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I'll Follow you into the dark por Aakireh

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Notas del fanfic:

El formato original de la historia de Matt era a manera de diario, pero este cambio puesto que pienso que le resta belleza literaria. Me gustaría mas que Matt narrara todas esas cosas que no podríamos saber que ocurrieron en Wammy’s. Como era en si la vida de Matt de niño, el cómo cambiaron drásticamente sus sentimientos hacia Mello al dar paso a su pre adolescencia y el sufrimiento que le causo su partida. Su decisión por buscarle hasta encontrarle. El desarrollo de su corto e intenso romance hasta el día en que ambos marcharon juntos a la muerte.

No tratando en sí de contar por completo el punto de vista de Matt del fic “you are driving me home” si no, a manera de historia independiente Matt nos narre todo aquello que no pudimos ver. Mas sin embargo me apego a la historia que había narrado con anterioridad en ciertos aspectos puesto que es así como yo imagino que sucedieron las cosas.

Notas del capitulo:

Como ya lo hize en el fic You are driving me home

recomendare algunas canciones

 

El POV de Matt me a costado mucho trabajo expresarlo, asi que los reviews me agradarian para saber que cosas modificarle a la historia.

 

Me gustaria incluirle algunas cosas Lime/lemonescas..

pero todo a su tiempo.

ya saben que me especializo en el "Lemon poetico" jjajajaja

dedicado este fic enteramente a Matto Kiss_me_matt

saludos a todos

Itxy

 

El sentimiento de vacío en mi estomago no me ha dejado en paz desde que te separaste de mi. Siento que me tiembla cada centímetro del cuerpo. Quería decirte muchas cosas…pero al final las palabras se ahogaron en mi garganta y solo pude tomarte la mano muy fuerte y decirte que todo estaría bien. Me siento el mentiroso más miserable. Es una misión suicida. Tú también lo sabes porque lo pude ver en tus ojos. Un mar zigzagueante, danzando al compás del final. Epilogo mortal del azul más brillante y vidrioso. Quise ahogarme en el azul de tus ojos y morir en ellos, que mi alma desapareciera en aquel azul y no sentir jamás.

La espera se ha hecho tan larga que he perdido la total noción del tiempo. El aire se siente espeso y por primera vez puedo concebir que el final esté cerca. Sigiloso arrastrándose tras nuestras espaldas, el miedo y el peligro nos asechan. Es lo mas arriesgado que alguna persona lo suficientemente cuerda podría hacer, mas sin embargo aquí estoy, fiel esperando a la mujerzuela del asesino. No entiendo porque arriesgarlo todo por una mujer tan sosa. Cada segundo que marca el reloj del ordenador es un cuchillo que se adentra cada vez más profundo de mi alma. El tiempo se ha vuelto relativo y tangible. No sé si saldremos de esta pero si algo se es que no fallare. No te fallare aun así sea lo último que haga. Aunque sea mi último respiro, te pertenece. Dejaría mi cuerpo tendido en el pavimento envuelto en flamas, perforado de balas, o bañado en sangre por ti. Lo haría aunque no me lo pidieras. Si nadie está a tu lado cuando el tiempo llegue a su fin seré yo quien tome tu mano en la oscuridad. Siempre puedes contar conmigo. Aquí en esta mísera vida o en cualquier lugar.

No quiero cerrar los ojos….Siento que si lo hago no tendré el valor. Esto no es simple espionaje, esto no es la misión de un videojuego. Nos estamos jugando el pellejo de a deveras. Se trata de Kira, ¡el asesino maldito! El cegador del pecado. El generador de justicia falsa. Lo desprecio como jamás desprecie a nadie. El asesinara nuestro sueño sin siquiera importarle. El extingue los sueños de redención de la humanidad y los vuelve pesadillas que terminaran en un pútrido paro cardiaco.

No sé cuánto tiempo mas estarán ahí dentro y los recuerdos siguen atacando mi cabeza… Wammy’s viene a mi mente. Tus ojos… tus fríos ojos de tempano. Mi debilidad. Esos ojos que me hacen temblar.

