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Elección por Kumiko Tsukishiro

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Notas del fanfic:

Este es un oneshot escrito por Lena, pueden encontrarlo en su página:

http://ainokusabi.atspace.com/fanfiction/choice.html

 ¡Muchas gracias Lena por dejarme traducir tus fics! ^^

Notas del capitulo:

Disfruten la lectura, cualquier cosa ya saben que pueden escribir ^^

 

ELECCIÓN

Riki ya conocía bien el entorno - había tenido dos días para estudiarlo profundamente. Una habitación de hospital. Un poco grande, tenue, suaves paredes verdes, dos camas y llena de equipo médico como mobiliario principal. Y su hermoso compañero rubio, ahora sentado en su cama y observándolo intensamente.

Sobrevivieron. Mejor dicho - fueron obligados a volver a la vida en una inmediata acción de rescate. Fueron llevados a la más exclusiva clínica de Tanagura. Gracias a Katze, quien pidió ayuda aún antes de la explosión. Gracias a Raoul, quien después supervisó todo el proceso, el cual tomó casi cinco meses y un gran logro de ingeniería genética. No había ni una cicatriz en ellos y - como habían garantizado - después de que la rehabilitación terminara, no recordarían sobre Dana Bahn.

La pregunta era si ellos querían olvidarlo.

Iason  se movió un poco tratando de obtener una posición más cómoda. Había despertado unos días antes que Riki y ya había tenido algo de tiempo para practicar con sus nuevas piernas, pero aún no era suficiente. Sus extremidades inferiores aún eran algo torpes y difíciles de manejar.

"Hey", dijo el blondie como si no hubiera estado sentado todo el día en la misma habitación.

"Hey", respondió Riki sonriente.

Algo había pasado. Lo sabía. Podía sentirlo claramente en esa tranquila y seria mirada desde el momento en que Iason se sentó en su cama unos minutos antes. Y él tenía toda la idea de lo que era.

El blondie deslizó su mano dentro del bolsillo y cuando la sacó, tenía una pequeña pieza de metal brillante entre sus dedos. Riki se estremeció tristemente. Sí, estaba en lo cierto.

"Creo que tenemos que discutir este pequeño asunto, Riki."

Su pet ring. Notó su ausencia poco después de que despertó - al mismo tiempo que estuvo seguro que había sido completamente restaurado. Preguntó por el anillo en un reflejo y le había respondido tres palabras: "Más tarde, Riki". Así que esperó. El asunto no lo absorbía demasiado - Él aún estaba muy confundido, demasiado involucrado en numerosos tratamientos, exámenes, y todo el escándalo alrededor de ellos. Casi no había pensado en ello. Pero de alguna manera ahora supo qué decir.

Cerró los ojos. "Iason, sé que quieres ponerme esa cosa," las palabras eran tranquilas y de alguna manera suaves "Y... quiero que sepas que..." frunció el ceño. No era fácil, "No intentaré protestar."

"¿No?" una ceja finamente arqueada se elevó ligeramente.

"No." Riki desvió sus ojos. "Sólo no te emociones mucho por eso." Suspiró, "Creo que... después de lo que pasó no tiene sentido."

Por alguna razón, después de Dana Bahn, parecía natural para Riki que permaneciera con Iason. Especialmente ahora, cuando Júpiter finalmente declaró que ya no reñiría a su hijo favorito por su mascota. Ahora no había nada que pudiera detener a Iason de tenerlo. Y seguramente nadie se atrevería a llamarlo anormal nunca más. Riki aún seguía sorprendido con lo que el blondie le dijo acerca de su visita a Júpiter. "Sé que sonará ridículo, pero ella parece...conmovida."

El anillo desapareció en el puño cerrado de Iason mientras ponía la mano sobre su regazo.

"¿Y qué si te dijera, que podrías ser libre?"

Riki movió abruptamente la mirada hacia Iason.

"¿Qué si te dijera que no vine a ponerte el anillo sino a preguntarte si quieres llevarlo o no?"

Sus ojos cambiaron de expresión, observó confundido al blondie.

"¿Qué... quieres decir?"

"Quiero dejarte decidir, Riki. Después de lo que hiciste por mí en Dana Bahn, no puedo sólo ponerte el anillo. No estaría bien. Mereces algo mejor. Por eso, he decidido hacerte una oferta. Decidirás si quieres tu libertad y si escoges ser libre, te dejaré ir. De una vez y para siempre."

Por un momento Riki sólo miró fijamente a Iason, incapaz de decir nada. Su estómago se contrajo. "¡Iason!" respiró, el sonido fue mitad murmuro, mitad jadeo. El blondie continuó tranquilo.

