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MI PRIMERA CITA
By Dark-chan
‘El cumpleaños’
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‘¿Seguro que sí vas a poder mañana?’
‘Ya te dije que sí, o qué ¿No confias en mí?’
‘No es por eso Rei, solo que somos tan pocos que en verdad sería genial que asistieras, además… también va a ir…’
‘Boris, ahora no, solo es una simple fiesta de cumpleaños ¿Está bien?’
‘Claro, claro, solo quería recordartelo. Bueno, nos vemos mañana, ¡eh! Por cierto, Yuriy te va a recoger a tu casa ¿Ok?’
‘See, como sea…’
–Si, como sea… ahora que lo veo ya no me da igual…
–¡Rei casí son las tres! Ya va a llegar tu amigo–.
–Voy–.
De acuerdo, mi hermano no quiere molestarme, solo trata de apresurarme, aunque sus gritos no son de mucha ayuda que digamos y faltan cinco minutos para las tres de la tarde, genial, Yuriy ya no tarda y yo sigo contemplándome en este espejo ¿para qué me preocupo tanto? Solo es una simple fiesta de cumpleaños y seremos unos cuantos chicos festejando los 16 años de Takao… hum.
Mejor me apresuro, pero ¿Qué es ese ruido? No puede ser, ¡Ya está aquí! Y aún no me cambio. Vamos Rei, apúrate que se hace tarde, demonios no encuentro mis zapatillas y mi cabello todavía está húmedo. No debí haberme bañado tan tarde pero no podía ir así, oh rayos sí tan solo hubiera faltado a la práctica de soccer en la mañana no estaría en esta penosa situación, pero ese Raúl no dejaba de molestarme y acepté ese estúpido reto por culpa de Julia y ensima Mao en mi contra, pensaré seriamente en dejar mi equipo despues de este día.
–¡Rei sí no te das prisa Yuriy se irá sin tí!– me grita Rai desde la entrada –estas peor que una quinceañera, una mujer se tarda menos que tú–. Me dice cuando bajo las escaleras mientras termino de trenzar mi cabello.
–No ayudes hermano… bueno, regreso en la tarde.
–No tan noche hermanito o mamá se molestará, por cierto, cuida a Rei, Yuriy, le pasa algo y te la verás conmigo…
–Está bien, jeje ¿Nos vamos?– me pregunta mi pelirrojo amigo y solo asiento para alejarme lo más pronto posible de Rai, sé que es muy sobreprotector, pero exagera.
La caminata de mi casa al auto de Yuriy está muy tranquila, apenas y nos hemos saludado cuando me abre la puerta del copiloto y con su mano me hace un ademán caballeroso para que suba.
–Las damas primero.
–No juegues con eso Ivanov, ten dignidad y no le sigas el juego a Rai.
–Lo siento, era algo innevitable, con todo lo que te tardaste…
–Sí, sí, sí me tarde, no es para tanto.
Ya no le contesto nada y se sube, entonces echa a andar el auto y nos dirigimos al Dojo Kinomiya, donde supuestamente se realizará la fiesta de cumpleaños de nuestro querido amigo. La velocidad no es tan alarmante que digamos y cuando me doy cuenta ya hemos llegado, eso fue más rápido de lo que creí. Bajamos y en la entrada estaba el abuelo de Takao, quien nos recibió con un saludo mientras nos invitaba a pasar.
Cuando entramos al Dojo mi estómago se me revolvió al ver a los presentes, fue cuando mis piernas me empezaron a traicionar, conmencé a sentirme acalorado y lo comprobé cuando me llevé mi mano derecha a mi mejilla, sintiendo el frio de ésta al contaco de mi piel, no lo puedo creer, bendito momento para sonrojarme ante la presencia de él. ¡Tranquilo Kon! No puedes ponerte así solo porque te está mirando.
–Tienen suerte, el tarado aún no llega…
–Tranquilo Kai, Max y Hiromi lo fueron a distraer un rato mientras nosotros preparamos la sorpresa.
–Boris tiene razón– interviene el pelirrojo –además, acá Mister– y me señala –aún no estaba listo, tsk, de haber sabido te daba tiempo para maquillarte y ponerte el lápiz labial, jajaja.
