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"UMBRELLA ACADEMY" por Krad_Elric

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Notas del fanfic:

Quiéro aclarar algo!!! este fic salio de mi mente , y es una re-edición del anterior Pero esta vez acudi a mi amiga quien se encargo de ayudarme para que fuera un poco mas atrayende para escribir, espero les agrade

Notas del capitulo:

Aclaraciones:


- Las cosas entre comillas y en cursiva son pensamientos: "hola"


- Las cosas que se encuentren solo en cursiva son textos: Umbrella Academy


- Los textos contengan guiones son los diálogos: - Hola

Capitulo 1 Ángel…

     Observaba a través de los cristales de aquella oficina como si fuese algo de lo mas interesante en este mundo, no tenía muchos ánimos, pero el trabajo llamaba, sin más despego su frente del traslucido cristal para fijarlos en la tablilla donde una hoja con los nombres de los pacientes aún por atender se desplegaba, observó aquellas marcas de la tinta negra:

Nombre: Edward Elric

Síntoma: Una contusión en la cabeza que desato una amnesia sin resultado a corto, mediano o largo plazo

Arribo: 10:30am

     - Que nombre más bonito… pero no dice edad… - pronunció el doctor un poco más animado dirigiéndose a la habitación correspondiente a su paciente de turno.

     Al entrar en aquella habitación, el hombre tras la bata no podía creer lo que veía delante de él, en la cama blanca se encontraba un pequeño, despierto, con los ojos en un total desconcierto, demostrando un poco de frustración al no reconocer donde se encontraba o algún rostro cercano.

     Al acercarse, se percató de su presencia y sus pupilas de un extraño e hipnotizante dorado temblaron por el miedo, su cabello al igual que sus ojos son de un dorado exquisito que brillaba con los rayos del sol que se colaban por la ventana al lado de la cama atados por una cintilla en una coleta, su piel blanca parecía tan suave y tersa al tacto, aquellas facciones tan delicadas le daban un gusto encantador al pequeño que intentaba no temblar, se podía denotar en su mirada y las facciones que ponía el desconcierto de no saber si era amigo, conocido o enemigo.

     "Parece un ángel…" pensaba el joven doctor aunque le desconcertaba el hecho de que se encontrara solo, ¿cómo era posible que alguien dejará solo a una criatura tan indefensa como ese hermoso ser de pequeñas proporciones que se encontraba frente a él?

     - Voy a revisarte, ¿vale?... – advirtió al ver que huía cuando extendió la mano, quizás pensaba que le golpearía, eso le sentó mal al doctor, que tras aviso de sus intensiones y ver que el pequeño cuerpo tensó se relajaba un poco comenzó sus diagnósticos, no había nada fuera de lo común aparte del golpe que le provocó aquella falta de memoria, aquel golpe por suerte no había lastimado gravemente la zona, no había abierto la piel, por lo tanto solo era cuestión de esperar a que recobrará la memoria para saber donde vivía o anunciar a sus familiares.

     Le había llamado mucho la atención el rubio al doctor, al terminar la revisión salió rumbo a las oficinas directivas del hospital, para averiguar algo más de ese joven, al encontrar su expediente, no había nada, solamente la información general, es decir su nombre por la licencia que portaba, al parecer un pase para la biblioteca, solo eso había su nombre y el estado en que se encontraba.

     Las preguntas invadieron su cabeza, ¿Quién era ese pequeño?... ¿Qué hacía solo?... ¿Qué ocasionó la perdida de su memoria?... ¿Por qué no hay datos sobre su existencia?... una mezcla irreal entre el mundo humano por ser de carne y hueso, pero al no haber datos en papel sobre el cual poder descubrir más del pequeño, creyó en la posibilidad de tener en sus manos el cuidado de un ser caído de los cielos, sintió la necesidad de cuidarlo y saber más de él cuando recobrará la memoria.

     Las horas de trabajo terminaron y el pequeño rubio de orbes doradas tuvo que permanecer en observación para saber si podría recobrar la memoria en un lapso corto de tiempo o si a causa del golpe empeoraba su salud.

     Al llegar a su casa, el joven doctor se despojó de su ropa de trabajo, se ducho y dirigió a su cuarto donde pretendía descansar después de un agotador día de trabajo, pero todo le resultó inútil, en su mente solo la imagen del pequeño le rondaba, las preguntas acerca de su existencia le hacían perder el sueño, y aunque su cuerpo lo requiriera simplemente no podía cerrar los ojos, tras varias horas dándole vueltas al asunto pudo descansar unas cuantas horas antes de volver a su jornada de trabajo...