"Pero me temo que la oferta es un poco limitada."

"¿Limitada?"

"Puedo dejarte ser libre, pero entonces tendrás que dejar Eos. Tendrás que irte, y probablemente nunca nos volveremos a reunir. O puedes quedarte, pero en ese caso tendrás que ser mi mascota. Con todo lo que eso implica. Estas son las dos únicas opciones. Y la elección es sólo una - justo aquí y ahora."

Hubo un largo silencio. Riki veía fijamente a Iason, su cabeza ligeramente inclinada, sus cejas sutilmente arqueadas. Algo parecido al reproche en su mirada... no totalmente reproche, pero sí estaba muy cerca de serlo.

"¿Por qué? ¿Por qué así, Iason?" preguntó finalmente con voz tranquila.

La respuesta fue tranquila también. "Porque Júpiter lo quiere. Porque yo lo quiero."

"Tú... ¿lo quieres?"

"Sí. Esa es la única manera en que Júpiter nos permitió estar juntos. Y estoy de acuerdo con ella, Riki. Si vas a estar conmigo, tienes que ser mi mascota. Porque así es como te veo. Porque eso es lo que eres."

Eso dolió. Ciertamente, Iason siempre estuvo repitiendo que él era su mascota. Nunca le llamó amante - ni siquiera esas veces cuando arriesgó su posición para mantenerlo, cuando le otorgó tanta libertad. Siempre había algo de mascota, y Riki ya se había acostumbrado a ello. Sin embargo, hoy de alguna manera dolió.

Riki apartó la cabeza y por alguna razón el blondie encontró necesario añadir.

"Soy su hijo, Riki. Ella creó este mundo con todas sus reglas. Con mascotas, elite y todas las restricciones. Yo estoy genética y socialmente adaptado para que esas reglas se adecuen conmigo. Y lo hacen. Lo siento, pero es sólo que no puedo verte de otra manera."

"Así que," Riki resopló amargamente. "Soy tanto una mascota para ti que si escojo irme no quieres volver a verme."

Y él que pensó que ya podía amar a ese hombre...

"No. Si escoges irte, no quiero verte para no atormentarme con tu presencia. Si escoges irte yo verdaderamente espero olvidarte. De otra manera sería insoportable."

Riki le lanzó una mirada. ¿Iason le estaba diciendo tal cosa? Nunca, nunca antes le había hablado de sus emociones. Hacer tal confesión significaba dejar de lado todo su orgullo de blondie. ¿Estaba realmente así de triste para hacer eso?

Aún así, eso no hizo mejor la oferta. Riki le restó importancia y desvió los ojos otra vez.

"Acéptalo, Riki," asumió Iason. "Aún si Júpiter finalmente nos acepta, aún si nos da permiso para el sexo, ¿cómo crees que un mestizo y un blondie pueden vivir juntos en este mundo? Un blondie no puede tener un amante. Si eres mi mascota, encajamos dentro de los límites de lo normal, al menos formalmente."

Riki negó con la cabeza.

"No es justo, Iason"

"¿Qué no es justo? ¿Darte la elección?"

"Darme *esa* decisión no es justo y tú lo sabes"

Por un momento Iason lo observó pensativo.

"Lo admito, después de lo que hiciste, espero que escogerás ser mi mascota por ti mismo. Y realmente anhelo eso."

"De otra manera nunca me darías la oportunidad de elegir, ¿verdad?"

"Si no hubiera esperanza, no habría elección, ¿no es así? ¿Cuándo más podría dártela? Aún así, si prefieres tu libertad, no intentaré detenerte, puedo prometértelo."

"Sí, ¡bien!" Riki gruñó adustamente.

No, ¡no era justo! Podría admitir ser la mascota de Iason, bien. Pero eso no era lo que el había ansiado. Había ansiado su libertad. Y mientras él estaba listo para ser forzado a quedarse, escoger por sí mismo era algo más. Era como obligarse a sí mismo en vez de ser obligado. Nadie sería culpable excepto él. Y por eso no estaba listo.

"Qué es esto, ¿alguna clase de juego?" - espetó - "Consideras que si escojo quedarme, no intentaré escaparme más, ¿verdad? Me mantendrás y te desharás del problema, ¿cierto?"

"Un juego," Iason rió gentilmente en voz baja. "Sí, hasta cierto punto cuento con eso. Pero si piensas que todo lo que quiero es asfixiarte, estás muy equivocado, Riki." Y por alguna razón estas palabras sonaron sinceras.