Y mi cabeza continua preguntándose ¿Cómo fue que llegamos hasta aquí? ¿Cómo es que ahora que hemos llegado tan lejos debemos partir? Sé que te dije que todo estaría bien, que trate de guardar postura y ocultar mis nervios, tome su mano muy fuerte quería darte mis fuerzas…Ahora no se qué hacer aquí solo. El auto…se ha vuelto un espacio tan chico que me asfixia.

Mello. El susurrar tu nombre me causa escalofríos. Cambiaste mi vida talo y como yo la conocía. Antes de que tú llegaras nada importaba en sí. Yo vivía y pasaba por la vida y me importaba un bledo lo que pasara en el mundo. Era como si estuviera muerto. Cuando te conocí sacudiste mi mundo de tal manera que jamás volví a ser el mismo. Era nuestro sueño, Mello. Si estábamos soñando el maldito asesino nos ha sacudido hasta despertarnos. Le mataría con mis propias manos desnudas si pudiera.

Me conoces, quizá mejor que nadie. Sabes lo que hay en mis ojos cuando miras en ellos. La ventana hacia mi alma. No necesito hablar para que tú entiendas como me siento. No ocupo palabras para expresar lo que significas para mí. Pero hoy…me veo en la necesidad de plasmar de alguna manera mis eternos silencios. Todas esas cosas que jamás me dejaste contarte todo aquello que callaste con caricias que quemaron nuestra piel.

 

 

 

 

¿Recuerdas Wammy’s Mello? Las personas comunes jamás entenderían lo que es vivir en un orfanato. Nadie comprende el sentimiento del dolor ajeno y por eso ríen de nosotros. Las personas comunes prefieren reír que detenerse un poco y profundizar en el corazón de un niño huérfano. Ni siquiera esos que se denominaron nuestros padres quisieron saberlo. Yo tengo tan presente en mi mente la primera vez que llegue a Wammy’s que aun puedo hallar los olores registrados en mi cabeza. El color de las paredes y las risas de los niños a lo lejos.

Todos me miraban. No me había sentido tan nervioso nunca en mi vida. Siempre me la había pasado bastante tranquilo. Mi familia jamás se ocupo de mí, fui el fruto indeseado de una colegiala que me envió a un lugar a pasar el resto de mis días solo porque no supo lo que hizo. Había pasado gran parte de mi vida en un orfanato en algún lugar olvidado por dios. Ahora de la nada un hombre bastante anciano me había sacado de ahí para llevarme a otro lugar, muy lejos. En realidad yo no quería saber nada al respecto, habría preferido permanecer ahí, en un rincón como siempre pegado mi gameboy.

Roger, como se había presentado me explico en pocas palabras y en un tono bastante seco que tenía una capacidad especial y que por eso iría a vivir con él. Yo no le veía nada especial. Tan solo era un orfanato más. Otras cuatro paredes que me cobijarían en mi soledad.

Sus rostros estaban iluminados por la curiosidad. Abracé mi gameboy tan fuerte que el sudor empaño el vidrio. Yo solo quería que terminara para poderme ir a refugiar en paz a aquel mundo al que me aferraba, sumergido entre pixeles de 8 bits.

Todos los niños de Wammy’s house estaban emocionados y se portaron un tanto amables con el callado niño de anteojos. Todos menos uno. Te recuerdo muy bien porque no me quitaste los ojos de encima desde el otro lado del enorme comedor. Eran un tanto brillantes, conspiraban algo encubierto tras aquella picara sonrisa. Contaba los minutos para que todo terminara ya.

