dedos acariciaron suavemente uno de sus pezones, la queja murió en sus labios y obedeció la petición sin chistar.


Pronto se dio cuenta que tenía todo el cuerpo de Kirishima cubriendo el suyo, una mano se encargaba de acariciarle por todas partes y la otra había comenzado a juguetear, finalmente, con su entrada, empapando la tierna carne con el lubricante.


Entonces, Kirishima enterró el rostro en el cuello de Kaminari, restregando su nariz a lo largo de la curvatura entre la clavícula y el cuello, como si olfateara algo interesante.


—Hueles bien —comentó el demonio, metiendo uno de sus dedos dentro del cuerpo del rubio, el cual soltó un gemido lastimero—. ¿Duele?


—N-no —tartamudeó su respuesta, pues era verdad, sólo era una sensación extraña tener algo que no fuera suyo dentro de su cuerpo y aún estaba intentando descubrir si la sensación le gustaba o no.


Los dedos de Kirishima eran más anchos que los suyos, un poco más largos y serpenteaban en su interior con delicadeza, palpando la carne sensible y caliente que se contraía a su alrededor.


—Meteré otro —avisó el pelirrojo, haciéndolo mientras avisaba.


Denki levantó las caderas al tiempo que sentía que esos dedos tocaban algo en su interior.


—Joder —exclamó, aferrándose de pronto a los hombros anchos de Kirishima en busca de apoyo, una forma de aferrarse a algo y no dejar que la mente se le nublara por completo.


—Oh, aquí es —exclamó triunfante el demonio, arqueando suavemente los dedos hasta dar con ese punto dulce que contrajo nuevamente el cuerpo de Denki, haciéndole arquear la espalda y aferrarse más al cuerpo sobre él.


—Sí, ahí —corroboró Kaminari, sintiendo un tercer dedo dentro de su cuerpo.


Sentía el cerebro inundársele de endorfinas de tan placentera que era aquella situación. Sabía que encontrar su próstata y dar contra ella continuamente sería alucinante, pero no espero que lo fuera tanto. Ni siquiera tenía que tocar su polla para sentir que pulsaba cada que esos dedos daban una y otra vez contra ese punto tan agradable y no le sorprendería correrse en cualquier momento.


Los tres dedos de ese demonio entraban y salían de su cuerpo, simulando una penetración lenta y pausada que estaba a punto de enloquecerle.


—Más rápido, por favor —suplicó Denki, comenzando a acariciar la ancha espalda del demonio, subiendo y bajando por sus hombros, subiendo a su cabeza, alborotando su cabello y llegando a las grandes protuberancias que ahí se encontraban.


Los cuernos tenían una textura rugosa, pero en esa situación los encontró inesperadamente agradables, así que los comenzó a acariciar suavemente, pasando la punta de sus dedos por la longitud, apreciando cada pliegue y pudo jurar que el demonio contra su cuello ronroneó un poco.


—Denki —suspiró Kirishima y fue cuando el mencionado notó que el demonio balanceaba suavemente sus caderas contra una de sus piernas, al mismo ritmo de las embestidas de esos dedos en su interior.


Movió dicha pierna hasta que pudo sentir la polla dura y palpitante del demonio que seguía suspirando contra su cuello. Era grande y en el relieve de las venas que tenía casi podía ver la sangre correr furiosa debido a la excitación. No sabía si todo era causado por el placer que no le dejaba pensar con claridad, ni siquiera sabía si los demonios tenían sangre corriendo por sus venas. O si tan siquiera tenían venas. No sabía nada en concreto en ese momento. Pero sí sabía una sola cosa y es que necesitaba esa polla dentro de su cuerpo.


—Kirishima —susurró Denki, tomando el rostro del demonio para hacer contacto visual con él—. ¿Quieres hacerlo? —preguntó restregando más su pierna con la erección del otro.


—¿Tú quieres? —fue la pregunta que obtuvo de vuelta. Kirishima acunó el rostro de Denki con su mano libre, acariciando su mejilla con el pulgar—. Porque yo sí, también quiero besarte —finalmente dijo, al tiempo que su pulgar empezaba a acariciar los labios del rubio, los cuales dibujaron una sonrisa algo tímida.


En respuesta, Denki levantó un poco el rostro, rozando sus labios con el pelirrojo. Estaba un poco asustado, para que mentir, pero al mismo tiempo estaba increíblemente caliente y le emocionaba pensar que un chico, demonio, lo que fuera, tan caliente como Kirishima le deseara de esa forma. Lo podía notar en la mirada hambrienta que le dedicaba, los movimientos erráticos de sus caderas y la forma en que esos dedos dentro de su cuerpo a parte de intentar darle todo el placer posible, también ensanchaban su entrada, como si estuviera preparándole para la enorme polla del demonio.


—Dijiste que no piensas hacer nada que me lastime, ¿verdad? —susurró contra los labios de Kirishima, el cual intentaba acercarse para besarle en condición y él le rehuía con una sonrisilla—. Si es así, puedes hacer lo que quieras.