Con la esquina del ojo Riki vio al blondie alcanzándolo. Sintió una cálida palma en su barbilla. Girando su cabeza. Forzándolo a mirar otra vez en aquellos ojos azules. No pudo resistirse.

"Quiero que escuches lo que tengo que decir," dijo Iason con esa intensa mirada.

"Tienes que saber lo que tengo que ofrecer para que luego puedas tomar una buena decisión. Quiero ser honesto contigo."

Riki se encogió de hombros. Ya todo era lo mismo para él.

"Seguro. Escúpelo."

Iason asintió con la cabeza y soltó su barbilla.

"No te engañaré, Riki. Si escoges quedarte, todo volverá a la normalidad. Sufrirás todas las restricciones para mascotas. Tendrás que usar el pet ring sin posibilidad de quitártelo. Y ni siquiera pienses que me contendré de usarte. Te trataré exactamente como lo hacía antes. Como te traté cuando volviste a mí. Porque, me satisface. Y no tendrás otra oportunidad para irte. Las mascotas no tienen derecho a decidir su libertad."

Oh, sí, Iason era honesto. En esa horrible manera uno no estaba seguro si quería ser tratado honestamente. Inmediatamente Riki tuvo el panorama completo de la situación. Él sabía esto muy bien. Cuando eres una mascota sólo la voluntad de tu amo importa. Tus necesidades y deseos no significan nada. Ellos te toman cuando quieren, como quieren, y tantas veces como quieren. No les importa si estás, de alguna manera, cansado, enfermo, o lastimado (de la sesión previa). Cuando no quieren tomarte, te mandan lejos, y no importa si tú quieres ser tomado en ese momento - esta era la parte que Riki más odiaba. Sin mencionar aquellas humillantes sesiones de actuaciones, y esa desagradable conciencia del poder de Iason sobre él a través de ese estúpido pet ring.

Por supuesto Riki no olvidó a qué etapa de su relación Iason se estaba refiriendo e hizo alguna diferencia, pero era una pregunta de elección entre absolutamente intolerable y mala.

"Estoy dispuesto a hacer una concesión," el blondie continuó su discurso. "Una vez fuiste realmente bueno en el mercado negro, y sé que el trabajo de almacén no era suficiente para ti. Así que puedo permitirte aún más libertad en este campo. Le diré a Katze que te dé más responsabilidades. Puedo permitirte dejar Amoi por tu cuenta. Por un día o dos, cuando decida que no eres necesario junto a mí. Pero es todo. Nada más puede cambiar."

Riki no dejó de maldecir a Iason desde su interior. ¡Diablos! El blondie siempre sabía cómo fastidiarlo. Toda esta generosa oferta en vez de hacerlo feliz sólo incrementó su frustración. Qué astuto era. Dejándolo decidir. Llevándolo a la trampa de su propia decisión. Todo con la dulce envoltura de gratitud y buenas intenciones. Pero... ¿y si Iason realmente estaba agradecido? Y pensar en eso ahora, no dejándole elección después de lo que pasó sería realmente malo.

Maldita sea, era algún malvado círculo sin salida.

"Eres un maldito bastardo, ¿sabes eso?" exhaló.

"Sí, lo he escuchado de ti un par de veces," admitió el blondie con una sonrisa.

Riki exhaló una impotente y arrogante sonrisa. Estaba enfadado, por supuesto que lo estaba. Pero de algún modo aún ahora Iason logró encantarlo. ¿Quién podía ser tan astuto, y aún siendo honesto, sería tan tramposo? ¿Quién te sonreiría al mismo tiempo con la sonrisa en la que podrías ahogarte?

Riki sacudió la cabeza y se dejó caer en la almohada.

"¿Por qué me estás haciendo esto?" gimió.

"¿Quizá porque me importa?"

Posó sus ojos en Iason dedicándole una larga mirada.

"No puedo escoger ser tu mascota, Iason," murmuró. "¿No lo ves? ¡Simplemente no puedo!"

"Entonces decides lo contrario." La voz de Iason era tranquila, imperturbable, pero Riki lo conocía muy bien para ser engañado.

Cerró los ojos. Sabía perfectamente lo que debía hacer y lo que era mejor para él. Era un mestizo para gritarlo fuerte. Valoraba su orgullo y su libertad más que nada. Y finalmente había tenido la oportunidad de recuperarlos. ¡La única oportunidad! Absolutamente, no había ningún argumento razonable para la otra opción. Así que, ¿tendría que dejar a ese hombre? Bien. Ese hombre lo humilló, abusó de él, lo ofendió. Constantemente, aún ahora.