Ese día nos tomaron fotos. Detesto las fotografías. Aquella fotografía que te tomaron seria la imagen de ese Mello travieso y malvado que llevaría conmigo durante mis días de soledad. Ya algo fastidiado quise volver a la habitación que Roger me había asignado al fondo del gran pasillo con interminables puertas de lado a lado. Era pequeña y bastante acogedora. Entonces el anciano llamo a la puerta y a regañadientes me arrastró afuera a jugar con los demás niños. El cielo era tan claro que lastimaba mis ojos y el sol me calaba a través del vidrio de mis gafas. El pasto picaba mis pies. Aquel jardín era enorme. No se podía comparar con la pequeña campiña donde había crecido la mayor parte de mi infancia. El verdor del pasto se asemejaba al césped ficticio de mis videojuegos favoritos. Recuerdo a verme perdido en aquel pensamiento, quizá sonreí como un bobo sin darme cuenta de que lo pasaría.

Recuerdo la angustia que atravesó mi pecho cuando lo vi volar por los aires. El aliento había sido arrancado de mi garganta por el pánico que abordaba mi corazón. Mis ojos vidriosos presenciaron con horror cuando aquel regalo de navidad, el único regalo que alguna vez hubiera recibido, se estrellaba contra una roca. El sonido crackeante del vidrio grabado en mi mente como una cicatriz. Mi vida se había roto en mil pedazos. El cielo ya no fue azul, se había vuelto gris, una tormenta se desataba en mis ojos verdes que no dejaban de llorar. El que mis gafas hubieran terminado quebradas en el suelo ni siquiera me importó. Me encogí abrazando mis rodillas con aquel aparatito inservible al pie de mis ojos. A lo lejos las risas metálicas y resplandecientes eran un eco que adornaba la escena. Solo una hirió aun más mi corazón. Había un tinte de maldad en ella. Gozabas mi sufrimiento. No dejabas de mirarme. Había un aire de victoria en aquella sonrisita que se torcía en tu boca como una mueca. Cuando el anciano llego a reprenderle pude darme cuenta de quien se trataba. Era el rubio que no me había quitado los ojos de encima. Aquel que miraba con desprecio al anciano que lo reprendía. Solo quería volver a casa.

¡Me importaba un bledo poseer una inteligencia especial! Quería mi videojuego de vuelta. Llore desconsoladamente vertiendo mis lágrimas pegado a la única ventana de mi habitación. Los sollozos no tenían fin. El vidrio estaba tan empañado con mi aliento que podría haber dibujado en el con mis pequeños dedos. La boca estaba seca y casi no podía respirar. Quería volver. Estaba seguro de que en Wammy’s no había nada para mí y que ese niño rubio no tenia corazón. Los espasmos provocaban dolor y las lágrimas no dejaban de recorrer mi rostro ya hinchado. Las estrellas que se asomaban como pequeños cristales no aportaban ningún consuelo. Así pasaron las horas hasta que el llanto involuntario comenzó a adormecerme.

Me despertó el sonido de la puerta, seguido de una irrupción a mi cuarto sin permiso. No quise voltear a mirar. Pero cuando mis oídos captaron aquel susurro notaron un arrepentimiento sincero escondido tras aquella corta oración. El llanto se detuvo y no pude evitar querer confirmar lo que pasaba. Fue la primera vez que te mire. Ya te había visto pero jamás te había mirado de la manera en la que estaba frente a mí. No solo mire tu persona si no mire mas haya. Con un leve sonrojo en tus mejillas. No quisiste mirarme a los ojos, evadiste los míos a pesar de que estos te buscaron. Estabas parado descalzo en tu holgada ropa oscura con el cabello sedoso cayéndote sobre el rostro, iluminándote como un sol. Fue una corta disculpa que jamás pensé que escucharía. Fue tan corta que involuntariamente se repitió miles de veces en mi cabeza a manera de eco cada vez más débil. Solo permanecí inmóvil sin decir nada. Las palabras habían huido de mi garganta. Estaban atoradas en mi atónito aliento. El silencio se hizo entre nosotros. Hasta que note que algo caía sobre mi cama seguido de una bastante falsa explicación. “Roger me ha obligado...adiós”