Era de suponer que mi bochorno aunmentó más al escucharlos reirse de mí, pero no es precisamente eso, es que Kai volteó a verme fijamente cuando Yuriy dijo eso. Solo atino a pasar mi mano sobre mi cabeza aplacando mi cabello de una forma muy penosa y es que si tan solo ellos tuvieran el mismo largo que yo, no estarían burlandose de mi desgracia de hace rato.
–Bueno chicos…– es el abuelo de Takao –Los dejo, regreso al rato y espero que se diviertan.
–Hasta luego señor– decimos cuando se retira.
–Pues…– comienza Boris poniendose de pie –Vayamos a comprar lo que necesitamos.
Y salimos todos a la tienda que está a tres cuadras del Dojo, lamentablemente en el camino nos encontramos al del cumpleaños, acompañado de su novia y Max. Al vernos se puso a gritar y sonreír como loco, entonces Yuriy abrió su gran bocota y le dijo lo de la sorpresa, era de suponerse que el abucheo unánime no se haría esperar más cuando Boris le golpeo en la cabeza.
–Auch, que salvaje, lo bueno es que me quieres maldito sádico.
–Cállate y mejor demonos prisa.
Supongo que despues de todo sí me divertiré en esta reunión. Cuando me doy cuenta ya estamos dentro y los que se encargan de comprar todo son Hiromi y Max que ya tienen en sus manos pan, jamón, queso y una soda grande. Entre todos juntamos dinero y lo pagamos para salir y hacer una fiesta desente.En el camino Takao y Yuriy comenzaron a arrebatarse el pan y no fue hasta que Kai se los quitó que se quedaron tranquilos, murmurando que era un amargado y que mejor se divirtiera como todos los demás. Yo simplemente me mantenía al margen de todo, pero el pelirrojo tenía que arruinar mi tranquilidad.
–Oi Rei, no me había dado cuenta, pero ¿De cúal calzas?– me pregunta con una mirada de triunfo y una sonrisa altanera.
–¿eh?– de que demonios me estás hablando –¿cómo que de cúal calzo? Pues… no sé– y es cuando comienza a reírse de nuevo pero esta vez acompañado de Max y Boris ¡Qué alguien me explique que quieren decir!
–No le contestes Rei– Kai a sido quien se me ha acercado –se refiere a…
¿A qué? Por favor Kai no me dejes en suspenso
–A la medida de tu trasero– ese ha sido Boris –Y la verdad estás de muy buen ver ¿O no Kai?– y se ríe de nuevo.
Es cuando volteo a ver al bicolor a mi lado que solo desvía la mirada como molesto ¡Qué ocurrencias esas de Yuriy! Pero ahora que lo pienso, no sabía que tenía un buen trasero ¿Qué pensará Kai al respecto? Un momento… ¿qué demonios estoy pensando? Oh no, de nuevo siento caliente mi cara, no entiendo porque tenía que ponerme este pantalón negro que se me siñe mucho, genial.
–Está mejor que tú Boris, yo creo que te voy a cambiar por este biscochito– y me abraza pasando un brazo por mi cintura y obligandome a acercarme a su pecho.
Era evidente que Boris comenzaría a reclamar por la acción de su novio y fue peor cuando el pelirrojo intentó correr para alejarse de un molesto Kuznetzov que lo perseguía con el pan que le había arrebatado a Kai, solo para golpearlo.
–No les hagas caso– de nuevo Kai está caminando a mi lado –y pues… no estás mal.
¿EH? ¿Por qué Kai ha dicho eso?
–¡Qué comience la fiesta!– grita Hiromi al frente del dojo, todos nos quedamos con cara de “acabamos de llegar, mujer”
Es verdad, ni cuenta me había dado por todo lo que me estaban diciendo, pues como dice la novia de Takao, comencemos a preparar el alimento. Entramos a la cocina y como eramos demasiados no podíamos movernos bien, y fue hasta que Max sugirió que los que supieran “cocinar” se quedaran y los demás se fueran a la sala; como dice aquel dicho “Mucho ayuda el que no estorba”
Solamente nos quedamos Max, Hiromi y yo dentro, destapamos la bolsa del pan y el jamón, pero de repente la chica se quedó callada mirando seriamente la mesa donde estaba la “comida” entonces nos tomó de la mano al rubio y a mí y nos jaló hasta la sala donde seguían bromeando los chicos allí sentados, a diferencia de Kai que estaba serio, como de costumbre.