     La mañana llegó, y el comienzo de la jornada laboral para todo amestris inició de igual forma, se colocó su bata blanca y tomando de nueva cuenta la tablilla con los nombres comenzó su ronda de revisión, cuando transitaba despreocupado por los pasillos, una camilla con varios paramédicos entraron a la sala interrumpiendo aquella tranquila mañana, el hombre se encontraba mal herido y necesitaba ayuda urgentemente, las acciones pacificas en ese momento no eran importantes.

     Se acercó rápidamente al hombre bañado en sangre, alejó a los paramédicos que intentaban resucitarle practicándole RCP pero era inútil no respondía, posicionó sus dedos índice y anular para comprobar los impulsos eléctricos de su corazón, pero no había ninguno, las enfermeras que apartaron a los jóvenes que le trajeron le daban aire con una mascarilla mientras que ejercían presión en el pecho para hacer reaccionar su corazón, pero era en vano, si piel ya era fría y sus movimientos pesados, observó el reloj de la pared.

     - Anoten 11:52am hora de defunción… - ordeno cuando todo el intento de regresarle a la vida falló.

    Se dirigió al camillero que le había traído de urgencia para preguntar los datos de cómo lo encontraron y trajeron.

     - Nos encontrábamos en rondas como todos los días, al regresar al hospital para cambiar con la siguiente unidad encontramos el cuerpo ensangrentado del hombre, lo trajimos inmediatamente, al parecer tuvo una confrontación de la que no salió bien librado.

     Le agradeció y regreso sus pasos hacía el joven en la camilla con el rostro cubierto por la sabana blanca que una de las enfermeras hizo traer para cubrir su cuerpo y evitar otras situaciones peores por las reacciones de los que llegaban ya que no lograron llegar a la sala de urgencias cuando el cuerpo ya se encontraba inerte, le destapo para buscar su cartera y avisar a sus parientes de la desgracia cuando noto en sus manos apretadas una nota, la tomó ocultando de nueva cuenta el cuerpo para leerla.

     Ve a la habitación 10, toma la jeringa que te di y lentamente inyéctale el contenido en el cuello al mocoso, date prisa para que nadie te vea entrar ni salir…

     No dejes evidencia o las pagaras su lo arruinas…

    Atte. Envy

     - Oh no… esa es la habitación del joven Elric… - grito al momento de correr por los pasillos del hospital hasta la habitación, empujando a pacientes y enfermeras por igual, en ese momento una fuerte presión en su pecho le decía que llegara a tiempo de lo contrario no sabía que le ocurriría… ¿Qué le querían hacer al Edward?

     Al entrar a la habitación encontró al rubio con otra persona, quien le tapaba la boca para ahogar sus gritos de ayuda y con su otra mano sosteniendo ambas de Edward por sobre su cabeza, se podía notar la desesperación en sus intentos de zafarse de ese agarre que le lastimaba tanto la boca como las manos por la fuerte presión que ejercían en esas zonas, de igual modo el resto de su pequeño cuerpo estaba siendo presa del cuerpo mayor que se encontraba sentado sobre el para poder evitar escapatoria alguna.

     Cuando escuchó el sonido de la puerta al ser azotada con violencia para abrirla, aquel sujeto soltó al pequeño después de darle un fuerte golpe en la boca del estomago para dejarle inconciente en el acto por la fuerza bruta que uso, después de que se desmayará se abalanzó contra el recién llegado tirándolo de lleno en el suelo, logrando aprisionarlo sobre el peso de su cuerpo, el joven interno pudo apreciar la fiereza de esos ojos color violeta que desprendían rencor y odio a lo que mirasen, sus intenciones homicidas se apreciaban a la perfección en las facciones que desprendía de su rostro, giró el rostro, se encontraban cerca de la puerta, miró nuevamente a su presa y con una patada cerró la puerta haciendo un estridente ruido.

     - ¿Qué haces husmeando sabandija?... – pregunto con ácido en su voz mientras que lentamente despegaba su mano del cuello para que le respondiera a la pregunta hecha.

     - Solo venía a revisar el estado del paciente… - contesto asustado por las reacciones úricas de su opresor.

     - ¿Revisarlo?... ja… deberías dejarlo como esta… - grito molesto levantándose de su posición.

    - ¿Quién eres?... – preguntó armándose de valor mirando al joven de oscuros cabellos largos, sueltos con aquellos extraños destellos verdes.

