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Remember por Woolita

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Notas del fanfic:

Decidí crear un proyecto con alguna pareja que no hubiese utilizado antes.

Notas del capitulo: Hola!! aquí estoy nuevamente con otro nuevo fanfic, pero esta vez he decidido probar trabajando con GaaLee ya que es nuevo para mí n_n. Espero que les guste porque me ha llevado bastante esfuerzo pensar la historia y las poesías, je je.
 

Remember

¿Recuerdas amor cuando nos conocimos?

¿Recuerdas al menos los momentos vividos?

¿Recuerdas el día en que nos casamos?

¿O al menos la noche en que nos entregamos?

 

¿Recuerdas cariño nuestro aniversario?

¿Recuerdas la hija que me diste ese año?

¿Recuerdas antes lo felices que fuimos?

¿O tras el separo lo que hemos sufrido?

 

Allí estaba otra vez ese tipo, como todas las mañanas, sentado frente a la computadora de su elegante despacho con una taza de café en la mano. Se pasaba la mayor parte del tiempo ocupado en su trabajo más importante hasta la fecha, una novela que debía publicar a fin de ese mismo mes, y ya desde hacía dos largos años que la estaba escribiendo. El nombre de ese señor era Gaara Del Desierto.

Gaara era un sujeto bastante antisocial, no le gustaban las fiestas ni reuniones, tampoco tenía amigos ni le importaba tenerlos. Él prefería dedicarse plenamente a su trabajo y obligaciones, ya que era un hombre obsesionado con la responsabilidad y el cumplimiento.

Sus pasatiempos eran pocos: o bien estaba escribiendo su novela "Remember" o satisfaciendo sus necesidades básicas (comer-dormir-ir al baño), dejándose siempre algo de tiempo para jugar con su bella hija de un año. Y seguramente se preguntarán: "¿y quién es la madre de esa criatura?"... quizá no debería responder... porque el nombre de esa persona se ha vuelto un tabú en esa casa, ya que acarrea penas, tristezas y soledad para todas las personas que habitan allí... pero de todas formas a veces es bueno recordar y por ello diré que su nombre era Lee.

Lee era el esposo de Gaara, aunque sólo duraron tres años juntos. Sin embargo durante ese lapso fueron muy felices porque existía un gran amor entre ellos... que lamentablemente con el correr del tiempo se fue marchitando.

La pareja se había conocido en la plaza central de la ciudad, un día nublado en el que ambos habían concurrido allí para ejercer sus pasatiempos favoritos: uno correr, entrenándose para una maratón y el otro buscar inspiración para escribir una novela.

El pelirrojo se había quedado sentado durante horas intentado que se le ocurriera algo, pero frustrado por no haber conseguido nada y encima como se había largado a llover, tuvo que salir corriendo para que no se le mojara su cuaderno, y en esa carrera se chocó con Lee que venía en la dirección contraria, con tan mala suerte que el cuaderno fue a parar a un gran charco de agua y barro. Enojado recogió su trabajo y se puso de pie.

-¡¡Oye estúpido, mira lo que haz hecho!! ¡¡Este era mi cuaderno del trabajo!!- le gritó furioso.

-¡Ay, lo siento tanto! ¡Perdóneme por favor señor! No lo vi, estoy muy apenado... al menos déjeme invitarlo a tomar un café como disculpa... yo tengo uno cerca de aquí- le propuso el chico.

Luego de que Gaara se viera en las condiciones que estaba (empapado hasta el mentón) decidió que aceptar un café no estaría tan mal y acompañó al otro hasta el sitio.

Cuando llegaron el lugar estaba cerrado ya que era domingo por la noche, entonces Lee le ofreció asiento al otro y se dispuso a preparar el café. Mientras Gaara observaba todo, y le pareció un bello y tranquilo lugar, del tipo que le gustaba a él para trabajar. Luego  ambos se pusieron a beber los cafés que preparó el chico y el pelirrojo más calmado se percató de que extrañamente ese sujeto le parecía muy lindo aunque era extraño: morocho, de ojos negros muy grandes y cejas abundantes, con un cuerpo muy bien entrenado. Pero lo más atrayente era su fresca y amable personalidad que constantemente estaba hablando de las cosas buenas y el lado positivo de todo. Permanecieron mucho tiempo conversando descubriendo que tenían varios hábitos en común y pasaron un buen rato; hasta que Gaara decidió irse porque era muy tarde y el pelinegro le prestó antes unas ropas suyas para que se cambiara. Después de eso el escritor regresó a su casa y volvió a su rutina de intentar inspirarse para crear una novela, pero para su propia sorpresa se le ocurrieron millones de ideas y tenía lista casi toda la historia, sólo debía desarrollar mejor algunos detalles y pasarla a su computadora... finalmente había encontrado a su musa inspiradora.

