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Under the water por Dra-chan

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Notas del fanfic:

El día seis de publicar trabajos para el Octubre Monster Fucker que Ilitiaforever organizó en FB. Cien por ciento recomiendo darse una vuelta por sus redes si les gusta esta temática, o el mpreg, para que vean su hermoso trabajo y el hermoso trabajo que comparte de otros artistas.

Notas del capitulo:

La idea de un KatsuDeku con Katsuki como tritón es lo que me motivó a entrar a este evento con un montón de ideas y parejas de las que siempre tenía ganas de escribir, pero al final me sentía un poco cohibida. Así que a pesar de la pobre recepción -nula, cof- en la mayoría de ellas, porque al parecer para los lectores en español dejar un comentario es demasiado trabajo, me he sentido satisfecha con lo que he hecho. Esperemos poder terminar (:

ADVERTENCIA: Malas palabras y sexo con criaturas marinas. Advertidos van.

Temas del día:
13.- Bajo el agua
18.- Premio doble

1


La primera vez que Katsuki e Izuku se vieron, no fue en la mejor de las circunstancias. Midoriya había estado aferrado en conocer el pueblo de las criaturas marinas que vivían en el lago que se encontraba al lado del pueblo donde él vive. Sin embargo, Izuku era sólo un niño de cinco años que no sabía siquiera nadar, y para empezar el pueblo marino estaba tan al fondo del lago que ni el mejor de los nadadores podía llegar y sobrevivir al regreso. Al pequeño le parecía injusto que sólo las sirenas y tritones fueran capaces de salir del agua y adaptarse a la superficie terrestre obteniendo un par de piernas de forma temporal para poder comerciar o pasear por el pueblo de Izuku. Así que éste, armado sólo con el valor y la estupidez que un niño de cinco años puede tener, dio un salto al agua sin pensarlo demasiado.


Afortunadamente, Katsuki paseaba por los alrededores, para disgusto de su madre, que consideraba que un pequeño tritón no debería andar paseando por la superficie solo. Tener buenas migas con el pueblo vecino era mera supervivencia para ambos pueblos y cualquier persona ajena a esa zona podría intentar raptarlo para comerciar con él.


Fue básicamente el conjunto de situaciones el que los llevó a su encuentro. Dos niños siendo estúpidos al mismo tiempo.


Katsuki vio el pequeño cuerpo hundirse en el agua sin poner resistencia y supo que algo no andaba bien.


Cuando sacó a Izuku del agua dio una certera palmada en el pecho del niño, lo que provocó que éste escupiera toda el agua que había tragado y caso lo ahoga.


Supone que las experiencias cercanas a la muerte unen a la gente de formas misteriosas, ya que a partir de ese momento se hicieron inseparables. No había día que Izuku no pasara a orillas del lago jugando con Katsuki, y cuando éste aprendió a manifestar un par de piernas, no había día que no saliera del agua y corriera a cada de Izuku para pasar el día a su lado. Los primeros días fueron memorables para todos, el pequeño rubio aún no sabía cómo coordinar bien esas extrañas extremidades, o siquiera mantener el equilibrio, pero se aferraba a llegar hasta el pecoso y estar a su lado.


También fue Katsuki quien se tomó el tiempo para enseñarle a nadar a Izuku. No perdía, por supuesto, oportunidad para burlarse de su torpeza y de cómo al principio era sólo peso muerto que se hundía sin remedio en el agua.


Pasaron días, meses y años, uno junto al otro que todas las personas de ambos pueblos sabían de ellos.


El que dos de sus habitantes pasaran tanto tiempo junto al otro era un hecho sin precedentes. Nunca habían imaginado que algo como eso fuera posible. Mantener la cordialidad y el comercio era una cosa, ser amigos era algo a un nivel totalmente diferente.


Y, sin embargo, muy posible.


Así, gracias a dos niños, ambos de pueblos comenzaron a convivir más. Lo que era excelente para esos dos niños en cuestión, que podían pasar el tiempo juntos sin que nadie les dijera nada o lo viera extraño. Los propios padres de Katsuki iban a veces de visita a la residencia Midoriya a pasar el tiempo con Inko, la madre de Izuku, quien los recibía todo el tiempo encantada y comida como para alimentar a un ejército y deleitar sus paladares.