–Atención…– pidió la novia de Takao –Se nos olvidó la mayonesa.
El silencio que se produjo fue algo incómodo, y todos tenían la mirada puesta en ella y de paso en mí, ya que todavía tenía sujeta mi mano, que soltó al tener al frente a su novio.
–¿…y?– preguntó Yuriy –¿Quieres que nos pongamos a llorar o qué?
–No, pero sí me gustaría que alguien se ofreciera para ir a comprarla y por lo visto el payaso del grupo quiere ir ¿verdad Ivanov?
–Paso, el ambiente está muy divertido como para que se arruine por un simple frasco.
–Pues lo lamento señor-gracioso pero sin la mayonesa no haremos la comida.
–¿Por qué no va Kai?– sugirió Takao –él ni siquiera nos está siguiendo el juego– pero se calló cuando el bicolor le miró friamente.
–Es verdad, que vaya Kai– apoyó Yuriy.
-Es más, para que no te sientas solo que te acompañe Rei– y me empujó a donde eestaba mi bicolor amigo.
–Pe… pero– ¿por qué se ponen así todos?
–Hagamos una votación– oh Max ayúdame –¿quién quiere que vayan Kai y Rei por la mayonesa?– y el resultado fue deprimente, todos levantaron la mano alegando que ganaron.
Me dieron el dinero y casi nos sacan del dojo a empujones y nos cerraron la puerta para que no se nos ocurriera regresar. No es que yo no quisiera ir a la tienda con él, es solo que ha estado muy serio conmigo desde que llegamos Yuriy y yo hace rato, siento como si estuviera enojado o algo así.
–Vamos…– y comenzó a andar en dirección a la fachosa tienda.
Solo resoplé y lo seguí hasta caminar a su lado, el silencio era algo incómodo ya que ni siquiera se había molestado en esperarme, pero bueno… llegamos y buscamos el frasco que nos pidió Hiromi, pero estaba más caro de lo que habíamos supuesto, revisé la cantidad y no teníamos ni la mitad, pero ¿por qué? Ah, ya sé, fue Yuriy, él reunió el dinero y luego me lo dio, seguro que le quitó una buena parte, ese… me las va a pagar caro cuando regresemos.
Iba a comentarle a Kai lo de nuestra situación económica, pero solo lo ví tomar el frasco y caminar a la caja como si nada. No entiendo ¿por qué está así conmigo? De nuevo lo alcanzo cuando la cajera está pasando la mayonesa por el aparato que registra los codigos de barras y es entonces cuando el señor-ignoro-a-Rei me habla.
–¿Quieres algo?
¿Eh, de qué o que? Y me señala un estante con bolsitas de frituras ¡Oh ya entiendo!
–Sip– y tomo una al tiempo que él también lo hace.
Finalmente la cajera nos da el costo y es cuando recuerdo decirle lo del dinero, pero solo me dice que lo guarde y él paga todo lo que hemos comprado. Salimos de la tienda y veo la hora, ya son las cuatro y media de la tarde, ¡cómo se pasa el tiempo cuando te diviertes! Y más cuando es muy divertido ser ignorado por…
–Espera– ¿qué pasa? –vamos a terminarnos esto, sí llegamos así nos la quitaran– se refiere a las frituras y bueno… un poco de comida chatarra antes no nos hará daño.
Caminamos un poco y antes de llagar a la casa de Takao se detiene y se recarga en la pared del callejón trasero al dojo, yo solo lo veo y me recargo junto a él, a su derecha. Así nos comemos el contenido de la bolsita y cuando ya estaba a punto de acabarme la mía, pude ver como guardó la suya en la bolsa del pantalón y se giró para verme.
Su mirada me congeló, tenía ese lindo brillo que tanto me gusta de él, pero dejé de respirar cuando se me acercó y me tomó de la cintura, abrazándome y recargando su boca cerca, muy cerca de mi cuello. ¿Qué está sucediendo? Puedo ver el cabello azulado muy cerca de mi cara, las fuerzas me están abandonando y logro reunir un poco, coloco mis manos sobre su pecho y lo separo, apenas para ver sus ojos frente a los míos.