     No contesto a esa pregunta que se le hacía innecesaria, se acercó a la puerta abriéndola lentamente sacando la cabeza para ver el pasillo y sonreír con malicia al ver que se encontraban desiertos, le dedicó una mirada desafiante llena de rencor.

     - ¿Ves al hombre de la camilla?... el que entró hace poco… tráelo… - ordeno con un tono molestó pero sereno y burlón a la vez.

     - Ese hombre esta muerto… - contesto el joven tras la bata algo asombrado por la sonrisa que en ese momento lucía en el rostro del peliverde.

     - ¿Qué?... demonios… y eso que no le golpee tan fuerte… los humanos son patéticos… - respondió cambiando el semblante de su rostro por momentos, con ira para después hacerla parecer demasiado burlón por la última frase.

     - ¿Acaso le conocías?... – preguntó nuevamente el doctor por el semblante que traía el ojivioleta, no comprendía ese comportamiento tan extraño, le estaba asustando pero no lo quería dar a mostrar.

     - Un sujeto arriba de mi le mando a matar al enano… parecía dudar… por eso le he seguido y cuando desistió acatar ordenes, decidí intervenir, pero al parecer se me paso la mano… - acto seguido de estas palabras comenzó a reír como poseído mientras que su cuerpo se torcía hacía atrás dando lugar a la risotada que salía por su boca, pocos segundos duró para después apagarse y callar por completo.

     - ¿Qué haces aquí?... si mandaron a tu amigo a acabarlo… - no podía creer que existiera un tipo que ve a sus camaradas como simples insectos a los cuales pisar, eso era demasiado.

      - Si quieres que algo salga bien tienes que hacerlo tu mismo… cuando entre por la ventana el enano intento gritar… tenía que callarlo… - mencionó indicando la ventana abierta donde las cortinas se mecían con la suave brisa que se colaba desde el exterior refrescando un poco el ambiente tenso que en ese momento reinaba.

     La puerta siendo forzada para poder entrar se escuchó, Envy la había cerrado momentos después de saber que al hombre que había masacrado a golpes estaba muerto, intento con esto terminar la tarea, pero no contaron con que los fuertes golpes y los gritos de hacía escasos minutos habían alertado al guardia quien forcejaba por abrirla y calmar el jaleo que se escuchaba en la habitación. Disparó no teniendo otra alternativa a la cerradura para romperla e ingresar al interior del cuarto donde un sujeto desconocido le miraba con asombro y rabia a la vez.

     - Alto ahí… - grito el hombre de edad mayor intentando apresar al desconocido, pero al no ser condescendiente con la petición disparó al lado de su cuerpo, impactando en la pared aquel proyectil, alertando al peliverde que en un movimiento rápido ya se encontraba en el alfeizar de la ventana abierta del cuarto.

     Pasaron horas mientras que las patrullas policiales buscaban al joven de verdes cabellos que según la nota del hombre difunto horas atrás respondía a nombre de Envy, el caso estaba perdido no había pista alguna de su paradero por lo cual decidió dejar el asunto en paz hasta que el joven Edward se encontrara bien y le comentará la relación que tenía con ese peligroso sujeto y lo más importante si conocía su paradero para hacerle ir a prisión por intento de homicidio calificado.

      Los orbes doradas del joven Elric se hicieron presente una vez más, despertando por el golpe que le habían proporcionado antes, miraba a todas partes confundido, al parecer no recordaba el altercado con Envy.

     - ¿Dónde estoy?... – se escuchaba por primera vez la voz suave del pequeño de hebras rubias.

     - En el hospital… - contesto el hombre con una sonrisa de alivio en el rostro.

     - ¿Quién es usted?... – la pregunta iba dirigida al joven enfrente suyo con el dedo índice apuntándole y una mirada de confusión muy grande.

     - Soy el doctor de planta James, el encargado de cuidarte mientras te encuentras aquí… - contesto con una sonrisa mientras su mano se esturaba en un saludo amistoso que fue devuelto con la misma efusividad aun sin poder comprender lo que ocurría o como era que había llegado al hospital.

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     El día terminó nuevamente, al llegar a su casa, notó que en la contestadora había un mensaje nuevo, se dispuso a escucharlo mientras se dirigía a la cocina por algo de beber.

     - Hola James… ¿cómo estás?... viejo amigo… espero que bien, ¿Eh?... te hablaba para invitarte unos tragos en el bar cerca del cuartel… hace tiempo que no nos vemos… pero ya que no estas te deje este mensaje… además estoy aburrido y… - el mensaje seguí mientras que a lo lejos se escucha la intervención de otra persona.