El conocimiento sobre las criaturas marinas se fue ampliando en el pueblo terrestre. La mayoría pensaba que eran simplemente sirenas y tritones, con colas, aletas y branquias, como una raza independiente de pescado. Pero fueron aprendiendo que incluso ellos se clasifican en especies diferentes.


—¡Eres un tiburón! —exclamó Izuku cuando Katsuki le habló de ello.


—Un tiburón tigre, para ser exacto —dijo Katsuki con orgullo—. No hay depredador como yo en el agua.


También le habló sobre como su papá era un tiburón toro y su mamá un tiburón limón, por eso la extraña combinación de colores entre naranja y dorada de su cola. Sus escamas eran de un color naranja que se oscurecía más al estar en las profundidades o cuando comenzaba a caer la noche, pero cuando la luz del sol le daba directamente, podían verse como destellos dorados con franjas naranjas, todo gracias a los genes de su mamá y su propia naturaleza como tiburón tigre. No es como que Izuku en algún momento haya visto tiburones reales, si bien el lago estaba conectado a corrientes marinas en las profundidades, el verdadero mar aún quedaba a varios kilómetros de distancia de donde ellos vivían. Aun así, toda esa información era nueva e interesante para el pequeño pecoso, lo que lo tenía chillando de emoción al escuchar al tritón hablarle de ello y Katsuki no podía caber más de orgullo en su pequeño ser al ser poseedor de tanto conocimiento.


2


Lentamente, pero sin pausa, ambos niños fueron creciendo y de igual forma las cosas entre ellos comenzaban a ser diferentes. Ninguno sabe explicar cómo, pero sus escapadas para juegos o clases de natación, pronto se volvieron escapadas para el autodescubrimiento de sus cuerpos.


Al principio usaban la excusa de querer conocer las diferencias entre sus anatomías.


Ya siendo adolescentes hormonados, un día Izuku se descubre quitándose la ropa bajo la atenta mirada de Katsuki, el cual encontraba fascinante la coloración de su piel, sobre todo su rostro salpicado de pecas, las cuales bajaban por su cuello, sus hombros y se difuminaban en su pecho, algo que no podía apreciar con la ropa puesta.


De tanto jugar y corretear, el cuerpo de Izuku tenía músculos que se iban marcando, sobre todo las piernas tonificadas. Su piel era suave y apetitosa y a veces Katsuki no sabía a qué atribuirle que se le hiciera agua la boca de sólo ver a Izuku. Verlo sin ropa era aún peor. Se vio deseando darle un mordisco en la parte interior de los muslos, saborear porciones de su piel y dejar marcas con sus afilados dientes. Era extraño porque nunca ningún humano se le había hecho tan apetitoso como se le hacía Izuku en ese momento.


—Kacchan —llamó el pecoso en un susurro ese tonto apodo que usaba con él y con un tono que hizo vibrar al sur en el cuerpo del tritón—. ¿Son dos? —preguntó con incredulidad el humano, estirando la mano hasta Katsuki.


Ambos se encontraban a orillas del lago, en una parte rocosa y escondida donde iban a pasar el rato lejos de sus padres y los metiches de ambos pueblos. Izuku estaba sentado sobre unas rocas que apenas eran cubiertas por el agua, mientras el tritón estaba sumergido solamente de la cola en el agua, lo suficiente para mantener su forma marina, pero con el resto del cuerpo fuera para poder estar más en contacto con el humano.


Humano del que no sabía de qué le estaba hablando, pues estaba tan absorto en los pensamientos de hambre que le embargaban, que no podía poner atención a algo más. Hasta que notó la dirección en la que apuntaba la mano del pecoso y se dio cuenta de las dos extremidades que habían salido de su cuerpo.


—Los tiburones generalmente tenemos dos penes —explicó como si nada, aún adormecido por el deseo y el hambre que despertaba Izuku en él.