–No hagas eso…– mi tono es muy débil, no puedo creer que esté haciendo esto.
–¿Por qué no?– me responde y me vuelve a abrazar, respirando muy cerca de mi cuello a un paso de mi cara.
Y recuerdo desde cuando comenzó todo este asunto con mi amigo Kai.
Era cuando estabamos en tercero de secundaria, la clase de física era relativamente aburrida, más cuando el profesor se ponía a platicar de cosas sin sentido con los alumnos de la parte de atrás. En ese entonces yo me sentaba cerca de la pared y frente a mí se encontraba Yuriy, siempre era una diversión desenfrenada con él y porque a un lado de mí estaba Raúl y su hermana Julia, haciendo bromas pesadas de cuanto tema se les ocurriese.
Recuerdo que fue un viernes, justamente el último día de clases para las vacaciones, en física Janiro-sempai se puso a charlar con unas chicas. Yuriy me dijo que estaba aburrido y que se cambiaría de lugar “vete, has lo que se te dé la gana, pero no me avises” pensé cuando se levantó y habló con alguien, para mi sorpresa había convencido a Kai de intercambiar y poder estar junto a su novio, claro; Boris. Entonces mi amigo Hiwattari, se sentó frente a mí.
‘Hola Kai’
‘Hola’
Y sin nada más importante que hacer, comenzamos a platicar. Definitivamente las charlas con él eran muy diferentes a las que usualmente tengo con Yuriy, la diferencia de pensamientos era visiblemente agradable, principalmente cuando noté que habíamos entrado a un terreno peligroso; el del amor.
Hacía casi un mes, mi mejor amiga; Mao, me había comentado que Kai le gustaba y que quería que yo le ayudara a conquistarlo pero ¿cómo puede un hombre ayudar a la conquista de otro? Sin más, le pregunté a Kai quien le gustaba y me respondió algo que nunca hubiese imaginado.
‘Verás’ me dijo ‘hay dos personas que me son interesantes, y no son esas dos locas de allá’– y señaló a una chicas que desde el inicio de curso, lo estaban molestando.
‘Y bien, ¿quiénes son?’ Pregunté.
‘Una es tu amiga la pelirrosada’ genial pensé, se lo diré cuando salgamos ‘Y la otra es…’
‘Vamos Kai, no se lo diré a nadie, es más, te ayudaré con una de ellas’
‘pues la otra persona…’ y de nuevo guardó silencio, bajó la vista y apretó los puños, como reuniendo fuerzas, entonces me miró a los ojos y continuo ‘…eres tú’
En ese momento pensé, un momento, no pensé nada, solo brinqué en mi asiento y tomando mis manos las junté sobre mi pecho en un ademán de susto.
‘¿Yo?’
‘Debo irme’ y se levantó
Solo vi como regresaba a su lugar y de un empujón, quitó a Yuriy y éste regreso frente a mí. Las siguientes dos clases no participé y la plática con el pelirrojo se convirtió en un monólogo al ver mi poco entuciasmo. La sonrisa en su rostro no eran buenos indicios, fue cuando se giró completamente sobre su asiento y me dijo seriamente.
‘Ya te dijo que le gustas ¿verdad?’
¿Qué, cómo denios supo éste?
‘Jah, es eso… ¿y qué piensas responderle?’
‘Eh… que qué pienso…’
‘jaja, no te pongas así’
Para suerte mía terminó la clase y salí casi corriendo al salón de a lado, estaba esperando a mi amiga Mao. Me recargué en la pared, aún no salía, cerré los ojos y sus palabras no dejaban de resonar en mi cabeza ¿Yo le gusto? ¿Por qué yo? Y de nuevo lo escuchaba –‘La otra persona eres tú, Rei. Eres tú, Rei. Rei. Rei. Rei. Rei.’