Al otro día regresó al café a devolverle la vestimenta prestada a su conocido y se quedaron nuevamente muy entretenidos charlando; volviéndose esto una rutina diaria y encontrando el pelirrojo cada vez más imaginación surgida de esos encuentros.

El tiempo pasó, transformando esa relación en una bella amistad y más tarde en un profundo amor. Con mucho esfuerzo Lee logró declararse primero ante su vergonzoso Gaara que estuvo feliz de corresponderlo, y más adelante terminaron prometiéndose amor eterno en el altar. Pasaron una encantadora y apasionada luna de miel en el Caribe, luego siguió una vida juntos en la que si bien, el pelirrojo no solía expresar sus sentimientos, ser romántico, ni nada por el estilo, solía darle un cálido beso al despertar y otro antes de acostarse a su marido, así como dedicarle siempre un tiempo para salir a correr con él o invitarlo a cenar a algún lujoso restaurante y por supuesto no es de despreciar que cada noche le entregaba todo su amor y pasión.

Sin embargo al siguiente año el pelirrojo comenzó a obsesionarse cada vez más y más con esa novela, pasándose todo su tiempo escribiendo y escribiendo como hechizado en un intento desesperado por terminarla... dejando los paseos de la tarde, las cenas... cansándose tanto que hasta se le olvidaba darle un beso de despedida a su triste marido y despertándose mucho más temprano a seguir con el relato. Las pocas muestras de amor y afecto se fueron reduciendo progresivamente hasta desaparecer, consumidas por una afición empedernida por concluir esa historia, apenas comía o bebía algo y continuaba con su trabajo, llegando al estrés máximo, detestando y dejando de lado las extenuantes noches de pasión que lo distraían de su meta final.

Lee se sentía como un trapo viejo que ya no servía más, ya casi sin cruzar palabras con su amado marido, saliendo solo día a día y volviendo para encontrarse nuevamente con ese gélido silencio que únicamente se rompía por el tecleo incesante de esa odiosa computadora. Se sentía estúpido por estar celoso de una novela, pero realmente era trágica su vida por ella, con un marido estresado por terminar ese relato, que se molestaba hasta porque le hablaran del cansancio que llevaba encima. Su anterior año de felicidad se había convertido en un infierno de penas y sufrimiento que le rompían el corazón, anhelando minuto a minuto que un día se despertara y volviera a encontrar a su antiguo esposo, esperando sonriente para darle el beso de buenos días.

Y aguantó con ansias hasta su aniversario con la esperanza de que su marido volviese a ser el mismo de antes y se acordara de que él vivía. Lo encontró. Recibió una noche de amor desenfrenada y caricias de todo tipo como las que hacía tanto que no recibía. Pero sólo fue un sueño de verano... pasajero... y a la mañana siguiente todo volvió a su antigua rutina de aguantar y sobrevivir cada uno con sus obligaciones.

Recibieron la noticia de un futuro hijo que a ambos alegró enormemente, pero de todas formas nada cambió, excepto uno que otro beso de vez en mes.

Pasó el tiempo y nació una bella criatura de cabellos rojizos y ojos negros, sellando en la historia de los dos el día más feliz de su vida y alentando en el corazón del pelinegro una luz de esperanza a que su viejo Gaara regresara, ya que pasó todo el día acompañándolo y dándole todas sus atenciones... pero luego de su recuperación todo continuó igual... la única diferencia era que su esposo ahora se tomaba dos horas diarias para pasar con su hermosa beba.

Ya toda gota de esperanza de felicidad se había esfumado del corazón de Lee, lloraba todos los días de su vida cada vez que salía a correr, todo se le había oscurecido, ya nada tenía color. No soportaba más la indiferencia, tener cerca a quien amaba y sentir tanta soledad era peor que estar solo. No le quedaban más fuerzas para seguir viviendo, para seguir sonriendo... ya no podía fingir que todo estaba bien... que nada lo afectaba... porque su corazón estaba hecho pedazos y no paraba de sangrar... ya no era necesario... ya Gaara no lo amaba... ya no tenía sentido seguir allí siendo sólo una pared invisible que lo molestaba en el afán de poner fin a su amada novela... ni siquiera le quedaban ganas de vivir ya que su único sueño lo había perdido... su sueño de ser feliz y darle felicidad al hombre que amaba y adoraba... pero no tenía derecho ni a morir, porque su hija lo necesitaba... Lo había perdido todo porque su todo era Gaara... ese sujeto frío y calculador  que lo había hecho a un lado...