Sin embargo, después de soltar esas palabras, se le ocurrió mirar a esa misma zona, pero en el cuerpo del humano. Fue increíble descubrir que aún podía salivar más de lo que ya lo hacía al ver la polla semi-erecta del humano. Tenía un color ligeramente más oscuro que el del resto de su piel con una punta rojiza, la cual tuvo un ligero espasmo y goteó al tener la vista fija de Katsuki sobre ella.


—No me mires así —gimió Izuku, cubriéndose el rostro con las manos.


—¿Así cómo? Interrogó Katsuki comenzando a acercarse lentamente.


—Como si fueras a comerme —es la respuesta que obtuvo antes de terminar de acercarse.


Esas palabras hicieron detenerse al tritón. ¿Qué esperaba hacer exactamente al acercarse? No estaba seguro, así que se alejó de golpe y, dando uno excusa torpe, huyó hasta su casa en las profundidades del agua, buscando a sus padres de forma desesperada.


—Creo que quiero comerme a Izuku —le dijo muy asustado a su padre, casi en pánico.


Masaru, su padre, le miró sin comprenderle, lanzando una mirada desconcertada a su esposa, la cual entró a la misma habitación al escuchar el alboroto que hizo su hijo al llegar a casa.


—¿Qué? —preguntó su padre—. ¿A qué te refieres? —continuó mientras ponía una mano sobre el hombro de su hijo.


—Lo veo y quiero morderle, dejar una marca con mis dientes. Empiezo a salivar y sólo pienso en lo bien que huele, en lo bien que debe saber su carne que se ve tan jugosa. Pero al mismo tiempo esos pensamientos me… —voltea a ver a su madre, como si no quisiera que ella escuche esa parte, pero estaba tan desesperado que igualmente continuó—, me hicieron tener una erección —terminó con un hilo de voz, mirando hacia otro lado y esperando un tremendo regaño.


El cual nunca llegó. Sus padres compartieron una pequeña sonrisa y ambos se acercaron a abrazarle.


—Mi niño se está convirtiendo en un hombre —dijo su mamá, palmeando su cabeza.


—No hay nada malo en ti —fue Masaru el siguiente en hablar, antes que Katsuki replicara las palabras de su madre—. Estás llegando a la madurez, hijo, eso significa que tu cuerpo experimentará muchos cambios y empezará a desear a las criaturas que te gustan.


—En ese momento es posible que estuvieras soltando hormonas para atraer a Izuku —continuó explicando su mamá—. Es lo que hacen los tritones cuando encuentran una posible pareja para aparearse. Pero los humanos son muy diferentes. Ellos no tienen los sentidos tan desarrollados como nosotros. El cortejo es muy diferente.


—¿Te gusta Izuku? —preguntó esta vez su padre.


Eso detuvo el tren de pensamientos del menor. Sentía que su mamá le había bombardeado con demasiada información de golpe. ¿Le gustaba Izuku? Se preguntó él mismo. La respuesta inmediata era sí, obviamente. Había pasado casi cada día de su vida a su lado durante los últimos diez u once años. De no gustarle no se habría molestado en volverle a ver.


—Disculpa hijo —volvió a hablarle su padre al verlo tan absorto en sus pensamientos—. ¿Te gusta Izuku como posible pareja? —reformuló su pregunta.


¿Posible pareja? Era extraño, ya que ni siquiera tuvo que volver a plantearse todo de nuevo en su cabeza. La respuesta inmediata siempre sería la misma.


—Sí, sí me gusta Izuku —lo dijo al fin en voz alta y sus padres le regalaron una enorme sonrisa.


3


Supone que la mejor parte es que a sus padres no les molesta para nada que esté enamorado de un humano. La razón más probable es que, en general, es imposible no amar a Izuku. Su sonrisa bobalicona, sus rizos rebeldes, su personalidad brillante, amable y aventurera.


No podía nombrar a una sola criatura, terrestre o marina, que no adorara a ese pecoso.


Esa era la misma razón por la que Katsuki puso manos a la obra. Con tanta gente encantada con la dulzura del chico, era posible que muchos tuvieran el mismo plan que él: cortejar a Izuku.