‘¡REI!’ me gritó Mao cerca de mi oído, esta chica si que tiene buenos pulmones ‘Vamonos, amigo’
Y salimos de la escuela, me sugirió que compraramos un helado de camino y acepté, almenos podría olvidarme un poco del asunto de Kai, pero cuando estabamos a punto de cruzar la calle una voz nos gritó, volteamos y era Boris, no hizo señas para acercarnos y la verdad yo no quería, puesto que estaban los tres; Boris, Yuriy y por supuesto, Kai Hiwattari.Ya cerca fue el pelirrojo que habló, nos invitó a Mao y a mí al billar que está a unas cuadras de la escuela, pero mi amiga argumentó que tenía que llegar a casa temprano y claro, como no, su madre se enojaría si se fuera a un sitio como esos, por mi parte no había problema, normalmente mi hermano Rai y yo vamos seguido a ese billar, pero la presencia del ojicarmín me tenía muy nervioso. No pudimos más que rechazar la oferta y regresar a casa con un helado y las ganas de jugar con ellos.
Despues de eso ya no tocamos el tema, salimos de la secundaria y no volví a ver a esos chicos, ya no volví a ver a Kai. Hasta que en el tercer semestre del bachillerato Boris fue a visitarme para invitarme a una reunión para festejar el cumpleaños de Takao, un chico un año menor que nosotros con el cual jugabamos soccer en la secundaria.
La idea me pareció tentadora y fue cuando Boris mencionó que estaría presente el chico que se me había declarado. Desde que salimos de la escuela, me puse a pensar en eso, si casi me golpeo cuando me dí cuenta que en verdad… ese chico ojicarmín de cabello bicolor me…
–¿Por qué no?– escucho que me vuelve a preguntar, haciendome regresar al presente, al instante en el que kai me estaba abrazando muy cerca de mi rostro.
Vuelvo a separarlo y lo miro a los ojos, su mirada está llena de… ¿miedo? ¿A qué es lo que teme? ¿A mi rechazo? Pero no-dura mucho ya que pega su frente a la mía, puedo sentir su respiración en mi boca y de una manera muy sensual vuelve a preguntarme.
–¿Por qué no, Rei? Dímelo…
–Porque me gustas…– y lo abracé, rodeandole el cuello.
Su reacción fue la misma que la mía y tomandome aún de la cintura, me acercó más a su cuerpo. Pude sentir su cálido aliento en mi oreja cuando en una susurro me volvió a repetir lo que hacía más de un año, había sido el detonante de esta situación.
–La otra persona, eres tú Rei ¿Lo recuerdas?– solo siento sin verlo, sé que el sonrrojo en mis mejillas es alarmante y que está más que divertido por esta situación –Y… té– comienza a trastabilar ¿qué quieres decirme Kai? –¿Te gustaría andar conmigo?
–Yo…– la verdad no lo había pensado.
Había imaginado que pasaría cuando le dijese a Kai que también sentía lo mismo, pero solo era hasta allí, nunca me puse a pensar que pasaría despues de la declaración, no temo una relación con él, al contrario, me encantaría, pero quiero pensarlo un poco.
–No importa…– y me vuelve a abrazar –te esperaré hasta que estés listo…
–Gracias.
Entonces salimos del callejón, yo un poco acalorado y él fresco como algodón egipcio. Cuando llegamos al dojo, todos –menos Takao- se habían dado cuenta de mi bochorno y las burlas comenzaron en torno a nosotros.
–¡Hasta que se dignaron a aparecer!– esa fue Hiromi.–Ya pensabamos que se habían ido a prepararla hasta la fábrica– Max había intervenido en las burlas, valiente ayuda la del amigo de Takao.
–Pero bueno… vamos que ya es tarde…– Hiromi me jala de la mano hasta la cocina y Max nos sigue de cerca, antes de entrar pude escuchar como estaban burlandose de kai sobre lo sucedido y éste, solo estaba cruzado de brazos en el sillón, con los ojos cerrados, al parecer ignorando los infantiles comentarios.
Ya dentro de la cocina, comenzamos con la tarea de preparar los sandwiches, no pude evitar que una sonrisa se me escapara al recordar lo que había sucedido y es que aún no lo creo. Pensé que con todo el tiempo que ya había pasado ya hasta lo hubiera olvidado y yo, como si fuera una chica, seguiría pensando en un amor de secundaria para sonrojarme con el simple recuerdo, pero ya lo pude comprobar y no estoy soñando, él me dijo que le gustaba, de nuevo…
–Rei, despierta…– me dice Max pasando una mano frente a mi cara en un vaivén lento y desesperante –mejor ayúdame a llevar esto– y me sañala las charolas con la “comida”
Salgo de mi trance y llevo una, Max la otra y Hiromi lleva las sodas, todo a la sala donde se encuentran los chicos que aún bromeaban pero esta vez usando al pobre de Boris que con una cara de fastidio ya ni caso les hace hasta que nos ve con la comida y salta en su asiento, seguido de Takao que con un brillito en sus ojos nos da a entender que ya estaba muriendose de hambre.