 

 

Perdón por las palabras que no dije

Por el montón de besos que dejé olvidados

Perdón por tantas cosas que no hice

Por nuestros paseos que dejé de lado

 

Perdón por mi carácter malhumorado

Por todas las lágrimas que haz derramado

Perdón amor por romperte el corazón

Por no ir a buscarte y pedirte perdón.

 

 

Entonces Lee decidió irse para ya no ser un estorbo, dejando a su querida hija con su padre y una carta sobre el escritorio que decía:

Gaara:

          Lamento mucho que lo nuestro no haya funcionado, pero no puedo seguir de esta manera. Me duele demasiado tanta indiferencia y no estoy preparado para vivir así. No quiero interferir más en las cosas que son importantes para ti. Si algún día me necesitas sabes dónde encontrarme.

                                                           Lee

Ese día el pelirrojo sufrió la peor de todas sus crisis... ese día no escribió ni una sola letra... no hizo nada... solamente se sentó a esperar... y esperó... y esperó... pero su amado marido no volvió ni esa noche ni ninguna.

Gaara lloró de impotencia y se lamentó por todas las cosas que no hizo cuando pudo, principalmente por jamás haberle dicho ni un breve: "Te amo" a la persona más importante en su vida... por no haber hecho nada de cobarde y orgulloso... y por saber que aún ahora tampoco tendría el valor para hacerlo........ Todo por una novela...... un estúpido libro que lo único que le daría sería dinero.... plata con la que no podría arreglar el corazón roto de su amado... plata que nunca le devolvería la felicidad que le daba su Lee.

Resignado y sin tener nada más que hacer, abrió su agenda y observó la fecha en la que tendría que entregar la historia: 27/11/08. Fue a ver el calendario que tenía en su recámara y para su sorpresa constató que esa fecha era ese mismo día...........esa fecha..... Ese día.......... ese mes......... era el cumpleaños de Lee. Se quedó paralizado y con la boca abierta durante un largo rato hasta que reaccionó y salió corriendo hacia su computadora. Ahora finalmente lo recordaba........ Porqué su obsesión, porqué su esfuerzo incansable, porqué su presión por terminar la novela para esa fecha...

Él lo había pensado hace dos años cuando la empezó.... terminarla cuanto antes para regalársela a su amado en su cumpleaños, ya que él había sido su musa inspiradora. Pero con tantos problemas y por haberse estresado tanto, se había olvidado de lo más importante.

 

 

Ahora abrí los ojos y pude recordar

Recuerdo los motivos de mi duro trabajar

Recuerdo mi alegría de poderte regalar

El libro tan querido que me inspiraste a crear.

 

Ahora abrí mi corazón y pude recordar

Recuerdo que quería sólo tu felicidad.

Recuerdo las caricias que te daba al madrugar

Al verte como un ángel en mi cama dormitar.

 

 

El escritor terminó las dos páginas que le faltaban de su novela a una velocidad inhumana, las imprimió, juntó todas, las guardó en su maletín y salió corriendo de su casa con todas sus fuerzas, sin importarle ni la lluvia, ni los vientos, ni los rayos, ni nada... y corrió... corrió como si la vida se le fuese en ello, hasta que llegó a una humilde casa en la que golpeó insistentemente la puerta. De adentro y con cara de sorpresa le abrió Lee que no podía dejar de observar a ese hermoso pelirrojo todo empapado y con cara de gatito abandonado. Gaara sacó del maletín la novela y se la extendió al otro.

-Feliz cumpleaños, vine a buscarte porque te necesito y te amo, perdón por llegar tarde- le dijo con una mirada llena de arrepentimiento por todos los errores que había cometido.

-Te estaba esperando- le contestó el otro abrazándolo con fuerza.

Y se quedaron así bajo la lluvia, abrazados y recordando las mil razones que tenían para sonreír.

 

¿Recuerdas amor cuando nos conocimos?

Recuerdo, cariño

¿Recuerdas también los momentos vividos?

Recuerdo, querido.

 

Perdón por las palabras que no dije

Perdón por tantas cosas que no hice

Perdón amor por romperte el corazón

Por antes no buscarte y pedirte perdón

Te perdono mi amor

 

Notas finales:

Gracias por haber leído mi fanfic y espero que les haya gustado. Por favor envíenme sus revioews para saber que les ha parecido, me encanta leer sus comentarios y saber que les gusta mis trabajos. ^_^.

Un beso gigante y sayounara. Woolita


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