Tuvo que estudiar muchísimo sobre las costumbres humanas, con lo cual ni sus padres podían ayudarlo. Lo que para ellos era básicamente instinto, aunque no se descartaba el cariño y el amor latentes desde antes, para los humanos era un trabajo que podía llevar hasta años para que diera frutos.


Al menos sabía que él para Izuku ya era una de las personas más especiales. Pero una cosa es ser su mejor amigo y otra muy diferente ser considerado una pareja potencial. Que le llegara a desear era un nivel diferente. Sin embargo, al recordar las reacciones de un Izuku sonrojado y viendo con deseo la particularidad en la anatomía de Katsuki, le daba confianza para salir victorioso al final de su misión de comprometerse y aparearse con el humano.


Estudió sobre los regalos, las citas y los cumplidos que generalmente conllevaba todo el proceso. Lo cual sí era un poco complicado, al final de cuentas, ellos siempre se daban regalos, siempre paseaban juntos y solos la mayor parte del tiempo y si bien no eran excesivamente cariñosos con sus palabras, ¿qué se supone que dijera? ¿Hola mi amor, cómo estás? Incluso él se asusta de pensar en ello, a Izuku quizás le pete el corazón de la impresión.


Lu único que pudo pensar fue en seguir con los regalos, aunque eran un poco más elaborados que antes. De peces difíciles de atrapar con redes, comenzó a llevarle piedras preciosas que se escondían en las profundidades, conchas coloridas y cualquier cosa que el chico pudiera encontrar fascinantes. En sus “citas” Katsuki era más cariñoso con sus modales y mucho más táctil de lo normal, cosa que no era antes. Una caricia en su mejilla por aquí, un abrazo por los hombros por allá.


Pero el que Izuku fuera humano no era sólo un limitante cuando Katsuki liberaba sus hormonas sin querer, sino porque no podía oler en Izuku aceptación o rechazo a sus avances y eso le dejaba a ciegas.


—Es demasiado difícil cortejar a un humano —se quejó Katsuki con su madre, abrumado con toda la situación y sin saber si estaba haciendo las cosas bien.


Llevaba con eso ya bastante tiempo, ambos estaban a nada de cumplir la mayoría de esas y sentía su progreso nulo. Aunque se había encargado de dejar bien en claro con todo el mundo que Izuku era suyo y que nadie debía acercarse con intenciones de cortejarle, era mismo chico el que no terminaba de captar el mensaje.


—Hijo —llamó su padre, entrando por la puerta dela habitación—. ¿Haz intentado lo más fácil del mundo?


—¿Lo más fácil del mundo? —cuestionó el menor, dirigiendo toda su atención al hombre.


—Sí, ya sabes. Hablar directamente con él y decirle que te gusta, y si es posible que él sienta lo mismo por ti.


Katsuki de pronto se sintió el ser vivo más idiota del mundo. Siendo el que mejor conoce a Izuku después de su madre, le parece increíble haber olvidado algo tan importante como lo era el saber que, aunque Izuku era uno de los chicos más listos que conocía, también era el más obtuso y que las sutilezas no eran efectivas con él.


Le dio un rápido abrazo a su padre antes de salir a toda prisa de su casa en busca de aquel humano. Iba a pasar a un plan de ataque más simple esta vez.


4


No fue difícil encontrar a Izuku. Si no era un día donde tuviera escuela o su madre necesitara de él en casa, pasaba la mayor parte del tiempo a orillas del lago, chapoteando en el agua, leyendo un libro o escribiendo en sus libretas datos generales que considerara importantes. Todo eso si Katsuki no estaba con él, ya que cuando estaban juntos generalmente estarían haciendo el tonto por aquí y por allá.


—Eh, Deku —le llamó emergiendo del agua, sin salir completamente.


—¡Kacchan! —se emocionó el humano, dejando de lado su libreta—. Te estaba esperando. Habrá un festival en la noche y quería saber si quieres ir conmigo.


—Por supuesto que quiero ir contigo, idiota —fue la respuesta del tritón, quien arrugo el entrecejo, ¿con quién más querría ir si no?—. Antes tengo que hablar contigo.