–¡gracias por la comida!– dicen todos al anísono, a esepción de Kai y de mí.
No tengo hambre y solo tomo soda. Todo iba perfectamente hasta que Yuriy me vio, en verdad siento que me odia o algo así.
–Oi Rei, ¿por qué no has comido?– y es en esos momentos cuando siento ganas de estrangularlo –haber Kai ¿qué le diste? Digo…– y le da un codazo a boris para que le siga el juego.
–Es verdad… Rei ¿tan grande estaba lo que te dio acá mi amigo?– y las risas de todos irrumpieron la estancia.
Mi bochorno no pasó desapercibido y solo miré a Kai, quien se levantó de su asiento y salió con un portazo, no sin antes dedicarle un lindo –no te importa- a Yuriy y con esto el pelorrojo se quedó bien calladito y mejor siguió comiendo, y no era para menos pues todos nos sobresaltamos con la acción del mayor del grupo.
Me terminé rápido mi soda y lo seguí para sorpesa de todos, pero antes de cruzar la puerta alcancé a escuchar un –ya era hora- de Max. Ya no les hice caso y afuera lo vi, estaba sentado en los escalones, mirando el pequeño lago en el patio del Dojo, me senté a su lado y no dije nada.
El viento resopló lentamente removiendo mi cabello y erizandome la piel, para pasar de las cinco de la tarde el viento ya estaba un poco frío, diablos, no debí ponerme esta polera azul con mangas cortas, adoro el negro con azul y me pareció perfecto, pero ahora ya no me parece tan buena idea, así que me abrazo haciendo fricción para calentarme y, oh sorpresa siento un brazo extra en mi espalda.
Kai me jala para que me recargue en su hombro mientras entrelazo mis manos un poco apenado por su acción, él coloca su mano izquierda sobre las mías para rozarla un poco, recarga su cabeza en la mía y es cuando le hablo.
–¿Por qué te saliste así?
–Ya no los aguantaba…- y hace una pequeña pausa –¿y tú?
–Quería estar contigo.
Entonces se separa y me mira a los ojos, ¡cómo me encanta su mirada! Y… oh Kai ¿qué haces? Se está acercando mucho, su diestra baja a mi cintura para acercarme más a él, mis manos las coloco sobre su pecho como impidiendole seguir, pero aunque esa fuere mi intención, sé que no lo detendría. Cierra sus ojos cuando está frente a mí y yo también los cierro, por favor Kai, bésa…
–Oigan chicos vamos a dar un paseo ¿vienen con nos…otr…? Em…
Tenía que ser Yuriy. Y aunque hubiese sido otra persona, mi reacción hubiera sido la misma, empujé levemente a Kai para que no nos vieran abrazados y él solo se levantó, me tendió la mano para ayudarme y le dio un ‘sí’ a Ivanov, que recuperó su color y regresó con el resto para decirles que ya salieran.
Me sorpendió la actitud de Kai puesto que en otras condiciones le huviera dicho al pelirojo hasta de lo que se iba a morir, claro, en ruso para que yo no le entendiera, pero fue muy sereno. Lo miré curioso ya que aún tenía mi mano entre la suya y parecía que no pensaba soltarme, me volteó a ver y me sonrió tiernamente.
–Me asustó ese idiota– y me soltó cuando todos salieron riendo y gritando –principalmente Takao y Yuriy- y nos invitaron a salir.
Cerca del Dojo hay un pequeño parque lleno de árboles y un lago. La caminata fue de lo más grata ya que las bromas no se hacían esperar y todos, hasta kai estabamos riendo.
