Aún y luego de tanto tiempo no logro comprender por qué estás a mi lado. Aún no consigo dar con esa razón que te mantiene junto a mí. Aún hoy no entiendo cómo es posible que tus bellos ojos derramen lágrimas por alguien como yo. Aún no termino de adaptarme al hecho de tenerte conmigo cada mañana y ver, como primera cosa, tu hermoso rostro que me dedica una radiante sonrisa. Y aún ahora me cuesta aceptar tus abrazos, por más que los necesite, porque en el fondo de mi mente pienso que se trata de una ilusión, dulce por demás.
¿Cómo hago para entender, comprender y aceptar que te necesito más que al aire que respiro?
Y aún por hoy no logro entender, ¿por qué me he hecho tan dependiente de ti? ¿Por qué no soporto dejarte solo ni un instante y mi alma se remueve con tan solo pensar en dejarte? ¿Por qué mis ojos duelen cada vez que te marchas? ¿Por qué quiero sentirte cerca aunque estes lejos? ¿Por qué me preocupo tanto por tu bienestar siendo que nunca antes me he preocupado por nadie?
Es que eres tan hermoso...
Tan pequeño y hermoso, tan puro e inocente, ¿por qué insistes en estar junto a mí?
Sabes de sobra que sin ti no puedo vivir, lo sabes bien pues me has visto llorar, sí, al demonio que nunca llora y que sin embargo muere de desesperación al tenerte lejos. Sabes también que eres la persona más importante en mi vida y eres cómplice de mi confusión. ¿Por qué no puedo abandonar tus brillantes ojos negros? ¿Por qué tu piel parece llamarme, tentarme y sacar, al mismo tiempo, lo peor y lo mejor de mí?
Corrígeme si me equivoco pero sé que me amas. ¿Por qué? ¿Por qué amarme a mí, que te he lastimado tanto, que te he herido tanto, que te he hecho sufrir ya tantas veces?
-Gaara-kun...- susurras atrapándome entre tus poderosos y cálidos brazos- te quiero...
Y dictas así mi condena, porque sabes que esas sencillas palabras bastan para hacerme el ser más débil y penoso sobre la faz de la tierra, y porque sabes que mi corazón mendiga un poco de ese amor que te inunda sin pudor alguno.
Abrázame más fuerte, por favor, Lee-san, no me dejes caer nunca, no me permitas despertar jamás de este dulce sueño, no me hagas regresar a lo mismo, no hagas que me arrepienta nuevamente de continuar con vida. Aleja de mí, por favor, todo ese sufrimiento que me ha acompañado toda la vida.
Haz que tu aliento me llene de ánimos, haz que tus besos me hagan dichoso, haz que el tacto de tu suave piel me haga perderme entre las delicias y el aroma de tu cuerpo. Hazme sentir de nuevo, Lee-san, hazme sentir humano por vez primera...
-Te quiero tanto, Gaara-kun...
Besas mis labios de esa forma tan dulce y doy las gracias de tenerte a mi lado. Y aunque aún no soy capaz de entender muchas cosas, hay algo de lo cual no me queda la menor duda, y ese algo es... que te amo.
-Aishiteru Lee-san...
***Colgada al Álbum Fotográfico en Sept/11/2007***