—¿Pasa algo? —fue la alarmada respuesta del chico, quien siempre parecía estar esperando malas noticias.


—Deku —volvió a decir Katsuki, pero lo pensó por unos segundos—. No, Izuku.


Al escuchar su nombre, el pecoso sintió una extraña corriente recorrerle el cuerpo. Había pasado un tiempo desde que Kacchan no utilizaba el mote “Deku” para referirse a él y era agradable de escuchar, siendo sinceros.


Duraron en silencio un largo rato, después de encontrar al humano y tenerlo de frente, Katsuki no sabía exactamente por dónde debía comentar a hablar. No por nada el tritón era una de las criaturas más constipadas emocionalmente, era quizás por eso que hablar de sus sentimientos nunca se le pasó por la cabeza, aunque, cuando lo pensaba detenidamente, era la respuesta más fácil y que hubiera terminado todo desde hace mucho tiempo.


—¡Quiero aparearme contigo! —soltó de pronto, porque parecía que en algún momento entre su casa y la orilla del lago perdió su cordura y el filtro de su cerebro a su boca.


—¿Qué…? —comenzó a preguntar el humano, sin terminar de procesar lo que había escuchado.


—No, espera, no es así —interrumpió el tritón e Izuku cerró la boca de golpe, admirando el delicioso sonrojo que cubría el rostro de Katsuki—. Digo, claro que quiero, pero no quería decirlo así, ¡todo es tu culpa! —estalló al final, abrumado.


—¿Qué? ¿De qué tengo la culpa ahora? —dijo Izuku indignado, olvidando por un momento lo embobado que a veces lo dejaba el atractivo rostro de Bakugo.


—Durante todo este tiempo todo el mundo se ha dado cuenta que te he estado cortejando menos tú, ¿cuál es tu maldito problema?


—¿Qué me has qué…? ¡¿Cómo se supone que iba a saber eso?!


—¿Pues cuántas personas te dan regalos casi a diario y te dicen lo bonitas que se en tus pecas cuando te sonrojas? ¡¿Aceptas cumplidos de cualquiera?! ¿También le vas enseñando la polla a ellos?


En ese momento Izuku al menos tuvo la decencia de sonrojarse, pensando que de alguna forma Katsuki tenía razón. Tenía varios amigos de infancia, pero ninguno le hacía ningún regalo sólo porque sí, ni hablaba de sus pecas de formas tan cariñosas y muchísimo menos le pedían que se sacara los pantalones para verle desnudo. Aunque lo hicieran, Midoriya no aceptaría hacer algo como eso con ellos, supone que el tritón también debería de captar esos sutiles mensajes.


—Bueno, entonces también es culpa de Kacchan —dijo Midoriya, sacándole la lengua.


—¿Qué dijiste? —siseó amenazante Katsuki, acercándose más a Izuku.


—¿Le pides a cualquiera que te enseñe la polla? ¿Te excitas también cuando los ves a ellos?


El tritón detuvo su avance, entrecerrando los ojos de forma amenazante, lo cual para nada intimidaba al chico, que le devolvía la mirada de forma arrogante.


—Si no usas tus palabras, Kacchan, no hay forma que yo, o cualquiera, sepa de tus intenciones. Eres mi mejor amigo, se supone que tenemos un nivel de confianza mayor que los amigos normales, y, aun así, muchas de las cosas que hacemos no es ni remotamente normal.


—No te entiendo —gruñó Katsuki, exasperado.


Lo cual no sorprende para nada a Izuku, quien rueda los ojos de forma exasperada.


—Quiero decir, Katsuki —saboreó las letras del nombre lentamente y tuvo que reprimir una sonrisa socarrona al ver cómo el pronunciar el nombre del tritón le hizo vibrar—. Que a mí también me encantaría aparearme contigo.


La sonrisa se le borró de golpe al ver que sus palabras provocaron una sonrisa con todos los dientes, dientes increíblemente afilados, en la cara de Bakugo.


—Que bien que estemos en la misma página, Izuku —susurró lentamente el rubio, acercándose a tomar la mano de Midoriya y tirar del chico hasta meterlo al agua junto a él.