    - ¿Está aburrido?… puede entretenerse firmando los formularios que necesitan su autorización… - la inconfundible voz de Riza se escuchaba en la cinta, sacando una sonrisa en el rostro del doctor, siempre eran así.

     - En… eso… estoy… Riza… pero… baja la pistola… por favor… - su voz era suplicante y con una pizca de miedo en ella, sacando una ligera risa por parte del oyente.

     - Está bien… vengo en cinco minutos sino esta listo… - en ese momento se escuchó el sonido de un arma al ser accionada y un grito de terror por parte del moreno coronel.

     - Lo siento James… tengo que colgar… te espero mañana a la misma hora de siempre… - la contestadora termino el mensaje, definitivamente su mejor amigo Roy nunca cambiaría y eso era algo que agradecía.

      - Hace mucho que no lo veo… - murmuro dirigiendo sus pasos hacía el cuarto de baño para relajarse un poco antes de cenar y dormir un poco.

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     A la mañana siguiente antes de dirigirse hacia su encuentro con su viejo amigo de infancia paso a visitar al pequeño rubio en el hospital, era su día libre, pero ese pequeño se había convertido en parte importante para él.

    - Ohayo Edward… - saludaba animado James al visitar al pequeño aun en el cuarto que le asignaron seguía en observación hasta que alguien le buscara o el recordará algo de su pasado.

     - Hola doctor… - saludo con una sonrisa cautivadora el joven de orbes doradas.

     - ¿Cómo te sientes?… - pregunto el doctor mientras que tocaba la frente del pequeño comprobando que su temperatura corporal era normal.

      - Mejor… aunque no recuerdo nada… - su mirada se veía triste, pero con un brillo que no supo reconocer en ese momento el mayor.

     - No te preocupes, una interna vendrá para ayudarte a recordar… con una terapia será fácil… - le sonrió con calidez, tratando de que el nerviosismo del pequeño disminuyera.

     - Hai… arigato… - las alentadoras palabras del doctor al parecer habían dado resultado y el pequeño se encontraba realmente relajado ahora, esperando lo que tuviera que pasar.

     - Bueno Edward… vendré más tarde a verte… por el momento tengo un compromiso… - aclaro James dando unas palmaditas al hombro del pequeño.

     - Esta bien, doctor… - le regaló una ultima sonrisa a su cuidador y agradeció internamente el que fuera tan amable.

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     Salio rumbo a su lugar de encuentro con su amigo, esperando que no llegara tarde como siempre lo hacía, se alegraba de verlo pero algo le preocupaba "Solo espero que ya no sea tan engreído…" pensaba mirando su reloj de pulsera, era temprano lo mejor sería ir a donde Roy de esta forma pasaría más tiempo con su amigo de la infancia.

     Al llegar a la oficina de Roy, pudo pasar porque ya le conocen, no solo como doctor sino como el amigo de un coronel, además de que tenía el permiso que el mismo Roy había firmado autorizando su entrada a las instalaciones, tomo el pomo de la puerta pero antes de girarla, la puerta era abierta, dejando ver a la inconfundible rubia de nombre Riza, salir algo molesta de la oficina.

     "De seguro se quedo dormido…" reía internamente, su amigo nunca cambiaría, acto seguido de la rubia, la cabellera azabache de Roy asomo el marco de la puerta, su mirada cabizbaja perdida en el suelo se levanto al ver unos zapatos conocidos.    

     - ¿Uh?... Pero si es mi viejo amigo James… - saluda cambiando ese semblante depresivo que hacía un momento traía culpa de los regaños constantes de Riza.

     - Roy… ¿cómo estás?... – pregunto con una sonrisa en los labios el doctor.

     - Muy bien… ¿recuerdas a Riza?... ya es teniente… - comentaba Roy mientras uno de sus manos se colaba para llegar al hombro de Riza a quien le comenzó a molestar un poco el gesto del moreno.

     - ¿Teniente?... – repitió creyendo haber escuchado mal.

     - Así es… tanto a Riza como a mí nos ascendieron… - respondía con prepotencia en su voz Mustang.

     - Oh… ya veo… felicidades… - pronunció a ambos mientras sus palmas se juntaron en un aplauso a los presentes.

     - Gracias… Hace tanto tiempo James… - Riza conocía a James como el conocido de Roy, siempre hablaba de él al igual que con James Roy hablaba de Riza, por lo cual ambos se trataban como conocidos cercanos.