Finalmente dejó que el pelirrojo atrapara sus labios en un beso hambriento. Temió por un segundo que los afilados dientes de Kirishima le lastimaran, pero no fue así. Devoró su boca con hambre, pero sumo cuidado, hundiendo su lengua casi hasta la garganta del rubio, rozando su lengua con ardor, chupándola un poco cuando la atrapada. Siguió besándole profundamente al tiempo que retiraba sus dedos, bebiendo la queja de insatisfacción que quiso escapar de los labios de Kaminari.


—Gírate —susurró Kirishima rompiendo el beso, para después lamer sus labios y morder ligeramente, sin lastimar la carne tierna y rojiza.


El rubio obedeció sin cuestionar. Giró su cuerpo en la cama hasta quedar boca abajo, expectante por lo que seguía después. Kirishima tomó sus caderas con ambas manos, indicándole que levantara el culo y, como venía haciendo desde el principio, Denki obedeció sin más.


No estaba para nada preparado para lo que seguía, ya que Kirishima introdujo nuevamente sus dedos en su culo, esta vez solamente dos, sin embargo, junto a ellos adentró algo más largo, húmedo y resbaladizo y para cuando se dio cuenta que era su lengua, Denki era un manojo de placer a merced de ese demonio, de sus dedos, de su lengua y rezaba que pronto de su polla.


—Kirishima —susurró Denki, abrumado por tantas sensaciones. Juraría que, si el demonio no estuviera deteniendo su cuerpo con su otra mano, habría perdido el equilibrio y caído totalmente en la cama sin poder hacer nada más—. Por favor —suplicó finalmente el rubio. Sentía el orgasmo tan, tan cerca que casi podía saborearlo. No deseaba nada más desde hace rato, pero al mismo tiempo anhelaba terminar con esa polla pulsando en su interior—. Por favor —repitió meneando las caderas, soltando un largo gemido cuando la lengua y los dedos se arquearon en su interior, chocando incesantemente contra su próstata.


—¿Por favor qué Denki? —preguntó Kirishima sacando la lengua de esa cavidad que estaba realmente disfrutando, ya que al final de cuentas es un demonio y sino disfrutara de atormentar un poco a los humanos, no estaría haciendo bien su trabajo.


—Joder tarado, fóllame ya —gimió frustrado por no recibir lo que quería.


El pelirrojo rio complacido por la respuesta y decidió que era suficiente por el momento, así que retiró sus dedos del interior del chico, sonriendo aún más cuando recibió un jadeo frustrado como respuesta. Se inclinó hacia adelante, abrazando a Denki por el pecho y juntando todo lo posible sus cuerpos. Su rostro alcazaba perfectamente ese punto especial en el cuello del rubio, justo detrás de su oreja donde el olor característico del chico se concentraba y le enloquecía. Con una de sus manos guio su polla hasta rozar la entrada húmeda y palpitante que ansiaba recibirle. Por un segundo pasó por su mente torturarle un poco más, escucharle rogar por su polla otro poco, pero siendo sinceros, Kirishima también se sentía al borde del orgasmo y necesitaba que esa presión tan placentera, que ese calor tan exquisito que habían disfrutado sus dedos y su lengua, apretaran también alrededor de su polla para sentirse satisfecho. Así que, sin más dilación, alineó la punta de su miembro y empujó suavemente.


Sí, por un rato eso también sería parte de la tortura. Sería para ambos, pero suponía un precio pequeño. Empujó lentamente, centímetro a centímetro adentrándose en esa cavidad tan deliciosa que aceptada su polla sin complicación alguna. Lo que más deseaba, por supuesto, era enterrarse de golpe y comenzar a bombear sin piedad, pero estaba haciendo uso de todo su autocontrol para entrar lo más lento posible. Lento, pero sin pausa. Podía escuchar los gemidos frustrados de Denki, los cuales eran música para sus oídos.


Cuando al fin estuvo completamente dentro, lo que sí le llevó unos cuantos minutos por el simple placer de torturar un poco a Kaminari, se quedó completamente quiero. Kirishima disfrutaba bastante sentirse tan deseado por ese chico rubio, no iba a mentir, era de lo que más estaba disfrutando en ese momento. Desde el inicio sólo pensó en ayudar al chico, en ningún momento estaba en sus planes sentirse tan excitado al escucharle gemir y sentir la deliciosa presión de ese culo contra sus dedos. Verdaderamente planeaba no presionar al respecto por mucho que la polla le doliera en desacuerdo. Pero, ¿que Denki fuera el que le pidiera que se lo follara? Kirishima sería una vergüenza como demonio sino caía ante esa tentación, claramente. Así que ahí estaba, follándose a ese bonito humano que le estaba mentando la madre por quedarse quiero y no empezar a bombear con fuerza como ambos tanto necesitaban.


—¿Estás esperando una invitación o algo? —masculló Denki, el rostro ladeado para enfrentar los ojos de divertidos de Kirishima.


El interior del rubio palpitaba con fuerza, como si de esa forma buscara incitarle para que hiciera algo ya, ya, por favor.


—No —respondió Kirishima contra su oído, lamiendo poco después—. Sólo admiro lo hermoso que eres suplicando que te folle.