El pecoso iba a quejarse por el trato tan brusco, pero unos labios extra sobre los suyos le hicieron callar.


Ninguno de los dos tenía experiencia besando, es decir, a pesar de su edad, ninguno había pensado demasiado en la idea de estar en algún tipo de relación con nadie más. Todo en ellos era tan espontaneo y natural que ni siquiera les parecía extraño haber terminado de esa forma. Sin embargo, desde el primer segundo el beso fue demandante, furioso, húmedo y profundo. Pronto Izuku descubrió que la lengua de Katsuki también era bastante peculiar. Más larga de lo usual y serpenteaba dentro de su boca en busca de cada rincón que le hiciera falta de explorar. Por un segundo tuvo miedo de esos afilados dientes, pero el tritón, a pesar del deseo y desesperación con que le besaba, tenía muchísimo cuidado de no herirle y eso hacía que el corazón de Midoriya se derritiera de ternura.


El pecoso estaba tan absorto en el beso, que no se dio cuenta cuando Katsuki poco a poco comenzó a remover cada una de sus prendas hasta dejarle completamente desnudo, al mismo tiempo que lentamente le iba haciendo entrar más al agua, hasta que el líquido le llegaba a medio pecho. No era sólo cuestión que Bakugo se sentía más en su elemento de esa forma, sino porque la parte donde estaban medio sumergidos estaba rodeada de rocas que les daban más privacidad. Que ese fuera un lugar menos frecuentado, no significaba que no existiera el riesgo de ser descubiertos y el tritón no tenía planes de detenerse por nada del mundo.


—¿Kacchan? —llamó Izuku separándose del beso que casi les hace ahogarse, sin prestarle la más mínima atención al hecho de estar desnudo y en una locación diferente de donde comenzaron—. ¿Qué sucede? —preguntó, rodeando con sus brazos el cuello del tritón, restregando su nariz en la mejilla del otro


Katsuki, por su parte, aunque estaba disfrutando de las atenciones y caricias del pecoso, pesaba en cómo proceder. Por supuesto que investigo lo básico de la reproducción humana, y sabía más o menos qué hacer. Sus dos manos, que antes estaban en la cintura de Izuku, bajaron lentamente hasta aferrarse al trasero redondo y carnoso del chico.


—Sólo estaba pensado —respondió al fin al llamado del pecoso, bajando su cabeza hasta poder susurrar en el oído del chico—, en cómo meter mis dos pollas en tu agujerito —terminó la frase introduciendo uno de sus dedos dentro del culo del pecoso, comenzando a moverlo sin más.


—¡Espe…! —intentó quejarse el humano, pero fue callado por un nuevo beso.


Era obvio que el interior de Midoriya estaba húmedo, pero la humedad y la lubricación no significan lo mismo, razonó el tritón. Sin embargo, no había tiempo ni ganas de ir por algo más práctico, por lo que decidió que se tomaría su tiempo estirando esa entrada hasta que pudiera recibirle. Era una broma, por supuesto, el querer meter sus dos miembros al mismo tiempo. Al menos por ese día y por los siguientes sería imposible, el tamaño de ambos es considerable y no tenía ningún plan de lastimar al humano.


Pero, y lo sabía, en algún momento en el futuro lo haría, se encargaría de prepararlo y entrenar esa dulce entrada que ahora tenía dos dedos hasta el fondo hasta que fuera capaz de recibir sus pollas sin problema.


Casi podía saborear el momento, pero decidió que era mejor concentrarse en el ahora, en el cómo Izuku se aferraba a su cuerpo y se deshacía en gemidos y jadeos ante sus caricias. Tenía muchísimas ganas de morder y dejar su marca en sus hombros, su cuello, bajar hasta sus muslos y también morder hasta que no hubiera una sola porción de piel que no gritara que Izuku era propiedad de Katsuki. Al final, pensó que, llegados a ese punto, ¿cuál sería la razón para contenerse?