     - Nos vamos… - indicó Roy tomando su abrigo y saliendo, siendo seguido por su amigo dejando a Riza el resto del papeleo, se dirigieron al tan acostumbrado bar a hablar de cosas del pasado y los recuerdos de todas sus travesuras infantiles, hasta que se acabaron y comenzaron a hablar de sus cosas actuales.

     - Y… dime James… ¿Cómo ha sido tu vida como doctor en el hospital?... preguntaba animado el moreno dándole un sorbo a su bebida.

     - Mmm… pues no me quejo… lo de siempre, enfermo, muertos, señores de mala pinta, etc.… - comentaba mirando al frente James jugando con el vaso entre sus manos con aquella extraña bebida exótica de color naranja, en ese momento recordó el rostro del pequeño niño que llegó hacía poco al hospital y sonrío inconciente siendo visto esto por el moreno que curioso por el cambio de actitud de su amigo se animo a preguntar.

      - ¿Qué sucede?... – sus ojos estaban fijos en los de su amigo, pero este no le prestaba atención, seguía cavilando en aquellas orbes doradas y en la sonrisa que le gustaba en del pequeño, cuando se dio cuenta de que su amigo seguiría preguntando despertó de su ensimismamiento.

      - ¿Eh?... no… no es nada… - contesto pensando que con esto desistiría de seguir preguntando, pero fue en vano.

     - Te conozco… eso no es nada… algo te pasa… ¿Qué es?... – inquirió serio el moreno mientras le miraba fijamente para ponerle nervioso, cosa que logró.

     - Nada… bueno… es solo… que ingreso un paciente que me intriga… - contesto nervioso ya que la cercanía del rostro de su amigo le incomodaba, más por la mirada que le lanzaba, escrutándole con seriedad para descubrir el momento exacto en que comenzaría a mentir.

     - Ah… ¿si?... ¿Por qué te intriga?... – pregunto separándose de su amigo y regresando su atención al frente escuchando con atención las palabras que de su boca salían.

     - Es que… como explicarlo… es tan… pequeño… indefenso… esta solo… además de que ese pequeño es… perfecto… - susurro recordando cada facción del rubio "parece un ángel" repitió en sus pensamientos, haciendo que su amigo se desconcertara y soltara una estruendosa carcajada.

      - Oh… James… eso es los más… cursi que he escuchado jamás… jajaja… parece que el tiempo te ha emblandecido… - termino dando codazos para fastidiar a su amigo, se le hacía muy graciosa la expresión que en ese momento tenía en el rostro el joven doctor.

      - Baka… no te burles… si le vieras… no dirías esas cosas… - dijo tajante alejando con el brazo a su amigo mientras que este le daba un sorbo a su bebida entrelazando su brazo alrededor del cuello de su amigo.

     - Ah… ¿si?... – recobró la postura mientras le veía en un tono serio imaginando quien podría ser, no creía lo que estaba escuchando.

     - Si… - grito molesto por la insistencia colocando con rudeza el vaso en la barra, cerrando sus ojos mientras peleaba internamente por no matar a su amigo.

    - Está bien… tranquilo… tranquilo… si dices que es perfecto es perfecto... "vaya que amargado" – pensó el moreno acabando su bebida, dejando que los hielos en vaso hicieran un estruendoso ruido al golpear el cristal, cuando le dejo en la barra.

     - Dime… Tú y Riza… ¿son novios ya?... – pregunto James para salir del tema y apaciguar el tenso ambiente en el que se habían envuelto.

     - ¿Qué?... ¿Riza y yo?... jajaja… no claro que no… solo somos amigos… - respondía algo nervioso moviendo las manos y la cabeza negando efusivamente, tratando de que visualizar a la rubia, le mataría si escuchaba aquel comentario.

     - ¿A si?... mmm… pues su mirada me dice otra cosa… - recordó aquella mirada de Riza para el moreno mientras conversaban en la oficina.

     - ¿A que te refieres?... – su mirada se volvió curiosa, nunca pensó que Riza sintiera algo así por él.

     - Pues el fácil, ¿no has notado como te mira?... es más que obvio que le gustas… ella es muy atractiva… ¿no lo crees?... – pregunto después de un rato centrando su vista hacía ningún punto en concreto con una nueva bebida en el vaso.

     - Pues en este momento solo quiero disfrutar de mi libertad… - comentaba el moreno mientras que el contenido era vaciado en su copa nuevamente.