–Entonces le dijo enojado baca, baca, vaca, estúpido, soy bisexual– era el ruso de cabello rojo, con uno de sus grotescos chistes – el otro dijo soy homo entonces el tercero dijo y soy metro miren mi colita de caballo paresco nena– jalandose el cabello fingiendo tener dos colitas monas en la cabeza.
Sus bromas eran tan abstractas como sus calificaciones, pero los ademanes eran los que le ayudaban, pero no lo fueron suficiente hasta que se me acercó y me abrazó, levantando mi cabello enredandoselo sobre el suyo.
–¿ya paresco niña?– dijo en un tono femenino que de no conocerlo, hubiera pasado por una mujer.
–Serías la más fea de todas…– dijo Kai molesto.
–No es verdad– hizo un puchero y luego me soltó para rodearle el cuello al bicolor a mi lado –oh Kai… bésame y te demostraré que puedo ser la más femenina del mundo– volvió a hablar como chica.Pero esta vez fue Boris quien lo jaló y lo pegó a su pecho, frente a frente.
–Yo si te beso mi dulce dama y esperemos que te quedes así para que en la noche puedas hacerla de uke– y el color rojo de la cara de Yuriy delató que ya no le estaba gustando la broma.
Al principio me dio gracia, pero me quedé callado al tomar mi cabello entre mis manos ¿yo pareceré una chica? La broma hasta cierto punto me lastimó, ya que fue mi negro cabello lo que usó el torpe de Yuriy y no el de Hiromi o el de otra persona ¿esa será mi impreción ante los demás? Supongo que mi silencio fue escuchado por Kai, quien me abrazó y notó que me sugetaba el cabello, entonces me tomó de la mano y deshizo el agarre para que lo mirara.
–No paresco nena, ¿verdad?– pregunté timidamente.
–No Rei, no lo pareces– y me sonrió tiernamente.
Despues el frio se hizo un poco más intenso y Boris abrazaba a Yuriy, Takao, Max y Hiromi seguían en una charla personal, mientras que Kai y yo nos quedamos hasta el final, y de repente me tomó de la mano. Fue un movimiento lento, pero no lo rechacé, al contrario, me acurruqué a su lado mientras seguíamos caminando.
No nos dimos cuenta de cuando estaba oscureciendose, y regresamos al Dojo. Todos comenzaron a entrar, yo estaba a punto de hacerlo, pero Kai me acorraló a la pared, se me pegó mucho al cuerpo y tomó de nuevo mi mano derecha. Noté su nerviocismo cuando intentó hablar, lo miré fijamente y ¿qué…? Él… ¿sonrojado? La poca iluminación de la lámpara en la calle me permitió ver un tono bermellón en las mejillas de mi amigo.
–Rei… yo…
–Oigan chicos ¿No quieren…? Er…
Oh por dios, ¿Por qué yo? ¡Agárrame Kai, que ahora sí lo mato! ¿Dónde está mi navaja cuando la necesito? Definitivamente este pelirrojo solo existe para interrumpirnos pero supo lo que le convenia y regresó al interior tan rápido como había llegado. Con el susto que nos metió Yuriy, Kai comenzó a caminar como desesperado y me sobresalté cuando golpeó la pared.
–Kai…
Pero no me dejaron terminar, ya que ahora eran Max y Takao quienes nos hablaban para que volvieramos a entrar. Lo miré y parecía estar más tranquilo, solo le tomé del hombro y me miró, no dijo nada y entramos, seguidos por los otros chicos.
Ya dentro, Hiromi nos hizo sentarnos alrededor de una mesa y se apagaron las luces, de repente, de la puerta se veían unas lucesitas, eran unas velas que se iban acercando lentamente y cuando de detuvieron, las luces regresaron. Era un sorprendente pastel de chocolate, la caligrafía era perfecta y se podía leer un “Feliz cumpleaños, Takao”
El festejado tenía una cara de felicidad increible… partieron el pastel despues que soplara las 16 velitas y pidiera un deseo. El chocolate estaba muy bueno, y hubiera sido mejor disfrutarlo si un pedazo no me hubiera caido en la cara. Las risas aumentaron cuando me quite la rebanada, ví como Takao tenía también chocolate en el cabello y con una sonrisa malvada comenzamos a lanzar el pastel.