Así que mordió ligeramente, primero en el cuello, deleitándose cuando la carne alrededor de sus dedos se contrajo con fuerza. Después bajó un poco a los hombros, delineando las pecas con su lengua, mordiendo después hasta que pequeños puntitos rojos, que se confundían con las pecas, quedaron marcados. Era difícil contenerse de morder fuerte, pero lo estaba logrando. Fue bajando poco a poco, mordiendo un pezón, el pecho, el abdomen y todo lo que quedaba a su paso. Igualmente fue sumergiéndose en el agua, lo cual de cierta forma era una pena, ya que así los dulces sonidos que salían de los labios de Izuku se escuchaban amortiguados, incluso perder la conexión del abrazo hizo dudar un poco a Katsuki, pero ya estaba ahí, no podía detenerse de seguir saboreando esa piel, olfatearla para embriagarse con su olor tan dulce y atrayente. Sin sacar los dedos, ahora tres, que trabajaban el culo que no tardaba en profanar, abrió las piernas de Midoriya, haciendo que el chico se recargue totalmente en la piedra a sus espaldas. Incluso bajo el agua Katsuki se sintió babear al ver la piel tersa de sus muslos, el bonito color de la polla de Izuku que pulsaba ante cada embestida de los dedos del tritón dentro de su cuerpo.


Sin poder contenerse más, chupó, mordió y lamió cada porción a su disposición, como quien disfruta de un buffet sin límites. Estaba tan concentrado chupando la punta del pene del pecoso, un poco decepcionado que las pecas no llegaran hasta ahí, que casi ignora el par de manos que jalaban de él hacia la superficie.


—¿Qué quieres, Deku? —gruño Katsuki al salir de nuevo a la superficie.


Perdió el aliento una vez pudo apreciar la imagen ante él. Izuku estaba completamente sonrojado, las manchitas de su piel difuminándose con el rojo que bajaba desde su rostro hasta el inicio de su pecho. Tenía los ojos llorosos y la respiración agitada y Katsuki no creyó que pudiera verse aún más perfecto de lo que normalmente se veía.


—Por favor —dijo el chico en un susurro, como si le costara hablar en voz mal alta—. Por favor —repitió cuando el tritón no hizo ningún movimiento, alzando sus caderas hasta que la polla del humano se restregó con las dos que tenía Katsuki, poniéndola entre ambas y comenzando a dar pequeñas embestidas.


Por supuesto, Bakugo es un chico listo, y entendió rápido el mensaje. Sólo estaba muy sorprendido de ver a Izuku rogando ser follado que casi le vuelva la cabeza.


—¿Quieres que te folle? —se vio preguntando por puro sadismo, sacando sus dedos y restregando la cabeza de sus dos pollas en ese agujerito anhelante—. No sé si ya caben las dos Izuku, necesito abrirte más para mí —continuó, aunque ni él mismo soportaba más no estarle follando.


—Puedes intentarlo, por favor —rogó el chico, volviendo a abrazarse del cuello del tritón y comenzando a dejar besos en su barbilla, en sus mejillas, sus labios, la punta de su nariz, incitándole también con el movimiento de sus caderas.


De verdad, Katsuki se vio muy tentado en mandar todo a la mierda y follarle con sus dos pollas hasta hacerle pedazos. Pero, como venía haciendo todo ese tiempo, logró contenerse y pensar claramente las cosas.


—No seas idiota —dijo al fin, besando con fuerza esos labios que se paseaban por su rostro, saboreándolos antes de volver a hablar—. Primero te follaré duro con una hasta que te acostumbres. Y en el futuro, cuando tu culito aprenda a aceptarme, tendrás las dos para que las disfrutes todo lo que quieras.


Dicho eso, tomó uno de sus miembros, alineándolo con la entrada que esperaba por él, y empujó con fuerza. Gracias a la preparación previa y la humedad que provocaba el agua, todo el miembro de Katsuki entró con fluidez hasta el fondo. Izuku creyó que sería más incómodo por tener medio cuerpo bajo el agua, sin embargo, nada de eso importaba, lo único en lo que podía pensar es que Kacchan y en que debería empezar a moverse de una jodida vez, sin saber que el tritón tuvo que detenerse un segundo a respirar o terminaría corriéndose sin más remedio.