Sobre aquella colcha gris, encontré la consola más bonita que alguna vez alguien me hubiese obsequiado. ¡Era una PSP nueva! Eran tan moderna y brillaba sin un solo raspón. En el lugar donde yo había vivido no había dinero suficiente para mantener a todos los niños y solo se nos hacia un regalo grande una vez en nuestras vidas de orfanato. Mi regalo había sido ese viejo gameboy. Los dueños no podían costear algo mejor. Una PSP era un sueño inalcanzable para un niño como yo. Ahora la tenía ahí ante mí. La abracé, en cierta manera bastante enferma pensé como se sentiría un abrazo. Fue tanta la felicidad que me abordo en tan pocos segundos que no pude evitarlo. Mi cuerpo me impulso a hacerlo. Simplemente busco el calor de aquella persona que permanecía frente a mí. En tu fría postura te rodeé con mis brazos. Apreté tu blando cuerpo contra mí. Enterré mi cabeza en tu hombro hasta que nuestros cabellos se mezclaron creando un contraste abrumador. Sentí tu calidez. No recordaba haber sentido tanta calidez alguna vez. En mi espacio personal, solo vivíamos yo y ese gameboy que ya no existía. Era como si se hubiera abierto una puerta y ese niño del que yo no conocía absolutamente nada, hubiera entrado a través de ella a mi espacio y se hubiese adueñado de él. Aquello había sido un gesto que hasta la fecha trae un eco de esa incandescencia. Por primera vez se vislumbro en mi mente la palabra “amigo”. Si mas no lo recuerdo…no era el único que se sentía así. Tu corazón latía tan fuerte como el mío. Eran dos tamborcitos acelerados unísonos.

Entonces sentí un empujón. Un tirón bastante fuerte. Aunque tus ojos eran dos fríos témpanos de hielo perdidos en la inmensidad de un eterno mar azul creí entender. Estaba abrazando al niño rebelde del orfanato. Comprendí que quizá no era el único que no sabía lo que significaba un abrazo y lo incomodo que debía ser para ti. Entonces desperté de mis aletargados pensamientos. Me habías estrellado a la pared de un golpe carraspeando que no te tocara mas, que no me atreviera. Tus ojos estaban bañados en furia. Entonces te marchaste. Pero tu calidez permaneció en mí. A pesar de que el castigo fue duro no quería alejarme de ti. Así fue como conocí a Mello.

Me arrastraste sin pensarlo a un lugar que yo no conocía. A pesar de que en un principio mi presencia te irritaba, te fuiste acostumbrando a mí. Aunque tan solo permanecía a distancia con mis ojos enfundados en unos chistosos googles que tú mismo me habías obsequiado, estaba cerca. Conocí lo que era tener un amigo gracias a ti. Pronto se había echo tan común el tenerme cerca que decidiste dirigirte a mí. Tú tampoco tenías amigos, ni deseabas tenerlos. Peleabas con todos. Renegabas de todo. Eras tú contra el mundo. Tu voz fue un estruendo que me dejo inmovilizado mirándote a los ojos, que poseían una furia llameante. Quemaban como las flamas. Tus labios pronunciaron por primera vez aquel nombre que la institución del señor Wammy me proporcionó. Fue entonces cuando hice mi primer acto de vandalismo.

Tú y tu adicción a los chocolates. Así que esa era la misión. Pero en Wammy’s no estaba permitido comer tanta golosina. Ese día tú deseabas más chocolates de los que tenían permitido comer. Entonces se dirigió a mí para llevar a cabo su plan. Te había mirado horas antes pensante conspirando, murmurando para ti una serie de atentados contra la oficina de Roger. Tu sabias que el anciano no estaría por siempre en ese lugar. Tenias que sacarlo de ahí de alguna manera. Utilizando tus conocimientos creaste un laxante natural que vertiste en el Té de Roger. Solo teníamos que esperar a que el anciano huyera al baño para poder asaltar su oficina y tomar el chocolate. Pero no podías actuar solo. Necesitabas un cómplice. Todos los chicos en Wammy’s te temían. Pero de participar contigo preferían echarte de cabeza y que recibieras un castigo. No había nadie más en quien confiar. Entonces pusiste tus ojos en mí. Quise encontrar aquella expresión que poseyeron el día en que irrumpiste en mi habitación sin éxito alguno. Pero yo sabía que aun estaba ahí. Ese chico que entrecortadamente se acerco a mí y que acepto la calidez de un abrazo.