Cuándo ya no había nada en la mesa, la estancia irrumpió en aplauzos, pero la mejor parte fue cuando tuvimos que limpiar… cuando me di cuenta, ya eran casi las ocho de la noche y ¡Mi madre! Le dije a Rai que llegaría temprano, le pedí a Takao su teléfono y llamé a mi casa, para mi sorpresa, mi padre fue quien contestó y me sentí aliviado, de haber sido mamá…Regresé a la cocina y ya todos estaban tranquilos.
–¿Qué pasó, aún te dejarán entrar a tu casa?– me preguntó Yuriy.
–Al parecer sí ¿nos vamos?
Y el pelirrojo asintió, volvimos a felicitar a Kinomiya y comenzamos a salir, a esepción de Max y Hiromi, que argumentaron que esperarían al abuelo de Takao. Ya fuera, Boris jaló a Yuriy y lo abrazó tiernamente entes de despedirse; ya habían llegado por él. Mientras, Kai caminaba a mi lado, pero se paró frente a mí y me sujetó las manos.
–Dime Rei, ¿quisieran andar conmigo?– fue directo, pero muy sutil.
Sus ojos brillaban y su respiración era lenta, iba a contestar y sobre su hombro vi que Yuriy se acercaba, pero al vernos, se dio la vuelta, como esperando a que acabaramos ¡Vaya, hasta que hizo algo bueno!
–Sí Kai, sí quiero…
Su sonrisa creció y me abrazó, yo correspondí su abrazo subiendo mis manos a la altura de su cuello, para rodearlo. Se separó un poco y levantó mi rostro con su mano en mi barbilla, se fue acercando y me besó lentamente en los labios, mi corazón palpitaba emocionado y traté de correspondr al beso, pero se separó.
–Gracias Rei…– me susurró en el oido.
Entonces me tomó de la mano y avanzó, pero no lo dejé y lo jalé a mí. Lo besé de nuevo, pero la iniciativa era mía y al parecer le había gustado porque me rodeó la cintura, pegandome más a su cuerpo. En ese momento el frío de la noche ni siquiera lo sentía, lo único que persivía era el calor de su cuerpo tan cerca del mío.
Ahora sí nos separamos y caminamos con el pelirrojo que con una sonrisa se despidió a Kai y me ‘ordenó’ subir a su auto. Solo hice un ademán con la mano a modo de despedida y subí al frente con uriy, mientras que por el espejo ví a mi “novio” subir a su auto y alejarse en dirección contraria a la nuestra.
–¿Por qué no dejaste que te llevara tu… ‘amigo’?
–Imagina qué pasaría si mi hermano me ve salir con uno y regresar con otro…– le respondí.
–Jeh qué alegría ¡Hasta qué diste tu brazo a torcer, amigo! En verdad Kai sí que estaba muy nervioso por esta fiesta.
¿En serio? Pues sí que lo ocultó perfectamente porque cuando nos vio llegar ni siquiera se inmutó.
Despues de eso la plática se redujo a nada. Llegamos a mi casa y lo invité a pasar, pero negó ya que también se le hacía tarde, así que le dí las gracias y se fue, y yó me quedé aún afuera de mi casa, sentí el frío de nuevo, pero mi sonrisa me hizo olvidarlo. Toqué y Rai salió a abrirme, escuché unas cuantas preguntas que ignoré olímpicamente mientras subía las escaleras y me encerraba en mi habitación.
Me tiré sobre la cama y abrazé mi almohada, recordando lo dulce que sabían sus labios ¡Por dios Rei! ¿En qué piensas? Y sentía arder mi rostro, pero la verdad no me importaba ya que nadie podía entrar a mi cuarto y verme así. Mi sonrisa creció y cuando escuché a mamá, salí rapidamente.
Los regaños ni los escuché, el clásico ‘te dije que solo un rato’ ‘¿Ya vista la hora?’ ‘Nunca vuelves a salir’ bla, bla, bla y para que ya no me dijera nada, me ofrecí a lavar los trastos de la cena. El agua siempre me ralaja, me hace pensar y recordar, aún no lo creo; mi primer novio, digo, el primer hombre al que le digo que sí.
Ya que he terminado, subo a mi cuarto y me duermo profundamente, abrazando mi almohada, y recordando ese último beso con mi querido Kai.
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