Sabía que Kaminari iba a replicar algo, pero sintió que ya había pasado suficiente tiempo y tortura para ambos, así que comenzó a bombear con fuerza sus caderas. No era exactamente la posición más cómoda. Kirishima imagina que, si se despegara del cuerpo del rubio y lo tomara de las caderas con sus manos, podría tener un ritmo más bestial en sus embestidas. Sin embargo, sentir la piel de la espalda de Denki frotarse contra su pecho, tener la posibilidad de embragarse con su aroma tanto como quisiera. Escucharle gemir tan cerca, balbuceando maldiciones y peticiones sucias. Poder saborear su piel, morder un poco hasta dejar ligeras marcas que durarían días en borrarse era mucho mejor que tener la posibilidad de follarle salvajemente, lo cual seguramente sólo les llevaría a un inevitable orgasmo.


Y no, Kirishima quería disfrutar al máximo de ese cuerpo que se abría tan fácilmente a sus atenciones. Como un flashazo, recordó la dulce boca del rubio, su húmeda lengua, la carnosidad de sus labios y en medio del bombeo de su polla, la sintió pulsar ante el pensamiento. Así que tuvo todo movimiento, para frustración de nuevo de Kaminari.


—¿Qué? ¿Por qué…? —intentó protestar el rubio, pero la única respuesta que obtuvo fue Kirishima alejándose de su cuerpo, tomando sus caderas y, sin sacar su polla, girarle en la cama hasta dejarle bocarriba.


—Quiero besarte —respondió el demonio acomodándose entre las torneadas piernas del rubio, haciendo que rodeara su cintura con ellas, recostándose contra el cuerpo de éste y comenzar a besarlo con fuerza.


Pensó en besarlo, aunque estuviera de espaldas, pero imaginó lo incómodo que sería esa posición y que no podría básicamente ahogarlo con su lengua todo lo que quisiera. Kaminari estaba conociendo un lado muy egoísta que ni el mismo Kirishima conocía de sí mismo, pero igualmente lo estaba disfrutando al máximo.


Era frustrante toda la tortura que le estaba haciendo pasar, retrasar tanto su orgasmo tenía su polla pulsando por liberación y al mismo tiempo no quería que nada de eso terminara. Se estaba aferrando con las piernas, con los brazos y hasta con las uñas a ese ancho cuerpo que se movía violentamente contra el suyo. Se estaba ahogando en medio de los besos, pero por nada del mundo quería que esa lengua adicional abandonara su boca. Quería durar así para siempre de ser posible.


Pero, y ambos lo saben, un para siempre en actos como esos no son posibles, sus cuerpos llegan al punto culmine en medio de tremendas embestidas que inundan el cuerpo de Denki con el caliente semen del demonio y le hacen correrse brutalmente sin necesidad de tocar su propio miembro.


Ambos se desploman en la cama, Kirishima cuidando de no dejar caer todo su cuerpo contra Kaminari. Respiran agitadamente todavía en medio de un beso, pero deben separarse porque ninguno de los dos logra recuperar el aliento y sienten el corazón a mil por hora por el abrumador orgasmo que experimentaron.


4


Pasan largos minutos cuando finalmente pueden procesar un poco mejor la situación. Kirishima está recostado de lado en la cama, encarando a Denki y deleitándose con su imagen post coito. Es tremendamente sexy y cree que no pasara mucho tiempo antes de estar listo para follárselo de nuevo.


—Deja de mirarme —replica Denki ante la insistente mirada del demonio.


—Lo siento —se disculpa Kirishima, aunque no parece sentirlo para nada—. Te ves bien recién follado.


Se gana un manotazo por el comentario, pero puede deleitarse con la risa avergonzada del rubio.


—No creo que nadie se vea bien después de tener sexo. Sudorosos y sin aliento.


—En ti lo encuentro muy sexy —insiste el pelirrojo, acercándose nuevamente al cuerpo del rubio y restregando su rostro por el cuello y la mejilla de Kaminari—. Me hace querer follarte de nuevo —admite.


—Joder, sí —es la respuesta del rubio, quien sonríe más amplio ante la idea.


—Seguramente también querré follarte mañana —se aventura a decir Kirishima, abrazando el cuerpo de Denki contra el suyo—. Y después de mañana.


—Sigue siendo un joder, sí amigo —responde Kaminari, sonriendo contra el cuello del demonio, donde ha decidido refugiarse para esconder su vergüenza—. Todavía tengo un par de semanas de vacaciones.


—Puedo venir, aunque no sean vacaciones —ofrece Kirishima.


—Claro que puedes —sigue aceptando Denki, no pensando en nada mejor que esa idea.

Notas finales:

Y, pues eso fue, de Boku no Hero tengo algo más KatsuDeku para dentro de una semana, si las cuentas no me fallan y otro para el 31 de octubre, cumpleaños de una servidora, pero ese a parte de ser parte de la dinámica, más o menos, es para un intercambio de un grupo de fb. Pronto lo verán.


En fin, agradezco sus comentarios, igualmente su tiempo de leer.


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