El plan fue un éxito. Roger no se pudo contener mucho tiempo. Maldiciendo por lo bajo salió de su oficina. Ahí estábamos nosotros esperando. Mello cuidaría la puerta y yo tomaría los chocolates. Mientras tomaba los dulces mire en el escritorio de Roger. Estaban las fotos que nos habían tomado. Quise tomar la tuya para mirarla cuando jalaste de mi sudadera arrastrándome lejos de la oficina con desesperación. No pude más que arrugarla y esconderla en mis bolsillos mientras corríamos sin mirar atrás. Tu risa llenaba cada espacio en mi memoria. Aquella melodía que se formada de ligeros ruiditos provenientes de tu boca. Engulliste los chocolates uno tras otro mientras confiabas en que yo no te miraba. Me habías dejado entrar en tu habitación. Yo no comprendía muy bien el porqué estabas así. Entonces volviste a hablar. Tus blancas mejillas estaban repletas de manchitas café del chocolate oscuro. Quería pedirte un pedazo…pero no me atreví. Solo deje que los murmullos discontinuos soltaran su historia.

Fue la primera vez que supe de Near. Yo con anterioridad había notado una presencia extraña en la casa. Un niño que no hablaba con nadie. Era el niño más extraño que alguna vez hubiera visto. Su cabello era blanco. Era como un anciano atrapado en el cuerpo de un niño. Su cabellera contrastaba con el pálido rosado de su piel. Sus ojos eran inexpresivos. Eran dos tumbas inmóviles centradas en un rompecabezas blanco. El sucesor de L. El niño prodigio de la casa Wammy. El cadáver viviente eternamente encerrado en sí mismo. Que aburrido debía ser ese niño autista. Siempre ignorando la presencia de los demás. Sus facciones de porcelana sin corazón. A pesar de ser tan desvalido como un muñeco de trapo, me hacía sentir cierta rabia. Ese niño te hacia enojar, te hacia infeliz. Yo no lo permitiría tampoco.

Todo era por Near. Near te hacia enfurecer hasta la medula. Esta vez había llegado demasiado lejos. Una vez mas había sacado mejor calificación que tu y le propinaste una santa golpiza que Roger te dejo sin chocolates. Esto ya había sucedido pero ahora era en cada clase que compartían. Near avanzaba y tu por mas que te esmerabas pero no podías superarlo. Encontré angustia en aquellos ojos que no soltaban el chocolate que sostenías con las manos. Lentamente derritiéndose hasta cubrir una parte de la envoltura metálica que se estrujaba entre tus dedos. “Ese maldito me las pagará” El odio volvió a tus palabras. Tu respiración agitada engrandecía tu pecho mientras maldecías al pequeño albino que parecía esculpido de mármol.

“¡Le daré una paliza que jamás olvidara!” En mi mente le vi como un muñeco de porcelana que se rompían en mil pedazos. “Matt tu, vendrás conmigo.” Al asentir con mi pelirroja cabeza firme el pacto de eterna fidelidad hacia el rubio que todo mundo veía con temor excepto yo, porque yo te veía como un amigo. Mi único amigo. Te seguiría hasta el mismísimo infierno si me lo pidieras. Un cosquilleo invadió mi estomago seguido de aquel pensamiento carente de lógica.

Notas finales:

Escuchese Bitter Sweet de Entwine.

You dragged me down into the unknown
Within desire of love you made me sell my soul

Now that you're gone
I fall down with my beliefs
With or without your love
I can't be free

(I fall into my dreams)

Caress my heart and make me whole
'Cause it's the only way to keep my self-control

 

Escuchese I'll follow you into the dark

de Death Cab for Cutie.


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