     - Jajaja nunca cambiarás… para que querrías una relación formal teniendo a todas las solteras y casadas a tus pies… - mofaba James, mientras que su voz burlona molestaba a Roy por segundos.

      - Lo se… jejeje… soy irresistible… - mencionó colocando una cara de lo más irresistible logrando que unas jóvenes que estaban cerca suspiraran, haciendo reír a ambos hombres en la barra.

     - Bien… ¿Cómo te va con tu trabajo como coronel?... – pregunto después de un rato de silencio.

    - Pues normal, supongo… misiones, firmas, autorizaciones, documentos diversos, Riza con su arma amenazándome a cada rato… lo normal… - sintetizó el moreno mientras acercaba el vaso con su bebida a su boca, después sorber un poco, manteniendo siempre los ojos cerrados recordando todo lo que hacía.

     - Ahora que lo mencionas… tengo un nuevo reporte… - mencionó abriendo los ojos, deteniendo el paso de su bebida hacia su boca.

     - ¿Ah?... ¿y de que trata?... – pregunto curioso James centrando sus orbes aceitunas en la figura de su moreno amigo.

     - Pues… me ha llegado información de que en la escuela se han reportado sucesos extraños… - resumió con cara seria mientras su dedo índice se levantaba en alto y sus ojos se afilaban para darle seriedad y misticismo al acontecimiento.

     - ¿Y qué piensas hacer al respecto?... – pregunto con un noto de notoria preocupación, mirando a Roy.

     - Pienso infiltrar a alguien para que investigue… - contesta mientras en su mente aparece la imagen de cierto rubio de ojos dorados y pequeña estatura, perfecto para la misión.

     - Oye… ahora que lo recuerdo… Edward ya tardo mucho en su última misión… - se levanto de golpe haciendo que el banquillo que le sostenía cayera rumbo al suelo.

     Era bien sabido por el coronel que Al no le acompañara a las misiones que él creía fácil, por lo tanto le mandaba con Winly a Risembull para que descansara y se divirtiera un poco con su amiga de la infancia, después de recuperar sus cuerpos Alphonse había formado parte de la milicia, pero en estos momentos se encontraba en descanso, ya que se le solicitaba cuando había una rebelión para terminar pacíficamente, el gran alquimista del Alma, Tamashi Renkinjutsushi, el mejor pacificador de amestris cabe decir.

     - Que curioso… - musito pensativo tomando un poco del líquido servido en su vaso.

     - ¿Qué es lo curioso James?... – pregunto colocando sus manos en la barra para sostenerse, manteniendo la mirada fija en el semblante de su amigo.

     - El paciente del que te hable hace momento se llama Edward también… lo encontraron unos niños cerca de Tea, el pueblo a las afueras de la cuidad… - contesto James fijando la vista a su amigo.

      - ¿Cuál es su apellido?... – pregunto comenzando a hilar las cosas, a ese pueblo había sido encargado Edward para su misión.

      - ¿Eh?... – abrió los ojos desconcertado, no sabía a que venía esa pregunta tan de repente.

     - ¿Cuál es su maldito apellido?... – grito alterado Roy perdiendo la paciencia.

     - Elric… Edward Elric… ¿Pasa algo?... – pregunto intentando entender que pasaba, pero no podían ser la misma persona ¿o si?

     - Demonios Edward en que diablos te has metido esta vez… - musito por lo bajo Roy mientras que sus puños eran apretados con fuerza temblando ligeramente por lo dicho.

     - Vamos… es mi subordinado… llévame al hospital… en el camino me cuentas lo que sucedió… - mencionó el moreno tomando su chaqueta de nuevo y dejando una cantidad un poco exorbitante como pago por los tragos y la propina, saliendo a zancadas del lugar.

     - Vamos… - siguió a su amigo fuera del bar para tomar un taxi y llegar lo antes posible al hospital para ver si eran reales las suposiciones de Roy.

     Llegaron ambos hombres al hospital esquivando a cuanta chica se les interponía en el camino para pedir el teléfono al coronel por lo apuesto que es, ya le había informado todo lo que sabían sobre el estado de Edward y de su problema.

     - Edward… - musito al entrar al cuarto donde el rubio descansaba, logrando que el pequeño alzara la mirada para verle… aquella voz le era familiar.

     - Taisa… - susurro mientras que muchas imágenes llegaron a su cabeza…

Notas finales:

Ese fue el primer capitulo de el nuevo fic re-editado espero les haya gustado.

Neko, gracias por todo el apoyo que me has dado.


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