...Ese hombre lo amaba...

Riki se estremeció mientras el indeseable pensamiento atravesaba su mente. Muy bien, quizás ese hombre también se preocupaba por él, pero principalmente era un fastidio. Y Riki sólo estaría contento porque no tendría que lidiar con él nunca más. Ahora podría irse, encontraría un trabajo en el mercado negro, quizá para Katze, compraría un nuevo departamento, tal vez en Midas. Empezaría una nueva vida. ¡Sería libre! Y sobre Iason finalmente lo olvidaría, ¿cierto?

No, no lo haría. Nunca podría olvidarlo - ya lo había intentado. ¡Maldición!

Sus manos apretaron compulsivamente la sábana.

"¿No puedes darme al menos un poco más de tiempo?"

"Apreciaría más si el tema quedara resuelto ahora," había una delicada, pero muy clara insistencia en la voz de Iason.

Y entonces Riki se vio haciéndolo. Rápidamente, como si prolongarlo sólo pudiera mostrarle dolor, apartó la sábana revelando sus muslos.

"Ponlo," gruñó odiando el sonido de sus palabras. Estaba temblando. ¿Con ira? ¿Frustración? No lo sabía.

Iason no hizo preguntas: Si estaba seguro. Quizás si quería cambiar de parecer. Él sólo subió la bata de Riki y alcanzó su entrepierna como de costumbre. Riki sintió lágrimas en sus ojos cuando la fría pieza de metal apretó su carne. No lo observó, no podía.

"Sólo no esperes que repentinamente me vuelva dócil," chasqueó tratando de sonar arrogante.

La mano de Iason no retrocedió. Empezó a acariciar su piel, excitándolo inmediatamente. Un leve gemido escapó de la garganta de Riki aunque él luchaba por mantenerse en silencio. Era terrible - una clara prueba de lo mal condicionado que estaba.

"Suéltame," murmuró. Iason sonrió.

"Siempre lo mismo, ¿no, Riki? No espero que te vuelvas dócil. Estaría decepcionado si lo hicieras."

La mano finalmente se retiró y la bata de Riki fue decentemente puesta en sus muslos. Sólo ahora el mestizo arriesgó una mirada a su dueño. Su Dueño - una vez que pudiera enojarse con estas palabras, podía negarlas. Ahora ya no podía hacerlo.

"Nunca dejarás de hacerme enojar," musitó hoscamente.

"Siempre lo mismo, Riki," repitió el blondie con un irresistible encanto. Envolvió una mano alrededor de su mascota, acercándolo. Riki apoyó su cabeza contra el fuerte pecho, una parte de él rindiéndose al abrazo, la otra resistiéndose. Clavó un puño en las costillas del blondie, pero el golpe careció de fuerza. E Iason pareció no notarlo.

"Estoy feliz de que esta sea tu elección," murmuró.

Las manos de Riki - no encontrando nada mejor que hacer - subieron alrededor de Iason sin el verdadero consentimiento del mestizo.

"Yo también estoy feliz, bastardo," contestó Riki.

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Tiempo después.

"¿Dónde está Riki, Iason?," preguntó Raoul echando un vistazo en el penthouse de Iason.

La mascota en cuestión no estaba ahí. Era sorprendente ya que era tarde y lo que sea que estuviera haciendo durante el día, ya fuera uno de sus trabajos en el mercado negro o algo más, ya debería estar de regreso.

"¿No te lo dijo Katze?" Iason, sentado justo enfrente de la mesa de centro, estaba jugando perezosamente con una copa de vino. "Riki está encargándose de un mandado. Salió hoy a Laocón. Regresará mañana."

"Así que realmente le permites a tu mascota andar por ahí así como así. En serio Iason. Debería haber algún límite detrás del cual uno no pueda ser llamado mascota."

Iason arqueó su delicada ceja. "Así que piensas que Riki ya cruzó ese límite. Bien." sonrió. "Pero no te preocupes Raoul, él es mi mascota. Alcanzó mis criterios de ser una, y eso es absolutamente suficiente." Con eso Iason elevó su copa hacia Raoul e ignorando la pesimista mirada de su amigo, sorbió el vino, claramente complacido consigo mismo.

FIN

 

Notas finales:

Este fue el primer fic que leí de Lena y también el primero que traduje (de hecho, fue la primera cosa que traduje XD) esto para que mi hermana pudiera leerlo.

Ojalá que a ustedes tb les haya gustado ^^

Ja!


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