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NO HAY PLAN MAESTRO por jaguar_et_quetzal

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Notas del fanfic:

La emoción de ver nuevos capítulos de este fenomenal manga me inspiró a crear esta breve historia. De humor, porque no concibo que la vida deba ser un drama.

Notas del capitulo:

La idea de este fic nació en tres segundos, e increíblemente logré plasmarla en dos días (tardo meses en terminar los fics, por eso lo describo como "increíble").

Este one-shot no contiene lemmon, me resulta muy desgastante, pero creo que a pesar de ello quedó un tanto sugestivo.

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Paréntesis  (  ) --> aclaraciones

Corchetes [  ] --> pensamientos de los personajes

Asteriscos *   * --> cosas que se dicen entre líneas

NO HAY PLAN MAESTRO   

Despertó. El día comenzaba a clarear sin que fuera demasiado temprano, una hora bastante decente para despertar, sin embargo sus ojos amenazaban con volver a cerrarse, se sentía un tanto cuanto cansado. Con un movimiento de cabeza trató de espabilarse, había cosas que hacer en el día, por ejemplo, personas indeseables que correr…….   

 A su izquierda, aún en brazos de Morfeo, se hallaba Asami Ryuuchi -importante empresario en el ámbito del comercio y la recreación (o al menos su lado visible y legal)-, descansando con una expresión tan apacible que nadie podría sospechar del demonio que era despierto. Sí, era un demonio, que hacia y conseguía siempre lo que quería.  

 Y él, Takaba Akihito, fotógrafo de profesión, maldiciendo en esos momentos por la situación.    

 Se enderezó en el respaldo de su cama, tras lo cual una profunda punzada surcó su espalda baja obligándolo a dejar escapar un pequeño quejido entre dientes. He ahí la razón de sus imprecaciones….ahí y a su lado, durmiendo.   Maldito Asami, ¿cómo lograba siempre su cometido? Había aparecido en su puerta, cómo en otra ocasión, había entrado prácticamente sin permiso y sin excusa (¡ahora ni siquiera era época de lluvias!), en su perfecto traje Versace azul, su inmaculado peinado hacia atrás decorado con el pequeño mechón al frente. Y él, quejándose apenas, lo había permitido; se supone que debía negarse, incluso le mencionó un par de insultos y aclaraciones de porque no tenía que estar ahí, pero las palabras y las conductas no estuvieron muy sincronizadas.  

  Y ahora se hallaba así, mirándolo con unos ojos entornados y una pelvis sumamente adolorida. Salvaje. Lo habían hecho hasta que cayó desvanecido del cansancio, ¿siete, ocho, nueve veces? Quizá, no se había tomado la molestia de llevar la cuenta. Lo había penetrado tan fuerte y repetidamente que en más de una ocasión –y muy a su pesar- soltó un par de lágrimas y le hizo considerar que era contraproducente el que pasaran varias semanas sin que estuvieran juntos, porque llegado el momento Asami parecía tener guardadas las energías de todas esas semanas. Y no importaban las veces que pasara, jamás se podría acostumbrar a la intromisión de algo tan….grande; sí, con rubor debía aceptar que no era algo tan común. 

-[Tan campante, durmiendo plácidamente] –pensó con rencor. ¡Qué desquiciante le resultaba!  

   Seguramente se despertaría –cuando quisiera- con su sonrisa de autosuficiencia; se vestiría con calma e incluso podría considerar la opción de tomar un baño, claro, sin solicitar permiso alguno; y quizá se dignaría a decirle algunas frases antes de retirarse. Eso era, muy probablemente, lo que sucedería…  

 No. No podía dejar que hiciera lo que se le antojara, que lo tomara como si en verdad fuese suyo (¡Takaba Akihito no era propiedad de nadie!) y que se condujera sin consecuencias. Sin consecuencias……  

 Algo debía hacer, demostrarle que no podía pasarse la vida tratándole así.    

 Asami se removió ligeramente, dentro de poco despertaría; con el movimiento, los pantalones que se encontraban al pie de la cama resbalaron al piso, los pantalones de Asami, los suyos no tenía idea de dónde habían quedado cuando el empresario lo desvistió con premura la noche anterior.     

 Entonces se le ocurrió, algo interesante que le hizo sonreír de manera traviesa. Tal vez parecería estúpido, pero ¡qué importaba! Al menos le demostraría a Asami que no era dueño de todas las situaciones.   

Con la mayor cautela posible salió de la cama, afortunadamente la molestia había aminorado y Akihito agradeció que al menos se pudiera levantar; tomó entonces la prenda que había visto deslizarse, unos pantalones de corte recto y color liso, siempre perfectos, ni una arruga a pesar del descuido con que habían ido a parar ahí.   