Pasados unos segundos que ha ambos se les hicieron eternos, Katsuki tomó desde los muslos las piernas de Izuku, separándolas todo lo que le era posible, recostando más el cuerpo del pecoso en las rocas y comenzando a moverse con ferocidad.


Izuku estaba un poco contrariado, aunque disfrutaba mucho de la situación, finalmente la polla de Bakugo entraba y salía sin parar de su cuerpo, pero sentía que el rubio estaba demasiado lejos de su cuerpo, cuando él lo único que quería era sujetarse a su cuello, rodear con sus piernas las caderas de Katsuki y juntas sus cuerpos lo más posible. Estiró sus brazos para dar a entender lo que quería, al tiempo que también intentaba soltar sus piernas.


—No te muevas, tonto —dijo Bakugo, deteniendo sus movimientos un poco—. Mi cola es áspera, lo sabes, si pones ahí tus piernas te voy a lastimar.


Era increíble cómo hasta para ser considerado, Katsuki era un idiota, pero era el idiota de Izuku y eso estaba bien, así que se resignó a ser follado de esa forma, pensando en que la siguiente vez lo harían fuera del agua, sin cola y con la posibilidad de poder aferrarse todo lo que quisiera a la piel del otro.


—Joder, concéntrate —gruñó Katsuki, comenzando a moverse con más fuerza y más precisión cuando una de sus embestidas dio en algún punto interesante dentro de Izuku—. Hasta acá te escuchó pensar y si es en tonterías, voy a matarte por distraerte mientras te follo.


—Yo… no… ¡Yo no pienso tonterías! ¡Ah! —logró decir Izuku entre embestidas, sintiendo cómo su interior se expandía con fuerza para aceptar esa polla que no le daba tregua. El otro miembro de Katsuki se restregaba junto a la suya, estimulándolo más de lo humanamente posible—. Siempre… —intentó seguir hablando, aunque le era difícil concentrarse—. Lo único que hago… joder… es pensar en ti —logró finalizar al tiempo que la sobrecarga de placer le hacía correrse con fuerza dentro del agua, contrayendo todo el cuerpo y deseando más que nunca estar aferrado al cuerpo del rubio.


El cual, por cierto, al sentir cómo su polla era estrujada con tanta fuerza, no pudo evitar correrse con fuerza, dentro y fuera del cuerpo del pecoso.


Se quedaron quietos durante largos segundos, buscando recuperar la respiración y calmar el loco latir de sus corazones.


—Entonces —logró decir finalmente Izuku, sintiendo el pene de Bakugo abandonar su interior—. ¿Iremos al festival?


Toda respuesta que obtuvo fue un gruñido seguido de un beso.


5


Claro que fueron al festival. Katsuki podría quejarse todo lo que pudiera sobre las cosas que Izuku quisiese o le pidiera, pero siempre cumplía con sus deseos. Era algo innato en él querer tener al pecoso feliz y se pregunta si desde niño no sabía inconscientemente que terminaría reclamando al chico como su pareja. Así que aguanto que Midoriya correteara por todo el lugar, buscando los juegos más interesantes y donde se retaban el uno al otro porque follar nunca mitigará la rivalidad. También le consiguió toda su comida favorita que estaba a la venta y finalizó con un postre común en la zona, una manzana acaramelada que tenía brillando de felicidad al pecoso.


Como fuera, también aprovechó la oportunidad de pavonearse por el pueblo, asegurándose que los humanos vieran muy bien las marcas que había dejado en el cuello de Izuku y que los de su propio pueblo fueran capaces de oler su esencia impregnada en el chico.


Mayormente todos rodaban los ojos, como si alguien fuera tan estúpido como para querer retar a alguien como Bakugo por el cariño de Izuku, no sólo porque no son suicidas, sino porque todos saben que ese pecoso no tiene ojos para nadie más en ninguno de los dos pueblos, no románticamente hablando al menos.


Así que, sin que nadie se interpusiera, y sin que el mismo Izuku se diera cuenta, ese día básicamente Katsuki gritó a los cuatro vientos que era tarde se habían apareado, y que seguramente lo harían muchísimas veces más en el futuro.

Notas finales:

En fin, eso.


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