Sigilosamente se acercó a la ventana, liberando el pestillo, corrió hacia arriba la misma. Su sonrisa se ensanchó, ¿cómo reaccionaría Asami? De un solo movimiento los pantalones salieron volando, tres pisos para planear como ave siniestra con sus alitas de gabardina oscura. 

-¿Qué haces? –preguntó Asami mientras se incorporaba.    

 Takaba volteó un momento, llevaba la sonrisa prendida y los ojos brillantes, entonces volvió la cabeza, asomándose nuevamente.   

 Asami experimentó cierta curiosidad, esa conducta no era muy normal en Takaba ¿qué estaría viendo con tanto interés y alegría?    

 Abandonó el lecho para aproximarse, sin importarle que no llevara encima nada más que su propia piel, después de todo ambos estaban –para deleite de Asami- en la misma condición. 

  Viendo sin dificultad por encima del hombro de Takaba, trató de encontrar el motivo de distracción del chico. Algo resaltaba en el suelo del callejón, un objeto oscuro, con ¿mangas? No, era otra cosa, era más bien…. 

-Creo que tus pantalones decidieron salir a dar una vuelta –mencionó burlescamente Takaba.   

 Asami contrajo una pequeña mueca, sobreponiéndose inmediatamente tras un rostro sobrio. 

-¿Por qué hiciste eso? –preguntó tranquilo.  

  Akihito se encogió de hombros. -Es mi departamento, puedo hacer lo que yo quiera.   

Asami lo miró fijamente tras su respuesta; pero no había razón para sorprenderse mucho, después de todo era Akihito, y sus conductas osadas son lo que había llamado su atención desde el principio.  

-Bien Asami, como lo veo –dijo, dándose la vuelta para encararlo- tienes dos opciones: salir de aquí en camisa y saco *claro, también está el chaleco* o pedirme prestados un par.      

Sonrió con satisfacción, sí, esa era su carta triunfal. Dada la diferencia de estatura, saldría con un estilo de pantalón ‘pescador’. ¡El ridículo que haría! 

-Si me los pides amablemente quizá acceda –complementó socarronamente.  

  Asami paseo de nuevo su mirada calculadora por el panorama de la ventana.

 -¿Según tú esas son las únicas opciones que tengo? –cuestionó inmutable. 

-Claro, a menos que llames a tus matones ¿les pedirías que te traigan un par extra? –respondió manteniendo el tono sardónico.   

 Estaba seguro que jamás, jamás haría algo así, no podía exponerse, debía mostrar siempre el control de cualquier situación frente a sus subordinados.   

  En el rostro de Asami se dibujó el inicio de una sonrisa, su expresión se hallaba relajada de nuevo. Fue hasta la silla donde estaba depositado su saco y tomó su celular. Suerte que lo llevaba ahí y no en el pantalón. Marcó. 

-¿¡Vas a llamarles!? –se sorprendió Takaba. ¿En verdad iba a hacerlo?   

Alcanzó a escuchar una voz que contestaba. 

-¿Asami-sama? 

-Si, quiero que pases para mañana los pendientes de hoy. 

-Uh..esta bien señor. 

-Bien, veamos –dijo al tiempo que colgaba y se acercada de nuevo a Takaba-. ¿Cuáles eran mis opciones?   

 Takaba se estremeció, la figura de Asami nuevamente se alzaba segura, imponente. Eso no era bueno. 

-Ya..ya te lo dije, puedes irte así…. 

-Yo -le cortó- tengo una mejor idea: ir por ellos. 

-¿¡Vas a bajar por ellos!?

 -No. TÚ vas a ir por ellos. Y te daré a elegir entre el pasillo y las escaleras o aquel tubo que baja hasta la calle –señaló un grueso conducto de drenaje cuyos arillos para fijarse al edificio permitían un buen medio para escalar o descender, al menos para alguien tan hábil y atrevido como Akihito. 

-¡Estas loco! ¡No lo voy a hacer! 

-¿A no? –se acercó un paso más, frente a un joven Takaba que retrocedió instintivamente.   

 Una batalla de miradas, de la cual Akihito salió perdedor fácilmente. Asami podía ser tan intimidante como quisiera. 

-E..elijo el pasillo –cedió molesto. 

-De acuerdo, ve.    

 Takaba hizo señas de buscar su ropa. 

-No –lo detuvo Asami- vas a ir así como estás. 

-¿¡QUÉ!? –cuestionó atónito ¿¡le estaba diciendo que saliera desnudo!? Negó con la cabeza, no saldría así con el riesgo de que sus vecinos le vieran en traje de Adán. 

-Fue tu idea. Quedar libre de ropa, dejarla salir por la ventana. 

-Pero no.. –siguió negando. Esa no había sido la intención, él sólo quería que Asami tuviera una lección, y ahora… 

-Te niegas de nuevo, ¿entonces me obligarás a obligarte?   

 Takaba tragó saliva. No quería pensar en como Asami lo obligaría. Volteó hacia la ventana, había más probabilidad de que nadie pasara por el callejón temprano a salir del edificio y rodearlo sin encontrarse con alguien que lo tomara por un perverso exhibicionista.  

  Buscó entonces la manera de salir y sostenerse de la manera más segura; tendría que subir primero sobre una cañería más pequeña que iba en dirección perpendicular a la principal (por la que bajaría) y se unía a esta, seguramente por ahí pasaba el agua de los grifos.    

Asami miraba complacido los primeros intentos del más joven por subirse al alféizar, entonces tomó nota de que tales movimientos generaban unas poses demasiado interesantes. No debía desaprovechar vistas tan atractivas. Recorrió la habitación de una hojeada, encontrando rápidamente el objeto adecuado; suerte que Akihito tenía cierta fijación por su cámara, teniéndola cerca. De inmediato se apoderó de ella. 

   Un par de flashes sacaron a Takaba de su concentración sobre los lugares más adecuados para pisar. 

-Ah! ¿¡qué haces!?  

-Nada, tú continúa con lo tuyo –dijo mientras conseguía un buen ángulo de Akihito con sus rodillas flexionadas y separadas.

 -¡Infeliz! –exclamó al darse cuenta de lo que sucedía- ¡deja de hacer eso! –hizo amago de regresar a la habitación. 

-Alto. Si pones un pie dentro aventaré tu cámara. Veamos si quiere acompañar a mis pantalones en ese paseo que mencionaste.  

  Takaba gruñó con furia, luego chasqueó su lengua antes de seguir en su aventura por la pared.

 -[Maldito Asami] –pensó mientras aumentaba la velocidad para bajar lo más pronto posible; siendo sus acciones seguidas por un Asami que practicaba sus dotes de fotógrafo. Como la primera vez que lo vi, pensó el empresario, aquello le traía muy buenos recuerdos.  

  Tan pronto como pisó el frío concreto, tomó la elegante prenda mientras volteaba de un lado a otro, asegurándose de no ser visto. Después, trepó por la cañería con una maestría digna de cualquier acróbata. Asami miraba con el brazo recargado en el marco, la mejilla posada en el dorso de su mano, con su deliciosa sonrisa arrogante que tanto detestaba Akihito. 

-Aquí está –le aventó la pieza de fina gabardina. Sus ojos destellaban fuego, su mirada hablaba de muerte, lenta y dolorosa. 

-Gracias -contestó educadamente Asami. -Supongo que ahora te irás- dijo molesto. Fue a donde estaba su cámara para revisarla. En mala hora se le había ocurrido ese estúpido plan. 

-No te molestes, ya le quité el rollo. 

-¿¡Qué!? Ese rollo es mío! –espetó Akihito. 

-Pero las fotos son mías, yo las tomé –respondió en réplica.   

 Takaba se proyectó hacia el empresario, no le dejaría conservar esas vergonzosas fotografías. 

-¡Dámelo, dame el rollo! –exigió mientras trataba de alcanzar la ropa de Asami que se hallaba tras de éste. 

-No –dijo divertido. Sus cuerpos se hallaban muy cerca, podía oler el aroma del cabello de Akihito- pero sabes, verte así me recordó la primera vez que estuvimos frente a frente y…también bajo de mí –mencionó al tiempo que le sujetaba las muñecas. 

-Eh?!......qué….-se sorprendió Takaba.  

  Antes de que pudiera hacer o decir otra cosa, se vio lanzado hacia su cama. Asami se posó encima, rodeándolo con brazos y piernas. 

-E…e...espera –trató de empujarle- ya te regresé tus pantalones, además tengo que ir a trabajar. 

-Eres fotógrafo, no tienes horario fijo –le recordó al tiempo que volvía a sujetar sus muñecas, esta vez por encima de su cabeza. 

-¿Y tú? –preguntó, intentando persuadirlo.

 -Ya aplacé mis compromisos para mañana, ¿no lo recuerdas? –comenzó a succionar su cuello- puedo quedarme aquí.. todo el día. 

-Ah!..Ahh!...No…..   

 Akihito se estremeció, ¿volverían a  hacerlo? ¡Todavía no se recuperaba de la noche anterior!  

-Sí, podemos hacerlo todo el día.   

 ¿De dónde sacaba Asami sus energías?  

  Asami Ryuuichi, un implacable empresario, un temible gangster moderno, un amante voraz, un verdadero demonio.  

 Takaba Akihito,  un joven que…….mientras se perdía en el éxtasis de la estimulación, temía que aquel cumpliera la sentencia; cierto, era un joven tenaz, valiente y arrojado, pero en esos momentos se cuestionaba por haber concebido con muy poca sensatez tan  estúpido plan.

Notas finales:

El final (el último párrafo) no me gustó mucho, pero aún no encuentro las palabras adecuadas.

Pero bueno, en general, me satisface cómo ha quedado.


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